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Comentario de Juan 7:39 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Juan 7:39 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Esto dijo acerca del Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu, porque Jesús aún no había sido glorificado.

7:39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. — 14:26; 15:26; 16:5-14; Hch 1:4; Hch 1:8; Hch 2:1-4; Hch 2:37-38; Hch 5:32; Rom 8:9, etc. El ver. 39 es la explicación inspirada de los vers. 37, 38. Primero, Cristo murió, fue sepultado, resucitó y ascendió al cielo para ser exaltado y glorificado; entonces envió al Espíritu Santo. «Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís» (Hch 2:33). La promesa del Espíritu Santo se cumplió el día de Pentecostés cuando el poder desde lo alto vino sobre los apóstoles (Hch 2:1-4). Entonces éstos predicaron el evangelio, diciendo a la gente, «Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo… Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch 2:36; Hch 2:38).

Desde luego, esa misma gente que le escuchaba en esa ocasión fue invitada a venir a El. Ellos, al igual que la samaritana, pudieron beber del agua «que yo le daré» para no tener sed jamás. A todo el mundo Cristo ofrece el pan de vida y el agua de vida.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

esto dijo del Espíritu que habían de recibir. Jua 14:16, Jua 14:17, Jua 14:26; Pro 1:23; Isa 12:3; Isa 32:15; Isa 44:3; Joe 2:28; Luc 3:16; Luc 24:49; Hch 1:4-8; Hch 2:4, Hch 2:17, Hch 2:38; Hch 4:31; Rom 8:9; Efe 1:13, Efe 1:14; Efe 4:30.

aún no había venido el Espíritu Santo. Jua 16:7; Sal 68:18; Isa 32:15; Hch 2:17, Hch 2:33; 2Co 3:8.

porque Jesús no había sido aún glorificado. Jua 12:16; Jua 13:31, Jua 13:32; Jua 14:13; Jua 17:5; Hch 3:13.

Verdaderamente éste es el profeta. Jua 7:12; Jua 1:21, Jua 1:25; Jua 6:14; Deu 18:15-18; Mat 16:14; Mat 21:11; Luc 7:16; Hch 3:22, Hch 3:23.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Juan explica que Jesús estaba hablando del Espíritu Santo que iba a satisfacer la sed personal y produciría una fuente perenne para la satisfacción de otros. El Espíritu Santo vendría después de la crucifixión y ascensión de Jesús, quien preparó a sus discípulos para esto en el aposento alto (Jua 14:16-20; Jua 15:26, Jua 15:27; Jua 16:7-15).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

JESÚS NO HABÍA SIDO AÚN GLORIFICADO. Esto se refiere a la gloria de Cristo en la cruz (véase Jua 12:23-24). No se puede recibir la plenitud del Espíritu mientras no se haya resuelto el problema del pecado. Aquí «el Espíritu Santo» se refiere a toda la obra del Espíritu Santo en el creyente, tanto la regeneración (Jua 20:22) como el bautismo en el Espíritu (Hch 2:4).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Esto dijo del Espíritu. El Espíritu Santo es la fuente de vida eterna y espiritual. Vea la nota sobre Jua 16:7.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

7:39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado. — 14:26; 15:26; 16:5-14; Hch 1:4; Hch 1:8; Hch 2:1-4; Hch 2:37-38; Hch 5:32; Rom 8:9, etc. El ver. 39 es la explicación inspirada de los vers. 37, 38. Primero, Cristo murió, fue sepultado, resucitó y ascendió al cielo para ser exaltado y glorificado; entonces envió al Espíritu Santo. «Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís» (Hch 2:33). La promesa del Espíritu Santo se cumplió el día de Pentecostés cuando el poder desde lo alto vino sobre los apóstoles (Hch 2:1-4). Entonces éstos predicaron el evangelio, diciendo a la gente, «Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo… Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch 2:36; Hch 2:38).
Desde luego, esa misma gente que le escuchaba en esa ocasión fue invitada a venir a El. Ellos, al igual que la samaritana, pudieron beber del agua «que yo le daré» para no tener sed jamás. A todo el mundo Cristo ofrece el pan de vida y el agua de vida.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Es una nota de Juan explicando las palabras de Jesús: Esto dijo del Espíritu, «Al decir esto, Jesús estaba hablando del Espíritu de Dios» (TLA). Para mayor claridad se debe indicar específicamente que es Jesús quien está hablando: «Al decir esto, Jesús estaba hablando del Espíritu de Dios» (TLA). Además, es mejor especificar en algunas culturas de qué espíritu Jesús está hablando, para no confundirlo con cualquier espíritu. “Y cuando Jesús estaba proclamando estas cosas hablaba del Espíritu de Dios”.

Que iban a recibir los que creyeron en él. Aquí la idea se aclara al traducir esta oración como una oración adjetiva que explica al Espíritu: “Este es el Espíritu que iban a recibir más tarde los que creyeran en él”, “que recibirían más tarde los creyentes en él” o «Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu» (DHH). La frase “más tarde” no aparece en el original, pero se supone y es de gran ayuda para entender lo que sigue en el versículo.

«Y es que el Espíritu todavía no estaba» (DHH) no está claro en su literalidad. No es la intención de Juan negar la existencia del Espíritu. La idea es que el Espíritu no estaba todavía entre los creyentes. Se necesita en algunos idiomas especificar la presencia del Espíritu para no dar la idea de que el Espíritu no existía antes, como traduce la NRSV: «porque aún no había Espíritu». Mejor traducir “porque Dios no había dado su Espíritu”, “porque no había sido enviado el Espíritu entre los creyentes”, pues aún no había venido el Espíritu Santo o «El Espíritu, en efecto, no se había hecho presente todavía» (BI). Otras versiones usan el verbo “no había sido dado” (BP, CEV, NEB, NVI). Y la razón es que «Jesús aún no había sido glorificado» (DHH). El verbo “glorificar”, que se usa 23 veces en este evangelio, aparece por primera vez aquí. Aunque la última oración está en voz pasiva aludiendo a Dios como el agente de la glorificación de Jesús, es mejor usar la voz activa: “porque Dios no había aún glorificado a Jesús” o “porque el Padre no había dado todo prestigio honroso a Jesús”.

Según Juan, la glorificación de Jesús tiene que ver con su “ascensión” o su “ser levantado” en la cruz, y esta expresión a su vez puede entenderse en Juan como: (1) la crucifixión en gloria, o (2) la ascensión a la gloria del Padre. Aquí se podría aún traducir “Dios no le ha levantado en gloria”. Aún más, “glorificado” puede ser muy abstracto en algunos idiomas. Una equivalencia pudiera ser: “Dios no ha levantado a Jesús con todo esplendor y honor” o “para recibir toda la fama y majestad”.

Reflexión bíblica y pastoral

Ya desde el encuentro con la mujer samaritana habían aparecido los motivos de la sed y de la saciedad de la sed en la narración. En este pasaje está concentrada esta fuerte metáfora, ya que nuevamente está ambientada en una fiesta que tiene su origen en el tiempo de la estancia en el desierto y con referencia indirecta a la sed. La oferta de Jesús es a acudir a él, quien es el que puede calmar la sed de toda persona que reconoce su gran necesidad de lo divino en su vida. Es creyendo en él que puede brotar en la persona creyente esa fuerza refrescante y purificadora que significa sentir el Espíritu de Dios moviéndose en su interior. Y es muy significativo que en la metáfora no se usa un vaso, un cántaro o una fuente, sino “ríos”, que nos despierta imágenes de abundancia, de frescura, de fuerza.

También es importante percatarnos de la dimensión teológica de la afirmación, donde Juan señala en una especie de nota que Jesús se refiere “al Espíritu que habrían de recibir los que creyeran en él” (v. Jua 7:39), como acción futura, ya que para Juan, lo mismo que para Lucas, el Espíritu viene a la Iglesia enviado por Jesús resucitado y exaltado a la diestra de Dios. El camino de Jesús no termina en la cruz sino en la exaltación, y su obra no termina con su muerte, sino que es continuada por el Espíritu. Pidamos a Dios que podamos ser envueltos siempre en esas aguas vivas refrescantes y purificadoras.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 16:7; Jua 20:22; Hch 2:4.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

x 422 Isa 44:3; Joe 2:28; Jua 16:7; Hch 2:17

y 423 Jua 12:16; Jua 13:32; 1Ti 3:16

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

el Espíritu no había sido dado todavía. El Espíritu Santo, por supuesto, estaba presente y activo en el ministerio de Jesús. Pero su glorificación, incluyendo su cruz, resurrección y exaltación a la diestra del Padre, resultaría en el milagroso don del Espíritu Santo a cada creyente, comenzando en Pentecostés (Hch 2:1– 4; cp. Jn 14:16– 17; 15:26; 16:13– 15; Hch 1:8; 4:31).

Fuente: La Biblia de las Américas

39 (1) El Espíritu de Dios existía desde el mismo comienzo ( Gén_1:1-2), pero cuando el Señor dijo esto, el Espíritu todavía no existía como Espíritu de Cristo ( Rom_8:9), como Espíritu de Jesucristo ( Flp_1:19), porque el Señor no había sido aún glorificado. Jesús fue glorificado cuando resucitó ( Luc_24:26). Después de la resurrección de Jesús, el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu del Jesucristo encarnado, crucificado y resucitado, quien fue impartido en los discípulos cuando Cristo sopló en ellos la noche del día que resucitó (20:22). Ahora el Espíritu es el «otro Consolador», el Espíritu de realidad que Cristo prometió antes de morir (14:16-17). Cuando el Espíritu era el Espíritu de Dios, solamente tenía el elemento divino. Después de llegar a ser el Espíritu de Jesucristo, mediante la encarnación, la crucifixión y la resurrección, el Espíritu tenía tanto el elemento divino como el elemento humano, con toda la esencia y la realidad de la encarnación, la crucifixión y la resurrección de Cristo. Por lo tanto, ahora El es el Espíritu todo-inclusivo de Jesucristo como el agua viva para que nosotros le recibamos (vs. 38-39).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

no había venido. O, no había sido dado. Lit., no había Espíritu. Aunque el Espíritu había estado activo en el mundo desde el principio (Gén 1:2), la época del Espíritu, en la cuál Él había de habitar dentro del pueblo de Dios, dándoles poder y energía, no había de comenzar hasta el día de Pentecostés (cp. Jua 14:26; Jua 15:26; Jua 16:7).

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Espíritu… TR añade Santo.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R859 El tiempo aoristo en πιστεύσαντες tiene un sentido que hace constar la acción como si hubiera ocurrido en un punto determinado del tiempo.

B73 El imperfecto de μέλλω con un infinitivo indica que, en un tiempo pasado, una acción estuvo a punto de ocurrir: habían de recibir (comp. Jua 6:71).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Otros mss. dicen: porque todavía no se había dado el Espíritu Santo

Fuente: La Biblia de las Américas

El TR añade Santo.

Fuente: La Biblia Textual III Edición