Comentario de Lucas 21:20 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed entonces que ha llegado su destrucción.
21:20 Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. — Al entrar los ejércitos paganos «en el lugar santo», fue una «abominación desoladora» (Mat 24:15), porque profanaron el templo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Luc 21:7; Luc 19:43; Dan 9:27; Mat 24:15; Mar 13:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Un sitio será la señal de que el fin de Jerusalén y del Templo está cerca. Los otros Evangelios sinópticos (Mat 24:15; Mar 13:14) aluden a la abominación desoladora en Dan 9:25-27; Dan 11:31. Este pasaje compara la profanación del Templo con lo que ocurrió en el año 167 a.C. cuando Antíoco Epífanes erigió un altar para Zeus en el Templo. Una profanación similar del Templo ocurrió durante la destrucción de Jerusalén, en el año 70 d.C
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
JERUSALÉN RODEADA DE EJÉRCITOS. Una vez más Jesús se refiere a los acontecimientos del año 70 d.C. (véase v. Luc 21:6, nota). Así se cumplió la profecía de Cristo de que la justicia divina vendría «sobre esta generación» (Mat 23:36; cf. Luc 23:27-30) por rechazar al Mesías y negarse a volverse de sus pecados. Cristo les advierte a sus seguidores que huyan de la ciudad tan pronto vean a los ejércitos (v. Luc 21:21).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Jerusalén rodeada de ejércitos. Vea la nota sobre Luc 19:43. Una comparación con Mat 24:15-16 y Mar 13:14 sugieren que esta señal está conectada con «la abominación desoladora» (vea las notas sobre Mat 24:15; Dan 9:27 ; Dan 11:31). Esta señal de Jerusalén bajo asedio militar pudo anticiparse en 70 d.C. pero aguarda su cumplimiento total en el futuro.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
21:20 Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. – Al entrar los ejércitos paganos «en el lugar santo», fue una «abominación desoladora» (Mat 24:15), porque profanaron el templo.
Fuente: Notas Reeves-Partain
— destrucción: A diferencia de Mt y Mc, el texto de Lc no cita expresamente el pasaje de Dan 9:27 (ver también Dan 11:31; Dan 12:11), pero alude a él empleando el mismo vocablo: destrucción, devastación.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Luc 19:43; (ver Luc 23:28-31); Jer 46:10; Ose 9:7; Sal 79:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La caída de Jerusalén (cf. Mat. 24:15-22; Mar. 13:14-20). Ahora se describen dos etapas distintas de la aproximación del fin. La primera es que Jerusalén será sitiada, despoblada y entregada al dominio de los gentiles por un período determinado. Quienes valoren sus vidas deberán huir antes que sea demasiado tarde, porque habrán llegado los tiempos del juicio de Dios sobre la ciudad. Ante el pensamiento del sufrimiento inevitable, especialmente para las mujeres, Jesús volvió a expresar su pena (13:34, 35; 19:41-44; 23:27-31).
Aunque el lenguaje describe el sitio con mucha más claridad que en la sección correspondiente de Mar., esto no quiere decir necesariamente que Lucas estaba escribiendo después del hecho. El léxico que usa es familiar en las profecías del AT, especialmente en los pasajes que anunciaban la destrucción de Jerusalén por Babilonia. Pero ya sea que Jesús haya dicho palabra por palabra lo que está en la versión de Mar. o en la de Luc. (o ambas) o que Lucas haya puesto más claridad en la expresión del significado de modo que su cumplimiento fuera más claro, es algo difícil de determinar.
Los tiempos de los gentiles es el período de la dominación gentil sobre Jerusalén. No es claro si éste es el período de la conversión de los gentiles (Rom. 11:25). Jesús no dijo nada sobre lo que ocurriría con Jerusalén al fin de este período.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
x 1258 Luc 19:43
y 1259 Dan 9:26; Mat 23:38; Mat 24:15
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
su desolación está cerca. Como en 19:43, el sitio de Jerusalén mostrará que el fin se acerca. La palabra desolación es tomada de Daniel 9:27; 11:31; 12:11 (cp. Mr 13:14: la abominación de la desolación) y se refiere principalmente a la destrucción del templo de Jerusalén (v. coment. en Mt 24:15).
Fuente: La Biblia de las Américas
20 (1) Con respecto a los vs.20-28, véanse las notas de Mat_24:15-31 .
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
El asunto de los versículos que quedan trascritos es la toma de Jerusalén por los Romanos. Propio y natural era que este grande acontecimiento que puso fin á la dispensación del Antiguo Testamento, fuera descrito por nuestro Señor mismo.
Justo era que los últimos días de esa Ciudad Santa donde la presencia de Dios se había manifestado por tantos siglos, fueran mencionados de una manera especial en la profecía más trascendental que jamás se haya dado á la iglesia.
Es de notarse, en primer lugar, cuan perfecta es la sabiduría de Cristo. Presenta un cuadro aterrador de las desgracias que venían sobre Jerusalén. Cuarenta años antes de que los ejércitos mandados por Tito sitiaran la ciudad, El hizo una relación minuciosa de los sucesos del asedio: de las angustias de mujeres débiles é indefensas, de la matanza de millares de judíos, del esparcimiento y cautividad de los habitantes, de la profanación de la ciudad por pueblos gentiles–todo lo describió nuestro Señor como si lo estuviera viendo con sus propios ojos.
La presciencia es atributo especial de Dios. El hombre no sabe por sí solo que sucederá mañana. Las siguientes palabras de Isaías son muy solemnes: «Yo soy Dios; y no hay mas Dios; y nada hay á mí semejante: que anuncio lo porvenir desde el principio; y desde antiguamente lo que aún no era hecho.» Isa 46:10.
Advirtamos, en seguida, lo que el Señor enseña en cuanto á huir en tiempo del peligro. Aludiendo á los días que precederían al sitio de Jerusalén dijo: » Entonces los que estuvieren en Judea huyan á los montes; y los que estuvieren en medio de ella, váyanse, y los que en otras regiones no entren en ella..
La lección que entrañan estas palabras es muy útil. No es ni cobardía ni bajeza procurar escapar del peligro. El cristiano ha de afrontar la muerte con valor y con resignación cuando se la envié la divina Providencia. Mas cortejar la muerte y los padecimientos, y arrojarse temerariamente al peligro, no es propio sino de fanáticos. Aquellos que hacen uso de todos los medios que Dios ha puesto á su alcance son tan solo los que pueden esperar la protección de Dios. Hay mucha diferencia entre la presunción y la fe.
En tercer lugar, debemos notar lo que nuestro Señor dice acerca de la venganza. Refiriéndose al sitio de Jerusalén dice: «Estos son días de venganza para que se cumplan -todas las cosas que están escritas..
Hay algo muy imponente en estas palabras: nos demuestran que los pecados de la nación judía habían sido registrados, desde tiempos muy atrás, en el libro de los recuerdos de Dios. Los judíos, por medio de su incredulidad y de su impenitencia, habían estado atrayéndose ira por espacio de largos siglos. Las terribles desgracias que iban á acaecer durante el sitio de Jerusalén serian solo el principio de una tempestad que se había estado preparando gradualmente desde la época de los reyes. No seria otra cosa que el golpe de una espada que, por largo tiempo, había estado suspendida sobre la cabeza de Israel.
No vayamos á suponer jamás que Dios no observa la conducta de los hombres malos y de las naciones desmoralizadas. El Eterno todo lo ve y todo lo sabe, y la hora de ajustar las cuentas se llegará pronto. En los días de Abrahán «aún no estaba cumplida la maldad de los Amorreos.» Sin embargo al fin descendió sobre ellos el castigo cuando Josué y las doce tribus de Israel se apoderaron de Canaan. Puede suceder que los impíos «crezcan como un laurel verde,» mas al fin recibirán la pena que merecen por cansa de tus pecados.
Notemos, por último, lo que el Señor dice respecto de los gentiles. He aquí sus palabras: «Y Jerusalén será hollada de los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles sean cumplidos..
En este pasaje se predijo que durante un período determinado Jerusalén seria entregada á los gentiles, y los judíos no tendrían dominio sobre ella. También se predijo que seria fijo el período de la dominación de los gentiles, y que estos durante ese tiempo, habrían de gozar ciertas prerrogativas y ocupar una posición semejante á la que ocupó Israel en tiempos antiguos. Ambos períodos son limitados. Jerusalén será restituida á sus antiguos moradores; y los gentiles, á causa de su endurecimiento y de su incredulidad, serán privados de sus prerrogativas, y recibirán el justo juicio de Dios.
Mas los tiempos de los gentiles no se han cumplido todavía. Á ellos pertenece la época que atravesamos.
¡Feliz el que no ignora estas verdades y vive en la fe en el Hijo de Dios! ¡Feliz mil veces el que esté listo para todos los acaecimientos que tendrán lugar en la tierra, y para la venida del Redentor! El reino á que pertenece es el único que no será asolado; el Rey á quien sirve es el único soberano que mantendrá su poder. Dan 2:44; Dan 7:14.