Comentario de Lucas 11:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

11:9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. — En este texto Jesús nos enseña cómo orar. Ahora insiste en que aprovechemos este gran privilegio. Jesús no dice «rezar», sino «pedid». Hay mucha diferencia entre el rezar y el orar. No hay virtud alguna en recitar o leer oraciones. Lo que agrada a Dios es el pedir, buscar y llamar. La ley de Cristo contiene enseñanzas bien difíciles para nosotros a menos que nuestro corazón esté completamente sumiso a la voluntad de Dios. Es necesario que haya cambio de corazón y de vida. ¿Cómo es posible hacer estos cambios? » Pedid… buscad… llamad». Debemos llevar todo problema a Dios en oración. Si estamos resueltos a hacer la voluntad de Dios (ver. 21), si estamos resueltos a cooperar con la oración (poner nuestra parte), y si comprendemos que urgentemente necesitamos de la ayuda de Dios, El nos oirá.

¿Por qué pedir si no hay milagros ahora? Aun en el primer siglo cuando sí se hacían milagros, muchas peticiones no requerían no esperaban milagros. Por ejemplo: Mat 9:38; Mat 24:20; Rom 1:9; 1Ts 3:10; Flm 1:22; Rom 10:1.

I. ¿Qué cosas debemos pedir?

A. Mat 6:10, debemos pedir por el reino. En aquel entonces el reino se había acercado (Mat 3:2; Mat 4:17), y los discípulos de Jesús fueron enseñados a orar, «Venga tu reino». El reino vino (se estableció) en el día de Pentecostés (Hch 2:1-47). Ahora debemos pedir por el reino, de que se extienda por medio de la predicación del evangelio y por la fidelidad de los que se trasladan al reino (Col 1:13).

B. Mat 6:10, debemos pedir, «hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». Esta petición es semejante a la primera

— la de pedir por el reino — porque Dios reina sobre los que hacen su voluntad. No conviene decir, «hágase tu voluntad» si no estamos dispuestos a hacer su voluntad. Los únicos que agradan a Dios son los que hacen su voluntad (7:21; 12:50).

C. Mat 6:11, » El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy». Esta petición indica que reconocemos nuestra completa dependencia de Dios, y que «él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas» (Hch 17:25).

D. Mat 6:12, » perdónanos nuestras deudas» (pecados, Luc 11:4). Los «pobres en espíritu» (5:3) reconocen que han pecado y que urgentemente necesitan del perdón de Dios.

E. Mat 6:13, » no nos metas en tentación, mas líbranos del mal». Reconocemos que sin la dirección y ayuda de Dios sería imposible andar en el camino angosto. Al mismo tiempo recordamos que Jesús nos dice, «Velad y orad, para que no entréis en tentación» (26:41). En todas estas súplicas ponemos nuestra parte, cooperando con nuestra oración.

F. Stg 1:5, «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada». Pedimos la sabiduría para ayudarnos a resolver los problemas de la vida y para tomar buenas decisiones en todos los asuntos importantes de la vida que afectan la familia, la iglesia, el empleo, etc.

G. Pedimos muchas otras cosas. También pedimos el consuelo en los tiempos difíciles, pedimos el valor para trabajar eficazmente en su servicio, en fin, pedimos todas aquellas cosas que nos ayudan a crecer y madurar en su servicio y ser transformados a la semejanza de Cristo (Rom 8:29; 2Co 3:18; Gál 4:19).

II. «Porque todo aquel que pide, recibe».

A. ¿Promete Jesús que todos los que piden recibirán incondicionalmente lo que piden? Desde luego que no, porque hay varios requisitos para que nuestra oración sea aceptable ante los ojos de Dios. Compárese Hch 16:31, «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa». Los evangélicos citan este texto y dicen que el creer es la única condición o requisito de la salvación, pero no es cierto como el ver. 34 hace claro, porque esa misma hora de la noche fueron bautizados el carcelero y su casa. El que pide y el que cree deben cumplir con los requisitos (mandamientos) de Dios.

B. Por ejemplo, Stg 1:5 dice, «Pero pida con fe, no dudando nada». El pedir solo no logra nada (como la fe sola no logra nada, Stg 2:24; Stg 2:26).

C. Mat 5:6, Jesús dice, «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados». Si alguien pide algo pero no tiene hambre y sed de justicia, Dios no oirá su oración (no serán «saciados). Dios no acepta la insinceridad; no quiere oraciones que no son del corazón, sino simplemente de la boca. Los que son de doble ánimo no recibirán nada del Señor (Stg 1:7-8). Por eso decimos que Jesús no promete que todos los que piden algo lo recibirán incondicionalmente.

D. Stg 4:3, «Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites». El egoísmo destruye la eficacia de la oración.

E. 1Jn 3:22, «Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él». 1Jn 5:14, «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye».

III. ¿Qué implica la palabra «pedir»?

A. Indica que el orar no es un rito o ceremonia (no es rezar), sino es «pedir», en el sentido ordinario de la palabra.

B. Implica que somos dependientes de Dios, que estamos necesitados de sus bendiciones y favores. «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia» (Pro 3:5). ¿Qué pidió el fariseo de Luc 8:11-12? No pidió nada y no dio gracias, sino que solamente quería hablar de su propia «justicia».

C. Implica que no confiamos en cosas materiales (Mat 6:19-34), sino en la providencia de Dios. Pedimos a Dios en lugar de confiar en lo que tengamos o en lo que podamos hacer. Los que no conocen a Dios confían en varias cosas: la educación, la preparación para algún oficio o profesión, las inversiones, los ahorros, las posesiones, la buena salud, la fuerza física, en el poder político o financiero, la popularidad con la gente, etc.

D. El «pedir» implica la humildad y sinceridad.

E. Implica comunión con Dios, porque pedimos como hijos de Dios y El nos oye y ayuda como nuestro Padre.

IV. ¿Qué implica la palabra «buscar»?

A. Implica la oración sincera e intensa. «Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego…» (Dan 9:3).

B. Implica el esfuerzo personal. Mat 6:33, «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia».

C. Implica que sinceramente cooperamos con nuestra oración (que ponemos nuestra parte). Cuando oramos por el reino, nos ocupamos en los asuntos del reino para que avance. Cuando oramos «hágase tu voluntad», nos esforzamos por hacerla e insistir en que otros la hagan. Cuando pedimos el pan, trabajamos para aprovechar las provisiones hechas por Dios (El «pone los medios»). Antes de pedir el perdón, perdonamos a otros. Cuando pedimos que Dios no nos meta en tentaciones, las evitamos y huimos de ellas. Cuando pedimos la sanidad, hacemos todo lo posible por aprovechar la ayuda de médicos y medicina, que son bendiciones de Dios. Cuando pedimos el crecimiento espiritual, ponemos nuestra parte, estudiando la Biblia y siendo miembros activos de la iglesia.

V. ¿Qué implica la palabra «llamar»?

A. Implica la perseverancia en la oración, Luc 11:5-8; Luc 18:1-5. Ejemplos de esto son: Abraham, Gén 19:32; Elías, Stg 5:16-18; la mujer cananea, Mat 15:27; Pablo, 2Co 12:8; y Jesús, Mat 26:44.

B. La perseverancia en la oración se enseña en muchos textos: 1Ts 5:17; Col 4:2; Rom 12:12.

C. El desaliento nos destruye espiritualmente. El diablo no tiene que seducirnos a cometer fornicación, etc. para destruirnos, porque basta con desanimarnos. Por eso Jesús nos enseña «la necesidad de orar siempre y no desmayar» (Luc 18:1). 2Co 4:1; 2Co 4:16, «no desmayamos».

VI. «Recibe… halla… se le abrirá».

A. El que cumple con los requisitos de la oración aceptable nunca quedará decepcionado cuando pide a Dios. Véanse Deu 7:9; Jos 21:45; 1Re 8:56; Neh 1:5.

B. Dios contesta nuestras oraciones en varias maneras: en primer lugar, tenemos la plena seguridad de que El nos oye si estamos en comunión con El, y que El nos ama y quiere ayudarnos y bendecirnos. No siempre concede lo que pedimos (2Co 12:8), pero siempre nos da lo que pedimos o algo mejor que lo que pedimos (lo que es espiritualmente mejor para nosotros).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

yo os digo. Luc 13:24; Mat 6:29; Mat 21:31; Mar 13:37; Apo 2:24.

Pedid. Sal 50:15; Sal 118:5; Jer 33:3; Mat 7:7, Mat 7:8; Mat 21:22; Mar 11:24; Jua 4:10; Jua 14:13; Jua 15:7, Jua 15:16; Jua 16:23, Jua 16:24; 2Co 12:8, 2Co 12:9; Heb 4:16; Stg 1:5; Stg 5:15; 1Jn 3:22; 1Jn 5:14, 1Jn 5:15.

buscad. Luc 13:24; Sal 27:4, Sal 27:8; Sal 34:4, Sal 34:10; Sal 105:3, Sal 105:4; Cnt 3:1-4; Cnt 5:6; Isa 45:19; Isa 55:6, Isa 55:7; Jer 29:12; Dan 9:3; Amó 5:4-6; Jua 1:45-49; Hch 10:4-6; Rom 2:7; Heb 11:6.

llamad. Luc 13:25; 2Co 6:2.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

se os dará: En estos versículos no se quiere decir que se otorgará cualquier cosa que se pida. Como muestra el v. Luc 11:13, con su referencia de recibir el Espíritu de Dios, se señala que se recibe lo espiritualmente benéfico.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

PEDID… BUSCAD… LLAMAD. Véase Mat 7:7, nota.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

11:9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. – En este texto Jesús nos enseña cómo orar. Ahora insiste en que aprovechemos este gran privilegio. Jesús no dice «rezar», sino «pedid». Hay mucha diferencia entre el rezar y el orar. No hay virtud alguna en recitar o leer oraciones. Lo que agrada a Dios es el pedir, buscar y llamar. La ley de Cristo contiene enseñanzas bien difíciles para nosotros a menos que nuestro corazón esté completamente sumiso a la voluntad de Dios. Es necesario que haya cambio de corazón y de vida. ¿Cómo es posible hacer estos cambios? » Pedid… buscad… llamad». Debemos llevar todo problema a Dios en oración. Si estamos resueltos a hacer la voluntad de Dios (ver. 21), si estamos resueltos a cooperar con la oración (poner nuestra parte), y si comprendemos que urgentemente necesitamos de la ayuda de Dios, El nos oirá.
¿Por qué pedir si no hay milagros ahora? Aun en el primer siglo cuando sí se hacían milagros, muchas peticiones no requerían no esperaban milagros. Por ejemplo: Mat 9:38; Mat 24:20; Rom 1:9; 1Ts 3:10; Flm 1:22; Rom 10:1.
I. ¿Qué cosas debemos pedir?
A. Mat 6:10, debemos pedir por el reino. En aquel entonces el reino se había acercado (Mat 3:2; Mat 4:17), y los discípulos de Jesús fueron enseñados a orar, «Venga tu reino». El reino vino (se estableció) en el día de Pentecostés (Hch 2:1-47). Ahora debemos pedir por el reino, de que se extienda por medio de la predicación del evangelio y por la fidelidad de los que se trasladan al reino (Col 1:13).
B. Mat 6:10, debemos pedir, «hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra». Esta petición es semejante a la primera — la de pedir por el reino — porque Dios reina sobre los que hacen su voluntad. No conviene decir, «hágase tu voluntad» si no estamos dispuestos a hacer su voluntad. Los únicos que agradan a Dios son los que hacen su voluntad (7:21; 12:50).
C. Mat 6:11, » El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy». Esta petición indica que reconocemos nuestra completa dependencia de Dios, y que «él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas» (Hch 17:25).
D. Mat 6:12, » perdónanos nuestras deudas» (pecados, Luc 11:4). Los «pobres en espíritu» (5:3) reconocen que han pecado y que urgentemente necesitan del perdón de Dios.
E. Mat 6:13, » no nos metas en tentación, mas líbranos del mal». Reconocemos que sin la dirección y ayuda de Dios sería imposible andar en el camino angosto. Al mismo tiempo recordamos que Jesús nos dice, «Velad y orad, para que no entréis en tentación» (26:41). En todas estas súplicas ponemos nuestra parte, cooperando con nuestra oración.
F. Stg 1:5, «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada». Pedimos la sabiduría para ayudarnos a resolver los problemas de la vida y para tomar buenas decisiones en todos los asuntos importantes de la vida que afectan la familia, la iglesia, el empleo, etc.
G. Pedimos muchas otras cosas. También pedimos el consuelo en los tiempos difíciles, pedimos el valor para trabajar eficazmente en su servicio, en fin, pedimos todas aquellas cosas que nos ayudan a crecer y madurar en su servicio y ser transformados a la semejanza de Cristo (Rom 8:29; 2Co 3:18; Gál 4:19).
II. «Porque todo aquel que pide, recibe».
A. ¿Promete Jesús que todos los que piden recibirán incondicionalmente lo que piden? Desde luego que no, porque hay varios requisitos para que nuestra oración sea aceptable ante los ojos de Dios. Compárese Hch 16:31, «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa». Los evangélicos citan este texto y dicen que el creer es la única condición o requisito de la salvación, pero no es cierto como el ver. 34 hace claro, porque esa misma hora de la noche fueron bautizados el carcelero y su casa. El que pide y el que cree deben cumplir con los requisitos (mandamientos) de Dios.
B. Por ejemplo, Stg 1:5 dice, «Pero pida con fe, no dudando nada». El pedir solo no logra nada (como la fe sola no logra nada, Stg 2:24; Stg 2:26).
C. Mat 5:6, Jesús dice, «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados». Si alguien pide algo pero no tiene hambre y sed de justicia, Dios no oirá su oración (no serán «saciados). Dios no acepta la insinceridad; no quiere oraciones que no son del corazón, sino simplemente de la boca. Los que son de doble ánimo no recibirán nada del Señor (Stg 1:7-8). Por eso decimos que Jesús no promete que todos los que piden algo lo recibirán incondicionalmente.
D. Stg 4:3, «Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites». El egoísmo destruye la eficacia de la oración.
E. 1Jn 3:22, «Y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él». 1Jn 5:14, «Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye».
III. ¿Qué implica la palabra «pedir»?
A. Indica que el orar no es un rito o ceremonia (no es rezar), sino es «pedir», en el sentido ordinario de la palabra.
B. Implica que somos dependientes de Dios, que estamos necesitados de sus bendiciones y favores. «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia» (Pro 3:5). ¿Qué pidió el fariseo de Luc 8:11-12? No pidió nada y no dio gracias, sino que solamente quería hablar de su propia «justicia».
C. Implica que no confiamos en cosas materiales (Mat 6:19-34), sino en la providencia de Dios. Pedimos a Dios en lugar de confiar en lo que tengamos o en lo que podamos hacer. Los que no conocen a Dios confían en varias cosas: la educación, la preparación para algún oficio o profesión, las inversiones, los ahorros, las posesiones, la buena salud, la fuerza física, en el poder político o financiero, la popularidad con la gente, etc.
D. El «pedir» implica la humildad y sinceridad.
E. Implica comunión con Dios, porque pedimos como hijos de Dios y El nos oye y ayuda como nuestro Padre.
IV. ¿Qué implica la palabra «buscar»?
A. Implica la oración sincera e intensa. «Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego…» (Dan 9:3).
B. Implica el esfuerzo personal. Mat 6:33, «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia».
C. Implica que sinceramente cooperamos con nuestra oración (que ponemos nuestra parte). Cuando oramos por el reino, nos ocupamos en los asuntos del reino para que avance. Cuando oramos «hágase tu voluntad», nos esforzamos por hacerla e insistir en que otros la hagan. Cuando pedimos el pan, trabajamos para aprovechar las provisiones hechas por Dios (El «pone los medios»). Antes de pedir el perdón, perdonamos a otros. Cuando pedimos que Dios no nos meta en tentaciones, las evitamos y huimos de ellas. Cuando pedimos la sanidad, hacemos todo lo posible por aprovechar la ayuda de médicos y medicina, que son bendiciones de Dios. Cuando pedimos el crecimiento espiritual, ponemos nuestra parte, estudiando la Biblia y siendo miembros activos de la iglesia.
V. ¿Qué implica la palabra «llamar»?
A. Implica la perseverancia en la oración, Luc 11:5-8; Luc 18:1-5. Ejemplos de esto son: Abraham, Gén 19:32; Elías, Stg 5:16-18; la mujer cananea, Mat 15:27; Pablo, 2Co 12:8; y Jesús, Mat 26:44.
B. La perseverancia en la oración se enseña en muchos textos: 1Ts 5:17; Col 4:2; Rom 12:12.
C. El desaliento nos destruye espiritualmente. El diablo no tiene que seducirnos a cometer fornicación, etc. para destruirnos, porque basta con desanimarnos. Por eso Jesús nos enseña «la necesidad de orar siempre y no desmayar» (Luc 18:1). 2Co 4:1; 2Co 4:16, «no desmayamos».
VI. «Recibe… halla… se le abrirá».
A. El que cumple con los requisitos de la oración aceptable nunca quedará decepcionado cuando pide a Dios. Véanse Deu 7:9; Jos 21:45; 1Re 8:56; Neh 1:5.
B. Dios contesta nuestras oraciones en varias maneras: en primer lugar, tenemos la plena seguridad de que El nos oye si estamos en comunión con El, y que El nos ama y quiere ayudarnos y bendecirnos. No siempre concede lo que pedimos (2Co 12:8), pero siempre nos da lo que pedimos o algo mejor que lo que pedimos (lo que es espiritualmente mejor para nosotros).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Jua 14:13-14.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— y Dios los atenderá… Dios les abrirá: Ver notas a Mat 7:1-2.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

l 722 Rom 12:12

m 723 Mat 7:7

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Pedid…buscad…llamad. Véase coment. en Mt 7:7.

Fuente: La Biblia de las Américas

9 (1) Con respecto a los vs. 9-13, véanse las notas de Mat_7:7-11 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro