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Comentario de Lucas 4:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 4:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Fue a Nazaret, donde se había criado, y conforme a su costumbre, el día sábado entró en la sinagoga, y se levantó para leer.

4:16 Vino a Nazaret, donde se había criado; — Mar 6:1-6; Luke 4:16-3; Mat 2:23, “vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret”, Luc 1:26-27; Luc 2:4; Luc 2:39; Luc 2:41; Luc 2:51; Jua 1:45. Jesús no era “nazareo” (Núm 6:1-27), sino “nazareno” (de Nazaret).

— y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, — Jesús tenía la costumbre de asistir a los estudios de la sinagoga cada sábado. Compárese Heb 10:25.

— y se levantó a leer. 17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido — Esto se refiere a la práctica de ungir al profeta, rey o sacerdote para consagrarlo para su trabajo.

— para dar buenas nuevas a los pobres; — Pobres literales y pobres en espíritu, los mansos y humildes.

— Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; — “Significa romper en pedazos, quebrantado de corazón, y frecuentemente también el cuerpo. Es conmovedor pensar que Jesús sentía como su misión recomponer corazones quebrantados como trozos de vasos de barro cocido, una verdadera obra de rescate. Jesús los recompone y los libera de sus limitaciones” (ATR). Desde luego, para hacer esto tenía que perdonar pecados (Mar 2:5; Luc 8:48). Al buscar a los perdidos Jesús era el Médico que buscaba enfermos (5:31).

— A pregonar libertad a los cautivos (de guerra; por ej., como los judíos en Babilonia) , Y vista a los ciegos; — Jesús abrió los ojos de los que estaban ciegos físicamente, pero su gran propósito era abrir ojos espirituales, pero primero éstos tenían que reconocer que estaban ciegos, Jua 9:39.

— A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año (la era) agradable del Señor. — Las bendiciones disfrutadas en el año del Jubileo (cada cincuenta años) era tipo de las bendiciones derramadas por Cristo. En ese año no trabajaban, los esclavos se libertaban, las deudas eran perdonadas, los prisioneros libertados y la tierra de herencia que se había perdido por causa de la pobreza se devolvía a su dueño original. Véase Lev 25:1-55.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

y vino a Nazaret. Luc 1:26, Luc 1:27; Luc 2:39, Luc 2:51; Mat 2:23; Mat 13:54; Mar 6:1.

conforme a su costumbre. Luc 4:15; Luc 2:42; Jua 18:20; Hch 17:2.

y se levantó a leer. Hch 13:14-16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Vino a Nazaret. Lucas reconoció en el v. Luc 4:23 (vea la nota allí) que Cristo ya había ministrado en Capernaum, pero se propuso situar este episodio al comienzo de su relato del ministerio público de Cristo. Este es un ejemplo de la manera lógica y no cronológica en la que Lucas ordena las cosas (vea la Introducción: Contexto histórico; vea la nota sobre Luc 1:3). conforme a su costumbre. Nazaret era su hogar, así que Él habría sido bien conocido por todos los que asistían con regularidad a esta sinagoga.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

4:16 Vino a Nazaret, donde se había criado; — Mar 6:1-6; Luke 4:16-3; Mat 2:23, “vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret”, Luc 1:26-27; Luc 2:4; Luc 2:39; Luc 2:41; Luc 2:51; Jua 1:45. Jesús no era “nazareo” (Núm 6:1-27), sino “nazareno” (de Nazaret).
— y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, — Jesús tenía la costumbre de asistir a los estudios de la sinagoga cada sábado. Compárese Heb 10:25.
— y se levantó a leer. 17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido — Esto se refiere a la práctica de ungir al profeta, rey o sacerdote para consagrarlo para su trabajo.
— para dar buenas nuevas a los pobres; — Pobres literales y pobres en espíritu, los mansos y humildes.
— Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; — “Significa romper en pedazos, quebrantado de corazón, y frecuentemente también el cuerpo. Es conmovedor pensar que Jesús sentía como su misión recomponer corazones quebrantados como trozos de vasos de barro cocido, una verdadera obra de rescate. Jesús los recompone y los libera de sus limitaciones” (ATR). Desde luego, para hacer esto tenía que perdonar pecados (Mar 2:5; Luc 8:48). Al buscar a los perdidos Jesús era el Médico que buscaba enfermos (5:31).
— A pregonar libertad a los cautivos (de guerra; por ej., como los judíos en Babilonia) , Y vista a los ciegos; — Jesús abrió los ojos de los que estaban ciegos físicamente, pero su gran propósito era abrir ojos espirituales, pero primero éstos tenían que reconocer que estaban ciegos, Jua 9:39.
— A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año (la era) agradable del Señor. – Las bendiciones disfrutadas en el año del Jubileo (cada cincuenta años) era tipo de las bendiciones derramadas por Cristo. En ese año no trabajaban, los esclavos se libertaban, las deudas eran perdonadas, los prisioneros libertados y la tierra de herencia que se había perdido por causa de la pobreza se devolvía a su dueño original. Véase Lev 25:1-55.

Fuente: Notas Reeves-Partain

SIN HONOR EN SU PROPIO PAÍS

Lucas 4:16-30

Una vez se encontraba en Nazaret, que era el pueblo donde se había criado; y, como era su costumbre, fue a la sinagoga el sábado, y se levantó a leer la Sagrada Escritura.
Le dieron el rollo del profeta Isaías, y Él lo desenrolló, y encontró y leyó el pasaje que dice: «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque he sido ungido con Él para traer la Buena Noticia a los pobres. Se me ha enviado a anunciar a los presos la amnistía general, y a los ciegos, que van a volver a ver; a poner en libertad a los que la vida ha destrozado, a anunciar que ha llegado el año en que el favor de Dios se va a manifestar.»
Enrolló otra vez el libro, y se lo devolvió al encargado. Entonces se sentó en el lugar del predicador, y todos los presentes tenían los ojos fijos en Él. Y empezó a decir:
-Este pasaje de la Escritura se ha hecho realidad hoy aquí, mientras vosotros lo escuchabais.

Todos estaban de acuerdo en que era verdad todo lo que habían oído de Él, y se admiraban de las cosas maravillosas que decía. -Pero, ¿no es éste el hijo de José? -decían. Y Él respondió: -Está visto que me vais a aplicar el proverbio: «¡Médico, cúrate a ti mismo! ¡Haz aquí en tu pueblo todo lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún!» -Y prosiguió-: Este sí es el dicho que se me puede aplicar: «No hay profeta en su tierra.» Vosotros sabéis muy bien que era un hecho que había muchas viudas en Israel en los tiempos del profeta Elías, cuando estuvo cerrado el cielo, y no hubo lluvia en tres años y medio, y sí hambre en todo el país; pero Dios no mandó al profeta a ninguna de las viudas de Israel, sino a una que era de Sarepta de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero no fue sanado ninguno de ellos, y sí Naamán, un sirio.

La gente de la sinagoga se enfureció cuando le oyó decir eso, y se levantaron de sus asientos, y le sacaron a empellones fuera del pueblo, y le llevaron a la cima de la colina en la que está situada su ciudad para despeñarle. Pero Él echó a andar por en medio de todos, y se marchó.

Una de las primeras visitas de Jesús fue a su pueblo de Nazaret. No era una aldea, sino una polis, que quería decir un pueblo o ciudad; y es muy posible que tuviera tantos como 20.000 habitantes. Estaba edificada en una pequeña vaguada de las colinas que hay en las laderas más bajas de Galilea, ya cerca de la llanura de Jezreel; pero un chico no tenía más que subir a la cima de la colina que coronaba el pueblo para contemplar un maravilloso panorama de muchos kilómetros a la redonda.
El gran geógrafo e historiador de Israel George Adam Smith describe la escena desde la colina: La historia de Israel se
despliega ante los ojos del observador. Allí estaba la llanura de Esdrelón en la que pelearon Débora y Barac; donde Gedeón ganó sus victorias; donde Saúl se había hundido en el desastre y Josías había muerto en la batalla; allí había estado la viña de Nabot, y el lugar en el que Jehú había matado a Jezabel; allí estaba Sunem, donde había vivid ó Eliseo; allí estaba el Carmelo, donde Elías había peleado su batalla épica con los profetas de Baal; y, azul en la distancia, estaba el Mediterráneo, con sus islas.
Pero no era sólo la historia de Israel la que se contemplaba desde allí; también la historia universal se desplegaba a la vista de la colina que coronaba Nazaret. Tres grandes carreteras la bordeaban: la que venía del Sur, por la que transitaban los peregrinos que iban a Jerusalén; el gran Camino del Mar, que comunicaba Egipto con Damasco, por el que viajaban las caravanas cargadas con toda clase de mercancías, y la gran carretera del Este, que era la que frecuentaban las caravanas de Arabia y las legiones romanas que se dirigían a las fronteras del Este del Imperio. Es falso que Jesús se criara en un ignoto rincón de la Tierra; más bien debemos pensar que su pueblo estaba en una de las encrucijadas de la historia, y que el tráfico del mundo pasaba cerca de sus puertas.

Ya hemos descrito el culto de la sinagoga, y en este pasaje tenemos una escena real que tuvo lugar en él. No fue un libro lo que tomó Jesús, porque en aquel tiempo todo se escribía en rollos. Lo que leyó se encuentra en Isaías 61. En el versículo 20 de la versión Reina-Valera se usa la confusa palabra ministro. El funcionario en cuestión era el jazzán. Tenía muchas obligaciones: era el que sacaba de un arcón especial los rollos de la Escritura que se habían de leer, y los colocaba luego en su sitio; tenía a su cargo la limpieza de la sinagoga; era el que anunciaba la llegada del sábado con tres toques con una trompeta de plata desde la azotea de la sinagoga, y era también el maestro en la escuela del pueblo. El versículo 20 nos dice también que «se sentó en el lugar del predicador», y eso nos da la impresión de que había terminado; pero lo que quiere decir realmente es que se disponía a empezar, porque el predicador siempre se sentaba para hacer el sermón, y los rabinos daban las clases sentados. En Mateo S:1 leemos que Jesús se sentó para pronunciar el. Sermón del Monte; y esa misma idea sobrevive en la expresión cátedra, que usamos para designar el sillón del catedrático o profesor.

Lo que enfureció a la gente fue el elogio que Jesús pareció dedicar a los gentiles. Los judíos estaban tan convencidos de que eran el pueblo escogido de Dios que despreciaban a todos los demás. Algunos incluso decían que «Dios había creado a los gentiles para usarlos como leña en el infierno.» Y aquí estaba este joven de Jesús, a quien todos conocían, predicando como si los gentiles fueran los favoritos de Dios. Empezaba a amanecerles la idea de que había cosas en el nuevo mensaje que no se les había ocurrido ni soñar.

Debemos darnos cuenta de otro par de cosas:

(i) Jesús tenía la costumbre de ir a la sinagoga los sábados. Debe de haber habido muchas cosas con las que estaba totalmente en desacuerdo, o que herían su sensibilidad y sin embargo iba. El culto de la sinagoga tal vez distaba mucho de ser perfecto; pero Jesús nunca dejaba de unirse a los que daban culto a Dios el día del Señor.

(ii) No tenemos más que leer el pasaje de Isaías que leyó Jesús para darnos cuenta de la diferencia que había entre Jesús y Juan el Bautista. Juan era un predicador del juicio, y su mensaje debe haber hecho estremecerse de terror a sus oyentes. Pero lo que Jesús trajo fue un evangelio -una Buena Noticia. Jesús también sabía de la ira de Dios; pero sabía que es la ira del amor.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Luc 2:39; Luc 2:51.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— Nazaret: Ver nota a Mat 2:23.

— para leer las Escrituras: Según la costumbre judía, cualquier varón israelita podía ser invitado por el jefe de la sinagoga a leer y explicar un pasaje de la Escritura.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Jesús enseña en Nazaret (cf. Mat. 13:53-58; Mar. 6:1-6). Probablemente Lucas destacó este episodio antes de su posición histórica (ver Mar. 6:1-6), ya que significa un resumen de apertura ideal del mensaje de Jesús. El servicio de la sinagoga consistía en oraciones, lecturas de la ley y los profetas y un sermón. El líder del servicio se ponía de pie para orar y leer, pero se sentaba para enseñar. Cualquier persona competente que estuviera presente podría ser invitada a participar (cf. Hech. 13:15). En esa época había una lista establecida de lectura para la “primera lección” de la ley, pero probablemente había libertad para elegir la “segunda lección” de los profetas. Jesús leyó de Isa. 61:1, 2 y dio un discurso (que obviamente está muy abreviado aquí) relativo al cumplimiento de esta profecía. Subrayó el aspecto del cumplimiento presente: lo que el profeta había predicho siglos antes ahora se había hecho realidad. Enseñó que la profecía tenía un cumplimiento personal: el ungido de Dios era el mismo Jesús. También señaló que era un cumplimiento producto de la gracia: la era de la salvación de Dios había llegado. Puede ser significativo el hecho de que Jesús no haya completado la cita con su referencia al “día de la venganza de nuestro Dios”. Probablemente el autor incluyó una frase de Isa. 58:6 debido a su obvia adecuación para describir el ministerio de Jesús. Los varios actos adjudicados al orador en la profecía deben ser interpretados primeramente en forma más espiritual que literal (cf. Luc. 1:46-55). El año agradable del Señor es el tiempo escogido por su gracia para mostrar favor a su pueblo; refleja la descripción del “año del jubileo” cuando las deudas eran perdonadas.

La sorpresa inicial se tornó en hostilidad, cuando el auditorio captó que uno de ellos (conocido localmente como hijo de José, pero ver Mar. 6:3) declaraba pretensiones tan impresionantes sobre sí mismo. Querían alguna prueba visible de sus reclamos, hecha ante sus propios ojos, como las obras poderosas que, según rumores, había hecho en Capernaúm. En cualquier caso, no lograron reconocer a Jesús como profeta y él sólo podía decirles que, cuando los profetas de Israel enfrentaron una incredulidad similar, realizaron sus obras maravillosas fuera de Israel (1 Rey. 17:8-16; 2 Rey. 5:1-14). De ese modo, la palabra de Jesús era de juicio contra ellos. También estaba la sugerencia de que el evangelio llegaría finalmente a los gentiles (aunque Jesús mismo continuó su ministerio entre los judíos). En su ira, la gente trató de matarlo.

Notas. 22 Aunque el rápido cambio en la gente de la alabanza a la incredulidad es difícil de entender, no es necesario presumir que los relatos de dos o más incidentes (16-22, 23, 24, 25-30) se hubieran unido torpemente. Puede ser que todos daban testimonio de él realmente signifique que “daban testimonio contra él” y estaban maravillados puede indicar fastidio más que aceptación. Las palabras de gracia son palabras sobre la gracia de Dios.25 Tres años y seis meses; ver Stg. 5:17. 30 Probablemente no se quiera hacer referencia a una desaparición milagrosa.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

r 260 Mat 2:23

s 261 Hch 13:14; Hch 17:2

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Nazaret. Véase coment en 4:29.

entró en la sinagoga…y se levantó a leer. En el siglo primero las sinagogas mantenían un orden de culto que puede describirse de la manera siguiente: comenzaba probablemente con varias oraciones, algunas seleccionadas de un libro de oraciones; luego, se recitaba el Shema (Dt 6:4; 11:13– 21) y las dieciocho bendiciones; a esto le seguía la lectura de un pasaje del Pentateuco (Torah) y otro de los profetas. Después de una oración, venía el sermón o la enseñanza, generalmente por un laico escogido de antemano, que era el mismo que había leído las Escrituras. El servicio concluía con la bendición por el presidente de la sinagoga. Jesús leyó el primer pasaje como lo establecía el leccionario (el ciclo establecido de lecturas), pero tuvo la oportunidad de escoger y leer el pasaje profético de Is 61:1– 2.

Fuente: La Biblia de las Américas

En el vers. 23 de este pasaje se menciona un período de ministerio en Capernaúm antes de los eventos aquí mencionados. El relato aquí tiene tres temas principales que anticipan el resto del evangelio de Lucas y el libro de Hechos: 1) El evangelio es predicado a los judíos en las sinagogas; 2) los judíos como nación rechazan el evangelio; y 3) el evangelio es, por tanto, predicado a los gentiles.

Fuente: La Biblia de las Américas

del sábado… Lit. de los sábados.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

B295 La cláusula relativa en este versículo es explicativa: Y vino a Nazaret, donde él había sido criado.

T27 El plural σαββάτων tiene un sentido singular.

T151 El participio sustantival (usado como un sustantivo) τὸ εἰωθός, con αὐτῷ significa: su costumbre (con un dativo de posesión, que destaca el objeto poseído -BD189[1]).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit. de los sábados.

Fuente: La Biblia Textual III Edición