Biblia

Comentario de Lucas 2:41 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 2:41 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Iban sus padres todos los años a Jerusalén, para la fiesta de la Pascua.

2:41 Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua; — La palabra pascua significa “pasar por encima”. Éxo 12:1-27; Deu 16:1-8 explican esta fiesta. La Pascua conmemoraba la misericordia de Dios en no matar a los primogénitos de los israelitas cuando castigó a los egipcios con esta décima plaga. La ley (Éxo 23:14-17; Éxo 34:23; Deu 16:16) requería que todo varón asistiera a tres fiestas solemnes en Jerusalén cada año: (1) la Pascua; (2) la fiesta de Pentecostés, cincuenta días después de la Pascua, que conmemoraba la entrega de la ley, y (3) la fiesta de Cabañas a fines de nuestro septiembre, que conmemoraba el cuidado del pueblo durante sus cuarenta años en el desierto y se celebraba como acción de gracias por los favores de Dios durante el año. Como vemos aquí, mujeres piadosas asistían también.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Año 8 d.C.

Iban sus padres todos los años a Jerusalén. Éxo 23:14-17; Éxo 34:23; Deu 12:5-7, Deu 12:11, Deu 12:18; Deu 16:1-8, Deu 16:16; 1Sa 1:3, 1Sa 1:21.

la fiesta de la Pascua. Éxo 12:14; Lev 23:5; Núm 28:16; Jua 2:13; Jua 6:4; Jua 11:55; Jua 13:1.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El peregrinaje anual a Jerusalén era una costumbre para muchos de los que vivían fuera de la ciudad. La ley ordenaba tres peregrinajes para los hombres todos los años: durante la Pascua, el Pentecostés y la Fiesta de los Tabernáculos (Éxo 23:14-17; Deu 16:16). En el primer siglo, la mayoría de los hombres judíos hacían peregrinajes anuales a Jerusalén debido a la distancia que debían viajar por la dispersión de los israelitas en el Asia menor.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

fiesta de la pascua. Vea la nota sobre Éxo 23:14-19. La Pascua era una fiesta de un solo día a la que seguía de inmediato la fiesta del pan sin levadura que duraba una semana (vea la nota sobre Mat 26:17).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:41 Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua; — La palabra pascua significa “pasar por encima”. Éxo 12:1-27; Deu 16:1-8 explican esta fiesta. La Pascua conmemoraba la misericordia de Dios en no matar a los primogénitos de los israelitas cuando castigó a los egipcios con esta décima plaga. La ley (Éxo 23:14-17; Éxo 34:23; Deu 16:16) requería que todo varón asistiera a tres fiestas solemnes en Jerusalén cada año: (1) la Pascua; (2) la fiesta de Pentecostés, cincuenta días después de la Pascua, que conmemoraba la entrega de la ley, y (3) la fiesta de Cabañas a fines de nuestro septiembre, que conmemoraba el cuidado del pueblo durante sus cuarenta años en el desierto y se celebraba como acción de gracias por los favores de Dios durante el año. Como vemos aquí, mujeres piadosas asistían también.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA AURORA DE LA CONCIENCIA

Lucas 2:41-52

Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús tenía doce años, fueron como de costumbre, y se quedaron hasta el fin de la fiesta. Cuando emprendieron el viaje de regreso, Jesús se les quedó en Jerusalén sin que se dieran cuenta. Creían que él iría en la caravana, y al final del primer día de viaje se pusieron a buscarle entre los parientes y amigos; pero, como no le encontraron, se volvieron otra vez a Jerusalén buscándole por todas partes. Pasaron tres días hasta que por fin le encontraron en los recintos del templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que estaban escuchando se admiraban de su inteligencia y de sus contestaciones.
Sus padres se sorprendieron mucho de encontrarle allí.
-¿Por qué nos has hecho esto, hijo mío? -le dijo María-. Tu padre y yo hemos estado muy preocupados, buscándote por todas partes.:
-¿Por qué tuvisteis que buscarme? -contestó Jesús-. ¿Es que no sabíais que estaría en la casa de mi Padre?

Ellos no entendieron lo que les decía.

Jesús volvió con ellos a Nazaret, y los obedecía en todo. Su madre atesoraba todo esto en la memoria, y no dejaba de pensar en ello.
Jesús fue haciéndose mayor en carácter y en estatura, y se ganaba el aprecio de Dios y de los hombres.

Este es un pasaje muy importante de los evangelios. La ley establecía que todo judío adulto que viviera a no más de veinticinco kilómetros de Jerusalén tenía que asistir a la Pascua. De hecho, todos los judíos que vivían más lejos querían ir a la fiesta por lo menos una vez en la vida.
Un joven judío alcanzaba la mayoría de edad a los doce años. Entonces llegaba a ser hijo de la ley, y tenía que cumplir todas las obligaciones que imponía la ley. Es posible que Jesús fuera entonces a Jerusalén por primera vez. Podemos figurarnos la impresión que le harían la santa ciudad, el templo y todas las ceremonias sagradas.

Cuando sus padres iniciaron la vuelta, Jesús se quedó atrás. No fue por descuido por lo que no le echaron de menos. Lo corriente era que las mujeres de la caravana se pusieran en camino bastante antes que los hombres, porque iban más despacio. Los hombres salían después, y las alcanzaban donde habían decidido pasar la noche. Esta era probablemente la primera Pascua de Jesús, y lo más probable es que José pensara que estaba con María, y viceversa, así es que no se dieron cuenta de que faltaba hasta que llegaron al campamento de la tarde.
Como no le encontraron entre los parientes y vecinos, se volvieron a Jerusalén. En el tiempo de la Pascua el sanedrín tenía costumbre de reunirse en los atrios del templo para discutir cuestiones teológicas en presencia de todos los que quisieran escuchar. Y fue allí donde encontraron a Jesús sus padres. No se trataba de un niño precoz que dejaba apabullados con su inteligencia a los más sabios. Escuchar y hacer preguntas era la manera en que los judíos expresaban la relación de los alumnos que aprendían de sus maestros. Jesús estaba escuchando las discusiones y mostrando mucho interés en conocer y comprender, como ávido estudiante.

Y ahora viene uno de los pasajes clave de la vida de Jesús. María le dijo: » Tu padre y yo hemos estado muy preocupados, buscándote por todas partes.» » ¿Por qué tuvisteis que buscarme? -contestó Jesús-. ¿Es que no sabíais que estaría en la casa de mi Padre?»

Fijémonos con cuánta cortesía, pero también con cuánta claridad Jesús toma el nombre de padre que María ha usado refiriéndose a José, y se lo aplica a Dios. En algún momento Jesús tiene que haber descubierto su relación única y exclusiva con Dios. No podía saberlo cuando era un bebé acostado en el pesebre, o en los brazos de su madre. Pero conforme avanzaban los años, Jesús pensaría; y en aquella primera Pascua, en la aurora de la mayoría de edad, manifestó que ya se había dado cuenta de que era el Hijo de Dios en un sentido único y exclusivo.

En este relato podemos ver que Jesús ya sabía quién era. Pero, fijémonos en que el descubrimiento no le hizo orgulloso, ni mirar por encima del hombro a sus humildes padres terrenales, la gentil María y el laborioso José. «Jesús volvió con ellos a Nazaret, y los obedecía en todo.» El hecho de ser el Hijo de Dios le hizo ser el hijo perfecto de sus padres humanos. El verdadero hombre de Dios no desprecia los lazos terrenales, sino que precisamente porque es un hombre de Dios cumple sus deberes humanos con una fidelidad suprema.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Éxo 12:24-27; Deu 16:1-8; Jua 2:13; Jua 2:23.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Visita de Jesús al templo durante la Pascua

La edad de doce años era la normal para instruir a un niño para que ingresara a la comunidad del judaísmo, y por lo mismo para una significativa visita a Jerusalén. La ley requería que los judíos varones cumplieran con tres fiestas anuales en Jerusalén, pero sólo la pascua era observada estrictamente. Las familias enteras iban a Jerusalén, de modo que estimativamente entre 60.000 y 100.000 vi sitantes se apretujaban en una ciudad cuya población normal quizá no sería mayor de 25.000. La gente viajaba en grandes grupos por compañerismo y seguridad en el camino, y no es sorprendente que María y José no se preocuparan indebidamente por Jesús en el primer día del viaje de regreso. Después de desandar el camino que habían recorrido para volver a Jerusalén, lo encontraron en el templo, que era el lugar cuyos patios y edificios eran usados no sólo para ofrecer sacrificios sino también para enseñanzas y debates religiosos (cf. Hech. 5:25). Su inteligente discusión con los maes tros era una indicación de la sabiduría que demostraría en el futuro. La historia no dice que Jesús estaba tratando de enseñarles, sino más bien que estaban impresionados por la gran promesa que era como alumno.

La respuesta de Jesús a sus padres efectivamente fue: “Deberíais saber dónde encontrarme, o sea en la casa de mi Padre.” (La traducción en los asuntos de mi Padre es menos adecuada.) Muestra que, desde una edad temprana, Jesús tenía conciencia de una relación íntima con su Padre de un modo que iba más allá de la conciencia religiosa de un judío devoto (cf. 10:21, 22), y que estaba poniendo esa relación en el primer lugar de su vida, aunque tenía cuidado de obedecer a sus padres. Pero el episodio les mostró que su hijo tenía un carácter y un papel que iba más allá de lo que podían entender. Su crecimiento perfecto como muchacho continuó durante la adolescencia y juventud (como Samuel, 1 Sam. 2:26 y Juan, Luc. 1:80).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

x 162 Éxo 23:14; Deu 16:16

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

fiesta de la Pascua. Véase coment. en Mt 26:2.

Fuente: La Biblia de las Américas

Estos versículos deben ser siempre muy interesantes para todo lector de la Biblia. Ellos contienen el único hecho que sabemos relativamente á los primeros treinta años de la vida de nuestro Señor Jesucristo, después de su infancia. ¡Cuántas cosas no quisiera saber el cristiano sobre los acontecimientos de esos treinta años, y la historia diaria de la casa de Nazaret! Más no tenemos razón para dudar que sea por sabios motivos que la Escritura no dice nada sobre este punto. Si nos hubiera convenido saber más, se nos habría revelado.
Primeramente notemos que este pasaje enseña una lección á todos los casados. Tenérnosla á la vista en la conducta de José y María en él descrita. Se nos dice que «iban todos los años á Jerusalén en la fiesta de la Pascua.» Honraban con regularidad los establecidos por Dios, y los honraban de consuno. La distancia de Nazaret á Jerusalén era grande. El viaje, para gente pobre sin ningunos medios de trasporte, era, sin duda, molesto y fatigoso. Dejar la casa y el país por diez ó quince días no era factible con poco gasto. Más Dios había dado un precepto á Israel, y José y María lo obedecían estrictamente. Dios había establecido el estatuto para su bien espiritual, y ellos lo observaban con puntualidad; y todo cuanto hacían concerniente á la Pascua, lo hacían de común acuerdo: cuando subían á la fiesta, subían siempre juntos.
Así deben conducirse los cónyuges cristianos. Deben ayudarse mutuamente en los asuntos espirituales, y mutuamente alentarse á perseverar en el servicio de Dios. Bien que el matrimonio no es sacramento como erróneamente lo asevera la iglesia Romana. Más el matrimonio es el estado que ejerce mayor influjo en el alma de los que lo adoptan: contribuye á elevarlos ó á degradarlos; aproximarlos más al cielo ó los acerca más al infierno. Nuestra conducta depende mucho de la de las personas con quienes nos asociamos. Nuestros caracteres se amoldan insensiblemente á los de las personas con quienes vivimos. De ninguno es esto tan como de los casados. El marido y la mujer obran de continuo en mutuo provecho ó en mutuo perjuicio de sus almas.
Que mediten bien sobre estas cosas todos los que están casados o piensan casarse. Que acaten el ejemplo de José y María, y resuelvan imitarlos. Que oren juntos, lean la Biblia juntos, vayan juntos á la casa de Dios, y juntos conversen sobre materias espirituales. Sobre todo que se abstengan de poner obstáculos delante de sí, y de desalentarse en el camino que cada uno siga en asuntos religiosos. Felices los maridos que digan á sus mujeres lo que Elcana dijo á Ana: «Haz lo que bien te pareciere.» Felices las mujeres que digan á sus maridos lo que Lia y Raquel dijeron á Jacob: «Haz pues todo lo que Dios te ha dicho.» 1 Sam. 1.23; Gen. 21.16.
Observemos en segundo lugar, que este pasaje presenta un ejemplo para imitación de los jóvenes. Es este la conducta de nuestro Señor Jesucristo, cuando quedó solo en Jerusalén, á la edad de doce años. Por espacio de cuatro días estuvo lejos de María y de José. Durante tres días «le buscaron con dolor,» ignorando lo que le habría sobrevenido. ¿Quién puede concebir la ansiedad de tal madre por la pérdida de tal hijo? ¿Y dónde lo encontraron al fin? No gastando ociosamente el tiempo, ó haciendo daño, como hacen muchos muchachos de doce años; no en compañía vana é inútil: «Lo hallaron en el templo de Dios; sentado en medio » de los doctores de Judea, «oyéndoles» lo que tenían que decir, y haciéndoles preguntas sobre cosas que deseaba se le explicasen.
Así deben conducirse los niños de las familias cristianas. Deben ser juiciosos y hacerse acreedores á la confianza de sus padres, tanto en la ausencia de estos como en su presencia. Deben buscar la compañía de los sabios y prudentes, y valerse de todas las oportunidades que se les presenten para adquirir conocimientos espirituales, antes de que los cuidados de la vida los abrumen, y en tanto que sus memorias están frescas y vigorosas.
Que mediten bien estas cosas los niños cristianos, é imiten el ejemplo que les presentó Jesús, cuando tenia solo doce años. Que tengan presente, que si tienen suficiente edad para obrar mal, también la tienen para obrar bien; y que si pueden leer novelas, también pueden orar y leer sus Biblias. Que tengan presente, que, aunque sean niños, son responsables para con Dios, y que escrito está, «Y oyó Dios la voz del muchacho.» Gen. 21.17. ¡Felices, en verdad, aquellas familias en las cuales los niños «buscan á Dios desde sus primeros años,» y no hacen derramar lágrimas á sus padres! ¡Felices los que puedan decir respecto de sus niños, cuando separados de ellos: «Yo confió en que mis hijos no pecarán intencionalmente.»! Observemos, por último, que este pasaje presenta un ejemplo para imitación de todos los cristianos verdaderos. En él leemos las palabras solemnes que nuestro Señor dirigió á su madre María, cuando esta le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho así?» ¿»No sabíais?,» fue la respuesta, ¿»que en los negocios que son de mi padre, conviene estar?» No hay duda que en esta respuesta iba implícita una suave censura. Jesús quiso recordar á su madre, que él no era una persona ordinaria, y que había venido al mundo á ejecutar una obra nada común. Quiso así dar á entender á su madre que se estaba olvidando insensiblemente que él había venido al mundo de una manera extraordinaria, y que no podía esperar que él siempre viviese tranquilamente en Nazaret. Fue una admonición solemne de que, como Dios, tenia un Padre en el cielo, y que la obra de este Padre celestial exigía primeramente su atención.
Estas palabras debieran penetrar profundamente en los corazones de todos los cristianos. Así tendrían estos un signo al cual dirigir los ojos en las horas de extravío, una piedra de toque con la cual podrían examinar su conducta cada día de su vida.
Estas palabras debieran animarnos en nuestro desaliento, y contenernos cuando nos sintamos inclinados á volver al mundo. ¿Nos ocupamos de los asuntos de nuestro Padre? ¿Estamos siguiendo las huellas de Jesucristo?» Tales preguntas parecerán muchas veces humillantes, y nos harán avergonzar á nuestros propios ojos; más ellas son eminentemente provechosas para nuestras almas. Nunca se encuentra una iglesia en tan próspero estado cuando sus miembros tienen miras elevadas, y se esfuerzan ser en todo semejantes á Cristo.

Fuente: Los Evangelios Explicados

pascua…Éxo 12:1-27; Deu 16:1-8.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R523 Τῇ ἑορτῇ se usa como un dativo locativo: en la fiesta.

R884 Note el uso reiterativo del tiempo imperfecto en ἐπορεύοντο (es decir; ellos lo hacían repetidamente).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

g Éxo_12:1-27; Deu 16:1-8.

Fuente: La Biblia Textual III Edición