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Comentario de Lucas 2:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 2:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Había pastores en aquella región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.

2:8 Había pastores en la misma región, que velaban (la noche consistía en cuatro velas de tres horas cada una, Luc 12:38) y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. — Se turnaban para velar los rebaños. Estos pastores estuvieron en el campo abierto, bajo las estrellas, cuidando sus ovejas; por eso, este gran evento no ocurrió el 25 de diciembre. “Desde abril hasta el otoño en septiembre, los rebaños pacían constantemente en campos abiertos, permaneciendo siempre los pastores allí. (Por esto parece evidente que es muy tarde la fecha generalmente dada para el nacimiento de nuestro Señor)” (JFB). “Es ciertamente muy difícil pensar que los pastores se expusieran a los rigores del invierno, en las altas montañas de Judea” (GRB). Compárese 1Sa 17:34. En esta misma región David había apacentado ovejas.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

había pastores en la misma región. Gén 31:39, Gén 31:40; Éxo 3:1, Éxo 3:2; 1Sa 17:34, 1Sa 17:35; Sal 78:70, Sal 78:71; Eze 34:8; Jua 10:8-12.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Se mantenían vigilias por la noche para proteger a las ovejas de ladrones y de animales salvajes.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

pastores. Belén estaba cerca de Jerusalén, y muchas de las ovejas que se utilizaban en el templo procedían de allí. Las colinas de los alrededores tenían prados abundantes y los pastores trabajaban en el área día y noche durante todo el año. Por lo tanto, no es posible sacar una conclusión definitiva sobre la época del año por el simple hecho de que los pastores vivieran en esa región.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:8 Había pastores en la misma región, que velaban (la noche consistía en cuatro velas de tres horas cada una, Luc 12:38) y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. – Se turnaban para velar los rebaños. Estos pastores estuvieron en el campo abierto, bajo las estrellas, cuidando sus ovejas; por eso, este gran evento no ocurrió el 25 de diciembre. “Desde abril hasta el otoño en septiembre, los rebaños pacían constantemente en campos abiertos, permaneciendo siempre los pastores allí. (Por esto parece evidente que es muy tarde la fecha generalmente dada para el nacimiento de nuestro Señor)” (JFB). “Es ciertamente muy difícil pensar que los pastores se expusieran a los rigores del invierno, en las altas montañas de Judea” (GRB). Compárese 1Sa 17:34. En esta misma región David había apacentado ovejas.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LOS PASTORES Y LOS ÁNGELES

Lucas 2:8-20

En aquel distrito había pastores que pasaban toda la noche cuidando de sus rebaños por los campos de alrededor. De pronto se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor. Los pastores sintieron un temor muy grande; pero el ángel les dijo:
-¡No tengáis miedo! Os traigo una noticia tan buena que os llenará de alegría a vosotros y a todo el mundo: que hoy mismo os ha nacido en el pueblo de David un Salvador que es el Mesías, el Señor. Y le reconoceréis por lo siguiente: encontraréis al bebé en pañales y acostadito en un pesebre.
De pronto apareció acompañando al ángel una gran compañía del ejército celestial, cantando alabanzas a Dios:

-¡Gloria a Dios en las alturas del Cielo,
y paz en la Tierra a la humanidad
sobre la que desciende el favor de Dios!

Cuando los ángeles se volvieron al Cielo y desaparecieron, se dijeron los pastores:
-¡Vamos a Belén a ver lo que Dios nos ha dicho que ha pasado!
Y dicho y hecho, fueron a toda prisa a Belén, y encontraron a María, a José y al bebé acostadito en el pesebre; y tan pronto como le vieron se pusieron a contarle a todos los que estaban por allí lo que los ángeles les habían dicho del bebé, y todos los escuchaban entusiasmados.
María atesoraba todo esto en su memoria, y meditaba luego lo que querría decir cada detalle. Y en cuanto a los pastores, se volvieron al campo dando gloria y gracias a Dios, porque todo lo que habían oído y visto era exactamente como Dios se lo había anunciado.

Es maravilloso que los primeros a los que Dios comunicó la buena noticia fueron unos sencillos pastores. Los más religiosos de aquellos tiempos despreciaban a los pastores porque no podían cumplir todos los detalles de la ley ceremonial; no se podían lavar las manos meticulosamente, ni observar todos los otros preceptos y reglas. Tenían que atender a las necesidades de los rebaños, así es que los religiosos los despreciaban. Fueron hombres sencillos que estaban trabajando en el campo los primeros que recibieron el mensaje de Dios.
Pero es probable que estos fueran unos pastores bastante especiales. Ya hemos visto que en el templo se ofrecía en sacrificio a Dios un cordero sin mancha ni defecto todos los días por la mañana y por la tarde. Para proveer los corderos perfectos para estos sacrificios, las autoridades del templo tenían sus rebaños particulares, y sabemos que los sacaban a pastar en los alrededores de Belén. Es probable que estos pastores se encargaran de cuidar de los rebaños de los que se escogían los sacrificios del templo. Es hermoso pensar que los pastores que cuidaban de los corderos que se sacrificaban en el templo fueron los primeros en ver al Cordero de Dios que había venido a llevar los pecados del mundo.
Ya hemos visto que cuando nacía un niño se reunían los músicos del pueblo para celebrarlo y darle la bienvenida con su sencilla música. Jesús nació en un establo de Belén, que no era donde residían sus padres, así es que no se pudo llevar a cabo la fiesta; pero es hermoso pensar que, aunque no había músicos del pueblo, los músicos del Cielo ocuparon su lugar, y los ángeles le cantaron a Jesús la bienvenida que no pudieron cantarle los hombres.
En estas lecturas nos hemos venido dando cuenta de la ruda sencillez que rodeó al nacimiento del Hijo de Dios. Tal vez habríamos esperado que, si era necesario que naciera en la Tierra, nacería en un palacio o en una mansión señorial.
Hubo una vez un monarca europeo que sorprendía y preocupaba a su guardia desapareciendo de vez en cuando para mezclarse de incógnito con la gente de su pueblo. Cuando le advirtieron que no lo hiciera por razones de seguridad, contestó:
-No puedo gobernar a mis súbditos a menos que sepa cómo viven.
Es una verdad preciosa del Evangelio que tenernos un Dios que sabe cómo vivimos, porque ha asumido nuestra vida sin reservarse ningún privilegio.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

NOTAS

(1) O: “que moraban en los campos”.

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

pastores. A estas humildes personas se les dio el honor de recibir el primer anuncio del nacimiento del Señor. Entre otras razones para este honor se pueden mencionar dos: 1) que David, de cuya descendencia nacería el Mesías, era pastor de ovejas cuando fue escogido para ser rey de Israel, y 2) que Jesús, el Buen Pastor, vino a redimir a personas de tan humilde origen (1:51– 53).

Fuente: La Biblia de las Américas

8 super (1) Sus esfuerzos al pastorear el rebaño (que proveía no sólo alimento para el hombre, sino también ofrendas para Dios), y su diligencia en guardar las vigilias de la noche, los hacían aptos para ser los primeros en recibir las buenas nuevas del maravilloso nacimiento del Salvador, anunciado por el ángel.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Leemos en estos versículos de que modo el nacimiento de Jesús fue anunciado por primera vez á los hijos de los hombres. El nacimiento del hijo de un rey es, generalmente, ocasión de festines y regocijos públicos. El anuncio del nacimiento del Príncipe de la paz hizo sigilosamente, á medianoche, y sin nada de mundana pompa ni ostentación.
Notemos á quienes se dieron por primera vez las nuevas de que Cristo había nacido. A unos «pastores que velaban (cerca de Belén,) y daban las velas de la noche sobre su ganado.» A unos pastores no á unos sacerdotes ó gobernadores; á unos pastores, no á Escribas ó Fariseos, un ángel se apareció, proclamando, «os ha nacido hoy Salvador, que es el Señor el Cristo.
Cuando leemos estas palabras debemos recordar las siguientes de Santiago» ¿No ha elegido Dios los pobres de este mundo, que sean ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido á los que le aman?» Jam 2:5. La carencia de dinero no excluye á nadie de privilegios espirituales. Á menudo las cosas del reino de Dios han ocultado á los grandes y á los nobles, y revelándose á los pobres. El trabajo de mano no pone obstáculo alguno entre El y el hombre. Moisés estaba apacentando ganado, Gideon estaba trillando trigo, Elíseo estaba arando, cuando respectivamente tuvieron el alto honor de que el Eterno mismo los llamara y les revelara de un modo directo. Rechacemos la sugestión de Satanás de que la religión no es para el hombre de trabajo. Los débiles del mundo son muchas veces llamados antes que los poderosos. Los postreros primeros á menudo serán y los primeros postreros.
Examinemos en segundo lugar el lenguaje de que hace uso el ángel para anunciar á los pastores el nacimiento de Cristo. Les dice: «Os doy nuevas de gran gozo, que será á todo el pueblo..
No tenemos por qué sorprendernos de estas palabras. La oscuridad que había cubierto la tierra por cuatro mil años iba á desaparecer, y estaba para abrirse á todo el género humano el camino del perdón y de la paz con Dios. La cabeza de Satanás iba á ser quebrantada. Iba á anunciarse libertad á los cautivos, y á darse vista á los ciegos; y pronto había de proclamarse la gran verdad de que Dios puede ser justo y al mismo tiempo y por amor de Cristo, justificador del impío. Ya no tendría por más tiempo que contentarse el creyente con columbrar la redención al través de tipos y símbolos, pues iba á verla ante si en toda su majestad. El conocimiento de Dios no seria por más tiempo propiedad exclusiva de los Judíos más iba á extenderse á todo el mundo gentil. Los días del paganismo estaban contados. La primera piedra del reino de Dios seria pronto colocada. Si esto no era «Nuevas de gran gozo» nunca hubo nuevas que mereciesen este nombre.
Notemos, en tercer lugar, quienes fueron los primeros que alabaron á Dios, cuando Cristo nació. Fueron ángeles y no hombres, ángeles que nunca habían pecado, y no tenían necesidad de Salvador ángeles que no había caído, y por tanto, no necesitaban redentor, ni sangre expiatoria. El primer himno en loor de «Dios manifiesto en la carne,» fue cantado por una multitud de ejércitos celestiales..
Notemos este hecho: está lleno de lecciones espirituales. Nos demuestra que los ángeles son siervos muy fieles. Todo cuanto hace su Señor celestial les agrada é interesa. Nos enseña cuan clara es su inteligencia. Saben cuanta miseria ha traído el pecado al mundo. Conocen la bienaventuranza del cielo, y saben que hay una puerta que á ella ofrece entrada. Estos versículos nos enseñan principalmente cuan intensos son el amor y la compasión que sienten los ángeles hacia el hombre caído. Les causa regocijo la de que muchas almas van á ser salvas, de que muchos hombres van á ser librados del fuego.
Esforcémonos en ser más semejantes á los ángeles. Nuestra ignorancia y adormecimiento espirituales se dejan ver de una manera más dolorosa en nuestra ineptitud para participar del gozo que, en este caso, vemos que ellos expresan. Si esperamos vivir por siempre ellos en el cielo, debemos participar algún tanto de sus emociones mientras estemos en la tierra. Procuremos tener una noción más íntima de la maldad y miseria del pecado, y así nos sentiremos animados de mayor gratitud por la redención.
Notemos, en cuarto lugar, el himno de alabanza que el ejército celestial cantó á oídos de los pastores. Decían: «Gloria á Dios en las alturas y en la tierra paz, y á los hombres buena voluntad..
Estas célebres palabras se interpretan de varias maneras. El hombre es por naturaleza tan torpe en asuntos espirituales, que parece no es capaz de comprender el lenguaje celestial. Sin embargo, puede sacarse de estas palabras un sentido que no solo está exento de toda objeción, sino que también está de acuerdo con la mejor teología.
¡Gloria á Dios en las alturas!» así comienza el cántico. Ahora aparece la gloria de Dios en su más alto grado con el advenimiento de su hijo Jesucristo. Por medio de su vida y muerte en la cruz enaltecerá los atributos de Dios, su justicia, su santidad, su misericordia y su sabiduría como jamás habían sido enaltecidos. La creación ensalzó á Dios, pero no tanto como la redención.
«¡Y en la tierra paz!» continúa el cántico. Ahora viene á la tierra paz de Dios que sobrepuja todo entendimiento la paz perfecta entre un Dios santo y el hombre pecador que Cristo había de comprar con su propia sangre; aquella paz que se ofrece sin restricción á todo el género humano; aquella paz que, una vez que halla sido acogida en el corazón humano hace que los individuos y los pueblos vivan en concordia; aquella paz, en fin, que ha de extenderse por todo el mundo.
«¡Y a los hombres buena voluntad!» concluye el cántico. Ha llegado el tiempo en que la bondad y buena voluntad de Dios hacia el pecador va a revelarse plenamente. En la creación se manifestó su poder; en el diluvio su justicia. Más faltaba que su misericordia se revelara plenamente en la venida y en la expiación de Jesucristo. Tal fue el tenor del cántico de los ángeles. Felices los que pueden comprender su sentido, y con sus corazones dar asentimiento á sus palabras. El que espera vivir en el cielo, debiera tener algún conocimiento práctico del lenguaje de sus habitantes.
Observemos, antes que dejemos este pasaje, la pronta obediencia que dieron los pastores al anuncio celestial. No dudan, ni preguntan, ni vacilan.
Extraordinaria é improbable como la nueva debía parecerles, obran al punto en virtud de ella: van apresuradamente á Belén; hallan todo exactamente como se les había dicho; y su fe sencilla recibe así una rica recompensa. Tuvieron la gran distinción de ser los primeros seres humanos, después de María y José, que vieran con ojos creyentes al Mesías recién nacido. Se volvieron pronto, «glorificando y alabando á Dios» por lo que habían visto.
¡Quiera Dios que nuestro espíritu sea semejante al de ellos! Que siempre creamos implícitamente, que obremos con prontitud, y que no aguardemos á nada, cuando nos está bien marcada la senda del deber. Si así lo hiciéremos obtendremos una recompensa como la de los pastores. La jornada que principia con fe, termina generalmente con alabanza.

Fuente: Los Evangelios Explicados

M17 Ἦσαν … ἀγραυλοῦντες no es una construcción perifrástica, sino que significa: había (es decir, existían) pastores, que estaban en los campos; no los pastores estaban … (primero se expresa su presencia; luego, sus actividades.)

T235 El genitivo νυκτός se refiere a tiempo: durante la noche.

BD153(3) Φυλάσσοντες φυλακάς significa: estar velando.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., a campo raso

Fuente: La Biblia de las Américas