Comentario de Lucas 10:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu Santo y dijo: “Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.

10:21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. — ¿Quiénes son los “sabios y entendidos”? Los fariseos, escribas, saduceos, intérpretes de la ley, etc. ¿Quiénes son los “niños”? Los discípulos de Jesús eran “niños” en el sentido de ser humildes. Eran los “pobres en espíritu” que habían reconocido que estaban en la bancarrota espiritual y que necesitaban la salvación y, por eso, tenían hambre y sed de justicia, etc. (véase Mat 5:1-12).

¿Por qué escondió el evangelio de los sabios y entendidos y lo reveló a los niños? ¿Hace acepción de personas? ¿Es justo que Dios oculte el mensaje acerca del reino de Dios y de la salvación a algunos y revelarlo a otros? ¿Cómo se explica este texto? En primer lugar, Dios no hace acepción de personas (Hch 10:34; Rom 2:11). La invitación de Cristo es para todos (Mat 11:28-30). En segundo lugar, el mensaje de salvación fue predicado a todos. Cristo predicó de la manera más pública, en las sinagogas, en el templo, como también en el aire libre. Además, sus milagros eran públicos. Todos podían verlos o saber de ellos. Por lo tanto, Dios no escondió ni ocultó el evangelio de Cristo en el sentido de predicarlo y confirmarlo con milagros en algún rincón (Hch 26:26) solamente para los discípulos. Entonces, ¿en qué sentido escondió Dios la verdad de los sabios y entendidos? Les presentó un mensaje acerca del Mesías y su reino que no era aceptable a ellos. No querían entenderlo porque no les convenía. Tenían otro concepto del Mesías y su reino y, por causa de su prejuicio “no podían entender” la verdad. Recuérdese lo que Jesús dijo en Mat 13:10-13. Los fariseos, escribas y otros líderes habían oído la enseñanza de Jesús y habían visto sus milagros, pero teniendo ojos no veían y teniendo oídos no oían. Los humildes, habiendo oído el mismo mensaje y habiendo visto los mismos milagros, sí creían. Por lo tanto, Jesús dice, “a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”.

Pablo explica a los corintios (1Co 1:18-23) que los “sabios y entendidos” no quieren el evangelio, porque para ellos es “locura”. ¿Quiénes aceptan el evangelio? 1Co 1:26-31. Entonces Pablo explicó cómo él predicó a Cristo en Corinto (1Co 2:3-5). Entonces, ¿quién en realidad oculta la verdad y ciega al hombre? Véase la respuesta en 2Co 4:3-4.

Luc 9:1-62 :”44 Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. 45 Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen”. En el v. 44 Jesús les explica que El sería entregado”. ¿Por qué “les estaban veladas” “estas palabras”? Porque ellos, al igual que los demás judíos, no querían aceptar el concepto del Mesías que iba a sufrir. Estas palabras no eran veladas por el Señor, sino por el prejuicio de los discípulos. Jesús quería que entendieran: “Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras”. Sin embargo, ellos tenían otras ideas como lo indica el siguiente versículo: “46 Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor”; es decir, querían ser príncipes en un reino terrenal, como el de David y Salomón.

Hay lecciones valiosas en este texto para todos. Los fariseos, escribas, etc. entre los judíos, o los filósofos griegos no son los únicos “sabios y entendidos” que no pueden entender el evangelio. El mundo está lleno de tales personas: (1) los académicos, con sus doctorados y otros títulos, no pueden “entender” la creación de todo por Dios (sólo entienden la evolución); (2) los modernistas no pueden “entender” que la Biblia es inspirada por Dios y no pueden aceptar lo sobrenatural (milagros); (3) los romanistas no pueden entender que su movimiento religioso es la apostasía profetizada por el apóstol Pablo (2Ts 2:1-17; 1Ti 4:1-4); (4) los calvinistas no pueden entender que el hombre nace sin pecado, que es responsable ante Dios por su vida y tiene que obedecer al evangelio para ser salvo; (5) millones de mormones siguen a José Smith, y otros millones siguen al “Pastor” Russell (los testigos contra Jehová), y a docenas de otros falsos maestros que profesan seguir la fe de Cristo, y ni hablar de los millones de religiosos que ni aceptan al Dios de las Escrituras.

(6) Pero hay que agregar otro grupo de “sabios y entendidos” que no son grandes ni poderosos ante los ojos de otros. No son ricos. No tienen preparación académica. Algunos son analfabetos. Me refiero a los muchos que tienen opiniones fuertes que han recibido de parientes, amigos y otras fuentes y por eso, siendo “sabios en su propia opinión” (Rom 12:16), no reciben la verdad. Estos dicen, “Es lo que he sido enseñado y así es”; “es lo que siempre hemos creído”. Muchas de estas ideas son pura superstición, pero los dueños de estas creencias son tercos, porfiados, y no les puede enseñar nada. Aunque económicamente estos estén el los rangos bajos, se creen muy intelectuales (“sabios y entendidos”) y a ellos también Dios esconde la verdad. Recuérdese la advertencia de Pablo a los tesalonicenses (2Ts 2:10-12). Es indispensable que todos amen la verdad y que aborrezcan todo error (mentira). Es necesario tener la mente bien abierta para estudiar la palabra de Dios. Como dice Pablo (1Ts 5:21), “Examinadlo todo, retened lo bueno”.

Los que rehúsen aceptar la verdad por cualquier motivo llegan a ser incapaces de entenderla. Les está escondida. Stg 4:6, “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Jesús se regocijó en espíritu. Luc 15:5, Luc 15:9; Isa 53:11; Isa 62:5; Sof 3:17.

Yo te alabo, oh Padre. Mat 11:25, Mat 11:26; Jua 11:41; Jua 17:24-26.

Señor del cielo y de la tierra. Sal 24:1; Isa 66:1.

que escondiste estas cosas a los sabios y entendidos. Job 5:12-14; Isa 29:14; 1Co 1:9-26; 1Co 2:6-8; 1Co 3:18-20; 2Co 4:3; Col 2:2, Col 2:3.

y las has revelado a los pequeños. Sal 8:2; Sal 25:14; Isa 29:18, Isa 29:19; Isa 35:8; Mat 13:11-16; Mat 16:17; Mat 21:16; Mar 10:15; 1Co 1:27-29; 1Co 2:6, 1Co 2:7; 1Pe 2:1, 1Pe 2:2.

porque así te agradó. Efe 1:5, Efe 1:11.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Padre: Jesús ora al Padre y revela su gozo por que Dios reveló su soberano plan a los niños. Jesús se refiere a que no serán los grandes, en términos de logros y estados humanos, quienes reciben estas enormes verdades, sino los que vienen en total dependencia de Dios.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LOS SABIOS… LOS NIÑOS. Jesús se alegra de que su Padre celestial no les haya dado la comprensión de las verdades espirituales a los que se creen intelectualmente sabios, sino a los que aceptan con humildad infantil la verdad revelada de su Palabra. Los que se creen lo bastante sabios como para poner en duda las enseñanzas de las Escrituras mediante su propio conocimiento «superior», y emplean eso como fundamento para aceptar o rechazar la Palabra de Dios, están excluidos de la comunión y el conocimiento del Hijo (v. Luc 10:22).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Vea las notas sobre Mat 11:25-26.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

10:21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. — ¿Quiénes son los “sabios y entendidos”? Los fariseos, escribas, saduceos, intérpretes de la ley, etc. ¿Quiénes son los “niños”? Los discípulos de Jesús eran “niños” en el sentido de ser humildes. Eran los “pobres en espíritu” que habían reconocido que estaban en la bancarrota espiritual y que necesitaban la salvación y, por eso, tenían hambre y sed de justicia, etc. (véase Mat 5:1-12).
¿Por qué escondió el evangelio de los sabios y entendidos y lo reveló a los niños? ¿Hace acepción de personas? ¿Es justo que Dios oculte el mensaje acerca del reino de Dios y de la salvación a algunos y revelarlo a otros? ¿Cómo se explica este texto? En primer lugar, Dios no hace acepción de personas (Hch 10:34; Rom 2:11). La invitación de Cristo es para todos (Mat 11:28-30). En segundo lugar, el mensaje de salvación fue predicado a todos. Cristo predicó de la manera más pública, en las sinagogas, en el templo, como también en el aire libre. Además, sus milagros eran públicos. Todos podían verlos o saber de ellos. Por lo tanto, Dios no escondió ni ocultó el evangelio de Cristo en el sentido de predicarlo y confirmarlo con milagros en algún rincón (Hch 26:26) solamente para los discípulos. Entonces, ¿en qué sentido escondió Dios la verdad de los sabios y entendidos? Les presentó un mensaje acerca del Mesías y su reino que no era aceptable a ellos. No querían entenderlo porque no les convenía. Tenían otro concepto del Mesías y su reino y, por causa de su prejuicio “no podían entender” la verdad. Recuérdese lo que Jesús dijo en Mat 13:10-13. Los fariseos, escribas y otros líderes habían oído la enseñanza de Jesús y habían visto sus milagros, pero teniendo ojos no veían y teniendo oídos no oían. Los humildes, habiendo oído el mismo mensaje y habiendo visto los mismos milagros, sí creían. Por lo tanto, Jesús dice, “a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado”.
Pablo explica a los corintios (1Co 1:18-23) que los “sabios y entendidos” no quieren el evangelio, porque para ellos es “locura”. ¿Quiénes aceptan el evangelio? 1Co 1:26-31. Entonces Pablo explicó cómo él predicó a Cristo en Corinto (1Co 2:3-5). Entonces, ¿quién en realidad oculta la verdad y ciega al hombre? Véase la respuesta en 2Co 4:3-4.
Luc 9:1-62 :”44 Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras; porque acontecerá que el Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres. 45 Mas ellos no entendían estas palabras, pues les estaban veladas para que no las entendiesen”. En el v. 44 Jesús les explica que El sería entregado”. ¿Por qué “les estaban veladas” “estas palabras”? Porque ellos, al igual que los demás judíos, no querían aceptar el concepto del Mesías que iba a sufrir. Estas palabras no eran veladas por el Señor, sino por el prejuicio de los discípulos. Jesús quería que entendieran: “Haced que os penetren bien en los oídos estas palabras”. Sin embargo, ellos tenían otras ideas como lo indica el siguiente versículo: “46 Entonces entraron en discusión sobre quién de ellos sería el mayor”; es decir, querían ser príncipes en un reino terrenal, como el de David y Salomón.
Hay lecciones valiosas en este texto para todos. Los fariseos, escribas, etc. entre los judíos, o los filósofos griegos no son los únicos “sabios y entendidos” que no pueden entender el evangelio. El mundo está lleno de tales personas: (1) los académicos, con sus doctorados y otros títulos, no pueden “entender” la creación de todo por Dios (sólo entienden la evolución); (2) los modernistas no pueden “entender” que la Biblia es inspirada por Dios y no pueden aceptar lo sobrenatural (milagros); (3) los romanistas no pueden entender que su movimiento religioso es la apostasía profetizada por el apóstol Pablo (2Ts 2:1-17; 1Ti 4:1-4); (4) los calvinistas no pueden entender que el hombre nace sin pecado, que es responsable ante Dios por su vida y tiene que obedecer al evangelio para ser salvo; (5) millones de mormones siguen a José Smith, y otros millones siguen al “Pastor” Russell (los testigos contra Jehová), y a docenas de otros falsos maestros que profesan seguir la fe de Cristo, y ni hablar de los millones de religiosos que ni aceptan al Dios de las Escrituras.
(6) Pero hay que agregar otro grupo de “sabios y entendidos” que no son grandes ni poderosos ante los ojos de otros. No son ricos. No tienen preparación académica. Algunos son analfabetos. Me refiero a los muchos que tienen opiniones fuertes que han recibido de parientes, amigos y otras fuentes y por eso, siendo “sabios en su propia opinión” (Rom 12:16), no reciben la verdad. Estos dicen, “Es lo que he sido enseñado y así es”; “es lo que siempre hemos creído”. Muchas de estas ideas son pura superstición, pero los dueños de estas creencias son tercos, porfiados, y no les puede enseñar nada. Aunque económicamente estos estén el los rangos bajos, se creen muy intelectuales (“sabios y entendidos”) y a ellos también Dios esconde la verdad. Recuérdese la advertencia de Pablo a los tesalonicenses (2Ts 2:10-12). Es indispensable que todos amen la verdad y que aborrezcan todo error (mentira). Es necesario tener la mente bien abierta para estudiar la palabra de Dios. Como dice Pablo (1Ts 5:21), “Examinadlo todo, retened lo bueno”.
Los que rehúsen aceptar la verdad por cualquier motivo llegan a ser incapaces de entenderla. Les está escondida. Stg 4:6, “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA EXIGENCIA INSUPERABLE

Lucas 10:21-24

En aquel preciso momento, el Espíritu Santo hinchió de gozo el corazón de Jesús, que exclamó:
-¡Bendito seas, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra! ¡Gracias por haberles escondido todo esto a los que se creen muy inteligentes y muy listos y habérselo revelado a los pequeños! Sí, Padre: gracias porque las cosas son como a Ti te ha parecido que deben ser. El Padre me lo ha confiado absolutamente todo. Nadie conoce al Hijo más que el Padre; y tampoco nadie conoce al Padre más que el Hijo, y aquellos a los que el Hijo se Le quiere revelar-. Y, volviéndose a sus discípulos, prosiguió: -¡Qué afortunados son los ojos que ven lo que vosotros estáis viendo! Os aseguro que muchos profetas y reyes habrían dado cualquier cosa por ver lo que vosotros estáis viendo, y por oír lo que estáis oyendo, y no se les concedió.

Hay tres grandes pensamientos en este pasaje.
(i) El versículo 21 nos habla de la sabiduría de la sencillez. La mente sencilla podía recibir verdades que las mentes cultivadas no podían admitir. Una vez dijo Arnold Bennet: «La única manera de escribir un gran libro es escribirlo con los ojos de un niño que ve las cosas por primera vez.» Es posible pasarse de listo. Es posible ser tan erudito que los árboles no le dejan a uno ver el bosque. Alguien ha dicho que la prueba de un pensador verdaderamente grande es cuánto es capaz de olvidar. Después de todo, la fe evangélica no consiste en saberse todas las teorías acerca del Nuevo Testamento; y menos saberse todas las teologías o las cristologías; no consiste en saber acerca de Cristo, sino en conocer a Cristo; y para eso lo que hace falta no es sabiduría terrenal, sino gracia celestial.

(ii) El versículo 22 nos habla de la relación única y exclusiva que hay entre Jesús y Dios. Esto es lo que el Cuarto Evangelio quiere decir con » El Verbo se hizo carne» (Jn 1:14 ), o cuando pone en labios de Jesús «Yo y el Padre, una cosa somos», o «El que me ha visto, ha visto al Padre» (Jn 10:30 , y 14:9). Para los griegos, Dios era incognoscible. Había una sima infranqueable entre la materia y el espíritu, entre el hombre y Dios. «Es muy difícil -decían- conocer a Dios; y, si se llega a conocerle, es imposible comunicarle a otro ese conocimiento.» Pero cuando vino Jesús, dijo: «Si queréis saber cómo es Dios, miradme a mí.» Más que hablar a los hombres acerca de Dios, lo que Jesús hizo fue mostrarles a Dios, porque en Él estaban la mente y el corazón de Dios.

(iii) Los versículos 23 y 24 nos dicen que Jesús es la consumación de toda la Historia. Jesús dice en esos versículos: «Yo soy el que todos los profetas y los santos y los reyes esperaban y anhelaban.» Eso es lo que quena decir Mateo cuando una y otra vez escribe en su evangelio: «Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el profeta…» (cp. Mt 2:1 S, 17, 23).

Jesús es la cima que la Historia trataba de escalar, la meta que quería alcanzar, el imán que atraía a los hombres de Dios. Si quisiéramos decirlo en términos modernos para los que creen en la evolución, la lenta escalada del hombre desde el nivel de las bestias: Jesús es el clímax y el punto omega del proceso evolucionario, porque en Él el hombre llega a Dios; es a un tiempo la perfección de la humanidad y la plenitud de la divinidad.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

1Co 1:26-28.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

i 682 Mat 11:25

j 683 1Co 1:19; 1Co 2:6

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

se regocijó mucho en el Espíritu Santo. El pasaje combina dos temas importantes en Lucas: el gozo mesiánico y la interdependencia entre Jesús y el Espíritu Santo.

Padre. Véase coment. en 11:2.

ocultaste estas cosas a sabios y a inteligentes. Dios se goza en revelar los misterios del reino a los humildes; o sea, a aquellos que sin reservas aceptan el mensaje del evangelio, y no a los encumbrados de este mundo; o sea, a aquellos que por su orgullo no aceptan ni reciben el mensaje de salvación (v. coment. en Mr 4:11).

Fuente: La Biblia de las Américas

21 (1) Con respecto a los vs. 21-22, véanse las notas de Mat_11:25-27 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Hay en estos versículos cinco puntos interesantes que son dignos de la atención de todos los cristianos que deseen instruirse bien en su religión. Examinemos por orden cada uno de ellos.
Debemos notar, en primer lugar, la única ocasión que se menciona en que se alegrara nuestro Señor Jesucristo, «En aquella misma hora Jesús se alegró en espíritu.» Tres veces se nos dice en los Evangelios que llorara nuestro Señor: una sola vez que se alegrara.
Y ¿cuál fue la causa del gozo de nuestro Señor? Fue la conversión de las almas. Fue la acogida del Evangelio por los débiles y humildes entre los judíos, cuando «los sabios y prudentes» lo rechazaban por do quiera. Nuestro bendito Salvador vio, sin duda, mucho en el mundo que lo entristecía. Vio la ceguedad é incredulidad obstinada de la inmensa mayoría de aquellos entre quienes predicaba. Mas cuando vio á unos pocos hombres y á unas pocas mujeres pobres acoger las alegres nuevas de la salvación, se consoló algún tanto su corazón. Vio y se alegró.
Que noten todos los cristianos la conducta de nuestro Señor en esta materia y sigan su ejemplo. Ellos hallan poco en el mundo que los alegre. Ven á su derredor una inmensa muchedumbre que va por el camino espacioso que conduce á la destrucción, descuidada, obstinada é incrédula. Ven unos pocos aquí y allá, y solamente unos pocos, que creen con la fe que salva. Pero que se regocijen en esto. Que den gracias á Dios que algunos han sido convertidos, y que algunos creen. Nosotros no nos formamos una idea de la perversidad del hombre. No reflexionamos que la conciencia de un alma es un milagro–milagro tan pasmoso como la resurrección de Lázaro de entre los muertos. Aprendamos del ejemplo de nuestro bendito Señor á ser más agradecidos. No todo horizonte está cubierto de nubarrones, hay partes despejadas que nosotros podemos ver. Aunque solo se salven unos pocos, tenemos motivo para alegrarnos.
Es solo por medio de la gracia gratuita, y la misericordia inmerecida que esos pocos se salvan. Debemos notar, en segundo lugar, la soberanía de Dios manifestada en la salvación de los pecadores. Nuestro Señor dice á Su Padre: escondiste estas cosas á los sabios y entendidos, y las has revelado á los pequeños.» El sentido de estas palabras es claro y sencillo: hay algunos para quienes la salvación está » escondida; otros á quienes ha sido «revelada..
La verdad establecida en este versículo es profunda y misteriosa. «Es más alta que los cielos, ¿qué haremos? Es más profunda que el infierno, ¿cómo la conoceremos?» Por qué algunos los que nos rodean se convierten y otros permanecen muertos pecados, es cosa que no podemos explicar. Por qué Inglaterra es un país cristiano y la China se halla sumergida en la idolatría, es un problema que no podemos resolver. Lo único quo sabemos es el hecho tal como existe. Y correspóndenos solo reconocer que las palabras de nuestro Señor Jesucristo presentan la única respuesta que la criatura debe dar: » Así Padre, porque así te agradó..
Sin embargo, no olvidemos jamás que la soberanía de Dios no destruye la responsabilidad del hombre. El mismo Dios que hace todas las cosas según la deliberación de su voluntad, nos habla como á criaturas responsables; como á seres cuya sangre caerá sobre sus cabezas si se condenan. No podemos comprender bien su modo de obrar. Solo vemos en parte y comprendemos en parte.
Tranquilicémonos con la convicción de que el día del juicio lo pondrá en claro, y que el Juez Universal no dejará de hacer justicia. Entre tanto, recordemos que los ofrecimientos de Dios tocante á la salvación, son gratuitos, amplios, claros, é ilimitados, y que «en nuestras acciones ha de obedecerse aquella voluntad Dios que tenemos declarada expresamente en las Sagradas Escrituras.» (Artículo 17 de la Iglesia de Inglaterra)Si la verdad ha sido ocultada á unos y revelada á otros, estemos seguros de que hay razón para ello.
Debemos notar, en tercer lugar, el carácter de aquellos á los que se oculta la verdad, y él de aquellos á quienes se revela. Nuestro Señor dijo: «Tú escondiste estas cosas á los sabios y entendidos y las has revelado á los pequeños..
Es menester que no deduzcamos de estas palabras una doctrina errada. No vayamos á inferir que algunas personas en la tierra son naturalmente más merecedoras que otras de la gracia y salvación de Dios. Todas son igualmente pecadoras, y no merecen otra cosa que ira y condenación. Las palabras en cuestión son simplemente la enunciación de un hecho. La sabiduría de este mundo frecuentemente torna orgullosos á los hombres y aumenta su natural enemistad al Evangelio de Cristo. El que no se gloría de su saber, ó tiene decantada moral en que apoyarse, halla regularmente muy pocas dificultades que vencer para venir al conocimiento de la verdad. Los publícanos y pecadores son muchas veces los primeros que entran en el reino de Dios, en tanto que los Escribas v Fariseos se quedan afuera.
Guardémonos de creernos rectos del prescindiendo del auxilio divino. Nada nos ofusca tanto la vista espiritual para percibir la belleza del Evangelio como la idea presuntuosa é ilusoria, que no somos tan ignorantes ni tan malos como otros, y que hemos adquirido un carácter intachable. Feliz el que ha aprendido á reputarse como, «cuitado, y miserable, y pobre, y ciego, y desnudo.» Rev 3:17. Conocer que somos malos, es el primer paso para volvernos realmente buenos. Reconocer que somos ignorantes es el principio de toda la sabiduría que salva. Debemos notar, en cuarto lugar, la majestad y dignidad de nuestro Señor Jesucristo. Se nos refiere que dijo: «Todas las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie sabe quien sea el Hijo, sino el Padre; ni quien sea el Padre sino el Hijo, y aquel á quien el Hijo le quisiere revelar..
Estas son las palabras de uno que era «verdadero Dios de verdadero Dios,» y no mero hombre. No se nos dice de ningún patriarca, profeta, ó apóstol, ó santo, de siglo alguno, que hubiera usado palabras semejantes á estas. Descubren á nuestros ojos asombrados algo de la majestad de la naturaleza y persona de Señor. Dánoslo á conocer como Jefe sobre todas las cosas Rey de reyes: «Todas las cosas me son entregadas de mi Padre. Dánoslo á conocer como distinto del Padre, y no obstante enteramente uno con él y conociéndolo de una manera que «Nadie sabe quien sea el Hijo, sino el Padre; ni quien es el Padre sino el Hijo.» Dánoslo también á conocer como al Poderoso Ser que ha revelado el Padre á los hijos de los hombres, como al Dios que perdona la iniquidad y ama á los pecadores por amor á su Hijo: » Nadie conoce quien sea el Padre sino el Hijo, y, á quien el Hijo le quisiere revelar..
Encomendemos sin temor nuestras almas á nuestro Señor Jesucristo. él es «poderoso para salvar.» Aunque nuestros pecados muchos y muy graves, Cristo puede llevarlos todos. Difícil es la obra de la salvación, Cristo puede efectuarla. Si Cristo no fuera Dios así como también hombre, podríamos ciertamente desesperar. Pero con tal Salvador podemos empezar nuestra vida cristiana sin temor, y continuar llenos de esperanza, y aguardar la muerte y el juicio sin temor.
«Nuestro socorro está puesto sobre valiente.» Psa 89:19. Cristo el Señor de todo, el Dios bendito por siempre, no faltará á ninguno que en él confíe.
Observemos, finalmente, cuales son los privilegios de que gozan los que oyen el Evangelio de Cristo. Nuestro Señor dijo á Sus discípulos: «Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.» Probablemente no será sino hasta el día del juicio que los cristianos comprenderán toda la significación de estas palabras. Acaso no tenemos sino una idea muy vaga de las inmensas ventajas gozadas por los creyentes que han vivido desde que Cristo vino al mundo, comparadas con las de los creyentes que murieron antes de que Cristo naciera. La distancia que media entre el conocimiento de un justo del Antiguo Testamento y un creyente del tiempo de los apóstoles es mucho mayor de lo que creemos. Es la diferencia que existe entre el crepúsculo y el mediodía, entre el invierno y el verano, entre el entendimiento de un niño y el de un hombre de edad madura. No hay duda que los santos del Antiguo Testamento esperaban con fe la venida de un Salvador, y creían en la resurrección y en la vida futura. Pero la venida y muerte de Cristo hizo inteligibles infinitos pasajes de la Escritura que antes eran ininteligibles, y aclaró puntos dudosos que nunca habían sido explicados. En resumen, » todavía no estaba patente el camino para el lugar Santísimo, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese aún en pié.» Heb 9:8.
El cristiano más humilde comprende cosas que David é Isaías nunca pudieron explicar.
Terminemos este pasaje con un sentimiento profundo de nuestro reconocimiento á Dios, y de nuestra gran responsabilidad por habérsenos concedido la luz del Evangelio. Tratemos de hacer buen uso de nuestros privilegios.
Poseyendo como poseemos un Evangelio completo, cuidemos de no mirarlo con indiferencia. Las siguientes palabras son muy importantes: «Á cualquiera que fuere dado mucho, mucho será vuelto á demandar de él.» Luk 12:48.

Fuente: Los Evangelios Explicados

Santo… M↓ omiten; Te alabo… Este verbo expresa reverencia y reconocimiento pleno; agradó… Lit. llegó a ser complacencia ante ti.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R709 El pronombre αὐτῇ tiene la fuerza de un pronombre demostrativo: en aquella hora (comp. el v. 7).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

M i omiten Santo.

10.21 Te alabo. El verbo griego expresa una alabanza llena de reverencia y reconocimiento.

10.21 Lit. llegó a ser complacencia ante Ti.

Fuente: La Biblia Textual III Edición