Unos decían: —Este es. Y otros: —No. Pero se parece a él. El decía: —Yo soy.
“Algunos vecinos decían: ¡Es él!”, Unos decían: «Él es», «Unos decían: Sí, es el mismo» (BI). Para señalar la sorpresa queda bien traducir esta oración en discurso directo entre signos de admiración. Literalmente traducido sería: “Unos decían que era él”. En algunos contextos se requerirá ser más específico en la identificación del hombre ciego: “¡Sí, éste es el que mendigaba!”.
Otros decían tiene la equivalencia “Otros exclamaban: ¡No es él! pero se le parece”. En otros idiomas tiene más fuerza traducir esta oración con dos exclamaciones: “¡No, no es él! Tiene mucho parecido al ciego”.
La traducción literal “Aquél decía que yo soy” necesita más elaboración en otros idiomas: “Pero él mismo insistía: ¡Soy yo!”, “vean que soy yo”, «Pero él mismo decía: Sí, yo soy» (DHH). Aunque este “yo soy” es la misma expresión con que Jesús se identifica muchas veces, aquí es una oración de identidad y no tiene la carga de significación teológica como cuando Jesús la expresa. Para más aclaración aún se puede decir: “Yo soy el hombre que mendigaba”, «Pero él mismo decía: “Claro que soy yo”» (TLA), «Pero el propio interesado aseguraba: Soy yo mismo» (BI).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
B345 La presencia de ὅτι antes de una cita en el N.T., no es ni siquiera una presunta evidencia de que la cita es indirecta, como ocurre aquí: El decía: yo soy. El ὅτι, por supuesto, es redundante.
BD291(6) Juan usa frecuentemente ἐκεῖνος con un sentido debilitado (el) con referencia al sujeto inmediatamente precedente (comp. los vv. 11, 25 y 36).