Por tanto, Jesús decía a los judíos que habían creído en él: —Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, — 14:21; 1Jn 2:4; 1Jn 3:24; 2Jn 1:6. La Palabra de Dios es alimento que tenemos que seguir recibiendo mediante la constante lectura y meditación. Hay libros que son para leer una sola vez, pero la Biblia no es de esa clase de libros. «Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan» (Luc 8:13). — seréis verdaderamente mis discípulos; — El creer de algunos (2:23; 8:30) tenía que ser probado. ¿Cómo se puede saber si la fe es una mera profesión o si es genuina y salvadora? El verdadero discipulado requiere que permanezcamos en su palabra (su doctrina). El término permanecer es una palabra clave en los escritos de John: 15:1-8; 1Jn 2:24; 1Jn 2:28; 1Jn 3:24; 1Jn 4:16; no indica simplemente una profesión de fe y los otros actos iniciales de obediencia, sino una vida entregada al Señor. Frecuentemente hablamos del plan de salvación (oír, creer, arrepentirse, confesar que Cristo es el Hijo de Dios, y bautizarse) pero es urgente que siempre enfaticemos la importancia de permanecer en su palabra. Dice Hch 2:42 que los nuevos conversos perseveraban en la doctrina de los apóstoles. Dice Pablo, «arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias» (Col 2:7). «Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma» (Heb 10:39).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Si vosotros permaneciereis en mi palabra. Jua 6:66-71; Jua 15:4-9; 1Sa 12:14; Mat 24:13; Hch 13:43; Hch 14:22; Hch 26:22; Rom 2:7; Rom 11:22; Col 1:23; 1Ti 2:15; 1Ti 4:16; 2Ti 3:14; Heb 3:14; Heb 8:9; Heb 10:38, Heb 10:39; Stg 1:25; 1Jn 2:19, 1Jn 2:24.
seréis verdaderamente mis discípulos. Jua 8:36; Jua 1:47; Jua 6:55; Jua 15:8; 1Ti 5:3-5.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
creído (Gr. pisteuô) en él: Algunos razonan que estos creyentes no eran genuinos. Para apoyar su pretensión señalan al hecho que «creer» no va seguido por la preposición «en» en el griego. Así, al menos en este pasaje, no hay diferencia entre «creer en él» (v. Jua 8:30) y «creerle» (v. Jua 8:31) según el texto griego. Sin embargo, Jesús habla con quienes han confiado genuinamente en Él por vida eterna.
permaneciereis significa mantenerse, continuar. Un creyente que continúa obedeciendo la Palabra es un discípulo, un aprendiz.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
SI VOSOTROS PERMANECIEREIS EN MI PALABRA. Jesús nunca animó a sus discípulos a poner su confianza sólo en la fe o en las experiencias pasadas. Si «permaneciereis en mi palabra» es la única justificación para tener confianza en la salvación. Los genuinos discípulos de Cristo siguen obedeciendo las palabras de Cristo (véanse Jua 15:6, nota; Luc 21:19).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
que habían creído en él. El primer paso hacia el verdadero discipulado es creer en Jesucristo como Mesías e Hijo de Dios. Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos. Aquí se revela el segundo paso para avanzar en el verdadero discipulado. La perseverancia en obedecer las Escrituras (cp. Mat 28:19-20) es el fruto o la evidencia de la fe verdadera (vea Efe 2:10). La palabra «permanecer» significa persistir de continuo en las palabras de Jesús. Un verdadero creyente se aferra a las enseñanzas de Jesús, las obedece y las pone en práctica. El que permanece en sus enseñanzas tiene al Padre y al Hijo (2Jn 1:9, cp. Heb 3:14, Apo 2:26). Los verdaderos discípulos son aprendices (que es el significado básico del término) y seguidores fieles.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Estos versículos dan un giro al tema de la salvación y el discipulado verdaderos. Juan resalta estas realidades al poner acento en la verdad y la libertad. El pasaje se centra en quienes habían dado muestras de fe en Jesús como Mesías y como Hijo de Dios. Jesús quería que avanzaran en su fe. La fe salvadora no es inestable, sino firme y constante. Tal madurez se refleja en un compromiso completo con la verdad en Jesucristo que resulta en una libertad auténtica. El pasaje delinea tres aspectos: 1) el progreso de la libertad (vv. Jua 8:31-32), 2) el fingimiento de la libertad (vv. Jua 8:33-34), y 3) la promesa de la libertad (vv. Jua 8:35-36).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
8:31 Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, — 14:21; 1Jn 2:4; 1Jn 3:24; 2Jn 1:6. La Palabra de Dios es alimento que tenemos que seguir recibiendo mediante la constante lectura y meditación. Hay libros que son para leer una sola vez, pero la Biblia no es de esa clase de libros. «Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan» (Luc 8:13).
— seréis verdaderamente mis discípulos; — El creer de algunos (2:23; 8:30) tenía que ser probado. ¿Cómo se puede saber si la fe es una mera profesión o si es genuina y salvadora? El verdadero discipulado requiere que permanezcamos en su palabra (su doctrina). El término permanecer es una palabra clave en los escritos de John: 15:1-8; 1Jn 2:24; 1Jn 2:28; 1Jn 3:24; 1Jn 4:16; no indica simplemente una profesión de fe y los otros actos iniciales de obediencia, sino una vida entregada al Señor. Frecuentemente hablamos del plan de salvación (oír, creer, arrepentirse, confesar que Cristo es el Hijo de Dios, y bautizarse) pero es urgente que siempre enfaticemos la importancia de permanecer en su palabra. Dice Hch 2:42 que los nuevos conversos perseveraban en la doctrina de los apóstoles. Dice Pablo, «arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias» (Col 2:7). «Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma» (Heb 10:39).
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL VERDADERO DISCIPULADO
Juan 8:31-32
Entonces Jesús les dijo a los judíos que habían llegado a creer en Él:
-Si os mantenéis fieles a Mi palabra, seréis de veras Mis discípulos: conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Pocos pasajes del Nuevo Testamento contienen una descripción tan completa del discipulado.
(i) El discipulado empieza por creer. Su comienzo es el momento en que una persona acepta como verdadero lo que Jesús dice; todo lo que nos dice acerca del amor de Dios, todo lo que nos dice acerca del horror del pecado, todo lo que nos dice acerca del verdadero sentido de la vida.
(ii) El discipulado quiere decir mantenerse constantemente en la palabra de Jesús, y eso implica cuatro cosas.
(a) Implica escuchar constantemente la palabra de Jesús. Se decía de John Brown de Haddington -el antepasado escocés de la querida familia evangélica española Fliedner Brownque, cuando estaba predicando, se detenía de cuando en cuando como para escuchar una voz. El cristiano es una persona que está escuchando la voz de Jesús toda la vida, y que no hará ninguna decisión hasta haber oído lo que tiene que decir. Como decía el poeta Antonio Machado:
A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una.
(b) Implica aprender constantemente de Jesús. El discípulo (mathétés) es literalmente un aprendiz, que es lo que quiere decir la palabra en el original. El cristiano tiene que estar aprendiendo de Jesús más y más toda la vida. La mente cerrada acaba con el discipulado.
(c) Implica penetrar constantemente en la verdad que se encuentra en las palabras de Jesús. Nadie puede decir que entiende todo el significado de las palabras de Jesús con haberlas oído o leído sólo una vez. La diferencia entre un gran libro y otro efímero consiste en que éste nos basta con leerlo una vez, mientras que aquél lo leemos muchas veces y no lo agotamos nunca. Para permanecer fieles a la palabra de Jesús tenemos que estudiarla constantemente y pensar en lo que Él dijo hasta apropiarnos del todo su significado.
(d) Implica obedecer constantemente la palabra de Jesús. No la estudiamos simplemente por interés académico o para degustarla intelectualmente, sino para descubrir lo que Dios espera de nosotros. El discípulo es el aprendiz que aprende para poner por obra. La verdad que nos ha traído Jesús está diseñada para la acción.
(iii) El discipulado conduce al conocimiento de la verdad.
El aprender de Jesús es aprender la verdad. «Conoceréis la verdad,» dijo Jesús. ¿Qué es esa verdad? Hay muchas posibles respuestas a esta pregunta, pero la que más abarca podría ser que la verdad que nos trae Jesús nos muestra los verdaderos valores de la vida. La pregunta fundamental a la que todos tenemos que dar respuesta consciente o inconscientemente es: «¿A qué voy a dedicar mi vida? ¿A atesorar posesiones materiales? ¿Al placer? ¿Al servicio de Dios?» En la verdad de Jesús vemos las cosas que son importantes y las que no lo son.
(iv) El discipulado conduce a la libertad. «La verdad os hará libres.» «En Su servicio está la verdadera libertad.» El discipulado nos trae cuatro libertades.
(a) Nos trae la libertad del miedo. El que es discípulo de Cristo ya no va solo por la vida, sino siempre en compañía de Jesús, y eso destierra el temor.
(b) Nos trae la libertad del ego. Muchas personas se dan cuenta de que su mayor problema son ellas mismas, y eso las lleva muchas veces a clamar desesperadas: «¡No puedo cambiar! Lo he intentado, pero es imposible.» Pero el poder y la presencia de Jesús pueden re-crear a una persona hasta el punto de hacerla completamente nueva.
(c) Nos trae la libertad de otras personas. Muchos viven dominados por el miedo a lo que puedan pensar o decir los demás. H. G. Wells dijo una vez que la voz de nuestros prójimos llega con más fuerza a nuestros oídos que la voz de Dios. El discípulo ha dejado de preocuparse por lo que pueda decir la gente; porque lo único que le importa de veras es lo que diga Dios.
(d) Nos trae la libertad del pecado. Muchas personas han llegado al punto de pecar, no porque quieren, sino porque no lo pueden evitar. Sus pecados los dominan de tal forma que, por mucho que lo intenten, no se pueden desligar de ellos. El discipulado rompe las cadenas que nos atan al pecado y nos permite ser las personas que sabemos que debemos ser.
¡Oh, que surgiera en mí otra persona, y que la que ahora soy no fuera más!
Esta aspiración de un poeta encuentra su respuesta en el discipulado cristiano.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
4. Tercer diálogo: La descendencia de Abraham (Jua 8:31-47)
Análisis de discurso
Este tercer diálogo está organizado en dos temas centrales: la libertad y la filiación. Estos temas se enmarcan dentro de la herencia de Abraham y del racismo de los interlocutores de Jesús. Abraham es mencionado en los vv. Jua 8:33, Jua 8:37, Jua 8:39 y Jua 8:40. La mención de Abraham le da unidad literaria a los últimos diálogos y se le seguirá mencionando en los vv. Jua 8:52, Jua 8:53, Jua 8:56, Jua 8:57 y Jua 8:58.
Este diálogo comienza con un versículo problemático (v. Jua 8:31) ya que indica que Jesús se dirige a los judíos que le han dado su adhesión, sin embargo, lo que sigue es un diálogo fuerte entre Jesús y los judíos que buscan su muerte. Es el mensaje de Jesús que les dará libertad y esto provoca una reacción airada de los judíos orgullosos de su raza y de su descendencia abrahámica. Jesús les responde que su linaje no les garantiza la libertad y les niega el derecho de mencionar a Abraham como su padre. El diálogo va ascendiendo en un tono ofensivo. Los judíos afirman que no son hijos de prostitución, posiblemente como una ofensa indirecta contra Jesús, y él les desenmascara mencionando sus obras homicidas y que son hijos del Diablo.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
a. La verdad les hará libres (vv. Jua 8:31-38)
En esta sección temática el evangelista no introduce notas explicativas y deja a los interlocutores dialogar y expresarse libremente. A su vez, el evangelista mismo no es claro entre los vv. Jua 8:30 y Jua 8:31. No especifica entre los judíos como autoridades y los judíos que le han dado cierta adhesión de fe a Jesús. Es clara la idea del anuncio de libertad en oposición con la idea de la denuncia de esclavitud, ambas centradas a partir de la pregunta generadora “¿Cómo se te ocurre decir: ‘Serán libres’?”. Luego, se observa que los vv. Jua 8:31-36 se ordenan en forma circular: ser libres, ser hijos, ser esclavos, serán libres, ser esclavos, ser hijos y ser libres de nuevo, o estructura quiásmica, ya que comienza y termina con el tema de libertad, sigue en correspondencia con el tema de la filiación abrahámica para terminar con la esclavitud del pecado.
TÍTULO: Para este pasaje consideramos muy adecuadas las propuestas La verdad los hará libres (RV60, RV95, TLA) y Los hijos de Dios y los esclavos del pecado. Debe escogerse la que comunica mejor el contenido del pasaje en cada cultura.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Si vosotros permanecéis en mi palabra o «Si ustedes se mantienen fieles a mi palabra» (DHH), «Si siguen obedeciendo lo que he dicho» (CEV). La NEB toma “palabra” como «revelación». Es posible entender esta oración condicional como “si hacen lo que les he dicho”, “si siguen practicando lo que les he enseñado”, “si toman mi enseñanza en serio”. Evidentemente “permanecer” es equivalente en este contexto a “ser fiel”, “obedecer”, “practicar” o “vivir de acuerdo a”. El cap. Jua 15:1-27 tiene expresiones semejantes y Jua 5:38 dice literalmente y su palabra no la tienen ustedes permanente. Si Juan habla de la palabra que permanece en el discípulo o se refiera al discípulo permaneciendo en la palabra, el sentido es el mismo.
Seréis verdaderamente mis discípulos, «serán de veras mis discípulos» (DHH). Discípulos se entiende aquí como un grupo grande de seguidores y no sólo los doce. En este caso otro sentido será “seguidores”. El adverbio explica la clase de discípulos o seguidores: “genuinamente”, “verdaderamente”, “en realidad”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Jua 15:7; (ver 2Jn 1:9).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La naturaleza de la libertad. Aquellos que habían creído debían avanzar hasta una plena consagración a la enseñanza de Jesús a fin de alcanzar la verdad (31, 32). Es probable que los “creyentes” habían alcanzado el estadio de profesar la fe, pero en el discurso siguiente se ve que no habían llegado a ser creyentes plenos. La conexión entre verdad y libertad aquí es importante. La verdad nunca lleva a la esclavitud. Toda la idea era causa de perplejidad para los fariseos, porque no estaban convencidos de su necesidad de libertad (33). Otros sentían el peso de su enseñanza, pero nunca reconocieron que la sumisión a su complejo sistema de reglas llevaba a la esclavitud. Al apelar a su descendencia de Abraham (33), esta gente mostró que su idea de ser hijos de Abraham carecía de contenido moral. En su respuesta, Jesús hizo una importante afirmación (de cierto de cierto os digo), en la que señaló la auténtica naturaleza de la esclavitud moral a fin de subrayar la verdadera naturaleza de la libertad (34). Como nadie está exento de pecado, todos deben ser esclavos del pecado. Esto se aplica a la descendencia de Abraham. Hay un contraste obvio entre un esclavo y un hijo en los derechos que cada uno posee (35), y eso sirve para subrayar el abismo entre la esclavitud y la libertad. Las palabras seréis verdaderamente libres (36) muestran que la verdadera libertad sólo puede llegar por medio del Hijo. Jesús entonces volvió la mirada al pasado, al reclamo de Abraham, y señaló lo extraño de aquellos que pretendían ser descendientes de Abraham y que trataron de matar a quien había hablado la palabra de Dios (37). La línea básica de este pasaje es que la descendencia física, que tanto significaba para los judíos, no es una guía para la verdadera afinidad moral o espiritual. El dicho no podéis oír mis palabras muestra lo cerradas que estaban las mentes de sus oyentes. La implicación es que los verdaderos descendientes de Abraham recibirán las palabras de Jesús. El contraste entre el Padre y vuestro padre se hace más claro a la luz del v. 44.
Los judíos no podían hacer a un lado la importancia de declarar que Abraham era su padre (39). Eso refleja la difundida idea de que los grandes méritos de Abraham eran accesibles a sus descendientes. La respuesta de Jesús corrigió la base de esta idea. La verdadera descendencia se basaba en un fundamento moral y no de descendencia racial. Los verdaderos hijos de Abraham deben actuar en armonía con lo que aquél hizo, lo que excluiría el deseo que tenían los judíos de matar a Jesús (40). La segunda referencia a vuestro padre (41) tenía el propósito de desafiarlos aun más y provocar una protesta indignada. Como su descendencia de Abraham había sido cuestionada, recurrieron a reclamar a Dios mismo como su Padre. Algunos han pensado que las palabras nosotros no hemos nacido de fornicación pueden ser una referencia indirecta a rumores sobre el nacimiento de Jesús. Pero lo más probable es que estuvieran objetando la negativa de Jesús de dar lugar a su reclamo como descendientes de Abraham, lo que les haría espiritualmente bastardos.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
d 467 Jua 5:38; Jua 15:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
En estos versículos se nos demuestra, en primer lugar, cuan importante es ser perseverantes en servir á Cristo. Según parece, en la época de que nos ocupamos hubo muchos que profesaron creer en nuestro Señor y expresaron deseos de hacerse discípulos suyos. No existe prueba alguna de que tenían una fe verdadera. Lo más probable es que obraron impulsados por el acaloramiento del momento, sin pensar bien en lo que hacían. Por eso nuestro Señor les hizo la siguiente advertencia: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos.”
Estas palabras contienen un tesoro de sabiduría. Comparativamente hablando es cosa fácil comenzar una vida religiosa. A ello nos mueven no pocos incentivos de naturaleza compleja. La afición á todo lo nuevo, la alabanza de cristianos bien intencionados, pero indiscretos, la satisfacción secreta que se siente en empezar otra vida mejor, el natural placer que resulta de un cambio de costumbres-todo esto contribuye á alentar al neófito. Animado de ese modo, empieza á caminar en la senda que conduce al cielo, abandonando algunos vicios y practicando algunas virtudes. Por algún tiempo experimenta sensaciones muy agradables, y todo sigue bien; pero cuando empiezan á envejecerse esas emociones y á disiparse la novedad, cuando el mundo y el demonio empiezan á tentarlo con obstinación, cuando se comienza á revelar la debilidad de su propio corazón, entonces es que descubre las espinas que obstruyen su paso, y entonces es que descubre también cuánta sabiduría encierran las palabras citadas. La prueba de que se posee la verdadera gracia no es el empezar, sino el continuar en la práctica de la verdadera religión. En estos versículos se nos hace saber, en seguida, cuál es la naturaleza de la verdadera esclavitud. Los judíos gustaban de hacer alarde, aunque sin razón, de que no estaban bajo el yugo de ningún poder extranjero. Nuestro Señor les recordó que había otro tirano de quien ellos no se habían apercibido, aunque los tenía oprimidos. “Todo aquel que hace pecado, es siervo del pecado.”
¡Cuan cierto es eso! Cuántos hay que están completamente esclavizados, aunque ellos no lo reconocen así. Sus culpas y pecados dominantes los llevan cautivos, y ellos no tienen la facultad de libertarse. La ambición, la avaricia, la embriaguez, la glotonería, la afición á las diversiones y á las malas compañías-todos estos vicios y prácticas desordenadas son otros tantos déspotas que oprimen á los hombres. Los desdichados prisioneros no confiesan que lo son. Á veces llegan á preciarse de ser completamente libres. Mas muchos de ellos saben bien que esto no es así. Hay ocasiones en que las cadenas les oprimen hasta el corazón, y entonces se convencen con dolor de que son esclavos.
Á esta esclavitud no hay ninguna que pueda comparársele. El pecado es, á la verdad, el peor de todos los amos. Padecimientos y chascos en esta vida y continuo desesperar en la venidera-he aquí los únicos gajes que el pecado concede á sus siervos. Librar á los hombres de esa esclavitud es el gran fin del Evangelio. Jesucristo envió á sus apóstoles para que hiciesen que los hombres, apercibiéndose de lo degradado de su situación, se levantasen y luchasen por su libertad. ¡Felices los que abren los ojos y descubren el peligro! Saber que somos cautivos es el primer paso dado hacia la libertad.
En estos versículos se nos deja comprender, finalmente, cuál es la naturaleza de la verdadera libertad. Nuestro Señor dijo: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
La libertad es considerada, y con razón, como una de las mayores bendiciones terrenales. Emancipación política, leyes liberales, libertad de comercio, libertad de imprenta, libertad civil y religiosa: ¡cuánto no encierran estas palabras! ¡Cuántos no sacrificarían su fortuna y hasta su vida por conservar lo que ellas expresan! Y, no obstante, a pesar de tanto alarde, hay muchos que no conocen la libertad más pura y elevada. La libertad más preciosa es la que cae en lote al verdadero cristiano. Solo son perfectamente libres aquellos á quienes el Hijo de Dios hace libres. Todos los demás tarde ó temprano resultarán ser esclavos.
¿De qué elementos se compone, ó en qué consiste la libertad de los verdaderos cristianos? Consiste en que han sido exonerados de las consecuencias del pecado por medio de la sangre de Cristo. Justificados y perdonados como están, pueden sin temor esperar el día del juicio y decir: ¿Quién podrá acriminarnos? ¡Quién podrá condenarnos! Consiste en que han sido librados del poder del pecado por la gracia del Espíritu de Cristo. El pecado deja de tener dominio sobre ellos. Habiendo sido renovados, convertidos y santificados, vencen el pecado y dejan de ser sus esclavos.
Fuente: Los Evangelios Explicados
creído… Nótese la construcción del dativo le, distinta del v. Jua 8:30 : en Él. Aquéllos creyeron en Él (lo recibieron); estos solo dieron crédito a lo que decía.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
B263 La cláusula condicional debe traducirse: Si ustedes permanecieren en mi palabra, (mostrarán que) son verdaderamente mis discípulos.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
creído. Nótese la construcción del dativo le, distinta del v.30: en El. Aquéllos creyeron en El (lo recibieron); éstos sólo dieron crédito a lo que decía.