Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y con el lodo untó los ojos del ciego.
9:6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, — Podía sanar con una palabra (Luc 7:7), pero frecuentemente usaba medios físicos (Mat 8:3; Mat 9:27-31; Mat 20:29-34; Mar 7:33; Mar 8:23). Desde luego, Al usar estos medios tenía su propósito. El sabía lo que hacía y por qué lo hacía. Juan no explica el propósito de esta acción de Jesús, pero bien podía probar o fortalecer o manifestar la fe del ciego (AH). Si hubiera habido eficacia en ese lodo para sanar, se lo habría exportado a todas las naciones (JBC).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
escupió en tierra. Mar 7:33; Mar 8:23; Apo 3:18.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Mezclar tierra con saliva era una práctica común usada para las infecciones oculares. Jesús debió usar el lodo para dar al hombre la oportunidad de ejercer fe al lavárselo.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
hizo lodo con la saliva. Como lo había hecho en un principio al crear seres humanos del polvo de la tierra (Gén 2:7), Jesús pudo haber utilizado el lodo para moldear un par de ojos nuevos.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
9:6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, — Podía sanar con una palabra (Luc 7:7), pero frecuentemente usaba medios físicos (Mat 8:3; Mat 9:27-31; Mat 20:29-34; Mar 7:33; Mar 8:23). Desde luego, Al usar estos medios tenía su propósito. El sabía lo que hacía y por qué lo hacía. Juan no explica el propósito de esta acción de Jesús, pero bien podía probar o fortalecer o manifestar la fe del ciego (AH). Si hubiera habido eficacia en ese lodo para sanar, se lo habría exportado a todas las naciones (JBC).
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL MÉTODO DE UN MILAGRO
Juan 9:6-12
Después de decir aquello, Jesús escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se la untó en los ojos al ciego al tiempo que le decía:
-Vé a lavarte al estanque de Siloé.
La palabra «Siloé» quiere decir «Enviado». El ciego fue, y se lavó, y volvió viendo.
Los vecinos y todos los que le conocían de vista de antes y le reconocían como el mendigo ciego, decían:
-¿Pero no es éste el que se sentaba a pedir limosna?
-¡Es el mismo! -decían unos.
-¡No puede ser el mismo, pero se le parece mucho! -decían otros. Y Él decía:
-¡Soy el mismo!
-¿Cómo es que se te han abierto los ojos? -le dijeron.
-Ese hombre que llaman Jesús hizo barro -dijo él-, me lo untó en los ojos y me dijo: «Vete a lavarte al estanque de Siloé.» Así es que fui, y me lavé y recibí la vista.
-¿Dónde está ese Hombre Que dices? -le preguntaron.
-No lo sé -contestó él.
Este es uno de los dos milagros en los que se nos dice que Jesús usó Su saliva para efectuar una cura. El otro es el del sordo y tartamudo (Mr 7:33 ). Esto nos parece extraño, desagradable y antihigiénico; pero en el mundo antiguo era muy corriente. La saliva, especialmente la de alguna persona distinguida, se creía que tenía propiedades curativas. Tácito nos cuenta que, cuando Vespasiano visitó Alejandría, se le acercaron dos hombres, uno con una enfermedad de los ojos y otro con una mano enferma, y le dijeron que su dios les había aconsejado que vinieran a él. El hombre de los ojos enfermos quería que Vespasiano » le mojara la córnea con saliva;» y el que tenía la mano mala, «que le pisara la mano con la planta del pie.» Vespasiano no quería hacerlo; pero finalmente le persuadieron. «La mano enferma recuperó inmediatamente su poder, y el ciego volvió a ver. Ambos Hechos están atestiguados hasta el día de hoy, cuando la falsedad ya no puede reportar ninguna recompensa, por los que estuvieron presentes en aquella ocasión» (Tácito, Historias 4:81).
Plinio, el famoso coleccionista romano de lo que se llamaba entonces información científica, dedica todo un capítulo al uso de la saliva. Dice que es un desinfectante estupendo contra el veneno de las serpientes; una protección contra la epilepsia; que los líquenes y las manchas de lepra se pueden curar con la saliva de antes del desayuno; que la oftalmia se puede curar ungiendo los ojos todos los días con la saliva de la mañana; que también cura el carcinoma y la tortícolis. La saliva se suponía que era muy eficaz para evitar el mal de ojo. Persio nos cuenta que la tía o la abuela piadosas y expertas en evitar el mal de ojo sacan al bebé de la cuna y «le aplican con el dedo corazón la lustrosa saliva en la frente y en los labios húmedos.» El uso de la saliva era muy corriente en el mundo antiguo. Hasta ahora, cuando nos quemamos un dedo, nos lo chupamos instintivamente; y hay muchos que creen que las verrugas y otros muchos males se curan con la saliva.
El hecho es que Jesús usó los métodos y las costumbres de Su tiempo. Era un médico inteligente que tenía que ganarse la confianza de Sus pacientes. No es que Él creyera esas cosas, sino que despertaba la expectación haciendo lo que el paciente esperaría que hiciera un médico. Después de todo, hasta el presente, la eficacia de una medicina o un tratamiento depende tanto de la fe del paciente como del medicamento en sí.
Después de untar los ojos del ciego con Su saliva, Jesús le mandó a lavarse al estanque de Siloé. Era éste uno de los lugares más conocidos de Jerusalén. Fue el resultado de una de las mayores hazañas de ingeniería del mundo antiguo. La provisión de agua en Jerusalén siempre había sido precaria en caso de asedio. Procedía principalmente de la fuente de la Virgen o de Guijón, que estaba situada en el valle de Cedrón. Una escalera de treinta y tres peldaños esculpidos en la roca conducía a él; y allí, de un pilón de piedra, la gente sacaba agua. Pero la fuente estaba totalmente expuesta y, en caso de asedio, podía cortarse, con consecuencias desastrosas.
Cuando Ezequías se dio cuenta de que Senaquerib estaba a punto de invadir Palestina, decidió abrir un túnel o conducto en la roca sólida desde la fuente hasta la ciudad (2Ch 32:2-8; 2Ch 32:30 ; Isa 22:9-11 ; 2R 20:20 ). Si se hubiera trazado en línea recta habría tenido unos 350 metros de largo; pero, como lo hicieron en zigzag, ya fuera siguiendo las grietas de la roca o para evitar lugares sagrados, el conducto tiene de hecho unos 580 metros. En algunos lugares no tiene más que 60 centímetros de alto, pero como térn-fino medio alcanza los dos metros. Los ingenieros empezaron a cortar por los dos extremos, y se encontraron en medio, una verdadera hazaña con los medios de que disponían.
En 1880 se descubrió una lápida que conmemoraba la terminación del túnel. Lo descubrieron accidentalmente dos muchachos que estaban vadeando el estanque. Lo cuenta así: «La perforación se ha completado. Esta es la historia completa. Mientras los obreros seguían trabajando con el pico, cada uno en dirección a su compañero, y cuando no faltaban más que tres codos para encontrarse, cada uno oyó la voz de su compañero llamándole, porque había una grieta en la roca al lado derecho. Y el día que se terminó la perforación, los picapedreros cortaron cada uno para llegar al encuentro del otro, pico contra pico; y fluyeron las aguas al estanque mil doscientos codos, y la altura de la roca sobre las cabezas de los obreros era de cien codos.»
El estanque o piscina de Siloé era el lugar de la ciudad al que confluía el túnel que traía el agua desde la fuente de la Virgen. Era un depósito de siete por diez metros. Así fue como obtuvo su nombre: lo llamaron Siloé (que, como se ha dicho, quería decir enviado) porque el agua se enviaba por aquel conducto a la ciudad. Jesús envió al hombre a lavarse en el estanque; y éste se lavó y recibió la vista. Después de curarse tuvo algunas dificultades para convencer a la gente de la realidad de su curación; pero mantuvo con toda firmeza su testimonio de que Jesús había sido el Que había realizado el milagro.
Jesús sigue haciendo cosas que les parecen a los incrédulos demasiado maravillosas para ser verdad.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
b. La curación del ciego (vv. Jua 9:6-7)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
«Después de haber dicho esto» (DHH) es la conexión natural con los versículos anteriores. Después de decir que “es la luz para la gente”, Jesús pasa a ilustrar con el milagro esta verdad. La narración dice literalmente “escupió en el suelo e hizo barro con la saliva”. En algunas culturas habrá que ser más específicos en cuanto a cómo hizo el barro, por ejemplo: “escupió en el suelo, y mezclando la saliva con el polvo hizo barro” o “y mezclando con los dedos la saliva con el polvo hizo barro”, «escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva» (TLA).
El hecho de hacer barro es lo que más critican los fariseos como violación del sábado. Todos los milagros de Jesús en este evangelio se realizan sólo por mediación de su palabra, pero aquí se le da mucha importancia al hacer el barro y ponerlo sobre los ojos del ciego (cf. Jua 9:6, Jua 9:11, Jua 9:14, Jua 9:15).
Y untó con el barro los ojos del ciego. Todas las versiones modernas hacen claro a quién se refiere la frase literal “sus ojos”. Se debe traducir “los ojos del ciego” o “alrededor de los ojos del hombre ciego”. “Alrededor” será más claro en algunos idiomas para no dar la idea que Jesús le introduce al ciego barro en los ojos. Por eso el verbo “untar” se traduce con otros verbos, como «lo regó» (CEV) o «lo sobó» (TEV). En el v. Jua 9:15 el verbo que usa el hombre para describir lo que Jesús le hizo es equivalente al verbo usado aquí: “puso barro”.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Mar 8:23.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
h 523 Mar 8:23
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
6 (1) El lodo aquí, y el barro en Rom_9:21, representa la humanidad. La saliva, la cual sale de la boca del Señor ( Mat_4:4), representa Sus palabras, las cuales son Espíritu y son vida (6:63). El hecho de que el Señor hiciera el lodo con la saliva significa que mezclaba la humanidad con la palabra viva del Señor, la cual es el Espíritu. La palabra ungió muestra esto, porque el Espíritu del Señor es el Espíritu que unge ( Luc_4:18 2Co_1:21-22 1Jn_2:27). Aquí el Señor ungió los ojos ciegos con el lodo que hizo con Su saliva, para que recibieran la vista. Esto significa que por la unción de la mezcla de la palabra del Señor (la cual es Su Espíritu), con nuestra humanidad, nuestros ojos (los cuales fueron cegados por Satanás) pueden recibir la vista.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
hizo lodo… → §082.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R420 En este versículo, αὐτοῦ está totalmente alejado de ὀφθαλμούς y no tiene ningún énfasis en particular. Probablemente se pensó que el genitivo del pronombre era muy débil para terminar la oración: sus ojos.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
lodo g §082.