Comentario de Jueces 19:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
En aquellos días, cuando no había rey en Israel, había un hombre de Leví que habitaba como forastero en la parte más remota de la región montañosa de Efraín. Este había tomado para sí como concubina a una mujer de Belén de Judá.
cuando no había rey. Jue 17:6; Jue 18:1; Jue 21:25.
monte de Efraín. Jue 17:1, Jue 17:8; Jos 24:30, Jos 24:33.
mujer concubina. Gén 22:24; Gén 25:6; 2Sa 3:7; 2Sa 5:13; 2Sa 16:22; 2Sa 19:5; 2Sa 20:3; 1Re 11:3; 2Cr 11:21; Est 2:14; Cnt 6:8, Cnt 6:9; Dan 5:3; Mal 2:15.
de Belén de Judá. Jue 17:8; Gén 35:19; Mat 2:6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Un levita va a Belén, Jue 19:1-15.
Un hombre viejo lo recibe en Gabaa, Jue 19:16-21.
Los gabaonitas abusan de su concubina hasta matarla, Jue 19:22-28.
Él la parte en doce pedazos, y los envía a las doce tribus, Jue 19:29-30.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jue 20:1-48; Jue 21:1-25
La sección final de los Jueces aparentemente no se relaciona con la historia anterior. Trata de la brutal violación y asesinato de una concubina y de los sangrientos hechos que siguieron. La historia se asemeja a la del asalto a la casa de Lot en Sodoma (Gén 19:1-38). Aquí el protagonista levita es un vínculo con los episodios de Jue 17:1-13 y Jue 18:1-31. En la primera historia, un levita de Belén viaja al montañoso país de Efraín, en tanto que en la segunda, un levita del país montañoso de Efraín viaja a Belén.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
una concubina era una sirvienta considerada como parte de la familia, a menudo se le escogía para tener hijos. Muchos de los patriarcas tuvieron hijos con concubinas: Abraham con Agar (Gén 16:1-16); Jacob con Bilha y Zilpa (Gén 30:4-13).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
EN AQUELLOS DÍAS. Los acontecimientos registrados en el cap. Jue 19:1-30 revelan cuán depravados e inmorales habían llegado a ser algunos de los israelitas después que se apartaron de Dios.
(1) Algunos israelitas (i.e., los hijos de Benjamín) se volvieron homosexuales, violadores y asesinos (vv. Jue 19:22-30).
(2) Un levita (i.e., ministro de la palabra de Dios) sometió a su esposa a la violación y a la muerte a fin de salvarse él mismo (vv. Jue 19:1; Jue 19:22; Jue 19:25-30). Así que, tanto los laicos como los ministros caen en las profundidades de la depravación cuando se abandona a Dios y su palabra (cf. Ose 9:9; Ose 10:9).
CONCUBINA. En la Biblia una concubina era una mujer legítimamente unida en matrimonio a un hombre, pero en una posición inferior a la de una esposa regular. En ninguna parte el AT aprueba esa polígama costumbre (Éxo 21:7-11; Deu 21:10-14; véase Gén 29:28, nota).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
2. La Guerra contra Benjamín (c.19-21).
Los hechos de que se habla en los tres últimos capítulos del libro se desarrollaron también en los tiempos en que no había rey en Israel (v.1). Entre este apéndice y el anterior existen analogías evidentes. Los expositores han puesto de relieve que en el texto actual de este segundo apéndice se vislumbra la intervención de varias manos. Cómo y cuándo alcanzó su forma definitiva, no es posible determinarlo con certeza. Se habla de la yuxtaposición de dos narraciones antiguas; de un redactor posterior que combinó el relato más antiguo con otro sacerdotal completamente independiente o de un relato antiguo elaborado y dispuesto por un escritor perteneciente a los círculos sacerdotales 1.
En cuanto a los fines del autor, este apéndice entra en el plan teológico que se ha propuesto desarrollar. En primer lugar, el episodio deja entrever claramente el estado de anarquía reinante, en oposición a los tiempos de la monarquía davídica. Pero, a pesar de ello, Dios se interesa por su pueblo pecador y corre en su ayuda a la más leve señal de arrepentimiento (v.21-14). No son los pueblos extranjeros los que infligen un castigo a la tribu prevaricadora, sino la comunidad de Israel. Había crímenes que Israel no podía tolerar, tales como violar las costumbres sobre la hospitalidad, forzar una virgen, consentir perder la virginidad antes del matrimonio, apropiarse de las cosas consagradas a Yahvé por el herem (Desnoyers, I 297). Pero para que Israel lleve a feliz término las guerras de Yahvé contra los prevaricadores tiene necesidad de purificarse en la lucha y en el sufrimiento. Estas son las dos lecciones morales que se desprenden de este segundo apéndice· la noción de prueba (3:1-6) y la fidelidad de Yahvé.
El levita de Efraírn y su concubina (19:1-10).
1Sucedió por aquel tiempo, cuando no había rey en Israel, que un levita que peregrinaba en el límite septentrional de los montes de Efraím tomó por mujer a una concubina de Belén de Judá. 2Se disgustó con él la concubina y le dejó para irse a la casa de su padre, a Belén de Judá, donde se estuvo por espacio de cuatro meses. 3Su marido, llevando consigo un mozo y dos asnos, se encaminó donde ella estaba para hablarle al corazón y reducirla. Hízole entrar ella en la casa de su padre, que al verle salió muy contento a recibirle. 4 Instóle su suegro, el padre de la joven, y se quedó allí por tres días, comiendo, bebiendo y pasando la noche allí. 5Al cuarto día se levantó de mañana y se dispuso a marchar; pero el padre de la joven dijo a su yerno: “Toma antes un bocado de pan, para refocilarte, y luego partirás.” 6Sentáronse ambos y comieron y bebieron; y el padre de la joven dijo al marido: “Anda, quédate hoy a pasar aquí la noche alegremente.” 7Levantóse el marido para marcharse, pero le instó su suegro, y se quedó a pasar la noche allí. 8Levantóse de mañana el día quinto, para emprender la marcha; y le dijo el padre de la joven: “Anda, toma un refrigerio y diferid la marcha hasta el caer del día”; y se pusieron a comer juntos. 9Levantóse el marido para marcharse él, la concubina y el mozo; pero el suegro, el padre de la joven, le dijo: “Mira, comienza ya a caer la tarde; anda, pasad la noche aquí, que el día se acaba ya; pasa aquí la noche, que se te alegre el corazón, y mañana os levantáis bien temprano para volveros a tu casa,” 10El marido rehusó pasar allí la noche, se levantó y partió. Llegó frente a Jebús, que es Jerusalén, con el par de asnos y la concubina.
Este levita habitaba como guer en la parte norte de Efraím (17:8; 18:2), lo que revela que el escritor escribía desde Judá. Tomó como concubina (8:31), o mujer de segundo orden (Gen 22:24), a una de Belén (Gen 17:7). No se sabe el porqué, pero lo cierto es que la mujer se enojo fuertemente contra él, lo abandonó y se marchó a casa de sus padres. Al cabo de cuatro meses, el buen levita, acompañado de un siervo y con dos asnos, se fue a Belén para reconciliarse con ella. La acogida fue cálida, tanto de parte de su mujer como de parte de su suegro (hoten). Después de muchas tentativas de éste para retenerle por más tiempo en su casa, el levita, con su mujer, emprendió el viaje de regreso a su casa.
Etapa en Gueba (Gen 19:11-21).
11Cuando estaba cerca de Jebús, el día había ya bajado mucho, y dijo el mozo a su amo: “Será mejor que nos desviemos hacia la ciudad de los jebuseos, para pasar allí la noche.” 12El amo le respondió: “No, no torceremos hacia la ciudad extraña? en la que no hay hijos de Israel; 13lleguemos a Gueba”; y añadió: “Anda, vamos a acercarnos a uno de esos dos lugares, y pasaremos la noche en Gueba o en Rama.” 14Prosiguiéronla marcha, y al ponerse el sol llegaron cerca de Gueba de Benjamín. 15Tomaron, pues, hacia allá, para pasar la noche en Gueba. Entraron y se sentaron en la plaza de la ciudad; y no hubo quien los admitiera en su casa, para pasar en ella la noche. 16Llegó en esto un anciano que venía de trabajar en el campo; era un hombre de los montes de Efraím, que se hallaba en Gueba; los habitantes del lugar eran benjaminitas. 17Cuando, al levantar los ojos, vio al viajero en la plaza de la ciudad, le dijo: “¿Adonde vas y de dónde vienes?” 18El le contestó: “Vamos de Belén de Judá al límite septentrional de los montes de Efraím, de donde soy yo. Había ido a Belén de Judá y voy a mi casa, pero nadie me admite en su casa. 19Sin embargo, tenemos paja y forraje para los asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva y para el mozo que acompaña a tus siervos; no necesitamos nada.” 20El anciano le dijo: “Sea contigo la paz; de cuanto te es necesario te proveeré yo; no te quedes en la plaza.” 21Hízolos entrar en su casa y dio forraje a los asnos. Laváronse los pies los viajeros y después comieron y bebieron.
A las dos horas de haber salido llegaron los viajeros a la vista de Jerusalén, que dejaron a la derecha, por encontrarse en poder de los jebuseos (Jos 15:8-68), y siguieron hacia adelante con el fin de hospedarse en una ciudad israelita al norte de Jerusalén. Esta se llamaba Urusalim, Jerusalén ya en el siglo XV a. de C., mucho antes de la ocupación israelita, y sólo más tarde llamóse Jebús (1Cr 11:4-5). Llegaron los viajeros a Gueba de Benjamín (1Sa 13:41; I5-34); actualmente Tell-el-Full, a seis kilómetros al norte de Jerusalén, y decidieron pernoctar allí. Según la costumbre, el grupo de viajeros sentóse en la plaza (Gen 19:2), esperando que alguien les ofreciera hospitalidad; pero nadie los invitó, a pesar de ser la hora en que las gentes regresaban de sus labores del campo. Al fin, un anciano efraimita, después de haberse cerciorado de dónde venían y adonde iban, les acogió benévolamente en su casa. Después de lavarles los pies (Gen 18:4; Gen 19:2; Gen 24:23), acto que se consideraba como necesario por razón de que se andaba con sandalias o con los pies desnudos, les sentó en su mesa.
Horrendo crimen de los guebaítas (Gen 19:22-30).
22Mientras estaban refocilándose, los hombres de la ciudad, gente perversa, aporrearon fuertemente la puerta, diciendo al anciano dueño de la casa: “Sácanos al hombre que ha entrado en tu casa, para que le conozcamos.” 23El dueño de la casa salió a ellos y les dijo: “No, hermanos míos, no hagáis tal maldad, os lo pido; pues que este hombre ha entrado en mi casa, no cometáis semejante crimen. 24Aquí están mi hija, que es virgen, y la concubina de él; yo os las sacaré fuera para que abuséis de ellas y hagáis con ellas como bien os parezca; pero a este hombre no le hagáis semejante infamia.” 25Aquellos hombres no quisieron escucharle, y entonces el levita cogió a su concubina y la sacó fuera. La conocieron y estuvieron abusando de ella toda la noche, hasta la mañana, dejándola al romper la aurora. 26 Al venir la mañana, cayó la mujer a la entrada de la casa donde estaba su señor, y allí quedó hasta que fue de día. 27 Su marido se levantó de mañana y abrió la puerta de la casa para salir y continuar su camino, y vio que la mujer, su concubina, estaba tendida a la entrada de la casa con las manos sobre el umbral. 28 El le dijo: “Levántate y vamos”; pero nadie respondió. Púsola entonces el marido sobre su asno y partió para su lugar. 29Llegado a su casa, cogió un cuchillo y la concubina y partió miembro por miembro, en doce trozos, que mandó por toda la tierra de Israel. 30 Y a los enviados encargó que dijeran a todos los israelitas: “¿Se ha visto jamás tal cosa desde que los hijos de Israel subieron de Egipto hasta el presente? Miradlo bien, deliberad y resolved.” A su vista decían todos: “Jamás ha sucedido cosa parecida ni se ha visto tal desde que los hijos de Israel subieron de Egipto hasta hoy.”
Estando ellos refocilándose en su mesa, he aquí que los hombres de la ciudad, hijos de Belial (Deu 13:13), se acercaron a la casa y, aporreando fuertemente la puerta, decían al anciano dueño de la misma: “Sácanos a la mujer (texto masorético: al hombre) que ha entrado en tu casa, para que le conozcamos” (Gen 19:1-8). La expresión hijos de Belial (1Sa 1:16; 1Sa 2:12; 1Sa 10:27; Sal 18:5) equivale a decir hombre perverso, dañino, nefasto. El nombre indica una potencia infernal, el jefe de los demonios (2Co 6:15). Según el texto hebreo, se habla aquí de un crimen de sodomía, pecado muy extendido entre la gente nómada. Pero, por el contexto, aparece que los hombres de la ciudad reclamaban la mujer del levita. De hecho, en la declaración de éste (2Co 20:5) no alude al crimen de sodomía, y los hombres del pueblo mostráronse satisfechos una vez les entregó su joven mujer. Es posible que un escriba cambiara el texto, escribiendo ish en vez de isha, para hacer más horrendo el crimen de los guebaítas y acaso por influencia de la historia de Lot (Gen 19), con la cual presenta sorprendente analogía. El anciano, para cumplir con los deberes sagrados de la hospitalidad (Gen 19:6-8), prefiere entregarles su propia hija antes que a la mujer del levita. Aquella violación de las leyes de la hospitalidad era una villanía en Israel (Gen 34:7; Deu 22:21), que acarreaba necesariamente consigo un castigo ejemplar. El crimen de Gueba pasó a la historia de Israel como tipo de una perversidad extrema (Ose 9:9; Ose 10:9)·
A la mañana siguiente (Gen 19:15), el levita, al abrir las puertas de la casa para seguir su viaje, encontró a su concubina tendida a la entrada de la casa con las manos en el umbral. Al verla muerta, púso la sobre su asno y marchóse a su casa. Allí la partió en doce trozos, que mandó por toda la tierra de Israel. Acción análoga practicó Saúl (1Sa 11:7). La finalidad del levita con esta partición macabra del cadáver de su mujer fue la de inspirar horror, encender la indignación del pueblo e incitarlo a la venganza. El número doce no está en relación con las doce tribus.
Fuente: Biblia Comentada
concubina. Los sacerdotes se podían casar (Lev 21:7; Lev 21:13-14). Aunque una esposa concubina (normalmente una esclava) era culturalmente legal, la práctica no era aceptable para Dios (Gén 2:24).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Jue 17:6+.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La violación en Gabaa
Aparte de dar la chispa para la acción principal que sigue, este episodio inicial sirve dos propósitos mayores. Muestra cuánto había llegado a degradarse en Israel, durante el período de los jueces, incluso algo tan noble como la hospitalidad; y arroja bastante luz sobre el carácter del levita, que va a desempeñar un papel clave en el segundo episodio.
Hay dos escenas aquí que involucran hospitalidad. La primera, en Belén (1-10), es bastante normal; pero la segunda, en Gabaa (11-28), es pervertida y grotesca, con similitudes inequívocas a la descripción de la vida en Sodoma en Gén. 19:1-13. Esto es irónico, particularmente porque los viajeros a propósito habían evitado ciudades paganas para buscar hospitalidad con sus coterráneos israe litas (12-14). La gente desordenada y ruidosa en las calles de Gabaa claramente estaba en quiebra moral, pero también lo estaba el anciano que abrió su casa a los viajeros. Fue este anfitrión, aparente mente modelo, cuyo sentido pervertido del deber lo condujo a concebir la idea de echar a dos mujeres inocentes a aquellos hombres despreciables (23, 24). Ciertamente aquí hay bancarrota moral. Cuando el pueblo de Dios hace lo que le parece recto a sus propios ojos, no es mejor que los sodomitas.
Sin embargo, el levita es el más pervertido de todos. Después de haber echado fuera a su concubina, se retiró a descansar y aparentemente no pensó más en ella hasta que la encontró muerta o incons ciente sobre el umbral por la mañana. Luego, con una insensibilidad casi increíble, le dijo que se levantara porque él estaba listo para salir (27, 28). Este era el hombre que convocaría a todo Israel a la guerra en el siguiente episodio. En mirada retrospectiva, podemos entender muy bien por qué su concubina encontró imposible vivir con él (ver v. 2 y nota).
Notas. 1 Para la región montañosa de Efraín, ver sobre 4:5. Tomar una concubina era práctica común en el antiguo Cercano Oriente y estaba permitido de acuerdo con la ley del AT (Exo. 21:7-11; cf. Gén. 16:2-5; 29:24, 29; Jue. 8:31; 2 Sam. 5:13). Una concubina era normalmente una segunda esposa o una esposa sin una dote normal y, por lo tanto, de una posición inferior. Contrástese con la madre de Jefté, que era una prostituta (11:1). Belén de Judá, el lugar de nacimiento de Jesús, estaba a 9 km. al sur de Jerusalén. Cf. 17:7, y contrastar la Belén del norte de 12:8. 2 Su infidelidad parece ha ber consistido solamente en abandonar a su marido. No hay sugerencia de relaciones con otros hombres.10 JebuŒs era el nombre preisraelita para Jerusalén. Ver v. 11 y cf. 1:21. 12 Gabaa estaba a 5 km. al norte de Jerusalén, en el territorio de Benjamín. Ver v. 14 y cf. Jos. 18:28. 13 RamaŒ estaba a 3 km. al norte de Gabaa. 18 Mi casa: La casa del Señor (ver nota de la RVA) era probablemente el santuario en Silo (ver sobre 18:31). Pero la LXX tiene “mi casa” (como traduce la RVA), que hace mejor sentido en el contexto y bien puede representar la lectura original.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
19.1-21.25 ¿Cuál es la importancia de esta trágica historia? Cuando se arruinó la fe en Dios de los israelitas, también se arruinó su unidad como nación. Si hubieran obedecido a Dios y confiado en que cumpliría sus promesas, habrían poseído toda la tierra. Pero cuando olvidaron incluirlo a El en sus vidas, perdieron su propósito y muy pronto «cada uno hacía lo que bien le parecía» (21.25). Cuando dejaron de tener la dirección de Dios, no se volvieron mejores que los malvados que los rodeaban. Cuando hicieron sus leyes para su beneficio, establecieron normas por debajo de las normas de Dios. Cuando usted deja a Dios fuera de su vida, se sorprenderá al ver lo que es capaz de hacer (19.30).19.1 La sociedad israelita aceptaba que se tuviera concubinas, aun cuando esto no era lo que Dios quería (Gen 2:24). Una concubina tenía los deberes pero no los privilegios de una esposa. A pesar de que estaba legalmente atada a un hombre, por lo general ella y sus hijos no tenían los derechos de herencia que tenían la esposa y los hijos legítimos. Su propósito principal era darle al hombre placer sexual, traer hijos adicionales y contribuir con más ayuda para la casa y el estado. Las concubinas eran casi siempre prisioneras de guerras con otras naciones. Pero también podían ser israelitas, como quizás fue el caso de esta historia.19.24 En ningún lado es tan fuerte la ley no escrita de la hospitalidad como en el Medio Oriente. La protección a un huésped a cualquier precio estaba en el primer lugar del código de honor de un hombre. Pero aquí el código de hospitalidad se convirtió en fanatismo. La violación y el abuso de una hija y de su acompañante era preferible a la posibilidad de un conflicto entre un huésped y su vecino. Los dos hombres eran egoístas (no querían resultar heridos), les faltó valor (no querían enfrentar un conflicto aunque peligraran otras vidas) y desobedecieron la Ley de Dios (permitiendo el abuso y el asesinato deliberado). ¡Qué consecuencias tan funestas obtenemos cuando un protocolo social tiene más autoridad que las convicciones morales!19.29, 30 Aun cuando este hecho fue terrible, comunicó con eficacia el horror del crimen y llamó al pueblo a la acción. Saúl utilizó un método similar en 1Sa 11:7. Es irónico, pero el hombre que alertó a Israel sobre el asesinato de su concubina era tan culpable de su muerte como los hombres que realmente la mataron.19.30 El horrible crimen descrito en este capítulo no fue la peor ofensa de Israel. Peor fue el fracaso de la nación en establecer un gobierno basado en los principios morales de Dios, donde su Ley fuera la ley de la tierra. Por consiguiente, las leyes no se cumplieron y el crimen se pasó por alto. La perversión moral y el desorden fueron el producto de la desobediencia a Dios. Los israelitas no estaban dispuestos a hablar hasta que los hechos iban demasiado lejos.Cada vez que nos alejamos de Dios o de su Palabra pueden ocurrir toda clase de cosas malas. Nuestro aislamiento de Dios puede ser lento y casi imperceptible, con resultados finales que afectan una generación futura. Continuamente debemos llamar a nuestra nación a que se vuelva a Dios y trabajar para el establecimiento de la moral y el reino espiritual de Dios en el corazón de cada persona.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1018 Jue 17:6; Jue 18:1; Jue 21:25; 1Sa 8:4; 1Sa 8:5
b 1019 Jos 17:15; Jos 17:16
c 1020 Gén 16:3; Éxo 21:8; 2Sa 5:13; 2Cr 11:21
d 1021 Gén 35:19; Jue 17:7; Miq 5:2; Mat 2:6
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
En aquellos días, cuando no había rey en Israel. Se refiere al tiempo entre la muerte de Josué y la judicatura de Otoniel (cp. 17:6; 18:1) concubina. Aunque no es la mujer legítima, tampoco es esclava. Nótese la falta de identidad, tanto de ella como del levita.
Fuente: La Biblia de las Américas
Este pasaje narra la historia de la guerra contra Benjamín, sus causas y sus efectos. Los eventos narrados aquí son mencionados en Os 9:9 y 10:10 como momentos culminantes en la historia de la depravación de Israel.
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit., Y sucedió que en
Fuente: La Biblia de las Américas
[.] Esta fechoría se parece mucho a la que encontramos en Génesis 19. También vale aquí lo dicho en aquel lugar respecto a la respuesta del dueño de casa. Los versículos 24-25 y 27-28 son un testimonio horrible de lo que ha sido durante siglos y siglos la actitud de los varones con las mujeres total irresponsabilidad y desprecio. La mujer sirve para el placer, para tener hijos, o para hacer los trabajos que a los hombres les fastidian. No había reparos en sacrificar a la mujer para salvar al huésped.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[1] Los capítulos 19, 20 y 21 narran sucesos ocurridos en la parte central del territorio, sin indicaciones claras del tiempo. El primitivismo de los relatos y los hechos es notable.[18] Donde estaba el Tabernáculo y el arca del Señor.