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Comentario de Lucas 2:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 2:21 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre Jesús, nombre que le fue puesto por el ángel antes que él fuese concebido en el vientre.

2:21 Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, — Lev 12:3, “al octavo día se circuncidará al niño”. Gén 17:12, “Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros”.

— le pusieron por nombre Jesús (igual a Josué) , el cual le había sido puesto por el ángel (Luc 1:31) antes que fuese concebido. — “El acto de imposición de nombre formaba parte de la ceremonia, como se muestra también en el caso de Juan el Bautista” (Luc 1:59-66) (ATR).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

los ocho días para circuncidar al niño. Luc 1:59; Gén 17:12; Lev 12:3; Mat 3:15; Gál 4:4, Gál 4:5; Flp 2:8.

llamaron su nombre JESUS. Luc 1:31; Mat 1:21, Mat 1:25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

ocho días: De acuerdo con la Ley, un niño judío debía ser circuncidado al octavo día de nacido (Gén 17:12; Lev 12:3).

 PERSPECTIVA

La paciencia de un creyente

No hay nada especial en Simeón que lo califique para tomar al niño Jesús en sus brazos y bendecirlo (Luc 2:28). Según lo que sabemos, él no era un líder religioso ni ocupaba el cargo de alguna autoridad en especial. Era simplemente «un hombre justo y piadoso» que caminaba con el Espíritu Santo (Luc 2:25-27).

Así, Simeón, cuyo nombre significa: «Dios escucha», es un ejemplo de cómo Dios honra a los que comprometen su vida en oración silenciosa y constante vigilancia. Simeón era un hombre de fe paciente, aun cuando su espera por el Mesías pudo parecer interminable. Es probable que tuviera muchas oportunidades para dudar y que muchos aspirantes a Mesías hicieran sonar falsas alarmas en la región.

Sin embargo, de alguna manera sabía que el Redentor no vendría como un gran campeón celestial envuelto en las banderas del nacionalismo, ni con una agenda política de violencia, sino como un bebé transportado en los brazos de sus padres. Su Reino sería una piedra de tropiezo para algunos y una Roca de salvación para otros, tanto judíos como gentiles. Simeón también sabía que la joven pareja que tenía enfrente sufriría por la controversia que tarde o temprano rodearía a su hijo (Luc 2:34, Luc 2:35).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ocho días. Vea la nota sobre Luc 1:59.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:21 Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, — Lev 12:3, “al octavo día se circuncidará al niño”. Gén 17:12, “Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros”.
— le pusieron por nombre Jesús (igual a Josué) , el cual le había sido puesto por el ángel (Luc 1:31) antes que fuese concebido. – “El acto de imposición de nombre formaba parte de la ceremonia, como se muestra también en el caso de Juan el Bautista” (Luc 1:59-66) (ATR).

Fuente: Notas Reeves-Partain

CUMPLIENDO LAS ANTIGUAS CEREMONIAS

Lucas 2:21-24

Cuando pasaron los ocho días que había que esperar para circuncidar al niño, le pusieron «Jesús», que era el nombre que había dicho el ángel antes de que María quedara embarazada. Y cuando se cumplieron los cuarenta días que fijaba la Ley de Moisés, trajeron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor cumpliendo lo que dispone la Ley del Señor de que todos los primogénitos pertenecen al Señor, y presentaron el sacrificio que prescribe la Ley para la purificación de la madre, que eran dos pichones o palomas.

En este pasaje vemos que se cumplieron después del nacimiento de Jesús las tres antiguas ceremonias relativas al nacimiento del primer hijo varón de una familia judía.

(i) La circuncisión. Todos los niños judíos se circuncidaban a los ocho días de nacer. Esta ceremonia era tan sagrada que se podía llevar a cabo hasta en sábado, aunque la ley prohibía que se hiciera ese día nada que no fuera absolutamente esencial. Ese día se le ponía nombre al niño.

(ii) La redención del primogénito. Según la ley Ex 13:2 ), todo primogénito varón, o macho en el caso del ganado, estaba consagrado al Señor. Esta ley puede ser el reconocimiento del poder misericordioso de Dios que es el que da la vida, o tal vez sea el equivalente de la ley de otros pueblos que sacrificaban a los hijos primogénitos a sus dioses. No cabe duda de que, si se hubiera cumplido literalmente, habría desbaratado la vida. Por eso había una ceremonia que se llamaba la Redención del Primogénito (Nm 18:16 ), y que consistía en pagar cinco siclos para, como si dijéramos, que los padres pudieran seguir teniendo a su hijo. Esa suma se tenía que hacer efectiva a los sacerdotes, y no se podía pagar antes de los treinta y un días después del nacimiento, ni diferir mucho más.

(iii) La purificación después del parto. La mujer quedaba impura cuarenta días si había tenido un hijo varón, y ochenta en el caso de una hembra. Podía vivir normalmente en su casa y hacer sus trabajos diarios, pero no podía entrar en el templo ni participar en ceremonias religiosas. Al cumplirse ese tiempo tenía que traer al templo un cordero de un año para holocausto y un pichón para expiación. Era un sacrificio bastante costoso, así es que la ley establecía que si no se podía ofrecer un cordero se podía traer otro pichón. La ofrenda de los dos pichones en vez de la del cordero y el pichón se llamaba técnicamente la ofrenda de los pobres, y esa fue la que ofreció María. De nuevo vemos aquí que Jesús nació en un hogar sencillo y humilde, y sin lujos; un hogar en el que se tenía que tener cuidado con el dinero, en el que se sabía lo difícil que es a veces ganarse la vida y esquivar sus dificultades. Cuando nos asedien las preocupaciones de la vida, acordémonos de que Jesús también las experimentó.

Estas tres ceremonias nos parecerán extrañas y antiguas; pero las tres expresaban la convicción de que un hijo es un don de Dios. Los estoicos solían decir que los niños no se les dan a los padres, sino se les prestan. De todos los dones de Dios, del que más se nos van a pedir cuentas es del de un hijo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— circuncidar: Ver vocablo circuncisión en VOCABULARIO BÍBLICO.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Luc 1:59; Gén 17:12; Lev 12:3.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Presentación de Jesús en el templo

Nuevamente en un paralelo con la historia de Juan, leemos cómo Jesús fue circuncidado, poniéndosele un nombre significativo (ver 1:31). Las profecías sobre el futuro de Juan se habían hecho en su circuncisión; en el caso de Jesús, tuvieron lugar cuando estaba en el templo. Pero antes deben mencionarse tres hechos significativos.

a) La ley judía prescribía que después del nacimiento de un hijo, su madre fuera considerada impura por siete días, después de los cuales debía permanecer en casa por otros treinta y tres días, al cabo de los cuales, el cuadragésimo, se ofrecía un sacrificio de purificación (Lev. 12:1-8). Esto podía hacerse sólo en Jerusalén y requería un viaje hasta allí (24). Aunque Lucas habla de la purificación de ellos, sólo María necesitaba ser purificada. Lucas pone a la par la purificación de la madre y la “redención” del hijo (ver más adelante). El sacrificio ofrecido era el menos costoso que se permitía a la gente pobre, lo que es una referencia deliberada a la condición “pobre” de José y María (cf. 1:46-55).

b) La ley requería que un primogénito fuera “redimido”. Todos los primogénitos eran considerados como consagrados a Dios. Esto se efectuaba sacrificando al primogénito de los animales y haciendo un pago de cinco shekels por los niños cuando tenían un mes (Exo. 13:13; Núm. 18:15, 16). La ley no requería la presencia del niño en el templo para este fin.

c) Jesús fue presentado porque al parecer María quería, en forma especial, ofrendar a su hijo para el servicio de Dios, como Ana había dado a Samuel para el servicio de Dios en el tabernáculo (1 Sam. 1:11, 21-28).

De esa forma, todos los requerimientos posibles de la ley fueron cumplidos (ver Gál. 4:4).

El relato enfoca entonces la reacción de Simeón y Ana al ver al hijo. Simeón era un israelita piadoso quien esperaba la consolación (es decir, la liberación, Isa. 40; 1; 61:2) de su pueblo y había re cibido una promesa divina de que no moriría antes de la venida del Mesías. Llegado el momento, por inspiración divina, fue al templo, tomó en brazos al niño y declaró tanto su gratitud a Dios como su disposición a morir, lo que era una señal o testimonio de que la promesa se había cumplido. Simeón vio la llegada del niño como la de un Salvador para todos los pueblos y no meramente para los judíos; es la primera mención de la redención universal prometida en el AT (p. ej. Sal. 98; Isa. 49:6). Pero Simeón dijo que la llegada del niño sería tanto para juicio como para salvación, porque revelaría cómo eran las gentes realmente en sus corazones y María misma sufriría angustias por el trato que posteriormente recibiría Jesús.

Las palabras de Simeón fueron confirmadas por la llegada de Ana, quien profetizó que Dios traería salvación al pueblo judío por medio de Jesús. Después la familia volvió a Nazaret (pero Mat. 2 narra un período pasado en Egipto al cual Lucas no hace referencia). Allí creció con la evidente bendición de Dios sobre él y comenzó a mostrar la sabiduría que se ve en la historia siguiente,

Notas. 27 Lucas se refiere a José y María como los padres de Jesús porque José adoptó a Jesús como si fuera un hijo propio y por eso era considerado su padre. 33 Puede parecer extraño que María y José se maravillaban de lo que Simeón dijo sobre el niño cuando ya conocían cuál era el destino del niño. Pero pensar de ese modo es algo arrogante. La sorpresa de los padres es psicológicamente probable: ¿Cómo Simeón, desconocido para ellos, sabía sobre Jesús? 34 No es claro si Simeón se refería a la caída de algunos y el levantamiento de otros o a la penitencia y restauración de las mismas personas. 36 Aser era una de las tribus del norte de Israel. 37 Ana tenía ochenta y cuatro años de edad, a menos que deba entenderse que había sido viuda por ese tiempo, como indican algunas traducciones. La declaración de que ella no se apartaba del templo no debe tomarse demasiado lit. (cf. 24:53). 38 Jerusalén significa lo mismo que “Israel” (cf. v. 25). Era el lugar donde tendría comienzo la liberación del pueblo de Dios (Hech. 1:8).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

NOTAS

(1) Véase Mat 1:21, n.

REFERENCIAS CRUZADAS

v 133 Gén 17:12; Lev 12:3; Gál 4:4

w 134 Gén 17:10

x 135 Mat 1:21

y 136 Luc 1:31

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

para circuncidar. De acuerdo con Lev 12:3.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

EL primer punto que llama nuestra atención en este pasaje es la obediencia que nuestro Señor, como párvulo, rindió á la ley judaica. Leemos que fue circuncidado al octavo día. Este es el primer hecho que se nos refiere en su historia.
No hay para que perder tiempo en indagar, como lo han hecho algunos, por qué nuestro Señor se sometió á la circuncisión; no implica en lo más mínimo un reconocimiento de que había en su corazón alguna tendencia á la corrupción. No fue confesión de inclinación al mal, ni de la necesidad de la gracia para refrenar las acciones del cuerpo. Todo esto debe tenerse muy presente.
Bástenos recordar que la circuncisión de nuestro Señor fue un testimonio público dado á Israel, de que, según la carne, él era judío, nacido de una Judía, y «bajo la ley.» Galat. 4:4 Sin ese rito no habría cumplido con los requisitos de la ley. Sin ese rito no habría podido ser reconocido como hijo de David, y de la simiente de Abraham. Acordémonos, además de esto, que la circuncisión era absolutamente necesaria para que nuestro Señor pudiera enseñar como maestro en Israel. Sin ella no habría podido ocupar asiento en ninguna asamblea judía, ni tenido derecho á tomar parte en ningún otro rito judío. Sin ella habría sido mirado por todos los judíos, nada menos, que como un incircunciso gentil, y un apóstata de la fe de sus padres.
Que el cumplimiento que nuestro Señor dio á un rito para él innecesario sea para nosotros una lección durante toda nuestra vida. Aunque por ello tengamos que sufrir, no aumentemos, por nuestra parte, las violaciones del Evangelio, ni estorbemos los progresos de la causa de Dios. Las palabras de S. Pablo merecen frecuente reflexión: «Por lo cual siendo libre para con todos, me he hecho siervo de todos, por ganar á más. Me he hecho para los Judíos como Judío, por ganar á los Judíos ; para los que están sujetos á la ley, como sujeto á la ley, por ganar á los que están sujetos á la ley. Me he hecho todo para todos, para que de todo punto salve á algunos.» 1Co 9:19-22. El que escribió estas palabras siguió muy estrictamente las huellas de su Maestro.
El segundo punto que reclama nuestra atención en este pasaje es el nombre que le dieron á nuestro Señor, por expreso mandato de Dios. «Llamaron su nombre Jesús, el cual fue así llamado por el ángel antes que él fuese concebido en el vientre..
La palabra Jesús significa simplemente «Salvador.» Es lo mismo que «Josué» en el Antiguo Testamento. La elección de este nombre es muy notable é instructiva. El Hijo de Dios bajó del cielo á ser no solamente el Salvador, sino también el Rey, el Legislador, el Profeta, el Sacerdote y el Juez del hombre caído. Hubiera podido elegir cualquiera de estos últimos títulos, pues todos ellos le pertenecían; más El los desdeña todos, y elige un dictado que en sí encierra misericordia, gracia, auxilio y libertad para un mundo perdido. Es principalmente como libertador y Redentor que El desea ser conocido.
Preguntémonos á menudo qué sienten nuestros corazones hacia el Hijo de Dios. ¿Es él nuestro Jesús, nuestro Salvador? He aquí el problema de nuestra salvación. No nos contentemos con conocer á Cristo como á Aquel que obró asombrosos milagros, y, habló como jamás ha hablado hombre alguno; ó como al Ser que Verdadero Dios, y un día ha de juzgar al mundo. Procuremos conocerlo experimentalmente, como al que nos ha libertado de la culpabilidad y el poder del pecado, y como al que nos ha redimido del cautiverio de Satanás. Así podremos decir: «Este es mi amigo Yo estaba muerto, y El me ha vuelto á la vida: Yo estaba prisionero y El me ha libertado.» ¡Caro es, en verdad, el nombre de Jesús para todos los verdaderos creyentes! Es «como ungüento derramado» Cant. 1:3. Restituye la paz á las conciencias intranquilas; anima á los abatidos; mitiga los dolores del enfermo; socorre y consuela en la hora de la muerte.
Torre fuerte es el nombre del Señor; á él correrá el justo y será levantado. Pro 18:10.
El último punto que llama nuestra atención en este pasaje es la condición pobre y humilde de la madre de nuestro Señor. Este es un hecho que á primera vista tal vez no se presenta con suficiente claridad según el tenor de estos versículos; más se comprenderá fácilmente si se consulta el capítulo duodécimo del Levítico. En este hallaremos, que la ofrenda que presentó María era la que se había prescrito especialmente á la clase pobre: «Si ella no pudiere traer un cordero, entonces traerá dos tórtolas, ó dos palominos.» En resumen, su ofrenda fue una declaración pública de que era pobre Lev 12:8.
Evidentemente la pobreza fue la herencia de nuestro Señor sobre la tierra, desde Su niñez. Fue criado y cuidado como cualquiera otro niño, por una mujer pobre. Pasó los primeros treinta años de Su vida bajo el techo de un hombre pobre. No tenemos por que dudar que su alimento fuese el del pobre, y que como pobre se vistiese, y que tomase parte en las labores y en las aflicciones del pobre. Tal condescendencia es verdaderamente maravillosa. Tal ejemplo de humildad supera á la comprensión humana.
Sobre hechos como estos debieran meditar la gente pobre. Así acallarían muchos sus murmuraciones y quejas, y se conformarían con su dura suerte. El mero hecho de que Jesús naciera de una mujer pobre, y de que pasara toda su vida entre gente pobre, debe imponer silencio al argumento común de que «la religión no es para el pobre.» Sobre todo, debe consolar á todo creyente pobre cuando se acerque al trono de la gracia por medio de la oración. Que recuerde en todas sus oraciones que su poderoso Mediador que reside ahora en el cielo estuvo acostumbrado á la pobreza, y conoce por experiencia propia el corazón del pobre.
¡Seria un bien para el mundo si la clase trabajadora pudiera comprender que Cristo es el amigo verdadero del pobre!

Fuente: Los Evangelios Explicados

circuncidarlo…Lev 12:3; encinta… Lit. llevará en el vientreLuc 1:31; §224.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

B400 Τοῦ περιτεμεῖν se usa en aposición con ἡμέραι, y significa: Y cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarlo (el infinitivo con artículo tiene un sentido consecutivo final -T141; tiende hacia un sentido consecutivo -BD400[2]). [Editor. El infinitivo con artículo parece que está en aposición con el sustantivo ἡμέραι; equivale a la frase similar que se usa en Luc 1:57 y Luc 2:6.]

M74 El infinitivo temporal se usa con πρό y significa: antes que fuera concebido.

BD442(7) El uso de καί para introducir una apódosis [de una cláusula condicional] se debe esencialmente al hebreo, aunque esto aparece en tiempo tan antiguo como el de Homero (καὶ ὅτε … καί): entonces.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

g Lev 12:3.

2.21 g Luc 1:31.

2.21 Lit. quedara encinta en el vientre g Luc 1:13.

Fuente: La Biblia Textual III Edición