Comentario de Levítico 24:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Jehovah habló a Moisés diciendo:
El aceite para las lámparas, Lev 24:1-4.
Los panes de la proposición, Lev 24:5-9.
Selomit y su hijo, Lev 24:10-12.
La ley de blasfemia, Lev 24:13-16.
Del homicidio, Lev 24:17.
De lesiones, Lev 24:18-22.
El que blasfemó es apedreado, Lev 24:23.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
aceite puro se necesitaba para las lámparas porque estaban en el tabernáculo.
olivas machacadas: El aceite para el candelero sagrado se extraía golpeando las olivas en un mortero a mano, proceso que producía el aceite de oliva más fino, más liviano. El velo del testimonio separaba el lugar santo del Lugar Santísimo.
Aarón: Aarón y sus hijos (Éxo 27:21).
desde la tarde hasta la mañana indica que las lámparas había que atenderlas dos veces durante el día, no durante la noche.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
24. Puntualizaciones Litúrgicas.
Las Lámparas del Santuario y los Panes de la Proposición (1-9).
1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2“Manda a los hijos de Israel que te traigan para el candelabro aceite puro de olivas molidas, para alimentar continuamente las lámparas. 3Por defuera del velo que está delante del testimonio, en el tabernáculo de la reunión, Aarón las preparará para que ardan continuamente, de la tarde a la mañana, en presencia de Yahvé. Es ley perpetua para vuestros descendientes. 4Dispondrás siempre las lámparas en el candelabro de oro puro, para que ardan continuamente ante Yahvé. 5Tomarás flor de harina y cocerás doce panes de dos décimas cada uno, 6y los colocarás, en dos rimeros de seis cada uno, sobre la mesa de oro delante de Yahvé. 7Pondrás incienso puro sobre cada rimero, que sea para el pan perfume de combustión a Yahvé. 8Cada sábado, de continuo, lo dispondrás así ante Yahvé, de parte de los hijos de Israel, en perpetua alianza. 9Serán para Aarón y sus hijos, que los comerán en lugar santo, porque es para ellos cosa santísima entre las ofrendas de combustión hechas a Yahvé. Es ley perpetua.
En Exo 25:235 se habla con mucho detalle del candelabro de los siete brazos y de la mesa de los panes de la proposición, que se llaman así porque están delante de Yahvé1. Ambas cosas debían estar colocadas delante de la cortina que separaba el santísimo del santo. Aquí se trata de la preparación del aceite con que se había de alimentar el candelabro, el cual debía arder continuamente delante de Yahvé. Era el símbolo de la adoración perpetua en Israel, como ahora lo es en la iglesia la lámpara del Santísimo2.
Sobre la mesa debían colocarse, en dos rimeros, doce panes de dos décimas de efá, casi unos siete kilos de harina pura. Sobre ellos se ponía incienso. Era el símbolo de la ofrenda perpetua de las doce tribus de Israel a su Dios, y se renovaba cada sábado. No se especifica si los panes debían ser con o sin levadura3. Entre los babilonios se presentaban a los dioses “los panes de las ofrendas” sin levadura y en número de doce, probablemente en relación con los doce signos del zodíaco4. En un monumento egipcio de la época de Tell-Amarna (s.XV a.C.) aparece una mesa de ofrendas de pan dispuestas simétricamente en tres pilas, encima de los vasos del vino5. En todos estos casos parece que late la idea de alimento a la divinidad.
El incienso que estaba sobre los panes era quemado sobre el altar de los holocaustos cuando se renovaban los panes en cada sábado6. Según los LXX, se añadía también sal7. El incienso era quemado como ‘azkarah o “memorial” a Dios8. Los panes eran destinados a los sacerdotes, los cuales tenían que comerlos en un lugar santo. David y sus compañeros, hambrientos, pidieron al sacerdote Ajimelec que les diera los panes de la proposición, y éste sólo les exigió el estado de pureza legal9. Cristo recuerda este hecho a los fariseos para hacerles ver que lo ritual está subordinado en ciertas ocasiones a necesidades más imperiosas10.
Respecto del origen de este rito de ofrecer panes a Yahvé, habrá que pensar que en el fondo hay una costumbre ancestral, que en sus orígenes pudo provenir de la creencia de que la divinidad necesitaba de la comida suministrada por los hombres. No obstante, esta idea es totalmente ajena a la legislación mosaica, en la que se destaca el espiritualismo, trascendencia y omnipotencia divina11.
Sanciones Penales (10-23).
10El hijo de una mujer israelita, pero de padre egipcio, que habitaba entre los hijos de Israel, riñó en el campo con el hijo de una mujer israelita y de un padre israelita; 11y profirió el nombre de Yahvé y le maldijo. Su madre se llamaba Sulamit, hija de Dabri, de la tribu de Dan. 12Le encarcelaron hasta que Moisés pronunciase de parte de Yahvé lo que había de hacerse; 13y Yahvé habló a Moisés, diciendo: 14“Saca del campo al blasfemo; que cuantos le han oído le pongan su mano sobre la cabeza y que toda la asamblea le lapide. 15Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Quienquiera que maldijere a su Dios llevará sobre sí su iniquidad; 16y quien blasfemare el nombre de Yahvé será castigado con la muerte; toda la asamblea le lapidará. Extranjero o indígena, quien blasfemare de Yahvé, morirá. 17Quien hiera a otro mortalmente, morirá. 18Quien hiera mortal-mente una bestia, restituirá bestia por bestia. 19Al que maltrata a su prójimo se le hará como él ha hecho: 20fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le hará la misma herida que él haya hecho a su prójimo. 21 Quien matare una bestia, pagúela; pero quien matare a un hombre, será muerto. 22una sola ley tendréis para el extranjero, igual que para el indígena, porque yo soy Yahvé, vuestro Dios.” 23Moisés se lo comunicó a los hijos de Israel, y conducido el blasfemo fuera del campamento, le lapidaron, haciendo lo que Yahvé había mandado a Moisés.
La blasfemia contra el dios nacional, de cuya benevolencia dependía la salud del pueblo, solía ser castigada en la antigüedad con la pena capital. Era una injuria dirigida contra la divinidad, pero que podía redundar en grave daño del pueblo. Por esto no es de extrañar esta severa sanción. La ocasión de esta ley en la legislación levítica es un incidente que resulta inesperado en un conjunto de tipo legislativo, sobre todo insertado entre las leyes de las fiestas y el año jubilar. Parece desplazado, y debe pertenecer a otra sección legislativa. Los críticos independientes niegan la historicidad del hecho del castigo del blasfemo, que habría de considerarse como un midrash o relato imaginado para inculcar más la gravedad del pecado de blasfemia. Pero fuera de lo extraño del incidente en el conjunto legislativo, el hecho es perfectamente verosímil y concebible en la vida campamental del desierto. Como se dan determinaciones concretas patronímicas y familiares, no hay motivos para suponer que se trate de una invención12. El blasfemo es hijo de madre israelita y padre egipcio; por tanto, pertenecía a la categoría de los prosélitos, asimilados en parte a la sociedad israelita que salieron de Egipto con los hebreos13. El autor sagrado destaca su carácter de extranjero, pues no concibe tal blasfemia contra Yahvé en un auténtico hijo de Israel. Según el Decálogo, no se podía abusar del nombre de Yahvé14, y en el código de la alianza se prohíbe expresamente la blasfemia15. La pena impuesta por Moisés fue la lapidación. Los que habían oído la blasfemia debían poner sus manos sobre el culpable para testificar solemnemente su culpabilidad y para hacer que la ira divina recayera sobre él y no sobre Israel. En Deu 17:7 se ordena que los que habían oído la blasfemia debían ser los primeros en arrojar las piedras.
San Esteban fue lapidado por la acusación de blasfemo16, y San Pablo tuvo que defenderse de la acusación de haber proferido palabras contra la Ley y el templo17. La noción de blasfemia era muy amplia en tiempos de Cristo, pues se consideraba blasfemia la usurpación de los atributos divinos, como el poder de remitir los pecados18.
A continuación de señalar la pena de muerte por la blasfemia, se repite la ley del talión (v. 17-22); sus prescripciones son análogas a las que hemos visto en el código de la alianza19. Estas disposiciones alcanzan por igual al israelita, al indígena y al extranjero, lo que judicialmente es un progreso notable en comparación con otras legislaciones20.
1 “Panes de la proposición” es la traducción del gr. άρτοι τής προθέσεως, que encontramos en Mat 12:4; se los llama también “panes sagrados,” “pan perpetuo” (cf. 1Sa 21:6; Num 4:7). En hebreo la denominación común es lejem happanim (“panes de la faz”: άρτοι του προσώπου, porque estaban ante la faz de Yahvé). – 2 Cf. Heb 9:2. – 3 Según Fl. Josefo, eran panes sin levadura (Ant. Jud. III 7,6; 10,7). – 4 Cf. Dhorme, La religión assyro-babylonienne p.267. – 5 Cf. DBV IV (1958). – 6 Cf. Fl. Josefo, Ant. Jud. III 10,7. – 7 Cf. Filón, De vita Mosis III 10. – 8 Cf. Lev 2:2. – 9 Cf. 1Sa 21:1-6. – 10 Cf. Mat 12:4. – 11 Cf. M. J. Lagrange, études sur les religions sémitiques p.245. – 12 Cf. P. Heinisch, Das Buch Leviticus p.108; A. Clamer, o.c., p.179. – 13 Cf. Exo 12:38; Núm 11:4. – 14 Cf. Exo 20:7 – 15 Exo 22:28. – 16 Hec 7:51s – 17 Hec 25:8. – 18 Cf, Mat 26:64-65. – 19 Exo 21:12-14; Exo 21:23; Exo 21:33-36. – 20 Sobre las relaciones entre la ley mosaica y las orientales véase el com. a Exo 21:12-14; Exo 21:23; Exo 21:33-36.
Fuente: Biblia Comentada
Explicación de las fiestas especiales de Israel. Cp. Éxo 23:14-17; Núm 28:1-31; Núm 29:1-40; Deu 16:1-17.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Estas son instrucciones adicionales para el tabernáculo que tienen que ver con las lámparas (vv. Lev 24:1-4) y con el pan (vv. Lev 24:5-9). Vea Éxo 25:31-40; Éxo 27:20-21; Éxo 37:17-24 y Éxo 25:23-30; Éxo 39:36; Éxo 40:23, respectivamente.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
En esta sección se dan directrices detalladas para la santidad práctica.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Se da un bosquejo de los temas de santidad que corresponden a la nación de forma colectiva.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Éxo 25:31-40; Éxo 27:20.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El cuidado del tabernáculo
En el lugar santo (es decir, el cuarto externo del tabernáculo; ver diagrama en la p. 192) había tres piezas de mobiliario: el altar del incienso, el candelabro de oro y una pequeña mesa de oro. El candelabro se describe completamente en Exo. 25:31-39; 27:20, 21; 40:25, 26. Los sacerdotes tenían que asegurarse de que las lámparas siempre estuvieran en orden y continuamente encendidas (cf. 1 Sam. 3:3). Esto tenía un propósito práctico porque de otra manera el cuarto hubiera estado completamente oscuro; aunque probablemente también tenía un significado simbólico relacionado con la luz de la presencia y salvación de Dios (cf. Sal. 27:1), y quizá con el papel de Israel como una luz a las naciones (cf. Zac. 4; Luc. 2:32). Sobre la mesa se colocaban 12 piezas grandes de pan, en dos hileras de seis cada una. Cada sábado se colocaba un rimero nuevo y los sacerdotes se comían lo que quitaban. Los 12 panes probablemente representaban a las 12 tribus. Fue de este pan sagrado que el sacerdote Ajimelec permitió que David comiera a causa de su emergencia y necesidad; una historia que Jesús usó poderosamente (1 Sam. 21:1-6; Mat. 12:3, 4).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
24.13 El castigo de la blasfemia (maldecir a Dios) parece extremadamente severo según los parámetros modernos. Pero muestra cuán seriamente espera Dios que tomemos nuestra relación con El. A menudo usamos su nombre en una maldición, o actuamos como si El no existiese. Debemos cuidar nuestro modo de hablar y de actuar, tratando a Dios con reverencia. Finalmente, será El quien tenga la última palabra.24.17-22 Este era un código para jueces, no una ratificación de una venganza personal. En efecto, lo que decía era que el castigo debía ser acorde al delito, pero no debía ir más allá.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
[5] Ex 29, 40.[7] Este incienso se quemaba todos los sábados al cambiar los panes.[14] Esto demuestra que la blasfemia es un grave delito.[17] Ex 21, 12.[20] Ex 21, 24; Deut 19, 21; Mat 5, 38.