Comentario de Juan 9:38 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y dijo: —¡Creo, Señor! Y le adoró.

9:38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. — 4:20, 21, 22, 23, 24; 12:20. Primero, dijo, «Aquel hombre que se llama Jesús» (9:11); entonces dijo «Que es profeta» (9:17); que vino de Dios (9:33); y ahora «Creo, Señor; y le adoró».

Se debe recalcar con todo énfasis que Jesucristo era adorado por los hombres, y que aceptó la adoración. El verbo adorar aquí es el mismo que se usa en 4:20-24 y se usa de la adoración divina («Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren», 4:24). Recuérdese que los apóstoles no permitieron que los hombres le adoraran (Hch 10:25; Hch 14:18) y que el ángel no permitió que el apóstol Juan le adorara (Apo 19:10), pero Cristo nunca rehusó la adoración de los hombres.

Los hermanos que desprecian la deidad de Cristo enseñan dos errores graves al respecto: (1) dicen que Cristo recibió la adoración porque en esencia El era Dios, pero que no tenía los atributos de Dios (p. ej., la omnipotencia, la omnisciencia), pero los atributos de Dios incluyen también su perfecta santidad, perfecto amor, etc. y son las cualidades básicas e inherentes de su naturaleza divina, las características que constituyen su deidad. En primer lugar esta enseñanza es pura locura e insensatez porque Dios no puede deshacerse de sus atributos divinos, y en segundo lugar, un ser sin estos atributos no sería Dios en ningún sentido podría ser adorado. (2) Dicen también que Cristo recibió la adoración, pero que no la requería, pero este argumento se hace con pura astucia para ocultar el hecho de que si Cristo no era Dios (en el sentido bíblico, con todos sus atributos divinos), no habría permitido la adoración (Hch 10:25-26; Apo 19:10).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Creo, Señor; y le adoró. Jua 20:28; Sal 2:12; Sal 45:11; Mat 14:33; Mat 28:9, Mat 28:17; Luc 24:52; Apo 5:9-14.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

9:38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. — 4:20, 21, 22, 23, 24; 12:20. Primero, dijo, «Aquel hombre que se llama Jesús» (9:11); entonces dijo «Que es profeta» (9:17); que vino de Dios (9:33); y ahora «Creo, Señor; y le adoró».
Se debe recalcar con todo énfasis que Jesucristo era adorado por los hombres, y que aceptó la adoración. El verbo adorar aquí es el mismo que se usa en 4:20-24 y se usa de la adoración divina («Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren», 4:24). Recuérdese que los apóstoles no permitieron que los hombres le adoraran (Hch 10:25; Hch 14:18) y que el ángel no permitió que el apóstol Juan le adorara (Apo 19:10), pero Cristo nunca rehusó la adoración de los hombres.
Los hermanos que desprecian la deidad de Cristo enseñan dos errores graves al respecto: (1) dicen que Cristo recibió la adoración porque en esencia El era Dios, pero que no tenía los atributos de Dios (p. ej., la omnipotencia, la omnisciencia), pero los atributos de Dios incluyen también su perfecta santidad, perfecto amor, etc. y son las cualidades básicas e inherentes de su naturaleza divina, las características que constituyen su deidad. En primer lugar esta enseñanza es pura locura e insensatez porque Dios no puede deshacerse de sus atributos divinos, y en segundo lugar, un ser sin estos atributos no sería Dios en ningún sentido podría ser adorado. (2) Dicen también que Cristo recibió la adoración, pero que no la requería, pero este argumento se hace con pura astucia para ocultar el hecho de que si Cristo no era Dios (en el sentido bíblico, con todos sus atributos divinos), no habría permitido la adoración (Hch 10:25-26; Apo 19:10).

Fuente: Notas Reeves-Partain

En “El hombre confesó”, es mejor usar “hombre” para reemplazar el pronombre “él” para dar mayor claridad en la lectura. La confesión puede ir entre admiraciones como un énfasis de estilo: “¡Señor, yo creo! E inclinándose lo adoró”. En otros contextos habrá que presentar ante quién se inclinó el hombre curado: “Y se arrodilló ante Jesús”. “Se arrodilló” es el verbo que se usa también para “adorar”, “reverenciar” o “postrarse”: «Entonces el hombre se puso de rodillas delante de Jesús, y le dijo: Creo, Señor» (DHH).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

NOTAS

(1) O: “Amo”.

REFERENCIAS CRUZADAS

i 551 1Sa 25:23; Mat 8:2; Mat 9:18

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Y le adoró. Anteriormente el hombre había reconocido el origen divino del Señor (vers. 33). Ahora le expresa su devoción personal.

Fuente: La Biblia de las Américas