Comentario de Lucas 20:19 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
En aquella hora los principales sacerdotes y los escribas procuraban echarle mano, porque entendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo.
20:19 Procuraban los principales sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo. — Compárese Mat 21:41; Mat 21:45. Se condenaron a sí mismos, admitiendo que aquellos labradores (que representaban a ellos mismos) eran “malos” y que deberían ser destruidos. Esto es precisamente lo que les pasó en el año 70 d. de JC cuando los romanos sitiaron la ciudad de Jerusalén, la quemaron y destruyeron a muchos judíos. Jesús ya había explicado uno de los propósitos de las parábolas (13:13), pero aquí vemos otro propósito; es decir, al oír estas parábolas, los líderes de los judíos “entendieron que hablaba de ellos” y, desde luego, tenían razón.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
echarle mano en aquella hora. Luc 20:14; Luc 19:47, Luc 19:48; Mat 21:45, Mat 21:46; Mat 26:3, Mat 26:4; Mar 12:12.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Los líderes religiosos judíos querían eliminar a Jesús por los desafíos directos en contra de ellos. Pero, como temían a la reacción del pueblo, esperaron hasta una ocasión más favorable para deshacerse de Él.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
20:19 Procuraban los principales sacerdotes y los escribas echarle mano en aquella hora, porque comprendieron que contra ellos había dicho esta parábola; pero temieron al pueblo. – Compárese Mat 21:41; Mat 21:45. Se condenaron a sí mismos, admitiendo que aquellos labradores (que representaban a ellos mismos) eran “malos” y que deberían ser destruidos. Esto es precisamente lo que les pasó en el año 70 d. de JC cuando los romanos sitiaron la ciudad de Jerusalén, la quemaron y destruyeron a muchos judíos.
Jesús ya había explicado uno de los propósitos de las parábolas (13:13), pero aquí vemos otro propósito; es decir, al oír estas parábolas, los líderes de los judíos “entendieron que hablaba de ellos” y, desde luego, tenían razón.
Fuente: Notas Reeves-Partain
CÉSAR Y DIOS
Lucas 20:19-26
Los principales sacerdotes y los escribas se dieron cuenta de que esta parábola iba por ellos, y habrían querido echarle mano a Jesús en seguida; pero tenían miedo a la reacción del pueblo. Lo que hicieron para seguir acechándole fue enviarle espías que se fingieran sinceramente interesados en hacer las cosas como Dios manda, para pescarle en algo que dijera que les permitiera entregarle al poder y a la autoridad del gobernador romano. Con esa intención le preguntaron a Jesús:
-Maestro: sabemos que Tú dices y enseñas las cosas como son, y que no tienes favoritismos, sino que enseñas sinceramente cómo Dios quiere que vivamos. Dinos: ¿es justo que le paguemos tributo a César, o no?
Jesús se dio cuenta de sus intenciones, y les dijo:
-¿Por qué me estáis tendiendo una trampa? Enseñadme la moneda del impuesto. ¿De quién son la imagen y la inscripción?
-Del César -le contestaron; y Jesús entonces les dijo:
-¡Pues dadle al César lo que es suyo! Y a Dios, lo que es de Dios.
Así es que no pudieron pillarle en nada que le comprometiera con el pueblo, ni decir nada más después de una respuesta tan maravillosa.
Aquí los emisarios del Sanedrín pasaron al ataque. Sobornaron a unos para que fueran a hacerle una pregunta a Jesús pretendiendo que era algo que les preocupaba sinceramente. El tributo al César era un impuesto de un denario por cabeza que tenían que pagar todos los varones de 14 a 65 años y todas las mujeres de 12 a 65, simplemente por el privilegio de existir. Este tributo era una cuestión polémica entre los judíos, y ya había sido la causa de más de una rebelión. No era una mera cuestión económica, sino que se consideraba como una imposición ofensiva. Los judíos fanáticos pretendían que no tenían más rey que Dios, y por tanto era contra su religión el pagar tributo al César. Era una cuestión religiosa por la que muchos estaban dispuestos a morir. Ya se comprende que los emisarios querían poner a Jesús entre la espada y la pared. Si decía que no se debía pagar tributo al César, le denunciarían inmediatamente a Pilato, lo que conduciría a su arresto tan seguro como que el día sigue a la noche; y si decía que estaba bien que se pagara el tributo, muchos de sus presuntos seguidores, especialmente los galileos, se pondrían en contra suya.
Jesús les contestó en sus propios términos. Les pidió que le enseñaran un denario del tributo. En el mundo antiguo la señal de autoridad suprema era poder acuñar moneda; por ejemplo, los Macabeos sacaron su propia moneda en cuanto liberaron a Jerusalén de los sirios. Más aún, se reconocía universalmente que el que acuñara moneda tenía derecho a cobrar impuestos. Si un hombre tenía derecho a poner su imagen y nombre en la moneda, ipsofacto tenía derecho a imponer un tributo. Así que Jesús dijo: «Si aceptáis y usáis la moneda del César estáis obligados a aceptar su derecho a cobrar impuestos; pero dijo además- hay un área de la vida en la que la autoridad del César no tiene vigencia, porque pertenece solamente a Dios.»
Al rey, la hacienda y la vida se ha de dar; pero el honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios.
CALDERÓN DE LA BARCA
(i) Si una persona vive en un estado y goza de todos sus derechos, no puede descargarse de sus responsabilidades. Cuanto mejores cristianos seamos, mejores ciudadanos seremos. Una de las tragedias de la vida moderna es que los cristianos se resisten a asumir su parte en el gobierno de su país. Si ellos abandonan sus responsabilidades y dejan la tarea de gobernar en las manos de los políticos materialistas, no pueden luego justificar sus críticas de lo que se hace mal o no se hace.
(ii) Pero en cualquier caso, está claro que en la vida de los cristianos es Dios y no el Estado el que tiene la última palabra. Pedro y los apóstoles le dijeron al Sanedrín: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hch 5:29 ). La voz de la conciencia debe ser más clara que la de las leyes hechas por los hombres. El cristiano es al mismo tiempo servidor y conciencia del Estado. Precisamente por ser el mejor ciudadano, el cristiano se negará a hacer todo lo que no pueda hacer un ciudadano cristiano. En su vida temerá a Dios y honrará al rey (1Pe 2:17 ).
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Luc 19:47-48.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
b 1201 Mat 21:45; Mar 12:12
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
al pueblo. Véase coment. en 19:48.
Fuente: La Biblia de las Américas
R626 La preposición πρός no agrega nada al caso acusativo, y la idea es simplemente con referencia a (es decir, dirigida a; comp. BD239[6]).
R1183 El último καί de este versículo casi equivale a ἀλλά (el contexto exige el contraste).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Es decir, refiriéndose a ellos.