Y ellos, al llevarle, tomaron a un tal Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
23:26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. — Mat 5:41, los romanos obligaron a los judíos a llevar cargas. Jesús ya había sufrido mucho por la experiencia en Getsemaní, por desvelar, por los procesos injustos, por el escarnecimiento, y sobre todo por el azotamiento que podía ser mortal. Todas estas experiencias habían dejado a Jesús completamente debilitado. Tal vez los romanos temían que El se desmayara y muriera y querían estar seguros que vivía para ser clavado en la cruz. Jua 19:17, “cargando su cruz”. «Aunque su espalda estaba lacerada con muchas heridas producidas por la flagelación a la que había sido sometido, lo obligaron a llevar su propia cruz» (GH), pero aquí aprendemos que Simón de Cirene la llevó también. La palabra cruz viene de stauros, un palo o estaca. De esto los «testigos contra Jehová” argumentan que no había una pieza transversal, pero Tomás dijo, «Si no viere en sus manos la señal de los clavos» (20:25), dando a entender que cada mano fue clavada a la pieza transversal, pues si las manos se hubieran clavado al palo perpendicular, sólo un clavo se habría requerido.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
tomaron a cierto Simón. Mat 27:32; Mar 15:21; Jua 19:16.
de Cirene. Hch 2:10; Hch 6:6, Hch 6:9; Hch 13:1.
para que la llevase tras Jesús. Luc 9:23; Luc 14:27.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Al parecer, Jesús no podía llevar su propia cruz. Se eligió a Simón de Cirene, un hombre de una ciudad importante de Libia, para que llevara la cruz por Él (Hch 6:9; Hch 11:20; Hch 13:1). Mar 15:20, Mar 15:21 menciona que los hijos de Simón, Rufo y Alejandro, eran creyentes conocidos por la audiencia de Marcos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Simón de Cirene. Los tres Evangelios sinópticos lo mencionan. Vea las notas sobre Mat 27:32; Mar 15:21.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
23:26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. – Mat 5:41, los romanos obligaron a los judíos a llevar cargas. Jesús ya había sufrido mucho por la experiencia en Getsemaní, por desvelar, por los procesos injustos, por el escarnecimiento, y sobre todo por el azotamiento que podía ser mortal. Todas estas experiencias habían dejado a Jesús completamente debilitado. Tal vez los romanos temían que El se desmayara y muriera y querían estar seguros que vivía para ser clavado en la cruz. Jua 19:17, “cargando su cruz”. «Aunque su espalda estaba lacerada con muchas heridas producidas por la flagelación a la que había sido sometido, lo obligaron a llevar su propia cruz» (GH), pero aquí aprendemos que Simón de Cirene la llevó también.
La palabra cruz viene de stauros, un palo o estaca. De esto los «testigos contra Jehová” argumentan que no había una pieza transversal, pero Tomás dijo, «Si no viere en sus manos la señal de los clavos» (20:25), dando a entender que cada mano fue clavada a la pieza transversal, pues si las manos se hubieran clavado al palo perpendicular, sólo un clavo se habría requerido.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL CAMINO DEL CALVARIO
Lucas 23:26-31
Cuando iban llevando a Jesús al lugar de la ejecución requisaron a un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
Les seguía un inmenso gentío, entre el que había muchas mujeres que daban muestras de dolor hiriéndose los pechos y le lamentaban a voces. Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
– Hijas de Jerusalén, no es por Mí por quien tenéis que llorar, sino por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque se acercan días cuando se dirá: «Afortunadas las que no tuvieron hijos, los vientres que no parieron y los pechos que no criaron.» Entonces se pondrán a decirles a los montes: «¡Caednos encima!», y a las colinas: «¡Tragadnos!»; porque si esto es lo que hacen con el árbol verde, ¿qué no le harán al seco?
‘ Siempre que se condenaba a un criminal a la cruz, se le sacaba de la sala del juicio entre cuatro soldados Romanos. Luego le ponían el travesaño de la cruz en los hombros, y le conducían al lugar de la ejecución por el camino más largo posible, con otro soldado por delante que llevaba un cartel donde sé había escrito el delito, para que escarmentaran los que pudieran pensar en hacer algo parecido. Eso es lo que hicieron con Jesús.
Al principio, Jesús iba llevando la cruz (Jn 19:17 ); pero se ve que, con lo que ya había sufrido, le faltaron las fuerzas y no podía seguir adelante. Palestina era un país ocupado, y los soldados Romanos podían requisar a cualquier ciudadano para cualquier servicio. Bastaba con un golpecito con lo plano de la espada. Cuando Jesús se hundió bajo el peso de la cruz, el centurión romano a cargo miró a su alrededor, y se fijó en Simón, natural de Cirene, la actual Trípoli, que parecía suficientemente robusto. Probablemente era un judío que se había pasado la vida ahorrando para poder comer algún día la Pascua en Jerusalén; pero también es posible que fuera un residente al que llamaban por su lugar de origen como era frecuente entre los judíos. El golpecito con lo plano de la espada fue la señal, y se encontró, quieras que no, cargando con la cruz de un criminal.
Trata de imaginarte los sentimientos de Simón. Como vimos, probablemente había venido a Jerusalén para hacer realidad el sueño de toda su vida, y se encontró dando vueltas cargado con una cruz camino del Calvario. Estaría lleno de amargura contra los dominadores Romanos, y tal vez también contra el criminal que le había involucrado en su delito. Pero, si leemos entre líneas, vemos que su intervención no acabó allí. Gabriel Miró vio en él una de las Figuras de la Pasión del Señor que le habían fascinado desde que su madre le contaba la historia. Marcos nos dice que Simón era el padre de Alejandro y de Rufo Mr 15:21 ). Eso no puede querer decir más que los hijos de Simón Cireneo eran conocidos en la comunidad a la que Marcos dedicó su evangelio, que se cree que era la iglesia de Roma. Si leemos la carta del apóstol Pablo a esa iglesia, encontramos al final entre los saludos: » Recuerdos a ese noble cristiano que es Rufo, y a su madre, que me trató como a un hijo» Rm 16:13 ). Así es que en la iglesia de Roma había un tal Rufo, un cristiano tan notable que podía considerarse como uno de los escogidos de Dios, que tenía una madre a la que Pablo quería tanto como para llamarla su madre en la fe. Es posible que este Rufo fuera el hijo, y su madre la mujer de Simón Cireneo.
Es posible que, mirando a Jesús, la amargura de Simón dejó paso a la admiración y finalmente a la fe, y fue uno de los primeros cristianos, y su familia una de las más conocidas y queridas de la iglesia de Roma. Puede ser que aquel Simón de Trípoli pensara que iba a realizar la ambición de su vida celebrando la Pascua por fin en Jerusalén; que se encontró llevando a la fuerza la cruz de un criminal; que, mirando a Jesús y tal vez oyendo una de sus últimas palabras, su amargura dejó paso a la admiración y a la fe; y que, en aquella situación que parecía que sólo le reportaría vergüenza, encontró a su Salvador.
Detrás de Jesús iba un grupo de mujeres llorando por Él. Jesús se volvió y les dijo que no lloraran por Él, sino por sí mismas. Se les estaban echando encima días terribles. Para los judíos, un matrimonio sin hijos era la mayor desgracia; era una de las razones por las que se podía conceder el divorcio. Pero llegaría el día en que se consideraría afortunada a la estéril. Una vez más, Jesús está contemplando proféticamente la destrucción de la ciudad que tantas veces antes y ahora otra vez había rechazado la invitación de Dios. El versículo 31 es un refrán que se podía usar con diferentes sentidos. Aquí quiere decir que si esto se le hacía a un inocente, ¿qué se haría con los culpables algún día?
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— natural de Cirene: Ver nota a Mat 27:32.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
(Ver Luc 9:23; Luc 14:27).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Crucifixión de Jesús (ver Mat. 27:32-56; Mar. 15:21-41; Juan 19:17-30)
Generalmente el condenado mismo llevaba el madero horizontal desde el calabozo hasta el lugar de ejecución (cf. Juan 19:17). Tras Jesús (26) puede ser un eco deliberado de 9:23; 14:27. Siempre había una multitud contemplando las ejecuciones por curiosidad o compasión. Entre ella, las mujeres lloraban por Jesús, pero él más bien lloró de piedad por Jerusalén y su pueblo. Que lloraran por ellas mismas, porque llegaría un día cuando lamentarían haber tenido hijos que deberían soportar grandes sufrimientos, y desearían alguna catástrofe natural que pusiera fin a sus padecimientos (cf. Ose. 10:8; Apoc. 6:16). Porque si aquélla era la forma en que los romanos trataban a un inocente como Jesús, cuánto peor sería el destino de una Jerusalén culpable.
Después de haber sido crucificado entre dos ladrones (cf. Isa. 53:9, 12), las primeras palabras de Jesús desde la cruz registradas en este Evangelio fueron una oración de perdón para quienes le ejecutaban. La división entre ellos de las ropas de la persona muerta era una costumbre admitida; debe haber sido registrada especialmente porque los cristianos veían una correlación con el Sal. 22:18. Entre tanto, los gobernantes se burlaban de Jesús con una ironía inconsciente; el lector cristiano sabe que de hecho fue su muerte lo que mostró que Jesús era el Cristo y el Salvador. Los soldados también se unieron en la mofa, usando las palabras del titulus, o placa de acusación, clavada en la cruz. Inclusive uno de los malhechores repitió lo mismo. Sólo Luc. nos dice cómo el otro malhechor, quizá después de insultar a Jesús inicialmente, expresó una confesión de su propio pecado y de la inocencia de Jesús. Su fe de último minuto fue aceptada y recibió la promesa de un lugar en el paraíso con los justos en vez de ir al Seol con los condenados.
Desde mediodía (la hora sexta, v. 44, de acuerdo con los cálculos romanos y judíos) hubo tinieblas por tres horas. La palabra gr. usada aquí no significa un eclipse del sol, y de hecho no puede ser así, ya que la Pascua caía en tiempo de luna llena y los eclipses sólo ocurren en luna nueva. La causa de la oscuridad fue quizá un viento cargado de polvo, conocido como siroco, que puede haber sido lo suficientemente fuerte como para partir el velo del tem plo. Esto parece haber tenido un significado simbólico, pero los evangelistas no lo dicen. Puede haber sido una profecía de la destrucción próxima del templo o una indicación de que el camino a la presencia de Dios ahora estaba abierto a todos (Heb. 9:8-14; 10:19, 20).
En la hora novena (las 3:00 de la tarde), Jesús se entregó en las manos de Dios con las palabras del Sal. 31:5. La forma en que murió llevó al centurión a alabar a Dios. Sus palabras reflejan su creencia de que Jesús era inocente, y quizá sugieren que él estaba sobrellevando el destino frecuente de gente justa, es decir sufrimiento no merecido (cf. Sabiduría 2:12-20). Pero, ¿por qué alabó a Dios? ¿Era porque Dios había sostenido a Jesús para que muriera noblemente después de haber vivido así? El comentario final enfatiza que los amigos de Jesús vieron que realmente murió.
Notas. 33 Al lugar que se llama de la Calavera (en arameo Gólgota), quizá estaba cerca de la Iglesia del Santo Sepulcro al norte de la ciudad. La coli na en forma de calavera conocida como “Calvario de Gordon” no tiene una evidencia real en su favor. 34a Este versículo se omite en un número significativo de antiguos mss., pero debe ser mantenido como una parte genuina de lo que Lucas escribió (cf. Hech. 7:60), o como una confiable tradición que se introdujo en algunos mss. Debe haber sido omitido por escribas que sentían que la oración no era imaginable o que no fue contestada. 36 Esta acción parece ser distinta del tipo de acto bondadoso de Mar. 15:36. El vino era una bebida barata usada por los soldados. 39, 40 Como en otras partes, aquí Luc. tuvo acceso a tradiciones que no se encuentran en Mar. No es necesario suponer que las palabras del criminal fuesen sarcásticas, menos aun que todo el episodio sea una leyenda. 42 Cuando vengas en tu reino significa “cuando vuelvas como rey”. 43 El paraíso es el lugar de descanso de los redimidos antes del juicio final y está abierto a todos los que confían en Jesús. 47 En lugar de justo Mar. dice “el Hijo de Dios”. La paráfrasis de Lucas puede deberse a un deseo de evitar la impresión de que el centurión pensaba en términos paganos como algún tipo de semidiós.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
a 1419 Mar 15:21; Jua 19:17
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Simón de Cirene. Véanse coment. en Mt 27:32.
Fuente: La Biblia de las Américas
26 super (1) Véase la nota 32 super (1) de Mt 27.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
de Cirene. Véase nota en Mat 27:32.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Notemos, en primer lugar, la admonición profética que pronunció nuestro Señor. Según se refiere en el pasaje que queda trascrito, El dijo á las mujeres que le seguían cuando marchaba hacia el Calvario: «Hijas de Jerusalén, no me lloréis á mí; mas lloraos á vosotras mismas, y á vuestros hijos. Porque, he aquí, que vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no parieron, y los pechos que no criaron..
Á los oídos de los mujeres de Judá estas palabras debieron de haber llegado con un sonido lúgubre. Para ellas era hasta deshonroso no tener hijos; por lo tanto, la idea de que llegara día en que la esterilidad fuera una bendición, debía de parecerles extraña y terrible. Y sin embargo, en el transcurso de cincuenta años, esa predicción fue cumplida literalmente.
Á consecuencia del sitio que el ejército romano, bajo las órdenes de Tito, puso á Jerusalén, los habitantes de la ciudad sufrieron horriblemente de hambre y de peste. Se cuenta que hubo mujeres que á falta de otro alimento, se comieron á sus propios hijos. Sobre nadie descendió con tanta severidad el juicio enviado á la nación judía como sobre las esposas, las madres y los niños pequeños.
No vayamos á suponer que Jesucristo no ofrece al hombre más que misericordia, amor y perdón. Sin duda que él es sobre manera misericordioso. La Escritura dice: «El es amador de la misericordia.» Más no hay que olvidar que es justo además de misericordioso. En el Evangelio ha sido revelada la ira para los que permanecen en la maldad. La misma nube que alumbraba á Israel era oscura para los Egipcios: el mismo Salvador que invita á los agobiados y afligidos á que vengan á él, declara explícitamente que á menos que el hombre se arrepienta perecerá, y que el que no cree será condenado. Luk 13:3; Mar 16:16. En mundo incrédulo verá, como vio Jerusalén, que Dios tiene en su poder el juicio, así como también la misericordia.
Notemos, en seguida, las tiernas palabras de intercesión que pronunció nuestro Señor. Cuéntasenos que, cuando lo hubieron crucificado sus primeras palabras fueron: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.» Ni aun sus propios padecimientos corporales pudieron hacerle olvidar á los demás. La primera de las siete palabras que dijo en la cruz fue una plegaria por el alma de sus verdugos. Ya había dado á conocer sus funciones proféticas por medio de una notable predicción. Iba más tarde á dar á conocer sus funciones como rey abriendo las puertas del paraíso á un ladrón arrepentido.
Y en el momento de que tratamos desempeñó sus funciones sacerdotales intercediendo por los que lo crucificaron.
«Padre,» dijo, «perdónalos..
No percibiremos todos los frutos de esta plegaria hasta e día en que se abran los libros y se revelen los secretos de todos los corazones. ¿Quién puede decir cuántas de las conversiones que tuvieron lugar en Jerusalén, durante los seis meses que se siguieron á la crucifixión, fueron en contestación á ella? Quizá esa plegaria fue una de las causas que produjeron el arrepentimiento del ladrón. Quizás conmovió al centurión que declaró que Jesús era hombre justo, y á los que volvieron dándose golpes de pecho Quizá los tres mil que se convirtieron el día de Pentecostés y que tal vez habían tomado parte activa en la conspiración urdida contra nuestro Señor, debieron su conversión á esta misma oración. El último día se sabrá: no hay nada secreto que no haya de ser revelado entonces. Lo que sí sabemos con seguridad al presente es que el Padre oye siempre al Hijo. No hay duda, pues, de que la oración fuese oída.
En esa súplica se percibe una prueba más del infinito amor que Cristo tiene á los pecadores. Por malvados que estos sean, siempre se apiada de ellos. él lloró por la desleal Jerusalén; él oyó la suplica del ladrón moribundo; él se detuvo debajo del árbol para llamar al publicano Zaqueo; él descendió del cielo para ablandar el coraron de Saulo, el perseguidor, y aun en la cruz oró por sus asesinos. Un amor semejante sobrepuja todo entendimiento. Ni aun los más viles pecadores deben abstenerse de acudir á él por temor de no ser recibidos.
Finalmente, esta intercesión nos presenta un ejemplo notable de los sentimientos que deben animar á todos los discípulos de Jesucristo Á semejanza de él, volvamos bien por mal, bendiciones por maldiciones. Á semejanza de él oremos por los que nos persiguen y calumnian. Acaso á nuestro orgullo repugne semejante idea; acaso el mundo califique nuestra conducta de baja y de mezquina; mas no por eso nos avergoncemos de imitar á nuestro divino Maestro. El hombre que ora por sus enemigos manifiesta que posee el espíritu de Jesucristo, y por lo tanto, será galardonado.
Fuente: Los Evangelios Explicados
llevaban… Lit. llevaron.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit. llevaron.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
‡ Implícito.