Biblia

Comentario de Lucas 24:44 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 24:44 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y les dijo: —Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas estas cosas que están escritas de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos.

24:44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: — Repetidas veces les decía que iba a padecer, morir y resucitar. Al decir “estando aún vosotros” indica que ahora no estará con ellos como antes. Durante más de tres años estaba con ellos físicamente, día y noche, y siempre estaría con ellos (Mat 28:20), pero no físicamente.

— que era necesario (véase el v. 26, notas) que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos (de esta manera los judíos dividían el Antiguo Testamento) . 45 Entonces les abrió el entendimiento (Hch 16:14; Efe 1:18) , para que comprendiesen las Escrituras (2Co 3:15, “hasta el día de hoy, cada vez que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones”) ; 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, (Sal 22:1-31; Isa 53:1-12) y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones (no solamente a los judíos, Hch 1:6) , — Como era necesario que Cristo muriera, resucitara y entrara en su gloria, también era necesario que este mensaje de salvación se predicara. Así es el plan de Dios. Gran parte del mundo religioso cree en “experiencias de gracia”. Creen que de alguna forma Dios toca el corazón del hombre aparte de la predicación del evangelio para regenerarlo. Esta teología falsa niega que es necesario que el mensaje de salvación se predique en todas las naciones.

Esta es la versión de Lucas de la Gran Comisión (Mat 28:19; Mar 16:15). El primer sermón fue predicado en Jerusalén el día de Pentecostés (Hch 2:1-47). Pedro explicó lo que tenían que hacer para ser salvos, Acts 2:48, y tres mil personas fueron bautizadas para el perdón de sus pecados. El v. 47 dice, “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Jesús había dicho a Pedro, “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mat 16:19). Es lo que hizo el día de Pentecostés. Todos los apóstoles ataban y desataban cuando predicaban el evangelio (Mat 18:18). 2 ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis” (Luc 11:52). Todo predicador de la Palabra debe tener mucho cuidado de cometer ese mal al usar las llaves de las Escrituras (2Ti 2:15; 2Pe 3:16).

— comenzando desde Jerusalén, — Isa 2:3, “de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.” Mat 28:16, “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado”. Aunque Jesús había predicado mucho en Galilea, la predicación de los apóstoles bajo la Gran Comisión no había de comenzar en Galilea, sino en Jerusalén, donde había sido crucificado y donde la oposición sería severa. Hch 1:8. El primer lugar donde el Señor ofrece su gracia y perdón es aquí mismo donde había exagerada maldad.

En el día de Pentecostés (Hch 2:1-47): se estableció la iglesia (el reino de Cristo), Mat 16:18-19; Hch 2:47; Col 1:13); se comenzó la última dispensación, la “perfecta ley de la libertad” (Stg 1:25), porque la ley de Moisés fue clavada en la cruz, (Col 2:14); Cristo comenzó a reinar sobre el trono de David (Hch 2:29-36), los apóstoles ocuparon sus doce tronos para juzgar las doce tribus de Israel (el Israel de Dios, la iglesia, Gál 6:16; Mat 19:28) por medio de su enseñanza inspirada por el Espíritu Santo, Hch 2:42; la predicación de los apóstoles bajo la Gran Comisión (Mat 28:19) comenzó.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Estas son las palabras. Luc 24:6, Luc 24:7; Luc 9:22; Luc 18:31-33; Mat 16:21; Mat 17:22, Mat 17:23; Mat 20:18, Mat 20:19; Mar 8:31, Mar 8:32; Mar 9:31; Mar 10:33, Mar 10:34.

estando aún con vosotros. Jua 16:4, Jua 16:5, Jua 16:16, Jua 16:17; Jua 17:11-13.

que era necesario que se cumpliese. Luc 24:26, Luc 24:27, Luc 24:46; Luc 21:22; Mat 26:54, Mat 26:56; Jua 19:24-37; Hch 3:18; Hch 13:29-31, Hch 13:33; 1Co 15:3, 1Co 15:4.

en la ley de Moisés. Gén 3:15; Gén 14:18; Gén 22:18; Gén 49:10; Lev 16:2; Núm 21:8; Núm 35:25; Deu 18:15-19; Jua 3:14; Jua 5:46; Hch 3:22-24; Hch 7:37; Heb 3:5; Heb 7:1; Heb 9:8; Heb 10:1.

y en los profetas. Luc 24:27; Isa 7:14; Isa 9:6; Isa 11:1-10; Isa 28:16; Isa 40:1-11; Isa 42:1-4; Isa 49:1-8; Isa 50:2-6; Isa 52:13-15; Isa 53:1-12; Isa 61:1-3; Jer 23:5; Jer 33:14; Eze 17:22; Eze 34:23; Dan 2:44; Dan 7:13; Dan 9:24-27; Ose 1:7-11; Ose 3:5; Joe 2:28-32; Amó 9:11; Miq 5:1-4; Hag 2:7-9; Zac 6:12; Zac 9:9; Zac 11:8-13; Zac 12:10; Zac 13:7; Zac 14:4; Mal 3:1-3; Mal 4:2-6.

y en los salmos. Sal 2:1-12; Sal 16:9-11; Sal 22:1-31; Sal 40:6-8; Sal 69:1-36; Sal 72:1-20; Sal 88:1-18; Sal 109:4-20; Sal 110:1-7; Sal 118:22; Jua 5:39; Hch 17:2, Hch 17:3; 1Pe 1:11; Apo 19:10.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El plan de Dios bosquejado en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos se cumplía en Jesús. Esta clasificación de las antiguas escrituras resume el contenido del AT. les abrió el entendimiento: La comprensión de los discípulos incluyó el ver cómo los planes de Dios, como están perfilados en las Escrituras, son perfectamente congruentes.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Es decir, todo el AT. Vea la nota sobre el v.Luc 24:27.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

24:44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: — Repetidas veces les decía que iba a padecer, morir y resucitar. Al decir “estando aún vosotros” indica que ahora no estará con ellos como antes. Durante más de tres años estaba con ellos físicamente, día y noche, y siempre estaría con ellos (Mat 28:20), pero no físicamente.
— que era necesario (véase el v. 26, notas) que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos (de esta manera los judíos dividían el Antiguo Testamento) . 45 Entonces les abrió el entendimiento (Hch 16:14; Efe 1:18) , para que comprendiesen las Escrituras (2Co 3:15, “hasta el día de hoy, cada vez que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones”) ; 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, (Sal 22:1-31; Isa 53:1-12) y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones (no solamente a los judíos, Hch 1:6) , – Como era necesario que Cristo muriera, resucitara y entrara en su gloria, también era necesario que este mensaje de salvación se predicara. Así es el plan de Dios. Gran parte del mundo religioso cree en “experiencias de gracia”. Creen que de alguna forma Dios toca el corazón del hombre aparte de la predicación del evangelio para regenerarlo. Esta teología falsa niega que es necesario que el mensaje de salvación se predique en todas las naciones.
Esta es la versión de Lucas de la Gran Comisión (Mat 28:19; Mar 16:15). El primer sermón fue predicado en Jerusalén el día de Pentecostés (Hch 2:1-47). Pedro explicó lo que tenían que hacer para ser salvos, Acts 2:48, y tres mil personas fueron bautizadas para el perdón de sus pecados. El v. 47 dice, “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Jesús había dicho a Pedro, “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mat 16:19). Es lo que hizo el día de Pentecostés. Todos los apóstoles ataban y desataban cuando predicaban el evangelio (Mat 18:18). 2 ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis” (Luc 11:52). Todo predicador de la Palabra debe tener mucho cuidado de cometer ese mal al usar las llaves de las Escrituras (2Ti 2:15; 2Pe 3:16).
— comenzando desde Jerusalén, — Isa 2:3, “de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del SEÑOR.” Mat 28:16, “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado”. Aunque Jesús había predicado mucho en Galilea, la predicación de los apóstoles bajo la Gran Comisión no había de comenzar en Galilea, sino en Jerusalén, donde había sido crucificado y donde la oposición sería severa. Hch 1:8. El primer lugar donde el Señor ofrece su gracia y perdón es aquí mismo donde había exagerada maldad.
En el día de Pentecostés (Hch 2:1-47): se estableció la iglesia (el reino de Cristo), Mat 16:18-19; Hch 2:47; Col 1:13); se comenzó la última dispensación, la “perfecta ley de la libertad” (Stg 1:25), porque la ley de Moisés fue clavada en la cruz, (Col 2:14); Cristo comenzó a reinar sobre el trono de David (Hch 2:29-36), los apóstoles ocuparon sus doce tronos para juzgar las doce tribus de Israel (el Israel de Dios, la iglesia, Gál 6:16; Mat 19:28) por medio de su enseñanza inspirada por el Espíritu Santo, Hch 2:42; la predicación de los apóstoles bajo la Gran Comisión (Mat 28:19) comenzó.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Luc 18:31; Luc 24:27; Isa 53:1-12; Hch 2:23; Hch 13:29-30; Hch 13:33-35; Hch 26:22-23.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— la ley… los profetas… los salmos: En esta ocasión, al binomio ley-profetas para designar el conjunto de las Escrituras sagradas (ver nota a Luc 16:16), añade Lc una tercera colección de libros sagrados, representada por el más significativo: el libro de los Salmos.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

k 1499 Mat 16:21; Luc 9:22; Jua 5:39

l 1500 Luc 24:27

m 1501 Sal 2:2; Sal 16:10; Sal 27:12; Sal 69:9; Sal 78:2; Sal 118:22; Sal 132:11

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

se cumpliera todo. Aunque este es el tercer pasaje en este capítulo que habla de cumplimientos proféticos (vers 6– 9, 25– 27), es la primera vez que se usa el verbo « cumplir» . Todo el A.T. contiene testimonio de la cruz y la resurrección.

Fuente: La Biblia de las Américas

44 super (1) La ley de Moisés, los profetas y el libro de los Salmos, forman las tres secciones del Antiguo Testamento, es decir, de «todas las Escrituras» (v.27). Aquí la palabra del Salvador revela que todo el Antiguo Testamento es una revelación de El, y que. El es su centro y su contenido.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Una común división judía del AT. Los profetas incluían la mayor parte de los libros históricos, y los Salmos incluían los «escritos».

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Advirtamos, primeramente, qué don otorgó nuestro Señor á sus discípulos inmediatamente antes de su partida de este mundo. Se nos dice que “les abrió el entendimiento para que entendiesen las Escrituras.”
No vayamos á dar una inteligencia errada á estas palabras. No es de suponerse que hasta entonces los discípulos no sabían nada del Antiguo Testamento, y que la Biblia es un libro que una persona de capacidad ordinaria no alcance á comprender. Lo que se nos da á entender es que Jesús reveló á sus discípulos el completo significado de pasajes que hasta entonces habían sido confusos para ellos. Sobre todo, les comunicó cuál era la verdadera interpretación de muchos pasajes profetices que se refieren al Mesías.
Todos tenemos necesidad de que se nos ilumine de igual manera. “Mas el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son insensatez; ni las puede conocer, porque son espiritualmente examinadas.” 1Co 2:14. El orgullo, la preocupación y el amor del mundo entenebrecen nuestro entendimiento, y arrojan un velo sobre muchas páginas de la Sagrada Escritura. No es sino cuando recibimos auxilio de lo alto que podemos entender con perfección.
El que desee leer la Biblia con provecho, debe, ante todo, suplicarle al Señor que le ilumine el entendimiento por medio del Espíritu Santo. Los comentarios de origen humano son útiles hasta cierto punto. Las explicaciones de hombres piadosos y eruditos no deben recibirse con desprecio. Pero no hay comentario que pueda compararse con lo que Cristo mismo enseña. Los de corazón humilde y los que hacen oraciones fervientes, perciben muchas cosas en la Biblia, que los orgullosos y jactanciosos no alcanzan á discernir.
Notemos, en segundo lugar, de qué manera tan notable aludió nuestro Señor á su propia muerte. No dijo que hubiese sido una desgracia, ó un acontecimiento que debiera deplorarse, sino una necesidad. He aquí sus palabras: “Así fue menester que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día.”
La muerte de Cristo era necesaria para que obtuviéramos la salvación. Su carne y su sangre ofrecidas en la cruz como sacrificio frieron la vida del mundo. Joh 6:51. Según lo que nos es dado á nosotros penetrar, sin esa muerte la ley de Dios habría quedado sin cumplirse, el pecado no habría sido perdonado, el hombre no habría sido nunca justificado ante Dios, y Dios no habría ejercido misericordia con el hombre. La crucifixión resolvió un problema complicadísimo, desató un nudo muy enmarañado. Fue por ella que Dios se hizo al mismo tiempo “justo y justificador de los pecadores.” Es por ella que el hombre puede allegarse á Dios sin temor, abrigando la esperanza de que aunque es culpable no será desechado. Jesucristo, habiendo sufrido como Sustituto nuestro, el Justo por los injustos, ha abierto el camino que conduce al trono del Eterno. Aunque tenemos que reconocer que, como criaturas caídas, somos culpables y merecedores de la muerte eterna, sin embargo, podemos osadamente decir que Jesús murió por nosotros, y que por amor suyo, pedimos se nos conceda vida y absolución.
Gloriémonos siempre en la cruz de Cristo. Considerémosla como la fuente de todas nuestras esperanzas y la base de nuestra paz. Los ignorantes y los incrédulos tal vez no alcanzan á percibir en los sufrimientos de Calvario otra cosa que el cruel martirio de un inocente. La fe penetra más allá, y percibe que con la muerte de Jesús se pagó á Dios una enorme deuda y se obtuvo completa salvación para los que creen.
Observemos, en tercer lugar, cuáles fueron las grandes verdades que Jesús mandó a sus discípulos que predicasen después que él partiera de este mundo. Dijo que “el arrepentimiento y la remisión de los pecados habían de ser anunciados en su nombre á todas las naciones.”
Es, pues, al arrepentimiento y á la remisión de los pecados que se debe primeramente llamar la atención de todos los hombres que habiten sobre la faz de la tierra. A todos se les debe decir que el arrepentimiento es indispensable: todos son por naturaleza extremadamente malos, y sin el arrepentimiento y la conversión no pueden entrar en el reino de Dios. Á todos se les debe recordar, con no menos empeño, que el arrepentimiento y la remisión de los pecados están ligados de una manera inseparable. No porque el arrepentimiento pueda hacernos dignos del perdón: pues este es un don gratuito que Dios otorga á todo el que cree en Jesucristo; sino porque el que permanece impenitente no puede ser perdonado.
Es menester que el que desee ser verdadero cristiano sepa por experiencia propia lo que es el arrepentimiento y la remisión le los pecados. Estas son las dos doctrinas cardinales de la religión que salva. Pertenecer á una iglesia, oír predicar el Evangelio, y participar de los sacramentos son sin duda grandes privilegios mas ¿nos hemos convertido? ¿Hemos sido justificados? Si no podemos contestar afirmativamente, somos réprobos ante Dios. Dichoso el cristiano que jamás pierde de vista estas dos doctrinas. Aquel hombre es más recto y piadoso que tiene una convicción muy íntima de culpabilidad y de haber sido aceptado por medio de Jesucristo.
Notemos, en cuarto lugar, cual era el lugar en que los discípulos habían de empezar a predicar. Habían de empezar en Jerusalén.
Este es un hecho instructivo y bien digno de atención. Por él se deja ver que á ningún se le niega la salvación, por malvado que sea; y que no hay enfermedad de gravedad tan grande que no pueda ser curada por medio del Evangelio. Jerusalén era la ciudad más impía del mundo cuando nuestro Señor ascendió á los cielos. Esa ciudad había apedreado á los profetas y dado muerte á los que Dios había enviado para que la llamaran al arrepentimiento; esa ciudad estaba llena de orgullo, incredulidad, hipocresía y obstinación; esa ciudad acababa de coronar la serie de sus crímenes crucificando al Señor de la gloria. ¡Y sin embargo, Jerusalén era el lugar en que primero se habían de proclamar el arrepentimiento y el perdón! El precepto de Cristo fue perentorio: “Comenzad en Jerusalén.”
Estas admirables palabras revelan cuan profunda y cuan extensa es la compasión del Salvador. No hay que perder las esperanzas de la salvación de persona alguna, por corrompida que sea. Señalemos la puerta del arrepentimiento aun á los más grandes pecadores. Exhortemos aun á los hombres más impíos á que se arrepientan y crean para que reciban la vida eterna.
Observemos, por último, cuáles son las funciones peculiares que se han mandado a los creyentes y especialmente á los ministros, desempeñar en este mundo. Nuestro Señor las definió en pocas y expresivas palabras. El dijo: “Vosotros sois testigos.”
Si somos verdaderos discípulos de Jesucristo, es preciso que demos un testimonio constante en presencia de un mundo malvado, es preciso que atestigüemos la verdad del Evangelio, la misericordia de nuestro Maestro, la felicidad de que gozan los que se consagran á su servicio, la excelencia de las reglas que ha prescrito para nuestra guía; y también la maldad de lo que el mundo enseña. Ese testimonio nos acarreará tal vez el disgusto de los hombres. El mundo nos aborrecerá como aborreció á nuestro Maestro, porque “damos testimonio de él, que sus obras son malas.” Acaso suceda que pocos sean los que crean ese testimonio, y que á muchos les parezca insultante en extremo; mas, en nuestra calidad do testigos, tenemos que darlo, ya sea que nos crean ó no.
¿Cuál es nuestra conducta sobre este particular? ¿Qué especie de testimonio es el que damos? ¿Qué pruebas presentamos de que somos discípulos del Redentor que fue crucificado, y que como él, no “somos del mundo?” Joh 18:7. ¿Qué indicaciones damos de que pertenecemos á Aquel que dijo: “Yo he venido al inunde para dar testimonio á la verdad?” Joh 18:37. Feliz el que pueda contestar estas preguntas satisfactoriamente.

Fuente: Los Evangelios Explicados

Lit., Estas son mis palabras que os hablé

Fuente: La Biblia de las Américas