Biblia

Comentario de Lucas 14:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 14:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Grandes multitudes iban con él, y él se volvió y les dijo:

14: 25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: — ¿Qué dirá Jesús a estas “grandes multitudes” que iban con Él? ¡Seguramente les hablará palabras de gran aliento para que no dejen de seguirle! Pero, no, Jesús no buscaba la popularidad. Ya sobraba la fama y aun decía a los sanados que no hablaran del milagro. Lo que dice aquí “es un acto dramático por parte de Jesús, un deliberado esfuerzo para controlar el irreflexivo y desenfrenado entusiasmo de las multitudes que seguían por el mero hecho de seguirle” (ATR).

En este texto (Luc 14:25-33) nuestro Señor habla palabras necesarias, palabras de vida, pero ¿cuántos las pueden recibir? A veces su enseñanza parece dura al hombre. El apóstol Juan registra el sermón de Jesús sobre el pan de vida en el cual enfatizaba lo espiritual. Jua 6:1-71, “60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?… 66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él”.

También cuando enseñó sobre el matrimonio, el divorcio y segundas nupcias, sus discípulos se escandalizaron. Mat 19:1-30, “9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. 10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse”.

En esta ocasión, pues, les entregaba enseñanza muy exigente, enseñanza que para la mayoría de la gente sería muy ofensiva, porque quería separar a los fieles de los infieles, a los sinceros de los insinceros. El siempre estaba consciente de los varios propósitos o motivaciones de los que le seguían: buscaban panes y peces y otros beneficios temporales, querían la sanidad física, tenían ambiciones políticas, o simplemente le seguían por la curiosidad y porque los demás le seguían. Cristo conocía y conoce al hombre (Jua 2:24-25). Aun conoce los pensamientos del hombre.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Luc 12:1; Jua 6:24-27.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Grandes multitudes: Jesús no titubeó en analizar las preguntas sobre la condición de discípulo con quienes estaban interesados en escuchar sus afirmaciones.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Grandes multitudes. El objetivo de Cristo no era atraer a las multitudes que lo apreciaran, sino hacer discípulos verdaderos (vea la nota sobre Luc 13:23). Él nunca adaptó su mensaje a las preferencias de la mayoría, sino que siempre declaró sin rodeos el alto precio del discipulado. Aquí hizo varias demandas enérgicas que desalentarían a los tibios de corazón.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

14: 25 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: — ¿Qué dirá Jesús a estas “grandes multitudes” que iban con Él? ¡Seguramente les hablará palabras de gran aliento para que no dejen de seguirle! Pero, no, Jesús no buscaba la popularidad. Ya sobraba la fama y aun decía a los sanados que no hablaran del milagro. Lo que dice aquí “es un acto dramático por parte de Jesús, un deliberado esfuerzo para controlar el irreflexivo y desenfrenado entusiasmo de las multitudes que seguían por el mero hecho de seguirle” (ATR).
En este texto (Luc 14:25-33) nuestro Señor habla palabras necesarias, palabras de vida, pero ¿cuántos las pueden recibir? A veces su enseñanza parece dura al hombre. El apóstol Juan registra el sermón de Jesús sobre el pan de vida en el cual enfatizaba lo espiritual. Jua 6:1-71, “60 Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?… 66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él”.
También cuando enseñó sobre el matrimonio, el divorcio y segundas nupcias, sus discípulos se escandalizaron. Mat 19:1-30, “9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. 10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse”.
En esta ocasión, pues, les entregaba enseñanza muy exigente, enseñanza que para la mayoría de la gente sería muy ofensiva, porque quería separar a los fieles de los infieles, a los sinceros de los insinceros. El siempre estaba consciente de los varios propósitos o motivaciones de los que le seguían: buscaban panes y peces y otros beneficios temporales, querían la sanidad física, tenían ambiciones políticas, o simplemente le seguían por la curiosidad y porque los demás le seguían. Cristo conocía y conoce al hombre (Jua 2:24-25). Aun conoce los pensamientos del hombre.

Fuente: Notas Reeves-Partain

CALCULANDO EL COSTO

Lucas 14:25-33

Muchísima gente iba de camino con Jesús; y ÉL se volvió y les dijo:
-El que quiera venir conmigo y ser discípulo mío, tiene que aborrecer a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo. El que no cargue con su cruz y siga mi ejemplo, no puede ser discípulo mío. ¿A que cualquiera de vosotros, si quiere construir una torre, lo primero que hace es sentarse a calcular lo que le va a costar, para ver si tiene bastante para acabarla? Porque si no, cuando ya ha echado el cimiento, si no tiene lo necesario para terminar, todos los que lo vean se van a reír de él y a decir: «¡Mira este, que empezó a construir y no pudo acabar!» ¿Es que un rey que va a librar batalla contra otro, lo primero que hace no es sentarse a considerar si puede hacer frente con diez mil soldados al que le va a atacar con veinte mil? Porque, si se da cuenta de que no puede, lo que hace es mandarle una embajada al otro cuando todavía está lejos para negociar la paz. Pues lo mismo pasa con vosotros: el que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser discípulo mío.

Cuando Jesús dijo esto iba camino de Jerusalén. Sabía que le esperaba la cruz; pero la gente es posible que creyera que iba a ocupar el trono. Por eso les habló así. De la manera más clara posible les dijo que el que le siguiera no iba camino de la gloria y el poder terrenales, sino que tenía que estar dispuesto a sacrificar lo que más quisiera en la vida, y a abrazar un sufrimiento que sólo se podía comparar con la agonía de un crucificado.
No debemos tomar sus palabras con un literalismo frío. El lenguaje oriental es siempre tan pictórico y vivo como la mentalidad oriental. Cuando Jesús nos dice que tenemos que aborrecer a nuestros seres más queridos, quiere decir que ningún amor de este mundo puede compararse con el amor que le debemos tener a Él.

Hay dos verdades impresionantes en este pasaje.

(i) Es posible ser seguidor de Jesús sin ser discípulo suyo, ser del partido del Rey sin ser su soldado, estar a favor de algo sin sacrificar nada. Una vez le dijo alguien a un gran profesor: «Fulano de tal dice que fue alumno suyo.» «Puede que asistiera a mis clases -le contestó-; pero no era uno de mis estudiantes.» Uno de los problemas más graves de la iglesia es que en ella hay muchos que siguen a Jesús de lejos, pero muy pocos verdaderos discípulos de Jesús.
(ii) El cristiano tiene la obligación de calcular lo que le va a costar seguir a Jesús. La torre de la que se habla aquí era la que se tenía en las viñas, desde la que se podía vigilar para que no entraran los ladrones a robar la cosecha. Un edificio a medio hacer es algo que da vergüenza. Hay ejemplos de esto en las ciudades principales de España y de otros países.
En todas las esferas de la vida hay que calcular el costo. En la liturgia de la boda de la Iglesia de Escocia, el pastor dice: «El matrimonió es un estado en el que no se ha de entrar a la ligera y descuidadamente; sino después de pensarlo, con respeto y en el temor del Señor.» El hombre y la mujer deben calcular el costo.
Y lo mismo sucede con el Evangelio. Pero si bien las exigencias de Cristo imponen respeto, debemos recordar que Él no nos deja solos a la hora de cumplirlas. El que nos invita a subir la cuesta estará todo el tiempo con nosotros, y -esperándonos en la cima.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

El costo del discipulado (cf. Mat. 10:37, 38; 5:13; Mar. 9:50)

Antes de entrar directamente al tema del “evangelio para los desposeídos”, adelantado en los vv. 21-24, Jesús hace notar las fuertes demandas que van junto a su invitación al banquete divino. El discipulado significa la disposición de una persona para colocar las demandas de Jesús por encima de las de ella o de su familia. Los discípulos deben estar dispuestos a negarse a sí mismos por completo, ya sea tomando su propia cruz lo que significa lit. estar listo para el martirio, o metafóricamente “morir” a todos los deseos personales. Es necesario calcular el costo de decir que no al yo antes de comenzar un camino que no se pueda seguir hasta el final. Es necio el constructor que deja un edificio sin terminar porque sus fondos se han agotado antes de lo calculado. También es necio el jefe militar que no considera las posibilidades de su ejército antes de entrar en batalla con un enemigo más fuerte. Un discípulo que se da por vencido a mitad de camino porque es muy duro es como la sal que ha perdido su sabor y no sirve para sazonar la comida y ni siquiera para ser usada como abono; no puede hacerse útil otra vez.

Notas. 26 Aborrece significa “ama menos”. 27 La crucifixión era un hecho tan común en Judea que la gente entendió en seguida lo que Jesús quería decir (cf. 9:23). 34 La mezcla impura usada como sal podía perder su contenido salino y hacerse inútil. Como la sal hace infértil a la tierra, llama la atención lo que Jesús quería decir; posiblemente era usada para eliminar la maleza o disminuir la fermentación.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

La parábola que precede en los vv. Luc 14:16-24 expresa la invitación abierta y urgente de llegarse a Cristo para ser salvo. La enseñanza de los vv. Luc 14:25-33 pone en guardia a Sus seguidores para que consideren cuidadosamente el costo de una entrega completa a Cristo en una vida de servicio.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Este pasaje nos enseña, en primer lugar, que los verdaderos cristianos deben estar prontos a abandonarlo todo, si fuere necesario por amor de Cristo. Las palabras que expresan esta gran verdad son muy notables. Nuestro Señor dice: «Si alguno viene á mí, y no aborrece á su padre, y madre, y mujer, é hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su vida, no puede ser mi discípulo..
Es preciso, sin duda, interpretar estas palabras con algunas limitaciones. Como ya lo dejamos dicho en otro lugar, nunca debemos explicar un texto de la Escritura de manera que contradiga otro. Nuestro Señor no quiso decirnos que es deber del cristiano aborrecer á sus padres y parientes. Esto estaría en contradicción con el quinto mandamiento. Lo que quiso decir fue, que los que deseen seguirlo deben amarlo con un amor más profundo del que abrigan hacia sus parientes más cercanos y queridos, y hacia ellos mismos; y que si sus deberes para con Dios y sus deberes para con los hombres fueren incompatibles en un caso dado, estos deben ceder el lugar á los primeros. Debemos preferir ofender á los que amamos más sobre la tierra á desagradar al que murió por nosotros en la cruz. La obligación que así nos impone nuestro Señor es severa y pone á prueba nuestra lealtad. Sin embargo, es necesaria, y ha sido dictada por la sabiduría. La experiencia ha demostrado, tanto en la iglesia y en las misiones establecidas en el extranjero, como en el hogar doméstico, que muchas veces los mayores enemigos del alma de un hombre son los de su misma familia. Suele suceder que el mayor obstáculo en la vida del pecador que empieza á sentir arrepentimiento, es la oposición de sus parientes y amigos. Los padres irreligiosos no pueden, sufrir que sus hijos empiecen á pensar seriamente en las cosas eternas. Las madres irreligiosas se disgustan que sus hijas no quieran participar en los deleites del mundo. Las opiniones difieren y están encontradas tan pronto como la gracia divina desciende sobre un miembro de alguna familia, y entonces es cuando el verdadero cristiano ha de recordar el espíritu de las palabras de nuestro Señor.
Muy difícil es, ciertamente, cumplir nuestro deber en tales casos. Es muy penoso tener que disentir de aquellos á quienes amamos, especialmente en asuntos espirituales; mas, si es preciso que así suceda, debemos tener presente que la firmeza y la decisión muchas veces son actos de verdadera bondad. El que ama sinceramente á sus parientes nunca hará mal por agradarlos. Y sobre todo, la firmeza acompañada de la amabilidad y de la lealtad, trae consigo su propio galardón.
Millares de cristianos darán gracias á Dios en el último día porque tuvieron parientes que prefirieren desagradarlos á ellos más bien que á Cristo, pues tal conducta acaso fue lo que los hizo pensar en las cosas eternas y lo que contribuyó eficazmente á la salvación de sus almas.
Este pasaje nos enseña también, que se debe aconsejar á los que estén pensando seguir a Cristo, que tomen en cuenta los sufrimientos y sacrificios que tal acto pueda acarrearles. Aunque esas palabras fueron dirigidas especialmente á la multitud que seguía á Jesús, sin pensar en lo que hacia, tienen también referencia á otras gentes y á otros siglos de la iglesia.
Es preciso no olvidar que es solo á costa de algunos sacrificios que se puede ser cristiano verdadero. Ser cristiano solo en el nombre y concurrir á la iglesia es fácil y no requiere sacrificios ningunos ; pero para obedecer á Cristo, para seguirlo, para creer en él, para confesarlo, se necesita de mucha abnegación. No podemos hacerlo sino al precio de nuestros pecados, de la confianza en nuestros propios méritos, de nuestra comodidad y de nuestros goces mundanos. Todo esto hemos de abandonarlo y tenemos que aprestarnos para lidiar contra un enemigo formidable y seguido de una numerosa falange. Tenemos que edificar una torre en una época de revueltas. Nuestro Señor Jesucristo quiere que comprendamos bien esto, y que «contemos los gastos..
Ahora bien ¿por qué se expresó así nuestro Señor? ¿Fue por ventura que quiso desanimar al pueblo para que no se afiliara en sus huestes? ¿O se propuso hacer parecer la puerta de la vida más angosta de lo que es? No es difícil contestar estas preguntas. Nuestro Señor hizo las advertencias citadas con el objeto de impedir que le siguiesen irreflexivamente, por motivos frívolos, ó en un acaloramiento del momento que se entibiara á la hora de la tentación. «Sabia que nada es tan perjudicial á la causa de la religión como las reincidencias, y que nada las causa tanto como hacer prosélitos que ignoran las consecuencias que su profesión de fe pueda acarrearles. No quiso engrosar sus filas con soldados que saqueasen á la hora de la prueba. He aquí porqué mandó á los que pensaban hacerse sus discípulos que «contaran los gastos..
Seria un bien para la iglesia y para el mundo si los ministros del Evangelio tuvieran presente lo que nuestro Señor hizo en el caso arriba referido. A menudo, muy á menudo sucede que los guías espirituales dejan que sus feligreses se hagan ilusiones, y que crean que están convertidos cuando en realidad no lo están. Las emociones se apellidan fe, y las convicciones gracia. Esto no debiera suceder. Alentemos, en hora buena, á todo el que empiece á sentir en el alma los primeros rayos de fe, mas nunca exhortemos á nadie á seguir adelante sin hacerle presente la responsabilidad y las penalidades que trae consigo la religión cristiana. Digámosles que nos sigan, más tengamos cuidado de agregar: » Contad los gastos..
Este pasaje nos enseña, finalmente, cuan triste es la condición de los reincidentes y de los apóstatas. Esta lección íntimamente relacionada con la que le precede. La necesidad de contar los gastos se ve confirmada con el cuadro de las consecuencias que acarrea la falta de cumplimiento de ese deber. El hombre que ha hecho profesión de fe, y que después falta á sus promesas, es como la sal que ha perdido su sabor, y que, por consiguiente es inútil. «Ni para la tierra, ni aun para el muladar es buena: fuera echan.» Y, no obstante, esa sal es adecuado emblema del reincidente. Qué mucho que nuestro Señor dijera: » Quien tiene oídos para oír oiga..
La verdad que nuestro Señor presenta así es muy triste; pero es bueno que sea bien conocida, porque es muy útil.
Ninguno se encuentra en una situación tan peligrosa como el que, habiendo conocido la verdad y profesado amarla, quebranta sus votos y vuelva al mundo. No se le puede decir nada que ya no sepa. No se le puede mostrar una doctrina que ya no haya oído. No ha pecado por ignorancia: á sabiendas se ha, separado de Cristo. Ha pecado contra un Dios que le es conocido, y por consiguiente, su estado es casi irremediable. Para Dios todas las cosas son posibles, y sin embargo escrito está:» Porque es imposible que los que una vez recibieron la luz. y han caído en apostasía, sean renovados de nuevo por el arrepentimiento..
Meditemos bien estos puntos. No temamos empezar á servir á Cristo mas hagámoslo con seriedad y deliberación, y considerando bien el paso que vamos á dar. Y cuando hayamos empezado, imploremos á Dios nos dé gracia para perseverar y no dar un paso hacia atrás.

Fuente: Los Evangelios Explicados