Comentario de Jueces 5:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Aquel día cantó Débora con Barac hijo de Abinoam, diciendo:
Y aquel día cantó Débora. Éxo 15:1, Éxo 15:21; Núm 21:17; 1Sa 2:1; 2Cr 20:21, 2Cr 20:27; Job 38:7; Sal 18:1; Isa 12:1-6; Isa 25:1; Isa 26:1; Luc 1:46, Luc 1:67, Luc 1:68; Apo 15:3, Apo 15:4; Apo 19:1-3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El cántico de Débora y Barac, Jue 5:1-31.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Este capítulo contiene el canto de victoria de Débora y Barac. El himno alaba a Dios por su triunfo sobre los cananeos y tiene las características exactas del hebreo arcaico. Sus vívidas descripciones de los hechos parece como si las hubieran hecho sus testigos, y por cierto Débora y Barac lo fueron. Recuerda el canto de victoria de Moisés y María en Éxo 15:1-27.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Aquí el verbo cantó está en femenino singular, lo que apoya la observación hecha anteriormente en relación a la preponderancia de Débora sobre Barac.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
CANTÓ DÉBORA CON BARAC. El cántico de Débora y de Barac es una canción de alabanza a Dios (v. Jue 5:3) por su misericordia y sus justas hazañas a favor de Israel (v. Jue 5:11). En todo el AT el canto genuino y profundo al Señor por los santos era parte importante de la expresión de su gratitud a Dios por su poder redentor (cf. Éxo 15:1-27; 1Cr 15:1-29; 1Cr 16:1-43; 2Cr 20:22; los Salmos; véase el ARTÍCULO LA ALABANZA, P. 714. [Sal 9:1-2]). También a los creyentes neotestamentarios se les dice que alaben a Dios por su amor a ellos. La alabanza, considerada por Dios como un santo sacrificio a Él (Heb 13:15), a menudo toma la forma de canto (Heb 2:12; Stg 5:13; Apo 15:3). Los cánticos espirituales de alabanza (cf. Efe 5:19; Col 3:16) pueden cantarse con la mente (i.e., usando un idioma entendido) o con el espíritu (i.e., usando el idioma del Espíritu; véase 1Co 14:15).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Cántico Triunfal de Débora (5:1-32).
El llamado cántico de Débora, por su ímpetu lírico y atractivo oético, por su antigüedad y energía de lenguaje, por haber sido compuesto bajo la impresión inmediata de los acontecimientos, tiene un valor histórico y literario de primer orden. Dícese en el texto que lo cantaron conjuntamente Débora y Barac. Es muy probable que ni uno ni otro compusieron este cántico, que se debe a un poeta desconocido, que lo compuso para celebrar la hazaña gloriosa de la profetisa (Lagrange, Notscher). El texto se ha conservado en muy mal estado debido a la circunstancia de haber sido retransmitido oralmente durante mucho tiempo antes de fijarse por escrito. La lengua conserva algunos matices dialectales del norte, lo que puede explicarse por los retoques y cambios introducidos en época tardía al texto primitivo. Modernamente lo ha estudiado, teniendo en cuenta las leyes de la métrica hebraica, Otto Grether1. En cuanto a los datos que figuran en esta pieza poética, deben interpretarse a la luz de los que se refieren en el relato en prosa (c.4), teniendo además en cuenta el género literario poético 2.
Primera estrofa: Yahvé vuela hacia el campo de batalla (5:1-5).
1Aquel día cantaron Débora y Barac, hijo de Abinoam, este canto: 2“Los príncipes de Israel al frente, ofrecióse el pueblo al peligro. Bendecid a Yahvé. 3Oíd, reyes; dadme oído, príncipes. Yo, yo cantaré a Yahvé. Yo cantaré a Yahvé, Dios de Israel. 4Cuando tú, ¡oh Yahvé! salías de Seír, cuando subías desde los campos de Edom, tembló ante ti la tierra, destilaron los cielos y las nubes se deshicieron en agua. 5Derritiéronse los montes a la presencia de Yahvé, a la presencia de Yahvé, Dios de Israel.
Las dos primeras palabras del cántico se interpretan diversamente. Unos la derivan de para, “dejar crecer la cabellera” (Num 5:18; Num 6:5; Eze 44:20), y entonces el autor haría alusión al voto de los guerreros de dejar crecer su cabellera hasta el día de la victoria (Lods, 353). Una cabellera larga mecida por el viento indicaba prosperidad y libertad (Deu 32:42; 2Sa 14:26) o duelo (Jer 41:5) 3.
Débora habla de reyes en plural. No habiendo todavía rey en Israel (Jer 1:1), se presume que alude a los reyes extranjeros. Se describe cómo Yahvé viene de Seír (Deu 2:455) en ayuda de Israel, conforme a la antigua creencia de que Yahvé habitaba especialmente en el Sinaí (Deu 33:2-6; Sal 68:8-9), desde donde dominaba sobre toda la tierra. Seír designa la región de Edom (Gen 32:4; Gen 36:8; 1 Re c.19; Hab 3:3; Sal 68:8-9). La tempestad y conmoción de los elementos denota la presencia de Yahvé (Exo 19:15-18; Jue 4:14; 2Sa 22:8-16; 1Re 19:11).
Segunda estrofa: la opresión (1Re 5:6-8).
6En los días de Samgar, hijo de Anat; en los días de Jael, estaban desiertos los caminos; los que antes andaban por caminos trillados, íbanse por senderos desviados; 7 desiertos estaban los lugares indefensos, desiertos en Israel, hasta que me levanté yo, hasta que me levanté yo, madre en Israel. 8A las puertas estaba la guerra; y no se veía ni un escudo ni una lanza entre los cuarenta mil de Israel.
La situación de las tribus del norte era desesperada en los días que precedieron al levantamiento de Débora. El comercio y el tráfico estaban paralizados por la inseguridad en las vías de comunicación. Los que se aventuraban a salir lo hacían por senderos desviados, huyendo del camino trillado en donde les acechaba el robo y la muerte (Lam 1:4; Sof 3:6). Los cananeos poseían los puestos claves para el desenvolvimiento económico de Israel.
Samgar, hijo de Anat, es el gran juez de que se habla en 3:31; otros no admiten esta identificación, viendo en él un enemigo de los israelitas. La mención de Jael en el v.6 debe considerarse como una glosa. Jael sólo alcanzó fama después de la victoria. A Débora se la llama “madre en Israel,” como a otros personajes famosos se les llamó “padres” (Gen 48:8; Isa 22:21; Job 29:16) por su dignidad y operosidad en favor del pueblo. Según el texto masorético, las causas de este estado lastimoso deben achacarse a la idolatría del pueblo, a la penuria de armas y a la cobardía e impericia guerrera del mismo.
Tercera estrofa: alzamiento (Job 5:9-12).
9Se va mi corazón tras los príncipes de Israel. Los que del pueblo os ofrecisteis al peligro, bendecid a Yahvé. 10Los que montáis blancas asnas, los que os sentáis sobre tapices, los que ya vais por los caminos, cantad El que fue lugar de rapiña, es ya lugar de regocijo. 11Cantad en él las justicias de Yahvé, las justicias que ha hecho Yahvé, a los lugares indefensos de Israel. Entonces pudo ya el pueblo de Yahvé bajar a sus puertas. 12Despierta, despierta, Débora. Despierta, despierta, entona un canto. Levántate, Barac; apresa a los que te aprisionaban, hijo de Abinoam.
Débora levanta los ánimos de la multitud. A su grito acuden millares de hombres del pueblo (LXX). Las gentes obligadas a permanecer en casa salían a las encrucijadas de los caminos o se juntaban cabe a una fuente para aclamar a los guerreros que marchaban al combate. Todos sin excepción: los nobles (“que montan blancas asnas,” Gen 49:11; Num 22:21), los magistrados (“se sientan sobre tapices”) y el pueblo humilde (“los que van por los caminos”), comparten el mismo entusiasmo. Muchos ponen el v.12 entre el 8 y el 9.
Cuarta estrofa: los valientes (Num 5:13-16a).
13Entonces vencieron los pequeños a los grandes; prevaleció el pueblo de Yahvé contra los fuertes. 14Los de Efraím los exterminaron en el valle. Detrás de ti (Débora) iba Benjamín con tu ejército. De Maquir bajaron los jefes, de Zabulón los capitanes; 15los príncipes de Isacar están con Débora. Barac se precipitó con los infantes en el valle. En las filas de Rubén hay grandes ansiedades de corazón. 16Y ¿por qué te quedaste en tus apriscos, oyendo las nautas de tus pastores?
Los cananeos con sus carros de combate son humillados y arrollados por el entusiasmo del pueblo de Yahvé desprovisto de armas. Efraím, Benjamín y el clan de Maquir, atacando por el sur, e Isacar, Zabulón y Neftalí por el norte, quitaron el oprobio de Israel, exterminando a los cananeos en el valle de Cisón. Las tribus del sur, Judá y Simeón, no participaron en la refriega por hallarse muy lejos del teatro de guerra. En un principio Benjamín formaba parte de la “casa de José” (2Sa 19:20), aliándose a la de Judá en tiempos de la monarquía. Los capitanes (“los que llevan el bastón de mando,” Gen 49:9; Amo 1:5-8) de Zabulón iban al mando de soldados de su misma tribu. Maquir, hijo primogénito de Manases (Jos 17:1-2), designa la fracción de Manases establecida en Palestina, en oposición a la otra mitad, que habitaba en TransJordania.
Quinta estrofa: los cobardes (Jos 5:16b-18).
16En las filas de Rubén hay grandes ansiedades de corazón. 17Galaad descansaba al otro lado del Jordán. Y Dan, ¿por qué se quedó junto a sus naves? Aser, a orillas del mar, descansaba en sus puertos; 18pero Zabulón es un pueblo que ofrece su vida a la muerte. Lo mismo es también Neftalí desde lo alto de los campos.
Las tribus transjordánicas permanecieron al margen de la contienda; la tribu de Dan, que ya por aquel entonces había emigrado hacia el norte, en las fuentes del Jordán Que c. 17-18), prestaba sus servicios en las naves de Tiro y Sidón, lo mismo que la tribu de Aser. Ningún reproche a la tribu de Leví ni a la de Judá y Simeón, quizá porque estas últimas vivían al mediodía de Palestina o porque estaban ocupadas en rechazar al cananeo de sus territorios. Sin embargo, Rubén no estaba más cerca del campo de operaciones. La conducta de las tribus que se negaron a intervenir es tanto más deplorable en cuanto que habían perdido el sentido de la solidaridad, prefiriendo sus negocios particulares al bien general de la nación.
Sexta estrofa: el combate (Jos 5:19-22).
19Vinieron los reyes, combatieron; lucharon entonces los reyes de Canaán en Tanac, junto a las aguas de Megiddo. No cogieron plata por botín. 20Desde los cíalos combatieron las estrellas; desde sus órbitas combatieron las estrellas contra Sisara. 21El torrente de Cisón los arrastró, el torrente de Cisón pisa los cadáveres de los fuertes. 22Entonces resonaron los cascos de los caballos en la veloz huida de los guerreros. Maldecid a Meroc, dijo el ángel de Yahvé.
El centro de gravedad de la batalla fue Tanac, junto a las aguas de Megiddo, es decir, el wadi Ledjun, tributario del Cisón, que en el relato de la victoria de Tutmosis III en 1479 se llama wadi Qyn. No fueron ni los jefes de las tribus ni los soldados los artífices de la victoria, sino Yahvé, que puso en acción a todo el ejército de los cielos. Las estrellas combatieron desde lo alto de los cielos (2Sa 5:22-24; 2Sa 22:8-11; 1Re 19:11), mandando un diluvio de agua sobre la llanura.
Séptima estrofa: Jael mata a Sisara (1Re 5:23-27).
23Maldecid, maldecid a sus habitantes, porque no cooperaron a la victoria de Yahvé, a la ayuda de Yahvé a sus valientes. 24Bendita entre las mujeres Jael, mujer de Jeber el quineo; bendita entre las mujeres de su tienda. 25Le pidió agua, y ella le dio leche; en el vaso de honor le sirvió leche; 26cogió el clavo con la izquierda, con la derecha el pesado martillo, rompiéndole la cabeza. Rompióle la cabeza, le atravesó la sien. 27El se retorció, cayó, yació, a sus pies se retorció, cayó donde se retorció, allí mismo quedó exánime.
Se justifica algo la pasividad de los habitantes de Meroz por hallarse la ciudad situada a poca distancia de Cades de Neftalí, no lejos de Jasor, o en el camino que siguió Sisara en su fuga. La palabra ángel (v.22) puede ser una glosa para evitar una expresión antropomórfica. Se ha querido ver en Jael una figura de la Iglesia, que destruye el reino del pecado por la fe en Jesucristo. Ya hemos dicho que su acción no puede justificarse moralmente.
Octava estrofa: angustia en casa de Sisara (1Re 5:28-32).
28Mira por la ventana la madre de Sisara, por entre las celosías, y grita: ¿Por qué tarda en venir su carro? ¿Por qué tardan en oírse los pasos de su cuadriga? 29La más avisada de sus mujeres le contesta, y ella repite las mismas palabras: 30Seguramente está repartiendo los despojos, una joven, dos jóvenes para cada uno, un vestido, dos vestidos de varios colores para Sisara, un vestido, dos vestidos bordados a su cuello. 31 Perezcan así todos los enemigos, ¡oh Yahvé! fuerza.” y sean los que te aman como el sol cuando nace con toda su 32La tierra estuvo en paz durante cuarenta años.
Las palabras de Débora rezuman desprecio e ironía. La madre de Sisara se impacienta por la tardanza de su hijo. Por entre las celosías oteaba el horizonte para distinguir la silueta de su hijo aureolado con la corona de la victoria. Otras mujeres, esposas acaso de los reyes relacionados o de los jefes del ejército, hallábanse en su compañía, la consolaban, alegando que era necesario largo tiempo para repartir el abundante botín de mujeres, vestidos y otros objetos.
Como se ha notado anteriormente, no figura el nombre de Jabin en todo el capítulo y sí el de Sisara, que aparece como el enemigo inmediato y único contra el cual luchan los israelitas. Después de la victoria, descansó Israel cuarenta años, es decir, el tiempo correspondiente a una generación (Sal 95:10; Eze 29:11-13).
Fuente: Biblia Comentada
Aquel día cantó. La canción (vv. Jue 5:1-31) fue en tributo a Dios por la victoria en Jue 4:13-24. Varias canciones alaban a Dios por su ayuda, p. ej. la de Moisés (Éxo 15:1-27), la de David (2Sa 23:1-7), y el del Cordero (Apo 15:3-4).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Jue 5:1-31 : Cántico de Débora y Barac: Este poema es uno de los más antiguos textos de la Biblia, compuesto poco después de los acontecimientos narrados y difícil de traducir.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Canto de victoria. El heb. que se usa en este canto muestra que es una de las piezas de poesía más antigua de todo el AT. Una versión de ella se cantó en el día de batalla (1) y probablemente se le dio su forma presente poco después. Pudo haberse preservado en alguna colección como “el libro de Jaser” (Jos. 10:13) o “el libro de las batallas de Jehovah” (Núm. 21:14). Los cantos como éste se cantaban con frecuencia en el culto público y eran recordatorios para las generaciones posteriores de la fidelidad de Dios y de las grandes cosas que había hecho por Israel, el pueblo de su pacto. Pero aquí, este canto particular aparece como parte del episodio Débora-Barac, que no concluye formalmente hasta que el canto está completo (ver v. 31b y cf. 3:11, 30). Sin embargo, a diferencia de la narración precedente, no tiene que ver con el cómo el Señor quitó el honor de la victoria de Barac y se lo dio a una mujer. Rinde tributo a los individuos y a las tribus que valientemente realizaron su parte (incluyendo a Jael) y censura a quienes no lo hicieron, alertándonos así a una cierta falta de unidad entre las tribus (un problema que va a emerger más claramente después en el libro). La batalla involucró principalmente a las tribus del centro y el norte (no hay mención de Judá), y de éstas algunas se condujeron más honrosamente que otras. Pero el tema principal del canto es “los actos justos” del Señor, quien fue adelante como el campeón de Israel y anonadó a sus enemigos (y a Israel) desatando los poderes del cielo contra ellos. En esto es muy reminiscente del canto que los israelitas entonaron en el tiempo de Moisés, cuando el Señor peleó por ellos contra los egipcios (Exo. 15). Por medio de tales eventos, Israel aprendió que el Señor que los había hecho suyos mediante pacto, era el Señor de la creación así como de la historia, el Creador y el Redentor. Este era un elemento vital para la fe de Israel, porque sus vecinos cananeos adoraban a deidades naturales (los baales), que se creía que controlaban el tiempo, y los israelitas estaban constantemente tentados a adorar estos dioses (2:11).
Las secciones principales del canto son como sigue: Preludio (alabanza al Señor y un llamado a escuchar el canto; 2, 3); la llegada del Señor como el campeón de Israel (4, 5); las condiciones prevalecientes antes de la batalla (6-8); un llamado a participar en la batalla (9-13); la respuesta de las tribus israelitas (14-18); la batalla (19-23); la muerte de Sísara (24-27); la espera en vano de su madre (28-30); epílogo (31). La batalla es el clímax. Las estrellas combatieron desde los cielos y en la tierra el río Quisón respondió convirtiéndose en un torrente y destruyó al enemigo. La escena termina con el sonido de los cascos de los caballos cuando los vencidos aurigas trataban desesperadamente de escapar.
Las dos escenas que siguen muestran cómo el enemigo fue deshecho totalmente. La falta de acción (espera) de la segunda, es el complemento de la acción (asesinato) de la primera. La conversación muda entre la madre de Sísara y sus doncellas, sólo vela finalmente un terror inexpresado. Sísara no volvería jamás. Pero lo que eran malas nuevas para la casa de Sísara, eran buenas nuevas ciertamente para Israel: el opresor estaba muerto. Era una liberación que Israel no merecía, pero que el Señor graciosamente les concedía. El episodio Débora-Barac termina con un himno de victoria en alabanza al Señor y a sus fieles partidarios, pero especialmente al Señor. El era el verdadero Salvador de Israel y el señor de su medio.
Notas. 2 Israel no tenía ejército permanente en este tiempo. Los que peleaban eran todos voluntarios no profesionales. 4, 5 Seé r era una montaña en Edom, al sur de Israel. Sinaí (monte Sinaí) estaba más lejos al sur y era el lugar donde el Señor se reveló primeramente a Israel. Al Señor se le describe como viniendo al rescate de Israel desde el monte Sinaí, vía Edom. Está rodeado por nube, trueno y terremoto, como en su primera venida a su pueblo (Exo. 19:16-19). El viene en tormenta y desata lit. una tormenta sobre sus enemigos (20-21). 6 Sobre Samgar ver 4:31. 8 Sobre escogían dioses nuevos ver 2:12; 4:1. Los israelitas habían sido desarmados por sus enemigos (cf. 1 Sam. 13:19). La palabra heb. que se traduce mil, originalmente significaba una familia (como en 6:15) o un pequeño contingente militar. El número de israelitas probablemente era mucho menor que lo que sugiere la traducción en castellano. 10 La gente de importancia cabalgaba sobre asnas blancas (cf. 10:4). 14 Aquellos cuyas raíces estaban en Amalec eran descendientes de amalequitas que se habían instalado en el territorio de Efraín (cf. 12:15). 14 Maquir es un nombre alternativo para la tribu de Manasés (cf. Gén. 50:23). 17 Galaad es probablemente una referencia indirecta a la tribu de Gad. En este tiempo ellos vivían en Galaad, una región al oriente del río Jordán (ver 1 Crón. 5:16). El territorio original de Dan estaba en el sur, cerca de la costa. Más tarde, la mayoría se movilizó a un nuevo lugar tierra adentro, en el extremo norte (1:34; 18:1; cf. Jos. 19:40-48). 19 Canaán no era un Estado unificado. Jabín y Sísara eran líderes de una coalición antiisraelita (ver 4:2). Sobre Taanac y Meguido ver sobre 1:27. 20 Como cuerpos celestiales, las estrellas (desde el punto de vista del escritor) participaron en las convulsiones que trajeron la lluvia. 23 Meroz es desconocido, pero era probablemente un aliado de quien se esperaban cosas mejores. Meroz es maldecido. Por contraste, Jael es bendecida (24). Sobre el ángel de Jehovah ver sobre 2:1. 25 Jael usó leche por sus propiedades somníferas (cf. 4:19). 27 Sé sara sufrió un destino similar a Eglón (3:25). 28 La madre de Sísara es la contraparte trágica a Débora, “una madre en Israel” (7). 31 La maldición de los enemigos en esta forma había sido común desde el tiempo de Moisés (ver Núm. 10:35; y cf. Sal. 68:1-3). En las mejores circunstancias no era motivada por venganza personal, sino por un reconocimiento de que el juicio pertenecía a Dios, y que su honor estaba ligado con la suerte de su pueblo. A la luz de la nueva revelación (ver Rom. 12:17-21), el maldecir a los enemigos no es apropiado para los cristianos hoy. Como el sol cuando se levanta en su poderío, cf. Sansón (caps. 13-16), cuyo nombre se deriva de la palabra heb. semes que significa “sol”.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
5.1ss La música y los cantos eran una parte apreciada de la cultura de Israel. El capítulo 5 es una canción, posiblemente compuesta por Débora y Barac. Se le puso música a la historia de la gran victoria de Israel registrada en el capítulo 4. Este cántico de victoria fue acompañado por una gran celebración. Proclamaba la grandeza de Dios al darle el crédito por la victoria. Fue una manera excelente de preservar y contar de nuevo la maravillosa historia de generación en generación. (En el cuadro de Exodo 15 se da una lista de otras canciones de la Biblia).5.1ss En la victoria, Barac y Débora cantaron alabanzas a Dios. Las canciones de alabanza centran nuestra atención en Dios, nos dan una salida para una celebración espiritual y nos recuerdan la fidelidad de Dios y su carácter. Sea que se encuentre en medio de una gran victoria o en un gran dilema, el cantar alabanzas a Dios puede tener un efecto positivo en su actitud.5.8 La guerra era el resultado inevitable cuando Israel decidía seguir a dioses falsos. Aunque Dios había dado a Israel instrucciones claras, el pueblo no puso en práctica las palabras de Dios. Sin Dios como centro de su vida nacional, pronto las presiones externas comenzaron a ser más grandes que el poder para resolverlas y fueron presa fácil para sus enemigos. Si usted está permitiendo que un deseo de reconocimiento, ansias de poder o amor al dinero gobiernen su vida, podrá encontrarse sitiado por el enemigo: estrés, ansiedad, enfermedad, fatiga. Ponga a Dios en el centro de su vida y recibirá el poder que necesita para pelear contra ellos y destruirlos. DEBORASon raros los líderes sabios. Llevan a cabo grandes cantidades de trabajo sin involucrarse directamente porque saben hacerlo a través de otras personas. Tienen la capacidad de ver el panorama completo, lo que a menudo escapa a aquellos directamente involucrados, así que son buenos mediadores, consejeros y estrategas. Débora encaja perfectamente en esta descripción. Ella tenía todas estas habilidades de líder, y tenía una notable relación con Dios. El discernimiento y la confianza que Dios le otorgó a esta mujer la colocó en una posición única en el Antiguo Testamento. Débora se encuentra entre las mujeres más sobresalientes de la historia.Su historia muestra que no tenía ambición de poder. Ella quería servir a Dios. Ante cualquier reconocimiento, el crédito se lo daba a Dios. No negaba ni se resistía a su posición en la cultura como mujer y como esposa, pero tampoco nunca permitió que esto la estorbara. Su historia muestra que Dios puede realizar grandes cosas a través de personas que están dispuestas a ser guiadas por El.La vida de Débora nos presenta un reto en varias formas. Nos recuerda la necesidad de estar disponibles tanto para Dios como para los demás. Nos alienta a hacer el máximo esfuerzo en lo que podemos hacer en lugar de preocuparnos por lo que no podemos hacer. Débora nos reta a ser líderes sabios. Nos muestra lo que una persona puede lograr cuando Dios tiene el control.Puntos fuertes y logros :– La cuarta y la única mujer juez de Israel– Habilidades especiales de mediadora, asesora y consejera– Cuando se le llamó para ser líder, pudo planear, dirigir y delegar– Conocida por su poder profético– Autora de cancionesLecciones de su vida :– Dios escoge a los líderes de acuerdo con sus normas, no con las nuestras– Líderes sabios escogen buenos ayudantesDatos generales :– Dónde: Canaán– Ocupaciones: Profetisa y juez– Familiares: Esposo: Lapidot– Contemporáneos: Barac, Jael, Jabín de Hazor, SísaraVersículo clave :»Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot»(Jdg 4:4).Su historia se relata en Jueces 4, 5. 5.15-17 Cuatro tribus -Rubén, Galaad (o Gad o Manasés), Dan y Aser- fueron acusadas de no dar una mano de ayuda en la batalla. No se dan las razones por las cuales se negaron a ayudar a sus compañeros israelitas, pero quizás sean las mismas que los detuvo al principio cuando debían expulsar a los cananeos: (1) falta de fe en la ayuda de Dios, (2) falta de esfuerzo, (3) temor del enemigo y (4) temor de enemistarse con aquellos con los que hacían negocios y por quienes estaban prosperando. Esta desobediencia mostró una falta de entusiasmo hacia los planes de Dios.FUNCIONES DE LOS JUECESPor sobre el estilo individual de liderazgo de cada juez, cada uno de ellos demostró queLos jueces de Israel podían ser:Salvadores (libertadores) y redentores (Gedeón) o mediadores y administradores (Tola)Proveedores de descanso y paz (Aod y Jair) o rudos, pequeños dictadores (Jefté)Famosos y poderosos (Sansón) o trabajadores olvidados incansables (Elón y Abdón)Líderes de la nación (Otoniel y Débora) o héroes
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 245 Jue 4:4
b 246 Heb 11:32
c 247 Jue 4:6
d 248 Éxo 15:1; Deu 31:19; Deu 31:30; 1Cr 16:9; Sal 18:0
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Entonces Débora y Barac…cantaron. En la primera parte de este cántico (vers. 2– 11) se alaba al S eñor (vers. 2– 5) y seguidamente se describe la ocasión para la alabanza (vers. 6– 11).
Fuente: La Biblia de las Américas
Este cántico de victoria es uno de los poemas más antiguos de las Escrituras. Los temas de bendición (vers. 2) y maldición (vers. 31) son prominentes a lo largo del cántico. Aquí se relata de nuevo en forma poética la historia del cap. 4, con particular énfasis en detalles no mencionados en la prosa. Otros cantos celebrando las victorias del S eñor a favor de su pueblo, pueden verse en Ex 15:1– 18; Nm 21:27– 30 (cp. 2 S 22).
Fuente: La Biblia de las Américas
Este capítulo Jue 5:1-31 contiene la versión poética de lo que aparece en prosa en el Cáp. Jue 4:1-24.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
[.] El es una de las piezas más antiguas de la literatura hebrea, compuesta poco después de los acontecimientos es un himno a Yavé vencedor. Este poema destaca el individualismo de las tribus cinco de ellas solamente se han reunido para enfrentarse a los cananeos.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[1] Este sublime himno que compuso Débora y cantó con las hebreas, lo entonó Barac con sus soldados.[6] Por temor a los cananeos.[7] Se llama a sí misma madre de Israel por el afecto y autoridad que se había granjeado con sus profecías.[8] Poniendo por general de su pueblo a una mujer.[15] Desde la cima del Tabor sobre un ejército inmenso.[17] Se habla de la parte de las tribus de Manasés y de Gad que habitaban en Galaad.[30] Jue 7, 21.[32] Desde la muerte de Aod hasta la de Barac.