Comentario de Juan 8:41 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Entonces le dijeron: —Nosotros no hemos nacido de fornicación. Tenemos un solo padre, Dios.

8:41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre (ver. 38) . Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación;

— Si no eran hijos de Abraham, nacieron de fornicación.

— un padre tenemos, que es Dios. Tenían la ley, el templo, etc., y, por eso, creían que eran los hijos de Dios, pero eran hijos del diablo que vivían en la casa (religión) de Dios; eran esclavos que no quedarían en la casa para siempre (8:35).

Algunos comentaristas citan varios textos para demostrar que al caer en la idolatría el pueblo de Israel cometió fornicación contra Dios, pero en este texto (Jua 8:41) Jesús solamente se refiere a dos padres: Dios (ser hijos de Abraham equivale a ser hijos de Dios) y el diablo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. Jua 8:38, Jua 8:44.

Nosotros no somos nacidos de fornicación. Isa 57:3-7; Eze 23:45-47; Ose 1:2; Ose 2:2-5; Mal 2:11.

un padre tenemos, que es Dios. Éxo 4:22; Deu 14:1; Isa 63:16; Isa 64:8; Jer 3:19; Jer 31:20; Eze 16:20, Eze 16:21; Mal 1:6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

no somos nacidos de fornicación: Desde tiempos antiguos, esto se ha interpretado como un comentario despreciativo, como si dijera: «Nosotros no somos hijos ilegítimos, pero tú sí». Por lo visto, los chismes siguieron a Jesús por muchos años, afirmando que había sido concebido fuera del matrimonio.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Nosotros no somos nacidos de fornicación. Es posible que los judíos se refirieran a la polémica que existía en torno al nacimiento de Jesús. Ellos sabían la historia del compromiso de María y que José no era su verdadero padre, y por lo tanto, insinuaban que el nacimiento de Jesús era ilegítimo (vea Mat 1:18-25; Luc 1:26-38).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:41 Vosotros hacéis las obras de vuestro padre (ver. 38) . Entonces le dijeron: Nosotros no somos nacidos de fornicación; — Si no eran hijos de Abraham, nacieron de fornicación.
— un padre tenemos, que es Dios. Tenían la ley, el templo, etc., y, por eso, creían que eran los hijos de Dios, pero eran hijos del diablo que vivían en la casa (religión) de Dios; eran esclavos que no quedarían en la casa para siempre (8:35).
Algunos comentaristas citan varios textos para demostrar que al caer en la idolatría el pueblo de Israel cometió fornicación contra Dios, pero en este texto (Jua 8:41) Jesús solamente se refiere a dos padres: Dios (ser hijos de Abraham equivale a ser hijos de Dios) y el diablo.

Fuente: Notas Reeves-Partain

HIJOS DEL DIABLO

Juan 8:41-45

Los judíos Le dijeron a Jesús:

-Nosotros no somos hijos adulterinos. Tenemos un Padre, Que es Dios.
-Si Dios fuera vuestro Padre, Me amaríais; porque es de Dios de Quien Yo procedo y he venido aquí. El que haya venido no ha sido cosa Mía, sino que ha sido Él Quien Me ha enviado. ¿Por qué no entendéis lo que os estoy diciendo? La razón es que sois incapaces de oír Mi palabra. Vosotros pertenecéis a vuestro padre, el diablo, y lo que queréis cumplir son los deseos maléficos de vuestro padre. Él ha sido asesino desde el principio, y nunca se ha puesto de parte de la verdad, porque no tiene cabida en él. Cuando habla, la falsedad es su manera característica de hablar, porque es mentiroso y el padre de la mentira. Por eso, como Yo os digo la verdad, no Me creéis.

Jesús acababa de decirles a los judíos que, por su vida y su conducta y su reacción a Él, habían dejado bien claro que no eran hijos de Abraham. Entonces ellos presentaron una pretensión todavía mayor: que eran hijos de Dios. Encontramos en todo el Antiguo Testamento la afirmación de que Dios era de una manera especial el Padre de Su pueblo Israel. Dios mandó a Moisés que le dijera al Faraón: «Así ha dicho el Señor: Israel es Mi hijo primogénito» (Ex 4:22 ). Cuando Moisés estaba reprendiendo al pueblo por su desobediencia, su apelación era: «¿Así pagas al Señor, pueblo loco e ignorante? ¿No es El tu Padre Que te creó?» (Dt 32:6 ). Isaías expresa su confianza en Dios diciendo: «Tú eres nuestro Padre, si bien Abraham nos ignora e Israel no nos reconoce; Tú, oh Señor, eres nuestro Padre; nuestro Redentor perpetuo es Tu nombre» (Isa 63:16 ). «Ahora pues, Señor, Tú eres nuestro Padre» (Isa 64:8 ). Y Malaquías preguntaba: «¿Es que no tenemos todos un mismo Padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios?» (Mal 2:10 ). Así que los judíos pretendían que Dios era su Padre.

«Nosotros d ecían con orgullo- no somos hijos adulterinos.» Puede que haya aquí dos cosas. En el Antiguo Testamento, una de las más preciosas descripciones de la nación de Israel era como la Esposa de Dios. Por eso, cuando Israel se apartaba de Dios para ir tras dioses extraños, los profetas llamaban a su infidelidad adulterio espiritual. Cuando la nación era infiel, el pueblo apóstata se decía que eran «hijos de prostitución» (Os 2:4 ). Así que, cuando los judíos Le dijeron a Jesús que ellos no eran hijos adulterinos, lo que querían decir era que no formaban parte de una nación de idólatras, sino que siempre habían adorado al Dios verdadero. Presumían de no haberse apartado nunca de Dios, una presunción en la que sólo un pueblo inmerso en un sentimiento de propia justicia podría caer.

Pero también es posible que, cuando los judíos se expresaron así, se referían a algo mucho más personal. No cabe duda de que, desde tiempos muy antiguos, los judíos difundieron una horrible calumnia contra Jesús. Los cristianos afirmaban que Jesús había nacido milagrosamente de la bienaventurada Virgen María; y los judíos inventaron que María había sido infiel a José, que su amante había sido un legionario romano llamado Pantera, y que Jesús había sido el hijo de aquella unión adulterina. El nombre que atribuían al romano era una clara mistificación de Parthenos, Virgen. Es posible que esta calumnia subyaga en esta controversia; como si los judíos estuvieran echándole en cara a Jesús que con qué derecho les hablaba, precisamente Él, en esos términos.

La respuesta de Jesús a la pretensión de los judíos fue que era falsa; y la prueba era que, si Dios hubiera sido realmente su Padre, Le habrían amado y recibidoa Él. Aquí tenemos otra vez el pensamiento clave del Cuarto Evangelio: la prueba de una persona es su reacción a Jesús. Encontrarse cara a cara con Jesús es enfrentarse a un juicio, porque Él es la piedra de toque de Dios para saber cómo es cada cual.
La bien trabada acusación de Jesús prosigue. Él pregunta: » ¿Por qué no entendéis lo que os estoy diciendo?» Y la respuesta es terrible: no porque fueran intelectualmente torpes, sino porque eran espiritualmente ciegos. Se negaban a oír y se negaban a entender. Cualquiera puede hacerse el sordo a una advertencia; y, si se acostumbra a hacerlo, acabará siendo espiritualmente sordo. En último análisis, uno no oye más que lo que quiere oír; y si sólo sintoniza sus oídos a sus propios gustos y a las voces halagüeñas, al final será incapaz de captar la longitud de onda de Dios, como les pasaba a los judíos.
Entonces llega la acusación escarificadora: el verdadero padre de los judíos es el diablo. Jesús escoge dos de sus características.
(i) El diablo es típicamente un asesino. Jesús pudo tener dos ideas. Puede que estuviera pensando en la antigua historia de Caín y Abel. Caín fue el primer asesino de la Historia humana, y fue el diablo el que le inspiró. O que estuviera pensando en algo todavía más grave: fue el diablo el que tentó al hombre en la antigua historia del Génesis. El diablo consiguió que entrara el pecado en el mundo, y con él la muerte (Rm 5:13 ). Si no hubiera habido tentación, no habría habido pecado; y si no hubiera habido pecado, no habría habido muerte. Por tanto, en cierto sentido, el diablo es el asesino de toda la raza humana.

Pero, hasta aparte de las viejas historias, el hecho es que Cristo conduce a la vida, y el diablo a la muerte. El diablo asesina la bondad, la castidad, el honor, la honradez, la belleza y todo lo que hace maravillosa la vida; asesina la paz mental y la felicidad y hasta el amor. Le es propio al mal el destruir; y Le es propio a Cristo el traer la vida, y vida en abundancia. En aquel preciso momento, los judíos estaban conspirando para matar a Jesús; estaban siguiendo el camino del diablo.
(ii) Al diablo le es propio el amar la falsedad. Todas las mentiras son inspiradas por el diablo y le hacen el juego al diablo. La falsedad odia siempre. la verdad y trata de destruirla. Cuando se encontraron Jesús y los judíos, lo falso se encontró con lo verdadero, y era inevitable que lo falso tratara de destruir lo verdadero.
Jesús acusó a los judíos de ser hijos del diablo porque sus pensamientos se proyectaban a la destrucción de lo bueno y al mantenimiento de lo falso. La persona que trata de destruir la verdad está haciendo la obra del diablo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Vosotros hacéis las obras de vuestro padre. El pronombre personal “vosotros” es enfático. Por supuesto, esta es una referencia directa al diablo, como una anticipación al v. Jua 8:44.

La respuesta de los judíos ¡Nosotros no hemos nacido de fornicación! puede entenderse de varias maneras: (1) La legitimidad de los judíos en su relación espiritual con Dios, por la tradición bíblica de Dios como esposo e Israel como esposa (cf. Jer 2:2). Quienes iban detrás de otros dioses eran “hijos de fornicación” (cf. Ose 2:4). (2) La tradición judía de considerar a los samaritanos de manera ofensiva como “hijos de fornicación”, y con ello también incluían una ofensa a Jesús, como se verá más tarde (Jua 8:48). Este antagonismo lleva a los judíos a insinuar que ellos no son ilegítimos como creen que Jesús sí es, como algunos comentaristas modernos creen entender de esta afirmación: “Nosotros no somos hijos ilegítimos” o “nosotros somos sus hijos verdaderos”. La DHH usa “bastardos”: «¡Nosotros no somos hijos bastardos!». En algunas culturas en lugar de “bastardos” se usaría “hijos secretos”, “hijos de la otra mujer” o “hijos no reconocidos”.

Ahora los judíos no sólo defienden su origen abrahámico, sino que enfatizan su filiación espiritual con Dios: “Sólo Dios es nuestro padre”, ¡Un padre tenemos: Dios!, «Nuestro único Padre es Dios» (TLA).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Deu 32:6; Isa 63:16; Isa 64:8.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— ilegítimos: Lit. adulterinos. Ver nota a Stg 4:4.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

s 483 Deu 32:6; Isa 63:16; Isa 64:8; Mal 1:6; Mal 2:10

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

no nacimos de fornicación. Los judíos pensaban que Jesús los acusaba de apostasía, es decir, de apartarse del Dios verdadero. Tal apostasía es comparada en el A.T. a la infidelidad en el matrimonio (Is 5 7:3, 4; Os 2:2– 4).

Fuente: La Biblia de las Américas

§ En el original, esta palabra está enfatizada. Ellos están sugiriendo que aunque ellos no eran ilegítimos, Jesús sí lo era.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento