Comentario de Lucas 14:22 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Luego dijo el siervo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y aún queda lugar.”
14:22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. — Así es ahora. “La misericordia de Dios no se ha agotado; la sangre de la expiación no ha perdido su eficacia; el cielo no está lleno. Qué mensaje tan triste sería si fuéramos compelidos a salir y decir, ‘Ya no hay lugar — el cielo está lleno — nadie más puede ser salvo. No importan sus oraciones, o lágrimas, o suspiros, no pueden ser salvos. Todo lugar está llenado; todo asiento está ocupado.’ Pero gracias a Dios, este no es el mensaje que debemos llevar” (AB). Como había lugar para los publicanos, rameras, el ladrón en la cruz, el perseguidor Saulo de Tarso, el carcelero y los adúlteros, homosexuales, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes y estafadores de Corinto que obedecieron al evangelio (1Co 6:10-11), así también hay lugar para los tales hoy en día. ¡El infierno no está lleno todavía, pero tampoco está lleno el cielo!Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
se ha hecho como mandaste. Hch 1:1-26; Hch 2:1-47; Hch 3:1-26; Hch 4:1-37; Hch 5:1-42; Hch 6:1-15; Hch 7:1-60; Hch 8:1-40; Hch 9:1-43.
y aun hay lugar. Sal 103:6; Sal 130:7; Jua 14:2; Efe 3:8; Col 2:9; 1Ti 2:5, 1Ti 2:6; 1Jn 2:2; Apo 7:4-9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
aún hay lugar: La respuesta de los primeros invitados no había llenado el salón.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
aún hay lugar. Dios está más dispuesto a salvar a los pecadores que los pecadores a ser salvados.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
14:22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. – Así es ahora. “La misericordia de Dios no se ha agotado; la sangre de la expiación no ha perdido su eficacia; el cielo no está lleno. Qué mensaje tan triste sería si fuéramos compelidos a salir y decir, ‘Ya no hay lugar – el cielo está lleno – nadie más puede ser salvo. No importan sus oraciones, o lágrimas, o suspiros, no pueden ser salvos. Todo lugar está llenado; todo asiento está ocupado.’ Pero gracias a Dios, este no es el mensaje que debemos llevar” (AB).
Como había lugar para los publicanos, rameras, el ladrón en la cruz, el perseguidor Saulo de Tarso, el carcelero y los adúlteros, homosexuales, ladrones, avaros, borrachos, maldicientes y estafadores de Corinto que obedecieron al evangelio (1Co 6:10-11), así también hay lugar para los tales hoy en día. ¡El infierno no está lleno todavía, pero tampoco está lleno el cielo!
Qué pensamiento más horrible si Jesús o algún apóstol hubieran anunciado, “Ya no hay más lugar. El cielo está lleno. Nadie más puede entrar. No importa cuántos obedezcan, no importa cuántos oren, no importa cuántas lágrimas derramen, ya no hay lugar”. ¡Cómo debemos alegrarnos al oír la proclamación de que “aún hay lugar”! El predicador puede proclamarlo. Los maestros y maestras de clases bíblicas pueden proclamarlo. Los padres pueden proclamarlo a sus hijos. “¡Aún hay lugar!” Gracias a Dios por esto. Todavía hay cupo para toda persona que esté dispuesto a obedecer al evangelio y ser fiel hasta la muerte.
Los únicos que quedan excluidos son los que se excluyen a sí mismos. El hombre no se puede salvar solo, pero sí se puede condenar solo. Muchos son como Esaú quien “menospreció su primogenitura” (Gén 25:34). Se roban a sí mismos de los privilegios y bendiciones más grandes y atraen sobre sí mismos la ira de Dios.