En esos días se levantó María y fue de prisa a una ciudad en la región montañosa de Judá.
1:39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. — El v. 36 dice, “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella”. Con mucha razón María habría tenido el deseo de conversar con Elisabet sobre las noticias maravillosas que las dos habían recibido.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
fué a la montaña. Jos 10:40; Jos 15:48-59; Jos 21:9-11.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
la criatura salto en su vientre: La visita de María hizo que Juan reaccionara en el vientre de Elisabet. El precursor del Mesías dio testimonio del Mesías desde antes de nacer. El ángel le había vaticinado a Zacarías que este bebé estaría lleno del Espíritu Santo desde el vientre (v. Luc 1:15).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
1:39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. – El v. 36 dice, “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella”. Con mucha razón María habría tenido el deseo de conversar con Elisabet sobre las noticias maravillosas que las dos habían recibido.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA PARADOJA DE LA BIENAVENTURANZA
Lucas 1:39-45
En seguida María lo dispuso todo y se puso en camino a toda prisa hacia un pueblo de los montes de Judá. Cuando llegó a la casa de Zacarías, entró y saludó a Elisabet.
Cuando oyó Elisabet el saludo de María, el niño se le agitó en el vientre, y el Espíritu Santo inundó todo su ser, y ella rompió a decirle a María en alta voz:
-¡Bendita seas más que todas las demás mujeres, y bendito sea el Niño que vas a tener! ¿Cómo es que se me concede a mí este honor de que venga a verme la madre de mi Señor? Tan pronto como penetró tu saludo en mis oídos, mi niño se puso a saltar de alegría en mis entrañas. ¡Bendita seas por haber creído que se cumplirá lo que Dios te ha anunciado!
Esta es una maravillosa exposición lírica de la bienaventuranza de María. En ninguna vida se ve más clara que en la suya la paradoja de la bienaventuranza. A María se le concedió la bienaventuranza de ser la madre del Hijo de Dios. Bien podía llenársele el corazón de una alegría trémula y maravillada por tan gran privilegio. Y sin embargo, esa misma bienaventuranza iba a ser como una espada que le atravesara el corazón; porque conllevaba el destino de ver un día a ese hijo clavado en una cruz.
La elección de Dios quiere decir, a menudo y al mismo tiempo, una cotona de felicidad y una cruz de angustia. La inquietante realidad es que Dios no escoge a una persona para darle tranquilidad y comodidad y disfrute egoísta, sino para una misión que requerirá todo lo que la mente y el corazón y las fuerzas puedan dar de sí. Dios escoge a una persona para usarla. Cuando Juana de Arco se dio cuenta que le quedaba poco tiempo, le dijo a Dios: «Ya no voy a durar más que un año. Úsame como quieras.»
Cuando somos conscientes de esta verdad, los dolores y las dificultades que conlleva el servicio de Dios dejan de ser tema de Lamentaciones y se convierten en nuestra gloria, porque todo lo sufrimos por Dios.
Cuando los dragones de Cromwell apresaron al covenanter Richard Cameron, le mataron, y le cortaron las manos, que eran muy hermosas, y se las mandaron a su padre con una nota burlona en la que le preguntaban si las reconocía.
-Son las de mi hijo -dijo el padre-, las de mi amado hijo. Buena es la voluntad del Señor que nunca podrá dañarnos a mí ni a los míos.
Las sombras de la vida están iluminadas por el sentir de que también ellas están en el plan de Dios. Miguel de Unamuno acuñó una bendición muy suya: «¡Y Dios no te dé paz, y sí gloria!»
Un gran predicador moderno decía: «Jesucristo no vino para hacer la vida fácil, sino para hacer grandes a los hombres.»
La paradoja de la bendición consiste en que le confiere a una persona al mismo tiempo la mayor felicidad y la mayor tarea del mundo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Visita de María a Elisabet
María respondió al mensaje angelical yendo a quedarse con Elisabet hasta justo antes del nacimiento del hijo de su parienta. La visita de María da una prueba adicio nal del mensaje por la forma en que fue saludada por Elisabet, al parecer con una bendición espontánea. Se dio cuenta de que María sería la madre del Mesías y se llenó de gozo de que ella la visitara. Alabó a María por haber aceptado las palabras del ángel. Aun los movimientos del feto en su seno fueron interpretados como una respuesta a la llegada de María.
La respuesta poética de María se conoce como Magníficat (el verbo latino que significa “engrandece”). Usa la forma y el lenguaje de un salmo judío y está saturado de ecos de alabanza a Dios en el AT. La inspiración para sus palabras procede de 1 Sam. 2:1-10, el cántico de Ana después que Dios le concedió un hijo.
El estilo de la canción es el de una exaltación de Dios seguida por una serie de expresiones que indican por qué él debe ser alabado. Después de la muy breve referencia a la razón de María para dar gracias, la canción habla de lo que Dios hace por su pueblo, mencionando concretamente sus juicios sobre los poderosos y sus bendiciones a los humildes, todo ello como cumplimiento de sus promesas a su pueblo mucho antes. Los verbos en pasado en los vv. 51-54 probablemente expresan lo que Dios iba a hacer en el futuro por medio del Mesías: acciones que ya habían comenzado a ocurrir en cuanto el Mesías ya había sido concebido, y acciones semejantes a las que Dios había hecho en la pasada historia de Israel. De ese modo, ésta es una descripción metafórica de la obra de Jesús.
Notas. 41 Nada se dice de que los niños aún no nacidos hubieran estado en contacto posteriormente. Más adelante, aparentemente Juan no conocía muy estrechamente a Jesús (Juan 1:31; Luc. 7:19), y no hay ningún indicio en la narración subsecuente de que se hayan relacionado. 46 Algunos mss. dicen “Elisabet” en vez de María como autora del cántico, y se ha argumentado que los senti mientos expresados se adecuan mejor a ella. Pero la evidencia abrumadora indica a María como la cantante y, después de las palabras de Elisabet en los vv. 42-45, una reacción de María es una conclusión adecuada y necesaria para la escena (cf. v. 38).48 La bajeza o estado humilde muestra el sentimiento de indignidad que María tenía del honor que Dios le hacía al colocarla junto a los gran des piadosos de Israel. La idea de la humildad es paralela a la del hambre (53) y son términos que se refieren simplemente a la gente piadosa de Israel, pero más probablemente es una referencia a la pobreza económica y la opresión política, que también estarían incluidas. El Mesías actuaría en beneficio de humildes y pobres trayéndolos al reino de Dios con todas las bendiciones que están asociadas, y declarando los juicios de Dios sobre los soberbios (51) y los ricos (53), que deberían haber entendido que su posición se debía a la injusticia. 49 Dios muestra que es santo por medio de las acciones salvadoras en favor de su pueblo (como el Sal. 111:9).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
Debemos observar en este pasaje los beneficios que resultan del trato fraterno entre los creyentes. Leemos que la Virgen María hizo una visita á su prima Isabel. Se nos refiere de una manera notable como en esta entrevista estas dos mujeres se llenaron de júbilo, y se sintieron inspiradas de pensamientos sublimes. Sin esta visita, Isabel nunca hubiera podido estar tan llena del Espíritu Santo, como aquí se nos dice que estuvo; y María nunca hubiera podido pronunciar ese cántico de alabanza que es conocido en toda la iglesia de Cristo. Las palabras de un teólogo de otros tiempos son interesantes y ciertas: «La felicidad comunicada se duplica. El pesar se aumenta si lo ocultamos: el gozo, si lo expresamos..
Siempre debemos mirar la comunicación con los otros creyentes como medio eminente de gracia. En nuestra larga jornada por el camino estrecho que conduce á la vida eterna es agradable detenernos de cuando en cuando para comunicar nuestros sentimientos á nuestros compañeros de viaje. Nos alivia á nosotros y los alivia á ellos, y así resulta en provecho mutuo. Es el contento mas aproximado que podemos tener en la tierra de los goces del cielo. «Hierro con hierro se aguza, y el hombre aguza el rostro de su amigo.» Necesario es que tengamos esto presente. Este asunto no recibe la atención que merece, y á consecuencia de esto sufren las almas de los creyentes. Hay muchos que temen á Dios y piensan en Su nombre, empero olvidan á menudo hablarse unos á otros. Malaquías 3.16. Procuremos ante todo ponernos en comunicación con Dios. Después de esto solicitemos la sociedad de los que aman á Dios. Si hiciéramos esto con más frecuencia y fuésemos más cautelosos en la elección de nuestros amigos, sentiríamos más á menudo el influjo del Espíritu Santo.
Debemos observar en este pasaje el conocimiento claro y espiritual que se revela en el lenguaje de Isabel. La expresión de que hace uso con respecto á la Virgen María, manifiesta quo había recibido luz de lo alto. Ella la llama «la madre de mi Señor..
Nuestros oídos están tan acostumbrados á las palabras «Mi Señor,» que no notamos todo lo que ellas encierran. En el tiempo en que se profirieron tenían mayor significación de lo que ahora pudiera creerse: eran nada menos que la declaración precisa de que el niño que había de nacer de la Virgen María era el Mesías que había sido prometido desde remotos tiempos, el «Señor» de quien David en espíritu había profetizado, el Ungido de Dios. Considerada bajo este aspecto, la expresión es un ejemplo maravilloso de fe; es una confesión digna de colocarse al lado de la de Pedro, cuando dijo á Jesús: «Tú eres el Cristo..
Acordémonos de la significación profunda de las palabras, «el Señor,» y guardémonos de usarlas ligera y ociosamente. Consideremos que, de derecho, á nadie son aplicables sino á Aquel que fue crucificado en el Calvario por nuestros pecados. Que el recuerdo de este hecho haga que revistamos dichas palabras de reverencia y que tengamos cuidado de que modo las pronunciamos. Hay dos textos que tienen relación con esta expresión, y que deberíamos recordar con frecuencia. El primero es: «Nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espirito Santo.» Es el otro: «Y que toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para la gloria del el Padre. 1 Cor. 12.3 ; Filip. 2.11.
Finalmente, debemos observar en estos versículos la alta alabanza que Isabel tributa á la fe. «Y bienaventurada,» dice, «la que creyó. No es en manera alguna extraño que esta santa mujer ensalzara así la fe. Sin duda que conocía bien las Escrituras del Antiguo Testamento, y sabia qué prodigios había obrado la fe. ¿Qué es la historia de los hijos de Dios en todos los siglos, sino la biografía de hombres y mujeres que se distinguieron por su fe? ¿Qué es la historia sencilla de todos desde los tiempos de Abel hasta nuestros días, sino la relación de los hechos de pecadores redimidos que creyeron, y por ello fueron benditos? Con fe aceptaron promesas; con fe vivieron; con fe guiaron su conducta; con fe llevaron las injurias. Con fe esperaron un Salvador invisible Todas las promesas que aun estaban por cumplirse; con fe lucharon con el mundo, la carne y el demonio; con la fe vencieron y fueron salvos al cielo. De esta clase de santas personas fue la Virgen María. No hay que extrañar que Isabel dijese: «Bienaventurada la que creyó..
¿Tenemos algún conocimiento de esta preciosa fe? Esta, en ilusión, es la cuestión que nos concierne. ¿Tenemos conocimiento de la fe de los elegidos de Dios, de la fe que es obra de Dios? Tito1.2; Col. 2.12. No busquemos descanso hasta que la hayamos poseído, y una vez que la poseamos no cesemos de rogar que vaya en aumento cada día. Mejor es mil veces ser rico en fe que en oro. El oro no tendrá valor alguno en el mundo invisible á donde todos nos encaminamos.
La fe será allí reconocida en la compañía de Dios el Padre, y de los santos ángeles. Cuando aparezca el trono blanco y se abran los libros, cuando los muertos sean llamados del sepulcro á oír su sentencia final, el valor de la fe será al fin plenamente conocido. Los hombres aprenderán entonces, si antes no lo hubieren aprendido, cuan verdaderas son las palabras, » Felices los que creyeron..
Fuente: Los Evangelios Explicados
R652 El adjetivo ὀρεινήν se usa como un sustantivo: la región montañosa (el sustantivo feminino está implícito [γῆ]).
H471 La dificultad que se presenta en la frase εἰς πόλιν Ἰούδα (es decir, Judá no es una ciudad), se explica mejor teniendo en cuenta que se debe a que la palabra hebrea que significaba provincia más tarde llegó a significar ciudad.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., estos