Comentario de Lucas 16:19 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Cierto hombre era rico, se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.
16:19 Había un hombre rico, — Los fariseos se burlaban de Jesús (v. 14) porque no les gustó la enseñanza sobre la riqueza. Ahora escucharán algo muy alarmante sobre el fin de los ricos irresponsables. Obsérvese que este rico no es acusado de ningún vicio y no se acusa de haber cometido crimen para acumular su riqueza. — que se vestía de púrpura y de lino fino, — “Obtener la tintura púrpura de un molusco era un proceso muy costoso. Por tanto, no es sorprendente que una túnica de púrpura … con frecuencia fuera reservada para la realeza … Además de sus túnicas de púrpura, este hombre usaba ropas interiores de lino fino” GH.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
había un hombre rico. Luc 12:16-21; Luc 18:24, Luc 18:25; Stg 5:1-5.
se vestía. Luc 16:1; Luc 15:13; Job 21:11-15; Sal 73:3-7; Eze 16:49; Amó 6:4-6; Apo 17:4; Apo 18:7, Apo 18:16.
de púrpura. Jue 8:26; Est 8:15; Eze 16:13; Eze 27:7; Mar 15:17, Mar 15:20.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
se vestía de púrpura: La ropa púrpura era extremadamente costosa porque se utilizaba un tinte especial extraído de una especie de caracol.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
EL RICO Y LÁZARO. El rico vivió toda su vida centrado en sí mismo. Escogió mal y sufrió eternamente (vv. Luc 16:22-23), Lázaro vivió toda su vida en la pobreza, pero su corazón era recto delante de Dios. Su nombre significa «Dios es mi ayuda», y él nunca abandonó su fe en Dios. Murió y fue llevado de inmediato al paraíso con Abraham (v. Luc 16:22; véanse Luc 23:43; Hch 7:59; 2Co 5:8; Flp 1:23). El destino de ambos fue irreversible cuando murieron (vv. Luc 16:24-26).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
16:19 Había un hombre rico, — Los fariseos se burlaban de Jesús (v. 14) porque no les gustó la enseñanza sobre la riqueza. Ahora escucharán algo muy alarmante sobre el fin de los ricos irresponsables. Obsérvese que este rico no es acusado de ningún vicio y no se acusa de haber cometido crimen para acumular su riqueza.
— que se vestía de púrpura y de lino fino, – “Obtener la tintura púrpura de un molusco era un proceso muy costoso. Por tanto, no es sorprendente que una túnica de púrpura … con frecuencia fuera reservada para la realeza … Además de sus túnicas de púrpura, este hombre usaba ropas interiores de lino fino” GH.
— y hacía cada día (no de vez en cuando) banquete con esplendidez (celebrando cada día fiestas con esplendidez, LBLA). Este rico llevaba al máximo una vida lujosa. Los reyes y otros hombres eminentes y muy ricos se vestían “de púrpura y de lino fino”.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL CASTIGO DEL INSENSIBLE
Lucas 16:19-31
-Érase un rico que se vestía de púrpura y de seda y que organizaba unos banquetes impresionantes todos los días. Y érase también un pobre que se llamaba Lázaro, que estaba tirado en el suelo a la puerta del rico, con el cuerpo lleno de llagas, y tan hambriento que se hubiera conformado con que le dejaran comerse las migajas que caían al suelo de la mesa del rico; y, era tal su indefensión que hasta los perros venían a lamerle las .llagas. Cuando se murió aquel pobrecito, los mismísimos ángeles vinieron a llevarle al Seno de Abraham. En cuanto al rico, también se murió, y le enterraron. Estaba en el Infierno entre tormentos, y miró hacia arriba y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su Seno; y el rico se puso a dar voces: » ¡Padre Abraham, compadécete de mí, y manda a Lázaro que moje la puntita del dedo en agua y me refresque un poquitín la lengua, porque estoy sufriendo tormento en este fuego!» Pero Abraham le contestó: » Hijo, acuérdate de que tú recibiste todos los bienes en la vida, y Lázaro no recibió más que males. Así que ahora él recibe cosas buenas, y tú tormentos. Además, hay una gran sima infranqueable entre nosotros y vosotros que hace imposible el que se pueda pasar de aquí allí, o de allí aquí.» El rico entonces le dijo: «Entonces, por favor, Padre, mándale a la casa de mi padre donde están mis cinco hermanos, para que les advierta de la verdad y no vengan a este lugar de tormento.» Y Abraham le contestó: «i Ya tienen a Moisés y a los profetas! ¡Que les presten atención!» Y el rico siguió suplicando: «Eso no es bastante. Pero si se les aparece un muerto, se arrepentirán.» Y Abraham le contestó: «Si no hacen caso de Moisés y de los profetas, tampoco se convencerán si resucita un muerto.»
Esta parábola está tan perfectamente construida que no le sobra ni una sola frase. Vamos a fijarnos en los personajes:
(i) En primer lugar tenemos al rico, al que a veces se le llama Dives, que quiere decir «rico» en latín. Cada frase añade algún detalle al lujo en que vivía. Vestía púrpura y lino fino, que es la descripción de las ropas del sumo sacerdote, que costaban una inmensa fortuna. Celebraba banquetes suntuosos todos los días; la palabra que se usa aquí indica los manjares que harían las delicias de un gastrónomo. Y así todos los días. No cabe duda de que así quebrantaba el cuarto mandamiento, que dispone que se ha de trabajar seis días (Ex 20:9 ).
En un país y época en que la gente corriente tendría suerte si comía carne una vez a la semana después de trabajar seis días, Dives es el prototipo del indolente ricachón. Lázaro habría querido recoger las migajas que caían de la mesa de Dives; y es que en aquel tiempo no se usaban tenedores ni cuchillos ni servilletas, sino que se comía con las manos y, en las casas de los ricos, las manos se limpiaban restregándolas con pan, que caía al suelo. De eso querría hartarse Lázaro.
(ii) En segundo lugar, tenemos a Lázaro. Es curioso que es el único personaje de las parábolas que tiene un nombre, que es la forma latina de Eleazar, que quiere decir Dios es mi ayuda. Era un mendigo, y estaba cubierto de llagas ulcerosas, y en tal estado que ni siquiera se podía defender de los perros callejeros que le asediaban con sus lametones.
Esta es la escena en este mundo, que cambia bruscamente para que veamos lo que sucede en el mundo venidero: allí Lázaro está en el Cielo y Dives en el Infierno. Naturalmente, la descripción del más allá refleja las ideas de los judíos de aquel tiempo, no necesariamente las de los cristianos de ahora. ¿Cuál había sido el pecado de Dives? ¡Al fin y al cabo no había mandado que quitaran a Lázaro de su puerta! Y, al parecer, no se oponía a que se le dieran las migas del pan que se tiraba de la mesa. Tampoco le daba de patadas cuando pasaba. No era deliberadamente cruel con él. El pecado de Dives fue que no se preocupó ni lo más mínimo de Lázaro, que le consideró parte del entorno y aceptó como lo más natural que Lázaro estuviera tirado a su puerta, sufriendo la enfermedad y el hambre, mientras él se regodeaba en el lujo. Como ha dicho alguien: «No fue tanto lo que hizo, sino lo que no hizo, lo que le llevó al Infierno.» El pecado de Dives era que podía ver el sufrimiento y la necesidad del mundo a su alrededor, y no sentir que nada le tocara el corazón, ni hacer nada para remediarlo. Sufrió las consecuencias de haber sido insensible. ‘ Parece excesivamente duro que no se le concediera que se advirtiera a sus hermanos; pero es un hecho que, si uno tiene la Palabra de Dios, y ve el dolor y la necesidad y no se siente llamado a ofrecer alivio o ayuda pudiendo hacerlo, nada le hará cambiar.
Es una seria advertencia que el pecado de Dives no fuera lo que hizo mal, sino lo que no hizo. El Evangelio deja bien claro que el pecado está en ver el bien que se puede hacer, y no hacerlo (Stg 4:17 ).
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— púrpura: Ver nota a Mar 15:17.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El rico y Lázaro. La parábola da a entender que el rico de hecho no hizo nada para aliviar la absoluta miseria del mendigo o su condición degradada. Los perros de la calle eran animales impuros y por lo tanto especialmente desagradables. Debemos inferir que Lázaro (“el que Dios ayuda”) era una persona piadosa.
El mendigo encontró un lugar de honor junto a Abraham, el padre del pueblo judío, y amigo de Dios. El rico se encontró en el Hades, en tormentos y agonía. Clamó a Abraham como “padre” pidiendo misericordia pero, aunque se dirigió a él como “hijo” no le ofreció esperanza.
Hasta aquí el relato sigue las líneas tradicionales, pero entonces surge un nuevo elemento. ¿Era posible que los hermanos del hombre rico fueran advertidos antes de llegar al Hades? La respuesta que se le dio era que la enseñanza que tenían en el AT debía ser suficiente. Ni siquiera alguien que volviera de los muertos podía influir en aquellos que habían cerrado sus oídos a la voz de Dios en la Escritura. Cuando no se logra practicar el amor y la misericordia ordenadas por el AT, se entra al camino que lleva a la pérdida en la vida venidera.
El relato es una parábola y, por lo tanto, no necesariamente da una información lit. sobre las condiciones en la próxima vida. El Hades era la morada de los muertos en la creencia popular judía y no es claro si Jesús se está refiriendo al tiempo antes o después del juicio final. Pero la implicación clara es que el destino del rico estaba decidido definitivamente. Aunque el lenguaje es manifiestamente simbólico cuando habla del pobre junto a Abraham, señala los destinos verdaderos de cada uno.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
x 1004 Mat 13:34
y 1005 Mat 23:5
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
púrpura y lino fino. Ropa de púrpura era muy lujosa, hecha de lana costosa teñida con púrpura fenicia. El lino fino era un vestido interior de alto costo. Todo esto indicaba la importancia y riqueza de la persona.
Fuente: La Biblia de las Américas
Como esta es la única historia en que Jesús identifica a los personajes por nombre, algunos consideran que esta sección no es una parábola, sino una historia acerca de dos hombres conocidos por la audiencia. Pero en virtud del contexto del pasaje, parece que es mejor interpretarla como parábola.
Fuente: La Biblia de las Américas
19 super (1) Lo relatado aquí no es una parábola, porque se mencionan nombres propios tales como Abraham, Lázaro y el Hades, sino que es una historia que el Salvador usa para responder a los fariseos que amaban el dinero y que se justificaban a sí mismos (vs. 14-15); es una advertencia, pues revela que su futuro será miserable como el del hombre rico, como resultado de haber rechazado el evangelio del Salvador debido a su amor al dinero.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
un hombre rico. No se da su nombre. Dives, como se le llama a veces, es simplemente el término latino que significa «rico». La vida para él era una continua fiesta.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
La parábola que queda transcrita es, hasta cierto punto, única en su clase, pues es el solo pasaje de la Escritura, en que se nos dan á conocer las emociones que experimentan los malos después de la muerte. Por esta y otras muchas razones merece atención especial.
La primera lección que nos enseña es, que la situación temporal de un hombre no puede servirnos de índice del estado en que se encuentre para con Dios.
Nuestro Señor Jesucristo describe dos hombres, uno de los cuales era muy rico, y el otro muy pobre. El uno daba magníficos banquetes todos los días, y el otro no era más que un mendigo que no poseía bienes algunos sobre la tierra. Y, sin embargo, el pobre poseía la gracia de Dios, y el rico no. El pobre vivía por la fe y seguía las huellas de Abrahán; el rico se había entregado á la disipación y los placeres, y «estaba muerto en sus delitos y pecados..
No nos dejemos dominar jamás de esa idea que está tan en boga en nuestros días, que el mérito de un hombre depende del monto de su renta, y que la persona que posee más dinero merece mayor aprecio. La Biblia no autoriza tal concepto: bien al contrario, sus doctrinas son diametralmente opuestas á él.
«Mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles.» 1Co 1:26. «Ni se alabe el rico en sus riquezas: mas alábese en esto el que se hubiere de alabar, en entenderme y conocerme.» Jer 9:24. Que un hombre sea rico no quiere decir que haya sido justificado: que sea pobre no quiere decir que desagrade á Dios. Aquellos a quienes Dios ensalza son raras veces los ricos de este mundo. Si nosotros pesamos á los hombres en la misma balanza que Dios los pesa, tenemos que juzgar de sus méritos por sus virtudes.
La segunda lección que esta parábola nos enseña es, que la muerte es el fin de todo ser humano, cualquiera que sea la clase ó raza á que pertenezca. Tanto los sufrimientos del mendigo, como los banquetes suntuosos del rico, terminaron con la muerte. «Todo va á un lugar.» Ecc 3:20.
La muerte es un acontecimiento solemne cuya certeza nadie niega, pero del que pocos parecen cuidarse. Muchas personas comen, beben, hablan y forman planes como si fueran á vivir en este mundo para siempre. Todo cristiano verdadero debe guardarse de cometer este error. «El que desee vivir piadosamente,» dijo un celebre teólogo, «debe pensar con frecuencia en su último día.» Contra el desagrado, el descontento y la envidia del pobre; contra el orgullo, la vanidad y la arrogancia del acaudalado, uno de los mejores antídotos es pensar en la muerte.
La tercera lección que esta parábola nos enseña es, que á la hora de la muerte Dios cuida con especialidad de las almas de los creyentes. Nuestro Señor Jesucristo dice que cuando el mendigo murió » fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán..
Hay algo sumamente consolador en estas palabras. Poco ó nada sabemos de lo que experimentará el hombre después que deja de existir. Cuando se nos llegue la hora postrera, y nos hallemos en el lecho de muerte, seremos como viandantes á un mundo desconocido. En cambio, nos consolará el saber que los que expiran en brazos de Jesús no serán arrojados á las tinieblas, ni estarán sin albergue ni morada durante el tiempo que trascurra entre la muerte y la resurrección; mas encontrarán sosiego en el seno de los que hayan tenido fe como Abrahán. Nada les faltará, y lo que es todavía más, estarán «con Cristo » según dice S. Pablo.
Esta parábola nos enseña, en cuarto lugar, que hay un infierno de eterna duración. Nuestro Señor dice, en palabras inequívocas, que después de la muerte el rico estaba en el infierno y era atormentado, y describe con colores vivos cómo deseaba anhelosamente una gota de agua para refrescar su lengua, y cómo había una grande sima entre él y Abrahán, que nadie podía pasar. Hay pocos pasajes bíblicos que inspiren tanto pavor como este. Y téngase presente que, quien tales palabras pronunció, se complació en ejercer misericordia.
Que el castigo de los malvados es infalible y eterno es una verdad que tenemos que creer firmemente. Desde el día en que Satanás dijo á Eva: » No moriréis,» no han faltado hombres que hayan negado dicha verdad. Desengañémonos: hay un infierno para los réprobos así como hay un cielo para los creyentes; habrá ira para con «los que no obedecen el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.» 2Th 1:8. Huyamos de esa ira y acojámonos al gran Protector: Cristo Jesús.
Esta parábola nos enseña, en quinto lugar, que los no convertidos aprenden, cuando ya es demasiado tarde, cuánto vale el alma. Se nos dice que el rico deseaba que Lázaro fuera enviado á la casa de su padre, donde estaban sus cinco hermanos, para que no fueran estos también al lugar de tormento. En vida nada había hecho por su bien espiritual. Es bien probable que habían sido compañeros suyos en los goces mundanos, y que, como él, se habían desentendido completamente de las necesidades del alma. Pero, en muerte, reconoce la insensatez de que todos habían sido culpables, y desea que, si fuere posible, sean llamados al arrepentimiento.
La transformación intelectual que experimentarán los condenados después de la muerte, será uno do sus más terribles castigos. Ellos sabrán y entenderán muchas cosas que en vida rehusaron comprender. Descubrirán que, como Esaú, enajenaron su felicidad eterna por un plato de lentejas. Después de la muerte el escepticismo no tiene cabida.
Esta parábola nos enseña, por último, que ni aun los milagros más portentosos son parte á convencer á los que no quieren creer la palabra de Dios. El rico pensaba que si alguno de los muertos iba á ver á sus hermanos se arrepentirían. Se imaginaba que, si alguno se les apareciera del otro mundo, su corazón se ablandaría, a pesar de que habían leído en vano los libros de Moisés y de los profetas. La respuesta de Abrahán es solemne á la vez que instructiva: «Si no oyen á Moisés, y á los profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levantare de entre los muertos El principio que estas palabras entrañan es de la mayor importancia. Las Sagradas Escrituras contienen todo lo que es necesario para nuestra salvación, y un mensajero del otro mundo no podría añadirles cosa alguna. Lo que los hombres necesitan para arrepentirse no es mayores pruebas, sino mayor deseo, mayor voluntad. Los muertos, aunque se levantasen de sus sepulcros, no podrían decirnos nada más de lo que la Biblia contiene; y después que se hubiera desvanecido algún tanto la novedad de sus palabras, no nos cuidaríamos más de ellas que de las palabras de cualquier viviente. Este ansiar por algo que no se posee, al propio tiempo que se descuida lo que se tiene, es la causa de la ruina eterna de millares de almas. Fe, mera fe en las Escrituras que nos han sido dadas por Dios, es lo primero que necesitamos para la salvación.
Fuente: Los Evangelios Explicados
cierto… → Luc 20:9.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R810 Parece que ἐνεδιδύσκετο se usa como una voz media indirecta: se vestía; aunque este verbo puede estar en voz media directa con un acusativo de cosa (este verbo está en voz pasiva con un acusativo -T247). [Editor. Parece que este verbo está usado con una idea pasiva: quien se vestía de púrpura, ya que la traducción en voz media parece inconveniente con los acusativos que siguen. No es raro que el acusativo aparezca con un verbo en voz pasiva en el N.T.; comp. 1Co 12:13, 2Ts 2:15 y Heb 6:9 ].
T66 El verbo imperfecto ἐνεδιδύσκετο tenía la intención de hacer que la narrativa fuera interesante y continua (comp. Luc 2:47).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
cierto g 20.9.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
‡ La ropa de color púrpura era muy costosa.