Biblia

Comentario de Lucas 18:24 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 18:24 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Jesús, al ver que se había entristecido mucho, dijo: —¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!

18:24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! — Mar 10:23-27. Otra vez la enseñanza de Jesús contradecía el concepto popular, pues los judíos creían que la riqueza era indicación o prueba del favor de Dios. El caso del rico y Lázaro era, sin lugar a dudas, muy sorprendente también porque no fue el rico sino el pobre Lázaro quien fue llevado al seno de Abraham.

Mar 10:1-52, “24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” La expresión, “los que confían en las riquezas” no se encuentra en los manuscritos más primitivos y mejores; por eso, es omitida por Francisco Lacueva en el Nuevo Testamento Interlineal, como también por La Biblia de Las Américas y otras versiones. Varios comentaristas concuerdan que esta frase fue agregada por algún escribano. Aparte de la falta de evidencia textual, la expresión no tiene sentido, porque para “los que confían en las riquezas” no es simplemente difícil entrar en el reino, sino totalmente imposible, porque la confianza en las riquezas equivale al amor al dinero. 1Ti 6:9-10.

Es difícil que un rico entre en el reino porque tiene que humillarse como niño. También es difícil que entren en el reino los que tengan mucha educación académica (como también para los que se gloríen en su falta de educación), los que estén establecidos en su profesión (profesores, médicos, abogados), los políticos, los que estén comprometidos al calvinismo o al catolicismo u otro error religioso, y en fin todos. Es muy difícil que los que estén mal en su matrimonio (viviendo en adulterio) entren en el reino. “Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!” ¿Por qué? La respuesta se encuentra en tales textos como Mat 7:13-14; Mat 16:24; Mat 19:9; Luc 13:24; Luc 14:26-33, etc.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

que se había entristecido mucho. Mar 6:26; 2Co 7:9, 2Co 7:10

¡Cuán dificultosamente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Deu 6:10-12; Deu 8:11-17; Sal 10:3; Sal 73:5-12; Pro 11:28; Pro 18:11; Pro 30:9; Jer 2:31; Jer 5:5; Mat 19:23-25; Mar 10:23-27; 1Co 1:26, 1Co 1:27; 1Ti 6:9, 1Ti 6:10; Stg 2:5-7; Stg 5:1-6.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Cuán difícilmente … los que tienen riquezas: Jesús sabe que las riquezas se vuelven un motivo de orgullo y que dan un sentido de propiedad. Una persona rica puede pensar fácilmente que no necesita a Dios y que tiene el control de su vida o que la controla mediante las cosas. Esto quiere decir que uno se vuelve dependiente de la creación y no del Creador. Por eso Jesús señala que es difícil para el rico establecer las prioridades apropiadas hacia Dios y hacia su Reino en comparación con las cosas materiales. Esto es más trágico cuando se considera que lo primero durará para siempre, mientras que lo que fue creado pasará rápidamente (2Pe 3:10-12).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ARTÍCULO

Las riquezas y la pobreza

Luc 18:24-25 ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

Una de las declaraciones más duras del Señor es que resulta casi imposible que un rico entre en el reino de Dios. Sin embargo, no es sino una de varias declaraciones que hizo sobre las riquezas y la pobreza, con las cuales dio una perspectiva que repitieron los apóstoles en varias cartas del NT.

LAS RIQUEZAS.

(1) El punto de vista que prevalecía entre los judíos del NT era que ser rico indicaba el favor especial de Dios y que ser pobre era señal de falta de fe y desaprobación de Dios (cf. Pro 10:15, nota). Por ejemplo, los fariseos pensaban de esa manera y se burlaban de Jesús por su pobreza (Luc 16:14). Aunque ese concepto equivocado se repite en la historia de la iglesia cristiana, Cristo lo rechaza con firmeza (véanse Luc 6:20; Luc 16:13; Luc 18:24-25).

(2) La Biblia identifica el afán y la codicia de las riquezas con la idolatría, que es demoniaca (cf. 1Co 10:19-20; Col 3:5; véase el ARTÍCULO LA ESENCIA DE LA IDOLATRIA, P. 372. [1Sa 12:20-21]). Debido al poder demoniaco asociado con las posesiones, a menudo el deseo y la ambición de las riquezas esclavizan (cf. Mat 6:24).

(3) Según la perspectiva de Cristo, las riquezas son un obstáculo para la salvación y el discipulado (Mat 19:24; Mat 13:22). Dan una falsa sensación de seguridad (Luc 12:15 ss), engañan (Mat 13:22) y exigen la absoluta lealtad del corazón (Mat 6:21). Los ricos suelen vivir como si no tuvieran necesidad de Dios. Al buscar las riquezas, ahogan su vida espiritual (Luc 8:14) y caen en tentación y lazo (1Ti 6:9), por los cuales abandonan la fe salvadora (1Ti 6:10). Con demasiada frecuencia los ricos se aprovechan de los pobres (Stg 2:5-6). Así que ningún creyente debe desear el enriquecimiento (1Ti 6:9-11).

(4) La acumulación egoísta de posesiones materiales es una señal de que ya no se considera la vida desde el punto de vista de la eternidad (Col 3:1). Los avaros y egoístas ya no tienen como meta hallar satisfacción en Dios, sino más bien en sí mismos y en sus posesiones. La tragedia de la esposa de Lot, por ejemplo, fue poner todo su afecto en una ciudad terrenal y no en la celestial (Gén 19:16; Gén 19:26; Luc 17:28-33; Heb 11:8-10). En otras palabras, la ambición de riquezas trae consigo la semilla de la separación total de Dios (1Ti 6:10).

(5) Las verdaderas riquezas del creyente son la fe y el amor que se expresan en la abnegación y el seguir a Cristo (1Co 13:4-7; Flp 2:3-5). Los verdaderos ricos son los que están libres de las cosas del mundo porque confían en que Dios es su Padre que no los abandonará (2Co 9:8; Flp 4:19; Heb 13:5-6).

(6) Con respecto a la actitud correcta hacia las posesiones y el uso que se les debe dar, los justos tienen la obligación de ser fieles (Luc 16:11). Los creyentes no deben aferrarse a ellas como riqueza o seguridad personal, sino que deben despojarse de su riqueza y poner sus recursos en las manos del Señor para que se usen en su reino, para que avance la causa de Cristo en la tierra, y para que se salven y queden satisfechas las necesidades de los demás (véase el ARTÍCULO DIEZMOS Y OFRENDAS, P. 1264. [Mal 3:10]). Así que los creyentes que tienen riquezas y bienes materiales no deben considerarse ricos, sino como administradores de lo que es de Dios (Luc 12:31-48). Deben ser generosos, estar listos a compartir y abundar en buenas obras (Efe 4:28; 1Ti 6:17-19).

(7) Todo creyente debe examinar su corazón y sus deseos: ¿Soy una persona avariciosa? ¿Soy egoísta? ¿Ansió la abundancia? ¿Anhelo la honra, el prestigio y el poder que a menudo produce la riqueza?

LA POBREZA. Una de las tareas que Jesús consideró como su misión dirigida por el Espíritu fue «dar buenas nuevas a los pobres» (Luc 4:18; cf. Isa 61:1). En otras palabras, puede definirse el evangelio de Cristo como un evangelio de los pobres (Mat 5:3; Mat 11:5; Luc 7:22; Stg 2:5).

(1) Los «pobres» (gr. ptocos) son los humildes y afligidos del mundo que acuden a Dios en gran necesidad y buscan su ayuda. Al mismo tiempo son fieles a Dios y anhelan la redención de Dios para su pueblo del pecado, del sufrimiento, del hambre y del odio que hay en el mundo. No buscan la riqueza ni la satisfacción en las cosas terrenales (véanse Sal 18:27; Sal 22:26; Sal 25:9; Sal 37:11; Sal 72:2; Sal 72:12-13; Sal 74:19; Sal 147:6; Isa 11:4; Isa 29:19; Luc 6:20; Luc 16:25; Jua 14:3, nota).

(2) No hay duda de que los pobres que pertenecen a Dios recibirán liberación del sufrimiento, de la opresión, de la injusticia y de la pobreza (Luc 6:20-23; Luc 18:1-8). La ayuda debe llegarles en parte mediante ofrendas de los hijos del Señor que han sido bendecidos con bienes materiales (véase el ARTÍCULO EL CUIDADO DE LOS POBRES Y NECESITADOS, P. 1196. [Amó 5:12-14]).

(3) Dios ve a su pueblo en pobreza y afirma: «pero tú eres rico» (Apo 2:9). De ninguna manera puede considerarse a ese pueblo pobre como espiritual o moralmente inferior (véase Apo 2:9, nota).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

18:24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! – Mar 10:23-27. Otra vez la enseñanza de Jesús contradecía el concepto popular, pues los judíos creían que la riqueza era indicación o prueba del favor de Dios. El caso del rico y Lázaro era, sin lugar a dudas, muy sorprendente también porque no fue el rico sino el pobre Lázaro quien fue llevado al seno de Abraham.
Mar 10:1-52, “24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” La expresión, “los que confían en las riquezas” no se encuentra en los manuscritos más primitivos y mejores; por eso, es omitida por Francisco Lacueva en el Nuevo Testamento Interlineal, como también por La Biblia de Las Américas y otras versiones. Varios comentaristas concuerdan que esta frase fue agregada por algún escribano. Aparte de la falta de evidencia textual, la expresión no tiene sentido, porque para “los que confían en las riquezas” no es simplemente difícil entrar en el reino, sino totalmente imposible, porque la confianza en las riquezas equivale al amor al dinero. 1Ti 6:9-10.
Es difícil que un rico entre en el reino porque tiene que humillarse como niño. También es difícil que entren en el reino los que tengan mucha educación académica (como también para los que se gloríen en su falta de educación), los que estén establecidos en su profesión (profesores, médicos, abogados), los políticos, los que estén comprometidos al calvinismo o al catolicismo u otro error religioso, y en fin todos. Es muy difícil que los que estén mal en su matrimonio (viviendo en adulterio) entren en el reino. “Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!” ¿Por qué? La respuesta se encuentra en tales textos como Mat 7:13-14; Mat 16:24; Mat 19:9; Luc 13:24; Luc 14:26-33, etc.

Fuente: Notas Reeves-Partain

REFERENCIAS CRUZADAS

e 1093 Pro 11:28; Mat 19:23; 1Ti 6:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo