Comentario de Lucas 4:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto,
4:1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado (puesto a prueba) por el diablo. — Desde luego, Jesús fue voluntariamente, pero no se metió deliberadamente en tentación. El diablo, llamado Satanás (el adversario), es un ser real. El existe. Es el enemigo que siembra cizaña cuando el Señor siembra simiente buena (Mat 13:28); quita la palabra de Dios del corazón del hombre para que no crea (Mat 13:19); usa lazos para atrapar a los hombres para que estén «cautivos a voluntad de él» (2Ti 2:26); es el padre de la mentira (Jua 8:44); pero puede ser resistido por el hombre (Stg 4:7-8). ¿Qué significa la palabra “tentar”? «PEIRAZO significa (1) intentar, probar, ensayar; (2) poner a prueba, en un buen sentido, dicho de Cristo y de los creyentes, Heb 2:18, donde el contexto da evidencia de que la tentación fue causa de sufrimiento para El, y sólo de sufrimiento, no una atracción hacia el pecado, de modo que los creyentes tienen la simpatía de Cristo como su Sumo Sacerdote en el sufrimiento que el pecado ocasiona a aquellos que están en el disfrute de la comunión con Dios; lo mismo es el caso con el pasaje similar en 4:15; en todas las tentaciones que Cristo soportó, no había nada dentro de El que respondiera al pecado. No había en El ninguna debilidad pecaminosa… (a) de intentos de atrapar a Cristo en Sus palabras, p.e., Mat 16:1; Mat 19:3; Mat 22:18; Mat 22:35…; Jua 8:6; (b) de tentaciones a pecar, p.e., Gál 6:1… Stg 1:13-14… de tentaciones mencionadas como procedentes del diablo, Mat 4:1… 1Co 7:5; 1Ts 3:5; (c) de tentar o retar a Dios, Hch 15:10; 1Co 10:9; Heb 3:9; al Espíritu Santo, Hch 5:9… Nota: Stg 1:13 parece contradecir otras afirmaciones de la Escritura en dos respectos, diciendo (a) que «Dios no puede ser tentado del mal» y (b) que «ni él tienta a nadie». Pero Dios tentó, o probó, a Abraham Heb 11:17, y los israelitas tentaron, o probaron, a Dios, 1Co 10:9. Sin embargo, el v. 14 clarifica que, en tanto que en estos casos la tentación o prueba vino de fuera, Santiago se refiere a la tentación o prueba que surge de dentro, de apetitos descontrolados y de pasiones malvadas, cp. Mar 7:20-23» (WEV).Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Año 27 d.C.
Y Jesús. Mat 4:1.
lleno del Espíritu Santo. Luc 4:14, Luc 4:18; Luc 3:22; Isa 11:2-4; Isa 61:1; Mat 3:16; Jua 1:32; Jua 3:34; Hch 1:2; Hch 10:38.
fue llevado por el Espíritu. Luc 2:27; 1Re 18:12; Eze 3:14; Mar 1:12; Hch 8:39.
al desierto. 1Re 19:4; Mar 1:13.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La tentación y ayuno de Jesús, Luc 4:1-13.
El comienzo de su predicación, Luc 4:14, Luc 4:15.
El pueblo de Nazaret admira sus palabras de gracia, pero siendo ofendidos, buscan matarle, Luc 4:16-32.
sana a un endemoniado, Luc 4:33-37,
a la suegra de Pedro, Luc 4:38, Luc 4:39.
y a otras varias personas enfermas, Luc 4:40.
Los demonios reconocen a Jesús, y son reprobados por eso, Luc 4:41.
Predica a través de las cuidades de Galilea, Luc 4:42-44.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El orden de las tentaciones es distinto entre Mateo y Lucas. Lucas señala la tentación sobre Jerusalén al final, probablemente porque Jerusalén es el lugar en donde Jesús tiene su confrontación decisiva con el diablo (Luc 13:32-35). En estas tentaciones, Jesús demuestra no sólo su habilidad para resistir al diablo, sino también su obediencia a Dios. Lo que Adán no pudo, Jesús lo hizo. En el desierto, en donde Israel fracasó, Jesús triunfó.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
JESÚS, LLENO DEL ESPÍRITU SANTO. El Espíritu le dio poder y guio a Jesús cuando éste se enfrentó a la tentación de Satanás (vv. Luc 4:1-2). Para comentarios sobre la importancia del Espíritu en la vida de Jesús, véase el ARTÍCULO JESÚS Y EL ESPÍRITU SANTO, P. 1412. [Luc 11:13].
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Capitulo 4.
La tentación de Cristo, 4:1-13 (Mat 4:1-11; Mar 1:12.-13). Cf. comentario a Mat 4:1-11.
1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, se volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 y tentado allí por el diablo durante cuarenta días. No comió nada en aquellos días, y pasados, tuvo hambre. 3 Díjole el diablo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús le respondió: “No sólo de pan vive el hombre.” 5 Llevándole a una altura, le mostró, en un instante, desde allí todos los reinos del mundo, 6 y le dijo el diablo: Todo este poder y su gloria te daré, pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy; 7 si, pues, te postras delante de mí, todo será tuyo. 8 Jesús, respondiendo, le dijo: Está escrito: “Al Señor tu Dios adorarás y a El sólo servirás.” 9 Le condujo después a Jerusalén y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: “A sus ángeles ha mandado sobre ti para que te guarden 11 y te tomen en sus manos para que no tropiece tu pie contra las piedras.” 12 Respondiendo, díjole Jesús: Dicho está: “No tentarás al Señor tu Dios.” 13 Acabado todo género de tentaciones, el diablo se retiró de El hasta el tiempo determinado.
El relato de Lc es igual que el de Mt. Lc invierte sólo el orden de las dos últimas tentaciones de Mt, que en éste, por ser un orden más lógico, parece ser el primitivo. Probablemente Lc invierte el orden de las dos últimas tentaciones por razón de un climax místico y de “simbolismo.” Así, en Jerusalén triunfa por primera vez sobre Satán, y en Jerusalén, en el Calvario, triunfará definitivamente sobre él. Termina su relación diciendo que el diablo se retiró de él hasta el “tiempo,” temporalmente; pero, aunque falta el artículo, quiere señalar directamente la pasión, ya que, terminadas las tentaciones, Cristo comienza su vida pública 1.
Si en las “tentaciones” se lo presenta como el Mesías auténtico, profético, el triunfo triple sobre Satán lo presenta también como el Mesías vencedor contra Satán, en su lucha contra el reino. Pues “si arrojo a los demonios con el Espíritu de Dios es que ha llegado a vosotros el reino de Dios” (cf. Mat 12:28).
“¿No será el fondo-núcleo-histórico una ida de Cristo al desierto a prepararse – oración y penitencia – como lo hizo en otros casos, varios registrados por los evangelios, para su misión pública de Salvador? Luego se lo presentaría como midrash en una Déute Vision, para hacer ver que él era el auténtico Mesías profético y no el desfigurado Mesías rabínico; el espiritual y ascético, y el vencedor de Satán en su lucha contra el reino. Así se lo presentaba ya en el pórtico de su vida pública como el Mesías auténtico. Para esta exégesis de una Deute Vision, cf. Comentario a Mat 4:1-11.
Cristo en la sinagoga de Ν azaret,Mat 4:14-30 (Mat 4:12-17; Mat 13:53-58; Mar 1:14-15; Mar 6:1-6).
14 Jesús, impulsado por el Espíritu, se volvió a Galilea. Su fama corrió por toda la región; I5 enseñaba en las sinagogas, siendo celebrado por todos. 16 Vino a Nazaret, donde se había criado, y, según costumbre, entró el día de sábado en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. 17 Le entregaron un libro del profeta Isaías, y, desenrollándolo, dio con el pasaje donde está escrito: 18 “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la recuperación de la vista; para poner en libertad a los oprimidos, 19 para anunciar un año de gracias del Señor.” 20 Y enrollando el libro, se le devolvió al servidor y se sentó. Los ojos de cuantos había en la sinagoga estaban fijos en El. 21 Comenzó a decirles: Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír. 22 Todos le aprobaban, maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? 23 El les dijo: Seguro que me diréis este proverbio: Médico, cúrate a ti mismo; todo cuanto hemos oído que has hecho en Cafarnaúm, hazlo en tu patria. 24 El les dijo: En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su tierra. 25 Pero en verdad os digo también que muchas viudas había en Israel en los días de Elias, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y sobrevino una gran hambre en toda la tierra, 26 y a ninguna de ellas fue enviado Elias sino a Sarepta de Sión, a una mujer viuda. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Elíseo, y ninguno de ellos fue limpiado, sino el sirio Naamán. 28 Al oír esto se enojaron muchisimo los que estaban presentes en la sinagoga, 29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a la cima del monte sobre el cual está edificada su ciudad, para precipitarle de allí; 30 pero El, atravesando por medio de ellos, se fue.
Lc, después de las tentaciones de Cristo en el desierto, lo presenta en Galilea. Pero ya Cristo ha recorrido y evangelizado bastante, pues su fama se había difundido. En esa pincelada general destaca, como empalme de la narración siguiente, que “enseñaba en las sinagogas.”
El pasaje que se narra a continuación presenta un problema de cronología y de contenido, por referencia a las narraciones que se hacen de la predicación de Cristo en Nazaret. La segunda parte de Lc (v.22-24) viene a coincidir con los relatos de Mt-Mc.
Pero éstos ponen este episodio más tardíamente. Lc se diría que lo adelanta en la perspectiva literaria de su evangelio.
Lo que se nota entre la primera y segunda parte del relato de Lc es una oposición psicológica: en la primera lo aplauden y en la segunda lo quieren despeñar. Esto hace ver, junto con la ausencia de su primera parte en Mt-Mc, que no pudo pasar esto en un mismo momento. Por eso, la solución que admiten muchos autores es que Lc sitúa, acaso cronológicamente, una estancia de Cristo en Nazaret, posiblemente en la primicia de su venida, ya acreditado como taumaturgo, y donde tiene una acogida favorable. Y en otra segunda venida, acaso por celos de sus manifestaciones taumatúrgicas y ser discutido, y por el hecho mismo de ser de Nazaret, surgió el menosprecio y hasta la hostilidad contra El. Lc, por razón de su procedimiento de “eliminación,” no hace más que unir en una varias visitas de Jesús a Nazaret, para prescindir de presentarlo otra vez, retocando, para unirlas, varias escenas.
Según costumbre, en sus correrías apostólicas, no sólo asistía los sábados a las reuniones sinagogales, sino que también “predicaba.” Uno de los actos sinagogales consistía en la lectura de pasajes bíblicos y su explicación. Después de leer algún pasaje de la Ley, se leía uno de los profetas. El jefe de la sinagoga era quien designaba al que debía hacerlo. Después de leído, la misma persona u otra era invitada a comentarlo. Se hacía la lectura de pie, y el pasaje de los profetas, al menos en esta época, podía ser elegido libremente. Se hacía la lectura y explicación desde un puesto elevado 2.
El sábado fue Cristo invitado a hacer la lectura y explicación del pasaje de los profetas. Para ello se “levantó.” Lc dieron el libro de Isaías. Y por indicación previa, o por su deliberada intención, o por providencial casualidad, leyó un pasaje de Isaías (Mar 61:1ss). La cita de Lc responde a los LXX, suprimiendo los versículos 1-2 de Isaías e intercalando Lc, antes del 2, otro pasaje de Isaías (Mar 58:6): “predicar a los cautivos la libertad.” Tampoco estas palabras pertenecen al poema del “Siervo de Yahvé.” Es un profeta el que habla. A veces se ha presentado este pasaje como parte del poema del “Siervo de Yahvé.” Sin embargo, no reúne éste las características que tiene este poema (Isa 61:2b). El sentido literal del texto de Isaías es el de un profeta o mensajero que anuncia a Israel una serie de beneficios. El comienzo del mismo, que Lc omite (Isa 61:1), en que dice que Yahvé lo ha ungido, es frase que puede referirse a una misión o consagración profética 3. El significado de estas expresiones metafóricas es indicar una era de todo tipo de beneficios a Israel, que se sintetiza en la última frase: “anunciar un año de gracia del Señor.” Esta expresión alude al “año jubilar” de Moisés (Lev 25:10) y se expresa con ella todo el período de bendiciones que se inaugura con Cristo.
Después de leído en hebreo, y devuelto al hazzan, hace su comentario en arameo. La tensión que había en escucharle era muy grande. Y les dijo que “hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.” Cristo se presenta como un mensajero de Dios, que trae la misión de anunciar grandes beneficios para Israel. Pero no se presenta explícitamente como el Mesías. Esto explica bien la acogida admirada de los oyentes. ¿Lo hubiesen “aprobado” si se presenta abiertamente como Mesías, conociendo ellos a sus padres? Se adivina la reacción ante ello. Tampoco el texto alegado era literalmente mesiánico; lo realizaría de hecho el Mesías, pero entonces sólo se veía en él un anuncio profético de Dios cargado de beneficios para Israel.
La segunda parte, con reacciones totalmente opuesta, debe de corresponder a otra estancia posterior de Cristo en Nazaret. Ya había corrido mucho su fama de taumaturgo, y hasta se debió de hablar pensando en su mesianismo. Esto es lo que hace extrañarse a la gente nazaretana que le escuchaba en la sinagoga. Lc reconocía sabiduría y prodigios. Pero ¿de dónde le venían, puesto que ellos conocían a sus padres y familiares? Acaso flotase ya en ellos no sólo la extrañeza aldeana de no concebir a uno de los suyos superior a ellos, sino que latiesen rumores de su mesianismo. Como el Mesías debería ser de origen desconocido, no podía conciliarse con el conocimiento que ellos tenían de sus padres (Jua 7:27.41; cf. Jua 7:3-6; Mat 12:23; cf. Mat 12:18-21).
Sin embargo, los milagros están en primer plano. El recoge la objeción latente con un proverbio popular. La puntuación del texto probablemente debe de ser otra, como parece exigirlo el movimiento psicológico del relato. El sentido de la puntuación parece ser éste: “Y todos le alababan y admiraban la gracia de las palabras que salían de su boca.” Lo que sigue: “Y decían: ¿No es éste el hijo de José?” como se ve en Mt-Mc, responde a un desprecio y ataque al mismo, lo que no se compagina con la reacción de las gentes que le escuchan por lo que acaba de decir; Lc, pues, ha yuxtapuesto dos relatos.
El proverbio del “médico” es ambiental. Se habían divulgado mucho sus milagros. La cita de haber hecho muchos milagros en Cafarnaúm pudiera llevar anejo el celo de pueblos rivales. Pero en el fondo de aquella argumentación late estrechez. Es lo que les responde con el otro proverbio, que “ningún profeta es bien recibido en su patria.”
Además va a notificarles el porqué de esto. El profeta obra en nombre de Dios los prodigios, sin que esté, por lo mismo, sujeto a las exigencias de los hombres. Tal fue el doble caso bíblico que les cita de Elias (1Re 17:18ss) y de Elíseo (2Re 5:1ss). Ambos profetas fueron a realizar milagros fuera del mismo Israel: uno para remediar un hambre devastadora va a casa de una viuda en Sarepta, en la región de Sidón, y el otro, para curar de lepra a Naamán, de Siria, a pesar de que la lepra era ordinaria en Israel.
Ante esto, la reacción de los oyentes fue de un hostil tumulto.
Veían a Israel pospuesto a gentes no judías, por profetas. Y este rechazo del pueblo escogido, que posiblemente interpretaron como una censura a ellos, les hizo abalanzarse sobre El y sacarle del pueblo para despeñarle. Acaso pudiese influir en ellos, en su excitación, una interpretación sobre los profetas que no lo probasen, que eran dignos de muerte (Dt c.13)4. El lugar señalado ordinariamente, situado a tres kilómetros, no es arqueológicamente admitido por tal. Ha de ser buscado en la misma salida del pueblo. Pero “El, atravesando por medio de ellos, iba.” Fue un acto de dominio de Cristo sobre la turba. ¿Acaso un reflejo sobrenatural de lo que él era? Lagrange destaca también cambios extraños de tipo semejante en revoluciones (cf. Ev. s. St. Lúe [1927] p.146). Juan, pendiente en su evangelio de la “hora” de Cristo, se complace en destacar esta grandeza de Cristo, que se impone (Jua 7:30.45-47; Jua 8:59). Si fue efecto de su grandeza sobrenatural, los nazaretanos se encontraron inesperadamente con el prodigio que pedían 5.
Cristo en la sinagoga de Cafarnaúm,Jua 4:31-37 (Mar 1:21-28). Cf. comentario a Mar 1:21-28.
31 Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba los días de sábado, 32 y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra iba acompañada de autoridad. 33 Había en la sinagoga un hombre poseído del espíritu de un demonio impuro que gritaba a grandes voces: 34 ¡Ah! ¿Qué hay entre ti y nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Bien sé que eres el Santo de Dios. 35 Jesús le ordenó diciendo: Cállate y sal de él. El demonio arrojó al poseso en medio; salió de él sin hacerle daño.36 Quedaron todos pasmados, y mutuamente se hablaban diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y poder impera a los espíritus y salen? 37 Por todos los lugares de la comarca se divulgó su fama.
El pasaje tiene su paralelo en Mc; lo que sería más normal en Mc, da ciertas descripciones de matices: ante la orden de Cristo, el “demonio arrojó al poseso,” del grupo donde se encontraba, al “medio” de la sinagoga, probablemente delante de la tribuna donde Cristo exponía su doctrina; y agrega que “el demonio salió sin hacerle daño.” Todo esto tiende a demostrar el pleno poder de Cristo sobre el mundo demoníaco, lo que es presentarlo en su obra de Mesías.
En cambio, omite en el comentario de los oyentes lo referente a que exponía “una doctrina nueva y revestida de autoridad” (Mc), para decir sólo que “se maravillaban de su doctrina, porque su palabra estaba acompañada de autoridad,” omitiendo también que su enseñanza no era como la de los “escribas” (Mc), temas éstos demasiado locales, y que podrían desorientar en su valoración a los lectores de Lc.
Curación de la suegra de Pedro,Mar 4:38-39 (Mat 8:14-15; Mar 1:32-34). Cf. comentario
a Mat 8:14-15.
38 Saliendo de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con una gran calentura, y le rogaron por ella. 39 Acercándose, mandó a la fiebre, y la fiebre la dejó. Al instante se levantó y les servía.
La tradición de los tres sinópticos ha recogido este pequeño episodio. Probablemente influyó en ello la figura de Pedro. Lc es el único que al hablar de su enfermedad la diagnostica de una “gran fiebre.” Era un término técnico de la medicina de la época y usado probablemente por Lc a causa de sus aficiones médicas 6. Mientras Mt-Mc dicen que la cura “tomándola de la mano,” Lc destaca explícitamente la autoridad de Cristo, diciendo, sin el detalle de los otros, que “mandó” (έπετι ‘μησεν ) a la fiebre dejarla, haciéndose la curación súbita.
Nuevas curaciones,Mat 4:40-41 (Mat 8:16-17; Mar 1:32-34). Cf. comentario a Mat 8:16-17.
40 Puesto el sol, todos cuantos tenían enfermos de cualquier enfermedad los llevaban a El, y El imponiendo a cada uno las manos, los curaba. 41 Los demonios salían también de muchos gritando y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero EL los reprendía y no los dejaba hablar, porque conocían que era el Mesías.
Los tres sinópticos traen este cuadro, aunque no en la misma perspectiva. Es como un clisé histórico con el que pretende cada uno, y a su propósito, de una pincelada, hacer ver la grandeza de Cristo. Mt ve en ello, conforme a su método, el cumplimiento mesiánico de una profecía de Isaías. Mc, ante la curación de “endemoniados,” dice que a “éstos” les prohibía hablar. Lc explica el porqué: los “demonios salían también de muchos gritando y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.” La expresión “el Hijo de Dios,” si no es una interpretación posterior cristiana (cf. Mar 1:1), ha de ser sólo sinónima de Mesías (v.41b). “Pero él los reprendía y no los dejaba hablar, porque conocían que era el Mesías.” La proclamación prematura de su mesianismo, interpretada erróneamente en aquel ambiente, como el Mesías nacionalista esperado, podría traer obstáculos a su obra, posibles tumultos “teocráticos” e intervenciones de Roma. Es la hora todavía del “secreto mesiánico” en su aspecto de repercusión social.
Por otra parte, la sospecha de que Cristo fuese el Mesías estaba en la estimación de muchas gentes (Mat 12:33ss).
Lc destacará también que las curaciones las hacía Cristo “imponiendo las manos a cada uno.” Es un signo más de su poder, en contraposición a las largas fórmulas de exorcismos que los judíos usaban para expulsar los demonios.
Cristo sale de Cafarnaúm,Mat 4:42-44 (Mar 1:35-38).
42 Llegando el día, salió y se fue a un lugar desierto; las muchedumbres le buscaban, y, viniendo hasta El, le retenían para que no se partiese de ellos. 43 Pero El les dijo: Es preciso que anuncie también el Reino de Dios en otras ciudades, porque para esto he sido enviado. 44 E iba predicando por las sinagogas de Judea.
Lc dirá que todo este trajín de las gentes por buscarle y traerle enfermos fue “llegado el día,” – día natural – con lo cual quiere indicar el fin del reposo sabático, por lo que ya les era lícito esto. Así Cristo, “llegado el día,” se había retirado a un lugar desierto. Hasta tal punto estaban subyugados por su obra benéfica, que le “retenían” para que no se partiese de ellos. Buscaban sus curaciones. Pero El se quedó allí para “orar” (Mc). Detalle curioso: lo omite Lc, que destaca el tema de la oración, y lo trae Mc. Mas, a la mañana siguiente, la gente vuelve a forcejear por estar con El, presionándole por medio de Simón y los que “estaban con él,” los apóstoles (Mc). Pero el plan del Padre estaba trazado. Tenía que ir a predicar la Buena Nueva por otros pueblos, aprovechando la oportunidad de la enseñanza sinagogal.
“E iba predicando por las sinagogas de Judea.” Mc pone que esta predicación, si el pasaje es absolutamente paralelo, en su perspectiva real o literaria, la hacía por Galilea. En Lc, esta lectura, aunque oscila, críticamente Judea es la lectura más probable 7. La expresión Judea puede equivaler a toda Palestina (Luc 1:5; Luc 6:17; Luc 7:17). Escribiendo para lectores no judíos, es posible que Lc hable vagamente de la geografía de Cristo, indicando así que, saliendo de allí, su predicación quedó entroncada en las sinagogas palestinenses 8. Lo que es comentario del “universalista” Lc a las palabras de Cristo, que transmite inmediatamente antes: “Es preciso que anuncie el reino de Dios en otras ciudades, porque para esto he sido enviado.” Es un relato de tipo “sumario.” El tema de “enviado” es tema joánico (Jua 4:34; Jua 5:23).
1 Osty, L’évang. S. St. Lúe, Enla Sainte Bibledejerusaíem(L948) P.18; Feuillet, Lc Recit Lucanien De La Tentation (Luc 4:1-13): Bíblica (1959) 613-631; Schnackenburg, Der Sinn Der Versuchungjesu Bei Den Synoptihen: Theol. Quartalsch. (1952) 297-326; J. Dupont, Les Tentatiow De Jesús Dans Le Recit De Lúe (Luc 4:1-13): Sienc. Eccl. 7 N.L. 2 MegüLam 4:4; Felten, Storia Dei Tempi Del Ν . Τ . (1932) IIi P. 113-115 3 Dennefeld, Les Granas Prophetes (1947) P.215-216. 4 Temple, The Rejection At Nazareth: C.B.Q. (1955) 229-242. 5 Holzmeister, Mons Saltus. Et Miraculum: Verb. Dom. (1937) 50-57; R. Schnackenburg, Zum Verfahren Der Urkirche Bei Jesusüberlieferung: Hist. Jes., P.493-453; J. Temple, The Rejection At Nazareth: The Cath. Bibl. Quart. (1955) 229-242; A. Finkel, Jesús Sermón At Nazareth (Luc 4:16-30; Luc 4:1963) 106-115; H. Conzel-Mann, Theology Of St. Luke 36-37. 6 Hobart, The Medical Language Of St. Luke (1882) P.Sss; L. Dufour, La Guenson De La Belle-Mere De S. Fierre: étude D’évangile (1965) 125-148; P. Lamarche, La Guerison De La Belle-Mere De Fierre Et Le Genre Litteraire Des évangiles: Nouv. Rev. Théol. (1965) 115-127. 7 Nestlé, N.T. Graece Et Latine, Ap. Crít. A Luc 4:44; Conzelmann, Die Mitte Der Zeit. (1959) 30-31. 8 Buzy, Lc Premier Sejour De Jesús A Cafarnaúm: Mélang. B. R. 411-419.
Fuente: Biblia Comentada
llevado por el Espíritu. Vea la nota sobre Mat 4:1.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
4:1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado (puesto a prueba) por el diablo. – Desde luego, Jesús fue voluntariamente, pero no se metió deliberadamente en tentación. El diablo, llamado Satanás (el adversario), es un ser real. El existe. Es el enemigo que siembra cizaña cuando el Señor siembra simiente buena (Mat 13:28); quita la palabra de Dios del corazón del hombre para que no crea (Mat 13:19); usa lazos para atrapar a los hombres para que estén «cautivos a voluntad de él» (2Ti 2:26); es el padre de la mentira (Jua 8:44); pero puede ser resistido por el hombre (Stg 4:7-8).
¿Qué significa la palabra “tentar”? «PEIRAZO significa (1) intentar, probar, ensayar; (2) poner a prueba, en un buen sentido, dicho de Cristo y de los creyentes, Heb 2:18, donde el contexto da evidencia de que la tentación fue causa de sufrimiento para El, y sólo de sufrimiento, no una atracción hacia el pecado, de modo que los creyentes tienen la simpatía de Cristo como su Sumo Sacerdote en el sufrimiento que el pecado ocasiona a aquellos que están en el disfrute de la comunión con Dios; lo mismo es el caso con el pasaje similar en 4:15; en todas las tentaciones que Cristo soportó, no había nada dentro de El que respondiera al pecado. No había en El ninguna debilidad pecaminosa… (a) de intentos de atrapar a Cristo en Sus palabras, p.e., Mat 16:1; Mat 19:3; Mat 22:18; Mat 22:35…; Jua 8:6; (b) de tentaciones a pecar, p.e., Gál 6:1… Stg 1:13-14… de tentaciones mencionadas como procedentes del diablo, Mat 4:1… 1Co 7:5; 1Ts 3:5; (c) de tentar o retar a Dios, Hch 15:10; 1Co 10:9; Heb 3:9; al Espíritu Santo, Hch 5:9… Nota: Stg 1:13 parece contradecir otras afirmaciones de la Escritura en dos respectos, diciendo (a) que «Dios no puede ser tentado del mal» y (b) que «ni él tienta a nadie». Pero Dios tentó, o probó, a Abraham Heb 11:17, y los israelitas tentaron, o probaron, a Dios, 1Co 10:9. Sin embargo, el v. 14 clarifica que, en tanto que en estos casos la tentación o prueba vino de fuera, Santiago se refiere a la tentación o prueba que surge de dentro, de apetitos descontrolados y de pasiones malvadas, cp. Mar 7:20-23″ (WEV).
Heb 2:17; Heb 4:15. A. Nuestra semejanza. Jesús «debía ser en todo semejante a sus hermanos» (Heb 2:17), y «fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Heb 4:15); «Se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres» (Flp 2:7). Estos textos se refieren a la naturaleza humana de Jesús. Siendo hombre El tenía todos los deseos y apetitos normales del hombre: p. ej., «tuvo hambre» (Mat 4:2), y sed (Jua 4:7), «dormía» (Mat 8:24) y sufría físicamente (Mat 16:21). La expresión “nuestra semejanza” no se refiere a ninguna clase de «naturaleza pecaminosa». El no compartía los deseos carnales que caracterizan a los hombres. «Cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:… Has amado la justicia, y aborrecido la maldad», Heb 1:6-9; cuando «el Verbo fue hecho carne» (Jua 1:14), no dejó de amar la justicia y aborrecer la maldad. El nunca pecó ni en palabra, ni en hecho, ni en pensamiento. Nunca fue culpable de codiciar a una mujer (Mat 5:28); nunca aborreció a nadie (1Jn 3:15); no amaba al dinero (1Ti 6:9-10; Col 3:5). El fue tentado como hombre, pero no como hombre pecador.
B. Nuestras debilidades. «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades (flaquezas, LBLA)». Jesús no tenía debilidades o flaquezas espirituales. El hombre tiene deseos carnales e inclinaciones hacia el mal y, por eso, fácilmente cae en pecado, pero Jesús no tenía tales flaquezas. Cuando la palabra débil se usa en sentido espiritual, significa pecador («Cuando éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos… siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros», Rom 5:5; Rom 5:8). Jesús no tenía esta clase de debilidad. La palabra debilidad es ASTHÉNEIA, y significa enfermedad, literalmente «falta de fuerza». Luc 7:21, «sanó a muchos de enfermedades». 2Co 11:30, «me gloriaré en lo que es de mi debilidad» (hablando de sus persecuciones, 11:24-28). «Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre» (Mat 4:2); en verdad, después de ayunar por cuarenta días el cuerpo está prácticamente abatido y cerca de la muerte. Cuando azotado (Mat 27:26) ¿no estaba debilitado? Obligaron a Simón de Cirene a que llevase la cruz de Cristo (Mat 27:32), tal vez a causa de su debilidad, porque Jua 19:17 dice que «él (Jesús), cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera». «Fue crucificado en debilidad» (2Co 13:4). La debilidad de Jesús, pues, no tuvo nada que ver con la flaqueza espiritual, sino con la debilidad física. Por lo tanto, Heb 4:15 no se refiere a las debilidades espirituales.
C. Fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. La expresión sin pecado (CHORIS HAMARTIA) significa «aparte de pecado» (compárese Jua 20:7, «el sudario… enrollado en un lugar aparte, CHORIS)», alejado de, «sin asociación con el pecado» (Léxico Thayer). «En todas las tentaciones que Cristo soportó, no había nada dentro de El que respondiera al pecado. No había en El ninguna debilidad pecaminosa» (WEV, definición de PEIRAZO).
Fue tentado en todo según nuestra semejanza, porque tenía deseos y apetitos humanos, pero hay mucha diferencia entre los deseos humanos (los deseos que Dios dio al hombre cuando lo creó) y los deseos malos, que son adquiridos y cultivados por el hombre mismo; es decir, el hombre no nace con ellos, sino que en vez de satisfacer los deseos normales y naturales conforme a las reglas de Dios, salen de estos límites para corromperlos y satisfacerlos conforme a las incitaciones del diablo. Cristo Jesús tuvo todos los deseos y apetitos normales y naturales, pero no adquirió ningún deseo o apetito carnal. Siempre estaba resuelto a hacer la voluntad de Dios (Jua 4:34; Jua 5:30). Dice Jua 14:30, “Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”; es decir, Satanás no tuvo poder alguno sobre Jesús.
Stg 1:14, «Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido». Los deseos malos son creados y cultivados por el hombre desde la juventud por medio de imitar el ejemplo de otros, por la asociación con gente mundana, por varios medios de comunicación carnales (libros, revistas y, cada vez más en nuestra generación por medio de la corrupción de la televisión y la Internet). Entonces, una vez corrompido el corazón, el hombre es susceptible a la tentación del diablo descrita en este texto. Muchos son tentados porque aman al dinero (Jos 7:21; 1Ti 6:9-10; Col 3:5), pero Jesús no fue tentado de esta manera. El era el Hijo de David, pero no imitó a David en su pecado de codiciar a una mujer (2Sa 11:1-27; Mat 5:28). No imitó a Caín ni a los hermanos de José en odiar o envidiar a otros. Recuérdese siempre lo que se dice de Cristo en Heb 1:9, “Has amado la justicia, y aborrecido la maldad”. Por lo tanto, Stg 1:14 no debe citarse para comentar sobre las tentaciones de Jesús, porque El nunca tenía concupiscencias que le pudieran atraer o seducir.
1Jn 2:15-16, «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo… Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo» (1Jn 2:16); puesto que este texto tampoco se refiere a los deseos y apetitos normales o naturales, sino a los «del mundo», no se debe aplicar a las tentaciones de Jesús, pues El no tenía «los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida». Juan dice «no améis… las cosas que están en el mundo»; Jesús no las amaba. Desde luego, Satanás tienta o pone a prueba a todos y de toda manera posible, pero en Jesús no había nada que respondiera a sus tentaciones. Recuérdese Jua 14:30, «Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí».
Rom 8:3 , «Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado». El calvinismo enfatiza la palabra semejanza, diciendo que Jesús no nació en pecado (que no nació depravado) como los otros hombres, sino que sólo estaba «en semejanza de carne de pecado». Esta explicación es errónea, porque Jesús «debía ser en todo semejante a sus hermanos» (Heb 2:17). Por lo tanto, si todos los hombres nacen pecadores, entonces Jesús nació pecador. Desde luego, la Biblia enseña que el hombre nace sin pecado, pero en este texto (Rom 8:3) Pablo habla de «carne de pecado», porque todos los hombres han pecado, usando su cuerpo como instrumento de pecado (Rom 6:12-13). Cristo vino «en semejanza de carne de pecado», porque El tenía un cuerpo humano, pero nunca usó su cuerpo como instrumento de pecado.
Cristo, nuestro perfecto ejemplo de la pureza. Algunos suponen que fue necesario que Jesús tuviera deseos carnales para ser nuestro ejemplo, pero Dios es nuestro ejemplo (Efe 5:1); ¿El tiene deseos malos? Todo cristiano debe ser ejemplo para otros. Para ser ejemplo para el borracho, ¿es necesario que el cristiano quiera emborracharse? Para ser ejemplo para el homosexual, ¿tiene que poseer deseos homosexuales? Para ser ejemplo para el ladrón ¿tiene que codiciar los bienes de otros? Jesús no tuvo que tener deseos malos para ser nuestro ejemplo. Tal enseñanza es falsa y muy insultante.
Cristo fue tentado para dejarnos el perfecto ejemplo de cómo vivir y de cómo resistir al diablo. Su vida aquí en la tierra no fue un «experimento» (para ver si pudiera vivir perfectamente). No vino para saber cómo sería vivir como un hombre, pues ya sabía todo lo que hay en el hombre (Jua 2:24-25). Recuérdese que cuando Cristo vino al mundo, amaba la justicia y aborrecía la maldad (Heb 1:9) y al ser «hecho carne» no cambió (Heb 13:8).
— Y no comió nada en aquellos días, (compárense Éxo 34:28; 1Re 19:8) pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, (puesto que eres Hijo de Dios; el diablo bien sabía que Jesús era el Hijo de Dios, pues le confesó varias veces por la boca de los endemoniados, y precisamente como el Hijo de Dios Jesús echaba fuera los demonios, Mar 3:11)) di a esta piedra que se convierta en pan. – En esta tentación el diablo se burlaba de Jesús, como si hubiera dicho, «Tú, el Hijo de Dios, ¿y muriendo de hambre? Tú no debes tener hambre». Es muy semejante a Luc 23:35 : «los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios». Fácilmente Jesús podía haber convertido las piedras en pan como convirtió el agua en vino, como dos veces multiplicó los panes y peces y como dos veces efectuó la pesca milagrosa, pero no era necesario convertir piedras en pan, pues siendo el Creador podía haber creado pan de la nada. Satanás es muy inteligente pero muchas veces dice cosas insensatas, como en este caso.
Recuérdese que en muchos textos la palabra tentar (PEIRAZO) significa probar o poner a prueba. Muchos hermanos creen y enseñan que si una tentación no es atractiva y deseable, no es una tentación. Desde luego, el pensamiento de comer pan después de ayunar cuarenta días era muy deseable, pero no era deseable el pensamiento de convertir piedras en pan, haciendo uso incorrecto de su poder. A Jesús no le gustaba sufrir, pues El, siendo hombre, tenía el deseo normal de proteger y preservar su vida, pero El no usó su poder divino para sí mismo. No pidió doce legiones de ángeles para evitar que le prendieran, no evitó los azotes y no bajó de la cruz, porque como El dijo, «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra» (Jua 4:34).
Esaú tuvo mucha hambre y dijo, «He aquí yo voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura» (Gén 25:32), pero Jesús no era profano como Esaú (Heb 12:16), pues estaba resuelto a hacer la voluntad de Dios a pesar de su debilidad.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA BATALLA CON LA TENTACIÓN
Lucas 4:1-13
Jesús volvió del Jordán lleno del Espíritu Santo. Durante cuarenta días estuvo en el desierto bajo la dirección del Espíritu, sometido a los ataques de tentación del diablo. En todo ese tiempo no comió nada, y al final se sintió bajo los efectos del hambre. Entonces le dijo el diablo:
-Si es de veras que eres el Hijo de Dios, ¿por qué no le dices a esta piedra que se convierta en un pan?
-La Escritura dice: «La vida del hombre depende de más que pan» -le contestó Jesús.
El diablo entonces le llevó a un lugar alto y le hizo ver en un instante todos los países del mundo habitado, y le dijo:
-Yo te puedo dar control sobre todos estos, y todas sus riquezas, porque a mí me los han entregado, y yo se los puedo dar a quien me dé la gana. Lo único que tienes que hacer para que todo esto sea tuyo es reconocerme como Dios.
-La Escritura dice: «Al SEÑOR tu Dioses al único que adorarás, y no te someterás a nadie más que a Él» -volvió a contestarle Jesús.
Luego le llevó el diablo a Jerusalén, le colocó en la aguja más alta del templo y le dijo:
-Si es de veras que eres el Hijo de Dios, ¡a que no te tiras desde aquí! También dice la Escritura: «Dios dará órdenes a sus ángeles para que te guarden de todos los peligros», y «Te llevarán en brazos para asegurarse de que ni siquiera tropieces con el pie en ninguna piedra.»
-También se nos dice -contestó Jesús-: «No harás pruebas para ver hasta dónde puedes llegar con el SEÑOR tu Dios.»
Cuando el diablo hubo probado con Jesús todas sus artes en materia de tentación, le dejó, hasta que se le presentará, otra ocasión.
Ya hemos visto que hubo ciertos hitos en la vida de Jesús, y aquí tenemos otro de los más importantes. En el templo, cuando tenía doce años, había llegado a la convicción de que Dios era su Padre de una manera única y exclusiva. Con el surgimiento de Juan el Bautista sonó la hora de Jesús, y en su bautismo recibió la aprobación de Dios. En esta ocasión Jesús está a punto de iniciar su campaña. Antes de iniciar una campaña se han de escoger los métodos. El pasaje de la tentación nos presenta a Jesús eligiendo de una vez para siempre el método con el que se proponía ganar a los hombres para Dios. Le vemos rechazando el camino del poder y la gloria, y aceptando el camino del sufrimiento y de la cruz.
Antes de entrar a considerar este relato en detalle hay dos puntos que debemos señalar.
(i) Esta es la más sagrada de las historias evangélicas, porque no puede proceder sino de los labios del mismo Jesús. En algún momento tiene que haberles contado a sus discípulos esta íntima experiencia de su alma.
(ii) Ya en este momento Jesús debe de haber sido consciente de poseer poderes extraordinarios. Todo el sentido de las tentaciones está en que no podían ocurrirle más que a un Hombre que podía hacer cosas maravillosas. No sería una tentación para nosotros el convertir las piedras en pan o el tirarnos desde el pináculo del templo, por la sencilla razón de que nos es imposible hacer tales cosas. Estas son tentaciones que sólo se le podían presentar a un Hombre que tenía poderes absolutamente únicos, y que tenía que decidir cómo usarlos.
En primer lugar vamos a considerar el escenario, es decir, el desierto. La parte deshabitada de Judasa estaba en la meseta central, que era la columna vertebral del Sur de Palestina. Entre ésta y el Mar Muerto se extendía un tremendo descampado de cincuenta por ochenta kilómetros, que se llamaba Yesimón, que quiere decir «Devastación»: las colinas eran como montones de polvo; las montañas calizas parecían abrasadas y en descomposición; las rocas, agudas y peladas; el suelo sonaba a hueco cuando lo pisaban los caballos; ardía como un horno inmenso, y se abría en precipicios de setecientos metros sobre el Mar Muerto. Fue en aquella horrible devastación donde Jesús fue tentado.
No debemos creer que las tres tentaciones empezaron y terminaron como las escenas de una comedia, sino más bien que Jesús se retiró conscientemente a este lugar solitario, y pasó cuarenta días debatiéndose con el problema de cómo ganar a los hombres para Dios. Fue una batalla larga que no terminó hasta la cruz, porque el relato termina diciéndonos que el tentador dejó a Jesús por algún tiempo.
(i) La primera tentación era convertir las piedras en pan. Este desierto no estaba cubierto de arena, sino de piedras y cantos que parecían panes. El tentador le dijo a Jesús: «Si quieres que la gente te siga, usa tus poderes milagrosos para darle cosas materiales.» Estaba sugiriéndole a Jesús que sobornara a la gente para que le siguiera. Jesús reaccionó al ataque con las palabras de Dt 8:3 : «El hombre -dijo nunca encontrará la vida en las cosas materiales.»
La tarea del Evangelio no consiste en producir nuevas condiciones de vida, aunque el peso y la voz de la Iglesia deben estar detrás de todos los esfuerzos para hacerles la vida mejor a los hombres. Su verdadera tarea es producir hombres nuevos; dados los hombres nuevos, las nuevas condiciones de vida surgirán.
(ii) En la segunda tentación Jesús se imagina que está en la cima de una montaña desde la que se puede ver todo el mundo civilizado. El tentador le dice: «Adórame, y todo esto será tuyo.» Esta es la tentación del compromiso. El diablo dijo: «Tengo a la gente en un puño. No les pongas el listón muy alto. Haz un trato conmigo. Déjale algo de terreno al mal, y la gente te seguirá.» De vuelta vino el rebote de Jesús: «Dios es Dios, el bien es el bien, y el mal es el mal. No puede haber pacto en la guerra con el mal.» Una vez más, Jesús cita la Escritura Dt 6:13 y 10:20).
Es una tentación constante la de tratar de ganar hombres haciendo un compromiso con los principios del mundo. G. K. Chesterton dijo que la tendencia del mundo es ver las cosas en un gris indefinido, pero el deber del cristiano es ver las cosas en blanco y negro. Y Carlyle dijo: «El cristiano tiene que estar totalmente poseído por la convicción de la infinita belleza de la santidad, y de la infinita detestabilidad del pecado.»
(iii) En la tercera tentación, Jesús se imagina que está en el pináculo del templo en el que se unían el Pórtico de Salomón y el Pórtico Real: desde allí había una caída a plomo de 150 metros hasta el fondo del valle del torrente Cedrón. Esta era la tentación a darle a la gente demostraciones sensacionales.
«No -dijo Jesús-: no se han de hacer experimentos insensatos con el poder de Dios» Dt 6:16 ). Jesús vio muy claro que si le producía una gran impresión a la gente, sería una maravilla por algún tiempo, pero que el sensacionalismo no puede durar. El duro camino del servicio y del sufrimiento conduce a la cruz, pero después de la cruz está la corona.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 04
c) Tentación de Jesús (Lc/04/01-13)
1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y, en el Espíritu, era guiado por el desierto 2a durante cuarenta días, siendo tentado por el diablo.
Jesús está lleno del Espíritu. Posee el Espíritu, no «con medida» (Jua 3:34), como los profetas, sino en toda su plenitud. Por eso está también plenamente bajo la guía de Dios (Jua 4:14). Lleva a cabo su peregrinación y su acción en armonía con el Espíritu que actúa en él, y con la virtud del mismo. El bautismo remite a la tentación y viceversa.
Jesús es guiado por el desierto en el Espíritu. En la extensión del desierto, vacía de hombres, nada le separa de Dios. Allí busca el silencio de la oración (5,16) y el trato a solas con el Padre. Como Hijo de Dios se deja guiar en el Espíritu. «Todos los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, éstos son hijos suyos» (Rom 8:14).
Jesús no es impelido al desierto por el Espíritu (Mar 1:12), sino que él mismo va. No es conducido por el Espíritu, sino que se deja guiar en el Espíritu. El Espíritu no actúa en él a la manera, digamos, como actuó en los jueces, en un Otoniel (Jue 3:10), en un Gedeón (Jue 6:34), en un Jefté (Jue 11:29). Sobre ellos vino el Espíritu, los pertrechó para una gran obra y volvió a abandonarlos cuando ésta se vio cumplida. En Jesús actúa de otra manera. No es arrastrado por el Espíritu, sino que él mismo dispone del Espíritu. Jesús no posee sólo un don transitorio del Espíritu, sino que lo posee establemente, siempre, como nacido que es del Espíritu; por esto obra siempre en él y puede también comunicarlo a su Iglesia (Luc 24:49; Hec 2:33).
La permanencia en el desierto duró cuarenta días. Durante este tiempo fue tentado por el diablo. Las tres tentaciones que se relatan hacen el efecto de ilustraciones de la constante lucha secreta con los adversarios. Jesús anuncia la soberanía de Dios y la aporta; con ello se ve también llamado a desplegar su mayor energía el adversario de la soberanía de Dios. Juntamente con el reino de los demonios se subleva contra la obra de Jesús que es causa de su destrucción.
2b No comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Díjole entonces el diablo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Pero Jesús le contestó: Escrito está: No de sólo pan vivirá el hombre.
Jesús, lleno y penetrado del Espíritu, vive sin comida ni bebida. Pasados los días del ayuno, tiene hambre. E1 diablo se sirve del hambre como tentación. Como diablo, como detractor que es, quiere trastornar las buenas relaciones entre Dios y Jesús, éste es siempre su plan. El tentador toma pie de la voz de Dios en el bautismo: Al fin y al cabo eres Hijo de Dios. Tú tienes poder ilimitado, con una palabra de autoridad puedes saciar tu hambre.
La réplica de Jesús pone de manifiesto en qué está la tentación: No de sólo pan vivirá el hombre. No se trata sólo de guardar y conservar lo terreno. Las palabras de la Escritura que cita Jesús están tomadas del libro del Deuteronomio (Hec 8:3). Con estas palabras hace Moisés presente a su pueblo su maravilloso mantenimiento por Dios en el desierto: «él te afligió, te hizo pasar hambre, y te alimentó con el maná, que no conocieron tus padres, para que aprendieses que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de cuanto procede de la boca de Yahveh» (de lo que proviene de la palabra del Señor). Mediante el hambre hubo de ser educado el pueblo de Dios en la confianza en Dios y en la obediencia.
Jesús es Hijo de Dios; tiene plenos poderes. Si ahora su Padre le deja sufrir hambre, quiere llevarlo a la confianza y a la obediencia, pero no quiere que haga uso para su ventaja personal del poder que tiene como Hijo de Dios. Jesús es Hijo de Dios, pero en abatimiento, en humillación y en obediencia, es Mesías, pero a la vez siervo de Dios. El camino que conduce a la gloria mesiánica no es el del despliegue de poder, sino el de obedecer y de servir, el de escuchar y aguardar toda palabra que salga de la boca de Dios.
5 Y llevándole hacia una altura, le mostró en un momento todos los reinos del mundo. 6 Y le dijo el diablo: Te daré todo este poderío y el esplendor de estos reinos, porque me ha sido entregado, y se lo doy a quien yo quiera. 7 Si te postras, pues, delante de mí, todo eso será tuyo. 8 Pero Jesús le respondió: Escrito está: Adorarás al Señor tu Dios y a él solo darás culto.
El diablo aparece aquí como príncipe de este mundo ( Jua 12:31), como «dios de este mundo» (2Co 4:4), como antidiós pero en su soberbia debe al mismo tiempo confesar su dependencia. Todo esto me ha sido entregado… por Dios. No tiene plenos poderes propios, sino un poder que le ha sido transmitido, no es Dios, sino «mona de Dios». Conforme a la revelación, no hay otro Dios, Dios no tiene igual, él es el único: a él solo adorarás, a él solo darás culto.
En un abrir y cerrar de ojos presenta el tentador, como por encantamiento, ante los ojos de Jesús todos los reinos del mundo y su esplendor. ¡Un espejismo! Lo lleva a lo alto. ¿Dónde? ¿Lo eleva en éxtasis? Satán hace la misma oferta que Dios: «Tú eres mi Hijo, hoy te he engendrado yo. Pídeme y haré de las gentes tu heredad, te daré en posesión los confines de la tierra» (Sal 2:8; cf. Luc 3:22). También aquí resuena veladamente: Si eres Hijo de Dios.
Con el esplendor y la gloria que pone Satán ante los ojos de Jesús, pero que de hecho sólo es engaño y apariencia, quiere apartarle de Dios, hacerle abandonar a Dios, inducirle a negar la profesión fundamental de fe y la raíz de la vida religiosa de su pueblo. Al tentador opone Jesús la palabra de la Escritura: «Adorarás al Señor tu Dios y a él solo darás culto» (Deu 6:13). Jesús mantiene en pie la soberanía de Dios. él es siervo de Dios, no siervo de Satán.
9 Lo llevó luego a Jerusalén, lo puso sobre el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; 10 pues escrito esta. Mandará en tu favor a los ángeles para que te guarden cuidadosamente; 11 y también: Te tomarán en sus manos, no sea que tropiece tu pie con una piedra. 12 Pero Jesús le respondió: Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios.
El alero del templo es quizá un mirador que sobre el muro exterior del templo sobresalía sobre la calle. Allá es conducido Jesús. Se le invita a arrojarse abajo para hacer prueba de la protección de Dios que le está asegurada por la palabra misma de Dios (Sal 91:11), para cerciorarse de su elección, de su filiación divina, del poder que tiene de Dios y cerca de Dios.
Jesús descubre lo que significa tal requerimiento: tentar a Dios. Se trata de abusar de la protección prometida y así tentar a Dios, forzarle a intervenir en su favor. Jesús quiere servir a Dios, no servirse de él, disponer de él, quiere obedecerle, no sometérselo…
La tentación en el alero del templo de Jerusalén es la última según Lucas. Los caminos de Jesús llevan a Jerusalén; él tiene la mira puesta en Jerusalén (9,51). Allí muere y allí es glorificado, allí se humillará como siervo de Dios, será obediente hasta la muerte. Allí experimentará la protección de Dios en la forma más acabada, pues Dios le resucitará y exaltará. él no provoca esta exaltación protectora de Dios, sino que la aguarda.
Las tentaciones de Jesús son tentaciones mesiánicas. El adversario de la soberanía de Dios quiere hacer caer al Hijo de Dios, que ha sido ungido por Dios y es ahora armado para su obra mesiánica. Con todos los medios diabólicos: con compasión hipócrita, con artilugios y magia, trastocando la Sagrada Escritura quiere inducirlo a desobedecer a Dios. Las tres tentaciones repiten tres veces que Jesús se mantuvo obediente. En su calidad de segundo Adán es tentado como lo fue el primero. El primero falló, el segundo sale victorioso. «AI igual que por la desobediencia de un solo hombre la humanidad quedó constituida pecadora, así también por la obediencia de uno solo la humanidad quedará constituida justa» (Rom 5:19).
Las tentaciones de Jesús continúan en sus discípulos (cf. 22,28 ss). También la Iglesia vive en medio de estas tentaciones. Jesús levanta los ánimos cuando son tentados los discípulos, pues él también fue tentado. él muestra cómo hay que vencer las tentaciones: mediante la Sagrada Escritura, que es profesión de fe, oración y fuerza, la «espada del Espíritu» (Efe 6:17).
13 Y acabadas todas las tentaciones, el diablo se alejó hasta un tiempo señalado.
La acción de Jesús comienza con la victoria sobre el demonio. El tiempo de la salud, que es inaugurado por Jesús, es un tiempo en que se ve encadenado el demonio. Jesús dice: «Yo estaba viendo a Satán caer del cielo como un rayo» (Efe 10:18). No tiene ya poder hasta un tiempo señalado. El tiempo de Jesús es un tiempo exento de Satán. Donde actúa Jesús, tiene que retirarse el demonio; la victoria sobre el tentador se obtiene mediante la fiel adhesión a Jesús.
Pero sólo hasta un tiempo señalado suspende Satán las tentaciones de Jesús. Al comienzo de la historia de la pasión se lee: «Satán entró en Judas» (Efe 22:3). Los enemigos de Jesús tienen poder sobre él, porque se inicia el poder de las tinieblas (22,53). En tanto no había llegado su hora, era intangible para sus adversarios ( Luc 4:30; Jua 7:30.45; Jua 8:59). Jesús es clavado en la cruz por los príncipes de este mundo, pero precisamente con esta muerte que él acepta obediente como siervo de Dios que es, vence la soberanía de Satán (Cf. 1Co 2.6; Jua 12:31).
14 Por la fuerza del espíritu, volvió Jesús a Galilea.
La actividad mesiánica debía comenzar en Galilea, según el designio de Dios. En Galilea recibió Jesús la vida. En Galilea comienza el camino de su preparación mesiánica, en Galilea comienza también su obra mesiánica. El Espíritu Santo le ha dado la existencia, el Espíritu le dirige al Jordán y por el desierto; también el Espíritu le guía cuando lleva a cabo su obra mesiánica. Una obediencia humilde y la virtud del Espíritu Santo nos revelan el misterio de la acción de Jesús.
Parte segunda
ACTIVIDAD DE JESÚS EN GALILEA 4,14-8,50
I. COMIENZOS DE LA PREDICACIÓN (4,14-6,16).
Pedro dijo al centurión Cornelio: «Vosotros conocéis lo que ha venido a ser un acontecimiento en toda Judea, a partir de Galilea después del bautismo que Juan predicó: Jesús de Nazaret, cómo Dios lo ungió con Espíritu Santo y poder, y pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la región de los judíos…» (Hec 10:37). Lo que aquí se resume en pocas frases acerca de la actividad de Jesús, es ilustrado en el evangelio. Tres veces comienza Lucas (Hec 4:14; Hec 5:12; Hec 6:1) y tres veces cierra la actividad de Jesús con llamamientos de testigos 5,1 ss; 5,27 ss; 6,12 ss).
1. PRESENTACIÓN (4,14-5,11).
a) Epígrafe (Lc/04/14-15)
14 Por la fuerza del espíritu, volvió Jesús a Galilea, y las noticias sobre él se difundieron por toda la región.
En el Jordán es Jesús «ungido con Espíritu Santo y con poder»; por la fuerza de este Espíritu comienza su acción, como había comenzado su vida por la virtud del Espíritu. El Espíritu lo dirige a Galilea; allí había comenzado su vida. El ángel había sido enviado por Dios a una ciudad de Galilea (1,26). En Galilea comienza también su acción. En la despreciada «Galilea de los gentiles» brota la salvación por la virtud del Espíritu. La acción en virtud del Espíritu causa admiración y fama, que se extiende por toda la región circundante. El Espíritu extiende ampliamente su acción; su virtud quiere transformar el mundo, santificarlo, ponerlo bajo la soberanía de Dios. La acción que comienza en Galilea se extenderá hasta los confines de la tierra. Cuando Jesús haya alcanzado en Jerusalén la meta de su actividad que comienza en Galilea, partirán los discípulos en la virtud del Espíritu, y la noticia de Jesús llenará el mundo entero.
15 Enseñaba en las sinagogas de ellos, con gran aplauso por parte de todos.
La primera actividad de Jesús consiste según Lucas en enseñar, según Marcos en proclamar al modo de un pregonero: «Se ha cumplido el tiempo; el reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la buena nueva» (Mar 1:14 s). Lucas piensa: con la venida de Jesús está ya presente el tiempo de la salvación: Jesús no lo proclama como pregonero, sino que enseña lo que es y lo que aporta este tiempo de salvación.
Las sinagogas con su liturgia semanal de la palabra y de oración son el sitio indicado para la actividad docente de Jesús. Su doctrina es también exposición de la Escritura; ahora se cumplen las predicciones y promesas proféticas. Los apóstoles procederán como Jesús cuando lleven al mundo la palabra de Dios, comenzando por las sinagogas proclamarán el cumplimiento de las promesas (cf. Hec 13:16-41).
En todas partes adonde llega la fama de Jesús, comienza su glorificación; su fama tiene por eco sus alabanzas. El espacio adonde se extenderá su fama será el mundo entero; todos, todos literalmente, le glorificarán. El Espíritu de Dios no descansa hasta que «toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre» (Flp 2:11). La palabra de Dios se lanza a la carrera para la glorificación de Dios.
b) En Nazaret (Lc/04/16-30)
16 Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según lo tenía por costumbre entró en la sinagoga el día de sábado y se levantó a leer. 17 Le entregaron el libro del profeta Isaías; lo abrió y encontró el pasaje en que estaba escrito: …
En una ciudad de Galilea llamada Nazaret (Flp 1:26) fue concebido Jesús, fue criado, llegó a ser hombre y hubo de comenzar su obra según la voluntad del Espíritu. Sus comienzos recibieron la impronta de esta ciudad, que carecía de importancia y era incrédula, que se escandalizó de su mensaje y trató de quitarle la vida. Sus comienzos son comienzos de la nada, de la incredulidad, del pecado, de la repulsa… Y sin embargo comenzó.
Jesús comenzó por lo que era usanza consagrada en la liturgia de la sinagoga, el sábado, en el orden del rito observado en el culto. «Nació bajo la ley» (Gal 4:4), como lo ha mostrado el relato de la infancia. Su tiempo es tiempo del cumplimiento de todas las predicciones y promesas. La historia de la salvación no destruye lo comenzado, sino que lo lleva a su perfección última.
En la liturgia del sábado se recitaban oraciones y se leía la Sagrada Escritura. Los libros de la ley (los cinco libros de Moisés) se leían en forma continuada, los libros proféticos estaban dejados a la libre elección. Todo israelita varón tenía el derecho de ejecutar esta lectura y de añadirle una exposición, unas palabras de exhortación. Como señal de que quería hacer uso de tal derecho se levantaba de su asiento. Jesús se puso en pie. Con esto comienza el ritual de la lectura de la Escritura, que la rodea como un marco, como el engaste rodea a la piedra preciosa. Lucas describe hasta los últimos detalles del ceremonial: le fue entregado el libro del profeta Isaías; él lo abrió. Acaba la lectura, enrolló el libro, lo entregó al ayudante y se sentó. Jesús se amolda al ritual. La Escritura contiene la palabra de Dios; por eso merece respeto y se debe tratar santamente.
El pasaje que leyó estaba tomado del libro del profeta Isaías. Jesús lo halló, no casualmente, sino bajo la guía del Espíritu Santo, con el que estaba ungido y en cuya virtud obraba. Isaías era el profeta de los que aguardaban en tiempos de Jesús. María lo oyó en la anunciación, Simeón se inspiró en él, el Bautista reconoce por él su misión, con él reanimaban las gentes de Qumrán. También Jesús expresa su misión por medio de él.
18 El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para anunciar la buena nueva a los pobres; me envió a proclamar libertad u los cautivos y recuperación de la vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos, 19 a proclamar un año de gracia del Señor.
Las palabras son de Isaías 61,1s. Sólo se ha cambiado una línea. «A poner en libertad a los oprimidos» (Isa 58:6) está en lugar de «para sanar a los de corazón quebrantado». Con esta modificación queda muy bien articulado todo el pasaje. La primera y la segunda línea hablan de dotación con el Espíritu y de encargo recibido de Dios; las otras cuatro líneas hablan de la obra del portador de la salvación. La primera y la última línea y las dos del medio se corresponden; la primera y la última hablan del anuncio y del mensaje, las del medio, de la actividad salvífica del Señor. El portador de salvación actúa de palabra y de obra, es salvador y mensajero de victoria.
La salvación se dirige a los pobres. El tiempo de salvación que anuncia el profeta es un año de gracia, como el año del jubileo, del que se dice: «Santificaréis el año cincuenta, y pregonaréis la libertad por toda la tierra para todos los habitantes de ella. Será para vosotros jubileo, y cada uno de vosotros recobrará su propiedad, que volverá a su familia» (Lev 25:10. Restauración del orden divino).
20 Enrolló luego el libro, lo entregó al ayudante y se sentó. En la sinagoga, todos tenían los ojos clavados en él. 21 Entonces comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura escuchado por vosotros.
A la lectura de la Escritura sigue la instrucción (Hec 13:15). Está comprendida en una frase lapidaria de gran fuerza y énfasis. Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura. En cabeza de la frase está el «hoy» (Cf. Luc 2:11; Luc 19:5.9; Luc 23:43; 2Co 3:14; Hab 4:7), al que habían mirado los profetas, en el que se cifraban los grandes anhelos: ahora está presente. Mientras pronuncia Jesús estas palabras, se inicia el suspirado año de gracia. El tiempo de salvación es proclamado y traído por Jesús. Es lo increíblemente nuevo de esta hora. Las piadosas usanzas y las palabras de la Escritura, que eran promesa tienen ahora cumplimiento.
Escuchado por vosotros. Que ha comenzado el tiempo de salvación y que ya está presente el portador de ella, es algo que sólo se puede saber mediante la audición de este mensaje; no se ve ni se experimenta. El mensaje exige la fe, la fe viene de oír, es respuesta a una interpelación.
La predicción que ahora se cumple es el programa de Jesús, que no lo ha elegido él mismo, sino que le ha sido prefijado por Dios. él es enviado por Dios; por medio de él visita Dios mismo a los hombres. Hoy ha tenido lugar la visita salvadora, que no se debe desperdiciar.
Jesús actúa de palabra y de obra, enseñando y sanando. El tiempo de gracia ha alboreado para los pobres, los cautivos y los oprimidos. Precisamente el Jesús del Evangelio de san Lucas es el salvador de estos oprimidos. El gran presente que hace Jesús es la libertad: liberación de la ceguera del cuerpo y del espíritu, liberación de la pobreza y de la servidumbre, liberación del pecado.
En tanto mora Jesús en la tierra, dura el apacible y suspirado «año de gracia del Señor». En él tenían puestos los ojos las gentes antes de Jesús, hacia él vuelve la Iglesia los ojos. Es el centro de la historia, la más grande de las grandes gestas de Dios. En el gozo y en el esplendor de este año queda sumergido lo que Isaías había dicho también sobre este año: «Para publicar el año de perdón de Yahveh y el día de la venganza de nuestro Dios» (Isa 61:2). El Mesías es ante todo y por encima de todo el que imparte la salvación, y no el juez que condena.
22 Y todos se manifestaban en su favor y se maravillaban de las palabras llenas de gracia salidas de su boca, y decían: ¿Pero no es éste el hijo de José?
Jesús había crecido en gracia ante Dios y ante los hombres (Isa 2:52). Ahora se hallaba en pie ante ellos el que, venido al final del tiempo de la preparación, había sido ungido con el Espíritu y había comenzado a cumplir su misión. La gracia de Dios había llegado a su plena eclosión. Todos se manifestaban en su favor, testimoniando que sus palabras expresaban la gracia de Dios y suscitaban la gracia de los hombres. «La gracia salvadora de Dios se ha manifestado a todos los hombres» (Tit 2:11). «Dios estaba con él» (Hec 10:38). Esta es la primera impresión y la primera vivencia de quien conoce a Jesús. Así lo experimentaron Nazaret y Galilea, como lo experimentan todavía hoy los niños, los que están exentos de prejuicios o los que ansían la salvación, cuando se acercan al Evangelio de Jesús. Sin embargo, en el momento siguiente, surge el escándalo: ¿Pero no es éste el hijo de José? Lo humano de su existencia es ocasión de escándalo, su palabra, que era estimulante se hace irritante. Se acoge con aplauso el mensaje, pero se recusa al portador de la salvación contenida en el mensaje. De lo humano, en que se revela la gracia de Dios, nace la repulsa. El hombre se exaspera porque un hombre pretende que se le escuche como a enviado de Dios.
La patria de Jesús lo recusa, porque es un compatriota y no acredita su pretensión de ser salvador enviado por Dios. Mucho más escándalo suscitará su muerte. El mismo escándalo suscitan los apóstoles, la Iglesia y quienquiera que siendo hombre proclama el mensaje de Dios.
23 Entonces él les dijo: Seguramente me diréis este proverbio: Médico, cúrate a ti mismo; haz también aquí, en tu tierra, todo lo que hemos oído que hiciste en Cafarnaúm. 24 Y añadió: Os lo aseguro: Ningún profeta es bien acogido en su tierra.
Los nazarenos quieren una señal de que Jesús es el salvador prometido. Una vez más asoma la exigencia de signos. El hombre se sitúa ante Dios formulando exigencias: exige que Dios acredite la misión de su profeta en la forma que agrada al hombre. Ahora bien, ¿se ha de inclinar Dios ante el hombre? Dios da la salud, pero sólo al que se le inclina con obediencia de fe y aguarda en silencio. Dios exige la fe, el sí con que se reconozcan sus disposiciones. Pero los nazarenos no creían, no tenían fe (Mar 6:6).
Es que Jesús, según el modo de ver humano, debía acreditarse también en su patria con milagros, como los había hecho en Cafarnaum. El médico que no puede curarse a sí mismo se juega su prestigio y destruye la confianza y la fe que se había depositado en él. ¿De qué le sirve su capacidad si ni siquiera se la sabe aplicar a sí mismo? Los nazarenos desconocen a Jesús porque juzgan con criterios puramente humanos. Jesús es profeta y obra por encargo de Dios. Su modo de obrar no está pendiente de lo que exijan los nazarenos; él no emprende lo que le aprovecha personalmente, sino únicamente lo que Dios quiere que haga.
Las sugerencias de los nazarenos eran las sugerencias del tentador. Los nazarenos desconocen a Jesús porque no reconocen su misión divina.
25 Os digo de verdad: Muchas viudas había en lsrael en tiempos de Elías, cuando el cielo se cerró a la lluvia durante tres años y seis meses, de suerte que sobrevino una gran hambre por toda la región: 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue curado. sino Naamán, el sirio.
El profeta no obra por propia decisión, sino conforme a la disposición de Dios que lo ha enviado. Acerca de los dos profetas Elías y Eliseo dispuso que no prestaran su ayuda maravillosa a sus paisanos, sino a gentiles extranjeros. Jesús no debe llevar a cabo los hechos salvíficos en su patria, sino que debe dirigirse a país extraño. Dios conserva su libertad en la distribución de sus bienes.
Los nazarenos no tienen el menor derecho a formular exigencias de salvación por ser compatriotas del portador de la misma y por tener parentesco con él. Israel no tiene derecho a la salvación por el hecho de que el Mesías es de su raza. La soberanía de Dios, que Jesús proclama y aporta, salva a los hombres objeto de su complacencia. La salvación es gracia. Elías (*) y Eliseo hacen en favor de extranjeros los milagros de resucitar muertos y de curar de la lepra. Jesús resucitará a un muerto en Naím (Mar 7:11 ss) y librará de la lepra a un samaritano (Mar 17:12 ss). Lo que decide no son los vínculos nacionales, sino la gracia de Dios y el ansia de salvación, acompañada de fe. Jesús comienza por anunciar el mensaje de salvación a sus paisanos, pero una vez que éstos lo rechazan, se dirige a los extraños. Pablo y Bernabé dicen a los judíos: «A vosotros teníamos que dirigir primero la palabra de Dios; pero en vista de que la rechazáis y no os juzgáis dignos de la vida eterna, nos dirigimos a los gentiles» (Hec 13:46 s).
Jesús reanuda la acción de los grandes profetas. La impresión que dejó Jesús en el pueblo se expresa así: «Fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo» (24.19). Por medio de Jesús visita Dios misericordiosamente a su pueblo, como lo había hecho por medio de los profetas. Pero la suerte de los profetas es también la suerte de Jesús.
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* Según 1Re 18:1 no llegó la sequía a los tres años; de tres años y medio habla también Stg 5:17. Se redondean los números como en la literatura judía.
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28 Cuando lo oyeron, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de indignación; 29 se levantaron y lo sacaron fuera de la ciudad, y lo llevaron hasta un precipicio de la colina sobre la que estaba edificada su ciudad, con intención de despeñarlo. 30 Pero él, pasando en medio de ellos, se fue.
El que se presenta como profeta debe acreditarse con signos y milagros (Deu 13:2 s). Jesús no se acredita. Por esto se creen los nazarenos obligados a condenarlo y a lapidarlo como a blasfemo. El castigo por blasfemia se iniciaba de esta manera: el culpable era empujado por la espalda desde una altura por el primer testigo. La entera asamblea se constituye aquí en juez de Jesús, lo condena y quiere ejecutar inmediatamente la sentencia. Se anuncia ya el fracaso de Jesús en su pueblo. Es expulsado de la comunidad de su pueblo, condenado como blasfemo y entregado a la muerte.
En este caso, sin embargo, Jesús escapa al furor de sus paisanos. No hace milagro alguno, pero nadie pone las manos sobre él. No ha llegado todavía la hora de su muerte. Dios es quien dispone de su vida y de su muerte. Ni siquiera la muerte de Jesús puede impedir que sea resucitado, que vaya al Padre, que viva y ejerza su acción para siempre. Jesús abandona definitivamente a Nazaret y emprende el camino hacia los extraños. No los paisanos, sino extraños serán los testigos de las grandes obras de Dios por Jesús. Dios puede sacar de las piedras del desierto hijos de Abraham.
Lo sucedido en Nazaret fue puesto por Lucas en cabeza de la actividad de Jesús. Es la obertura de la acción de Jesús. Se insinúan en ella numerosos motivos, que luego se registran y se desarrollan en el Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles…
c) En CAFARNAÚN (Lc/04/31-44)
31 Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea. Y los sábados se ponía a enseñarles. 32 Y se quedaban atónitos de su manera de enseñar, porque su palabra iba revestida de autoridad.
Nazaret está situada sobre una colina, CAFARNAÚN a la orilla del lago. Jesús bajó. Una vez que ha sido repudiado por su ciudad natal, en la que se había criado, elige una ciudad extraña, CAFARNAÚN, como su nueva patria (Mat 4:13). La palabra de Dios parte de Galilea. No sin razón se llama a CAFARNAÚN ciudad de Galilea. En Galilea se reúnen los primeros discípulos, los testigos de la Iglesia; se los llama también «galileos» (Hec 2:7). Los planes salvíficos de Dios alcanzan lo que quieren, aun a pesar del repudio de los hombres.
En CAFARNAÚN actúa Jesús de la misma manera que en Nazaret. Enseña el sábado en la sinagoga durante la liturgia e interpreta la Escritura en el nuevo sentido del cumplimiento actual de las promesas. Su enseñanza impone y causa asombro. La palabra de Jesús tiene poder, autoridad, pues Jesús habla en la virtud del Espíritu. La palabra de Dios es fuerza creadora. «La palabra de Dios es viva y operante» (Heb 4:12).
33 Había en la sinagoga un hombre que tenía espíritu de demonio impuro y que comenzó a gritar a grandes voces: 34 ¡Eh!. ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? Yo sé bien quién eres: el santo de Dios.
A la palabra llena de autoridad se añade la acción poderosa. El espíritu que dominaba al poseso era un espíritu maligno, un demonio que vuelve impuros a los que domina. La imagen de los posesos que trazan los evangelistas no responde exactamente a la de enfermos mentales. Los malos espíritus ejercen influjo en los hombres. En los posesos se manifiesta a fin de cuentas cuál es el estado de] hombre sin redención.
El demonio no puede soportar la presencia de Jesús. El poseso, impelido por el mal espíritu, grita a grandes voces. Jesús de Nazaret, el «santo de Dios», y los espíritus impuros forman un contraste inconciliable. El tiempo de la salud que ahora se anuncia trae la ruina de los malos espíritus.
El mal espíritu hace una profesión de fe acabada: Jesús de Nazaret, el santo de Dios (Jua 6:69). El santo de Dios es el Mesías. «El que nacerá de ti será santo, será llamado Hijo de Dios» (Jua 1:35).
Jesús de Nazaret es llamado «el santo de Dios» por los ángeles del cielo y por los demonios del infierno. ¿Y por los hombres? «Dios lo exaltó, y le concedió el nombre que está sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en el abismo, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre» (Flp 2:9 ss). ¡Qué camino para que los hombres le confiesen!
35 Pero Jesús le increpó: Enmudece y sal de este hombre. Entonces el demonio, echándolo por tierra delante de ellos, salió de él, sin haberle causado ningún daño.
Las amenazas de Jesús tienen fuerza divina. «Las columnas del cielo tiemblan y se estremecen a una amenaza suya» ( Job 26:11). También los demonios tienen que inclinarse ante Jesús, que pronuncia contra ellos la amenaza de Dios.
La profesión de fe del demonio es rechazada. «La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma. Más aún, alguno dirá: Tú tienes fe, yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré por las obras mi fe. ¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios creen y tiemblan» (Stg 2:17-20). La profesión de fe debe ir acompañada de obras que agraden a Dios y de la alabanza de Dios.
El demonio se resiste, pero de nada le sirve su arrebato. No puede causar ningún daño. Lucas usa una expresión médica. Aprecia el alcance de lo que ha hecho Jesús. Jesús tiene fuerza sobrehumana. Una fuerza que sobrepuja incluso las fuerzas demoníacas. Dios obra por él, el santo de Dios, por el cual Dios se demuestra como el santo, el completamente otro, el poderoso.
36 Todos quedaron llenos de estupor y lo comentaban unos con otros diciendo: ¿Qué palabra es esta, que manda con autoridad y fuerza a los espíritus impuros, y salen? 37 Y su fama se extendía por todos los lugares de la comarca.
La acción poderosa de Jesús infunde asombro y respeto. Las gentes hablan sólo entre sí, «unos con otros». La emoción les impide hablar alto. La admiración, el asombro, el sobrecogimiento, el silencio respetuoso son pasos preparatorios para la fe, son el camino del reconocimiento de Dios y de su revelación.
Lo que se admira es la palabra. La palabra de Jesús tiene fuerza y autoridad, tiene poder divino. ¿Qué clase de palabra es ésta? Preguntar con asombro es el camino que lleva al conocimiento de Jesús.
La palabra poderosa halla eco. Su fama se extiende por todos los lugares de la comarca. La palabra tiende a extenderse, quiere llenar espacios cada vez mayores. El eco de la palabra de Jesús es la alabanza de Jesús por los hombres.
38 Salió de la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón se encontraba atacada de fiebre grande y le suplicaron por ella. 39 E inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y ésta se le quitó. Inmediatamente ella se levantó y les servía.
La enferma está acostada en una estera. Jesús se acerca como un médico a su cabecera. Se inclinó sobre ella. La misma palabra conminatoria que al demonio se dirige también a la fiebre. La palabra produce efecto. Inmediatamente sobreviene la curación. Nada puede oponerse a la palabra de Dios, pronunciada por Jesús.
La suegra de Simón, una vez curada, sirve a la mesa. Se organiza una comida, y la que ha sido curada la sirve. La enfermedad había desaparecido al instante y totalmente. En CAFARNAÚN, en casa de Simón, halla Jesús un nuevo hogar. «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica» (8,21). La casa de Simón se equipara a la sinagoga. Aquí, como allí, lleva a cabo la palabra de Dios las obras salvíficas. La palabra sale de la sinagoga y pasa a las casas de los hombres.
40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaron a él; entonces él les iba imponiendo las manos a cada uno y los curaba. 41 También los demonios salían de muchos, gritando así: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él les increpaba y no les permitía decir eso, porque sabían que él era el Mesías.
Expresamente se dice que Jesús es el Salvador de todos en todas las cosas. «Todos han de ver la salvación de Dios»: así lo había anunciado el Bautista. La gracia de Dios desborda en Jesús. A cada uno de ellos les iba imponiendo las manos. La curación se efectúa por la virtud del Espíritu al que Jesús poseía. La imposición de manos es comunicación de la fuerza que hay en él y que sana. A cada uno imponía las manos. Con esto se expresa la bondad de Jesús: se interesa por todos al interesarse por cada uno. Los demonios se resisten a Jesús. Gritando su nombre quieren desvirtuarlo. En la antigüedad se creía que se podía expulsar al demonio pronunciando su nombre. La magia del nombre que los hombres emplean contra los demonios, dirigen éstos contra Jesús. En la lucha que se desencadena entre Jesús y los demonios una vez que se ha iniciado el tiempo de salvación, sale Cristo triunfante, pese a todas las intentonas de los poderes diabólicos.
La grandeza de Jesús se muestra en el título de Hijo de Dios; se le da este título porque él es el Mesías (el Ungido). Cristo fue desde un principio ungido con el Espíritu, por lo cual se llama también Hijo de Dios (1,35). Pero Jesús no los dejó hablar. No quiere recibir la confesión de demonios. La confesión de que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías, el santo de Dios, se alcanzará por el camino de la muerte de Cristo (Flp 2:8 ss). La imposición de las manos y la palabra son las manifestaciones de poder del Espíritu que obra en Cristo.
42 Cuando amaneció, salió y se fue a un lugar desierto. Las multitudes lo andaban buscando; llegaron hasta él e intentaban retenerlo, para que no se alejara de ellos. 43 Pero él les dijo: También a otras ciudades tengo que anunciar la buena nueva del reino de Dios, pues para esto he sido enviado. 44 E iba predicando por las sinagogas de Judea.
Jesús no deja que le retengan en CAFARNAÚN. Su vida es una peregrinación. Dos veces se expresa esto. Marcos habla de la oración de Jesús en la montaña (Mar 1:35), Lucas gusta de referirse a la oración solitaria de Jesús; pero en esta ocasión renuncia Lucas a hablar de ello. Jesús camina sin demora. La palabra necesita extenderse. Jesús no permite que nadie ni nada le detenga.
Jesús no puede atarse a una ciudad. Tiene que caminar. Esta es su misión, tal es la necesidad que impone el designio divino. La palabra de Dios es para él un encargo que le impele a buscar amplios horizontes. Ni las ventajas personales ni las muchedumbres del pueblo deciden de su vida, sino únicamente la palabra, en último término Dios.
La acción de Jesús consiste en proclamar la buena nueva de que el reino de Dios está presente. Esta nueva debe llenar la tierra entera de los judíos. El campo de acción se extiende: de Nazaret a CAFARNAÚN y a la región circundante, de aquí a Judea, nombre con que se designa la tierra entera de Palestina. En todas las sinagogas resuena su mensaje, pero sólo en las sinagogas, en el pueblo de Israel. Sólo cuando sea exaltado, se verá enteramente libre de limites su proclamación.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
Tentaciones de Jesús (ver Mat. 4:1-11; Mar. 1:12, 13)
Como resultado inmediato después de haber recibido el Espíritu, Jesús fue enviado al desierto para enfrentarse a los ataques del demonio. Las tentaciones fueron intentos de engañar a Jesús para que obrara mal. Lo comprendió y resistió gracias al poder del Espíritu y salió sin tacha.
La primera tentación (3, 4) instó a Jesús a apelar a su recién confirmada posición (3:22) para cumplir un acto de poder y así satisfacer el hambre. La tentación realmente fue dirigida contra la obediencia de Jesús al Padre y le sugería que la satisfacción de sus necesidades físicas era más importante que la experiencia espiritual que lleva a un carácter fuerte (Rom. 5:3). Jesús respondió citando el principio escritural de que la verdadera vida de una persona no depende de la satisfacción del hambre física. El punto central de la cita es que el demonio hizo a Jesús una sugerencia atractiva pero él rehusó aceptarla porque iba en contra de la Escritura.
Entonces (5-8) Jesús fue llevado a un punto alto desde el cual podía verse todo el mundo. Como su aparente gobernante (Juan 12:31), el demonio ofreció entregarle el dominio sobre él si admitía su autoridad superior. Esta vez la tentación era menos sutil. Sin embargo, en última instancia, el mundo no pertenece al demonio; sus promesas no son confiables e inclinarse a ellas es incompatible con el servicio exclusivo a Dios (Deut. 6:13).
Finalmente (9-12), el demonio, derrotado por la Escritura, trató de citarla para su propio provecho. Sugirió que el Sal. 91:11, 12 justificaba que Jesús saltara desde la alta columnata del templo al valle del Quedrón que corría abajo. El demonio hizo de ello una demostración de la confianza de Jesús como Hijo de su Padre. De hecho hubiera sido un acto de incredulidad; la gente no pone a prueba a aquellos en quienes tiene una confianza completa, especialmente cuando esa persona es Dios (Deut. 6:16). Haber cedido a esa sugerencia hubiera sido de he cho dudar de que él era realmente el Hijo de Dios y que su padre era digno de confianza. De ese modo, el diablo fue rechazado cada vez y se retiró de la lucha por el momento. Aunque no reaparece en la historia por nombre hasta 22:3, estuvo activo en el período intermedio (p. ej. 13:16; 22:31).
Todas las tentaciones fueron dirigidas contra Jesús como Hijo de Dios. No fueron dirigidas específicamente contra su obra como Mesías, alentándolo a dominar a la gente por medio de milagros espectaculares, sino contra su relación íntima con Dios sobre la cual descansaba su posición como Mesías. Así como Israel desconfió y desobedeció a Dios en el desierto (Deut. 6-8), su Mesías confiaba y obedecía.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
4.1 Algunas veces sentimos que si el Espíritu Santo nos guía, siempre será «junto a aguas de reposo» (Psa 23:2). Pero esto no es del todo cierto; el Espíritu condujo a Jesús al desierto para una larga y difícil época de prueba y puede también llevarnos a situaciones difíciles. Al enfrentar pruebas, primero asegúrese de que no vienen debido al pecado ni por decisiones insensatas. Si no descubre pecado inconfesado ni comportamiento negligente que cambiar, pida a Dios que le dé energías para enfrentar la prueba. Por último, tenga cuidado en seguir fielmente hacia donde el Espíritu le guía.4.1 La tentación a menudo viene después de un buen momento en nuestra vida espiritual o en nuestro ministerio (véase 1 Reyes 18 y 19 que relatan la historia de Elías, donde luego de su gran victoria, le sigue la desesperación). Recuerde que Satanás elige el momento preciso para sus ataques. Necesitamos estar en guardia en tiempos de victoria y en tiempos de desaliento. Véase la nota tercera a Mat 4:1ss de cómo Satanás nos tienta cuando estamos vulnerables.4.1, 2 Satanás tentó a Eva en el huerto y tentó también a Jesús en el desierto. Satanás es un ser real, no un símbolo ni una idea. Constantemente lucha en contra de Dios y en contra de los que le siguen y obedecen. Jesús fue el blanco original de su tentación. Satanás triunfó con Eva y Adán, y pretendía hacer lo mismo con Jesús.4.1-13 Conocer y obedecer la Palabra de Dios es arma eficaz contra la tentación, la única ofensiva provista en la «armadura» de Dios (Eph 6:17). Jesús usó la Escritura para enfrentar los ataques de Satanás y usted puede hacerlo también. Pero, a fin de usarla con eficacia, debe tener fe en las promesas de Dios porque Satanás también sabe las Escrituras y es experto en torcerlas para que se ajusten a sus propósitos. Obedecer las Escrituras es más importante que tener un simple versículo que mencionar, de manera que léalos a diario y aplíquelos a su vida. Así su «espada» tendrá siempre filo.4.2 ¿Por qué fue necesaria la tentación de Jesús? Primero, la tentación es parte de la experiencia humana. Para que Jesús fuera netamente humano y pudiera entendernos del todo, tuvo que enfrentar la tentación. (Véase Heb 4:15.) Segundo, Jesús tuvo que deshacer la obra de Adán. Este, aunque se creó perfecto, cayó en la tentación y su pecado se trasmitió a todo el género humano. Jesús, en contraste, resistió a Satanás. Su victoria ofrece salvación a todos los descendientes de Adán (véase Rom 5:12-19).4.3 Satanás a menudo plantea interrogantes acerca de lo que Dios ha dicho. Sabe que una vez que empecemos a cuestionar a Dios, será mucho más fácil conseguir que hagamos lo que él quiere. Quizás plantear preguntas nos ayude a formar creencias y fortalecer la fe, pero también puede ser peligroso. Si enfrenta dudas en su vida, tenga en cuenta que puede ser vulnerable a las tentaciones. Aun si busca respuestas, protéjase mediante la meditación en las verdades inamovibles de la Palabra de Dios.4.3 Algunas veces lo que nos sentimos tentados a hacer no es malo en sí. Transformar piedras en pan no es necesariamente dañino. El hecho no era pecado, sino el motivo. Satanás trató de que Jesús se desviara a expensas de sus metas a largo plazo. Satanás a menudo obra así, persuadiéndonos a realizar cosas, aun buenas, pero por razones erróneas o en el momento indebido. El hecho de que algo no sea malo no significa que sea bueno para usted en un determinado momento. Muchos pecan por atender a sus legítimos deseos fuera de la voluntad de Dios o fuera de su tiempo. La primera pregunta que debe hacerse es: «¿Es el Espíritu Santo el que me guía a hacer esto? O: ¿Es Satanás el que me induce a hacerlo para desviarme del camino?»4.3ss A menudo no solo nos tientan nuestras debilidades, sino también nuestros lados fuertes. Satanás tentó a Jesús por donde El estaba firme. Jesús tuvo poder sobre las piedras, los reinos del mundo y aun sobre los ángeles y por eso Satanás quiso que ese poder lo usara sin considerar su misión. Cuando damos lugar al diablo y usamos erróneamente nuestras fuerzas, nos volvemos soberbios y autodependientes. Al confiar en nuestros poderes necesitamos muy poco de la ayuda de Dios. Para no caer en esta trampa, debemos llegar al convencimiento de que todas nuestras energías son un don de Dios y que las debemos dedicar a su servicio.4.6, 7 Con arrogancia, Satanás esperó salir airoso en su rebelión contra Dios al tratar de desviar a Jesús de su misión y lograr adoración. «Este mundo es mío, no de Dios», decía, «y si esperas hacer algo importante aquí, mejor que lo tengas en cuenta». Jesús no discutió con Satanás acerca de quién era el dueño de este mundo, en cambio refutó la validez de la declaración. Sabía que redimiría al mundo al dar su vida en la cruz, no a través de una alianza con un ángel corrupto.4.9-11 Aquí Satanás tergiversa las Escrituras. La intención del Salmo 91 es mostrar la protección de Dios hacia su pueblo, no incitarlo a usar el poder de Dios en demostraciones sensacionales o tontas.4.13 La derrota de Satanás fue decisiva, mas no final. A través de su ministerio, Jesús enfrentaría al diablo en muchas formas. Es común ver la tentación como algo que viene y va. En realidad, debemos mantenernos siempre alertas contra los reiterados ataques del diablo. ¿Dónde es más susceptible a la tentación en este momento? ¿Está preparado para enfrentarla?4.16 Las sinagogas eran muy importantes en la vida religiosa de los judíos. Durante el exilio, cuando los judíos no gozaban del templo, se establecieron las sinagogas como lugares para la adoración durante el sábado y como escuelas para los niños durante la semana. Continuaron en uso aun después de la reconstrucción del templo. Una sinagoga se podía abrir en cualquier pueblo donde vivieran al menos diez familias judías. La dirigía una persona y su ayudante. En la sinagoga, muchas veces el líder invitaba a un rabino visitante para que leyera las Escrituras y enseñara.4.16 Jesús fue a la sinagoga «conforme a su costumbre». A pesar de que era perfecto como Hijo de Dios y su sinagoga local dejaba mucho que desear, asistía a las reuniones cada semana. Su ejemplo convierte en débiles y egoístas muchas de las excusas que se usan para no asistir. Haga que la asistencia al culto de adoración forme parte de su vida.4.17-21 Jesús citó Isa 61:1-2. Este pasaje describe la liberación de Israel del cautiverio babilónico como un año de jubileo en el que se cancelaban todas las deudas, se liberaban los esclavos y se devolvían las propiedades a sus dueños originales (Levítico 25). Pero la liberación del cautiverio no trajo lo que el pueblo esperaba; todavía era un pueblo conquistado y oprimido. De ahí que Isaías quizás se refería a una era mesiánica futura. Jesús con audacia anunció: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros». Jesús se proclamó como aquel que haría que estas buenas nuevas sucedieran, pero de una manera que la gente era incapaz de entender.4.24 Ni siquiera aceptaron al mismo Jesús como profeta en su pueblo. Mucha gente tiene la misma actitud. Todo aquel que lleva un maletín y que viene de lejos es un experto. No se sorprenda cuando su vida y fe cristianas no las comprendan con facilidad ni las acepten quienes lo conocen bien.4.28 Estos comentarios enfurecieron a los de Nazaret, porque Jesús decía que a veces Dios decidía alcanzar a los gentiles antes que a los judíos. Jesús los acusó de ser tan incrédulos como los ciudadanos del reino del norte de Israel en los días de Elías y Eliseo, una época notoria por su gran maldad.4.31 Hacía poco que Jesús se había marchado hacia Capernaum desde Nazaret (Mat 4:13). Capernaum era una ciudad próspera, con gran riqueza, así como también grande en pecado y decadencia. Ya que allí estaba el cuartel general de gran parte de las tropas romanas, los comentarios acerca de Jesús podían correr a través de todo el Imperio Romano.4.31 ¿Por qué dejaban que Jesús enseñara en las sinagogas? Jesús aprovechó la costumbre de permitir a los visitantes enseñar. Rabinos itinerantes eran siempre bienvenidos para hablar a los que se reunían cada día de reposo en la sinagoga. El apóstol Pablo también se benefició con esta costumbre (véanse Act 13:5; Act 14:1).4.33 En la sinagoga donde Jesús enseñaba había un hombre poseído por el demonio. Se abrió paso hasta el lugar de adoración y lanzó improperios a Jesús. Es ingenuo pensar que en la iglesia estamos protegidos de maldad. Satanás se goza al invadir nuestra presencia siempre y dondequiera que pueda. Pero la autoridad de Jesús es mayor que la de él; y donde está Jesús, los demonios no pueden permanecer por mucho tiempo.4.34-36 La gente se maravillaba al ver la autoridad de Jesús para echar fuera demonios, los espíritus malignos que Satanás gobierna y envía para acosar a la gente y tentarla a pecar. Como su líder, quizás sean ángeles caídos que se le unieron en rebelión contra Dios. Los demonios pueden lograr que una persona enmudezca, sea sorda, ciega o pierda la razón. Jesús enfrentó a muchos demonios durante su estancia en la tierra y siempre impuso su autoridad sobre ellos. Según nos relata Lucas, no solo el demonio salió de este hombre, sino que lo hizo sin siquiera dañarlo.4.36 La maldad penetra nuestro mundo y no debe sorprender que a menudo la gente vive temerosa. Pero el poder de Jesús es mucho más grande que el de Satanás. El primer paso para dominar el temor al maligno es reconocer la autoridad de Jesús. El ha vencido lo malo, incluyendo a Satanás.4.39 Jesús sanó a la suegra de Simón (Pedro) completamente, al grado que no solo la fiebre la dejó, sino que también cobró energías y de inmediato se levantó y atendió las necesidades de otros. ¡Qué actitud más hermosa de servicio demostró! Dios nos da salud para servir a otros.4.40 La gente vino a Jesús hasta «ponerse el sol» porque era día de reposo (4.31), su día de descanso. El día de reposo duraba desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado. La gente no quería quebrantar la Ley que prohibía viajar en el día de reposo, de manera que esperaba hasta que pasaran las horas sabáticas para ir a Jesús. Luego, como destaca Lucas el médico, iban a Jesús con diversas enfermedades y El los sanaba.4.41 ¿Por qué Jesús no quiso que los demonios revelaran quién era? (1) Ordenó a los demonios que callasen para mostrar su autoridad sobre ellos. (2) Quería que sus oyentes creyeran que era el Mesías por sus palabras y no por los demonios. (3) Revelaría su identidad a su debido tiempo, en el tiempo de Dios, y no iba a permitir que Satanás lo obligara con sus planes malignos. Los demonios lo llamaron Jesús «el Santo de Dios» (4.34) o «el Hijo de Dios» (4.41) porque sabían que era el Cristo. Pero Jesús iba a mostrarse como el siervo sufriente antes de llegar a ser el gran Rey. La pronta revelación como Rey hubiera causado alboroto en las multitudes con expectativas erróneas de lo que El vino a hacer.4.42 Jesús tenía que levantarse muy temprano a fin de tener un tiempo a solas. Si El necesitó soledad para orar y descansar, ¿cuánto más nosotros? No permita que las muchas ocupaciones de la vida le lleven a un frenesí de actividades que le impidan tener su devocional a solas con Dios. No importa cuánto tenga que hacer, debe tener siempre un tiempo para orar.4.43 ¡El Reino de Dios es buenas nuevas! Desde el tiempo de la cautividad en Babilonia, los judíos esperaban la venida del Mesías prometido. El Reino de Dios era buenas nuevas para ellos porque significaba el fin de su espera. ¡También lo es para nosotros porque denota libertad de la esclavitud del pecado y del egoísmo! El Reino de Dios está aquí y ahora, porque el Espíritu Santo vive en los corazones de los creyentes. También está en el futuro, porque Jesús volverá para reinar sobre un reino perfecto donde no existirán ni el pecado ni la maldad.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O: “la fuerza activa”. Gr.: pnéu·ma·ti; lat.: Spí·ri·tu; J17,18,22(heb.): ha·rú·aj, “la fuerza activa”. Véase Gén 1:2, n: “Activa”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 242 Lev 16:21; Mat 4:1; Mar 1:12
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
lleno del Espíritu Santo. El Espíritu Santo lleva a Jesús a la tentación, pero también le fortalece y le acompaña durante la prueba (vers. 14).
Fuente: La Biblia de las Américas
La narrativa de la tentación en Lucas enfatiza tres temas: 1) el poder del Espíritu, 2) la relación especial de Jesús con el Padre, y 3) el conflicto entre Cristo y Satanás.
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Con respecto a los vs. 1-13, véanse las notas de Mat_4:1-11 .
1 (2) Véase la nota 22 (1) del cap.3.
1 (3) O, en.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
al desierto. El lugar tradicional de la tentación está al NO del mar Muerto, cerca de Jericó.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
52 (D) Jesús, Hijo y Siervo de Dios, vence al diablo (4,1-13). Lucas, que basa su relato en Mc y Q, cambia el orden de las tentaciones y ubica la última en Jerusalén. Cuando Jesús esté sobre la cruz, en Jerusalén, volverá a encontrar tentaciones como las de 4,1-13 (cf.23,34b-39) y de nuevo las vencerá, a ellas y al mal, mediante su fe. Cf. J. Neyrey, The Passion According to Luke (TI, Nueva York 1985) 156-92. Las especulaciones sobre el final del tiempo incluían el elemento mítico de la derrota del diablo (AsMo 10,1; l Hen 69,29). Lucas manifiesta también este tipo de pensamiento en 10,17-20; 11,22; 22,3.53; Hch 10,38; 26,18, que son pasajes donde describe el ministerio de Jesús y de la Iglesia. Dado que 4,1-13 contiene este modo de pensamiento mítico, resulta difícil evaluar su historicidad. Es plausible que Jesús utilizase estos patrones de pensamiento apocalíptico de su época para hablar a sus discípulos de las pruebas a las que se vio enfrentada su fe, generadas por los conflictos que encontró en su predicación del reino. Además del mensaje cristológico que hay en ellas, Jesús, Hijo y Siervo, es el paradigma de la nueva humanidad que vence al mal mediante el Espíritu y la fe obediente, encontramos también un mensaje eclesiológico. La confianza y la fe en la bondad de su Dios y Padre, y en la palabra de Dios como el armamento más seguro en todo conflicto (cf. Ef 6,17), son un modelo para todos los cristianos, que también están dotados con el Espíritu Santo.
53 1. lleno de Espíritu Santo: Esta proposición aparece solamente aquí y en Hch 6,5 y 7,55 (Esteban) y 11,24 (Bernabé). Jesús es el modelo para los cristianos amenazados, del Jordán: Clara conexión con el bautismo de Jesús en el Jordán (3,21-22), en que se reveló como Hijo y Siervo, conducido por el Espíritu: El Espíritu, otorgado a Jesús en su bautismo, no lo conduce a la tentación, sino que es el poder que lo sostiene durante ella. Una parecida tradición bautismal puede hallarse tras Rom 8,14. en el desierto: Tal vez una referencia al desierto de Judá. En 8,29 y 11,24, el desierto es el lugar donde habitan los demonios. No parece percibirse ninguna referencia a la experiencia de desierto de Israel. 2. cuarenta días: En la tradición bíblica, «cuarenta» equivale a un periodo suficientemente largo de tiempo (cf. Jon 3,4). Pero es Mateo, no Lucas, quien evocará la experiencia de desierto de Israel (cf. Mt 4,2 y Éx 34,28) en su relato de las tentaciones de Jesús. En Lucas, Jesús no es ni un nuevo Moisés ni tampoco un nuevo Israel. tentado por el diablo: A diferencia de Mateo, que mezcla en su relato «Satán» y «diablo», Lucas se refiere al fiscal de Dios (cf. Job 1-2) considerado como diabolos. El destino de Jesús como Hijo y Siervo es desafiado por los riesgos y ambigüedades de la existencia humana cotidiana, no comió nada: No se trata de un ayuno penitencial. Tampoco hay referencia alguna a la experiencia de Israel en el desierto, en el que permaneció 40 años, no 40 días. El ayuno es símbolo de la plenitud de Espíritu que posee Jesús, y de su impotencia, contingencia y humillación ante un Dios omnipotente que, generosamente, da y mantiene la vida. Cf. J. F. Wimmer, Fasting in the New Testament (TI, Nueva York 1982). 3. si eres Hijo de Dios: Tanto aquí como en el v. 9, Jesús es llamado «Hijo de Dios», una clara referencia a su bautismo (3,22) y a «Adán, hijo de Dios» (3,28). Jesús, Hijo y Siervo de Dios, que cumple el plan de Dios en la creación y en la historia de Israel (3,23-38), es fiel al plan divino, mientras que ni Adán ni Israel lo fueron, esta piedra: Lucas, de forma más realista que Mateo, menciona sólo una piedra. No se imagina la transformación del desierto rocoso de Judá en una panadería. 4. no sólo de pan vive el hombre: Al estar sin alimentarse durante tanto tiempo, el ser humano Jesús está, obviamente, hambriento, y es vulnerable a la tentación del diablo. La respuesta de Jesús al diablo está tomada de Dt 8,3. Sus respuestas posteriores en los vv. 8 y 12 también están tomadas del Deuteronomio (6,13.16). Jesús combate al diablo con las armas de la palabra poderosa de Dios, tal como se hallaba en la madura reflexión de Israel sobre la experiencia del éxodo, donde aprendió la fidelidad a la promesa, la soberanía y la misericordia de Dios, y lo que se exigía al pueblo elegido de la alianza. Jesús, provisto con el Espíritu de Dios y capaz de proveerse alimento para sí mismo, confía en su Dios soberano y bondadoso, que le da la vida y el alimento. La obediencia de Jesús como Hijo, simbolizada en el ayuno, se expresa ahora verbalmente. Jesús confía en que su Padre lo sostendrá en todos los conflictos y pruebas. 5. llevándole: El texto no es claro. Parece que Lucas ha suprimido «montaña» y ha añadido «en un instante» para dar una visión más realista de la tentación. No hay montaña alguna desde la que Jesús pudiera haber visto todos los reinos de la tierra. Sólo podría verlos como «en un abrir y cerrar de ojos». 6. poder: El poder en sentido político (exousia) es característico de Lucas (cf. 20,20; 23,7). 8. está escrito: Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto: Jesús cita Dt 6,13. El diablo ataca el ayuno de Jesús desde otro ángulo. Remitiendo a la experiencia de Israel del celo de Dios por el pueblo elegido, Jesús verbaliza de nuevo lo que para él significa el ayuno: su Dios es el único sustento de la vida auténtica. Mediante su referencia al «poder político» en el v. 6, Lucas puede estar remitiendo también a una de las dimensiones de la servidumbre de Jesús. En 22,24-27, Jesús, obediente a la voluntad de su Padre, es el Siervo que manda a sus discípulos desechar el poder político como modelo de servidumbre. 9. Jerusalén: El orden lucano hace de ésta la última tentación. En Jerusalén, Jesús culmina su exodus (cf. 9,31) hacia Dios a través de la cruz, muerte, resurrección y ascensión, como obediencia a la voluntad y al plan del Padre. En Jerusalén, Satán se apodera de Judas (22,3); en Jerusalén, actúan poderosamente las potencias de la oscuridad (22,53). Hijo de Dios: cf. el paralelo del v. 3. De nuevo encontramos una referencia a 3,22 y 3,38.
54 10-11. está escrito: El diablo utiliza ahora las mismas armas de Jesús y cita la Escritura (Sal 91) en un intento de probar al Jesús en ayunas que Dios lo sostendrá igualmente si va por propia iniciativa a Jerusalén y realiza algo extraordinario. 12. no tentarás al Señor tu Dios: Obediente a la voluntad de Dios, Jesús cita Dt 6,16. De nuevo verbaliza Jesús el significado de su ayuno: El plan y la voluntad de Dios son categóricos, incluso aunque éstos impliquen el sufrimiento y la muerte ignominiosa del inocente Jesús en Jerusalén. 13. por un tiempo: El hecho de que el diablo se aparte de Jesús por un tiempo no significa que exista un periodo de inactividad diabólica entre las tentaciones y su llegada a Jerusalén (a pesar de lo que afirma Conzelmann, TL 50-51). En el desarrollo de su ministerio, Jesús seguirá encontrándose con las fuerzas del mal, que lo identificarán (4,41; 8,29), pero a las que vencerá. El conjunto 4,1-13 resulta así programático del ministerio de Jesús: Jesús, Hijo, Siervo y culminación humana del plan de Dios, superará la hostilidad a su misión mediante su fe obediente, y liberará a los hombres y las mujeres de la esclavitud del diablo (Hch 10,38).
55 (IV) Ministerio de Jesús en Galilea (4,14-9,50).
(A) Descripción previa del ministerio de Jesús en Galilea (4,14-15). por la fuerza del Espíritu: La proclamación del reino de Dios, con palabras y hechos, procede del Espíritu creador de Dios (cf. 3,21-22). a Galilea: Para Lucas no sólo tiene relevancia teológica Jerusalén (la ciudad del cumplimiento de la promesa de Dios), sino también Galilea. Galilea es el territorio donde Lucas comienza su descripción del significado del reino de Dios. Como J. Nützel ha observado (Jesús ais Offenbarer Gottes nach den lukanischen Schriften [FB 39, Wurzburgo 1980] 28-30) 4.14-44, esp. 4,43, presenta un potente sumario del ministerio de Jesús de la proclamación del reino de Dios en Galilea. Esta proclamación implica el cumplimiento de las promesas de Dios (4,16-30), el restablecimiento de la salud para hombres y mujeres, y la expulsión de demonios (4,31-44). Galilea es también el lugar donde convoca Jesús a los testigos de su ministerio (cf. Hch 1, 11; «hombres de Galilea»; 1,21-22: criterios para ser apóstol; 10,37-38: kerigma de Pedro sobre Jesús, cuya misión empezó en Galilea). Finalmente, Galilea es el lugar donde los discípulos no entienden ni la persona ni la misión de Jesús, pero se maravillan de sus poderosas acciones y disputan entre ellos sobre quién era el más importante (9,43-46). Una vez que sus ojos hayan sido abiertos por Jesús en su camino hacia la cruz (9,51-19,27), y por el Jesús crucificado y resucitado (24,45), comprenderán el papel de Jesús en el plan y voluntad de Dios, y ya no regresarán a Galilea (24,7, en contraste con Mc 16,7). Su viaje partirá desde Jerusalén en dirección hacia todas las naciones (24,47). Cf. R. J. Dillon, From Eye-Witnesses to Ministers of the Word (AnBib 82, Roma 1978) 37-38.
56 15. enseñaba: Lucas introduce uno de sus temas dominantes: la presentación de Jesús como maestro. En 14 ocasiones se predica de Jesús el vb. didaskein: 4,15.31; 5,3.17; 6,6; 11,1; 13,10.22.26; 19,47; 20,1.21; 21,37; 23,5; muchos de estos pasajes nos presentan a Jesús enseñando en la sinagoga y en el templo. A Jesús se llama didaskale en 13 ocasiones: 7,40; 8,49; 9,38; 10,25; 11,45; 12,13; 18,18; 19,39; 20,21.28.39; 21,7; 22,11. Y epistata 6 veces: 5,5; 8,24 (2 veces); 9,33.49; 17,13. Mediante este tema, Lucas subraya la autoridad que tiene Jesús para hablar al pueblo sobre Dios y su plan de salvación; también implica que, en cuanto maestro, tiene discípulos para quienes su proceder es normativo, sus sinagogas: Notemos que, con frecuencia, la cuestión sobre la identidad de Jesús se produce en una sinagoga, tanto en Lucas (p.ej., 4,16-30), como en Hechos (p.ej., 13,13-52). Mediante el motivo de la sinagoga, Lucas subraya que Jesús está en continuidad con las antiguas promesas de Dios. Pero también se producen persecuciones y hostilidades contra Jesús dentro de la sinagoga (p.ej., 4,16-30), y contra sus discípulos (p.ej., 12,11; 21,12; Hch 18,1-11). Jairo, un jefe de una sinagoga (8,41), acoge favorablemente a Jesús; otro, sin embargo, cuyo nombre desconocemos, le es claramente hostil (13,14). La comunidad lucana lucha por dialogar con sus hermanas y hermanos judíos sobre Jesús como aquel que cumple sus Escrituras comunes. La historia de Lc-Hch no es un relato ininterrumpido de los éxitos del camino de la palabra de Dios desde Galilea hasta Jerusalén, y desde aquí hasta los confines de la tierra. La cruz mitiga toda tendencia lucana a escribir una teología de gloria. Cf. Tiede, Prophecy and History.
57 (B) Jesús cumple las promesas de Dios a favor de todos (4,16-30). Este relato programático del ministerio de Jesús es un ejemplo fundamental del modo en el que Lucas ordena sus materiales de acuerdo con el principio teológico promesa -cumplimiento (cf. 1,1-4). Para la descripción de la predicación inaugural de Jesús, Lucas utilizó como una de sus fuentes Mc 6,1-6a, un pasaje que no describe el inicio del ministerio de Jesús. También utilizó materiales de la tradición en los vv. 23 y 25-27. Los vv. 17-21 y 28-30, que dejan traslucir motivos teológicos típicamente lucanos, proceden de su propia mano. Cf. FEL 425. 58 16. donde se había criado: Es importante, desde el principio, para la interpretación de la reacción de los habitantes en el problemático v. 22, que nos demos cuenta de que los compatriotas de Jesús en la oscura y diminuta Nazaret (cf. Jn 1,46) piensan que lo conocen totalmente, sinagoga: Parece que, durante el s. I d.C., el culto sinagogal del sábado consistía en el cántico de un salmo, la recitación del Shema Israel y las dieciocho bendiciones, una lectura de la Torá y otra de los Profetas, una homilía sobre el significado de estas lecturas, una bendición del presidente y la bendición sacerdotal de Nm 6,24-27. Es altamente controvertido si en esta época existía un ciclo trienal de lecturas, sábado: Éste es el primero de los seis incidentes provocados por la actividad de Jesús en día de sábado: cf. 4,31-37; 6,1-5; 6,6-11; 13,10-17; 14,1-6. Nos encontramos ante un relato programático para interpretar las actividades que Jesús realizaba en sábado: el sábado está subordinado a Jesús porque él es el cumplimiento escatológico de las promesas de Dios para el hambriento, el enfermo y el encarcelado. Cf. S. G. Wilson, Luke and the Law (SNTSMS 50, Cambridge 1983) 35. como era su costumbre: Lucas subraya la continuidad entre lo antiguo y lo nuevo; Jesús está en la línea de la mejor tradición de Israel.
59 17. encontró el pasaje: Nos hallamos ante la teología lucana de promesa-cumplimiento. Como el análisis de los vv. 18-19 dejará claro, este texto isaiano no se encontraba en ninguno de los rollos de la sinagoga. Es una composición artística, formada por la combinación de Is 61,1-2 e Is 58,6, que deja traslucir el colorido propio de la cristología lucana. 18-19. Este texto está formado por Is 61, la.b.d; 58,6d; 61,2a. En la cita de Is 61, que los esenios de Qumrán también se aplicaban (llQMelq), Lucas omite aquellos elementos que podrían espiritualizar el texto o restringir su focalización sobre el «verdadero» Israel. En este sentido, omite Is 61,1c: «a vendar los corazones rotos», y también Is 61,2b-3a: «(para anunciar) un día de venganza, para consolar a todos los que lloran, para darles a los afligidos de Sión gloria en lugar de ceniza». Añade Is 58,6, que se encuentra en un pasaje que describe el verdadero ayuno que Yahvé desea, referido a la liberación de los que estaban cargados de deudas. Cf. R. Albertz, ZNW 74 (1983) 182-206. Espíritu del Señor: Desde 1,35 y 3,22, el lector sabe que Jesús posee el Espíritu. Ahora se subraya la finalidad de ese don del Espíritu: beneficiar a los desgraciados por causas económicas, físicas y sociales, buena noticia a los pobres: Mediante su modificación de Is 61, esp. por la introducción de Is 58,6, Lucas muestra que el término «el pobre» no debe interpretarse metafóricamente como el «Israel necesitado», objeto del favor de Dios cuando acontezca la «nueva restauración». Lucas intensificará este mensaje universalista en los vv. 25-27. Como dejará claro el análisis de 6,20-26; 7,22 y 14,13.21, es en este contexto en el que debemos interpretar el sentido de «pobre», liberar a los encarcelados: Aveces, este aspecto del ministerio de Jesús parece cumplirse en 13,10-17 y 23,39-43, pero resulta mucho mejor considerarlo como una referencia a los que están encarcelados a causa de las deudas. Jesús se dirigirá a los presuntos responsables de estos encarcelamientos en 6,35.37. La imagen del jubileo bíblico aparece también en la superficie de esta frase. El año jubilar se celebraba cada cincuenta años. En este año, los campos se dejaban en barbecho, las personas regresaban a sus casas, las deudas eran canceladas y los esclavos liberados. La imagen que subyace tras todo esto es la de la restauración, nuevo comienzo, fe en la soberanía de Dios, y la convicción de que las estructuras económicas y sociales debían reflejar el reino de Dios. Cf. S. H. Ringe, Jesús, Liberation, and the Biblical Jubilee (OBT, Filadelfia 1985); R. B. Sloan, The Favorable Year of the Lord (Austin 1977). En griego «liberar» se dice aphesis. La versión LXX de Lv 25,10 utiliza aphesis como traducción del hebr. «jubileo»; en Dt 15,1-11 (LXX), el año sabático es denominado aphesis (cf. además Éx 23,10-11). Que estas reflexiones sobre el jubileo eran contemporáneas de Lucas tiene una confirmación en Qumrán. En sus reflexiones sobre el final de los tiempos, los esenios relacionaban Is 61,1 con Lv 25,10-13 y Dt 15,2 (cf. llQMelq), e identificaban la «liberación» con la de los deudores durante el año jubilar. Aunque este trasfondo socioeconómico del jubileo está muy presente en todo este pasaje, no deberíamos pasar por alto que aphesis es también la palabra que Lucas utiliza para referirse al «perdón» (de los pecados), p.ej., 24,47. liberar a los oprimidos: Esta frase de Is 58,6 contiene también el término aphesis. El gr. thraud, tras el término «oprimidos», significa literalmente «romper en fragmentos» (como, p.ej., una roca). Én un sentido figurativo significa «romper», «oprimir espiritualmente». Cf. BAGD 363. Según Neh 5,1-10, es plausible que «oprimidos» se refiera a los oprimidos por las deudas y el encarcelamiento, para proclamar el año aceptable del Señor: Lucas ha cambiado el vb. kalesai (Is 61,2a LXX), «llamar», por kéryxai, «proclamar». Para Lucas, se trata de la proclamación de que Dios ha cumplido en Jesús las antiguas promesas. De nuevo aparecen las imágenes jubilares. En griego «aceptable» se dice dektos; este término volverá a aparecer en el v. 24, con referencia al tema del profeta «aceptado». El ministerio de Jesús es el único que Dios acepta, puesto que no limita sus palabras y acciones a su propio pueblo; su ministerio que no conoce límites será precisamente la razón por la que aquel pueblo no lo aceptará, ni a él ni sus palabras. Cf. D. Hill, NovT 13 (1971) 169.
60 21. hoy se ha cumplido esta escritura: La palabra «hoy» introduce un tema lucano importante (cf. también 2,11; 22,61; 23,43); no debería interpretarse como un dato referido al tiempo histórico de Jesús. Se trata, más bien, de una referencia al tiempo actual del cumplimiento (no obstante Conzelmann, TL 62; cf. Schweizer, Good News 89). Las primeras palabras del Jesús adulto, en Lucas, tratan del tema de la fidelidad de Dios a la promesa. 22. Este notoriamente problemático versículo exige que lo estudiemos palabra por palabra. Cf. F. Ó Fearghail, ZNW 75 (1984) 60-72. todos daban un testimonio favorable de él: No hay ninguna evidencia en Lucas ni en otro escrito del NT de que el vb. martyrein tenga un sentido negativo, es decir, de que hubiera que interpretarlo en el sentido de que daban testimonio contra él. Los datos de las inscripciones apuntan hacia el significado de «testimonio favorable emitido por la gente que vivía con la persona en cuestión». Este significado está apoyado por el v. 16: «donde se había criado», pero estaban asombrados por las palabras de salvación que salían de su boca: Los paralelos de Hch 14,3 y 20,24.32 sugieren que hoi logoi tés charitos debería traducirse no por «palabras de gracia o encantadoras», sino por «palabras de salvación». Dt 8,3 nos ayuda a explicar el sentido de «salían de su boca». En el Deuteronomio, se refiere a la palabra de Dios. Los habitantes están asombrados de que uno a quien conocen de toda la vida sea el mensajero de tal noticia, ¿no es el hijo de José?: La pregunta da las razones del asombro de los habitantes, y para los lectores se trata de una ironía, dado que ya conocen 1,32.35; 3,21-22; 4,1-13. 23. Como en 11,37-54, Lucas presenta a Jesús tomando la ofensiva contra quienes lo escuchan. Les acusa de su falta de fe en él como cumplimiento de las promesas de Dios, y de desear que realizara acciones poderosas solamente por curiosidad y para su propio beneficio.
61 24. ningún profeta es aceptado: Lucas nos remite al tema del «profeta rechazado», tanto aquí como en los vv. 25-27. Cf. también 6,22-23; 11,49-51; 13,34-35; Hch 7,35.51-52. Este tema destaca la compasión ilimitada de Dios al continuar enviando profetas a un pueblo rebelde. El modelo del tema del «profeta rechazado» se encuentra claramente en Neh 9,26-31: (1) rebelión y asesinato de los profetas; (2) castigo; (3) misericordia mediante el envío de nuevos profetas; (4) pecado y rechazo de los profetas. La primera parte de este modelo se encuentra en Lc 1-23; la segunda parte domina Lc 24 y el libro de Hechos. Precisamente por esto, el rechazo de Jesús en 4,16-30 no debería considerarse como la respuesta final que da Dios a Israel mediante Jesús. Cf. R. J. Dillon, «Easter Revelation and Mission Program in Luke 24,46-48», Sin, Salvation and the Spirit (Fest. Liturgical Press, ed. D. Durken, Collegeville 1979) 240-70. 25-27. Mediante las referencias a la misericordia de Dios a favor de personas necesitadas que no pertenecían al pueblo elegido, a través de los profetas Elías (1 Re 18,1) y Elíseo (1 Re 17,9), Lucas fundamenta su universalización de Is 61,1-2 en los vv. 18-19. Notemos también que la misericordia de Dios afecta por igual a hombres y mujeres.
62 28. todos se llenaron de ira: Su reacción es parecida a la del v. 22. Pero ahora ya saben con toda claridad, por los ejemplos de Jesús en los vv. 25-27, que el ofrecimiento de salvación de Dios mediante el profeta Jesús no está restringido exclusivamente a ellos. La gracia de Dios no está condicionada por nada. Ellos no son los «pobres de Dios» para exigir un tratamiento especial. 29-30. Jesús prosigue su camino hacia Dios de acuerdo con el plan divino, al que nada puede oponerse. La huida de Jesús apunta hacia la victoria de la Pascua. Cf. J. A. Sanders, «From Isaiah 61 to Luke 4», Christianity, Judaism and Other Greco-Roman Cults (Fest. M. Smith, ed. J. Neussner, SJLA 12, Leiden 1975) 1.75-106; God Has a Storv Too (Filadelfia 1979) 67-79; Int 36 (1982) 144-45.
63 (C) El reino de Dios restablece en su integridad a hombres y mujeres (4,31-44).
Esta sección, basada en Mc 1,21-39, es una unidad bien trabada. Lucas utiliza un conjunto de actividades de Jesús, que, inadecuadamente, aparentan ser un día típico del ministerio de Jesús, para crear un catecismo cristológico destinado a sus Iglesias. 31-37. Es el primero entre los muchos exorcismos que encontramos en Lc-Hch. Además del relato de curación en 4,38-39 y de la tempestad calmada en 8,22-25, donde se utiliza el término técnico para exorcismo epitiman (4,39 y 8,24, respectivamente), Lucas cuenta otros tres exorcismos; 8,26-29; 9,37-43a; 13,10-17. Sólo 13,10-17 es propio de Lucas; los otros proceden de Marcos. También habla Lucas de los exorcismos de Jesús en sus sumarios: 4,40-41; 6,17-19; 7,21; 13,32; Hch 10,38. Los dos primeros proceden de Marcos; el tercero, de Q; los dos últimos, de L. Los seguidores de Jesús son liberados de los demonios (8,1-3) o comparten su poder sobre el mal: 9,1-6.49-50; 10,17-20; Hch 5,16; 8,7; 16,16-18. Todos son propios de Lucas, excepto 9,1-6.49-50. En la perícopa de Q, 11,14-26, Jesús entra en controversia con los dirigentes religiosos sobre la cuestión del origen de su poder sobre el mal. Ni Lucas ni las tradiciones conocidas por él podían evitar poner de relieve que en Jesús Dios está liberando a la creación de aquellos poderes que la estrangulan. Llevan mucha razón quienes opinan que Lc 11,20 y Hch 10,38 son claves para entender todo cuanto Lucas dice sobre Jesús y el mal: Jesús manifiesta con sus exorcismos la naturaleza del poder de Dios; todo su ministerio puede describirse como liberación de todos aquellos que están oprimidos por los poderes del mal. Cf. W. Kirchschlágter, Jesu exorzistschen Wirken aus der Sicht des Lukas (Ósterreichische biblische Studien 3, Klosterneuburg 1981).
64 31. Cafamaún: Ya en 4,23 anticipó Lucas parte de lo que quería decir sobre este importante centro de comercio, que estaba localizado en la ribera noroccidental del mar de Galilea (→ Geografía bíblica, 73:61). Lucas completará su relato en 7,1 y 10,15; este último versículo suena realmente amenazador. Cafarnaún tenía una población de unos 15.000 habitantes. Cf. L. J. Hope, What Are They Saying About Biblical Archaeology? (Nueva York 1984) 58-78, esp. 58. ciudad {polis): Lucas tiende a situar las historias sobre Jesús y Pablo en las ciudades, que son los centros culturales, económicos, políticos y sociales de toda una comarca. enseñaba los sábados: cf. 4,14-15. 32. su palabra: Se refiere a su enseñanza. En la inclusio de 4,36 encontraremos una referencia a esta palabra sobre los espíritus impuros. La enseñanza de Jesús tiene tanto poder como un exorcismo. 33-34. sinagoga: Se hace explícito lo que estaba implícito en los vv. 31-32. Cf. 4,14-15. En torno al tema de la pureza se unen aquí tres conceptos: sábado, espíritu impuro y el Santo de Dios. Jesús limpia a un hombre de un espíritu impuro en el día que separa lo profano de lo sagrado porque se halla en íntima relación con Dios, la suma santidad. La relación de Jesús con Dios que hallamos aquí evoca 1,32-33.35; 2,11.30.49; 3,22-23; 4,1-13, y apunta hacia el énfasis cristológico de 4,41: Hijo de Dios y Mesías. 35. increpó: En griego epitiman, uno de los términos que Lucas utiliza para relacionar los materiales en 4,31-44; aparece de nuevo en 4,39.41. Se trata de un término técnico y «se refiere a la declaración de una palabra conminatoria por la que Dios, o su portavoz, someten a los poderes malignos. Forma parte de la terminología con la que se describe la derrota final de Belial y sus secuaces» (FEL 459). Jesús practica un exorcismo a un hombre con un espíritu inmundo en presencia de todos; en 4,38-39, lo practicará a una mujer con fiebre en una casa particular. Su poder de liberación afecta tanto a hombres como a mujeres, y no está limitado por espacios sagrados o profanos. Sobre el tema de las mujeres en Lucas, cf. comentario sobre 2,36-38. Lucas, en contraste con Mc 1,26, subraya el hecho de que, tras el mandato de Jesús, el espíritu inmundo carece de poder para hacer daño al hombre. 36. con autoridad: Dada la inclusio que forma con 4,32, en este versículo se pone de relieve el poder de la palabra de Jesús para restablecer en su integridad a los quebrantados por el mal. En contraste con Marcos, Lucas equilibra la actividad milagrosa de Jesús y su enseñanza, dándoles la misma importancia. Cf. P. J. Achtemeier, JBL 94 (1975) 547-62.
65 38-39. Simón: Lucas cuenta la llamada de Simón en 5,1-11, mientras que Marcos lo hace en 1,16-20; a éste le sigue el pasaje de la curación de la suegra de Pedro (Mc 1,21-39), que Lucas adelanta en esta sección. Se han dado dos razones para explicar el orden lucano; (1) Lucas, esp. en Hechos (p.ej., 8,4-12), desarrolla la tesis de que la fe y el discipulado surgen del encuentro con el milagro. En esta perspectiva, Simón, al ver el milagro que Jesús ha hecho por su suegra, está ya preparado para seguirle cuando lo llame. (2) Una de las técnicas literarias de Lucas consiste en mencionar previamente el nombre de un personaje en el relato y, posteriormente, ofrecer más detalles sobre él. Así, Lucas menciona anticipadamente a Bernabé en Hch 4,36-37, pero sólo rellenará este primer boceto en Hch 13. De igual modo, la primera mención que se hace de Pablo en Hch 7,58-8,3 es apenas un esbozo; pero, a partir de Hch 9, Pablo desarrollará un papel dominante en el relato lucano. una fiebre alta: Lucas intensifica la fiebre y, así, subraya el poder de la palabra de Jesús. La fiebre era muy temida en la antigüedad, por su rápida aparición y efectos perjudiciales, esp. el delirio. 39. inclinándose sobre ella: En contraste con Mc 1, 31 y Hch 28,8, Lucas no menciona el uso de las manos. En 4,40, sin embargo, pone de relieve la imposición de sus manos sobre el enfermo. Lo que aquí le interesa es poner en el centro de la escena el poder de la palabra de Jesús, increpó a la fiebre: De nuevo, utiliza Lucas el vb. epitiman, la palabra técnica para el exorcismo. La curación es inmediata. No se requiere ningún proceso para recuperar la fuerza; la suegra de Simón asume sus obligaciones sociales con total resolución.
66 40-41. Este sumario se parece al de 6,17-19; en ambos se integran los exorcismos de Jesús bajo el término más genérico de «curar» (therapeuein). 40. todos: Lucas subraya la compasión de Jesús por todos. 41. salían: Es la misma construcción gr. (exerchesthai apo) que Lucas emplea en 4,35 (dos veces) y 4,36; al mismo tiempo, es un recurso mediante el que unifica el conjunto 4,32-44. En contraste con Mc 1, 34, Lucas añade dos títulos cristológicos; Hijo de Dios y Mesías. Puede expulsar demonios precisamente porque tiene su origen en Dios (cf. 1,32-33,35) y porque es el agente ungido por Dios para la salvación. Desde el principio, los demonios saben quién es Jesús y lo que pretende. Sin embargo, a los hombres les costará el largo camino de la fe para valorar la función de la cruz en la vida del Mesías (cf. 24,26).
67 42-44. Estos versículos, esp. el v. 43, constituyen una importante recapitulación de 4,13-43; la primera misión de Jesús en Galilea. 42. Lucas pospondrá a 5,16 el hecho de la oración de Jesús, que hallamos en Mc 1,35. Cf. J. Dupont, RSR 69 (1981) 45-55, esp. 46. La respuesta que da la población de Cafarnaún a Jesús se encuentra en fuerte contraposición con la que recibió de los nazaretanos (4,16-30). ¿Pero es realmente así? Cf. 10,15. Tal vez, los habitantes de Cafarnaún no llegaron a creer en Jesús, no obstante los hechos portentosos que hizo para ellos. 43. reino de Dios: El relato lucano de 4,16-42 ofrece una definición descriptiva de este término. El gobierno de Dios significa la victoria sobre el mal para todos, para hombres y mujeres, para marginados y pobres, para ciegos y lisiados. Y este gobierno se realiza mediante la predicación y las acciones portentosas de Jesús, el Santo de Dios, el Hijo de Dios, el Ungido de Dios, he sido enviado: Observando lo que Jesús hace, podemos llegar a tener una visión clara de aquel que lo envía. El que le envía está también a favor de la vida y de la eliminación del mal. Además, es digno de toda confianza porque es fiel a sus promesas (4,16-21). 44. Judea: Esperaríamos leer «Galilea»; pero, en cuanto país de los judíos, Galilea formaba parte de la más extensa Judea. Cf. U. Busse, Die Wunder des Propheten Jesús (FB 24, Stuttgart 1977) 66-90.
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
EL primer acontecimiento que se encuentra en la historia de nuestro Señor, después del bautismo, es la tentación. Á la hora de honor y gloria sucedieron días de conflicto y sufrimiento. Primero vino el testimonio de Dios el Padre, «Tú eres mi Hijo amado.» Después sobrevino la instigación sarcástica de Satanás, «Si tú eres el Hijo de Dios.» La suerte de Cristo será muchas veces la suerte de los cristianos. De grandes bendiciones á pruebas duras no hay á menudo sino un paso.
Notemos primeramente en este pasaje, el poder y la malevolencia incesante del diablo.
Esta serpiente antigua que tentó á Adán á pecar en el Paraíso, no tuvo miedo de asaltar al segundo Adán, Hijo de Dios. Que él comprendiera que Jesús era «Dios manifiesto en la carne,» puede dudarse; más que él viera en Jesús á Aquel que había venido al mundo á destruir su reino, es claro y palpable. Había visto lo que acaeció en el bautismo de nuestro Señor. Había oído las palabras maravillosas venidas del cielo. Reconoció que el gran Protector del hombre había llegado, y que su dominio, por tanto, corría peligro. El Redentor había venido; la puerta de la prisión estaba para abrirse de par en par; los cautivos de la ley estaban para ser puestos en libertad. Satanás, no hay que dudarlo, veía todo esto, y resolvió pelear por su causa. El príncipe de este mundo no iba a rendirse al Príncipe de la paz sin lucha obstinada. El había vencido al primer Adán en el jardín del Edén; ¿por qué no había de vencer al segundo Adán en el desierto? En otro tiempo había despojado al hombre del Paraíso; ¿por qué no habría de despojarle del reino de Dios? Nunca nos sorprendamos de que el diablo nos tiente. Más bien hemos de esperarlo como cosa inevitable, si somos discípulos de Cristo. Aquel espíritu poderoso que no temió atacar al mismo Jesús, anda todavía de un lado á otro cual león rugiente, buscando a quienes devorar. Ese ser cruel y mentiroso que hizo padecer Job e hizo caer á David y á Pedro, vive aún, y no está atado, todavía puede privarnos del cielo, hará á lo menos que nuestra peregrinación á ese lugar sea penosa. Si no puede perder nuestra alma, herirá por lo menos, nuestro calcañar. Gen. 3.15. Guardémonos de hacer poco caso de él ó de tener en poco su poder. Antes bien pongámonos toda la armadura de Dios, y clamemos al Fuerte por la fortaleza. Resistid al diablo, y huirá de vosotros. Sant. 4.7.
Notemos, en segundo lugar, que nuestro Señor Jesucristo puede simpatizar con los que son tentados. Esta es una verdad que sobresale prominentemente en este pasaje. Jesús mismo ha sido tentado real y verdaderamente.
Propio fue que Aquel que venia » á destruir las obras del demonio, comenzara su obra con un conflicto con Satanás. Convenía que Pastor y Obispo de las almas se preparase á desempeñar su misión terrenal con una tentación fuerte, y también con la palabra de Dios y la oración. Pero principalmente, convenía que el Sacerdote y Abogado de los pecadores fuera uno que hubiera estado personalmente en el conflicto. Tal fue el caso de Jesús, escrito está que «él padeció, siendo tentado.» Heb. 11.18. ¿Cuánto sufrió?, no podemos decirlo; pero podemos estar ciertos, que siendo puro y sin mancha, padeció intensamente.
Constélense todos los cristianos verdaderos con la creencia de que tienen un Protector en el cielo, que puede compadecerse de sus debilidades. Heb. 4.13.
Cuando abren sus corazones ante el trono de la gracia, y gimen bajo el peso que los aflige diariamente, hay un Ser que intercede, y conoce todas sus aflicciones.
Animémonos. El Señor Jesús no es austero. él sabe lo que necesitamos cuando nos quejamos de ser tentados, y puede y quiere socorrernos.
Notemos, en tercer lugar, la astucia del gran adversario, el demonio. Lo vemos atacando tres veces á nuestro Señor, é intentando arrastrarlo á pecar. En cada ataque manifestó su destreza en el arte de tentar. Cada ataque fue obra de uno que conocía bien, por una larga experiencia, todas las flaquezas de la naturaleza
humana; cada uno de esos ataques merece estudiarse atentamente.
El primer ardid que Satanás se propuso fue persuadir á nuestro Señor á que desconfiase del cuidado providencial de Su Padre. Se allega á él, ya débil y extenuado, con cuarenta días de ayuno, y lo sugiere que haga un milagro, para que sacie un apetito carnal. ¿Porqué habría él de aguardar más tiempo? ¿Por qué el Hijo do Dios habría de estar sentado inmóvil y privado de vigor? ¿Por qué no » decir á la piedra que se haga pan?.
El segundo ardid de que quiso valerse Satanás fue persuadir a nuestro Señor que se apoderase del dominio del mundo por medios ilícitos. Lo lleva á la cumbre de un monte, y le muestra «en un momento de tiempo todos los reinos del mundo.» Promete dárselos todos, si quiere tan solo postrarse y adorarlo. La concesión era pequeña; la oferta grande. ¿Por qué no obtener por medio de un acto momentáneo una ganancia enorme? La última estratagema fue persuadir á nuestro Señor á que cometiera un acto de vanidad. Le lleva á las almenas del templo y le aconseja que «se eche abajo.» De este modo daría una prueba pública de que era enviado de Dios. Además, en esta acción podía contar con estar á cubierto de todo peligro. ¿No había un texto de la Escritura que era aplicable especialmente al Hijo de Dios en tales ocasiones? ¿No estaba escrito que los ángeles le guardarían? Sobre cada una de estas tentaciones podría decirse mucho. Baste hacer presente que en ellas vemos tres armas favoritas del diablo. La incredulidad, la codicia y la vanidad son los tres grandes instrumentos con que trabaja continuamente contra el alma del hombre, y con los cuales siempre está induciéndolo á que haga lo que Dios prohíbe, y caiga en el pecado. Acordémonos de esto, y estemos alerta. Las acciones que Satanás nos sugiere, son á meten apariencia triviales y de ninguna importancia; más el principio que les sirve de fundamento, tiene siempre algo de rebelión contra Dios. No ignoremos los ardides de Satanás.
Notemos finalmente de que manera resistió nuestro Señor las tentaciones de Satanás. Le vemos por tres veces confundiendo y rechazando al grande adversario. No le cede ni un palmo. No le da la más pequeña ventaja. Tres veces emplea la misma arma en su defensa «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.» Efe. 6.17. Aunque » lleno del Espíritu Santo,» no tenia vergüenza en emplear la Sagrada Escritura como arma de defensa y norma de acción.
Aprendamos sobre todo, en este solo hecho, cuan poderosa es la autoridad de la Biblia, y cuan inmensa la ventaja de saber lo que contiene. Leámosla, escudriñémosla, oremos sobre sus páginas, perseverante é incansablemente. Procuremos estudiarla de tal que sus textos se graben en nuestra memoria, y podamos repetirlos cuando sea necesario. Pongámonos en capacidad de apelar cualquiera falsa interpretación, á los millares de pasajes claros, escritos, por decirlo así, con un rayo del sol. La Biblia es sin duda una espada, más es menester que tengamos cuidado de manejarla bien, si queremos obtener buen éxito.
Fuente: Los Evangelios Explicados
en el desierto… TR registra al desierto.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R1185 Aquí aparece δέ en su uso de resumen, después de un paréntesis, para continuar con la historia principal.
M205 La segunda vez que aparece ἐν en este versículo parece que se usa en lugar de εἰς (comp. T257): al desierto.
TGr19 Parece probable que el Espíritu Santo no llevó a Jesús al desierto, puesto que la expresión ἐν τῷ πνεύματι con artículo es claramente anafórica y se refiere a la línea anterior de la narración: Jesús, lleno de espíritu santo, … fue llevado por el mismo espíritu … [Editor. Parece que se refiere al Espíritu Santo; Comp. Luc 1:15 y Luc 1:35.]
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
O, bajo la influencia del; lit., en el
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. en.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Jesucristo, después de haber ayunado cuarenta días, es tentado por el demonio. Comienza a predicar desde Nazaret, lugar de su habitación; y los de la ciudad en pago de su doctrina le quieren precipitar desde lo alto de un monte. Cura a un endemoniado en la sinagoga de Cafarnaúm; después a la suegra de Pedro, y a otros muchos enfermos.
4 a. De toda palabra de Dios; esto es, de todo lo que Dios quiere darle para su sustento. También el latino verbum, al uso hebreo, puede tomarse por res, cosa; y entonces a la letra dirá: De toda cosa de Dios (véase Dt 8,3).
6 b. De todos los reinos.
c. El demonio promete lo que no puede dar, para engañar mejor.
7 d. La palabra griega proskúnein, y la latina adorare, tiene toda la fuerza que expresa la versión, y se ve en Mt 4,4.
8 e. El texto Griego pone también aquí el vade retro, Satana, que está en el Evangelio de San Mateo.
10 f. El Griego: enteléitai, mandará.
13 g. Esto es, el de su Pasión, en el que no tanto vino a tentarle, como a combatirle abiertamente. El cristiano no se debe contentar con resistir a Satanás, dos o tres veces, sino que debe estar en continua vela, temiendo sus asaltos. Nos cerca y rodea como un sangriento león, buscando algún portillo por donde poder entrar; y aunque parece que nos deja y se retira por algún tiempo, es para cogernos descuidados, y acometernos con nuevo y mayor furor.
17 h. Eran unas membranas o pergaminos, que estaban arrollados a un cilindro de madera, que por esto se llamaban volumina, de volvo. Aún en nuestros días usan los hebreos de tales libros en sus sinagogas. El verbo griego anaptúxas, puede trasladarse, abriendo el libro, fue volviendo o pasando hojas, hasta hallar el lugar que buscaba.
18 i. No simplemente como sobre los otros justos, sino de una manera singular, y correspondiente a aquel en quien habitaba toda la plenitud de la divinidad (Col 2,9).
j. A los pobres de espíritu, porque de estos es el Reino de los cielos (Mt 5,3).
k. Acabados de miseria, y oprimidos del peso de sus pecados, San Hilar.; pero contritos de dolor.
19 l. Este rescate que anunciaba el profeta Isaías a los hebreos del cautiverio que padecían en Babilonia, figuraba el de todos los hombres de la esclavitud del demonio por la muerte del divino Redentor.
m. MS. El anno acceptado de Dios. Hace alusión al año del Jubileo tan célebre entre los hebreos, en el que todos volvían a entrar en posesión de lo que habían vendido, y aun a recobrar la libertad, si la habían perdido. Este representa todo el tiempo de la predicación del Evangelio hasta el fin del mundo.
n. Estas últimas palabras no se leen en el texto Griego.
21 o. Como si dijera: Yo cumplo lo que Isaías vaticinó, enseñándoos que ha llegado el tiempo de la misericordia, de vuestra libertad y de vuestra salud.
22 p. Esto es, alabándole y ensalzándole confesaban y publicaban la sabiduría, gracias y eficacia de sus palabras.
23 q. MS. Mege, sana á ti mismo. Los de Nazaret, lejos de aprovecharse de la ocasión que el Señor les ofrecía, le despreciaron, ya por creerle hijo de un pobre artesano, ya porque no había hecho sino muy pocos milagros en Nazaret, cuya ingratitud conocía. Por esto, no ocultándosele lo que pensaban, les dice lo mismo con que iban a reconvenirle: Médico, cúrate a ti mismo; esto es, ¿por qué no haces entre los tuyos las maravillas que has hecho entre los extraños? Y el Señor les respondió con lo que queda ya explicado en Mt 13,57.
27 r. El Griego: neemán, Neemán. Con estos ejemplos de personas extrañas, con quienes empleó Dios su misericordia, les dio a entender que su orgullo los hacía indignos de recibir las gracias que concedía abundantemente a los otros pueblos. Porque, como observa San Ambrosio, Dios no atiende al país, sino al corazón del hombre; y su gracia no es como un derecho que se debe a la naturaleza, sino que es el objeto y el precio de nuestros deseos. En este lugar el adverbio nisi se pone en lugar de la conjunción sed adversativa; porque Naamán no era del número de los leprosos de Israel.
29 s. En esto vino a parar la admiración y recomendación que antes hacían de su sabiduría y doctrina.
30 t. O haciéndoseles invisible, como creen unos, o dejándolos suspensos e inmobles, dando con esto a entender que el haberse entregado después a la muerte no fue por necesidad, sino por un efecto de su voluntad. San Ambrosio.
32 u. Sus discursos llenos de majestad y de fuerza movían los corazones de los oyentes, y hacían que respetasen a Dios, admirados y espantados de oírle hablar de aquella manera, pues se mostraba como el enviado de Dios y Maestro del cielo.
35 v. MS. É Jesucristo maltroxol, é dixo.
36 w. El Griego: tís ho lógos hóutos; palabra, en lugar de cosa.
41 x. El Griego: ho jristós, ho huiós tóu theóu, el Cristo, el Hijo de Dios (Mc 1,30). Pues los demonios no lo sabían por conocimiento claro; pero usaban de este y otros artificios para descubrir lo que recelaban. Mas el Señor los increpó, e hizo callar.
y. O también: No los dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo.
Fuente: Notas Bíblicas
[1] En la zona de las tribus norteñas de Efrayím.
[2] Los exiliados de Israel que necesitan vista espiritual, libertad del exilio y del pecado, y una renovación matrimonial con su Rey. El concepto aquí es de libertad, o yovel/jubileo para los exiliados de la nación.
[3] El anunciamiento de que la pesadilla de Israel y de su exilio nacional había terminado, y que el proceso de la vuelta a recoger había empezado ese mismo día en esa sinagoga.
[4] En el entendimiento del primer siglo era de que el Moshiach vendría en dos personas – primero, para sufrir y volver a recoger las diez tribus perdidas, y la segunda, para reinar en el trono de David. La declaración sencilla aquí es que Yahshua es hijastro de José, pero sobre la interpretación de remez o la comprensión alusiva, la pregunta que se levanta a la luz del la proclamación de Yahshua de Isaías 61 de que llega a su cumplimiento era: ¿Es este hombre a quien conocíamos como un niño realmente el Mojiaj Ben (“Hijo de”), José, o el Moshiach sufriente para morir en una guerra (sobre el mal) para hacer volver a los exiliados de Israel?
[5] Simplemente es que la casa de Israel, como es vista en los manuscritos Antiguos Siriacos nos dice; La proclamación de Yahshua, más que simplemente “Israel”, era de que del mismo modo como YHWH visitó la mujer viuda de la Casa de Israel, o las diez tribus, y de la misma manera que YHWH visitó a Naaman de los Arameos, entre los cuales se mezcló Efrayím, El vendría para rescatar las mismas diez tribus y liberarlas, usando estas dos figuras como ejemplo de Su misión como Moshiaj Hijo de Jose. La respuesta del hermano Judah se puede ver en los versículos 28-29.
[6] Tristemente, no han cambiado mucho (las cosas). Cuando Judah / Israel Judío es confrontado con la realidad de la vuelta de su hermano a través del favor de Moshiaj, ellos pueden elegir ignorarlo, o enfadarse con aquellos que son meramente los mensajeros del reino.
[7] A pesar de los oponentes de la restauración de las dos casas, casas, no pueden impedir a Yahshua quien sencillamente sigue por Su camino; el cual Le ha mostrado El Padre.
[1] El norte era ya considerado un país diferente en los días de Yahshua.
[2] De Israel.
[3] Territorio de las diez tribus.
[12] Deut 6, 16.[17] Is 56, 1.[25] 1 Re 17, 9.[27] 2 Re 5, 14.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat