Comentario de Juan 7:40 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces, cuando algunos de la multitud oyeron estas palabras, decían: “¡Verdaderamente, éste es el profeta!”
7:40 — 43 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras (7:16sig; 7:28sig; 7:33sig) , decían: Verdaderamente éste es el profeta. (1:15; Deu 18:15, el profeta anunciado por Moisés (el Mesías). Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? (1:46). ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo? (Por haber sido criado en Nazaret parece que la gente suponía que El había nacido allí. Si ni siquiera sabían que Jesús nació en Belén ¿sabrían en verdad de dónde venía? 7:27. La «investigación» que mucha gente hace de la Biblia es muy superficial. El Libro de Mormón dice que Jesús nació en Jerusalén). Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. (Cristo es el Príncipe de paz para los que le obedecen, pero véase Mat 10:34-37).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Moisés predijo que el profeta vendría del linaje de David (Deu 18:15, Deu 18:18; 2Sa 7:14-16). Estas personas sabían que el Mesías iba a venir de Belén (Miq 5:2). Sin embargo, no sabían que Jesús había nacido allí, pensaban que era de Galilea (v. Jua 7:41; Mat 16:13, Mat 16:14). Conocían las Escrituras, pero no se tomaron el tiempo para conocer al Mesías (Jua 5:39).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
7:40 – 43 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras (7:16sig; 7:28sig; 7:33sig) , decían: Verdaderamente éste es el profeta. (1:15; Deu 18:15, el profeta anunciado por Moisés (el Mesías). Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? (1:46). ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo? (Por haber sido criado en Nazaret parece que la gente suponía que El había nacido allí. Si ni siquiera sabían que Jesús nació en Belén ¿sabrían en verdad de dónde venía? 7:27. La «investigación» que mucha gente hace de la Biblia es muy superficial. El Libro de Mormón dice que Jesús nació en Jerusalén). Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. (Cristo es el Príncipe de paz para los que le obedecen, pero véase Mat 10:34-37).
Fuente: Notas Reeves-Partain
b. División entre el pueblo (vv. Jua 7:40-44)
Análisis de discurso
Estos versículos retoman nuevamente la reacción de la multitud ante las palabras de Jesús. En esta sección se distinguen tres grupos. Mientras algunos pensaban que Jesús era el profeta prometido, como en Jua 6:14, otros estaban convencidos de que él era el Mesías, como en Jua 7:26, Jua 7:31, mientras que para otros más no podía ser el Mesías, porque el Mesías debía venir de Belén, y ellos estaban seguros que Jesús no venía de este pueblo. Este argumento en cuanto a la mesianidad de Jesús dividió a la multitud y algunos querían que él fuera arrestado. Tal parece que se vuelve al mismo tema: el origen galileo de Jesús. Al evangelista le interesa, por un lado, el origen profético de Jesús y, por otro, indicar cómo la palabra revelada en Jesús es causa de división entre sus oyentes.
TÍTULO: Las versiones señalan la polémica y las divisiones entre la gente en torno a Jesús: División entre la gente (RV60, RV95, DHH), ¿Realmente quién es Jesús? (TLA), Nuevas discusiones sobre el origen de Cristo (BJ). Otra posibilidad es Controversia en torno a Jesús.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Entonces algunos de la multitud. El sujeto se debe clarificar en la traducción para que no se entienda como si toda la multitud estuviese hablando al mismo tiempo: “Algunas personas entre la multitud al escuchar estas palabras decían”, «Cuando algunos de los que estaban allí oyeron esto» (TLA), «Había algunos entre la gente que cuando oyeron estas palabras dijeron» (DHH). La relación de tiempo entre los eventos de oír y decir se indican también así: “Después de oír estas palabras, algunas personas en la multitud comenzaron a decir” o “Después de escuchar lo que Jesús dijo, algunas personas entre la multitud reaccionaron así”.
Verdaderamente este es el profeta, “Este hombre en realidad es el profeta”. En algunas culturas habrá que aclarar la figura del profeta que en la cultura judía se espera para el final de los tiempos: “el profeta que ha de venir”, como en Jua 6:14 o “el profeta esperado”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
— el profeta esperado: Ver segunda nota a Jua 1:21.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
z 424 Deu 18:18; Jua 1:21; Jua 6:14; Hch 3:22
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
En estos versículos se nos enseña, en primer lugar, cuan inútiles son los conocimientos en materias religiosas que no van acompañados de la posesión de la gracia divina. Algunos de los oyentes de nuestro Señor sabían bien en dónde había de nacer el Cristo, y se referían á las Escrituras como si su contenido les fuera bien conocido. Y sin embargo, su entendimiento se encontraba de tal manera oscurecido, que su propio Mesías estaba delante de ellos, y ni lo recibieron, ni creyeron en él, ni le obedecieron.
Los conocimientos en materias religiosas son, sin duda, de la mayor importancia. La ignorancia no es, en manera alguna, la madre de la verdadera devoción, y no conduce á nadie al cielo. Un Dios desconocido no puede ser jamás objeto de un culto racional. Bueno seria, á la verdad, que los cristianos tuvieran un conocimiento tan profundo de las Escrituras como el que, según parece tenían los judíos cuando nuestro Señor estuvo en la tierra.
Mas debemos cuidar de no estimar dichos conocimientos en más de lo que realmente valen. No es suficiente que conozcamos los hechos históricos y las doctrinas de nuestra fe, si unos y otras no ejercen un influjo benéfico sobre nuestro corazón y nuestra conducta. Los demonios mismos conocen el credo, y “creen y tiemblan,” pero permanecen tan males como siempre. Jam 2:19. Es del todo posible conocer bien la letra de la Escritura, y saber citar textos con oportunidad, y razonar acerca de las doctrinas del Cristianismo, y al propio tiempo permanecer sumergido en el pecado. Como á muchos hombres de la generación á la cual predicó nuestro Señor, puede sucedemos á nosotros que, a pesar de saber la Biblia, continuemos siendo tan desleales y tan impenitentes como antes.
No olvidemos que lo que es indispensable es un conocimiento acompañado de la contrición y el amor, los cuales tienen sus raíces en el corazón. Ese conocimiento no puede ser comunicado por ninguna escuela ó universidad, porque es un don de Dios. Descubrir y deplorar la llaga de nuestros corazones, y aborrecer el pecado; conocer experimentalmente el trono de la gracia y la fuente de la sangre de Cristo; postrarnos diariamente ante Jesús y recordar el ejemplo que nos dejó-he aquí lo que debemos hacer si queremos ser sabios en el sentido más elevado de la palabra.
En estos versículos se nos deja comprender, en seguida, cuan elevadas debieron de haber sido las prendas de nuestro Señor como maestro de religión. Se nos dice que aun los esbirros de los sumos sacerdotes, que recibieron órdenes de aprehenderlo, se asombraron y maravillaron. No puede decirse que ellos estuvieran preocupados á favor suyo, y sin embargo, sabemos que se expresaron en estoa términos: “Nunca así ha hablado hombre, como esté hombre habla.”
En cuanto á la manera como nuestro Señor pronunció sus discursos, es desde luego notorio que muy poco puede saberse. La acción, la voz, la elocución han de ser vistas y oídas para que su mérito pueda ser apreciado. Que los ademanes de nuestro Señor eran singularmente arrebatadores, majestuosos é imponentes no hay que dudarlo. Que en ellos se distinguía de los otros maestros de los judíos es también probable, pues en otro pasaje se nos dice: “Porque los enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.” Mat 7:29.
En cuanto á la materia de los discursos de nuestro Señor, observaremos que de ella podremos formarnos alguna idea por los que nos han sido trasmitidos en los Evangelios. Su mérito es evidente, palpable. Desde que el don de la palabra fue concedido al hombre, el mundo no ha visto nada que pueda comparárseles. Frecuentemente se encuentran en ellos verdades profundas que no alcanzamos á sondear; más frecuentemente se encuentran preceptos claros y sencillos que hasta un niño puede entender. En su oposición á los pecados nacionales y eclesiásticos son francos y enérgicos, y sin embargo con gran prudencia y discreción ha evitado que sus términos hieran las susceptibilidades innecesariamente. En sus amonestaciones son escrupulosos y terminantes, y en sus excitaciones tiernas y amorosas. Por cuanto combinan pues, la energía con la sencillez, el brío con la prudencia, la escrupulosidad con la ternura, podemos á la verdad decir: “Nunca así ha hablado hombre, como este hombre habla.”
En estos versículos se nos enseña, por último, cuan lenta y gradualmente obra la gracia en algunos corazones. Nicodemo pidió la palabra en el consejo de los judíos y alegó en términos comedidos que nuestro Señor merecía ser tratado con justicia.
Ese fue el mismo Nicodemo que, diez y ocho meses antes, había ocurrido á nuestro Señor por la noche en calidad de ignorante pecador que buscaba la verdad. El entonces sabia muy poco acerca de la verdadera religión, y no se atrevía á ir á ver á Jesús á la luz del día. Empero, pasados diez y ocho meses, ya ha avanzado algo y ya se atreve á hablar á favor de nuestro Señor. Es cierto que lo que dijo fue poco, pero peor habría sido que no hubiera dicho nada; y pronto se habría de llegar el día en que hiciese algo más: el iba á ayudar á José de Arimatea á hacer las honras al cadáver de nuestro Señor, cuando aun sus escogidos apóstoles le hubiesen abandonado y hubiesen huido.
La historia de Nicodemo contiene mucho que es instructivo. Enséñanos que el Espíritu Santo obra de diversas maneras: todos los cristianos son conducidos hacia el mismo Salvador, pero no todos son conducidos precisamente de la misma manera. Enséñanos también que el Espíritu no obra con la misma rapidez en todos los corazones. En algunos casos puede suceder que obre muy paulatinamente, mas no por eso deja la operación de ser real y verdadera.
¿Poseemos la gracia en nuestros corazones? Esta es la cuestión que más nos interesa. Acaso sea poca; pero ¿tenemos alguna? Acaso crezca lentamente como sucedió con Nicodemo; pero ¿crece algo? Más vale un poco de gracia que ninguna.
Fuente: Los Evangelios Explicados
M72 La preposición que se usa en ἐκ τοῦ ὄχλου tiene un sentido partitivo: algunos de la multitud (el apóstol Juan usa frecuentemente el partitivo ἐκ, cuando desea expresar la identificación más cercana [comp. Jua 15:19] -TGr6).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
§ Ver Jua 6:14.