Comentario de Lucas 1:34 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces María dijo al ángel: —¿Cómo será esto? Porque yo no conozco varón.

1:34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. — “no conozco”, tiempo presente, pero no dijo, “nunca conoceré varón”. No hay nada en este texto que indique la llamada “virginidad perpetua” de María y tal doctrina hace burla de su matrimonio y sus demás hijos.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Jue 13:8-12; Hch 9:6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

¿Cómo será esto?: María no pidió una señal, así que en su pregunta no se aprecia incredulidad. Ella acepta su papel sin hacer preguntas en el v. Luc 1:38, por lo que representa un modelo de fe, pese a que no entendía totalmente lo que estaba ocurriendo. La obra de Dios en María presenta algo desconocido antes y después: El nacimiento en la raza humana de uno que es tanto Dios como hombre.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

no conozco varón. En sentido conyugal. María entendió que el ángel hacía referencia a una concepción inmediata, en tanto que ella y José apenas estaban a la mitad de un largo proceso de desposorio o período de compromiso (vea la nota sobre Mat 1:18), antes de la boda y la consumación del matrimonio como tal. Su pregunta estaba motivada por el asombro y no por la duda o la incredulidad, por eso el ángel no la reprendió como lo hizo con Zacarías (v. Luc 1:20).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

1:34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. – “no conozco”, tiempo presente, pero no dijo, “nunca conoceré varón”. No hay nada en este texto que indique la llamada “virginidad perpetua” de María y tal doctrina hace burla de su matrimonio y sus demás hijos.

Fuente: Notas Reeves-Partain

REFERENCIAS CRUZADAS

d 57 Isa 7:14; Mat 1:25

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Cómo será esto. La pregunta de María busca una explicación, pero no conlleva la idea de duda como en el caso de Zacarías (vers. 18, 20, 45).

Fuente: La Biblia de las Américas

Notemos en estos versículos la manera reverente y discreta en que el ángel Gabriel habla del gran misterio de la encarnación. En la réplica á la interrogación de la Virgen, » ¿Cómo será esto?» él emplea estas palabras notables: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra..
Bueno será que sigamos el ejemplo del ángel siempre que meditemos sobre este hecho profundo. Considerémoslo siempre con reverencia religiosa, y abstengámonos de esas investigaciones impropias é inútiles, á que desgraciadamente muchos se han entregado. Nos basta saber que «la Palabra fue hecha carne,» y que cuando el Hijo de Dios vino al mundo, un «cuerpo real estaba preparado para él,» de suerte que El «participó de nuestra carne y sangre,» y fue «hecho de mujer.» Juan 1.14 ; Heb. 10.5 ; Gal4.4. En este punto es preciso detenernos. La manera como todo esto se efectuó se nos ha ocultado sabiamente. Si intentamos investigar más allá de este límite, » oscureceremos el «consejo con palabras sin sabiduría,» y nos precipitaremos en donde los ángeles temen poner las plantas. En una religión que realmente ha descendido del cielo, preciso es que haya misterios. Uno de los misterios del Cristianismo es la encarnación.
Notemos, en segundo lugar, la preeminencia dada al Espíritu Santo en el gran misterio de la encarnación. Vemos que está escrito, «El Espíritu Santo vendrá sobre ti..
Un lector versado en la Biblia no dejará de recordar, probablemente, que el honor que en este pasaje se tributa al Espíritu está en perfecta armonía con lo que sobre el mismo asunto enseña la Escritura en otros lugares. En la grande obra dé la redención del hombre se hace á cada paso mención especial de la obra del Espíritu Santo. ¿Murió Jesús para hacer expiación por nuestros pecados? Escrito está, que «por el Espíritu eterno se ofreció á sí mismo sin mancha á Dios.» Heb. 9.14. ¿Resucitó para nuestra justificación? Escrito está, que «fue vivificado por el Espíritu.» 1 Pedro 3.18. ¿Dispensa consuelo á Sus discípulos durante el tiempo que está transcurriendo entre su primera y segunda venida? Escrito está que el Consolador que él prometió enviar es «el Espíritu de verdad.» Juan 14.17.
Tengamos cuidado de dar al Espíritu Santo, en nuestra religión como individuos, el mismo lugar que vemos ocupa en la palabra de Dios. Acordémonos que todo lo que los creyentes poseen, todo lo que son, y todo lo que disfrutan bajo el influjo del Evangelio, lo deben á la luz interna que emana del Espíritu Santo.
La operación de cada una de las tres Personas de la Trinidad en toda alma que se salva es absoluta é igualmente necesaria. La elección de Dios el Padre, la sangre de Dios el Hijo, y la santificación de Dios el Espíritu Santo, jamás deben estar separadas en la religión cristiana.
Notemos, en tercer lugar, el gran principio que sienta el ángel Gabriel para imponer silencio á toda objeción que se refiera á la encarnación: «Ninguna cosa es imposible para Dios..
La admisión sincera de esta gran verdad es de inmensa importancia en lo que respecta á nuestra paz interior. Cuestiones y dudas tienen por fuerza que surgir en la mente del hombre sobra muchos puntos de nuestra religión. Son resultado natural del estado decaído del alma. Nuestra fe, por buena que sea es muy débil. Nuestros conocimientos por profundos que nos parezcan son deficientes. Y pocos remedios hay mas eficaces para la mente que duda, está inquieta y cavila, que el ya mencionado–una convicción completa de la omnipotencia de Dios. Para Aquel que día ser al mundo y lo formó de la nada, todo es posible.
Nada es demasiado difícil para el Señor. Todo pecado por negro que sea será perdonado. La sangre de Cristo limpia de todo pecado. No hay corazón por duro y perverso que sea que no pueda sentir arrepentimiento. El corazón de piedra puede tornarse en corazón de carne Para el creyente no hay obra tan difícil que no pueda ejecutarla. Todo lo podemos si estamos fortalecidos por Cristo. No hay tribulación que no podamos sobrellevar. La gracia de Dios nos basta. No hay promesa demasiado grande que deje de cumplirse. Las palabras de Cristo «jamás pasarán,» todo lo que ha prometido puede cumplirlo. No hay dificultad, por grande que sea, que el creyente no pueda vencer. «Cuando Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?» «Los montes se abajarán.» Máximas son estas que debemos siempre traer á la memoria. El remedio que ofrece el ángel es inapreciable. No se encuentra nunca la fe mas tranquila y serena sino cuando descansa en la convicción de la omnipotencia divina.
Notemos, en último lugar, la sumisión humilde y espontánea de la Virgen María á la voluntad de Dios. Dice al ángel: » He aquí la sierva del Señor; hágase en mí conforme á tu palabra..
Hay en esta respuesta mucho que es digno de encomio y que quizá no podemos percibir á primera vista. Un momento de reflexión nos convencerá que ser la madre de nuestro Señor de este modo extraño y misterioso no era cuestión de poca importancia. En época lejana llegó á ser un alto honor, sin duda, mas entonces puso en peligro la reputación de María y sometió su fe á una prueba no pequeña. Pero la santa Virgen no vaciló y se sometió voluntariamente al peligro y á la prueba. No hizo más preguntas ni más objeciones: aceptó el honor conferido con todos pospeligros é inconvenientes anexos. «He aquí,» dice, » la sierva del Señor..
En la práctica diaria del Cristianismo procuremos revestirnos del mismo espíritu de fe que animó á la Virgen María. Tengamos voluntad de ir á cualquiera parte, de hacer y ser cualquiera cosa; cual fuere la incomodidad actual, siempre que la voluntad de Dios nos sea bien conocida y que la senda del deber nos esté claramente trazada.

Fuente: Los Evangelios Explicados

¿Cómo ocurrirá… No expresa desconfianza o duda (como en el caso de Zacarías), sino cómo habría de quedar encinta, pues ella aún no convivía con José.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., no conozco hombre

Fuente: La Biblia de las Américas

¿Cómo será esto? No expresa duda (como en el caso de Zacarías), sino el modo o la forma en que habría de quedar encinta, pues aún no convivía con José.

Fuente: La Biblia Textual III Edición