Comentario de Jueces 1:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Aconteció, después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehovah preguntando: —¿Quién subirá primero por nosotros para combatir contra los cananeos?
RESUMEN DE JUECES
El libro de Jueces forma un vínculo importante en la historia de los israelitas. Nos proporciona una viva descripción de una nación fluctuante e inestable; una imagen sorprendente de los desórdenes y peligros que prevalecían en una nación sin magistratura; cuando «los caminos elevados estaban desocupados, y los viajeros caminaban por caminos» (Jue 5:6), cuando se nombraban pocos profetas para controlar a la gente, y «cada uno hacía lo que era recto a sus propios ojos» (Jue 17:6). Exhibe la competencia de la religión verdadera con la superstición; y muestra los efectos beneficiosos que fluyen de la primera y las miserias y las malas consecuencias de la impiedad. Es una historia muy notable de la paciencia de Dios hacia los israelitas, en la cual vemos los ejemplos más destacados de su justicia y misericordia que mostraban alternativamente a la gente pecando, y eran castigados; se arrepintieron y encontraron misericordia. Estas cosas están escritas para nuestra advertencia que nadie debería suponer, porque Dios es justo; ninguno necesita desesperación, porque Dios es misericordioso. Independientemente de la evidencia interna de la autenticidad de este libro sagrado, las transacciones que registran no solo son citadas o aludidas por otros escritores inspirados, sino que además son confirmadas por las tradiciones actuales entre las naciones paganas.Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Y aconteció después de la muerte de Josué. Jos 24:29, Jos 24:30.
consultaron a Jehová. Jue 20:18, Jue 20:28; Éxo 28:30; Núm 27:21; 1Sa 22:9, 1Sa 22:10; 1Sa 23:9, 1Sa 23:10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Las acciones de Judá y Simeón, Jue 1:1-3.
Adoni-bezec justamente recompensado, Jue 1:4-7.
Jerusalén tomada, Jue 1:8-9.
Hebron tomada, Jue 1:10.
Otoniel recibe a Acsa por mujer por haber tomado Debir, Jue 1:11-15.
Los ceneos moran en Judá, Jue 1:16.
Horma, Gaza, Ascalón, y Ecron tomadas, Jue 1:17-20.
Las acciones de Benjamín, Jue 1:21.
De la casa de José, quien tomó Betel, Jue 1:22-29.
De Zabulón, Jue 1:30.
De Aser, Jue 1:31-32.
De Neftalí, Jue 1:33.
De Dan, Jue 1:34-36.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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EL LIBRO DE LOS JUECES ES UNA NARRACIÓN HISTÓRICA QUE CONTRASTA la fidelidad de Dios con la apostasía de Israel. A pesar de las repetidas caídas de su pueblo, una y otra vez Dios les dio libertadores; los jueces. Esto no lo hizo sin pensar ni en forma mecánica, tampoco fue manipulado por los llamados de Israel al pedir ayuda (Jue 3:9, Jue 3:15; Jue 4:3; Jue 6:6; Jue 10:10). No libró a Israel de las consecuencias de sus acciones, como lo indican sus constantes problemas con los opresores extranjeros. Más bien, Dios liberó a Israel de la opresión debido a sus promesas a Abraham y sus descendientes. Él recordó su voto de entregar a Israel la tierra de Canaán. De este modo, la preservación del pueblo de Dios no se debió a su mérito o bondad, ni siquiera a su voluntad de arrepentirse. Más bien, Dios demostró su compasión y piedad a un pueblo díscolo que lo agraviaba continuamente (Jue 2:16, Jue 2:18) proporcionándole líderes audaces que los rescataran. Ciertamente, el verdadero héroe de Jueces es el propio Dios, que se mantiene fiel solo, a pesar de las caídas de su pueblo, y hasta de los jueces.
El libro se escribió para mostrar las consecuencias de la desobediencia a Dios y la necesidad de convocar a un rey justo que condujera al pueblo a Dios. En contraste al modo sereno en que finaliza el libro de Josué, con Israel en armonía con los mandamientos de Dios, Jueces revela que Israel comenzó a desobedecer a Dios aún en la época de Josué, y que esta desobediencia se hizo más seria, y más degradante, con el tiempo. Jue 2:16-23 establece el patrón cíclico de pecado, esclavitud y salvación que habría de dominar la época de los jueces. Sin embargo, el libro deja en claro que el ciclo tenía una espiral descendente. Cada nuevo estallido de desobediencia e idolatría alejaba más a Israel de Dios y lo hundía más en el pecado y el sufrimiento. Hacia el final del libro queda claro que Israel violó su pacto con Dios en casi todas las formas imaginables.
El objetivo de este mensaje está apoyado por la estructura del libro mismo. Un detenido examen de los capítulos Jue 17:1-13; Jue 18:1-31; Jue 19:1-30; Jue 20:1-48; Jue 21:1-25 lleva a la conclusión de que están fuera de secuencia respecto a los acontecimientos de los capítulos anteriores. Algunas pistas dentro del texto apoyan la teoría de que los hechos descritos en estos últimos capítulos realmente ocurrieron a principios del período de los jueces. Por ejemplo, vemos la casi unánime acción de la convocatoria tribal de Israel, que los unifica con éxito para tomar medidas punitivas contra Benjamín, en el capítulo Jue 20:1-48. Esta liga de tribus estaba claramente activa durante la época de Finees y de Josué (Jos 22:9-34). En estos capítulos, no se menciona a los filisteos como amenaza militar, por lo que no es probable que las campañas militares descritas en los capítulos Jue 20:1-48 y Jue 21:1-25 ocurrieran en una época posterior, cuando los filisteos dominaban gran parte del territorio de Israel. Además, se menciona a Bet-el y Mizpa como emplazamientos de grandes santuarios religiosos (Jue 20:1, Jue 20:18, Jue 20:31; Jue 21:1) en vez de Silo, que era un centro religioso más prominente en el período filisteo (1Sa 1:3, 1Sa 1:9; 1Sa 3:21; 1Sa 4:4).
Esta disposición de la narración, al no ser estrictamente cronológica, refuerza el tema de que el período de los jueces fue de marcada declinación. Los sórdidos eventos de estos últimos capítulos, que pudieron ocurrir a principios del período, están ubicados a propósito al final del libro como el apropiado epitafio de una época degenerada.
Nunca se identificó al autor de esta colección de escritos históricos sobre los jueces, que gobernaron a Israel durante una etapa que abarcó varios siglos. Tampoco hay ninguna clave al respecto en otra parte de las Escrituras. La tradición judía tardía adjudicó su autoría a Samuel. Por cierto que esto es posible, pero no hay manera de estar seguros.
Con certeza, el libro fue escrito después de los últimos acontecimientos registrados en él (alrededor del 1050 a.C. La referencia en Jue 18:30 al «día de la captura de la tierra» se refiere probablemente al cautiverio babilonio (siglo sexto a.C. Esto sugiere que una versión posterior del libro pudo ser compilada durante o después del cautiverio. Sin embargo, la referencia a los jebuseos que vivían en Jerusalén «hasta el día de hoy» (Jue 1:21) sugiere que una parte del libro puede haber sido escrita antes de la captura de Jerusalén por David, alrededor del año 1000 a.C. Podría ser que los jebuseos que sobrevivieron a la batalla se fueran por voluntad propia o que hayan sido expulsados. Pero algunas referencias de las Escrituras sugieren que algunos jebuseos permanecieron en Jerusalén después de la conquista de David (2Sa 24:16), pero no es un argumento concluyente. Si uno piensa que Jueces fue escrito en algún momento a fines del siglo once a.C. se hace más plausible sugerir que Samuel escribió la mayor parte del libro. Pero, como la cuestión de la autoría, la fecha aproximada de la composición de Jueces permanece envuelta en la incertidumbre.
Bosquejo
I. Prólogo: La paralizada conquista de Canaán (Jue 1:1-36; Jue 2:1-5)
A. Avance y retroceso en el sur (Jue 1:1-21)
B. Avance y retroceso en el norte (Jue 1:22-36)
C. El castigo del ángel del Señor sobre Israel (Jue 2:1-5)
II. Israel bajo los jueces (Jue 2:6-23; Jue 3:1-31; Jue 4:1-24; Jue 5:1-31; Jue 6:1-40; Jue 7:1-25; Jue 8:1-35; Jue 9:1-57; Jue 10:1-18; Jue 11:1-40; Jue 12:1-15; Jue 13:1-25; Jue 14:1-20; Jue 15:1-20; Jue 16:1-31)
A. Introducción al período (Jue 2:6-23; Jue 3:1-6)
B. Los primeros jueces (Jue 3:7-31)
1. Otoniel derrota a Cusan-risataim (Jue 3:7-11)
2. Aod derrota a Moab (Jue 3:12-30)
3. Samgar mata a los filisteos (Jue 3:31)
C. Débora y Barac triunfan sobre Canaán (Jue 4:1-24; Jue 5:1-31)
1. Victoria en el norte y la muerte de Sísara (Jue 4:1-24)
2. El himno de victoria de Débora y Barac (Jue 5:1-31)
D. Gedeón derrota a los madianitas (Jue 6:1-40; Jue 7:1-25; Jue 8:1-32)
1. Continua apostasía de Israel (Jue 6:1-10)
2. Nombramiento de Gedeón (Jue 6:11-40)
3. Victoria de Gedeón sobre los madianitas (Jue 7:1-25; Jue 8:1-3)
4. Persecución de Gedeón a los reyes de Madián (Jue 8:4-28)
5. Los hijos de Gedeón (Jue 8:29-32)
E. Violento reinado de Abimelec (Jue 8:33-35; Jue 9:1-57)
1. Alzamiento de Abimelec (Jue 9:1-6)
2. Fábula de Jotam (Jue 9:7-21)
3. Abimelec destruye Siquem (Jue 9:22-55)
4. Conclusión (Jue 9:56-57)
F. Jueces menores: Tola y Jair (Jue 10:1-5)
G. Jefté repele a los amonitas (Jue 10:6-18; Jue 11:1-40; Jue 12:1-7)
1. Angustia de Israel y llamado de Jefté (Jue 10:6-18; Jue 11:1-3)
2. Nombramiento de Jefté (Jue 11:4-11)
3. Deliberaciones diplomáticas con Amón (Jue 11:12-28)
4. Victoria y voto insensato de Jefté (Jue 11:29-40)
5. Jefté y Efraín (Jue 12:1-7)
H. Otros jueces menores: Ibzán, Elón, Abdón (Jue 12:8-15)
I. Sansón y los filisteos (Jue 13:1-25; Jue 14:1-20; Jue 15:1-20; Jue 16:1-31)
1. La visita del ángel a Manoa y su esposa (Jue 13:1-25)
2. Las hazañas de Sansón contra los filisteos (Jue 14:1-20; Jue 15:1-20)
3. Captura de Sansón y su último triunfo (Jue 16:1-31)
III. Epílogo: discordia entre las tribus (Jue 17:1-13; Jue 18:1-31; Jue 19:1-30; Jue 20:1-48; Jue 21:1-25)
A. Idolatría de Micaía y la conquista danita de Lais (Jue 17:1-13; Jue 18:1-31)
B. La concubina del levita y la guerra contra Benjamín (Jue 19:1-30; Jue 20:1-48; Jue 21:1-25)
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Jue 2:1-5
El pasaje introductor de Jueces muestra una continua actividad militar (Jue 1:1-26) que indica que todas las conquistas militares no fueron completadas durante la época de Josué. Luego detalla explícitamente la conquista incompleta de varias tribus (Jue 1:27-36). Que Israel desobedeció las instrucciones de Dios para la conquista es evidente en Jue 2:1-5, donde el Ángel del Señor les hace tal acusación. En agudo contraste con la pacífica y unida imagen de Israel al final del libro de Josué, ya es evidente el desmoronamiento de la sociedad israelita. En Jue 1:1-36, la conquista estaba en cierto modo incompleta (los vv. Jue 1:21, Jue 1:27-36 entregan informes detallados de las tierras que diversas tribus dejaron sin dominar). Esto contrasta con la visión de la conquista en Josué, especialmente en Jos 10:1-43. Por ejemplo, Jos 10:40 establece: «Josué sometió a toda la región, incluyendo el país montañoso, el Neguev, las estribaciones occidentales y pendientes montañosas, junto con sus reyes. No dejó sobrevivientes. Destruyó totalmente a todo aquél que respirara». El contraste, sin embargo, no es solamente entre Jos 10:1-43 y Jue 1:1-36. Aún en el libro de Josué, tenemos indicaciones de que la conquista no estaba completa. Esto es especialmente evidente en Jos 11:22; Jos 13:2-6; Jos 15:63; Jos 16:10; Jos 17:12, Jos 17:13, todos los cuales hablan de gente que sobrevivió en la tierra y que no había sido expulsada. También en contraste con el panorama en Jos 10:1-43 acerca de un rápido triunfo, Jos 11:18 expresa: «Josué le hizo la guerra a estos reyes durante un largo tiempo».
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Jueces comienza con un registro de las conquistas en el sur de Palestina. La tribu de Judá asumió el liderazgo y se alió con Simeón en campañas contra los cananeos que no habían sido expulsados de sus respectivos territorios. Sostuvieron una serie de exitosas campañas, «subiendo» contra Bezec y Jerusalén, «bajando» contra Hebrón, Debir y Sefat, y concluyendo con una invasión del territorio filisteo. No tuvieron la misma fortuna contra los cananeos, pero sus éxitos (vv. Jue 1:4-18, Jue 1:20) sobrepasaron sus derrotas (vv. Jue 1:19, Jue 1:21).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Aconteció, después de la muerte de Josué, que: Jueces comienza como el libro de Josué, con una referencia a la muerte del líder anterior: Moisés en Jos 1:1; aquí, Josué. Pero aún no se había nombrado a ningún líder para que guiara a Israel después de Josué. Más bien, la tribu de Judá fue designada para guiarlos en la lucha contra los cananeos (Jue 1:1-4). La elección de Judá era la primera señal de que la predicción de Jacob para Judá (Gén 49:8-12) se iba a cumplir. La profecía habría de concretarse con el establecimiento de la monarquía bajo David y sus descendientes; David era de la tribu de Judá.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
DESPUES DE LA MUERTE DE JOSUÉ. Los acontecimientos registrados en el libro de Jueces se extienden desde alrededor de 1375 a.C. hasta 1050 a.C. cuando Saúl fue ungido rey. Por lo general se asocia a trece jueces con el libro. Ellos son Otoniel (Jue 3:7-11), Aod (Jue 3:12-30), Samgar (Jue 3:31), Débora y Barac (Jue 4:1-24; Jue 5:1-31), Gedeón (Jue 6:1-40; Jue 7:1-25; Jue 8:1-35), Tola (Jue 10:1-2), Jair (Jue 10:3-5), Jefté (Jue 10:6-18; Jue 11:1-40; Jue 12:1-7), Ibzán (Jue 12:8-10), Elón (Jue 12:11-12), Abdón (Jue 12:13-15) y Sansón (Jue 13:1-25; Jue 14:1-20; Jue 15:1-20; Jue 16:1-31). El liderazgo de ellos fue primordialmente regional más bien que sobre todas las tribus. El ministerio de algunos de los jueces coincidió al mismo tiempo con el ministerio de otros (cf. Jue 3:30-31; Jue 4:1).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Introducción a Jueces
Bosquejo
I. Introducción de la desobediencia y apostasía de Israel (Jue 1:1-36; Jue 2:1-23; Jue 3:1-6)
A. Israel deja de purgar la tierra (Jue 1:1-36; Jue 2:1-3)
B. Israel experimenta la decadencia (Jue 2:6-23; Jue 3:1-6)
II. Historia de la opresión extranjera de Israel, y los jueces libertadores (Jue 3:7-31; Jue 4:1-24; Jue 5:1-31; Jue 6:1-40; Jue 7:1-25; Jue 8:1-35; Jue 9:1-57; Jue 10:1-18; Jue 11:1-40; Jue 12:1-15; Jue 13:1-25; Jue 14:1-20; Jue 15:1-20; Jue 16:1-31)
A. La opresión mesopotámica / La liberación de Otoniel (Jue 3:7-11)
B. La opresión moabita / La liberación de Aod (Jue 3:12-30)
C. La opresión filistea / La liberación de Samgar (Jue 3:31)
D. La opresión cananea / La liberación de Débora y Barac (Jue 4:1-24; Jue 5:1-31)
E. La opresión madianita / La liberación de Gedeón (Jue 6:1-40; Jue 7:1-25; Jue 8:1-35)
F. Tiempos difíciles bajo Abimelec, Tola y Jaír (Jue 9:1-57; Jue 10:1-5)
G. La opresión amonita / La liberación de Jefté (Jue 10:6-18; Jue 11:1-40; Jue 12:1-7)
H. Jueces menores: Ibzán, Elón y Abdón (Jue 12:8-15)
I. La opresión filistea / La vida de Sansón (Jue 13:1-25; Jue 14:1-20; Jue 15:1-20; Jue 16:1-31)
1. Nacimiento y llamamiento de Sansón (Jue 13:1-25)
2. El matrimonio de Sansón con una incrédula (Jue 14:1-20)
3. Las hazañas de Sansón (Jue 15:1-20)
4. La caída y la restauración de Sansón (Jue 16:1-31)
III. Ilustraciones del caos espiritual, moral y social de Israel (Jue 17:1-13; Jue 18:1-31; Jue 19:1-30; Jue 20:1-48; Jue 21:1-25)
A. La idolatría (Jue 17:1-13; Jue 18:1-31)
1. Ejemplo de idolatría personal (Jue 17:1-13)
2. Ejemplo de idolatría tribal (Jue 18:1-31)
B. Inmoralidad (Jue 19:1-30)
1. Ejemplo de inmoralidad personal (Jue 19:1-9)
2. Ejemplo de inmoralidad tribal (Jue 19:10-30)
C. Luchas tribales (Jue 20:1-48; Jue 21:1-25)
Autor : Anónimo
Tema : La apostasía y la liberación Fecha: ca. 1050-1000 a.C.
Trasfondo
El libro de Jueces es el enlace histórico principal entre Josué y la época de los reyes de Israel. El período de los jueces data desde cerca de 1375 a 1050 a.C., cuando Israel fue una confederación de tribus. El libro deriva su nombre de los individuos a quienes Dios levantó periódicamente para guiar y liberar a los israelitas después de que ellos se habían descarriado y habían caído bajo la opresión de vecinos extranjeros. Los jueces (se mencionan trece en este libro) provinieron de diferentes tribus y se desempeñaron como líderes militares y magistrados civiles. Muchos tuvieron influencia sólo dentro de su propia tribu, mientras que algunos sirvieron a todo el territorio de Israel. Samuel, considerado por lo general como el último de los jueces y el primero de los profetas, no se incluye en este libro.
La paternidad literaria del libro de Jueces es incierta. El libro indica el siguiente marco cronológico para su composición:
(1) Se escribió después que se sacó el arca de Silo en el tiempo de Eli y Samuel (Jue 18:31; Jue 20:27; cf. 1Sa 4:3-11);
(2) la referencia frecuente del autor al tiempo de los jueces mediante la declaración de que «en aquellos días no había rey en Israel» (Jue 17:6; Jue 18:1; Jue 19:1; Jue 21:25), sugiere que la monarquía de Israel ya existía cuando se escribió el libro;
(3) todavía no se les había quitado Jerusalén a los jebuseos (Jue 1:21; 2Sa 5:7). Estas tres pistas indican que se completó el libro en algún momento después del comienzo del reinado del rey Saúl (ca. 1050 a.C.) pero antes de que el rey David capturara Jerusalén (ca. 1000 a.C.). El Talmud judío asocia el origen del libro con Samuel, lo que es una verdadera posibilidad.
Esto sí es cierto: El libro registra y evalúa el período de los jueces desde la perspectiva del pacto (e.g., Jue 2:1-5). Moisés había profetizado que la opresión de las naciones extranjeras les sobrevendría a los israelitas como una de las maldiciones de Dios si se apartaban del pacto (Deu 28:25; Deu 28:33; Deu 28:48). El libro de Jueces subraya la realidad histórica de esa profecía.
Propósito
Desde el punto de vista histórico, Jueces provee la crónica principal de la historia de Israel en la tierra prometida desde la muerte de Josué hasta el tiempo de Samuel. En lo teológico, revela la decadencia espiritual y moral de las tribus después que se establecieron en la tierra prometida, mostrando con claridad las adversas consecuencias que siempre ocurrían cuando Israel olvidaba su pacto con el Señor y se iba más bien en la dirección de la idolatría y la inmoralidad.
Visión panorámica
Jueces se divide en tres secciones principales:
(1) La primera sección (Jue 1:1-36; Jue 2:1-23; Jue 3:1-6) registra la negligencia de Israel al no completar toda la conquista y describe su decadencia después de la muerte de Josué.
(2) La segunda sección (Jue 3:7-31; Jue 4:1-24; Jue 5:1-31; Jue 6:1-40; Jue 7:1-25; Jue 8:1-35; Jue 9:1-57; Jue 10:1-18; Jue 11:1-40; Jue 12:1-15; Jue 13:1-25; Jue 14:1-20; Jue 15:1-20; Jue 16:1-31) comprende la parte principal del libro. Registra seis ejemplos de la experiencia recurrente de Israel durante el tiempo de los jueces que involucra ciclos de apostasía, opresión extranjera, servidumbre, clamor a Dios en la angustia, y la liberación de Dios a los israelitas por medio de líderes ungidos por su Espíritu. Entre los trece jueces (todos se incluyen en esta sección del libro), los más conocidos son Débora y Barac (en equipo), Gedeón, Jefté y Sansón (cf. Heb 11:32).
(3) La tercera sección (Jue 17:1-13; Jue 18:1-31; Jue 19:1-30; Jue 20:1-48; Jue 21:1-25) concluye con historias vividas del tiempo de los jueces que ilustran la profundidad de la corrupción moral y social que resultaba de la apostasía espiritual de Israel. Una lección que se recalca en el libro es que los seres humanos nunca aprenden bien las lecciones que da la historia.
Características especiales
Seis aspectos o énfasis principales caracterizan el libro de Jueces:
(1) Registra sucesos de la historia turbulenta de Israel entre la conquista de Palestina y el comienzo de la monarquía.
(2) Subraya tres verdades sencillas pero profundas:
(a) ser pueblo de Dios significa que Dios debe ser Rey y Señor de su pueblo;
(b) el pecado es siempre destructivo del pueblo de Dios; y
(c) cuando el pueblo de Dios se humilla, ora y se vuelve de sus malos caminos, El oirá desde el cielo y sanará su tierra (cf. 2Cr 7:14).
(3) Pone énfasis en que cada vez que Israel perdía de vista su identidad como el pueblo del pacto bajo el reinado de Dios, la nación se hundía en ciclos repetidos de caos espiritual, moral y social y «cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jue 21:25; cf. Jue 17:6).
(4) Revela varios modelos que ocurren con frecuencia en la historia del pueblo de Dios bajo ambos pactos:
(a) a menos que el pueblo de Dios lo ame y le obedezca con todo el corazón, y se mantenga espiritualmente alerta, su corazón se endurece y se vuelve insensible a Dios, lo cual lleva al descarrío y, por último, a la apostasía;
(b) Dios es paciente, y cada vez que su pueblo clama arrepentido, Él es misericordioso para restaurarlos al levantar individuos llenos del poder del Espíritu para librarlos del juicio opresivo del pecado; y
(c) los propios líderes ungidos a quienes Dios usa para librar a su pueblo, a menudo se vuelven corruptos debido a una deficiencia fundamental de humildad, carácter o justicia.
(5) Cada uno de los seis ciclos principales del libro, que comprenden apostasía, opresión, angustia y liberación, comienza de la misma manera: «Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová» (e.g., Jue 2:11; Jue 3:7).
(6) El libro revela que Dios usó a naciones extranjeras más malvadas que su pueblo para juzgar a éste por sus pecados y causar su arrepentimiento y avivamiento. Sólo esta intervención de Dios impidió que el paganismo que rodeaba a Israel la absorbiera por completo.
Cumplimiento en el Nuevo Testamento
El libro de Jueces revela un principio divino perdurable: Cuando Dios emplea de manera extraordinaria a una persona en su servicio, «el Espíritu de Jehová [viene] sobre él» (Jue 3:10; cf. Jue 6:34; Jue 11:29; Jue 14:6; Jue 14:19; Jue 15:14). Al principio del ministerio de Jesús, el Espíritu descendió sobre El en su bautismo (Mat 3:16; Luc 3:21-22 a). Antes de ascender a su Padre, Jesús les dijo a sus discípulos que esperaran la promesa del Espíritu (Hch 1:4-5); la razón dada fue que ellos recibirían poder cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos (Hch 1:8; cf. Hch 4:33). En ambos pactos, el método de Dios para vencer al enemigo y hacer progresar su reino es mediante la energía, las fuerzas y el poder del Espíritu Santo obrando por medio de seres humanos rendidos a Dios y obedientes.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
1. Introducción Histórica (1:1-2:5).
Estado Político de Israel a la muerte de Josué.
El redactor último inspirado compuso esta introducción con el fin de encuadrar el libro de los Jueces en el marco general de la historia de Israel. Siguiendo el orden geográfico de sur a norte, señala cuál era a la muerte de Josué la situación de las tribus del mediodía (Judá y Simeón), del centro (Benjamín, Efraím y Manases) y de las tribus del norte de Palestina. Los puntos de contacto entre los datos que figuran en el primer capítulo y el libro de Josué se explican por el hecho de que ambos autores se inspiraron en las Cismas fuentes escritas y tradiciones orales, que cada uno utilizó de conformidad con el plan o tesis que intentó desarrollar. Los mismos hechos se narran en Jue 1:3= Jos 19:1-9; Jos 1:10-11=Jos.
Al leer este primer capítulo del libro de los Jueces se obtiene la impresión de que la situación de las tribus en Palestina al iniciarse el período de los jueces era precaria y delicada. La conquista bajo Josué fue lenta y penosa. Entre las tribus no existía la solidaridad de otros tiempos. A menudo, una tribu, un clan, hacían la guerra aisladamente contra un enemigo, exterior o interior, que Josué no pudo dominar ni desalojar de sus posiciones. Los hijos de Israel dominaban en las regiones montañosas, mientras que su influencia en las llanuras era casi nula. ¿Cómo se explica esta inferioridad política de Israel en la tierra de promisión después de las repetidas promesas hechas por Yahvé a los patriarcas y a Moisés de combatir por Israel, destruir a los enemigos y entregarles aquella tierra que, en comparación con la estepa del desierto, manaba leche y miel? En el curso del libro trata el autor sagrado, a base de algunos hechos históricos aleccionadores, de dar respuesta adecuada a este enigma aparente.
Elección de Judá y su alianza con Simeón (Jos 1:1-3).
1Después de muerto Josué, consultaron los hijos de Israel a Yahvé, diciendo: “¿Quién de nosotros subirá antes contra el cananeo y le combatirá?” 2Y respondió Yahvé: “Judá subirá, pues he dado la tierra en sus manos.” 3Y dijo Judá a Simeón, su hermano: “Sube conmigo a la parte que me ha tocado, a hacer la guerra al cananeo, y también iré luego yo contigo a la que te ha tocado a ti.” Y fue con él Simeón.
Partiendo del supuesto de que los israelitas “hacían las guerras de Yahvé” (1Sa 18:17), antes de emprender la campaña contra los cananeos, bajo cuya denominación se incluyen todos los pueblos enemigos de Palestina, consultaron a Yahvé (1Sa 20:28; 1Sa 14:17; 1Sa 23:2; 1Sa 28:6; 1Sa 30:8; 2Sa 5:19-23) por medio del efod, “órgano supremo de la manifestación de la voluntad de Dios a su pueblo.” l No se dice quién utilizó el efod ni se indica el lugar en que fue consultado Yahvé. Es probable que se hiciera junto al arca de la alianza y por medio de los urim y tummim (Hummelauer). La respuesta del oráculo señaló a Judá, la tribu más numerosa (Num 1:27; Num 26:22), para iniciar las operaciones contra el cananeo (Num 20:18), asegurándole la protección de Yahvé. Para su empresa pide y obtiene la colaboración de la tribu de Simeón.
Derrota y muerte de Adonisedec (Num 1:4-8).
4Subió, pues, Judá, y puso Yahvé en sus manos al cananeo y al fereceo, y derrotaron en Becez a diez mil hombres. 5Habiendo encontrado en Becez a Adonisedec, le atacaron y detrotaron a los cananeos y fereceos. 6 Huyó Adonisedec, y ellos le persiguieron, y, cogiéndole, le amputaron los pulgares de las manos y de los pies. 7Y dijo Adonisedec: “Setenta reyes con los pulgares de manos y pies amputados migajeaban debajo de mi mesa. Me devuelve Dios lo que yo les hice a ellos”; y le llevaron a Jerusalén y allí murió. 8Atacaron los hijos de Judá a Jerusalén; y habiéndola tomado, pasaron a los habitantes a filo de espada y pegaron fuego a la ciudad.
Entre los vencidos se menciona a los fereceos (Gen 13:7; Gen 15:20), pueblo de origen no semita, establecido en las regiones de Betel, )iquem y Becez. Con el fin de acentuar la protección especial de Dios a Judá, dice el texto que derrotó en Becez, Ibzic, entre Naplusa y Betsán, a diez mil hombres, cifra redonda que equivale a decir que el número de los vencidos fue muy crecido. Adonisedec huyó, pero, habiéndolo capturado, le aplicaron la ley del talión. Se le amputaron los pulgares de las manos y de los pies con el fin de inutilizarle para el manejo de las armas, impedir su fuga y reducirlo a servidumbre. Con muchos reyezuelos de Palestina (setenta, dice el texto) había hecho lo mismo Adonisedec.
El v.8 se concilla difícilmente con otros datos ciertos de la historia de Israel (Jos 15:63; Jue 1:21; Jue 19:11; 2Sa 5:6-9). La dificultad ha hecho que se ensayaran diversas soluciones. Lagrange y Vincent consideran el versículo como una glosa. La hipótesis de los que distinguen entre la ciudad alta y la ciudad baja tiene pocas probabilidades. La solución debe buscarse en el carácter mismo de este capítulo. Su redactor muestra el máximo interés en realzar la actuación de la tribu de Judá y demostrar que Dios la antepone a las otras. Yahvé la elige para iniciar la campaña contra el cananeo y promete entregar “la tierra en sus manos” (2Sa 1:1). Con su ayuda, Judá obtuvo una señalada victoria. Sin embargo, no siempre el éxito coronó sus empresas bélicas (2Sa 1:18-19), pero el autor trata de atenuar su derrota con decir que aun entonces “Yahvé estuvo con Judá” (2Sa 1:19). A pesar de sus fracasos, tiene a su favor el haber llevado a feliz término por obra de David, elemento destacadísimo de la tribu, la conquista de Jerusalén, la capital del reino teocrático. Con este anacronismo histórico, señala el autor o redactor los títulos que tiene Judá para ocupar un puesto preeminente entre las tribus de Israel.
Conquista de Hebrón y Dabir (2Sa 1:9-15).
9Bajaron luego los hijos de Judá para combatir a los cananeos que habitaban en el monte, en el Negueb y en la Sefela. 10 Marchó Judá contra los cananeos que habitaban en Hebrón, antes llamado Cariat Arbe, y batió a Sesai, Ajimón y Tolmai. 11De allí marchó contra los habitantes de Dabir, que se llamó antes Quiriat Sefer. 12Caleb dijo: “Al que ataque y tome a Quiriat Sefer le daré por mujer mi hija Acsa.” 13Otoniel, hijo de Quenaz, el hermano menor de Caleb, se apoderó de ella, y Caleb le dio su hija Acsa por mujer. 14Cuando era llevada a la casa de Otoniel, él la incitó a que pidiera a su padre un campo. Bajóse ella del asno, y Caleb le preguntó: “¿Qué tie. nes?” 15Ella dijo: “Hazme una gracia. Ya que me has dado tierra de secano, dame también regadíos.” Y le dio Caleb el Gulat superior y el Gulat inferior.
El campo de batalla se desliza hacia el sur. Como en 1:1, bajo el nombre genérico de cananeos se incluyen los amorreos y los ena-quim, y acaso los descendientes de Jet. Salvo pequeñas diferencias, los v.10-15 concuerdan con Jos 15:15-19. Cariat Arbe, “villa de los cuatro” clanes que formaban el pueblo de los enaquim, tenía a Hebrón por metrópoli (Gen 23:2; Gen 35:27; Jos 20:2). Dabir (Jos 15:15) se hallaba a unos veinte kilómetros al sudoeste de Hebrón (Jos 15:13-20).
Los gumitas y la toma de Sefat (Jos 1:16-17).
16Los hijos de Jobab el quineo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las Palmeras con los hijos de Judá al desierto que está al mediodía de Judá, según se baja de Arad, y vinieron a habitar con los amalecitas. 17 Marchó después Judá con Simeón, su hermano, y batieron a los cananeos que habitaban en Sefat; la destruyeron totalmente, y se llamó la ciudad Jorma.
Los quinitas (Gen 4:1; Exo 3:1; c.1S; Num 10:29; Num 24:22; Jue 4:11) habitaban en una región inhóspita al sur de Tell Arad. Subieron de Tamar, “ciudad de las Palmeras” (Deu 34:3), y se establecieron en la región de Arad, a treinta kilómetros al sur de Hebrón, cohabitando con los amalecitas (Num 24:21-22; 1Sa 15:6; Jue 3:13). Judá mantiene su promesa de ayudar a Simeón en la lucha por la liberación de su territorio de los pueblos enemigos. Las dos tribus unidas destruyeron totalmente a Sefat, que recibió por esto mismo el nombre de Jorma, “consagrada o entregada al anatema” (Num 21:1-3; Jos 12:14; Jos 15:30). ¿Debe identificarse este episodio con la destrucción de la ciudad de que se habla en Num 21:37 “Según Dillmann, en el libro de los Números se habla de este acontecimiento por anticipación; es mejor decir, con Budde, Moore y Nowack, que la palabra Jorma allí es una interpolación” (Lagrange).
Reveses de Judá (Num 1:18-20).
18Pero no se apoderó Judá de Gaza y de su territorio, ni de Ascalón y Acarón con los suyos. 19Fue Yahvé con Judá, y se apoderó Judá de la parte montañosa, pero no pudo expulsar a los habitantes del llano, que tenían carros de hierro. 20Atribuyóse Hebrón a Caleb, como lo había dicho Moisés, y aquél arrojó de allí a los tres hijos de Enac.
Victorioso en la montaña, no pudo Judá apoderarse de la región marítima de Gaza, Ascalón y Acarón. Con su armamento rústico y primitivo no podía enfrentarse con pueblos que disponían de carros de combate (Jos 17:16-18) recubiertos con láminas de hierro.
Es la primera vez que se hace mención de este metal en la Biblia. Fl texto griego: “Y no se apoderó,” debe absolutamente preferirse la lección del texto masorético: “Y se apoderó.” En Jos 13:3 se escribe que la región de los filisteos resistió al empuje de los israelitas, lo cual concuerda con 3:3 y la historia subsiguiente. Ya hemos inri’cado el interés del autor o redactor de este capítulo en encubrir los infortunios de Judá. La nota del v.20 sobre Galeb se refiere a hechos sucedidos anteriormente (Jos 14:12; Jos 15:13)·
La tribu de Benjamín (Jos 1:21).
21Los hijos de Benjamín no expulsaron a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, y los jebuseos han habitado hasta el día de hoy con los hijos de Benjamín.
La ciudad de Jerusalén se adjudicó a Benjamín (Jos 18:28). En Jos 15:63 se atribuye este fracaso “a los hijos de Judá.” No se debe a un copista el hecho de que aquí se lea Benjamín en vez de Judá, sino al autor mismo. La segunda parte del versículo no debe entenderse en el sentido de que antes de la conquista de Jerusalén por David cohabitaran allí los benjaminitas con los jebuseos, sino en el sentido de que elementos jebuseos continuaron en Jerusalén aun después de la conquista de la ciudad por David (2Sa 24:18). Puede interpretarse también en el sentido de que los benjaminitas vivían alrededor de la ciudad, ocupada por los jebuseos.
La casa de José y la toma de Betel (2Sa 1:22-26).
22También la casa de José subió contra Betel, y Yahvé estuvo con ellos. 23La casa de José hizo una exploración cerca de Betel, que antes se llamó Luz, 24y los emboscados cogieron a un hombre que salía de la ciudad y le dijeron: “Enséñanos por dónde se entra en la ciudad, y te haremos gracia.” 25El les enseñó por dónde podrían entrar en la ciudad, y ellos la pasaron a filo de espada, pero dejaron en libertad a aquel hombre y a toda su familia. 26 Este hombre se fue a tierra de jéteos y edificó allí una ciudad, a la que dio el nombre de Luz, y así se llama todavía hoy.
Gracias al favor divino pudo Judá dominar en la parte montañosa de su heredad y la casa de José asegurarse un gran éxito militar frente a la ciudad de Betel (Jos 16:2). La ciudad fue capturada durante la noche, siguiendo las indicaciones que dio un hombre de la misma. En premio de su traición le perdonaron la vida y se marchó con su familia al norte de Palestina, en los alrededores de Lais. Leer Lais en vez de Luz. Antiguamente Betel se llamaba Luz (Gen 28:19; Gen 35:6; Gen 48:3; Jos 18:22). Se encuentra su emplazamiento en la actual Betin, a dieciséis kilómetros al norte de Jerusalén.
Manases y Efraím (Jos 1:27-29).
27Manases no expulsó a los habitantes de Betsán y de las ciudades de ella dependientes, ni a los de Tanac, Dor, Jeblam, Mageddo y las ciudades dependientes de ellas, y los cananeos se arriesgaron a permanecer en esta tierra. 28Cuando Israel fue suficientemente fuerte, los hicieron tributarios, pero no los arrojaron. 29 Efraím no expulsó a los cananeos que habita-ban Gazer, y los cananeos siguieron habitando en medio de Efraím.
No pudo subyugar Manases las ciudades cananeas que cerraban el acceso a las fértiles llanuras de Betsán, junto al Jordán; Cisón, entre el Tabor y el Carmelo, y las planicies marítimas junto a Dor. Sólo más tarde, en tiempos de David y Salomón, los habitantes de estas ciudades se vieron obligados a prestar al rey sus servicios personales (1Re 9:15). También fracasó Efraím en el intento de apoderarse de Gazer (Jos 16:10), plaza fuerte que dominaba la llanura filistea y que además cortaba la comunicación entre las tribus del centro y las del mediodía. Un faraón entregó esta ciudad a Salomón como dote de su hija (1Re 9:16).
Tribus del Norte (1Re 1:30-36).
30Zabulón no expulsó a los habitantes de Quetrom ni a los de Nalol, y los cananeos siguieron habitando en medio de Zabulón, pero fueron hechos tributarios. 31Aser no expulsó a los habitantes de Acó, ni a los de Sidón, ni a los de Majaleb, de Aczib, de Jelba, de Afee y de Rejob; 32y los hijos de Aser habitan en la tierra en medio de los cananeos, porque no los expulsaron. 33Neftalí no expulsó a los habitantes de Bet Se-mes ni a los de Bet Anat, y habitó en medio de los cananeos, habitantes de aquella tierra; pero los habitantes de Bet Semes y de Bet Anat fueron sometidos a tributo. 34 Los amorreos rechazaron a los hijos de Dan hacia los montes y no los dejaban bajar al llano; 35arriesgáronse los amorreos a quedarse en el Har Jeres, en Ayalón y en Selebim; pero la mano de la casa de José pesó mucho sobre ellos y fueron sometidos a tributo. 36El territorio de los idumeos se extendía desde la subida de Acrabim y desde Sela para arriba.
A grandes rasgos describe el autor la precaria situación de las tribus norteñas. Zabulón no pudo con los cananeos, que sólo más tarde fueron hechos tributarios. Ninguna ciudad importante del territorio a ella asignado pasó a poder de Aser. Peor suerte corrió la tribu de Dan, la cual, aprisionada entre los filisteos que habitaban en la costa y los amorreos de la montaña, acabó por emigrar al extremo septentrional de Palestina (c. 17-18).
En un rápido bosquejo, el autor de esta introducción histórica reúne datos interesantes sobre la conquista de Palestina. Destaca los esfuerzos de Judá y de la casa de José; la impotencia de Dan para asegurarse la posesión de la herencia que le fue asignada; la desídia de otras tribus, que prefirieron el pacto y la amigable convivencía con los cananeos a los riesgos de la guerra. En sus líneas generales el cuadro dibujado por el autor es sombrío. La rápida posesión del territorio, con la cual soñaban los israelitas procedentes de desierto, se convirtió en una empresa larga, ardua y sangrienta. •Sobre quiénes recae la responsabilidad de que las cosas no se hubieran desarrollado de acuerdo con las solemnes promesas que hizo Yahvé a su pueblo?
Fuente: Biblia Comentada
El libro de Jueces
TítuloEl libro lleva el nombre que es apropiado «Jueces», el cual se refiere a líderes que Dios le dio a su pueblo para la preservación en contra de sus enemigos (Jue 2:16-19). El título hebreo quiere decir «libertadores» o «salvadores», como también jueces (cp. Deu 16:18; Deu 17:19; Deu 19:17). Doce de estos jueces se levantaron antes de Samuel; después Elí y Samuel elevaron la cuenta a catorce. Dios mismo es el Juez más alto (Jue 11:27). Jueces cubre unos trescientos cincuenta años desde la conquista de Josué (ca. 1398 a.C.) hasta que Elí y Samuel juzgaron antes del establecimiento de la monarquía (ca. 1043 a.C.).
Autor y fecha
Ningún autor se menciona en el libro, pero el Talmud judío identifica a Samuel, quien fue un profeta clave que vivió durante el tiempo en el que se llevaron a cabo estos acontecimientos, y probablemente pudo haber resumido la época (1Sa 10:25). El tiempo fue antes de la captura de Jerusalén por parte de David ca. 1004 a.C. (2Sa 5:6-7) debido a que los jebuseos aún controlaban el lugar (Jue 1:21). Además el escritor se enfoca en una etapa en la que todavía no había rey en Israel (Jue 17:6; Jue 18:1; Jue 21:25). Debido a que Saúl comenzó su reinado alrededor del 1043 a.C., poco después de que su reinado comenzara es probable que se escribiera Jueces.
Contexto histórico
Jueces es la trágica continuación al libro de Josué. En Josué, el pueblo fue obediente a Dios al conquistar la tierra. En Jueces, fue desobediente, idólatra y frecuentemente fue derrotado. Jue 1:1-36; Jue 2:1-23; Jue 3:1-6 se enfoca en los últimos días del libro de Josué. Jue 2:6-9 da un repaso de la muerte de Josué. El relato describe siete ciclos distintos de la desviación de Israel del Señor, comenzando desde antes de la muerte de Josué y más adelante llegando a la apostasía. Cinco razones básicas son evidentes, que dan lugar a estos ciclos de declive moral y espiritual de Israel: 1) desobediencia al no echar a los cananeos de la tierra (Jue 1:19; Jue 1:21; Jue 1:35); 2) idolatría (Jue 2:12); 3) matrimonios con cananeos impíos (Jue 3:5-6); 4) no obedecer a los jueces (Jue 2:17); y 5) dejar a Dios después de la muerte de los jueces (Jue 2:19).
Una secuencia de cuatro partes se repitió varias veces en esta fase de la historia israelita: 1) Israel dejó a Dios; 2) Dios los disciplinó al permitir que fueran derrotados y subyugados por otros pueblos; 3) Israel ruega por su liberación; 4) Dios levantaba «jueces», fueran civiles o en algunas ocasiones héroes militares, que guiaban a Israel en la victoria en contra de sus opresores. Catorce jueces se levantaron, seis de ellos jueces militares (Otoniel, Aod, Débora, Gedéon, Jefté y Sansón). Dos hombres tuvieron una importancia especial en liderazgo espiritual y así hicieron un contraste: 1) Elí, juez y sumo sacerdote (no un buen ejemplo); y 2) Samuel, juez, sacerdote y profeta (un buen ejemplo).
Temas históricos y teológicos
Jueces es temático en lugar de ser cronológico. Entre sus temas principales encontramos el poder de Dios y la misericordia de pacto mostrada en la liberación de los israelitas de las consecuencias de sus fracasos, los cuales sufrieron por causa de su pecado (cp. Jue 2:18-19; Jue 21:25). En siete períodos de pecado a salvación (cp. Introducción: Bosquejo), Dios compasivamente libró a su pueblo en todas las áreas geográficas de heredades pertenecientes a las tribus, las cuales Él había dado antes a través de Josué (Jos 13:1-33; Jos 14:1-15; Jos 15:1-63; Jos 16:1-10; Jos 17:1-18; Jos 18:1-28; Jos 19:1-51; Jos 20:1-9; Jos 21:1-45; Jos 22:1-34). La apostasía cubría toda la tierra, como se indica por el hecho de que cada área está específicamente definida: sur (Jue 3:7-31); norte (Jue 4:1 Jue 5:31); central (Jue 6:1 Jue 10:5); oriental (Jue 10:6 Jue 12:15); y occidental (Jue 13:1 Jue 16:31). Su poder para rescatar fielmente brilla a la luz del oscuro trasfondo de terrible concesión humana y algunas veces giros horribles de pecado, como el resumen final (Jue 17:1-13; Jue 18:1-31; Jue 19:1-30; Jue 20:1-48; Jue 21:1-25). El último versículo (Jue 21:25) resume el relato: «En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía».
Retos de interpretación
Los retos más interesantes son: 1) cómo ver los actos violentos de los hombres en contra de los enemigos o compatriotas, con la aprobación o sin la aprobación de Dios; 2) el uso de Dios de líderes quienes en algunas ocasiones hacen su voluntad y en otras siguen su propio impulso pecaminoso (Gedéon, Jefté, Sansón); 3) cómo ver el voto de Jefté y la ofrenda de su hija (Jue 11:3-40); y 4) cómo resolver la voluntad soberana de Dios con su obra providencial a pesar del pecado humano (cp. Jue 14:4).
La cronología de los varios jueces en diferentes sectores de la tierra da lugar a preguntas de cuánto tiempo pasó y cómo los totales de tiempo pueden encajar en el período total desde el éxodo (ca. 1445 a.C.) hasta el cuarto año de Salomón, ca. 967 966 a.C., el cual se dice ser de cuatrocientos ochenta años (1Re 6:1; vea Jue 11:26 y la nota). Una explicación razonable es que las liberaciones y años de reposo bajo los jueces en distintas partes de la tierra incluían períodos de tiempo que empalmaban, de tal manera que algunos de ellos no siguieron de forma consecutiva, sino más bien al mismo tiempo durante los cuatrocientos ochenta años. La estimación de Pablo de «como por cuatrocientos cincuenta años» en Hch 13:20 es una aproximación.
Bosquejo
I) Introducción y resumen: La desobediencia de Israel (Jue 1:1 Jue 3:6)
A) Conquista incompleta de Canaán (Jue 1:1-36)
B) El declive y juicio de Israel (Jue 2:1 Jue 3:6)
II) Una historia selecta de los jueces: La liberación de Israel (Jue 3:7 Jue 16:31)
A) Primer período: Otoniel frente a los de Mesopotamia (Jue 3:7-11)
B) Segundo período: Aod y Samgar frente a los moabitas (Jue 3:12-31)
C) Tercer período: Débora frente a los cananeos (Jue 4:1 Jue 5:31)
D) Cuarto período: Gedéon frente a los madianitas (Jue 6:1 Jue 8:32)
E) Quinto período: Tola y Jair frente a los efectos de Abimelec (Jue 8:33 Jue 10:5)
F) Sexto período: Jefté, Ibzán, Elón y Abdón frente a los filisteos y los amonitas (Jue 10:6 Jue 12:15)
G) Séptimo período: Sansón frente a los filisteos (Jue 13:1 Jue 16:31)
III) Epílogo: El abandono de Israel (Jue 17:1 Jue 21:25)
A) La idolatría de Micaía y los danitas (Jue 17:1 Jue 18:31)
B) El crimen en Gabaa y la guerra en contra de Benjamín (Jue 19:1 Jue 21:25)
ANEXOS
Los jueces de Israel
Juez y tribu | Referencias en las Escrituras | Opresores | Período de opresión / descanso |
(1) Otoniel (Judá) Hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb | Jue 1:11-15; Jue 3:1-11; Jos 15:16-19; 1Cr 4:13 | Cusan-risataim, rey de Mesopotamia | 8 años / 40 años |
(2) Aod (Benjamín) Hijo de Gera | Jue 3:12-31; Jue 4:1 | Eglón, rey de Moab; amonitas; amalecitas | 18 años / 80 años |
(3) Samgar (quizás extranjero) Hijo de Anat | Jue 3:31; Jue 5:6 | filisteos | No dado / no dado |
(4) Débora (Efraín), Barac (Neftalí) Hijo de Abinoam | Jue 4:1-24; Jue 5:1-31; Heb 11:32 | Jabín, rey de Canaán; Sísara, capitán del ejército | 20 años / 40 años |
(5) Gedeón (Manasés) Hijo de Joás abiezerita. También llamado: Jerobaal (Jue 6:32; Jue 7:1; 2Sa 11:21) | Jue 6:1-40; Jue 7:1-25; Jue 8:1-32; Heb 11:32 | madianitas; amalecitas; «pueblo del oriente» | 7 años / 40 años |
(6) Abimelec (Manasés) Hijo de Gedeón con una concubina | Jue 8:33-35; Jue 9:1-57; 2Sa 11:21 | Guerra civil | Abimelec gobernó a Israel 3 años |
(7) Tola (Isacar) Hijo de Fúa | Jue 10:1-2 | – | Juzgó a Israel 23 años |
(8) Jair (Galaad-Manasés) | Jue 10:3-5 | – | Juzgó a Israel 22 años |
(9) Jefté (Galaad-Manasés) Hijo de Galaad con una ramera | Jue 10:6-18; Jue 11:1-40; Jue 12:1-7; Heb 11:32 | filisteos; amonitas; guerra civil con los hijos de Efraín | 18 años / juzgó a Israel 6 años |
(10) Ibzán (Judá o Zabulón) (Belén-Zabulón; cp. Jos 19:15) | Jue 12:8-10 | – | Juzgó a Israel 7 años |
(11) Elón (Zabulón) | Jue 12:11-12 | – | Juzgó a Israel 10 años |
(12) Abdón (Efraín) Hijo de Hilel | Jue 12:13-15 | – | Juzgó a Israel 8 años |
(13) Sansón (Dan) Hijo de Manoa | Jue 13:1-25; Jue 14:1-20; Jue 15:1-20; Jue 16:1-31; Heb 11:32 | filisteos | 40 años / juzgó a Israel 20 años |
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
después de la muerte de Josué. ca. 1383 a.C. (cp. Jos 14:7-10 con Jos 24:29). Las descripciones del contexto del libro en Jue 1:1-36; Jue 2:1-23 varían entre tiempos después de la muerte de Josué y miradas hacia atrás resumiendo condiciones mientras estaba vivo (como el Jue 2:2-6). Cp. Jos 1:1: «después de la muerte de Moisés … «
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
LA ETAPA DE LOS JUECES
INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DE LOS JUECES
(Jueces, Rut 1:1-22 de Samuel 1 — 7)
1. Esta etapa registra el período más triste y sórdido de toda la historia de Israel. Es la edad de las tinieblas de esa nación.
2. La lista de nombres más importantes de este período incluiría a Gedeón, Sansón, Noemí, Rut, Booz, Eli y Samuel.
3. Abarca un período de unos 300 años.
4. En pocas palabras, registra siete casos de apostasía de Israel, siete situaciones de servidumbre y siete experiencias de liberación.
5. Se han sugerido los dos siguientes bosquejos que resumen la etapa de los Jueces:
a. Rebelión, castigo, arrepentimiento y restauración, (o)
b. Pecado, servidumbre, súplica y salvación.
6. Contando a Eli y a Samuel, hubo quince jueces en total. Uno de ellos fue una mujer, Débora. Estos jueces no eran tantos expertos legales sino más bien reformadores militares.
7. La raíz de los problemas de Israel estaba en que cuando Josué murió, Dios no pudo encontrar un hombre que tomara su lugar como encontró a Josué cuando Moisés falleció. La declaración: «En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía», se repite en cuatro ocasiones diferentes en el libro de los Jueces (véanse Jue 17:6; Jue 18:1; Jue 19:1; Jue 21:25). Este período es la antítesis del milenio cuando el Rey Jesús reinará con vara de hierro (véase Sal 2:1-12).
8. El fruto de los problemas de Israel se puede ver en su:
a. Desobediencia: no haciendo lo que Dios les había dicho que hicieran, esto es, echar a sus enemigos. (Véanse Jue 1:21; Jue 1:27-33; Jue 2:1-5.)
«El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros, con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar, más vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero» (Jue 2:1-3).
b. Apostasía: haciendo aquello que Dios les dijo que no hicieran, es decir, adorar los dioses de sus enemigos. (Véanse Jue 2:11-15; Jue 6:8-10.)
«Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y Astarot» (Jue 2:11-13).
9. A pesar de todo Dios todavía amaba a Israel. El ángel del Señor es mencionado ochenta veces en el Antiguo Testamento. La mayoría de los teólogos piensan que este Ángel de Jehová no es otro que Cristo mismo manifestándose de esa manera en el Antiguo Testamento. No menos de veinte de estas manifestaciones aparecen en el libro de los Jueces. En ningún otro momento ministró Dios tanto a su pueblo.
10. La última parte de Gál 5:1-26 provee de un excelente resumen de los libros de Josué y Jueces. (Véase Gál 5:22-26 en relación con Josué y Gál 5:17-21 en relación con Jueces.)
«Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley» (Gál 5:19-23).
Veamos el contraste general entre estas dos etapas:
Josué |
Jueces |
a. victoria |
Derrota |
b. libertad |
Esclavitud |
c. fe |
Incredulidad |
d. progreso |
Decadencia |
e. obediencia |
Desobediencia |
f. visión celestial |
Énfasis terrenal |
g. gozo |
Tristeza |
h. fortaleza |
Debilidad |
i. unión entre las tribus |
desunión entre las tribus |
j. líder fuerte |
falta de líder |
11. Jueces es el ejemplo clásico de Ose 8:7 y Gál 6:7.
«Porque sembraron viento, y torbellino segarán» (Ose 8:7).
«No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna» (Gál 6:7-8).
Notemos especialmente Jue 6:3 :
«Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban» (Jue 6:3)
Esto casi parece un juego de palabras. Vuelva a leerlo cuidadosamente.
12. Jueces también nos ofrece siete ilustraciones de 1Co 1:27.
«Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte.»
En Jueces Dios usó:
a. Una aguijada de bueyes (Jue 3:31).
b. Una estaca (Jue 4:21).
c. Unas trompetas (Jue 7:20).
d. Unos cántaros (Jue 7:20).
e. Unas antorchas (Jue 7:20).
f. Una rueda de molino (Jue 9:53).
g. La quijada de un asno (Jue 15:15).
13. En Jueces vemos también:
a. El primer nazareo que se registra en la historia (Jue 13:2-5).
b. El hombre más fuerte que se ha conocido (Jue 15:15)
c. Un hijo sanguinario (Abimelec) y un padre lleno de dolor (Jefté) (Jue 9:1-57; Jue 11:1-40).
d. Un espíritu maligno y el Espíritu de Dios (Jue 9:23; Jue 13:24-25).
e. Muchos soldados mueren por pronunciar mal una palabra (Jue 12:1-15).
f. Trescientos hombres victoriosos y 600 desesperados (Jue 7:7; Jue 20:46-47).
g. Una de las dos fábulas que aparecen en la Biblia (Jue 9:7-15).
h. Un nombre nuevo para Dios (Jue 6:24).
i. Caza de zorras, narración de adivinanzas, la prueba del vellón de lana, corte de mechones de cabello (Jue 15:4; Jue 14:14; Jue 6:36-40; Jue 16:19).
14. Resumen del libro de Rut.
a. Es el primero de dos libros bíblicos que llevan el nombre de una mujer.
b. Rut llegó a ser la tercera de cuatro mujeres que Mateo menciona en su genealogía de Cristo. (Véase Mat 1:1-17.)
c. La experiencia humana que presenta este libro, que tuvo lugar durante la etapa de los jueces, es como un lirio puro flotando en una inmensa ciénaga de pecado.
d. Registra el primero de tres viajes muy importantes al pueblo de Belén que aparecen en la Biblia (Rut 1:19). (Para los otros tres véanse 1Sa 16:4; Luc 2:4.)
e. Nos ofrece el más grande de los ejemplos que aparecen en la Biblia de Cristo como nuestro pariente redentor.
f. Rut llegó a ser la segunda de dos mujeres del Antiguo Testamento que prefiguran a la Iglesia en el Nuevo Testamento. (La otra es Rebeca, véase Gén 24:1-67.)
15. Resumen de los primeros siete capítulos de Samuel.
a. Encontramos una de las más grandes oraciones de dedicación de un hijo que jamás se hayan expresado.
«Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová» (1Sa 1:26-28).
b. La descripción de uno de los momentos más tristes de la vida de Israel: la captura de la venerada arca del pacto de Dios (1Sa 4:10-11).
c. El llamado divino de un niño a media noche (1Sa 3:1-10).
d. La agonía de una madre moribunda y el éxtasis de un profeta agradecido.
(1). La agonía se aprecia en la palabra Icabod.
«Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente. Y al tiempo que moría, le decían los que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida. Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido. Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios» (1Sa 4:19-22).
(2). El éxtasis se ve en la palabra Eben-ezer.
«Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel. Y saliendo los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Bet-car. Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová.» (1Sa 7:10-12).
LA ETAPA DE LOS JUECES
«En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jue 17:6). Véanse también Jue 19:1; Jue 21:25.
«Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales» (Jue 2:11).
«Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron…» (Jue 2:14).
«Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban» (Jue 2:16).
La acción principal de la etapa de los Jueces. Los elementos clave durante este período se centran alrededor de las siguientes personas o grupos de personas:
I. Doce reformadores militares.
II. Un hombre sanguinario.
III. Micaía: un hijo idólatra.
IV. Un levita cobarde.
V. Una joven moabita.
VI. Una madre dedicada.
VII. Un sacerdote indisciplinado.
VIII. Unos filisteos frustrados.
IX. Un predicador ambulante.
Examinaremos ahora en detalle a cada una de estas personas o grupos.
I. Los jueces: doce reformadores militares.
A. Primer juez: Otoniel (Jue 1:12-13; Jue 3:8-11).
1. La nación opresora: Mesopotamia.
2. Duración de la opresión: ocho años.
3. Años que dio paz: cuarenta.
4. Logros:
Otoniel era sobrino y también yerno de Caleb (Jue 1:13). Consiguió a su mujer mediante la conquista de una ciudad enemiga que su tribu de Judá proyectaba capturar (Jue 1:12). Otoniel ya había demostrado su valor. (Véase Jos 15:15-20) Él fue uno de los muchos jueces que se dice estuvo lleno del Espíritu Santo (Jue 3:10). Derrotó al rey de Babilonia (Jue 3:10). quien había avasallado a Israel durante ocho largos años (Jue 3:8). Después de esto el pueblo tuvo paz durante cuarenta años (Jue 3:11).
B. Segundo juez: Aod (Jue 3:12-30).
1. Nación opresora: Moab.
2. Duración de la opresión: dieciocho años.
3. Años de paz: ochenta años.
4. Logros:
Aod era un hombre zurdo de la tribu de Benjamín (Jue 3:15). Encontramos en el Antiguo Testamento que Dios muchas veces bendijo de manera especial a guerreros zurdos. (Véanse Jue 20:16; 1Cr 12:2.)
Aod fue elegido para llevar a la capital moabita el aborrecido impuesto anual que Israel tenía que pagar. Israel llevaba pagando este impuesto dieciocho años (Jue 3:14-15).
Después de entregar el tributo, Aod, con el pretexto de que tenía «un mensaje de parte de Dios», solicitó a Eglón, el rey moabita, reunirse con él en privado. Estando a solas, Aod atravesó a Eglón con una espada de dos filos, de unas dieciocho pulgadas (casi medio metro) de largo que llevaba escondida (Jue 3:16-23). Notemos, sin embargo, que la Biblia no dice que hizo esto mediante el Espíritu de Dios.
Después huyó al monte de Efraín, donde tocó el cuerno de guerra, reclutó a los hombres de guerra y atacó a los moabitas matando a unos de ellos. El pueblo tuvo paz durante los siguientes ochenta años (Jue 3:26-30).
C. Tercer juez: Samgar (Jue 3:31).
1. Nación opresora: Filistea.
2. Duración de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: tampoco se indica.
4. Logros: este soldado mató a seiscientos filisteos con una aguijada de bueyes.
D. Cuarto juez: Barac (ayudado por Débora, Jue 4:1-24; Jue 5:1-31).
1. Nación opresora: el reino cananeo del norte.
2. Duración de la opresión: veinte años.
3. Años de paz: cuarenta años.
4. Logros:
En este tiempo Israel estuvo oprimido por veinte años por Jabín, el rey cananeo que tenía su capital en Hazor (Jue 4:3). Jabín tenía a Sisara como jefe del ejército, un general famoso de cinco estrellas que disponía de 900 carros de guerra y multitud de soldados (Jue 4:2-3).
En estos días Israel era juzgado por una mujer llamada Débora (Jue 4:4-5). Ella comunicó a Barac, el jefe del ejército de Israel, que Dios le había elegido para que movilizara a hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón, que debía ir al monte Tabor y presentara allí batalla a Sisara (Jue 4:6-7).
A causa de su insistencia, Débora accede a ir con Barac, pero le advierte que no recibiría él el honor y el crédito por vencer a Sisara, sino otra mujer (Jue 4:8-9).
Barac bajó del monte Tabor con sus 10.000 soldados y, con la intervención de Dios, sembró el pánico en el ejército de Sisara y lo derrotó por completo (Jue 4:14-15).
Sisara logró escapar y se refugió en la tienda de Jael, mujer de Heber ceneo. Pretendiendo ser amistosa con él, lo escondió cubriéndole con una manta, cuando estaba dormido le atravesó las sienes con una estaca (Jue 4:17-21). Débora y Barac entonaron entonces su canto de liberación y alabanza a Dios.
El pueblo tuvo paz después durante cuarenta años (Jue 5:31). Barac fue más tarde incluido en la lista de los héroes de la fe que aparece en Hebreos (Heb 11:32). El capítulo cinco de Jueces contiene el tercer gran canto de alabanza que aparece en la Biblia. Los otros dos son Éxo 15:1-21 y Deu 32:1-47.
E. Quinto juez: Gedeón (Jue 6:1-40 — Jue 8:1-35).
1. Nación opresora: Madián.
2. Duración de la opresión: siete años.
3. Años de paz: cuarenta.
4. Logros: Muerto Barac, Israel cayó otra vez en la idolatría y Dios los entregó en manos de los crueles madianitas por siete años. En Jue 6:2-6 se nos describe la apurada situación en que vivían.
Un profeta valiente, del que ignoramos el nombre, le recordó a Israel que su situación se debía a su pecado (Jue 6:8-10). Un ángel del Señor (¿Jesús?) aparece en este tiempo a Gedeón, que estaba limpiando el trigo a escondidas en el lagar para esconderlo de los madianitas (Jue 6:11).
Gedeón es comisionado por el Ángel de Jehová para que vaya a pelear con los madianitas y recibe la seguridad de que los derrotará. Edificó allí Gedeón un altar y lo llamó Jehová-salom («Jehová es paz», Jue 6:12-24).
A pesar de sus muchas dudas Gedeón dio evidencias de auténtica fe en este tiempo de hambre al ofrecer en sacrificio el cabrito y los panes. Gedeón, al igual que Abraham, preparó comida para Dios mismo. (Véase Gén 18:1-15)
Aquella misma noche, Gedeón, por orden de Dios, derribó el altar familiar que tenían dedicado a Baal y lo reemplazó por un altar a Jehová (Jue 6:25-27). A la mañana siguiente, Joás, el padre de Gedeón, logró tranquilizar a la gente del pueblo, que enojada quería matar a su hijo por lo que había hecho con el altar de Baal. El Espíritu de Dios descendió sobre Gedeón y éste tocó el cuerno convocando a la guerra a sus hermanos (Jue 6:34-35).
Entonces hace dos veces la prueba del vellón de lana para confirmar el llamamiento de Dios (Jue 6:36-40). ¿Estaba justificado el que Gedeón hiciera esto? ¿Es siempre la voluntad de Dios para el creyente que le pidamos pruebas? ¿Es correcto el viejo cliché de que «probar es desconfiar»? Consideremos lo siguiente:
5. Ejemplos bíblicos de solicitud de pruebas:
a. El siervo de Abraham (Gén 24:14). Fue enviado a buscar una esposa para Isaac en tierra extraña. Nada más llegar, oró y le pidió una prueba a Dios. Dios obviamente aceptó esta solicitud. Son especialmente emocionantes las palabras «aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca … salía» (Gén 24:15).
b. El rey Acaz (Isa 7:11).
«Habló también Jehová a Acaz, diciendo: Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto. Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová» (Isa 7:10-12).
En esta ocasión era Dios mismo quien invitaba a este rey impío de Judá, que se veía amenazado por sus enemigos de fuera, a que pidiera la señal que él quisiera: y Dios se la daría, para probarle que Jerusalén sería librada de sus enemigos. Pero el rey rehusó hacerlo.
c. El rey Ezequías (2Re 20:10-11).
Dios hizo que la sombra en el reloj de sol de Acaz retrocediera diez grados, mostrando así que él sería sanado. Otra vez podemos ver que el Señor aceptó esta petición de una señal.
d. Satanás. (Mat 4:6). «Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios» (Mat 4:5-7).
Aquí el Señor correctamente rehúsa dar aquella señal que el diablo perversamente le sugiere.
e. Gedeón (Jue 6:37).
Varios hechos aparecen inmediatamente ante nosotros:
(1). El Señor en dos ocasiones previas había ya claramente indicado a Gedeón lo que había de hacer. (Véase Jue 6:14; Jue 6:16.)
(2). El Señor en una ocasión le había dado realmente a Gedeón una señal que había solicitado. (Véase Jue 6:17-21.)
1. Conclusiones básicas sobre la solicitud de señales:
a. En ciertos momentos el creyente puede buscar correctamente la voluntad de Dios por medio de una señal de algún tipo. Puede hacerse:
(1). Si las Escrituras no han contestado ya su solicitud. En otras palabras, sería completamente erróneo que un creyente pidiera una señal sobre si Dios desea que el creyente abandone hábitos que dañan su cuerpo porque esto ya está claramente indicado en muchos pasajes. (Véase 1Co 6:19-20.)
(2). Si las circunstancias inmediatas son indefinidas y poco claras. Supongamos que un misionero tiene sentimientos e impulsos muy fuertes de entrar a cierto país cuyas puertas han sido cerradas para toda obra cristiana. Estaría entonces completamente justificado el pedirle a Dios que abra esas puertas si esa es su voluntad perfecta.
(3). Si la señal no limita la acción que Dios debe tomar. Podemos ilustrarlo así: sería poco sabio para un candidato a pastor de una iglesia que, cuando está predicando su sermón de presentación en aquella congregación, le pidiera al Señor que le mostrara que aquella es la iglesia que debe pastorear mediante la señal de que exactamente siete personas pasaran al frente durante la invitación. ¿Qué si esa mañana hay allí ocho personas en las que el Espíritu de Dios ha obrado y están listas para dar testimonio? O, ¿qué si allí hay exactamente siete personas para responder a la invitación, pero no es la voluntad de Dios que acepte aquel pastorado?
b. En el caso de Gedeón, aunque Dios honró su petición de una señal, era, no obstante, innecesario, porque ya sabía lo que debía hacer, y además poco beneficioso, porque más tarde necesitó otra vez que Dios le reconfirmara su voluntad (Jue 7:10).
Dios rebajó el ejército de Gedeón de 32.000 a 22.000, y finalmente lo dejó en 300 (Jue 7:2-7). Con estos 300 se enfrentaría a 135.000 soldados enemigos (véase Jue 8:10). En la víspera de la batalla, Gedeón y su criado se infiltraron en las líneas enemigas y fueron otra vez reconfirmados acerca de la victoria al escuchar la conversación de unos soldados enemigos (Jue 7:10-15). Gedeón dividió sus trescientos hombres en tres escuadrones, y, a una señal dada, cada uno tocó una corneta, rompió el cántaro, levantó una antorcha encendida y gritó: «¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!» (Jue 7:16-20). Los madianitas se desconcertaron, pelearon entre ellos y huyeron (Jue 7:21-24). Gedeón los persiguió hasta el otro lado del Jordán y los derrotó por completo. Cuando volvió a Palestina castigó severamente a dos pueblos que se habían negado a dar alimentos a sus 300 hombres hambrientos (Jue 8:4-17).
Gedeón después ejecutó a los dos reyes madianitas por haber matado a sus hermanos en Tabor (Jue 8:18-21). Rehusó la oferta de Israel de ser rey sobre ellos, pero pidió que le entregaran los anillos de oro que habían recogido como botín, además de otros despojos (Jue 8:22-26).
Con este oro hizo un efod. Los israelitas empezaron pronto a adorar esto y terminó por ser un tropiezo y trampa para el pueblo (Jue 8:27).
Nota: El efod era parte de la vestimenta que llevaba el sumo sacerdote. Gedeón había declinado anteriormente la oferta de ser rey, pero parece que tenía ciertas aspiraciones sacerdotales.
Más tarde Gedeón formó hogar, se casó con muchas mujeres, y crió setenta y un hijos (y, sin duda, muchas hijas también). Uno de ellos se llamó Abimelec, quien posteriormente, después de fallecer Gedeón, fue causa de mucho derramamiento de sangre (Jue 8:29-31). Gracias al buen trabajo de Gedeón, el pueblo tuvo paz durante cuarenta años (Jue 8:28).
F. Sexto juez: Tola (Jue 10:1).
1. Nación opresora: no se sabe.
2. Tiempo de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: veintitrés.
4. Logros: no se indica.
G. Séptimo juez: Jair (Jue 10:3-5).
1. Nación opresora: no se indica.
2. Duración de la opresión: se desconoce.
3. Años de paz: veintidós.
4. Logros: Él y sus treinta hijos libraron de la opresión a treinta ciudades.
H. Octavo juez: Jefté (Jue 10:6 — Jue 12:15).
1. Nación opresora: Amón.
2. Duración de la opresión: dieciocho años.
3. Años de paz: seis.
4. Logros:
Después de la muerte de Abimelec, Israel fue juzgado por Tola durante veintitrés años. El clan de Tola fue posteriormente conocido en el tiempo de David por sus hombres valerosos (1Cr 7:1-2). Después que falleció Tola, Dios levantó a un hombre, Jair, que juzgó a Israel por veintidós años. Cuando Jair murió, Israel una vez más «volvió a hacer lo malo ante los ojos de Jehová», como consecuencia, Dios los entregó en manos de los filisteos y de los amonitas por un período de dieciocho años (Jue 10:6-8). Israel, voluble y necio, se volvió otra vez a Jehová en su hora de aflicción. Como siempre, Él se llenó de compasión y les prometió liberación, no sin antes darles un mensaje para que examinaran sus corazones. Notemos su contenido en Jue 10:10-16. Este pasaje de Jueces debe ser comparado con Isa 63:7-9. Dios levanta ahora a Jefté, el hijo de una prostituta, que había sido rechazado por sus hermanos a causa de su nacimiento ilegítimo (Jue 11:1-11).
Jefté intenta negociar con los amonitas en relación con ciertas tierras en disputa al este del Jordán. El argumenta que:
a. La tierra fue originalmente de los amorreos y no de los amonitas (Núm 21:21-30).
b. Dios le dio la tierra a Israel y había sido de ellos por los últimos 300 años.
Esta declaración llevó a los dos países al estado de guerra. El Espíritu de Dios descendió sobre Jefté y éste se preparó para la inminente pelea (Jue 11:28-29). En la víspera de la batalla, Jefté hizo, sin embargo, algo que después le causó gran dolor y angustia. Leemos en Jue 11:30-31 :
«Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliera de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.»
Dios entregó a los amonitas en manos de Jefté (Jue 11:32-33). Pero su verdadero problema apenas empezaba. Leemos en Jue 11:34-35 : «Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa, y he aquí que su hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su única hija; no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y cuando él la vio, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he dado palabra a Jehová, y no podré retractarme.»
Mucha tinta han usado los teólogos a lo largo de los siglos en relación con este pasaje. ¿Qué implicaba el voto de Jefté? El doctor John J. Davis escribe:
«Hay, por tanto, dos interpretaciones que prevalecen hoy en relación con este suceso del capítulo Jue 11:1-40.
La primera es que Jefté no mató a su hija. Este punto de vista es sugerido por una serie de escritores conservadores. Sus razones son las siguientes:
(1). Jefté estaba lo suficientemente familiarizado con la ley de Dios como para ignorar la prohibición de ofrecer en sacrificio seres humanos (Jue 11:15-27).
(2) Él debió de saber que lo lógico es que un ser humano saliera de la casa a recibirle. Además, un animal hubiera sido una ofrenda muy pequeña para semejante victoria.
(3) Jefté debió ser un hombre realmente piadoso o de lo contrario no hubiera aparecido en Heb 11:1-40.
(4) Si su hija iba a morir no había razón para enfatizar tanto su virginidad (Jue 11:37-39).
(5) Jefté no podía hacer esto, especialmente después que el Espíritu del Señor vino sobre él (Jue 11:29).
(6) Había mujeres en este tiempo que habían dado su vida para servir al Señor en el tabernáculo en Silo (1Sa 2:22). Entonces, Jefté pudo haber hecho voto que, en el caso de victoria, él dedicaría a un miembro de su familia para el servicio de Jehová en el tabernáculo. El hecho de que resultara ser su hija era trágico para él, porque era su hija única y no podría tener nietos que llevaran su nombre; y en ese caso, difícilmente la volvería él a ver.
(7) Se ha argumentado que la conjunción copulativa “y” que aparece en el voto en el versículo Jue 11:31, se debería traducir por “o” en vez de “y”. En otras palabras, que lo que se piensa que en realidad dijo Jefté es: “Lo que salga por las puertas de mi casa para encontrarse conmigo cuando regrese será dedicado al servicio del Señor si es un ser humano, o si es un animal limpio lo ofreceré en holocausto al Señor”
(8). Se argumenta también por aquellos que sostienen este punto de vista, que la expresión “endechar” que aparece en el versículo Jue 11:40 debería ser traducida por “hablar”, indicando así que la hija permanecía viva.
El segundo punto de vista en relación con el voto de Jefté y su cumplimiento es que él sí ofreció a su hija como sacrificio humano. Esta opinión es también apoyada por bastantes escritores bien conocidos. Los razonamientos en los que se basa esta opinión son:
(1) La palabra hebrea para holocausto es olah que siempre conlleva en el Antiguo Testamento la idea de sacrificio quemado.
(2) Jefté fue el hijo de una prostituta pagana común, Zonah, y pasó mucho tiempo con varias clases de gente en la parte este del Jordán (Jue 11:1-3). Además, debemos notar que más tarde otras personas también ofrecieron sacrificios humanos. Segundo de Reyes 2Re 3:26-27 registra la acción del rey de Moab de ofrecer en holocausto a su hijo primogénito sobre el muro de la ciudad. Segundo de Crónicas 2Cr 28:3 nos dice que el rey Acaz quemó a sus hijos, y 2Re 21:6 nos habla de que Manasés sacrificó a su hijo. Si tales prácticas fueron realizadas por líderes de Israel en un tiempo posterior, no es imposible que pudieran haber sido introducidas en un período anterior.
(3) El hecho de que Jefté fuera juez de Israel no elimina la posibilidad de que hiciera un voto imprudente. La filosofía dominante en aquellos días era la de un relativismo moral y espiritual en la que “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue 21:25). Muchos de los líderes de Israel estaban afectados por esta actitud. Recordemos que Gedeón hizo un efod de oro que llevó a Israel a la idolatría, y Sansón se involucró en actividades que estaban obviamente en oposición a la ley de Moisés.
(4) Si Jefté fue capaz de llevar a cabo la matanza de 42.000 israelitas (Jue 12:1-15), también sería capaz de hacer un voto así y cumplirlo.
(5) El hecho de que en los versículos Jue 11:36-40 se dice que lloró su virginidad, parece implicar que no había esperanza de hijos en el futuro a causa de su muerte inminente. Probablemente se menciona para enfatizar el hecho del sacrificio, porque le dejaba sin descendencia, lo que en el oriente era tenido como una gran desgracia. Finalmente, el argumento basado en la palabra hebrea que se traduce por “endechar” (llorar o lamentar) en el versículo Jue 11:40, aportado por aquellos que sostienen la opinión de la dedicación, es más bien débil. El verbo tanah aparece solamente una vez en la Biblia hebrea (Jue 5:11). La mejor traducción de este término parece ser “narrar”.» [[Conquest and Crisis, pp. 125-128.]]
Con esto no se habían terminado aún las dificultades para Jefté, porque fue provocado a pelear a causa de los celos de los de la tribu de Efraín (Jue 12:4-7). Esta trágica pelea, que ganó Jefté, resultó en la pérdida de 42.000 soldados efrainitas. Fue una de las batallas más extrañas de la historia bélica, porque muchos de estos soldados perdieron la vida debido a su incapacidad de pronunciar correctamente la palabra Shibolet (el término hebreo para «corriente»).
I. Noveno juez: Ibzán (Jue 12:8-10).
1. Nación opresora: no se indica.
2. Duración de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: siete.
4. Logros: no se citan.
J. Décimo juez: Elón (Jue 12:11-12).
1. Nación opresora: no se indica.
2. Duración de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: diez.
4. Logros: no se citan.
K. Undécimo juez: Abdón (Jue 12:13-15).
1. Nación opresora: no se indica.
2. Duración de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: ocho.
4. Logros: no se citan.
L. Duodécimo juez: Sansón (Jue 13:1-25 — Jue 16:1-31).
1. Nación opresora: Filistea.
2. Duración de la opresión: cuarenta años.
3. Años de paz: veinte (Jue 16:31).
4. Logros:
Antes del nacimiento de Sansón, Israel había estado oprimido por los filisteos por cuarenta años (Jue 13:1).
La madre de Sansón fue visitada por el Ángel de Jehová, quien le anticipó el nacimiento de su hijo (Jue 13:2-3). De manera que ella es una de las cuatro mujeres de la Biblia que recibieron de un ángel la promesa del nacimiento de un hijo. Las otras tres fueron:
a. Sara (Gén 18:10-14).
b. Elisabet (Luc 1:13).
c. María (Luc 1:30-31).
Este mensajero celestial instruyó a los padres acerca de que el niño tendría que ser criado como un nazareo (Jue 13:4-5). Según Núm 6:1-6 el nazareo no podía:
a. Beber vino ni sidra.
b. Cortarse el cabello.
c. Tocar cuerpos muertos.
Notemos que el ángel también encomendó a la madre que ella tampoco bebiera vino (Jue 13:4; Jue 13:14).
Los padres de Sansón oran en esta ocasión de una manera que debería ser imitada por todos los padres cristianos que esperan hijos (Jue 13:8; Jue 13:12). ¿Quién era este Ángel de Jehová? Los padres de Sansón intentaron averiguar cuál era el nombre del ángel, y les fue dicho que era «secreto» (así lo escribe el autor) (Jue 13:17). La palabra hebrea puede ser traducida por «secreto» y también por «admirable», y es muy similar al término usado en Isa 9:6, donde se nos habla acerca del nacimiento de Cristo y se dice que su nombre será «Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz». Esto sería una fuerte indicación de una aparición del Señor Jesucristo antes de Belén.
Sansón nació y el Espíritu del Señor estuvo sobre él durante su crecimiento (Jue 13:24-25).
Para consternación de sus padres se empeñó en casarse con una mujer filistea que no participaba de la fe de Israel. La naturaleza carnal de Sansón empieza ya a manifestarse, pero a pesar de su sensualidad, Dios le usó para su gloria (Jue 14:1-4).
De camino a Filistea, Sansón mata a un león. Más tarde descubrió que un enjambre de abejas había formado colmena en el esqueleto del león y tenían fabricado ya un panal de miel. Sansón usó esta experiencia en su fiesta de bodas como base para una adivinanza (Jue 14:12-14).
Los invitados logran al fin resolver la adivinanza presionando a la novia de Sansón. Esto le enfurece y paga su deuda a los invitados a la boda, pero a costa de treinta víctimas filisteas (Jue 14:15-19).
Pasado un tiempo vuelve y se entera que el padre de la novia la había entregado por esposa al amigo de Sansón. Dice el libro de Jueces que en venganza hizo lo siguiente:
«Y fue Sansón y cazó trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea entre cada dos colas. Después, encendiendo las teas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares» (Jue 15:4-5).
Sansón entonces mató a muchos filisteos (Jue 15:8). Después de esto, los filisteos amenazan con destruir la tribu de Judá si no les entregan atado a Sansón. Él permite que sus hermanos de raza le prendan y le aten, pero cuando el enemigo está a la vista, rompe las ligaduras, los ataca y mata a mil de ellos con una quijada de un asno (Jue 15:9-17).
A continuación, tenemos una de las dos oraciones de Sansón que aparecen registradas en las Escrituras. Ambas son carnales y egoístas. (Cp. Jue 15:18 con Jue 16:28.)
En Gaza (una ciudad filistea) Sansón logra una vez más evitar ser capturado, esta vez arrancando las puertas de la ciudad a medianoche y llevándoselas a cuestas a un monte cercano (Jue 16:1-3). Al fin cae mediante la traición de una mujer llamada Dalila, que descubre la fuente de su gran fuerza (Jue 16:4-20).
Nota: a estas alturas Sansón ha violado todos los votos del nazareo. Ha tocado el cuerpo muerto de un león (Jue 14:8-9); ha bebido vino (Jue 14:10): y ha permitido que su pelo sea cortado (Jue 16:19).
Ahora aprende el alto precio de vivir de esa manera (Jue 16:21).
«Mas los filisteos le echaron manos, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.»
Allí Sansón va recuperando su fuerza a medida que le crece otra vez el pelo. Dios le permite entonces destruir a miles de filisteos que se habían reunido en el templo pagano de su dios para una orgía. Él mismo pereció en la destrucción del templo (Jue 16:22-31).
II. Un hombre sanguinario: Abimelec (Jue 9:1-57).
A. Abimelec era el hijo que Gedeón tuvo con una concubina de Siquem (Jue 8:31). Tramó y llevó a cabo el asesinato de sesenta y nueve de sus setenta hermanastros y fue coronado «rey» de Siquem, el pueblo de su madre (Jue 9:1-5).
Jotam, el hermanastro que pudo escapar, relata una de las dos fábulas que aparecen en la Biblia (la otra está en 2Re 14:9), y se la dirige a Abimelec, a quien ridiculiza llamándole «zarza». Nótese en Jue 9:8-14 su amargo sarcasmo.
Tres años más tarde Dios encendió los ánimos de los de Siquem contra Abimelec. En la tensión y lucha que se suscitó, Abimelec perdió la vida (Jue 9:22-57). Algunos cristianos se han sentido incómodos con la declaración que aparece en Jue 9:23 :
«Envió Dios un mal espíritu entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra Abimelec.»
Esta es la primera de al menos tres situaciones del Antiguo Testamento en que una acción así tiene lugar. Examinemos brevemente cada una de estas ocasiones.
1. Saúl (1Sa 16:14; 1Sa 16:23).
2. Acab (2Cr 18:18-22).
¿Cómo podemos entender estos versículos? Se han sugerido dos interpretaciones básicas:
a. Que estos eran mensajeros celestiales enviados por Dios para juicio como un día lo harán los siete ángeles elegidos para la tribulación venidera. (Véase Apo 8:2.)
b. Que eran ángeles caídos transformados en demonios. El contexto parece favorecer este punto de vista. Se les describe como malos, y es la misma palabra hebrea que encontramos en Gén 6:5, donde se nos dice que Dios se propuso destruir a la humanidad a causa de sus malos corazones. Pero, ¿por qué espíritus malos solicitarían ser usados por Dios, y por qué él lo consentiría? Aquí deberíamos releer cuidadosamente Job capítulos 1 y 2. Satanás mismo había solicitado permiso para atormentar a Job y Dios se lo concede, pero sólo para que se cumpla su propósito divino.
En el caso de Abimelec, Dios ya había dictado sentencia sobre él mediante una mujer de Siquem, lo que abría camino para un líder piadoso llamado Tola, que defendería las ovejas de Israel y no las asesinaría como lo hizo Abimelec (véase Jue 10:1). El mal espíritu tenía obviamente en mente un motivo diferente. Él había demostrado ser un líder inepto que había fallado por tres años en extender su territorio más allá de los límites de Siquem. Quizá el mal espíritu había intentado operar por medio de otro hombre malvado pero no había funcionado. En el caso de Saúl, el espíritu malo esperaba aparentemente controlarlo por completo en un intento de quitar de la escena al aborrecido David. Pero una vez más fallaría, porque Dios ya había puesto en marcha los planes que le llevarían a Saúl a la muerte en el campo de batalla frente a los filisteos.
En el caso de Acab el espíritu malo parecía dispuesto a sacrificar a este fiel adorador del mal induciéndole a que entrara en guerra con los sirios, con el fin de llegar hasta Josafat. Tal como se desarrollaron las cosas, si Dios no hubiera intervenido, el necio de Josafat habría caído en la batalla (véase 2Cr 18:28-32). De manera que Dios a veces usa la ira de hombres malvados e incluso a los demonios para su gloria (Sal 76:10). Véanse los siguientes dos ejemplos en el Nuevo Testamento para comprobar cómo Dios usa hombres impíos y demonios para su gloria:
(1). Apo 16:13, donde se indica que Dios usará demonios para atraer a los hombres al Armagedón.
(2). Apo 17:16-17, donde se indica que él hará que el anticristo destruya a la falsa iglesia.
III. Micaía: un hijo idólatra (Jue 17:1-13 — Jue 18:1-31).
Micaía, un ladrón e idólatra, es animado por su propia madre a iniciar «su propia religión», lo cual lleva a cabo (entre otras cosas) contratando a un levita muy codicioso de dinero como su sacerdote personal (Jue 17:1-13). Este pervertido «pastor privado» es seducido posteriormente por los de la tribu de Dan para que se convierta en su sacerdote oficial (Jue 18:1-31).
IV. Un levita cobarde (Jue 19:1-30 — Jue 21:1-25).
A. Estos capítulos son tres de los más deprimentes de toda la Biblia. La historia comienza cuando un levita y su infiel concubina pararon para pasar la noche en Gabaa, ciudad de la tribu de Benjamín (Jue 19:1-15).
B. La pareja se hospedó con un anciano de la ciudad. Aquella noche la casa fue rodeada por un grupo de pervertidos sexuales y demandaron que saliera el levita y que participara en sus repugnantes y degradantes prácticas. Él cobarde levita se salvó entregando a su mujer a este grupo miserable. Para el amanecer aquellos pervertidos habían abusado de tal manera de la mujer que murió (Jue 19:16-27).
C. El levita (que por las apariencias estaba emocionalmente enfermo), descuartizó el cuerpo de su mujer en doce pedazos y envió una parte a cada tribu de Israel, junto con la información de lo que había sucedido (Jue 19:28-29).
D. La noticia de aquel crimen sexual enfureció de tal manera a los israelitas que organizaron un ejército de unos 400.000 hombres para castigar a aquellos pervertidos de Gabaa (Jue 19:30; Jue 20:1-11).
E. Los ciudadanos de Benjamín rehusaron, sin embargo, entregar a los culpables, y estalló la guerra civil. Después de una sangrienta guerra en la que se enfrentaron tres veces, y en la que Israel perdió a 40.000 hombres. Benjamín quedó derrotado, y de sus 26.000 soldados sólo quedaron 600 vivos. Entonces, aunque entristecido. Israel proveyó, en un acto de sensatez, de esposas para estos 600 sobrevivientes a fin de que Benjamín no desapareciera como tribu de la faz de la tierra (Jue 20:12-48; Jue 21:1-25).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
LA ETAPA DE LOS JUECES
INTRODUCCIÓN A LA ETAPA DE LOS JUECES
(Jueces, Rut 1:1-22 de Samuel 1 — 7)
1. Esta etapa registra el período más triste y sórdido de toda la historia de Israel. Es la edad de las tinieblas de esa nación.
2. La lista de nombres más importantes de este período incluiría a Gedeón, Sansón, Noemí, Rut, Booz, Eli y Samuel.
3. Abarca un período de unos 300 años.
4. En pocas palabras, registra siete casos de apostasía de Israel, siete situaciones de servidumbre y siete experiencias de liberación.
5. Se han sugerido los dos siguientes bosquejos que resumen la etapa de los Jueces:
a. Rebelión, castigo, arrepentimiento y restauración, (o)
b. Pecado, servidumbre, súplica y salvación.
6. Contando a Eli y a Samuel, hubo quince jueces en total. Uno de ellos fue una mujer, Débora. Estos jueces no eran tantos expertos legales sino más bien reformadores militares.
7. La raíz de los problemas de Israel estaba en que cuando Josué murió, Dios no pudo encontrar un hombre que tomara su lugar como encontró a Josué cuando Moisés falleció. La declaración: «En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía», se repite en cuatro ocasiones diferentes en el libro de los Jueces (véanse Jue 17:6; Jue 18:1; Jue 19:1; Jue 21:25). Este período es la antítesis del milenio cuando el Rey Jesús reinará con vara de hierro (véase Sal 2:1-12).
8. El fruto de los problemas de Israel se puede ver en su:
a. Desobediencia: no haciendo lo que Dios les había dicho que hicieran, esto es, echar a sus enemigos. (Véanse Jue 1:21; Jue 1:27-33; Jue 2:1-5.)
«El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros, con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar, más vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero» (Jue 2:1-3).
b. Apostasía: haciendo aquello que Dios les dijo que no hicieran, es decir, adorar los dioses de sus enemigos. (Véanse Jue 2:11-15; Jue 6:8-10.)
«Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y Astarot» (Jue 2:11-13).
9. A pesar de todo Dios todavía amaba a Israel. El ángel del Señor es mencionado ochenta veces en el Antiguo Testamento. La mayoría de los teólogos piensan que este Ángel de Jehová no es otro que Cristo mismo manifestándose de esa manera en el Antiguo Testamento. No menos de veinte de estas manifestaciones aparecen en el libro de los Jueces. En ningún otro momento ministró Dios tanto a su pueblo.
10. La última parte de Gál 5:1-26 provee de un excelente resumen de los libros de Josué y Jueces. (Véase Gál 5:22-26 en relación con Josué y Gál 5:17-21 en relación con Jueces.)
«Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley» (Gál 5:19-23).
Veamos el contraste general entre estas dos etapas:
Josué |
Jueces |
a. victoria |
Derrota |
b. libertad |
Esclavitud |
c. fe |
Incredulidad |
d. progreso |
Decadencia |
e. obediencia |
Desobediencia |
f. visión celestial |
Énfasis terrenal |
g. gozo |
Tristeza |
h. fortaleza |
Debilidad |
i. unión entre las tribus |
desunión entre las tribus |
j. líder fuerte |
falta de líder |
11. Jueces es el ejemplo clásico de Ose 8:7 y Gál 6:7.
«Porque sembraron viento, y torbellino segarán» (Ose 8:7).
«No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna» (Gál 6:7-8).
Notemos especialmente Jue 6:3 :
«Pues sucedía que cuando Israel había sembrado, subían los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; subían y los atacaban» (Jue 6:3)
Esto casi parece un juego de palabras. Vuelva a leerlo cuidadosamente.
12. Jueces también nos ofrece siete ilustraciones de 1Co 1:27.
«Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte.»
En Jueces Dios usó:
a. Una aguijada de bueyes (Jue 3:31).
b. Una estaca (Jue 4:21).
c. Unas trompetas (Jue 7:20).
d. Unos cántaros (Jue 7:20).
e. Unas antorchas (Jue 7:20).
f. Una rueda de molino (Jue 9:53).
g. La quijada de un asno (Jue 15:15).
13. En Jueces vemos también:
a. El primer nazareo que se registra en la historia (Jue 13:2-5).
b. El hombre más fuerte que se ha conocido (Jue 15:15)
c. Un hijo sanguinario (Abimelec) y un padre lleno de dolor (Jefté) (Jue 9:1-57; Jue 11:1-40).
d. Un espíritu maligno y el Espíritu de Dios (Jue 9:23; Jue 13:24-25).
e. Muchos soldados mueren por pronunciar mal una palabra (Jue 12:1-15).
f. Trescientos hombres victoriosos y 600 desesperados (Jue 7:7; Jue 20:46-47).
g. Una de las dos fábulas que aparecen en la Biblia (Jue 9:7-15).
h. Un nombre nuevo para Dios (Jue 6:24).
i. Caza de zorras, narración de adivinanzas, la prueba del vellón de lana, corte de mechones de cabello (Jue 15:4; Jue 14:14; Jue 6:36-40; Jue 16:19).
14. Resumen del libro de Rut.
a. Es el primero de dos libros bíblicos que llevan el nombre de una mujer.
b. Rut llegó a ser la tercera de cuatro mujeres que Mateo menciona en su genealogía de Cristo. (Véase Mat 1:1-17.)
c. La experiencia humana que presenta este libro, que tuvo lugar durante la etapa de los jueces, es como un lirio puro flotando en una inmensa ciénaga de pecado.
d. Registra el primero de tres viajes muy importantes al pueblo de Belén que aparecen en la Biblia (Rut 1:19). (Para los otros tres véanse 1Sa 16:4; Luc 2:4.)
e. Nos ofrece el más grande de los ejemplos que aparecen en la Biblia de Cristo como nuestro pariente redentor.
f. Rut llegó a ser la segunda de dos mujeres del Antiguo Testamento que prefiguran a la Iglesia en el Nuevo Testamento. (La otra es Rebeca, véase Gén 24:1-67.)
15. Resumen de los primeros siete capítulos de Samuel.
a. Encontramos una de las más grandes oraciones de dedicación de un hijo que jamás se hayan expresado.
«Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí a Jehová» (1Sa 1:26-28).
b. La descripción de uno de los momentos más tristes de la vida de Israel: la captura de la venerada arca del pacto de Dios (1Sa 4:10-11).
c. El llamado divino de un niño a media noche (1Sa 3:1-10).
d. La agonía de una madre moribunda y el éxtasis de un profeta agradecido.
(1). La agonía se aprecia en la palabra Icabod.
«Y su nuera la mujer de Finees, que estaba encinta, cercana al alumbramiento, oyendo el rumor que el arca de Dios había sido tomada, y muertos su suegro y su marido, se inclinó y dio a luz; porque le sobrevinieron sus dolores de repente. Y al tiempo que moría, le decían los que estaban junto a ella: No tengas temor, porque has dado a luz un hijo. Mas ella no respondió, ni se dio por entendida. Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido. Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios» (1Sa 4:19-22).
(2). El éxtasis se ve en la palabra Eben-ezer.
«Y aconteció que mientras Samuel sacrificaba el holocausto, los filisteos llegaron para pelear con los hijos de Israel. Mas Jehová tronó aquel día con gran estruendo sobre los filisteos, y los atemorizó, y fueron vencidos delante de Israel. Y saliendo los hijos de Israel de Mizpa, siguieron a los filisteos, hiriéndolos hasta abajo de Bet-car. Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová.» (1Sa 7:10-12).
LA ETAPA DE LOS JUECES
«En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jue 17:6). Véanse también Jue 19:1; Jue 21:25.
«Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales» (Jue 2:11).
«Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron…» (Jue 2:14).
«Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban» (Jue 2:16).
La acción principal de la etapa de los Jueces. Los elementos clave durante este período se centran alrededor de las siguientes personas o grupos de personas:
I. Doce reformadores militares.
II. Un hombre sanguinario.
III. Micaía: un hijo idólatra.
IV. Un levita cobarde.
V. Una joven moabita.
VI. Una madre dedicada.
VII. Un sacerdote indisciplinado.
VIII. Unos filisteos frustrados.
IX. Un predicador ambulante.
Examinaremos ahora en detalle a cada una de estas personas o grupos.
I. Los jueces: doce reformadores militares.
A. Primer juez: Otoniel (Jue 1:12-13; Jue 3:8-11).
1. La nación opresora: Mesopotamia.
2. Duración de la opresión: ocho años.
3. Años que dio paz: cuarenta.
4. Logros:
Otoniel era sobrino y también yerno de Caleb (Jue 1:13). Consiguió a su mujer mediante la conquista de una ciudad enemiga que su tribu de Judá proyectaba capturar (Jue 1:12). Otoniel ya había demostrado su valor. (Véase Jos 15:15-20) Él fue uno de los muchos jueces que se dice estuvo lleno del Espíritu Santo (Jue 3:10). Derrotó al rey de Babilonia (Jue 3:10). quien había avasallado a Israel durante ocho largos años (Jue 3:8). Después de esto el pueblo tuvo paz durante cuarenta años (Jue 3:11).
B. Segundo juez: Aod (Jue 3:12-30).
1. Nación opresora: Moab.
2. Duración de la opresión: dieciocho años.
3. Años de paz: ochenta años.
4. Logros:
Aod era un hombre zurdo de la tribu de Benjamín (Jue 3:15). Encontramos en el Antiguo Testamento que Dios muchas veces bendijo de manera especial a guerreros zurdos. (Véanse Jue 20:16; 1Cr 12:2.)
Aod fue elegido para llevar a la capital moabita el aborrecido impuesto anual que Israel tenía que pagar. Israel llevaba pagando este impuesto dieciocho años (Jue 3:14-15).
Después de entregar el tributo, Aod, con el pretexto de que tenía «un mensaje de parte de Dios», solicitó a Eglón, el rey moabita, reunirse con él en privado. Estando a solas, Aod atravesó a Eglón con una espada de dos filos, de unas dieciocho pulgadas (casi medio metro) de largo que llevaba escondida (Jue 3:16-23). Notemos, sin embargo, que la Biblia no dice que hizo esto mediante el Espíritu de Dios.
Después huyó al monte de Efraín, donde tocó el cuerno de guerra, reclutó a los hombres de guerra y atacó a los moabitas matando a unos de ellos. El pueblo tuvo paz durante los siguientes ochenta años (Jue 3:26-30).
C. Tercer juez: Samgar (Jue 3:31).
1. Nación opresora: Filistea.
2. Duración de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: tampoco se indica.
4. Logros: este soldado mató a seiscientos filisteos con una aguijada de bueyes.
D. Cuarto juez: Barac (ayudado por Débora, Jue 4:1-24; Jue 5:1-31).
1. Nación opresora: el reino cananeo del norte.
2. Duración de la opresión: veinte años.
3. Años de paz: cuarenta años.
4. Logros:
En este tiempo Israel estuvo oprimido por veinte años por Jabín, el rey cananeo que tenía su capital en Hazor (Jue 4:3). Jabín tenía a Sisara como jefe del ejército, un general famoso de cinco estrellas que disponía de 900 carros de guerra y multitud de soldados (Jue 4:2-3).
En estos días Israel era juzgado por una mujer llamada Débora (Jue 4:4-5). Ella comunicó a Barac, el jefe del ejército de Israel, que Dios le había elegido para que movilizara a hombres de las tribus de Neftalí y Zabulón, que debía ir al monte Tabor y presentara allí batalla a Sisara (Jue 4:6-7).
A causa de su insistencia, Débora accede a ir con Barac, pero le advierte que no recibiría él el honor y el crédito por vencer a Sisara, sino otra mujer (Jue 4:8-9).
Barac bajó del monte Tabor con sus 10.000 soldados y, con la intervención de Dios, sembró el pánico en el ejército de Sisara y lo derrotó por completo (Jue 4:14-15).
Sisara logró escapar y se refugió en la tienda de Jael, mujer de Heber ceneo. Pretendiendo ser amistosa con él, lo escondió cubriéndole con una manta, cuando estaba dormido le atravesó las sienes con una estaca (Jue 4:17-21). Débora y Barac entonaron entonces su canto de liberación y alabanza a Dios.
El pueblo tuvo paz después durante cuarenta años (Jue 5:31). Barac fue más tarde incluido en la lista de los héroes de la fe que aparece en Hebreos (Heb 11:32). El capítulo cinco de Jueces contiene el tercer gran canto de alabanza que aparece en la Biblia. Los otros dos son Éxo 15:1-21 y Deu 32:1-47.
E. Quinto juez: Gedeón (Jue 6:1-40 — Jue 8:1-35).
1. Nación opresora: Madián.
2. Duración de la opresión: siete años.
3. Años de paz: cuarenta.
4. Logros: Muerto Barac, Israel cayó otra vez en la idolatría y Dios los entregó en manos de los crueles madianitas por siete años. En Jue 6:2-6 se nos describe la apurada situación en que vivían.
Un profeta valiente, del que ignoramos el nombre, le recordó a Israel que su situación se debía a su pecado (Jue 6:8-10). Un ángel del Señor (¿Jesús?) aparece en este tiempo a Gedeón, que estaba limpiando el trigo a escondidas en el lagar para esconderlo de los madianitas (Jue 6:11).
Gedeón es comisionado por el Ángel de Jehová para que vaya a pelear con los madianitas y recibe la seguridad de que los derrotará. Edificó allí Gedeón un altar y lo llamó Jehová-salom («Jehová es paz», Jue 6:12-24).
A pesar de sus muchas dudas Gedeón dio evidencias de auténtica fe en este tiempo de hambre al ofrecer en sacrificio el cabrito y los panes. Gedeón, al igual que Abraham, preparó comida para Dios mismo. (Véase Gén 18:1-15)
Aquella misma noche, Gedeón, por orden de Dios, derribó el altar familiar que tenían dedicado a Baal y lo reemplazó por un altar a Jehová (Jue 6:25-27). A la mañana siguiente, Joás, el padre de Gedeón, logró tranquilizar a la gente del pueblo, que enojada quería matar a su hijo por lo que había hecho con el altar de Baal. El Espíritu de Dios descendió sobre Gedeón y éste tocó el cuerno convocando a la guerra a sus hermanos (Jue 6:34-35).
Entonces hace dos veces la prueba del vellón de lana para confirmar el llamamiento de Dios (Jue 6:36-40). ¿Estaba justificado el que Gedeón hiciera esto? ¿Es siempre la voluntad de Dios para el creyente que le pidamos pruebas? ¿Es correcto el viejo cliché de que «probar es desconfiar»? Consideremos lo siguiente:
5. Ejemplos bíblicos de solicitud de pruebas:
a. El siervo de Abraham (Gén 24:14). Fue enviado a buscar una esposa para Isaac en tierra extraña. Nada más llegar, oró y le pidió una prueba a Dios. Dios obviamente aceptó esta solicitud. Son especialmente emocionantes las palabras «aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca … salía» (Gén 24:15).
b. El rey Acaz (Isa 7:11).
«Habló también Jehová a Acaz, diciendo: Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto. Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová» (Isa 7:10-12).
En esta ocasión era Dios mismo quien invitaba a este rey impío de Judá, que se veía amenazado por sus enemigos de fuera, a que pidiera la señal que él quisiera: y Dios se la daría, para probarle que Jerusalén sería librada de sus enemigos. Pero el rey rehusó hacerlo.
c. El rey Ezequías (2Re 20:10-11).
Dios hizo que la sombra en el reloj de sol de Acaz retrocediera diez grados, mostrando así que él sería sanado. Otra vez podemos ver que el Señor aceptó esta petición de una señal.
d. Satanás. (Mat 4:6). «Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios» (Mat 4:5-7).
Aquí el Señor correctamente rehúsa dar aquella señal que el diablo perversamente le sugiere.
e. Gedeón (Jue 6:37).
Varios hechos aparecen inmediatamente ante nosotros:
(1). El Señor en dos ocasiones previas había ya claramente indicado a Gedeón lo que había de hacer. (Véase Jue 6:14; Jue 6:16.)
(2). El Señor en una ocasión le había dado realmente a Gedeón una señal que había solicitado. (Véase Jue 6:17-21.)
1. Conclusiones básicas sobre la solicitud de señales:
a. En ciertos momentos el creyente puede buscar correctamente la voluntad de Dios por medio de una señal de algún tipo. Puede hacerse:
(1). Si las Escrituras no han contestado ya su solicitud. En otras palabras, sería completamente erróneo que un creyente pidiera una señal sobre si Dios desea que el creyente abandone hábitos que dañan su cuerpo porque esto ya está claramente indicado en muchos pasajes. (Véase 1Co 6:19-20.)
(2). Si las circunstancias inmediatas son indefinidas y poco claras. Supongamos que un misionero tiene sentimientos e impulsos muy fuertes de entrar a cierto país cuyas puertas han sido cerradas para toda obra cristiana. Estaría entonces completamente justificado el pedirle a Dios que abra esas puertas si esa es su voluntad perfecta.
(3). Si la señal no limita la acción que Dios debe tomar. Podemos ilustrarlo así: sería poco sabio para un candidato a pastor de una iglesia que, cuando está predicando su sermón de presentación en aquella congregación, le pidiera al Señor que le mostrara que aquella es la iglesia que debe pastorear mediante la señal de que exactamente siete personas pasaran al frente durante la invitación. ¿Qué si esa mañana hay allí ocho personas en las que el Espíritu de Dios ha obrado y están listas para dar testimonio? O, ¿qué si allí hay exactamente siete personas para responder a la invitación, pero no es la voluntad de Dios que acepte aquel pastorado?
b. En el caso de Gedeón, aunque Dios honró su petición de una señal, era, no obstante, innecesario, porque ya sabía lo que debía hacer, y además poco beneficioso, porque más tarde necesitó otra vez que Dios le reconfirmara su voluntad (Jue 7:10).
Dios rebajó el ejército de Gedeón de 32.000 a 22.000, y finalmente lo dejó en 300 (Jue 7:2-7). Con estos 300 se enfrentaría a 135.000 soldados enemigos (véase Jue 8:10). En la víspera de la batalla, Gedeón y su criado se infiltraron en las líneas enemigas y fueron otra vez reconfirmados acerca de la victoria al escuchar la conversación de unos soldados enemigos (Jue 7:10-15). Gedeón dividió sus trescientos hombres en tres escuadrones, y, a una señal dada, cada uno tocó una corneta, rompió el cántaro, levantó una antorcha encendida y gritó: «¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!» (Jue 7:16-20). Los madianitas se desconcertaron, pelearon entre ellos y huyeron (Jue 7:21-24). Gedeón los persiguió hasta el otro lado del Jordán y los derrotó por completo. Cuando volvió a Palestina castigó severamente a dos pueblos que se habían negado a dar alimentos a sus 300 hombres hambrientos (Jue 8:4-17).
Gedeón después ejecutó a los dos reyes madianitas por haber matado a sus hermanos en Tabor (Jue 8:18-21). Rehusó la oferta de Israel de ser rey sobre ellos, pero pidió que le entregaran los anillos de oro que habían recogido como botín, además de otros despojos (Jue 8:22-26).
Con este oro hizo un efod. Los israelitas empezaron pronto a adorar esto y terminó por ser un tropiezo y trampa para el pueblo (Jue 8:27).
Nota: El efod era parte de la vestimenta que llevaba el sumo sacerdote. Gedeón había declinado anteriormente la oferta de ser rey, pero parece que tenía ciertas aspiraciones sacerdotales.
Más tarde Gedeón formó hogar, se casó con muchas mujeres, y crió setenta y un hijos (y, sin duda, muchas hijas también). Uno de ellos se llamó Abimelec, quien posteriormente, después de fallecer Gedeón, fue causa de mucho derramamiento de sangre (Jue 8:29-31). Gracias al buen trabajo de Gedeón, el pueblo tuvo paz durante cuarenta años (Jue 8:28).
F. Sexto juez: Tola (Jue 10:1).
1. Nación opresora: no se sabe.
2. Tiempo de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: veintitrés.
4. Logros: no se indica.
G. Séptimo juez: Jair (Jue 10:3-5).
1. Nación opresora: no se indica.
2. Duración de la opresión: se desconoce.
3. Años de paz: veintidós.
4. Logros: Él y sus treinta hijos libraron de la opresión a treinta ciudades.
H. Octavo juez: Jefté (Jue 10:6 — Jue 12:15).
1. Nación opresora: Amón.
2. Duración de la opresión: dieciocho años.
3. Años de paz: seis.
4. Logros:
Después de la muerte de Abimelec, Israel fue juzgado por Tola durante veintitrés años. El clan de Tola fue posteriormente conocido en el tiempo de David por sus hombres valerosos (1Cr 7:1-2). Después que falleció Tola, Dios levantó a un hombre, Jair, que juzgó a Israel por veintidós años. Cuando Jair murió, Israel una vez más «volvió a hacer lo malo ante los ojos de Jehová», como consecuencia, Dios los entregó en manos de los filisteos y de los amonitas por un período de dieciocho años (Jue 10:6-8). Israel, voluble y necio, se volvió otra vez a Jehová en su hora de aflicción. Como siempre, Él se llenó de compasión y les prometió liberación, no sin antes darles un mensaje para que examinaran sus corazones. Notemos su contenido en Jue 10:10-16. Este pasaje de Jueces debe ser comparado con Isa 63:7-9. Dios levanta ahora a Jefté, el hijo de una prostituta, que había sido rechazado por sus hermanos a causa de su nacimiento ilegítimo (Jue 11:1-11).
Jefté intenta negociar con los amonitas en relación con ciertas tierras en disputa al este del Jordán. El argumenta que:
a. La tierra fue originalmente de los amorreos y no de los amonitas (Núm 21:21-30).
b. Dios le dio la tierra a Israel y había sido de ellos por los últimos 300 años.
Esta declaración llevó a los dos países al estado de guerra. El Espíritu de Dios descendió sobre Jefté y éste se preparó para la inminente pelea (Jue 11:28-29). En la víspera de la batalla, Jefté hizo, sin embargo, algo que después le causó gran dolor y angustia. Leemos en Jue 11:30-31 :
«Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliera de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.»
Dios entregó a los amonitas en manos de Jefté (Jue 11:32-33). Pero su verdadero problema apenas empezaba. Leemos en Jue 11:34-35 : «Entonces volvió Jefté a Mizpa, a su casa, y he aquí que su hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su única hija; no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y cuando él la vio, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! en verdad me has abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he dado palabra a Jehová, y no podré retractarme.»
Mucha tinta han usado los teólogos a lo largo de los siglos en relación con este pasaje. ¿Qué implicaba el voto de Jefté? El doctor John J. Davis escribe:
«Hay, por tanto, dos interpretaciones que prevalecen hoy en relación con este suceso del capítulo Jue 11:1-40.
La primera es que Jefté no mató a su hija. Este punto de vista es sugerido por una serie de escritores conservadores. Sus razones son las siguientes:
(1). Jefté estaba lo suficientemente familiarizado con la ley de Dios como para ignorar la prohibición de ofrecer en sacrificio seres humanos (Jue 11:15-27).
(2) Él debió de saber que lo lógico es que un ser humano saliera de la casa a recibirle. Además, un animal hubiera sido una ofrenda muy pequeña para semejante victoria.
(3) Jefté debió ser un hombre realmente piadoso o de lo contrario no hubiera aparecido en Heb 11:1-40.
(4) Si su hija iba a morir no había razón para enfatizar tanto su virginidad (Jue 11:37-39).
(5) Jefté no podía hacer esto, especialmente después que el Espíritu del Señor vino sobre él (Jue 11:29).
(6) Había mujeres en este tiempo que habían dado su vida para servir al Señor en el tabernáculo en Silo (1Sa 2:22). Entonces, Jefté pudo haber hecho voto que, en el caso de victoria, él dedicaría a un miembro de su familia para el servicio de Jehová en el tabernáculo. El hecho de que resultara ser su hija era trágico para él, porque era su hija única y no podría tener nietos que llevaran su nombre; y en ese caso, difícilmente la volvería él a ver.
(7) Se ha argumentado que la conjunción copulativa “y” que aparece en el voto en el versículo Jue 11:31, se debería traducir por “o” en vez de “y”. En otras palabras, que lo que se piensa que en realidad dijo Jefté es: “Lo que salga por las puertas de mi casa para encontrarse conmigo cuando regrese será dedicado al servicio del Señor si es un ser humano, o si es un animal limpio lo ofreceré en holocausto al Señor”
(8). Se argumenta también por aquellos que sostienen este punto de vista, que la expresión “endechar” que aparece en el versículo Jue 11:40 debería ser traducida por “hablar”, indicando así que la hija permanecía viva.
El segundo punto de vista en relación con el voto de Jefté y su cumplimiento es que él sí ofreció a su hija como sacrificio humano. Esta opinión es también apoyada por bastantes escritores bien conocidos. Los razonamientos en los que se basa esta opinión son:
(1) La palabra hebrea para holocausto es olah que siempre conlleva en el Antiguo Testamento la idea de sacrificio quemado.
(2) Jefté fue el hijo de una prostituta pagana común, Zonah, y pasó mucho tiempo con varias clases de gente en la parte este del Jordán (Jue 11:1-3). Además, debemos notar que más tarde otras personas también ofrecieron sacrificios humanos. Segundo de Reyes 2Re 3:26-27 registra la acción del rey de Moab de ofrecer en holocausto a su hijo primogénito sobre el muro de la ciudad. Segundo de Crónicas 2Cr 28:3 nos dice que el rey Acaz quemó a sus hijos, y 2Re 21:6 nos habla de que Manasés sacrificó a su hijo. Si tales prácticas fueron realizadas por líderes de Israel en un tiempo posterior, no es imposible que pudieran haber sido introducidas en un período anterior.
(3) El hecho de que Jefté fuera juez de Israel no elimina la posibilidad de que hiciera un voto imprudente. La filosofía dominante en aquellos días era la de un relativismo moral y espiritual en la que “cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jue 21:25). Muchos de los líderes de Israel estaban afectados por esta actitud. Recordemos que Gedeón hizo un efod de oro que llevó a Israel a la idolatría, y Sansón se involucró en actividades que estaban obviamente en oposición a la ley de Moisés.
(4) Si Jefté fue capaz de llevar a cabo la matanza de 42.000 israelitas (Jue 12:1-15), también sería capaz de hacer un voto así y cumplirlo.
(5) El hecho de que en los versículos Jue 11:36-40 se dice que lloró su virginidad, parece implicar que no había esperanza de hijos en el futuro a causa de su muerte inminente. Probablemente se menciona para enfatizar el hecho del sacrificio, porque le dejaba sin descendencia, lo que en el oriente era tenido como una gran desgracia. Finalmente, el argumento basado en la palabra hebrea que se traduce por “endechar” (llorar o lamentar) en el versículo Jue 11:40, aportado por aquellos que sostienen la opinión de la dedicación, es más bien débil. El verbo tanah aparece solamente una vez en la Biblia hebrea (Jue 5:11). La mejor traducción de este término parece ser “narrar”.» [[Conquest and Crisis, pp. 125-128.]]
Con esto no se habían terminado aún las dificultades para Jefté, porque fue provocado a pelear a causa de los celos de los de la tribu de Efraín (Jue 12:4-7). Esta trágica pelea, que ganó Jefté, resultó en la pérdida de 42.000 soldados efrainitas. Fue una de las batallas más extrañas de la historia bélica, porque muchos de estos soldados perdieron la vida debido a su incapacidad de pronunciar correctamente la palabra Shibolet (el término hebreo para «corriente»).
I. Noveno juez: Ibzán (Jue 12:8-10).
1. Nación opresora: no se indica.
2. Duración de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: siete.
4. Logros: no se citan.
J. Décimo juez: Elón (Jue 12:11-12).
1. Nación opresora: no se indica.
2. Duración de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: diez.
4. Logros: no se citan.
K. Undécimo juez: Abdón (Jue 12:13-15).
1. Nación opresora: no se indica.
2. Duración de la opresión: no se indica.
3. Años de paz: ocho.
4. Logros: no se citan.
L. Duodécimo juez: Sansón (Jue 13:1-25 — Jue 16:1-31).
1. Nación opresora: Filistea.
2. Duración de la opresión: cuarenta años.
3. Años de paz: veinte (Jue 16:31).
4. Logros:
Antes del nacimiento de Sansón, Israel había estado oprimido por los filisteos por cuarenta años (Jue 13:1).
La madre de Sansón fue visitada por el Ángel de Jehová, quien le anticipó el nacimiento de su hijo (Jue 13:2-3). De manera que ella es una de las cuatro mujeres de la Biblia que recibieron de un ángel la promesa del nacimiento de un hijo. Las otras tres fueron:
a. Sara (Gén 18:10-14).
b. Elisabet (Luc 1:13).
c. María (Luc 1:30-31).
Este mensajero celestial instruyó a los padres acerca de que el niño tendría que ser criado como un nazareo (Jue 13:4-5). Según Núm 6:1-6 el nazareo no podía:
a. Beber vino ni sidra.
b. Cortarse el cabello.
c. Tocar cuerpos muertos.
Notemos que el ángel también encomendó a la madre que ella tampoco bebiera vino (Jue 13:4; Jue 13:14).
Los padres de Sansón oran en esta ocasión de una manera que debería ser imitada por todos los padres cristianos que esperan hijos (Jue 13:8; Jue 13:12). ¿Quién era este Ángel de Jehová? Los padres de Sansón intentaron averiguar cuál era el nombre del ángel, y les fue dicho que era «secreto» (así lo escribe el autor) (Jue 13:17). La palabra hebrea puede ser traducida por «secreto» y también por «admirable», y es muy similar al término usado en Isa 9:6, donde se nos habla acerca del nacimiento de Cristo y se dice que su nombre será «Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz». Esto sería una fuerte indicación de una aparición del Señor Jesucristo antes de Belén.
Sansón nació y el Espíritu del Señor estuvo sobre él durante su crecimiento (Jue 13:24-25).
Para consternación de sus padres se empeñó en casarse con una mujer filistea que no participaba de la fe de Israel. La naturaleza carnal de Sansón empieza ya a manifestarse, pero a pesar de su sensualidad, Dios le usó para su gloria (Jue 14:1-4).
De camino a Filistea, Sansón mata a un león. Más tarde descubrió que un enjambre de abejas había formado colmena en el esqueleto del león y tenían fabricado ya un panal de miel. Sansón usó esta experiencia en su fiesta de bodas como base para una adivinanza (Jue 14:12-14).
Los invitados logran al fin resolver la adivinanza presionando a la novia de Sansón. Esto le enfurece y paga su deuda a los invitados a la boda, pero a costa de treinta víctimas filisteas (Jue 14:15-19).
Pasado un tiempo vuelve y se entera que el padre de la novia la había entregado por esposa al amigo de Sansón. Dice el libro de Jueces que en venganza hizo lo siguiente:
«Y fue Sansón y cazó trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, y puso una tea entre cada dos colas. Después, encendiendo las teas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares» (Jue 15:4-5).
Sansón entonces mató a muchos filisteos (Jue 15:8). Después de esto, los filisteos amenazan con destruir la tribu de Judá si no les entregan atado a Sansón. Él permite que sus hermanos de raza le prendan y le aten, pero cuando el enemigo está a la vista, rompe las ligaduras, los ataca y mata a mil de ellos con una quijada de un asno (Jue 15:9-17).
A continuación, tenemos una de las dos oraciones de Sansón que aparecen registradas en las Escrituras. Ambas son carnales y egoístas. (Cp. Jue 15:18 con Jue 16:28.)
En Gaza (una ciudad filistea) Sansón logra una vez más evitar ser capturado, esta vez arrancando las puertas de la ciudad a medianoche y llevándoselas a cuestas a un monte cercano (Jue 16:1-3). Al fin cae mediante la traición de una mujer llamada Dalila, que descubre la fuente de su gran fuerza (Jue 16:4-20).
Nota: a estas alturas Sansón ha violado todos los votos del nazareo. Ha tocado el cuerpo muerto de un león (Jue 14:8-9); ha bebido vino (Jue 14:10): y ha permitido que su pelo sea cortado (Jue 16:19).
Ahora aprende el alto precio de vivir de esa manera (Jue 16:21).
«Mas los filisteos le echaron manos, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.»
Allí Sansón va recuperando su fuerza a medida que le crece otra vez el pelo. Dios le permite entonces destruir a miles de filisteos que se habían reunido en el templo pagano de su dios para una orgía. Él mismo pereció en la destrucción del templo (Jue 16:22-31).
II. Un hombre sanguinario: Abimelec (Jue 9:1-57).
A. Abimelec era el hijo que Gedeón tuvo con una concubina de Siquem (Jue 8:31). Tramó y llevó a cabo el asesinato de sesenta y nueve de sus setenta hermanastros y fue coronado «rey» de Siquem, el pueblo de su madre (Jue 9:1-5).
Jotam, el hermanastro que pudo escapar, relata una de las dos fábulas que aparecen en la Biblia (la otra está en 2Re 14:9), y se la dirige a Abimelec, a quien ridiculiza llamándole «zarza». Nótese en Jue 9:8-14 su amargo sarcasmo.
Tres años más tarde Dios encendió los ánimos de los de Siquem contra Abimelec. En la tensión y lucha que se suscitó, Abimelec perdió la vida (Jue 9:22-57). Algunos cristianos se han sentido incómodos con la declaración que aparece en Jue 9:23 :
«Envió Dios un mal espíritu entre Abimelec y los hombres de Siquem, y los de Siquem se levantaron contra Abimelec.»
Esta es la primera de al menos tres situaciones del Antiguo Testamento en que una acción así tiene lugar. Examinemos brevemente cada una de estas ocasiones.
1. Saúl (1Sa 16:14; 1Sa 16:23).
2. Acab (2Cr 18:18-22).
¿Cómo podemos entender estos versículos? Se han sugerido dos interpretaciones básicas:
a. Que estos eran mensajeros celestiales enviados por Dios para juicio como un día lo harán los siete ángeles elegidos para la tribulación venidera. (Véase Apo 8:2.)
b. Que eran ángeles caídos transformados en demonios. El contexto parece favorecer este punto de vista. Se les describe como malos, y es la misma palabra hebrea que encontramos en Gén 6:5, donde se nos dice que Dios se propuso destruir a la humanidad a causa de sus malos corazones. Pero, ¿por qué espíritus malos solicitarían ser usados por Dios, y por qué él lo consentiría? Aquí deberíamos releer cuidadosamente Job capítulos 1 y 2. Satanás mismo había solicitado permiso para atormentar a Job y Dios se lo concede, pero sólo para que se cumpla su propósito divino.
En el caso de Abimelec, Dios ya había dictado sentencia sobre él mediante una mujer de Siquem, lo que abría camino para un líder piadoso llamado Tola, que defendería las ovejas de Israel y no las asesinaría como lo hizo Abimelec (véase Jue 10:1). El mal espíritu tenía obviamente en mente un motivo diferente. Él había demostrado ser un líder inepto que había fallado por tres años en extender su territorio más allá de los límites de Siquem. Quizá el mal espíritu había intentado operar por medio de otro hombre malvado pero no había funcionado. En el caso de Saúl, el espíritu malo esperaba aparentemente controlarlo por completo en un intento de quitar de la escena al aborrecido David. Pero una vez más fallaría, porque Dios ya había puesto en marcha los planes que le llevarían a Saúl a la muerte en el campo de batalla frente a los filisteos.
En el caso de Acab el espíritu malo parecía dispuesto a sacrificar a este fiel adorador del mal induciéndole a que entrara en guerra con los sirios, con el fin de llegar hasta Josafat. Tal como se desarrollaron las cosas, si Dios no hubiera intervenido, el necio de Josafat habría caído en la batalla (véase 2Cr 18:28-32). De manera que Dios a veces usa la ira de hombres malvados e incluso a los demonios para su gloria (Sal 76:10). Véanse los siguientes dos ejemplos en el Nuevo Testamento para comprobar cómo Dios usa hombres impíos y demonios para su gloria:
(1). Apo 16:13, donde se indica que Dios usará demonios para atraer a los hombres al Armagedón.
(2). Apo 17:16-17, donde se indica que él hará que el anticristo destruya a la falsa iglesia.
III. Micaía: un hijo idólatra (Jue 17:1-13 — Jue 18:1-31).
Micaía, un ladrón e idólatra, es animado por su propia madre a iniciar «su propia religión», lo cual lleva a cabo (entre otras cosas) contratando a un levita muy codicioso de dinero como su sacerdote personal (Jue 17:1-13). Este pervertido «pastor privado» es seducido posteriormente por los de la tribu de Dan para que se convierta en su sacerdote oficial (Jue 18:1-31).
IV. Un levita cobarde (Jue 19:1-30 — Jue 21:1-25).
A. Estos capítulos son tres de los más deprimentes de toda la Biblia. La historia comienza cuando un levita y su infiel concubina pararon para pasar la noche en Gabaa, ciudad de la tribu de Benjamín (Jue 19:1-15).
B. La pareja se hospedó con un anciano de la ciudad. Aquella noche la casa fue rodeada por un grupo de pervertidos sexuales y demandaron que saliera el levita y que participara en sus repugnantes y degradantes prácticas. Él cobarde levita se salvó entregando a su mujer a este grupo miserable. Para el amanecer aquellos pervertidos habían abusado de tal manera de la mujer que murió (Jue 19:16-27).
C. El levita (que por las apariencias estaba emocionalmente enfermo), descuartizó el cuerpo de su mujer en doce pedazos y envió una parte a cada tribu de Israel, junto con la información de lo que había sucedido (Jue 19:28-29).
D. La noticia de aquel crimen sexual enfureció de tal manera a los israelitas que organizaron un ejército de unos 400.000 hombres para castigar a aquellos pervertidos de Gabaa (Jue 19:30; Jue 20:1-11).
E. Los ciudadanos de Benjamín rehusaron, sin embargo, entregar a los culpables, y estalló la guerra civil. Después de una sangrienta guerra en la que se enfrentaron tres veces, y en la que Israel perdió a 40.000 hombres. Benjamín quedó derrotado, y de sus 26.000 soldados sólo quedaron 600 vivos. Entonces, aunque entristecido. Israel proveyó, en un acto de sensatez, de esposas para estos 600 sobrevivientes a fin de que Benjamín no desapareciera como tribu de la faz de la tierra (Jue 20:12-48; Jue 21:1-25).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. Contenido general y título
El libro de los Jueces cuenta la historia de Israel entre la conquista de la tierra (libro de Josué) y la monarquía (libros de Samuel). En la Biblia hebrea forma parte de los llamados “profetas anteriores” que equivalen a lo que los investigadores modernos de la Biblia suelen denominar “historia deuteronomista” (a saber, libros de Josué, Jueces, y 1-2 Samuel y 1-2 Reyes).
El nombre con que tradicionalmente se conoce a este libro ha sido tomado del título que se da en él a los protagonistas de la historia: “shofetín” = jueces. Pero, ¿qué significa en nuestro libro el título de “juez”?
En realidad, sólo hay dos pasajes en todo el libro en que se usa “juez” en el sentido técnico que tiene en castellano: en Jue 4:4-5 donde se dice que Débora era juez en Israel… y los israelitas acudían a ella en busca de justicia, y en Jue 11:27 donde encontramos la expresión: que el Señor sea juez. En el resto del libro, el término juez no tiene ese sentido, sino uno bastante más amplio.
Consta, al respecto, que tanto en Mesopotamia como en Fenicia y Cartago existían oficiales que ejercían funciones de gobierno local con amplias atribuciones, entre las que se incluía la administración de la justicia. En el mundo fenicio-púnico se les llamaba “sofet”, igual que a los jueces de nuestro libro. Paralelamente, la raíz shafat abarca en hebreo un campo mayor que el de “juzgar”. La mayoría de las veces significa “ejercer la función de juez” en el sentido estricto del término, pero también puede significar — y así sucede en el libro de los Jueces — el ejercicio de una forma más amplia de gobierno (ver 1Sa 8:5-6; 2Re 15:5; Isa 40:23; Amó 2:3; Sal 2:10; Sal 94:2; Sal 96:10; Sal 96:13; Sal 148:11; Dan 9:12).
Desde antiguo, los estudiosos de la Biblia suelen distribuir a los protagonistas del libro en jueces mayores (Otoniel, Ejud, Débora (Barac), Gedeón, Jefté y Sansón) y jueces menores (Sangar, Tolá, Jaír, Ibsán, Elón y Abdón). De los jueces mayores se cuentan hazañas con las que liberaron a Israel de sus enemigos. Fueron héroes carismáticos que, poseídos por el espíritu del Señor, salvaron a Israel de la opresión de las naciones vecinas. De los jueces menores, en cambio, sólo se dice que juzgaron a Israel durante un número determinado de años, pero no se cuenta de ellos ninguna hazaña. Las breves reseñas acerca de estos “jueces” están cortadas todas por el mismo patrón, con ligeras variantes (ver Jue 10:1-5; Jue 12:8-15).
Es de notar que la figura de Jefté está a caballo entre el juez mayor y menor: por un lado, su historia termina como la de un “juez menor” (Jue 12:7-8); pero sus hazañas lo hacen merecedor del título de salvador de Israel o “juez mayor”. Las narraciones sobre Jefté interrumpen la lista de “jueces menores”. Es, pues, probable que esta ambivalencia de Jefté sirviera de bisagra para el empalme de las historias de los grandes libertadores con la lista de los “jueces menores”.
2. Proceso de composición del libro
Lo mismo que otros muchos libros del AT, el de los Jueces no fue obra de un solo autor ni de una sola época. Los pasos de su formación fueron a grandes rasgos los siguientes:
a) Durante un par de siglos los relatos corrieron de boca en boca con la fluidez de la tradición oral. Siguió un período (que pudo empezar en la época de Salomón) en que se fueron recogiendo por escrito las tradiciones sobre los héroes, las noticias sobre los “jueces menores”, y los relatos que más tarde se insertarán en los Apéndices (cps. Jue 17:1-13 — Jue 21:1-25).
b) Después de la caída de Samaría (721 a. C.), se ensartaron unas con otras las narraciones sobre los héroes, y se entrecruzaron con las listas de noticias sobre los “jueces menores”. Quedaron todavía fuera: la primera parte (Jue 1:1 — Jue 2:5), la historia de Abimélec (cp. Jue 9:1-57), los marcos redaccionales y los apéndices (cps. Jue 17:1-13 — Jue 21:1-25).
c) Poco después del destierro de Babilonia (año 587 a. C.), se termina de componer la gran historia de Israel que, tomando pie en el Deuteronomio, abarca desde la conquista de Canaán por Josué hasta la caída de Jerusalén y la deportación a Babilonia: son los libros de Josué, Jueces, Samuel y Reyes. Es lo que se suele llamar “historia deuteronomista”. Dentro de ella tiene su propia personalidad el libro de los Jueces, que trata con criterios literarios y teológicos peculiares una época de la historia de Israel bien definida, entre la conquista y los preámbulos de la monarquía. A estos redactores deuteronomistas se debe:
1) La inserción de la parte primera (Jue 1:1 — Jue 2:5);
2) los marcos teológico y cronológico;
3) probablemente, la inserción de la historia de Abimélec; y
4) la extensión de la acción de los “jueces” a “todo Israel”, si no estaba hecha ya.
d) Otro redactor algo posterior, que tenía una visión menos negativa de la monarquía, añadió, hacia el año 560 a. C., los capítulos Jue 17:1-13 — Jue 21:1-25, donde deja constancia de algunas de las barbaridades que se cometían en aquellos tiempos en que no había rey en Israel y cada uno hacía lo que le venía en gana (Jue 21:25).
3. Estructura literaria
El libro de los Jueces, tal como ha llegado hasta nosotros, se compone de tres partes heterogéneas y desiguales:
I. — COMPLEMENTOS AL LIBRO DE JOSUÉ sobre la ocupación de Canaán (Jue 1:1 — Jue 2:5). Cuenta acciones esporádicas de las tribus, enumera ciudades que no pudieron ser conquistadas y que se mencionaban diseminadas en la segunda parte del libro de Josué; un ángel explica la imposibilidad de expulsar a todos los cananeos. Rescata del olvido algunas tradiciones tribales del tiempo de la conquista.
II. — HISTORIAS DE LOS “JUECES”, libertadores carismáticos que salvaron a Israel de la opresión de los pueblos vecinos (Jue 2:6 — Jue 16:31). Esta parte comprende:
a) Una introducción programática (Jue 2:6 — Jue 3:6). Da sentido a toda la historia adelantando el marco teológico general que luego se aplicará a cada una de las historias. Se dan también nuevas explicaciones a la permanencia de los cananeos.
b) Una serie de historias concretas de cada “juez”:
– Otoniel (Jue 3:7-11)
– Ejud (Jue 3:12-30)
– Sangar (Jue 3:3) (nota suelta, un tanto fuera de lugar)
– Débora y Barac: dos tradiciones, en prosa y en verso (Jue 4:1-24 — Jue 5:1-31)
– Gedeón y Abimélec (Jue 6:1-40 — Jue 9:1-57)
– Los “jueces menores” (Tolá, Jaír, Ibsán, Elón y Abdón) y Jefté (Jue 10:1-18 — Jue 12:1-15)
– Sansón: (Jue 13:1-25 — Jue 16:1-31)
III. — APÉNDICES
– El santuario de Micá y el santuario de Dan (Jue 17:1-13 — Jue 18:1-31)
– El Crimen de Guibeá y la guerra contra Benjamín (Jue 19:1-30 — Jue 21:1-25)
4. Marcos cronológico y teológico
Una primera lectura del libro de los Jueces permite descubrir fácilmente dos tipos de encuadres que recorren prácticamente todo el relato y le confieren una notable singularidad: el marco cronológico y el marco teológico.
En primer lugar, un marco cronológico. Las historias de los jueces se ordenan dentro de un esquema cronológico. A la actividad de los “jueces mayores” y a los intervalos entre uno y otro se les asignan cifras redondas: 20, 40, 80 años. En cambio, a los “jueces menores” se les atribuyen cifras más reducidas y nada convencionales. Se ve que el redactor del libro tenía noticia de las hazañas de los libertadores de Israel, pero no de su cronología, mientras que con los “jueces menores” le ocurría lo contrario: conocía su cronología, pero no sabía nada especial de sus actividades.
Se ha pretendido reconstruir la cronología de la época partiendo de esos datos. Empresa vana, ya que: a) las cifras redondas de los “jueces mayores” son claramente artificiales, no se sucedieron necesariamente unos a otros ni su actividad se extendió a todo Israel, e incluso pudieron coincidir dos en una misma época; b) en cuanto a los “jueces menores”, pudieron ser igualmente contemporáneos y es también posible que ejercieran sus funciones con intervalos entre uno y otro, o que haya lagunas en la lista.
Hay que tener en cuenta que, en aquellos tiempos primitivos, los israelitas no disponían de un punto de referencia según el cual contar los años; ni siquiera tenían rey, habitual punto de referencia que otros pueblos utilizaban para fechar los acontecimientos. En este caso debemos contentarnos con saber que, si la entrada principal de los israelitas en Canaán se ha de situar en el último tercio del s. XIII a. C., nuestra historia debió desarrollarse aproximadamente entre los años 1200 y 1040 a. C.
Pero más importante que el cronológico es, sin duda, el marco teológico. Es sabido que los llamados libros históricos de la Biblia están, al mismo tiempo, cargados de teología. El de los Jueces no es una excepción. Fue escrito, como los demás, desde el punto de vista de que toda la historia de Israel está guiada por Dios. Ya en la introducción programática (Jue 2:6-20) se encuadra toda la historia en un marco teológico, que quiere dar la clave de interpretación de todo el libro. Este marco se va luego aplicando con pequeñas variantes a cada uno de los episodios protagonizados por los respectivos jueces. Se reproduce extensamente en la introducción a la historia de Jefté (Jue 10:6-16) y brevemente al comienzo y al fin de las hazañas de cada juez “mayor”.
Estos marcos teológicos son posteriores a las narraciones mismas y se atribuyen, tanto por su forma como por su mentalidad, a uno o varios redactores de la escuela deuteronomista, que, durante el destierro de Babilonia, aplicaron a la historia las ideas del libro de Deuteronomio. Pero, aunque los redactores hacen encajar los relatos, por diversos que sean, en su única interpretación teológica, lo hacen respetando en lo sustancial el cuadro tradicional, aunque a veces no se ajustara a su propia concepción de la vida israelita (p. ej. Gedeón fabricó un ídolo, Sansón se casó con mujeres filisteas). Estos mismos redactores, u otro que los precedió, convirtieron a los héroes de una tribu, o grupo de tribus, en héroes nacionales que con sus hazañas salvaron a todo Israel.
Los marcos no afectan ni a la parte primera (Jue 1:1 — Jue 2:5), ni a la historia de Abimélec (cap. Jue 9:1-57), ni a las breves noticias sobres los “jueces menores”, ni a los apéndices (cp. Jue 17:1-13 — Jue 21:1-25). Se puede deducir de ahí, con bastante probabilidad, que esas partes no figuraban todavía en el libro tal como lo dejó el redactor deuteronomista. Acaso se deba decir lo mismo de las historias de Sansón. Lo que no significa que no fueran piezas tradicionales antiguas.
5. El libro de los Jueces y la historia
Para valorar correctamente el libro de los Jueces como fuente histórica, hay que empezar por desmontar el ensamblaje redaccional y la atribución a todo Israel de los que pudieron ser avatares de las distintas tribus aisladamente consideradas. Y no olvidar el género literario de todo el conjunto — una historia teológica — y el género literario particular de cada relato. Es una historia fragmentaria, anecdótica e imprecisa cronológica y geográficamente. Pero, si dejamos hablar a cada narración por sí misma, obtendremos una imagen realista, viva y coherente de lo que era la vida de las tribus de Israel en la época anterior a la constitución del Estado.
Las conquistas israelitas que llevó a cabo Josué a fines del s. XIII a. C. no limpiaron de cananeos la tierra prometida. Quedaron muchos enclaves sin conquistar. Las comunicaciones entre las tribus se hacían difíciles: a los estorbos naturales que ponía la misma geografía, con la fosa del Jordán y los valles transversales en la montaña, se añadían las barreras entre Judá y las tribus del centro y entre estas y las de Galilea. La situación debió de mejorar bastante con la victoria de Débora y Barac sobre el rey cananeo Jabín; fue una victoria que permitió a los israelitas establecerse al menos en parte del llano y asegurar una comunicación más fluida entre las tribus del centro y del norte.
No todos los problemas con los cananeos se resolvieron por la fuerza de las armas. Hubo enclaves con los que se llegó a un entendimiento. Así consta de Gabaón (Jos 9:1-27 — Jos 10:1-43) y Siquén (Jue 9:1-57; Gén 34:1-31). En otros casos, los cananeos fueron sometidos a trabajos forzados al servicio de los israelitas; pero también sucedió a la inversa (Gén 49:14-15).
Aquel pueblo recién llegado, y sin haber acabado de adueñarse del territorio conquistado, se vio acosado por todas partes: por los cananeos que, desde dentro, se resistían a la expulsión o al exterminio; por los belicosos pueblos de Transjordania, madianitas, moabitas y amonitas; por los filisteos, que no se resignaban a seguir confinados en la costa. ¿Qué pudo oponer Israel a aquella presión extranjera?
No tenían aún una autoridad política común a todas las tribus, porque no tenían rey. Pero sí tenían desde el principio una conciencia nacional, por lo menos incipiente. El enfrentamiento con los aborígenes cananeos hacía que se relativizaran las diferencias entre los distintos grupos israelitas, que se sentían pertenecientes a un tronco étnico común y empezaban a expresar esa pertenencia en términos de procedencia de un mismo antepasado Jacob/Israel y se atribuían una historia común. Desde los mismos comienzos los unía un nombre que pronunciaban con orgullo, “Israel”.
Esa conciencia fue suficiente para ir resolviendo las situaciones que se iban presentando. El Dios de Israel suscitaba un libertador carismático, al cual se le unían, si no todas las tribus de Israel, sí al menos las más cercanas e interesadas. No obstante, aunque los problemas se solucionaran de momento, la situación era siempre precaria, y se fue sintiendo la necesidad de dar una expresión política a la conciencia nacional. Al final de la época, será la presión filistea la que obligue, por fin, a elegir un rey.
6. Mensaje y claves teológicas de lectura
Hemos indicado más arriba que el libro de los Jueces pertenece al bloque de libros bíblicos que actualmente suelen designarse como “historia deuteronomista” y que en la Biblia hebrea se denominaban “profetas anteriores” (los “profetas posteriores” son los libros que nosotros llamamos habitualmente “proféticos”). Se los denominaba así por la creencia generalizada de que fueron escritos por profetas. Concretamente, el de los Jueces fue atribuido a Samuel. Pero el título sugiere un significado más profundo. Profeta es el intérprete de Dios, el cual habla también a través de la historia. Por eso, los que escribieron estos libros pueden ser conceptuados como profetas. Ellos entienden el pasado de Israel como la historia del contraste entre la lealtad de Dios a la alianza con su pueblo y la infidelidad del pueblo para con su Dios.
El libro de los Jueces cuenta los hechos desde la perspectiva del momento triste del destierro en Babilonia. Es, por tanto, como la de los profetas, una palabra de juicio sobre Israel, pero es también una palabra de aliento. Lo mismo que en el pasado, el Señor está dispuesto, también ahora, a responder con el perdón y la salvación al clamor sincero de su pueblo arrepentido. Y como los profetas del destierro, también los autores de nuestra historia escriben movidos por la necesidad de explicar en términos teológicos la caída de los reinos de Israel y de Judá y el consiguiente destierro. Todo es consecuencia, ahora como antes, del justo juicio de Dios contra las infidelidades y pecados del pueblo.
Además de este mensaje central del libro de los Jueces (que comparte, por lo demás, con el resto de la llamada Historia Deuteronomista) deben tenerse en cuenta algunos otros aspectos para una correcta lectura del mismo. Lo primero es constatar que, según los relatos de Jueces, Israel se puso en contacto con una población que poseía el prestigio de una técnica superior, pero que, al mismo tiempo, practicaba una religión radicalmente distinta de la que Moisés había querido inculcar a Israel. Y aunque el yavismo no podía perecer — y no pereció — , en esa confrontación con la cultura cananea, bien pudo ocurrir que el conquistador fuera conquistado culturalmente por el vencido. Tanto más cuanto que la voz de aquellos cananeos era la voz del patrimonio semita común, y en ella podían escuchar los israelitas la voz de sus mayores.
Algunas de las anécdotas del libro hieren nuestra sensibilidad; nos sorprende la rudeza de la moral de Ejud, de Jael, de Jefté, de Sansón. Eran gente de su tiempo y como tales deben ser juzgados. No obstante, fueron jalones de una historia de salvación que estaba todavía casi en sus comienzos y muy lejos de la perfección de la moral evangélica. Sir 46:11-12 los propone como modelos de fidelidad al Señor; y Heb 11:32 atribuye a la fe las hazañas de Gedeón, Barac, Sansón y Jefté.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Jos 24:29.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— israelitas: Lit. hijos de Israel.
— consulta al Señor: La consulta se hacía en el santuario, ordinariamente por medio del Urín y el Tumín, figurillas de piedra contenidas en una bolsa llamada hosen que el sumo sacerdote llevaba sobre el pecho, adosada al efod (ver Éxo 28:29-30; Jue 18:5; Jue 20:27-28; 1Sa 23:2, 1Sa 23:9-12; etc.; Isa 30:2; Eze 20:1; Eze 20:3).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Los israelitas consultan al Señor
Para la muerte de Josué, ver Jos. 24:28, 29. Antes de su muerte, Josué había hablado de los cananeos que todavía vivían en la tierra que había sido asignada a las diferentes tribus, pero les aseguró a los israelitas que con la ayuda del Señor podrían desalojar a estos pueblos (Jos. 23:1-5). Consultando al Señor, el pueblo reconoció que él era su verdadero líder. Ellos probablemente hicieron su consulta a través de un sacerdote (ver 20:18, 27-28) en Gilgal cerca de Jericó, ya que éste era el punto desde el cual se movilizaron (1:16; 2:1; cf. Jos. 5:10). Judá, elegida para ir primero en el oráculo del v. 2, era la tribu más numerosa y poderosa y la tribu de la cual vendría Jesús el Mesías (Gén. 49:10).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
1.1 Finalmente, el pueblo de Israel había entrado y tomado control de la tierra prometida a sus antepasados (Gen 12:7; Exo 3:16-17). El libro de Jueces continua la historia de esta conquista que comenzó en el libro de Josué. Por el poder de Dios, los israelitas habían conquistado a muchos enemigos y superado muchas dificultades, pero su trabajo todavía no había terminado. Habían enfrentado con éxito retos políticos y militares, pero enfrentar los retos espirituales era aún más difícil. El estilo de vida de los cananeos, inicuo pero atractivo, mostró ser más peligroso que su fuerza militar. Los israelitas cedieron ante la presión y comprometieron su fe. Si intentamos enfrentar los retos de la vida solo con esfuerzo humano, encontraremos que las tentaciones y las presiones que nos rodean son demasiado fuertes para resistirlas.1.1 Luego después de la muerte de Josué, Israel comenzó a perder su firme control de la tierra. Aún cuando Josué fue un gran líder, el pueblo olvidó su liderazgo espiritual más que su habilidad militar, ya que él había mantenido al pueblo enfocado en Dios y en sus propósitos. Josué había sido el sucesor obvio de Moisés, pero no había un sucesor obvio para Josué. Durante esta crisis de liderazgo, Israel tuvo que aprender que sin importar cuán poderoso y sabio fuera el líder actual, su líder real era Dios. A menudo ponemos nuestra esperanza y confianza en algún líder influyente, olvidando que en realidad es Dios el que está al mando. Reconozca a Dios como su comandante en jefe, y evite caer en la tentación de descansar demasiado en los líderes humanos, sin importar lo sabio que sean espiritualmente.1.1 Cananeos eran todos los pueblos que vivían en Canaán, la tierra prometida. Vivían en ciudades-estados donde cada ciudad tenía su propio gobierno, ejército y leyes. Una razón por la que Canaán fue tan difícil de conquistar era porque cada ciudad tenía que ser derrotada individualmente. No había un único rey que pudiera rendir al país entero en manos de los israelitas.La mayor amenaza de Canaán para Israel no era su ejército, sino su religión. La religión cananea idealizaba cualidades inicuas: crueldad en la guerra, inmoralidad sexual, avaricia egoísta y materialismo. Era una sociedad que pensaba «yo primero, después lo que sea». Obviamente, las religiones de Israel y de Canaán no podían coexistir.1.2 El libro de Josué nos relata una conquista rápida y total de los ejércitos y ciudades enemigas, mientras que el libro de Jueces parece sugerir una conquista más gradual y prolongada. Cuando los israelitas entraron por primera vez a la tierra prometida (Josué 1-12), se unieron como un solo ejército para aplastar a los habitantes hasta que fueron demasiado débiles para vengarse; entonces, después que la tierra fue dividida entre las 12 tribus (Josué 13-24), cada tribu fue responsable de expulsar al enemigo de su propio territorio. El libro de Jueces nos habla del fracaso en hacerlo.Algunas tribus tuvieron más éxito que otras. Bajo Josué todas comenzaron fuertes, pero pronto la mayoría se desvió por miedo, cansancio, falta de disciplina o por ir tras de sus propios intereses. Como resultado, su fe comenzó a desvanecerse, y «cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jdg 17:6). Para que nuestra fe sobreviva, debemos practicarla día a día. Debe permear cada aspecto de nuestras vidas. Cuídese de no comenzar con mucha fuerza para luego desviarse de su propósito real: amar a Dios y vivir para El.1.6 Los israelitas cortaron los pulgares y los dedos gordos de los pies de Adoni-bezec para humillarlo e inutilizarlo para pelear. Pero según las instrucciones de Dios para conquistar la tierra prometida, a él se lo debió haber matado.1.8 Aun cuando los israelitas conquistaron Jerusalén, no ocuparon la ciudad sino hasta los días de David (2Sa 5:6-10).1.12-15 Este mismo suceso está registrado en Jos 15:16-19. Caleb fue uno de los espías originales que exploraron la tierra prometida (Números 13-14) y, con Josué, alentaron al pueblo para conquistarla. Por su fidelidad, se le dio la tierra que escogió.JUDA PELEA POR SU TIERRA : La tribu de Judá no perdió tiempo en comenzar la conquista del territorio que les había correspondido a ellos. Con la ayuda de la tribu de Simeón, conquistaron Jerusalén, al igual que los cananeos en el Neguev y en la costa. Hebrón y Debir cayeron ante Judá, y más tarde Gaza, Ascalón y Ecrón.1.17 ¿Por qué ordenó Dios a los israelitas que expulsaran a los cananeos de su tierra? Aunque la orden parece cruel, los israelitas estaban bajo la orden de Dios para ejecutar juicio sobre estos pueblos malos que vivían en esa tierra. Las otras naciones serían juzgadas por su pecado, así como Israel fue forzada a vagar durante cuarenta años antes que se le permitiera entrar en la tierra. Más de setecientos años antes Dios había dicho a Abraham que cuando los israelitas entraran en la tierra prometida, la enorme maldad de los pueblos nativos estaría lista para ser juzgada (Gen 15:16). Pero Dios no estaba ejerciendo favoritismo con los israelitas, ya que finalmente ellos también serían severamente castigados por llegar a ser tan malos como la gente a las que se les ordenó expulsar (2 Reyes 17; 25; Jer 6:18-19; Ezequiel 8). Dios no es parcial, todas las personas pueden recibir el perdón gratuito de Dios tanto como su firme justicia.1.19 Los carros cananeos tirados por caballos estaban entre las armas más sofisticadas de esos días. Los soldados israelitas que peleaban a pie eran absolutamente impotentes cuando un veloz carro de hierro los embestía. Por eso Israel prefería pelear en las colinas donde no podían subir los carros.1.21ss Tribu tras tribu fracasaron en expulsar a los malvados cananeos de su tierra. ¿Por qué no siguieron y obedecieron completamente las órdenes de Dios? (1) Habían estado peleando durante mucho tiempo y estaban cansados. Aunque la meta estaba a la vista, les faltó disciplina y energía para alcanzarla. (2) Temieron que el enemigo fuera demasiado fuerte, los carros de hierro parecían invencibles. (3) Desde la muerte de Josué el poder y la autoridad se había descentralizado a los líderes tribales, y las tribus ya no estaban unidas en propósito. (4) La decadencia espiritual los había infectado desde el interior. Pensaron que podían manejar la tentación y ser más prósperos haciendo negocios con los cananeos.A menudo también nosotros fracasamos al tratar de sacar el pecado de nuestras vidas. A menudo sabemos lo que debemos hacer, pero no lo hacemos. Y esto tiene como resultado un deterioro gradual de nuestra relación con Dios. En nuestras batallas, podemos cansarnos y querer descansar, pero necesitamos más que un descanso en el trabajo. Necesitamos saber que Dios nos ama y nos ha dado un propósito en la vida. La victoria viene cuando vivimos de acuerdo con su propósito.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Título “Jueces.” Heb.: Scho·fetím; gr.: Kri·tái; Vgc(lat.): Iú·di·cum.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 Jos 24:29
b 1 Núm 27:21; Jue 20:18; Pro 3:5
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Después de la muerte de Josué… ¿Quién…subirá. Josué había dirigido a las fuerzas israelitas en la conquista de Canaán, y la tierra conquistada había sido distribuida entre las doce tribus. Pero a la muerte de su líder, el pueblo anhela saber quién los guiará en las próximas campañas militares, ya que aún quedaba mucho territorio por conquistar y colonizar.
Fuente: La Biblia de las Américas
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE JUECES
AUTOR: AnónimoFecha: 1050-1000 a.C.
Trasfondo histórico Los sucesos narrados en este libro abarcan el período turbulento en la historia de Israel entre los años 1380 al 1050 a.C., desde la conquista de Palestina hasta el comienzo de la monarquía. Si bien la tierra había sido generalmente conquistada y ocupada bajo Josué, muchos bastiones cananeos importantes habían sido pasados por alto, dejando su conquista en manos de tribus israelitas en particular. El Libro de Jueces describe esa guerra en la que los hebreos trataron de completar la ocupación de la tierra.
Los jueces eran líderes militares y civiles durante el tiempo cuando la nación era una confederación fluida. Algunos de los jueces gobernaron coetáneamente ya que estos no regían necesariamente sobre toda la tierra de Palestina.
Paternidad literaria y fecha Si bien el autor del libro es desconocido, el Talmud sugiere que fue Samuel y es posible que él haya escrito porciones de éste. Jueces fue escrito después de la muerte de Sansón y después de la coronación del rey Saúl, pero antes de la conquista de Jerusalén por David por el año 990 a.C. (cp. Jue 1:21; Jue 17:6; Jue 18:1; Jue 19:1; Jue 21:25).
Propósito. Históricamente, el libro sirve de eslabón entre la conquista de Palestina y la monarquía. Teológicamente, proporciona muchos ejemplos del principio de que la obediencia a la ley trae paz, mientras que la desobediencia resulta en opresión y muerte. Espiritualmente, la fidelidad de Dios en perdonar a Su pueblo arrepentido es evidente en un período cuando «cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jue 17:6; Jue 21:25).
Cronología sugerida de naciones opresoras y jueces libertadores
Opresor | Fechas | Juez | Fecha | Escritura |
Mesopotamia | 1361-1353 |
Otoniel | 1353-1313 |
Jue 3:7-11 |
Moab | 1313-1295 |
Aod | 1295-1215 |
Jue 3:12-30 |
Filistia | ? |
Samgar | ? |
Jue 3:31 |
Canaán | 1215-1195 |
Débora y Barac | 1195-1155 |
Jue 4:11 |
Madián | 1155-1148 |
Gedeón | 1148-1108 |
Jue 6:18 |
Abimelec | 1108-1105 |
– | – | Jue 9:1-57 |
Amón | 1105 |
Jefté | 1105-1099 |
Jue 10:6 |
Filistia | 1099-1059 |
Sansón | 1085-1065 |
Jue 13:11 |
BOSQUEJO DE JUECES
I) Trasfondo del período de los Jueces, Jue 1:1 – Jue 3:6
A) El trasfondo político, Jue 1:1-36
B) El trasfondo espiritual, Jue 2:1 – Jue 3:6
II) Historia del período de los Jueces, Jue 3:7 – Jue 16:31
A) La opresión mesopotámica y la liberación de Otoniel, Jue 3:7-11
B) La opresión moabita y la liberación de Aod, Jue 3:12-30
C) La victoria de Samgar sobre los filisteos, Jue 3:31
D) La opresión cananea y la liberación de Débora y Barac, Jue 4:1 – Jue 5:31
1. La historia, Jue 4:1-24
2. El canto, Jue 5:1-31
E) La opresión madianita y la liberación de Gedeón, Jue 6:1 – Jue 8:35
1. El llamado de Gedeón, Jue 6:1-40
2. Las conquistas de Gedeón, Jue 7:1 – Jue 8:35
F) La tiranía de Abimelec, Jue 9:1-57
G) Tola juzga a Israel, Jue 10:1-2
H) Jair juzga a Israel, Jue 10:3-5
I) La opresión amonita y la liberación de Jefté, Jue 10:6 – Jue 12:7
J) Ibzán juzga a Israel, Jue 12:8-10
K) Elón juzga a Israel, Jue 12:11-12
L) Abdón juzga a Israel, Jue 12:13-15
M) La opresión filistea y la carrera de Sansón, Jue 13:1 – Jue 16:31
1. El anuncio y nacimiento de Sansón, Jue 13:1-25
2. El matrimonio de Sansón, Jue 14:1-20
3. Las hazañas de Sansón, Jue 15:1-20
4. El fracaso de Sansón, Jue 16:1-31
III) La apostasía del periodo de los Jueces, Jue 17:1 – Jue 21:25
A) Micaía y la emigración de los danitas, Jue 17:1 – Jue 18:31
1. Micaía y su sacerdote privado, Jue 17:1-13
2. La emigración danita, Jue 18:1-31
B) La guerra contra los benjamitas, Jue 19:1 – Jue 21:25
1. La razón de la guerra, Jue 19:1 – Jue 20:14
2. La ejecución de la guerra, Jue 20:15-48
3. Los resultados de la guerra, Jue 21:1-25
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Con la muerte de Josué, concluyó otra era, como había sucedido previamente después de la muerte de Moisés (Jos 1:1).
cananeos. Incluye todos los grupos étnicos de Canaán.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Composición Josué – Jueces [Jos 1:1 – Jue 3:11] → §187; §311.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
consultaron… Esto es, mediante el Urim y Tumim → Núm 27:21.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., Y sucedió después
Fuente: La Biblia de las Américas
Mismo verbo que utiliza el sacerdote para consultar a Dios mediante Urim yTumim. Es prob. que ante la ausencia de Moisés y Josué, ellos mismos consultaran utilizando el mismo procedimiento. g Núm_27:21.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[.] El primer capítulo proporciona algunas luces sobre la conquista. No fue triunfal, como aparece en el libro de Josué, sino lenta y difícil. Los israelitas no cumplieron con el mandato de exterminar a los paganos, lo que hubiera protegido la fe en el Dios único. Al contrario, las relaciones pacíficas prepararon la idolatría. Compárense 8 y 21 estos datos no son todos seguros.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[1] Muerto Josué, cada tribu la gobernaban sus propios jefes o cabezas acudiendo para la resolución de los casos más difíciles al consejo de ancianos. Los jueces fueron líderes carismáticos capaces de organizar las tribus y defenderlas de sus enemigos. Num 11, 16.[7] Tal vez los reyes de una misma ciudad fueron sucesivamente vencidos por Adonibezec y tratados de ese modo. Cortar los dedos pulgares de manos y pies se hacía con el fin de inutilizar al hombre para la guerra.[10] Josué había tomado y pasado a cuchillo la ciudad de Hebrón; pero varios enaceos o gigantes se apoderaron después de ella; Caleb los derrotó con el auxilio de la tribu de Judá.[22] La tribu de Efraín y la media tribu de Manasés.