Comentario de Juan 8:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Luego Jesús les dijo otra vez: —Yo me voy, y me buscaréis; pero en vuestro pecado moriréis. A donde yo voy, vosotros no podéis ir.

8:21 Otra vez (7:34) les dijo Jesús: Yo me voy (Hch 1:9-11) y me buscaréis, — Después de morir y resucitar ascendería al Padre. (Se puede agregar que durante la Gran Tribulación buscaban a Cristo (Mat 24:23-26), pero buscaban un Mesías político.) Jesús dijo a Pedro, «A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después» (13:33-36). Véase también 14:1-3; 17:24.

— pero en vuestro pecado moriréis; — Eze 3:18; Eze 18:18. «Buscad y hallaréis» (Mat 7:11), pero le buscaron demasiado tarde (Isa 55:6, «Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano»).

— a donde yo voy, vosotros no podéis venir. — 2Ts 1:6-10; 1Pe 4:17-18; Apo 14:13. Los pecados separan de Dios (Isa 59:1-2; Efe 2:12; Col 1:21; 1Jn 1:5-7). La única manera de acercarnos a Dios es a través de Cristo (14:6; Heb 10:19-22).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Yo me voy, y me buscaréis. Jua 7:34; Jua 12:33, Jua 12:35; 1Re 18:10; 2Re 2:16, 2Re 2:17; Mat 23:39; Mat 24:23, Mat 24:24.

en vuestro pecado moriréis. Jua 8:24; Job 20:11; Sal 73:18-20; Pro 11:7; Pro 14:32; Isa 65:20; Eze 3:18, Eze 3:19; Luc 16:22-26; 1Co 15:17, 1Co 15:18; Efe 2:1.

a donde yo voy, vosotros no podéis venir. Jua 7:34; Jua 13:33; Mat 25:41, Mat 25:46.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

se matará a sí mismo: La creencia posterior judía ubicó el suicidio en el mismo nivel que el asesinato.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Jesús repitió su mensaje de Jua 7:33-34 pero en un tono más imponente acerca de las consecuencias de rechazarlo. Yo me voy. Se refería a su muerte, resurrección y ascensión inminentes.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Jesús reveló las consecuencias de rechazarlo como Mesías e Hijo de Dios, es decir, la muerte espiritual (v. Jua 8:24; cp. Heb 10:26-31). Estos versículos muestran cuatro características de una persona que morirá en sus pecados y experimentará así la muerte espiritual: 1) apelar a la propia justicia (vv. Jua 8:20-22), 2) estar apegado a las cosas terrenales (vv. Jua 8:23-24), 3) ser incrédulo (v. Jua 8:24), y 4) obstinarse en la ignorancia (vv. Jua 8:25-29). Los judíos que rechazaron a Jesús cumplían con todas las anteriores características.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:21 Otra vez (7:34) les dijo Jesús: Yo me voy (Hch 1:9-11) y me buscaréis, — Después de morir y resucitar ascendería al Padre. (Se puede agregar que durante la Gran Tribulación buscaban a Cristo (Mat 24:23-26), pero buscaban un Mesías político.) Jesús dijo a Pedro, «A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después» (13:33-36). Véase también 14:1-3; 17:24.
— pero en vuestro pecado moriréis; — Eze 3:18; Eze 18:18. «Buscad y hallaréis» (Mat 7:11), pero le buscaron demasiado tarde (Isa 55:6, «Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano»).
— a donde yo voy, vosotros no podéis venir. — 2Ts 1:6-10; 1Pe 4:17-18; Apo 14:13. Los pecados separan de Dios (Isa 59:1-2; Efe 2:12; Col 1:21; 1Jn 1:5-7). La única manera de acercarnos a Dios es a través de Cristo (14:6; Heb 10:19-22).

Fuente: Notas Reeves-Partain

FATAL INCOMPRENSIÓN

Juan 8:21-30

Entonces les dijo Jesús otra vez:

-Yo me voy, y Me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado. Adonde Yo voy vosotros no podéis venir.

A eso decían los judíos:

-¡No irá a cometer suicidio, y por eso dice: » Adon

de Yo voy vosotros no podéis venir»!

-Vosotros sois de abajo -les dijo Jesús-, pero Yo soy de arriba. Vosotros pertenecéis a este mundo, pero Yo no. Os he dicho que moriréis en vuestros pecados porque, si no queréis creer que Yo soy el Que soy, moriréis en vuestros pecados.
-¿Y quién eres Tú? -Le preguntaron; y ÉL respondió:
-Lo que os estoy diciendo no es más que el principio. Todavía tengo muchas cosas que decir de vosotros, y muchos juicios que hacer de vosotros; pero el Que Me envió es verdadero, y Yo digo en el mundo lo que he oído de Él.
Ellos no se enteraban de que les estaba hablando del Padre. Así que Jesús les dijo:
-Cuando levantéis al Hijo del Hombre, entonces sabréis que Yo soy el Que soy, y que no hago nada por mi propia cuenta, sino que hablo estas cosas como el Padre Me ha enseñado. El Que Me envió está conmigo. No Me ha dejado solo, porque Yo hago siempre lo que a Él Le parece bien.

Cuando decía estas cosas, muchos creyeron en Él.

Este es uno de los pasajes de discusión y debate que son característicos del Cuarto Evangelio y tan difíciles de dilucidar. Aquí hay varias tramas de razonamiento que se entrelazan.
Jesús empieza diciéndoles a Sus oponentes que Él se marcha; y que, cuando se haya ido, se darán cuenta de lo que se han perdido, y Le buscarán, pero será en vano. Esta es una nota verdaderamente profética. Nos recuerda tres cosas. (i) Hay ciertas oportunidades que se presentan una sola vez, y que no se repiten. A todas las personas se les presenta la oportunidad de aceptar a Jesucristo como Salvador y Señor; pero es posible que la rechacen y la pierdan, y no vuelva a presentárseles. (ii) Está implícita en este razonamiento la verdad de que la vida y el tiempo son limitados. Tenemos un espacio de tiempo en el que tenemos que hacer nuestra decisión por Cristo. El tiempo de que disponemos es limitado, y ninguno sabemos cuál es nuestro límite. Por tanto, todas las razones están a favor de que hagamos la decisión ahora. (iii) Precisamente porque hay oportunidad en la vida, hay también juicio. Cuanto mayor sea la oportunidad, y más claramente se nos presente, mayor será el juicio por rechazarla o perderla. Este pasaje nos pone cara a cara con la gloria de la oportunidad, y el tiempo limitado de que disponemos para aprovecharla.
Cuando Jesús habló de marcharse, estaba hablando de Su vuelta a Su Padre y a Su gloria. Allí era precisamente adonde Sus oponentes no Le podrían seguir; porque, por su continua desobediencia y por rehusar aceptarle, se habían excluido a sí mismos de Dios. Sus oponentes recibieron Sus palabras con un gesto burlón de humor negro. Jesús dijo que no Le podrían seguir adonde Él iba, y ellos sugirieron que a lo mejor era porque iba a cometer suicidio. La punta de su observación era que, según el pensamiento judío, lo más profundo del infierno estaba reservado para los que se quitaban la vida. Con una cierta blasfemia macabra, decían: «Puede que vaya a quitarse la vida; puede que Se vaya a lo más profundo del infierno; está claro que no podremos ni querremos seguirle allí.»
Jesús dijo que, si seguían rechazándole, morirían en sus pecados. Esa es una frase profética (Cp. Ez 3:18 ; Ez 18:18 ). Esto implica dos cosas. (i) La palabra para pecado es hamartía, que etimológicamente pertenecía al lenguaje de la caza y quería decir literalmente errar el tiro, no dar en el blanco. La persona que se niega a aceptar a Jesús como Salvador y Señor ha errado el blanco en la vida, muere con una vida frustrada y, por tanto, muere incapacitada para entrar en una vida superior con Dios. (ii) La esencia del pecado es que nos separa de Dios. Cuando Adán, en la vieja historia, cometió el primer pecado, su primer impulso fue esconderse de Dios (Ge 3:8-10 ). La persona que muere en pecado muere en enemistad con Dios; la que acepta a Cristo empieza a andar con Dios, y la muerte simplemente le abre la puerta para un caminar más cerca de Dios. Rechazar a Cristo es ser un extraño para Dios; aceptarle es llegar a ser amigo de Dios; y en esa amistad se destierra para siempre el miedo a la muerte.

FATAL INCOMPRENSIÓN

Juan 8:21-30 (continuación)

Jesús va a trazar una serie de contrastes. Sus oponentes pertenecen a la Tierra, y Él, al Cielo; ellos son del mundo, y El no es del mundo.
Juan menciona a menudo el mundo. La palabra en griego es kosmos. Juan la usa de una manera que le es peculiar.

(i) El kosmos es lo contrario del Cielo. Jesús vino del Cielo al mundo (Jn 1:9 ). Fue enviado por Dios al mundo (Jn 3:17 ). Él no es del mundo; Sus oponentes sí lo son (Jn 8:23 ). El kosmos es la vida cambiante y pasajera que vivimos ahora; es todo lo que es humano, en oposición a lo divino.

(ii) Sin embargo, el kosmos no está separado de Dios. Lo primero y principal es que es creación de Dios (Jn 1:10 ). Fue por la Palabra de Dios por Quien fue hecho el mundo. Aunque son distintos, no hay una sima infranqueable entre el Cielo y el mundo.

(iii) Más que eso: el kosmos es el objeto del amor de Dios. De tal manera ha amado Dios al mundo que ha enviado a Su Hijo Jn 3:16 ). Por muy diferente que sea de todo lo que es divino, Dios no lo ha abandonado nunca; es el objeto de Su amor y el destinatario de Su más precioso regalo.

(iv) Pero, al mismo tiempo, hay algo que no es como es debido en el kosmos. Padece ceguera: cuando vino el Creador al mundo, el mundo no Le reconoció (Jn 1:10 ). El mundo no puede recibir al Espíritu de la verdad (Jn 14:17 ). El mundo no conoce a Dios (Jn 17:25 ). Hay, además, una hostilidad hacia Dios y Su pueblo en el kosmos. El mundo odia a Cristo y a Sus seguidores (Jn 15:18-19 ). De su hostilidad, los seguidores de Cristo no pueden esperar más que problemas y tribulaciones Jn 16:33 ).

(v) Aquí tenemos una extraña sucesión de Hechos: el mundo está apartado de Dios; sin embargo, no hay entre él y Dios una sima que no se pueda salvar; Dios ha creado el mundo; Dios lo ama; Dios le ha enviado a Su Hijo; y, sin embargo, aún hay ceguera y hostilidad en el mundo hacia Dios.
Sólo puede haber una conclusión posible. G. K. Chesterton dijo una vez que no hay más que una cosa segura acerca de la humanidad: que no es lo que estaba previsto que fuera. Sólo hay una cosa clara acerca del mundo, y es que no es como estaba previsto. Algo se ha estropeado, y es el pecado. Eso es lo que separa de Dios a la humanidad, y lo que la ciega a Dios; es el pecado lo que es fundamentalmente hostil a Dios.
A este mundo que se ha descarriado ha venido Cristo a ofrecerle el remedio. Trae perdón, limpieza y fuerza y gracia para vivir como es debido y para hacer el mundo como debe ser. Pero una persona puede rechazar una cura. El médico puede que le diga al paciente que hay un tratamiento que le puede devolver la salud; puede que le diga que, de hecho, si no acepta el tratamiento, la muerte es inevitable. Eso es precisamente lo que está diciendo Jesús: «Si no queréis creer que Yo soy el Que soy, moriréis en vuestros pecados.»
El mundo se encuentra en una situación que no es como es debido. Está a la vista. La única manera de curar al alma individual y al mundo es reconocer a Jesucristo como el Hijo de Dios, obedecer Su perfecta sabiduría y aceptarle como Salvador y Señor personal.
Sabemos perfectamente cuál es la enfermedad que aqueja y destruye al mundo, y la cura eficaz que se nos ofrece. Nosotros seremos los únicos responsables si nos negamos a aceptarla.

TRÁGICA INCOMPRENSIÓN

Juan 8:21-30 (conclusión)

El versículo más difícil de traducir de todo el Nuevo Testamento es Jn 8:25 . No se puede estar seguro del todo de lo que quiere decir el original. Puede ser: «Lo que os he dicho desde el principio» (Reina-Valera y otras; la Biblia del Oso pone en una nota marginal: «Desde el principio de Su predicación declaró ser el Cristo, Vida, Luz, etc.»). Otras traducciones sugieren: «Primariamente, esencialmente, soy lo que os estoy diciendo.» «El Principio, el mismo que os hablo» (Scío). «¿Cómo es que os estoy hablando de ninguna manera?» (Moffatt). «Pues ni más ni menos, eso mismo que os vengo diciendo» (Bover-Cantera, véase su nota). «Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo» (Nueva Biblia Española). En nuestra traducción se sugiere que puede querer decir: «Todo lo que os estoy diciendo ahora no es más que el principio.» Si lo tomamos así, el pasaje sigue diciendo que la humanidad comprenderá el verdadero significado de Cristo de tres maneras.

(i) Lo verá en la Cruz. Es cuando Cristo es levantado cuando realmente vemos lo Que es. Es ahí donde vemos de veras el amor que no abandona nunca y que ama hasta el %n.
(ii) Lo verá en el Juicio. De momento podría parecer el Carpintero de Nazaret, un fuera de la ley; pero llegará el día cuando el mundo Le verá como Juez, y sabrá Quién es.
(iii) Cuando eso suceda verán en Él la encarnación de la voluntad de Dios. «Yo hago siempre lo que a Él Le parece bien,» dijo Jesús. Otras personas, por muy buenas que sean, son intermitentes en su obediencia. La obediencia de Jesús es constante, perfecta y completa. Llegará el día cuando la humanidad verá en Él la misma Mente de Dios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

3. Segundo diálogo: Jesús no es de este mundo (Jua 8:21-30)

Análisis de discurso

La sección presenta tres temas bien entrelazados que se dividen en vv. Jua 8:21-23; vv. Jua 8:24-26 y vv. Jua 8:28-29, mientras que el v. Jua 8:30 es la conclusión.

El v. Jua 8:21 comienza con una nota editorial como en el v. Jua 8:12 : “De nuevo les dijo”. Estructuralmente se parece a Jua 7:34, sólo que en vuestro pecado moriréis, una expresión legal del Antiguo Testamento (cf. Deu 24:16; Eze 3:19; Eze 18:24, Eze 18:26), reemplaza al “y no me encontrarán” de Jua 7:34. Como en el cap. Jua 7:1-53, aquí también los judíos interpretan mal las palabras de Jesús, o no lo entienden (v. 22). En los vv. Jua 8:23-24 Jesús refuerza la idea de conocer de dónde viene y de creer quién es él, pero los judíos no entienden que él está hablando del Padre. En el v. Jua 8:28 Jesús indica que su regreso al Padre por la vía de la cruz mostrará al mundo quién es él en realidad y que él les enseñó lo que en verdad recibió del Padre. Termina la sección reafirmando que el Padre está siempre con él, porque él hace lo que agrada al Padre (v. Jua 8:29), y como resultado muchos de sus oyentes creen en él (v. Jua 8:30).

TÍTULO: Esta sección es algo más compleja de titular. Algunas versiones recurren a una de las afirmaciones del pasaje: A donde yo voy, vosotros no podéis venir (RV60, RV95, DHH). Otras presentan un título algo abstracto: Los jefes judíos y Jesús (TLA), Origen y destino de Jesús (BA), El pecado de los dirigentes: pertenecer a aquel orden (NBE). Una opción con carácter de recapitulación puede ser adecuada: Jesús continúa profundizando su mensaje.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Como este versículo inicia una nueva sección, aunque el griego usa el pronombre “él”, las versiones por lo general optan por el nombre “Jesús”. El Yo me voy está en tiempo presente con sentido de futuro. En la expresión en vuestro pecado moriréis “pecado” está en singular mientras que en el v. Jua 8:24 en plural. Es mejor conservar el singular como pecado en sentido absoluto. Una equivalencia sería “morirán si continúan esa vida de pecado”, “morirán por su maldad”, «morirán sin que Dios les perdone sus pecados» (TLA). Yo voy es igual que en Jua 7:33 y tiene en Juan la connotación de la muerte de Jesús, a través de la cual él regresa al Padre.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jua 7:34; Jua 7:36; Jua 13:33.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

ñ 451 Jua 7:34; Jua 13:33

o 452 Jua 8:24

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Yo me voy. Jesús hace aquí referencia a su muerte y subsecuente ascensión al Padre (cp. 7:33).

Fuente: La Biblia de las Américas

Este pasaje contiene muchas verdades profundas, tan profundas que no podemos sondearlas. Al leerlo debiéramos recordar aquellas palabras del Salmista: “Muy profundos son tus pensamientos.” Pero en los primeros versículos contiene también otras que son claras y sencillas. Es de éstas que proponemos ocuparnos.
Se nos enseña, en primer lugar, que puede acontecer que se busque á Cristo en vano. Nuestro Señor dijo á los judíos incrédulos: “ Me buscareis y en vuestro pecado moriréis.” Con estas palabras quiso decir que los judíos lo buscarían algún día en vano.
Que un Salvador como Jesús, tan amoroso y tan deseoso de salvar, sea alguna vez buscado en vano, es una idea que causa dolor. Y sin embargo esa es la realidad. Se puede abrigar sentimientos religiosos acerca de Cristo, y no obstante no poseer la religión que salva. Una enfermedad, un duelo repentino, el temor de la muerte, la falta de anteriores comodidades-todo esto puede despertar en un hombre mucha religiosidad. Conmovido por esas desgracias tal vez hinque la rodilla y ore con fervor; tal vez manifieste fuertes emociones espirituales y profese por algunos días servir -á Cristo y cambiar de vida. Y, a pesar de todo, quizá no experimente una verdadera contrición. Si las circunstancias que han influido en su ánimo desaparecen, es posible que vuelva á llevar la misma vida de antes. Es que buscó á Cristo en vano, porque lo buscó por ilícitos motivos, y no de todo corazón.
Desgraciadamente esto no es todo. Puede acontecer también que se rechace tan repetidas veces la luz del Espíritu, el conocimiento de todo lo que concierne á la vida futura, que después, cuando se busque á Cristo, sea en vano. Tanto la Escritura como la experiencia nos enseñan que sucede a veces que los hombres rechazan tantas veces á Dios que Dios al fin los desecha. Con tanta obstinación se empeñan en mantener latentes sus convicciones y en apagar la luz de la conciencia, que Dios al fin se aira y los abandona á sí mismos. No es sin objeto que han sido escritas las siguientes palabras: “Entonces me llamarán y no responderé: buscarme han de mañana y no me hallarán: por cuanto aborrecieron la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová.” Pro 1:28-29. El único medio seguro es buscar á Cristo cuando se le puede hallar, y eso con sinceridad y de todo corazón.
También se nos enseña cuan grande es la diferencia que existe entre Jesucristo y los impíos. Nuestro Señor dijo á los judíos incrédulos: “Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba: vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.”
No hay duda que estas palabras se refieren de una manera especial á nuestro Señor Jesucristo. En el sentido más elevado y literal no ha habido sino un Ser que haya podido decir con verdad: “Yo soy de arriba-yo no soy de este mundo.” Ese Ser es el Hijo de Dios.
Pero hay otro sentido según el cual pueden aplicarse estas palabras á todos los miembros de la iglesia cristiana. Comparados con la multitud indiferente que los rodea, son “de arriba,” á semejanza de su Maestro, y no de “este mundo.” Los impíos fijan sus pensamientos en las cosas de abajo; el verdadero cristiano cifra sus afectos en las cosas de arriba. Los impíos se ocupan exclusivamente de las cosas de este mundo, de sus quehaceres, ventajas y placeres. El verdadero cristiano, aunque está en el mundo, no pertenece á él: y espera gozar de su mayor felicidad más allá de la tumba.
Bueno es que el verdadero discípulo de Jesucristo tenga presente esa línea divisoria. Si desea el bien de su alma y anhela servir á Dios, tiene que resignarse á estar separado de gran número de sus semejantes por una valla intransitable. Tal vez no le agrade parecer diferente de los demás; pero esa es una consecuencia necesaria de la gracia que reina en su corazón. Acaso se haga objeto del odio, del ridículo y de la calumnia; mas ese fue el cáliz que apuró su Maestro y del cual él advirtió y sus discípulos que tendrían que tomar. “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo que es suyo; mas porque no sois del mundo, sino que yo os elegí del mundo, por eso os aborrece el mundo.” Joh 15:19.
Se nos enseña, últimamente, o qué fin tan terrible arrastra la incredulidad al hombre. Nuestro Señor dijo á sus enemigos: “ Si no creyereis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.”
¿Quién fue el que pronunció esas palabras? ¿Quién fue el que dijo que ciertos hombres “morirían en sus pecados,” es decir, morirían sin ser perdonados, sin estar preparados para comparecer ante Dios? El que dijo eso no fue otro que el Salvador del género humano, el que entregó su vida por sus ovejas-el amoroso, benigno, misericordioso y compasivo Protector de los pecadores. Es este un hecho que no debe pasarse por alto.
Incurren en un error los que imaginan que es propio solo de gente brusca y malévola hablar del infierno y de las penas futuras. ¿Cómo pueden tales personas desentenderse del versículo de que nos ocupamos? ¿Cómo explican muchas expresiones análogas que empleó nuestro Señor, y especialmente tales pasajes como aquel en el cual alude al “gusano que no muere, y al fuego que nunca se apaga.”? Mar 9:46. No pueden contestar estas preguntas. Extraviados por una caridad mal entendida y una dulzura exagerada, condenan las enseñanzas claras de la Escritura, pretendiendo poseer conocimientos superiores á los revelados en ese libro.
En conclusión, no olvidemos que la incredulidad es el pecado particular que causa la pérdida eterna de las almas. Si los judíos hubieran creído en nuestro Señor, toda blasfemia y todo pecado les habrían sido perdonados. Pero la incredulidad cierra la puerta de la misericordia y disipa toda esperanza. Unas de las palabras de más terrible solemnidad que jamás pronunciara nuestro Señor fueron éstas: “El que no creyere será condenado.” Mar 16:16.

Fuente: Los Evangelios Explicados