Comentario de Lucas 5:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Aconteció que, mientras las multitudes se agolpaban sobre él y escuchaban la palabra de Dios, Jesús estaba de pie junto al lago de Genesaret,
5:1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret (Galilea) , el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. — Su trabajo de pescar se había terminado para esa noche.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Aconteció que estando Jesús. Luc 8:45; Luc 12:1; Mat 4:18; Mat 11:12; Mar 1:16; Mar 3:9; Mar 5:24.
junto al lago. Núm 34:11.
Genezaret. Mat 14:34; Mar 6:53.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jesús enseña al pueblo desde la barca de Pedro, Luc 5:1-3.
en una pesca milagrosa, muestra cómo hará pescadores de hombres a Pedro y sus compañeros, Luc 5:4-11;
luego limpia a un leproso, Luc 5:12-15;
ora en lugares desiertos, Luc 5:16;
sana a un paralítico, Luc 5:17-26;
llama a Mateo el publicano, Luc 5:27, Luc 5:28;
come con pecadores, como el médico de las almas, Luc 5:29-32;
predice ayunos y aflicciones de los apóstoles después de su ascensión, Luc 5:33-35;
y lo ilustra mediante la parábola de los odres viejos y el vestido nuevo, Luc 5:36-39.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Al lago de Genesaret también se le conoce por Mar de Galilea y Mar de Tiberias.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Capitulo 5.
La pesca milagrosa y vocación de los primeros discípulos, 5:1-11 (Mat 4:18-22; Mar 1:16-20). Cf. comentario a Mat 4:18-22.
1 Agolpándose sobre El la muchedumbre para oír la palabra de Dios, y hallándose junto al lago de Genesaret, 2 vio dos barcas que estaban al borde del lago; los pescadores, que habían bajado a ellas, lavaban las redes. 3 Subió, pues, a una de las barcas, que era la de Simón, y le rogó que se apartase un poco de tierra, y, sentándose, desde la barca enseñaba a las muchedumbres.
4 Así que cesó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro y echad vuestras redes para la pesca. 5 Simón le contestó y dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y no hemos pescado nada; mas, porque tú lo dices, echaré las redes. 6 Haciéndolo, tomaron una gran cantidad de peces, tanto que las redes se rompían, 7 e hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarles. Vinieron, y llenaron las dos barcas, tanto que se hundían.
8 Viendo esto Simón Pedro, se postró a los pies de Jesús, diciendo: Señor, apártate de mí, que soy hombre pecador. 9 Pues así él como todos sus compañeros habían quedado sobrecogidos de espanto ante la pesca que habían hecho, 10 e igualmente Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Dijo Jesús a Simón: No temas; en adelante vas a ser pescador de hombres. 11 Y, atracando a tierra las barcas, lo dejaron todo y le siguieron.
La semejanza y discrepancia de este relato con los de Mt-Mc crea el problema de saber si se refieren a una misma escena. Aunque en Lc esta pesca milagrosa se centra en la escena de Pedro, se hace ver aquí que están presentes también los otros “socios” de Pedro en las faenas de pesca, ya que abiertamente se habla de ellos (v.5.6.7 y 9), y explícitamente de Santiago y Juan (v.10), y sobre todo, lo que se dice al final del relato, que, atracando las barcas a tierra, “lo dejaron todo y le siguieron,” está manifiestamente destacando el relato de Mt-Mc sobre la vocación de esta doble bina de apóstoles.
Lo que se destaca fuertemente, dentro de la historicidad del relato, es el “simbolismo” de esta escena, del tipo del “simbolismo” de Jn 1. Pedro es destacado aquí sobre todos y hasta se le llama Simón-Pedro (v.8), hasta destacársele como el que “será pescador de hombres.”
Pero lo extraño es que en los pasajes coincidentes con el de Mt-Mc se omita u olvida esta pesca milagrosa, que, por hipótesis, debería estar contigua a estas “vocaciones,” cuando se prestaba en sí misma a un simbolismo excelente. Por eso, parece más lógico pensar en una adición de Lc – el relato está grandemente cargado de giros lucanos – , procedente de otra u otras “fuentes,” incluso entremezcladas entre sí o por Lc (v.g. Mt 13, y par. Mc) en orden a obtener un plástico simbolismo, sin perder, por ello, el fondo histórico, con una “repetición” o “duplicado” (v.g. la pesca del c.21 de Jn), y arreglado a este propósito. A. Plummer ha insistido precisamente en el arreglo de la “pesca” del c.21 de Jn.
Cristo le promete que en adelante “va a ser pescador de hombres,” lo mismo que sus compañeros (v.11). Esta frase podría tener, según algunos, basados en ciertos textos de la Escritura (Jer 16:16; Amo 4:2; Hab 1:14-15; Mat 13:47-49), un sentido “escatológico”; apostolado en orden al juicio premesiánico, que anuncia el Bautista, y la proximidad del reino, que dice Cristo. Pero la perspectiva, y su historia en los evangelios, hace ver que se refiere a ser discípulo de Cristo en orden a extender su Reino. La parábola “en acción” de la pesca milagrosa le dice a Pedro y a los otros lo que va a ser su vida apostólica en adelante en nombre de Cristo. Y no sólo Pedro, sino el que los otros “lo dejaron todo,” es la misma vocación que escuetamente relatan Mc-Mt, y que aquí late en todo el fondo del pasaje, y, “dejando todas las cosas,” no sólo se fueron con El, sino que el término usado dice mucho más: lo “siguieron” (ήχολούθτραν ), que es el término con que en la literatura rabínica se indica la vida de discípulo ante los rabís. La llamada fue eficaz. Aquel día tomó Cristo definitivamente sus cuatro primeros discípulos 2.
Todos estos detalles históricos, oportunamente resaltados en la descripción, hablan simbólicamente de lo que va a ser Pedro, y los demás, como “pescadores” misioneros de los hombres para el reino.“Sacando las naves sobre la tierra, dejando todas las cosas, lo siguieron.” Es una forma plástica y realista de indicar el abandono de todo por seguir a Cristo. Es la forma normal totalitaria de expresión en Lc (cf. Mt-Mc). No en vano Lc escribe el “Evangelio de la renuncia absoluta” (C. Stuhlmueller). Aquél en Lc fue el momento decisivo. Pero no excluye el arreglo y convenio oportuno en sus hogares (cf. Mat 4:18.22 compar. con Mat 8:14-15; Mar 1:16 comp. con Mar 1:29-31). Pues Pedro tiene su casa (Mat 8:14; Mat 17:25; Mar 1:29), familia y bienes (barcas), como se ve en su vuelta a Galilea después de la resurrección de Cristo (cf. Jua 21:3ss).
Curación de un leproso,Jua 5:12-16 (Mat 8:2-4; Mar 1:40-45). Cf. comentario a Mat 8:2-4.
12 Estando en una ciudad, un hombre cubierto de lepra, viendo a Jesús, se postró de hinojos ante El y le suplicó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 13 Extendiendo El la mano, le tocó, diciendo: Quiero, sé limpio. Y luego desapareció la lepra. 14 Y le encargó: No se lo digas a nadie, sino vete y muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza lo que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio. 15 Cada vez se extendía más su fama y concurrían numerosas muchedumbres para oírle y ser curados de sus enfermedades, 16 pero El se retiraba a lugares solitarios y se daba a la oración.
El relato de Lc sobre esta curación no tiene datos especiales sobre los relatos de Mt y Mc. En él, Lc omite la divulgación que el leproso hace de su curación, seriamente prohibida por Cristo, para evitar prematuras conmociones mesiánicas populares. Pero se explica que, en la excitación de su alegría, acaso ni se acordó de la prohibición o lo echó a la parte de modestia. Lc, conforme a su tema, destaca la oración habitual de Cristo – que debía ser larga – , pues para ella se retiraba a lugares “desiertos” (έρήμας ).
Curación de un paralítico,Mat 5:17-26 (Mat 9:1-8; Mar 2:1-12). Cf. comentario a Mat 9:1-8.
17 Sucedió un día que, mientras enseñaba, estaban sentados algunos fariseos y doctores de la Ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea, y de Jerusalén, y la virtud del Señor estaba en su mano para curar. 18 Y he aquí que unos hombres que traían en una camilla un paralítico buscaban introducirle y presentárselo; 19 pero, no encontrando por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al terrado y por el techo le bajaron con la camilla y le pusieron delante de Jesús. 20 Viendo su fe, dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. 2I Comenzaron a murmurar los escribas y fariseos, diciendo: ¿Quién es este que así blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios? 22 Conociendo Jesús sus pensamientos, respondió y les dijo: 23 ¿Por qué murmuráis en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? 24 Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder sobre la tierra para perdonar los pecados – dijo al paralítico – : A ti te digo, levántate, toma la camilla y vete a casa. 25 Al instante se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a casa, glorificando a Dios. 26 Quedaron todos fuera de sí y glorificaban a Dios, y, llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.
Lc omite el lugar de la escena, que es Cafarnaúm (Mc), ni dice que era en “casa” (Mc), probablemente su casa (Mat 4:13), pues Mc dice además que la gente “no cabía ni junto a la puerta.” Acaso sea debido a lo dicho en Luc 9:58.
v. 17. La “introducción” es propia de Lc, añadiendo un dato omitido por Mt-Mc: que, mientras enseñaba, estaban sentados escuchándole algunos “fariseos y doctores de la Ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea, Judea y de Jerusalén.” La intención con que le escuchaban se adivina. Esta frase redonda e hiperbólica, tan propia de Lc, con la que expresa esta presencia tan amplia y conjunta de fariseos y doctores, hace pensar en una cruzada de espionaje más que en un simple movimiento de curiosidad ante El. Se está, pues, ya en una época bastante avanzada del ministerio público de Cristo. Ha enseñado por muchas partes y ha hecho muchos milagros. Lc dejó antes registrado (4:44) que “iba predicando por las sinagogas de Judea,” término allí sinónimo de Palestina 3.
v.17d. Lc pone una frase que es todo un programa de la obra taumatúrgica de Cristo: “La virtud del Señor estaba con El para curar.” Tales estaban de manifiestos sus milagros.
v.19. Lc describe la casa al modo helenístico, no palestino dirá que, para bajarlo por el techo, “descubrieron el terrado” (¿Εορυξαντες ) hecho de adobes y follaje; Lc, en cambio, lo describe diciendo que quitaron las “tejas” (δια των κεράμων ).
v.20. Cristo, dirigiéndose al paralítico, lo trata en forma más impersonal, lo llama “hombre.” En Mt-Mc, “hijo.” No deja de extrañar este cambio, ya que Lc es propenso a retener estos matices delicados.
v.24. Destaca que la curación fue instantánea. Aunque se sigue del contexto, Mt-Mc no lo resaltan explícitamente. Quiere acusar más ese poder milagroso que estaba en sus manos.
v.26. “Himnos finales,” bien destacados por Lc.
Como ya se indicó en el Comentario a Mat 9:2-8, se ven en este relato dos temas: a) perdón de pecados (Mat 9:2-8; Mar 2:2-9; Luc 5:18-23); y b) relato de un milagro (Mat 9:6-8; Mar 2:10-12; Luc 5:24-26). Estos temas ¿son primitivamente unitarios?
R. Bultmann, E. Klosterman y otros pretenden que ya Mc había unido dos relatos diferentes: a) un relato de milagro (Mar 2:1-5. l0 12=Luc 5:17-20a.24b-26); b) un “apotegma” o relato de controversia (Mar 2:5. 10=Luc 5:20b-24a). A esto añaden que el título de “Hijo del hombre” hubo de ser usado por Cristo mucho más adelante.
En cambio, C. H. Turner, M. Dibelius, J. M. Creed sostienen que esta sección tiene una “innegable unidad” (Bonnard). Lo mismo que el que aquí tiene una explicación lógica la expresión de “Hijo del hombre.”
Ya se ve la no evidencia de la primera posición cuando exegetas de renombre optan por la posición contraria.
La primera posición es violenta, supone un extraño entresijo en los textos; hubiera sido más fácil redactarlo en forma de un todo. Resulta más lógico – y lo da el análisis del relato – su redacción unitaria.
Además hacer una afirmación de un efecto invisible – perdón de pecados – en aquel estadio de la vida de Cristo, con sólo él decirlo, ¿resultaría creíble? ¿No se iba a interpretar como una gratuidad? En este sentido, lo más lógico es suponer la unidad primitiva de ambos relatos, junto a la afirmación inaudita, la prueba: el milagro.
Y esto se confirma con otros pasajes de Lc. En uno (Luc 7:36-50), una mujer pecadora pública se arroja y unge los pies de Cristo, y éste le perdona los pecados. Pero en la estructura misma y necesaria del relato, hay dos milagros morales que van a confirmar, como antes, aquel perdón invisible: uno, al descubrir que aquella mujer era “pecadora,” pues no por ungirle se sigue que fuese pecadora (Lc v.39); como se ve en la unción de Betania (cf. Jua 12:1ss); y el otro, por la penetración de los pensamientos de Simón. O sea, en un caso análogo, relatado por el mismo evangelista, se acompaña – garantiza – el perdón de los pecados con dos prodigios.
Es lo mismo que, en el fondo, hace Lc en otro pasaje (Luc 6:6-10). Pregunta, en plena sinagoga, si se puede hacer bien en sábado, y lo prueba con la curación de la mano paralizada de un hombre. Y todo esto es unitariamente primitivo.
Lo que no hay inconveniente en admitir son retoques y matices en el relato primitivo por parte de la Catequesis en orden a resaltar el valor de la “confesión” sacramental, extendido a todos los pecados; problema que preocupó en un momento a la Iglesia.
Y en cuanto a la expresión “Hijo del hombre,” lo mismo podría ser que este pasaje estuviese adelantado, o que haya sido utilizado por Cristo con la riqueza de matices que encierra, y que más tarde se descubrirían; o que la expresión no sea primitiva, y esté puesta, deliberadamente, aquí, redaccionalmente, por su matiz de evocar al Mesías daniélico-divino, para hacer ver – sugerir – que el poder de perdonar los pecados en Cristo le viene por ser Dios.
Vocación de Leví,Luc 5:27-32 (Mat 9:9-13; Mar 2:13-17). Cf. comentario a Mat 9:9-13.
27 Después de esto salió y vio a un publicano por nombre Leví, sentado en el lugar donde se cobraban los impuestos, y le dijo: Sígueme. 28 El, dejándolo todo, se levantó y le siguió. 29 Leví le ofreció un gran banquete en su casa, con asistencia de gran multitud de publícanos y otros que estaban recostados con ellos. 30 Los fariseos y los escribas murmuraban hablando con los discípulos: ¿Por qué coméis y bebéis con publícanos y pecadores? 31 Respondiendo Jesús les dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos, 32 y no he venido yo a llamar a los justos, sino a los pecadores a penitencia.
v.27. La topografía de la escena en Lc es sugerida al decir que “salió” camino del Lago (Mc). A su paso vio un “publicano” (τελώνην ). Sólo Lc lo registra. Estos eran gentes despreciadas, por cooperar con la autoridad gentil al cobro de los impuestos al pueblo de Dios. A lo que se unía su abuso en lograr las máximas ventajas económicas. Está en su “telonio,” su puesto de recaudaciones. Al tener éste cerca del mar, hace pensar que su función principal, al servicio de Antipas o de Roma, fuese el de cobrar los impuestos más directamente relacionados con las cosas del mar.
El nombre es, como en Mc, Leví. En Mt se llama a sí mismo Mateo. Las escenas son las mismas, y el uso de dos nombres no era nada raro. Es ordinariamente admitido que ambas personas se identifican 4.
v.28. Lc es el único que registra que, al llamarle Cristo, “dejó todo” y le siguió. Es característico de Lc la formulación de las cosas por “totalidad” (Luc 14:39; Luc 18:22, etc.). La fórmula evoca el llamamiento de los cuatro primeros discípulos. Puede haber algo de clisé literario en la redacción.
v.30. Se citan “publícanos y pecadores.” Por estos últimos ha de entenderse, más que gentes moralmente bajas, gentes que no tenían la pureza “legal,” sea por su despreocupación en el trato con gentiles, sea por otros motivos, que así los hacía incursos en la falta de las minuciosidades preventivas farisaicas.
En el v.32, en que se llama a los pecadores a “penitencia,” si tiene el sentido de vocación de ingreso al reino, parece acusarse también, en el conjunto del contexto, el sentido universalista y “moral” de la penitencia. Es adición de Lc, con la que quiere precisar “moralísticamente” el valor de esta expresión de Cristo, y lo que tenía de ironía entre los “justos” – escribas, fariseos (Luc 18:9) – y los “pecadores,” publícanos y gentes descuidadoras de la Ley.
Lc y Mc omiten la sentencia de Oseas (Luc 6:6), típica de su procedimiento.
La comunidad primitiva encontraba en esta escena y sus versículos finales (v.31-32) una lección oportuna, aparte de “los publícanos y pecadores” del momento histórico de Cristo. Siempre era un problema analógicamente actual.
Los discípulos de Cristo no ayunan,Luc 5:33-39 (Mat 9:14-17; Mar 2:18-22). Cf. comentario a Mat 9:14-17.
3 Ellos le dijeron: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos; pero tus discípulos comen y beben. 34 Respondióles Jesús: ¿Queréis vosotros hacer ayunar a los convidados a la boda mientras con ellos está el esposo? 35 Días vendrán en que les será arrebatado el esposo; entonces, en aquellos días, ayunarán. 36 Y les dijo una parábola: Nadie pone un remiendo de paño nuevo a un traje viejo; de lo contrarío, romperá el nuevo, y el remiendo, tomado del vestido nuevo, no ajustará sobre el viejo. 37 Ni echa nadie el vino nuevo en cueros viejos; de lo contrarío, el vino nuevo romperá los cueros viejos y se derramará, y los cueros se perderán; 38 sino que el vino nuevo se echa en cueros nuevos, 39 y nadie que tenga vino añejo quiere el nuevo, porque dice: El añejo es mejor.
Las narraciones de los tres sinópticos son bastante afines. Cristo elude la pregunta de los fariseos ante el porqué de no “ayunar” sus discípulos, refiriéndose a los ayunos libres y “oraciones” (Lc) especiales que hacían los discípulos del Bautista y los de los fariseos. Se explica el eludir la pregunta, basada en el espíritu pretencioso y ostentoso farisaico. Ante el gozo del esposo es hora de alegría. El banquete es símbolo bíblico del reino. Aunque éste perdurará, aquí sólo se considera el aspecto de este momento temporal de Cristo. Acaso se destaque y se explique esta “objeción” para justificar la práctica de los ayunos en la primitiva Iglesia, y el cambio de días.
Pero en las comparaciones del “vestido” y del “vino” les hace ver que hay una incompatibilidad con la materialidad de lo pasado, y que hay un espíritu nuevo, al margen de sus exigencias y tradiciones 5.
v.39. La última frase de Lc, exclusiva suya, parecería estar en contradicción con lo anterior, donde se elogia lo “nuevo.” Dice: “Y nadie que tenga vino añejo quiere el nuevo, porque dice: El vino añejo es mejor.” Esta frase debe de proceder de otro contexto. Pero Lc la inserta aquí para indicar el apego de muchos al vino añejo de la Ley. Estos no renuncian al “vino añejo” del A.T. ni a sus tradiciones farisaicas. Es el gusto a lo que estaban fuertemente apegados. Tal fue el caso de los “judaizantes,” sin llegar a la irreductibilidad del fariseísmo.
Como se dijo en el Comentario a Mt, también interesaba este tema en la Iglesia primitiva, para insistir en la práctica penitencial del ayuno, aunque cambiados los días, para diferenciarse de la práctica judía y vincularlos a los días cristianos hasta llegar a la plenitud del reino (cf. Hec 13:2ss; Hec 14:23; Didaje 8). Ya en Mat 6:16 se ve que los judeocristianos practicaban el ayuno.
Se sostiene que el dicho de Cristo, que está en los tres sinópticos – que ayunarán cuando les quiten el “esposo” – es un prematuro anuncio de la muerte de Cristo (C. H. dodd, Ρ arables of the Kingdom [1936] 116-117 n.2). ¿Por qué? Parece una sentencia central que se impone, admitida la alegoría temporal de la boda. Aparte que no habría inconveniente en que pudiera ser un pasaje adelantado. Si fuese posterior la cronología, entonces “contendría unas palabras genuinas de Jesús” (E. J. Mally). Un poco antes o después no afecta a la “genuinidad” de las palabras de Cristo. Lo que sí se ve es que su sola presencia es fuente de gozo escatológico; la venida del reino está relacionada con él, y su ausencia traerá sufrimiento (cf. O. Culmann, Christologie du Ν . Τ . [1966] 48-62).
1 Para La Descripción Ambiental, Cf. Wllliam, Das Leben Jesu., Vers. Esp. (1940) P. 169-175.
2 Fokck, Prima Piscatiomiratulosa.-Verb. Dom. (1926) 170-197; Smith, Fishers Of Men: Harward Theology Review (1959) 187-203; Racourt, La Vocation Des Apotres: Rev. Se. Rehg. (1939) P.610-615.
3 Lebreton, La Vida Y Enseñanza., Vers. Del Franc. (1942) I P.121.
4 B. Lindars, Matthew, Lew, Lebbaeus And The Valué Of The Western Text: New Test. Stud. (1957) 220ss.
5 J. Dupont, Vin Vieux, Vin Nouveau (Luc 5:39): The Cath. Bibl. Quart. (1963) 286-304.
Fuente: Biblia Comentada
Lago de Genesaret. Es decir, el Mar de Galilea que en algunas ocasiones también es llamado Mar de Tiberias (Jua 6:1; Jua 21:1). En realidad se trata de un lago inmenso de agua dulce a más de doscientos diez metros bajo el nivel del mar, y sirve como la fuente principal de agua y comercio para la región de Galilea.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret (Galilea) , el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. 2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. – Su trabajo de pescar se había terminado para esa noche.
Fuente: Notas Reeves-Partain
CONDICIONES PARA UN MILAGRO
Lucas 5:1-11
Jesús estaba en pie a la orilla del lago de Genesaret, y el gentío le apretujaba en su deseo de escuchar la Palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que habían traído a la orilla; los pescadores habían bajado a tierra y estaban lavando las redes. Jesús se subió a una de las barcas, la que era de Simón, y le pidió que la separara un poco de la orilla; entonces se sentó, y siguió enseñando a la gente desde la barca.
Cuando terminó lo que estaba diciendo le dijo a Simón:
-Rema hacia lo hondo y echa las redes para pescar.
-Maestro -le replicó Simón , hemos estado faenando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, ya que me lo dices, voy a echar las redes.
Y cuando lo hicieron, se les llenaron las redes hasta tal punto que parecía que iban a romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos; y cuando llegaron, llenaron las dos barcas tanto que parecía que iban a hundirse.
Cuando Simón Pedro se dio cuenta de lo que había pasado, cayó de rodillas delante. de Jesús, y exclamó:
-¡Apártate de mí, Señor; que yo no soy más que un pecador!
Esto decía porque se había quedado profundamente impresionado por la cantidad tan tremenda de peces que habían pescado, y lo mismo les pasaba a los demás, entre los que estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Pedro.
-¡No tengas miedo! -le dijo Jesús a Simón-. Desde ahora, lo que vas a pescar van a ser hombres.
Cuando consiguieron traer las barcas a tierra, lo dejaron todo allí y se hicieron seguidores de Jesús.
La famosa extensión de agua de Galilea se llama de tres maneras: Mar de Galilea, Mar de Tiberíades y Lago de Genesaret. Tiene unos veinte metros de largo por trece de ancho. Está situado en una depresión de la superficie de la Tierra a 210 metros bajo el nivel del mar, lo que le da un clima casi tropical. En los días de Jesús tenía nueve poblaciones agrupadas en sus orillas, ninguna de menos de 15.000 habitantes.
Genesaret es realmente el nombre de la hermosa llanura que está al Oeste del lago, y que es muy fértil. A los judíos les encantaba jugar con las etimologías, y le atribuían tres diferentes a Genesaret que destacaban su hermosura.
(i) De kinnor, que quiere decir arpa, ya fuera porque «sus frutos son tan dulces como el sonido del arpa», o porque «la voz de sus ondas es tan agradable como la voz del arpa».
(ii) De gan, jardín, y sar, príncipe; de ahí, «el príncipe de los jardines.»
(iii) De gan, jardín, y asher, riquezas; de ahí, «El jardín de las riquezas.»
Aquí nos encontramos con un cambio decisivo en la carrera de Jesús. La última vez que le encontramos predicando estaba en una sinagoga, y ahora se encuentra a la orilla del lago. Es verdad que volveremos a encontrarle en la sinagoga; pero se acerca la hora en que se le cerrará esa puerta, y su iglesia es ahora la costa o el camino abierto, y su púlpito, una barca. Irá adonde haya gente dispuesta a escucharle. John Wesley decía: » Los que formaron nuestras congregaciones eran los que iban vagando por las montañas oscuras, que no pertenecían a ninguna iglesia cristiana; pero despertaron a la predicación de los metodistas, que los habían seguido por los descampados de este mundo hasta los caminos y los vallados, los mercados y las ferias, los cerros y los valles; que habían puesto el estandarte de la Cruz en las avenidas y en los callejones de las ciudades, en las aldeas, en los pajares y en las cocinas de las granjas, etc.; y todo esto hecho de tal manera y hasta tal punto como no se había hecho nunca desde los tiempos de los apóstoles.» «Me gusta un salón amplio -dice en otro lugar-,con un buen cojín y un púlpito majo; pero la predicación en los campos salva almas.» Cuando se le cerraba la sinagoga, Jesús salió a los caminos abiertos.
En esta historia encontramos lo que podríamos llamar una lista de condiciones para un milagro.
(i) El ojo que ve. No hay por qué creer que Jesús creó un banco de peces en aquella ocasión. En el Mar de Galilea había bancos fenomenales que ponían el agua como si estuviera hirviendo en grandes extensiones. Lo más probable es que la aguda vista de Jesús percibiera aquel banco de peces, y ahí estuvo el milagro. Necesitamos ojos que vean de veras. Mucha gente ha visto salir vapor por la tapadera de la cafetera, pero fue a James Watt al que se le ocurrió que se podía aplicar para hacer una máquina de vapor. Mucha7anta ha visto caer una manzana; pero sólo a Newton le sugirió aquello la ley de la gravedad. La Tierra está llena de milagros que esperan unos ojos que los vean.
(ii) El espíritu dispuesto a hacer un esfuerzo. Puesto que Jesús lo decía, Pedro estaba dispuesto a probar otra vez, aunque estaba muy cansado. El desastre de muchas vidas es que se rinden antes del último esfuerzo que podría cambiar las cosas.
(iii) El espíritu dispuesto a probar lo que parece inútil. La noche, que era el tiempo de la pesca, había pasado. Todas las circunstancias estaban en contra; pero Pedro dijo: «¡Sean las circunstancias las que sean, si Tú lo dices estoy dispuesto a probar otra vez!»
Muchas veces no hacemos nada porque nos parece que no es el tiempo oportuno. Pero, si esperamos a que las circunstancias sean ideales, jamás empezaremos nada: Si queremos un milagro, tenemos que fiarnos de la palabra de Jesús cuando nos dice que probemos lo imposible.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 05
d) Los primeros discípulos (Lc/05/01-11).
1 Sucedió, pues, que mientras él estaba de pie junto al lago de Genesaret, el pueblo se fue agolpando en torno a él, para oír la palabra de Dios. 2 En esto vio dos barcas atracadas a la orilla del lago; pues los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando las redes. 3 Subió a una de estas barcas, que era de Simón, y le rogó que la apartara un poco de la orilla; se sentó y enseñaba a las multitudes desde la barca.
Es por la mañana, junto al lago de Genesaret. Jesús está de pie en la orilla y anuncia la palabra de Dios. El pueblo se agolpa en su derredor, lo asedia. Entonces sube a una barca de las que estaban atracadas allí, se sienta en la barca como maestro y enseña a las masas del pueblo que escuchaban desde la orilla. La palabra de Dios atrae a los hombres, y los atrae en grandes masas.
La barca a que sube Jesús era de Simón. Jesús lo había conocido ya, había estado en su casa, había curado a su suegra y había sido su huésped. Ahora aprovecha sus servicios, para sí y para el pueblo. También Simón conoce a Jesús, su poder de curar y el poder de su palabra. El que se adhiera a Jesús tan pronto como se siente llamado por él, es algo que ha sido bien preparado y resulta comprensible. La palabra poderosa de Dios se posesiona del hombre humanamente.
4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Navega mar adentro y echad vuestras redes para pescar. 5 Y respondió Simón: Maestro, toda la noche hemos estado bregando, pero no hemos pescado nada; sin embargo, en virtud de tu palabra, echaré las redes. 6 Lo hicieron así, y recogieron tan grande cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. 7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos; acudieron y llenaron tanto las dos harcas, que casi se hundían.
Jesús dirige una palabra imperiosa a Simón. La orden lo destaca de las muchedumbres del pueblo incluso de los que están con él en la barca. Le da la preferencia y lo distingue entre todos. Las largas redes (de 400 a 500 metros) formadas por un sistema de tres redes, han de arrojarse al lago, allí donde hay profundidad. Para ello hacen falta por lo menos cuatro hombres. La orden representa una prueba para la fe de Pedro. Según cálculos humanos basados en una larga experiencia de los pescadores, es inútil echar ahora las redes. (Si no se ha capturado nada durante la noche, que es el tiempo de la pesca, ahora -por la mañana- se pescará mucho menos. La elección y la vocación exigen fe, aunque no se comprenda, exigen «esperanza contra toda esperanza» (Rom 4:18). Así creyó y esperó María, así también Abraham (Rom 4:18-21; Gen 15:5).
Simón reconoce que la palabra de Jesús ordena con autoridad y que es capaz de realizar lo que no se puede lograr con fuerzas humanas. Maestro, en virtud de tu palabra… La interpelación «Maestro» es característica del Evangelio de Lucas. Con ella se reproduce el título de doctor o de rabí. Con ello quería evidentemente indicar Lucas que Jesús enseña con autoridad y con fuerza imperativa.
La fe en la palabra imperiosa del Maestro no se ve frustrada. Las redes estaban a punto de romperse debido al peso de los peces. Como Pedro no exige ningún signo, recibe el signo que se amolda a su vida, a su inteligencia y a su vocación. Dios procede con él como con María. Así procede Dios con su pueblo. La salvación exige fe, pero Dios apoya la fe con sus signos.
8 Cuando Simón Pedro lo vio, se echó a los pies de Jesús, diciéndole: Apártate de mí, Señor, que soy hombre pecador. 9 Es que un enorme estupor se había apoderado de él y de los que con él estaban, ante la redada de peces que habían pescado. 10a Igualmente les sucedió a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban asociados con Simón.
Simón ve en Jesús una manifestación (epifanía) de Dios (*). Ha visto y vivido el milagro, el poder divino que actúa en Jesús. La manifestación de Dios suscita en él la conciencia de su condición de pecador, de su indignidad, el temor del Dios completamente otro, del Dios santo. La manifestación del Dios santo a Isaías remata en esta confesión del profeta: «¡Ay de mí, perdido soy!, pues siendo hombre de impuros labios…, he visto con mis ojos al Rey, Yahveh Sebaot» (Isa 6:5). La admiración por Jesús atrae a Simón hacia él, la conciencia de su pecado le aleja de él. En la palabra «Señor» expresa la grandeza de aquel al que ha reconocido en su milagro.
Lucas no emplea ya sólo el nombre de Simón, sino que añade también el de Pedro. Simón Pedro: Simón, la roca. En esta hora en que Simón opta por creer en la palabra de Jesús, se sientan las bases para la promesa futura: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia», como también para la vocación de Pedro, de fortalecer a los hermanos: «Tú, en cambio, confirma a tus hermanos» (22,32), y para la transmisi6n del cargo pastoral (Jua 21:15 ss). Con la fe se prepara Pedro para ser roca.
El estupor y sobrecogimiento por la pesca inesperada se había apoderado no sólo de Pedro, sino también de los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan. Lucas se fija sólo en estos tres, aunque seguramente había también un cuarto para manejar la red. Simón, Santiago y Juan son los tres apóstoles preferidos, los testigos de las íntimas revelaciones de Jesús, de la resurrección de la hija de Jairo, de la transfiguración y de la agonía en el huerto de los Olivos. Santiago y Juan estaban ya unidos con Simón en el oficio de la pesca, eran sus asociados y colegas. Sobre la vieja comunidad edifica Jesús una nueva.
……………
* En la epifanía se hace Dios de repente visible o audible en el mundo, de modo que la persona que la experimenta puede responderle. De los materiales de tradición que utiliza Lucas para su Evangelio y para los Hechos elige descripciones de epifanías (por ejemplo: Luc 3:21 ss; Hec 5:19; Hec 12:17), porque sus destinatarios procedentes de Ia gentilidad eran especialmente sensibles a éstas.
……………
10b Pero Jesús dijo a Simón: No tengas miedo. Desde ahora serás pescador de hombres. 11 Y cuando atracaron las barcas a la orilla, dejándolo todo, le siguieron.
Jesús quita el temor a Pedro y le da su encargo. Lo mismo sucedió cuando el ángel transmitió a María el encargo de Dios. El temor reverencial del Dios santo es fundamento de la vocación, en la que Dios quiere mostrarse el Santo y el Grande.
Así como Pedro hasta ahora había cogido en la red peces del lago, en adelante pescará hombres para el reino de D¿os. Los encerrará como con una llave. ¿Se insinúan aquí las palabras acerca de la llave del reino de los cielos, que un día recibirá Pedro? La palabra promete, llama y va acompañada de poderes.
El llamamiento de Jesús obra con autoridad. Jesús llama a los que quiere y los constituye en lo que él quiere. Así procedió Dios también con los profetas. Simón, juntamente con Santiago y Juan arrastraron las barcas a la orilla y abandonaron el oficio de pescador, lo dejaron todo: barca, redes, padre, casa. La vida comienza a adquirir nuevo contenido. Siguieron a Jesús como discípulos, como los discípulos de los rabinos seguían a su maestro para apropiarse su palabra, su doctrina y su forma de vida. Lo que desde ahora llena su vida es Jesús, el reino de Dios, la pesca de hombres. Simón vivió en Jesús la epifanía de Dios, se reconoció pecador y recibió la vocación para la obra salvadora. El tiempo de salvación ha comenzado: conocimiento de la salvación mediante el perdón de los pecados (Hec 1:77). La soberanía de Dios se revela en la acogida de los pecadores.
El comienzo de la actividad en Galilea está consagrado a Simón Pedro. Jesús se ha visto repudiado por la ciudad de sus padres, pero en los límites de la tierra de Galilea lo acoge Pedro y se le adhiere. La expulsión del demonio en la sinagoga, la curación de la suegra, los numerosos milagros al atardecer delante de su casa tienen remate y coronamiento en la pesca milagrosa. Los lugares de su vida pasada, en los que había orado, había vivido con su familia, había trabajado, son ahora, mediante los hechos salvíficos de Dios, liberados de su miseria, de la influencia del diablo, de la enfermedad y de la pena, del fracaso. Ahora se ve Pedro segregado de todo lo anterior y en adelante será pescador de hombres para el reino de Dios, al servicio de Jesús y de su palabra poderosa.
2. OBRAS VE PODER (,39).
a) Curación del leproso (Lc/05/12-16)
12 Estaba él en una ciudad y había allí un hombre cubierto de lepra. Al ver éste a Jesús, se postró ante él y le suplicó: Señor, si quieres, puedes dejarme limpio. 13 Y extendiendo él la mano, lo tocó, diciéndole: Quiero, queda limpio. E inmediatamente la lepra desapareció de él.
Jesús actúa en una de las ciudades que visita en su viaje de misión (Hec 4:44). El leproso se le presenta en una ciudad. Los leprosos no debían acercarse a las ciudades. «El leproso, manchado de lepra, llevará rasgadas sus vestiduras, desnuda la cabeza, y cubrirá su barba, e irá clamando: ¡Inmundo, Inmundo! Todo el tiempo que le dure la lepra será inmundo. Es impuro y habitará solo; fuera del campamento tendrá su morada» (Lev 13:45S). Estaba cubierto de lepra así lo hace constar Lucas, el médico. La lepra era incurable. El que se veía atacado por la enfermedad, era tenido por muerto.
El pobre hombre, en medio de su aflicción, no se cuida de la ley, del ostracismo a que está condenado ni de la amarga experiencia de la incurabilidad. El poder de Jesús significa para él más que la ley y que la muerte. Postrándose confiesa su miseria, con su súplica expresa su confianza. Hace su profesión de fe: cree que en Jesús actúa la fuerza de Dios. Puedes dejarme limpio. Implora la compasión de Jesús: Si quieres… Jesús es la esperanza de su vida. De su voluntad depende su existencia: en comunión con Dios, con los hombres, en la vida…
Jesús obra con compasión. Extiende la mano y lo toca, con lo cual pasa por encima de la ley, pero practica la misericordia. Tocándolo lo introduce en su comunión, en la comunión con los hombres, en la comunión con Dios. Se apropia las palabras de la súplica y se identifica con la solicitud del leproso. Su voluntad lo limpia de la lepra y con ello lo restituye a la comunión con Dios y al culto.
Por la palabra de Jesús queda limpio el leproso y es declarado tal. Jesús posee el poder del profeta Eliseo, que curó al leproso Naamán; posee también la autoridad de los sacerdotes de Israel que declaran limpios a los leprosos. Jesús les es superior, puesto que su sola palabra limpia y declara limpio.
14 Entonces le mandó que a nadie lo dijera, sino: Ve a presentarte al sacerdote y a ofrecer por tu purificación, según lo mandó Moisés, para que les sirva de testimonio. 15 Pero su fama se extendía cada día más, y numerosas multitudes acudían para oírlo y para ser curadas de sus enfermedades. 16 éI, sin embargo, se quedaba retirado en los desiertos y oraba.
Jesús no hace los milagros con fines lucrativos ni buscando la propia gloria. «Pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo. porque Dios estaba con él» (Hec 10:38).
Según prescribía la ley, el leproso sanado debía presentarse al sacerdote para ser declarado limpio (Lev 13:49) y ofrecer el sacrificio por la purificación (Lev 14:1-32). Jesús quiere que se cumpla la ley; él mismo era obediente a la ley. Los sacerdotes tenían que recibir un testimonio de que se había iniciado el tiempo de la salvación, puesto que el profeta había anunciado que el tiempo de la salud aportaría curación de las enfermedades ( Isa 35:5; [cf. 61,1]).
La fama de Jesús y de su acción salvífica se va extendiendo cada vez más. Jesús prohibió hablar al leproso, lo cual no impidió que se propagara la noticia. La palabra lleva en sí una fuerza que la mueve a extenderse progresivamente. Atrae a multitudes de pueblo cada vez mayores, que quieren participar de la palabra y de la obra salvadora de Jesús. Jesús se retira a la soledad, a orar. Su acción procede de la comunión con su Padre en la oración. Jesús actúa porque Dios está con él (Act 10.38). Su comunión en la oración remite a una comunión más profunda.
b) Perdón de los pecados (/Lc/05/17-26)
17 Un día, mientras él enseñaba, estaban allí sentados unos fariseos y doctores de la ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea, y de Jerusalén. Y una fuerza del Señor le asistía para curar.
Enseñar y curar es actividad de Jesús que proviene de la fuerza de Dios. La fama de la enseñanza y de las curaciones se propagó por toda Palestina, llegando a todas y cada una de las aldeas; los fariseos y los doctores de la ley, que se hallan por todo el país, polemizan con él. Antes de que Jesús en persona haga este camino: Galilea, Judea, Jerusalén, le ha precedido ya su fama. Ha alarmado ya a los que al término de este camino lo condenarán.
18 Entonces unos hombres, que traían en una camilla a uno que estaba paralítico, trataban de introducirlo y ponerlo delante de él. 19 Y no encontrando por dónde introducirlo por causa de la multitud, subieron al terrado y, por entre las tejas, lo pusieron, con su camilla, allí en medio, delante de Jesús. 20 Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo: Hombre, perdonados te son tus pecados.
Jesús ejerce su actividad en una casa. La multitud está tan apiñada, que no es posible pasar por la puerta para llegar a Jesús. Se descubre el terrado y por la abertura se introduce a un enfermo. Las casas de Palestina tenían un techo plano, un terrado que se podía perforar (Mar 2:4). Lucas habla de tejas. Piensa en una casa griega.
Jesús está presente en su Iglesia como Señor que fue exaltado y vive como tal. Pero al mismo tiempo vive también en el recuerdo de la Iglesia la imagen del Jesús que vivió en la tierra. ¿Cómo podemos pensar al Cristo que vive cerca del Padre? ¿Cómo podemos imaginárnoslo? Desde luego, tal como vivía y obraba en la tierra. La imagen de Jesús se nos hace más accesible si él se nos presenta en un mundo que nosotros comprendemos, en el que nosotros vivimos: Lucas lo situó en el mundo griego…
Al paralítico le son perdonados los pecados. La palabra con que se declaraba el perdón lo causaba también, puesto que en Jesús obra la fuerza del Señor. Jesús le perdona cuando ve su fe. Los hombres habían puesto toda su esperanza en Jesús; creían que su proximidad causaría Ia curación del paralítico. Los particulares son incorporados a la comunidad; la comunidad los sostiene. Se aguardaba la curación del cuerpo, y se recibió la curación de los pecados. Según las ideas judías, la curación del cuerpo dependía de la purificación de la culpa. ¿Acaso pensaba Lucas en esto? Jesús cura todos los males del hombre. La enfermedad y los pecados.
21 Y los escribas y los fariseos comenzaron a pensar: Pero ¿quién es éste, que está diciendo blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios solo? Quien se arroga derechos de Dios, blasfema contra Dios.
Sólo Dios tiene el derecho y el poder de perdonar los pecados. El pecado se comete contra Dios; así también sólo el puede perdonarlo. El razonamiento era correcto. ¿Pero no habrían debido también considerar si Dios no puede conferir este poder a aquel a quien ha de conferir todo poder?
¿Quién es éste? La pregunta encierra ya la negativa. Es una pregunta despectiva. Este Jesús no puede tener el poder de perdonar pecados. No se plantea la cuestión de la misión de Jesús, y ni siquiera se piensa en la posibilidad de que Dios hubiera podido transmitir este poder a Jesús. La posición de los nazarenos reaparece en los fariseos y en los doctores de la ley. Sólo la fe en la misión divina puede reconocer a Jesús el poder de perdonar los pecados. La apariencia humana no debe ser obstáculo para esta fe.
22 Pero, conociendo Jesús los pensamientos de aquéllos, les respondió: ¿Qué es lo que estáis pensando en vuestro corazón? 23 ¿Qué es más fácil decir: Perdonados te son tus pecados, o decir: Levántate y anda? 24 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: Yo te lo mando; levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
Jesús tiene poder para perdonar los pecados. Dios le ha dado participación en su poder. Dios tiene el poder de conocer los corazones. Conoce las reflexiones de sus adversarios. Esto es poder divino. Tiene el poder de curar a los enfermos, que en este caso es lo más difícil, puesto que la curación puede comprobarse. El que puede lo más difícil, mejor podrá lo más fácil. él tiene el poder de perdonar los pecados, porque es Hijo del hombre, al que Dios ha comunicado todo poder (Cf. Dan 7:13; Luc 10:22.). Jesús es profeta que tiene conocimiento de los corazones y poder para curar a los enfermos; pero es más que profeta, porque posee el poder de perdonar los pecados, porque es Hijo del hombre, al que se ha dado todo poder.
25 E inmediatamente se levantó delante de ellos, tomó el lecho en que había estado rendido y se marchó a su casa, glorificando a Dios. 26 Todos quedaron como fuera de sí y glorificaban a Dios, y llenos de temor exclamaban: ¡Hoy hemos visto cosas increíbles!
En las acciones del que ha sido curado se demuestra su alegría por la curación. Todo lo que hace va acompañado de la glorificación de Dios. La acción de Jesús se inspira siempre en la glorificación de su padre. «Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a término la obra que me habías encomendado que hiciera» (Jua 17:4).
Todos los testigos del milagro están impresionados hasta lo más hondo de su alma. Están fuera de sí, penetrados de temor, de asombro. También la emoción del alma suscita glorificación de Dios. Los grandes hechos de Dios en la historia de la salud van a parar en la glorificación de Dios. Dios se glorifica en ellos.
El día en que sucedió lo increíble, que rebasa todas las expectativas, aparece aquí como algo singular. ¿Qué día es este hoy? «Hoy ha experimentado la salvación todo el pueblo.» Hoy se ha realizado el pasaje de la Escritura relativo al salvador que está ungido con el Espíritu. Hoy ha sucedido algo increíble, inaudito. Se ha iniciado el tiempo de salvación. ¿Pero ve esto el pueblo?
c) Vocación de un publicano (/Lc/05/27-39)
27 Después de esto, salió y vio a un publicano, llamado Leví, en su despacho de cobrador de impuestos, y le dijo: Sígueme. 28 Y éste, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
La narración de nuevos actos de poder vuelve a cerrarse con la vocación de un discípulo. Esta vez es el llamado un publicano. Estos eran odiados por su trato con los gentiles, por su arbitrariedad y su codicia. Se los tenía por pecadores públicos, a los que se debía evitar. Sin embargo, Jesús llama para discípulo suyo a uno de esos publicanos; lo llama a seguirle de su despacho, del ejercicio de su ocupación impura. Al paralítico pecador da Jesús la curación, al publicano pecador le da la vocación como discípulo. El pecado no es ya una barrera que se oponga a la salvación. El que aporta la salvación perdona los pecados a fin de que ésta pueda recibirse.
La mirada de Jesús y la palabra que llama son tan poderosas que el publicano abandona todo lo que posee, a lo que había servido hasta ahora y a lo que había sucumbido, y se hace discípulo de Jesús. El cambio radical de vida es consecuencia del llamamiento de Jesús.
29 Entonces Leví le dio un gran banquete en su casa; y asistía gran número de publicanos y otros más, que estaban a la mesa con ellos. 30 Los fariseos y sus escribas murmuraban y decían a los discípulos: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores? 31 Y Jesús les contestó: No necesitan médico los sanos, sino los enfermos; 32 no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan.
¿De qué espíritu deben estar penetrados los discípulos de Jesús? ¿Qué debe notarse en los apóstoles? ¿Qué en los cristianos que han percibido el llamamiento de Jesús? La mirada retrospectiva al tiempo de salvación que ocupa el punto medio de los tiempos, da a la Iglesia la orientación en su camino. En la divisoria entre la vida antigua y la nueva da Leví una gran recepción. El banquete se celebra en honor de Jesús. Están invitados Jesús, sus discípulos y los amigos de Leví: sus colegas y otros que tienen igualmente trato con publicanos. En las conversaciones que se tienen durante el banquete se ve cómo se ha de entender la condición de discípulo de Jesús. Lucas gusta de presentar a Jesús como invitado en el banquete (Luc 7:36 ss; Luc 13:38 ss; Luc 14:1 ss; Luc 19:1 ss; Luc 24:29 ss). En la literatura griega se designan como symposion (conversación durante la comida) diálogos de profundo sentido. A Jesús se le sitúa en el mundo griego. Los Evangelios son historia, pero a la vez historia «deshistoricizada». En ellos habla a su comunidad el Señor exaltado. A través de lo único e irrepetible que tiene lugar en el tiempo reconoce la Iglesia lo que tiene vigencia para siempre y en todas partes.
Los fariseos y los escribas de espíritu farisaico murmuran. Sentarse a la mesa con pecadores, con gentes nada honorables, con transgresores de la ley es, a juicio de los fariseos, algo que viola el orden legal. Los fariseos, los íntegros querían conservar santo al pueblo apartándolo de todo lo que no es santo. Para esto les servía la rigurosa aplicación de las leyes de pureza. Lo que en la ley sólo obligaba a los sacerdotes en funciones, se extendió al pueblo entero. La misma finalidad persiguen los fariseos manteniéndose alejados de los pecadores públicos. Jesús sigue un camino diferente: no la exclusión y el alejamiento, sino la curación de lo que es pecaminoso. Por esto es necesario el trato en común con los pecadores. Jesús no excluye de la salvación a los pecadores, sino que va en su busca, no les impide que reciban la salvación, sino que se la ofrece y trata de ganarlos.
Jesús sigue el método del médico. Si un médico quisiera ocuparse de los sanos y apartarse de los enfermos, entonces no habría entendido su profesión. Lo mismo puede decirse de Jesús. Su misión es la de salvar, la curación de las dolencias del cuerpo, pero todavía más la salud mediante el perdón de los pecados. El tiempo de la salud es el tiempo de la misericordia con todos los pobres, los que están lastimados y abatidos. Ahora bien, el presupuesto para salvarse es la conversión. Jesús vino a llamar los pecadores a conversión.
La santificación de los discípulos no consiste en que se aparten de los pecadores, sino en ofrecer la salvación a todos, sean justos o pecadores, no en la preocupación llena de inquietud por la propia salvación, sino en el amor que se atreve a todo. La murmuración de los fariseos somete a crítica humana la acción de Dios en Jesús. Sus adversarios estiman el proceder de Jesús conforme a sus propios criterios. Desconocen que Jesús ha sido enviado por Dios, que ha venido a buscar y llamar a los pecadores, no a los justos. Sólo la fe en que Dios habla y obra en Jesús puede suprimir el escándalo. Porque Jesús obra en forma nueva, increíblemente paradójica. Los fariseos no pueden comprenderlo, porque no reconocen que con él se ha iniciado el tiempo de salvación.
33 Entonces le dijeron: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración; igualmente también los de los fariseos. Pero los tuyos se lo pasan comiendo y bebiendo. 34 Entonces Jesús les respondió: ¿Acaso podéis obligar a que ayunen los invitados a bodas mientras el esposo está con ellos? 35 Tiempo llegará en que les será arrebatado el esposo, y entonces, en aquellos días, ayunarán.
Jesús y sus discípulos toman parte en banquetes. Los fariseos y los escribas ejercen crítica. Esta va en primer lugar contra los discípulos, pero en último término contra Jesús mismo. Los que se sienten responsables de la santidad del pueblo, Juan Bautista y los fariseos, ayunan con frecuencia y hacen oración. Estas dos cosas van de la mano. Los días de fiesta son días de oración; en efecto, el ayuno sirve de base a la oración. El ayuno empequeñece; Dios escucha a los menesterosos y a los pequeños. ¿Por qué no ayunan los discípulos de Jesús? ¿Por qué no se atiene Jesús a nuevos ayunos y a nuevas oraciones?
Los fariseos desconocen la importancia de la hora que acaba de sonar. Aquí hay algo nuevo. Esto nuevo vive conforme a reglas nuevas. Estamos en tiempo de boda: no va a convertirse en tiempo de ayuno… A nadie se le ocurre obligar a ayunar a los invitados a bodas… El tiempo de salvación que se ha iniciado, lo compara Jesús con tiempo de bodas y tiempo de alegría. Ha llegado el suspirado y apacible año del Señor. En este tiempo son más propios los banquetes que los ayunos.
Así pues, ¿no está en contradicción con este tiempo de alegría que ayunen los discípulos de Cristo y los cristianos? En aquellos días ayunarán. Los discípulos ayunan en memoria de la muerte del Señor. Cuando se les quite violentamente el esposo, entonces ayunarán en señal de luto. Cristo alude a su muerte violenta. En su calidad de Mesías es el esposo. En aquellos días ayunarán los discípulos, no sólo el día en que se les sea arrebatado Jesús, sino durante todo el tiempo en que ya no habite visiblemente entre ellos, en el tiempo que se extenderá desde la «elevación» de Jesús hasta su segunda manifestación. Este tiempo está marcado por la alegría, porque la salvación ha llegado ya. Pero al mismo tiempo está marcado por la tristeza, porque Jesús ya no está visiblemente presente, sino que es esperado.
En el comportamiento de los adversarios se deja notar ya que Jesús será arrebatado con violencia a sus discípulos. En un principio sus adversarios piensan desfavorablemente de él, luego lo critican abiertamente porque -dicen- está minando la devoción y la disciplina; en cuanto al futuro, aparece ya claro que Jesús será descartado con violencia. La repulsa comienza con pensamientos, luego pasa a las palabras para terminar en obras…
36 Les decía también una parábola: Nadie corta un trozo de un vestido nuevo para echar un remiendo en un vestido viejo: en tal caso, rompería el nuevo, y al viejo no le iría bien el remiendo sacado del nuevo. 37 Tampoco echa nadie vino nuevo en odres viejos; en tal caso, el vino nuevo reventaría los odres y se derramaría, y los odres se echarían a perder. 38 Hay que echar el vino nuevo en odres nuevos. 39 Y nadie que haya probado el vino viejo quiere el nuevo; porque dice: El viejo es mejor.
¿Qué es lo que distingue a los discípulos de Jesús? Los fariseos y sus escribas pensaban que la renovación religiosa consistía en separarse rigurosamente de todo lo que es impuro, en nuevas prácticas religiosas: ayunos y oraciones. A las antiguas prácticas religiosas había que añadir otras nuevas. Jesús piensa de otra manera. Tales métodos no tienen valor. Esto se muestra gráficamente en la parábola del remiendo y del vino en los odres. Deben renovarse las actitudes interiores, no sólo las prácticas religiosas externas. Lo nuevo que anuncia Jesús no consiste simplemente en verter o en echar un remiendo de algo nuevo en lo viejo. Los tiempos mesiánicos son algo nuevo, nunca oído son un nuevo nacimiento, presuponen en el hombre vuelta atrás, conversión, modificación total del modo de pensar. Por ello no puede tratarse simplemente de añadir a lo antiguo algunas prescripciones y prácticas nuevas.
Los judíos están acostumbrados a lo antiguo, Jesús trae algo nuevo. Nadie que haya probado el vino viejo quiere el nuevo. La palabra de Jesús encierra una cierta melancolía. Nada es tan difícil como la verdadera conversión, la transformación interior. Lo antiguo es más cómodo. Jesús exige desprendimiento de uno mismo. Los discípulos lo abandonaron todo: éste es el distintivo de la verdadera condición de discípulo. El publicano lo hizo. El banquete que se celebra es ciertamente cosa más grande que el ayuno de los fariseos. Es despedida de lo antiguo y comienzo de lo absolutamente nuevo.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
— lago de Genesaret: Mt y Mc llaman habitualmente mar de Galilea a este lago (ver nota a Mat 4:18). Lc es más preciso y le asigna la denominación que realmente le corresponde: lago. Para su configuración geográfica, ver nota a Mat 4:18.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Mar 4:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Llamado de los discípulos (cf. Mat. 4:18-22; Mar. 1:16-20). El relato más breve de Mar. del llamamiento de los primeros discípulos se concentra en el hecho básico de la respuesta co rrecta al mensaje del reino de Dios en una obediencia inmediata a las órdenes de seguir a Jesús. El relato más largo de Luc. sugiere que Jesús hizo el llamamiento sólo después de haber ganado la amistad de Simón y haberle demostrado su poder. Como experimentado pescador, Simón sabía que había poca posibilidad de una buena pesca, dado que la mejor se hacía de noche en aguas profundas. (Durante el día pescaban en aguas menos profundas.) Sin em bargo, estaba suficientemente impresionado por Jesús como para obedecer sus mandatos. Cuando recibió la plena revelación del poder de Jesús, fue abrumado por un profundo senti miento de temor e indignidad ante la presencia de alguien que demostraba un poder celestial y de ese modo debía ser visto como una persona santa. Simón no era especialmente pecador, pero le dominó el sentido de temor que cualquiera tendría en presencia de lo divino (cf. Jue. 13:21, 22). Jesús, sin embargo, le dijo que no tuviera temor (cf. 1:13, 30) y le hizo su llamamiento al discipulado con pa labras que surgían de la ocupación de Pedro en el momento. Toda la atención es enfocada en Pedro como líder de los doce; se nos deja inferir la presencia de Andrés de acuerdo con el v. 6.
Notas. 1 Genesaret (Quinéret en el AT) es otro nombre para designar a Galilea y se refiere específicamente a la zona al sur de Capernaúm (cf. 6:53). 3 Sobre Jesús, enseñando junto al mar y usando una barca como una especie de púlpito, ver Mar. 4:1, 2. 11 Las teorías de que la gran pesca tenía por intención proveer alimento para los dependientes de los discípulos o que simbolizaba la cantidad de gente que ellos ganarían (cf. Juan 21:1-14) es mera especulación.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
5.1 El lago de Genesaret también se conocía como el mar de Galilea o el mar de Tiberias.5.2 Los pescadores en el mar de Galilea empleaban redes, a menudo usaban un peso de plomo en forma de campana alrededor de sus bordes. Al lanzarse una red al agua, el peso del plomo hacía que se hundiera y cubriera los bordes. El pescador entonces tiraba una cuerda para cerrar la red alrededor del pez. Las redes debían mantenerse en buenas condiciones, de modo que se lavaban para remover las algas y remendarlas.5.8 Simón Pedro se atemorizó con el milagro y su primer reacción fue reconocer su pequeñez en comparación con la grandeza de este hombre. Pedro sabía que Jesús sanaba enfermos y echaba fuera demonios, pero se maravillaba de que El estuviera al tanto de la rutina diaria y comprendiera su necesidad. A Dios no solo le interesa salvarnos, sino también ayudarnos en nuestra vida diaria.5.11 Hay dos condiciones previas para seguir a Dios. Como Pedro, debemos reconocer nuestra naturaleza humana pecadora. Luego, como estos pescadores debemos reconocer que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Dios es el único que puede hacerlo. Si reconocemos que necesitamos ayuda y sabemos que Jesús es el único que nos puede ayudar, estaremos en condiciones de dejarlo todo y seguirle.5.11 Este es el segundo llamado de los discípulos. Después del primero (Mat 4:18-22; Mar 1:16-20), Pedro, Andrés, Jacobo y Juan volvieron a pescar. Observaron cómo Jesús estableció su autoridad en la sinagoga, curó enfermos y echó fuera demonios. Ahora Jesús también establecía su autoridad en sus vidas; los halló en su medio y les ayudó en su trabajo. A partir de ahí, dejaron sus redes y permanecieron con Jesús. Para nosotros, seguir a Jesús es más que reconocerlo como Salvador. Significa dejar nuestro pasado y dedicar nuestro futuro a El.5.12 La lepra era un mal temido porque a menudo era altamente contagiosa y no había cura conocida. La lepra tenía un impacto emocional de terror similar al SIDA hoy. (La lepra, también llamada el mal de Hansen, aún existe en una forma menos contagiosa que puede tratarse.) Los sacerdotes se dedicaban a la prevención del mal, desterraban a los leprosos del pueblo a fin de prevenir la infección y readmitían a quienes cuyo mal estaba en remisión. Ya que la lepra destruía los terminales nerviosos, a menudo los leprosos sin darse cuenta se lastimaban los dedos de pies y manos y la nariz. Este leproso era un caso avanzado, de manera que sin duda había perdido gran parte de los tejidos de su cuerpo. Aun así, creía que Jesús podría curarle su mal.5.13 Los leprosos se consideraban intocables porque las personas temían contraer la enfermedad. A pesar de todo, Jesús se les acercó y los tocó para sanarlos. Quizás consideremos a algunas personas intocables o repulsivas. No debemos temer acercarnos y tocarlos con el amor de Dios. ¿A quién conoce que necesita que el amor de Dios toque su vida?5.16 La gente ansiaba oír la predicación de Jesús y sanar de sus enfermedades, pero Jesús se retiraba a lugares desiertos para orar. Muchas cosas reclaman nuestra atención y a menudo corremos hacia ellas para concederles nuestro interés. Como Jesús, debemos dedicar tiempo para buscar lugares tranquilos y orar. La fortaleza viene de Dios y la podemos conseguir solo cuando pasamos tiempo con El.5.17 Los líderes religiosos pasaron mucho tiempo en definiciones y discusiones acerca del vasto sistema de la tradición religiosa acumulada por más de cuatrocientos años desde el regreso de los judíos del exilio. Es más, les preocupaban tanto estas tradiciones hechas por el hombre, que perdían de vista las Escrituras. Ahora estos líderes se sentían amenazados porque Jesús desafió su sinceridad y la gente que lo seguía.5.18, 19 En los tiempos bíblicos las casas se construían de piedra, con techos planos de barro mezclado con paja. Escaleras exteriores conducían al techo. Estos hombres llevaron a su amigo por las escaleras al techo para luego sacar el barro y la paja mezclados a fin de bajarlo hasta donde estaba Jesús.5.18-20 No fue la fe del hombre enfermo lo que impresionó a Jesús, sino la fe de sus amigos. Jesús respondió a la fe de ellos y sanó al hombre. Para bien o para mal, nuestra fe influye en otros. No podemos hacer de otra persona un cristiano, pero sí podemos hacer mucho con palabras, acciones y amor, a fin de darle la oportunidad de decidir. Busque situaciones que motiven a sus amigos a vivir la vida cristiana.5.21 Cuando Jesús le dijo al paralítico que sus pecados eran perdonados, los líderes judíos lo acusaron de blasfemia, al decir ser Dios o hacer cosas que solo El puede hacer. En la Ley judía la blasfemia se castigaba con la muerte (Lev 24:16). Al señalar como blasfemia el derecho de Jesús de perdonar pecados, los líderes religiosos no entendieron que El es Dios y que tiene poder para sanar el cuerpo y el alma. El perdón de pecados fue una señal de la llegada de la etapa mesiánica (Isa 40:2; Joe 2:32; Mic 7:18-19; Zec 13:1).5.27 Si desea más información acerca de Leví (Mateo), discípulo y escritor del Evangelio de Mateo, véase su perfil en Mateo 9.5.28, 29 Leví respondió como Jesús quiere que lo hagan todos sus discípulos; siguió a su Señor de inmediato e invitó a sus amigos a que hicieran lo mismo. Leví dejó el negocio de cobrador de impuestos que era lucrativo, pero quizás deshonesto, para seguir a Jesús. Luego organizó una recepción para sus colegas y otros notorios «pecadores» para que tuvieran la oportunidad de entrevistarse con Jesús. Leví, que dejó tras sí una fortuna material a fin de ganar una espiritual, estaba orgulloso de asociarse con Jesús.5.30-32 Los fariseos cubrieron su pecado con respetabilidad. Se presentaban en público con apariencia de buenos, al hacer buenas acciones y señalar los pecados de otros. Jesús decidió invertir su tiempo, no con estos líderes religiosos justos, según ellos, sino con gente consciente de su pecado y que no era lo bastante buena para Dios. Para llegar a Dios, usted debe arrepentirse; y para hacerlo, debe reconocer su pecado.5.35 Jesús sabía que su muerte se acercaba. Después de ello, el ayuno era apropiado. A pesar de que El era totalmente humano, sabía que era Dios y cuál era su misión: morir por los pecados del mundo.5.36-39 Los «odres» eran pieles de cabra que se unían en sus bordes para formar bolsas herméticas. El vino nuevo crece con el tiempo y era necesario ponerlo en un odre nuevo, en uno flexible. Una piel usada, más rígida, podría reventar y desparramarse el vino. Como los odres viejos, los fariseos se mostraron endurecidos para aceptar a Jesús, quien no se ajustaba a sus tradiciones ni reglas. El cristianismo demanda nuevos enfoques, tradiciones, estructuras. Nuestros programas de iglesia y ministerios no deben estructurarse tanto que no den lugar al toque fresco del Espíritu Santo, a un nuevo método o a una nueva idea. Nosotros, también, debemos tener cuidado que nuestros corazones no se cierren y nos impidan aceptar la renovación que Cristo trae consigo. Necesitamos mantener nuestros corazones sumisos a fin de aceptar el mensaje de Jesús que cambia vidas.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 301 Mat 4:18; Mar 1:16
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
la palabra de Dios. Esta frase ocurre quince veces en Lucas y Hechos, pero sólo una vez en cada uno de los otros tres evangelios. Lucas la usa para mostrar continuidad entre la predicción de Jesús y la proclamación del evangelio por la iglesia, a la vez que afirma que Dios es la fuente de ambos mensajes.
al lago de Genesaret. Lucas usa este término para el mar de Galilea (v. coment. en Mt 4:18).
Fuente: La Biblia de las Américas
1 (1) Un nombre común dado al mar de Galilea ( Mat_4:18 ; Mar_1:16).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
al lago de Cenesaret. El lago, o mar, de Galilea.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
68 (D) Respuesta positiva al mensaje de Jesús sobre el Reino (5,1-11)* Este pasaje presenta cuatro puntos fundamentales que están relacionados entre sí. (1) La respuesta positiva de Pedro a Jesús, junto con la de Santiago y Juan, es la primera de esta naturaleza en el relato evangélico. Sus paisanos de Nazaret respondieron de forma hostil a su predicación de promesa y cumplimiento (4,16-30). Como 10,15 indicará, la respuesta de la gente de Cafamaún no fue totalmente positiva (4,31-43). (2) Ahora que Lucas ha demostrado, mediante 4,16-44, lo que implica la predicación del reino de Dios por Jesús, cuenta cómo Jesús enrola a Pedro para que le ayude en la actividad del reino, y llama a Pedro, Santiago y Juan para que sigan su estilo de vida según el reino. Su respuesta es radical, pues lo abandonan todo por Jesús. (3) En este relato, esp. en 5,10, pinta Lucas los primeros trazos de su favorecedor y profundamente elogioso retrato de Pedro. (4) El éxito misionero de Pedro, al igual que la captura de peces, no es mérito suyo, sino del Señor.
69 La actividad redaccional de Lucas en 5.1-11 ha sido intensa. Para iniciar su relato (5,1-3), utiliza Mc 4,1-2. Para 5,4-9.10b se inspira en una fuente que está también tras Jn 21.1-11. En 5,10a recurre a Mc 1,19; para 5,11, a Mc 1,18.20. Una rápida comparación entre Lc 5,1-11 y Mc 1,16-20 nos mostrará la originalidad de la versión lucana. 70 1-3. Cf. Mc 4,1-2, en un contexto en el que Jesús predica mediante parábolas. 1. la palabra de Dios: Esta expresión aparece 14 veces en Hechos (p.ej., 4,31; 16,32); generalmente se refiere al mensaje cristiano. Al aplicarla a la propia predicación de Jesús, Lucas «pone las raíces de la proclamación cristiana en la propia enseñanza de Jesús» (FEL, II, 488). En 4,31-39, Lucas resaltaba el poder de la palabra de Jesús. 2. dos barcas: A través de 5,4-11, el foco lucano se centrará en Simón Pedro; sus compañeros permanecen en la penumbra, preparados para ayudar. Cf. los vb. en pl. en 5,4.5.6.7. Los pescadores que aquí se nos presentan pueden catalogarse entre los artesanos de clase media. Cf. W. Wuellner, The Meaning of «Fishers Men» (Filadelfia 1967) 26-63. 3. Simón: Antes de 6,14, éste es nombre de aquel que Jesús llamó en primer lugar. Lucas tiene un profundo respeto por Simón Pedro, y describe su función fundamental en la Iglesia primitiva en el libro de Hechos. Además de 5,4-9.10b, es el único de los sinópticos que presenta la oración de Jesús por Pedro (23,31-32) y la aparición de Jesús resucitado solamente a él (23,34). Lucas elimina las notas negativas que sobre él hallamos en Mc 8,32-33 y 14,37. Para más detalles, cf. PNT 39-56.109-28. 71 4-9. J. A. Fitzmyer (FEL, II, 481-82) observa once semejanzas y siete diferencias entre 5,4-9 y Jn 21,1-11. Parece que tanto Lucas como Juan se refieren de forma independiente a una aparición pospascual de Jesús a Pedro. Juan desarrolla la tradición a su manera, introduciendo al discípulo amado. Lucas ha traspuesto en su relato del ministerio terreno de Jesús y la vocación de sus primeros seguidores, un relato que anteriormente contaba el reconocimiento del Señor por Pedro en la escena de la pesca milagrosa, su reconciliación con él tras la negación y el encargo de ir a la cabeza de la misión después de la resurrección.
72 10-11. Lucas se inspira en Mc 1,18-20 para escribir su relato. 10. desde ahora: Esta particular expresión lucana aparece en 1,48; 12,52; 22,28.69 y Hch 18,6; denota el comienzo de un nuevo periodo en la historia de la salvación. pescando hombres y dándoles así una vida nueva: Con esta traducción intentamos captar el matiz que se esconde tras el peculiar vb. lucano zogron. El símbolo de la pesca tenía un rico historial en la antigüedad. Lucas, cuyos destinatarios estaban familiarizados con las tradiciones grecorromanas, selecciona aquel aspecto del símbolo desarrollado por los profesores para atraer a estudiantes y transformar sus vidas mediante la educación. Este aspecto es el cebo. Pedro pescará hombres y mujeres con el cebo de la palabra de Dios, conduciéndolos así a una vida nueva. Si nos centramos en el aspecto simbólico del agua, incurrimos en la dificultad de presentar a Pedro como quien hace algo destructivo para los seres humanos, por analogía con lo que ocurre a los peces una vez sacados fuera del agua. Un vestigio del sentido lucano puede hallarse en nuestra expresión «se tragaron el cebo, el sedal y el plomo». Quienes se tragaron el cebo no murieron, sino que fueron persuadidos para adoptar un nuevo punto de vista. Cf. Wuellner, «Fishers of Men» (→ 70 supra) 70-71.217.237-38; Lucían, Fisherman 48-52. 11. todo: Expresión redaccional lucana análoga a 5,28; 12,33; 14,33; 18,18-23. Cf. VV. E. Pilgrim, Good News to the Poor (Minneápolis 1981) 87-102. lo siguieron: Al acompañar a Jesús en su camino, Pedro, Santiago y Juan se comprometen con su mensaje y su destino. Cf. S. O. Abogunrin, NTS 31 (1985) 587-602.
73 (E) El ministerio de Jesús rompe los límites a favor de los marginados (5,12-16). Lv 13-114; Nm 5,2-3 y 2 Re 7,3-9; 15,5, proporcionan el trasfondo bíblico esencial para una correcta valoración de la cristología de este pasaje. Las personas que tenían enfermedades de la piel no eran puras o santas, y, por consiguiente, se les apartaba del resto del pueblo santo y se les excluía del culto a Dios, el Santísimo, en el templo. Jesús, el Santo de Dios (4,34), atraviesa los límites que separaban lo puro de lo impuro, toca al impuro y lo restablece para que se incorpore a la comunidad humana. Cf. Mc 1,40-45.
74 12. una ciudad: Esta frase conecta este relato con 4,43, pero suscita el problema de la presencia de un enfermo en una ciudad (cf. Lv 13,45-46). ¿Está el hombre rompiendo límites para encontrarse con aquel que rompe definitivamente todos los límites? La enfermedad que tiene no es lepra, la enfermedad de Hansen, sino una afección cutánea parecida a la psoriasis. La NBJ traduce por «enfermedad cutánea». Cf. 7,22 y 17,11-19 para otros ejemplos sobre la relación de Jesús con estos marginados sociales. 13. lo tocó: El contacto con un impuro hace impuro también al que le toca. Lo que mueve a Jesús a la acción es la solicitud por el ser humano, no la fuerza del tabú religioso. quiero: Eliminando toda referencia a la misericordia (Mc 1,41) y a la ira (Mc 1,43) de Jesús, que se hallaba en su fuente (Mc 1,41-45), Lucas subraya el poder de la voluntad y la palabra de Jesús. La curación acontece inmediatamente. 14. que no se lo dijera a nadie: Existe cierta tensión en el texto. El hombre está ya limpio, devuelto a la santidad por Jesús, el Santo de Dios. ¿Qué necesidad tiene de que lo declaren limpio los sacerdotes del templo? Jesús, el vino nuevo (5,37-39), admite la existencia del vino viejo; pero cf. 19,44-45. 15. la palabra sobre él se extendía: Lucas cambia Mc 1,45, de tal modo que el hombre no aparece como desobediente a Jesús, que es quien domina toda la situación. Aunque el relato trataba solamente de una curación, Lucas, como es característico suyo, añade «oír» la enseñanza de Jesús. 16. para orar: El motivo de la oración que encontramos en Mc 1,35, y Lucas no utilizó en 4,42, aparece ahora. Cf. 3,31-32. 5,12-16 nos prepara de dos formas para las controversias de 5,17-6,11. Lc 5,14 muestra la fidelidad de Jesús a la ley, una cuestión disputada en las controversias. Lc 5,16 muestra que el atacado en 5,17-6,11 mantiene una íntima relación con Dios. Cf. Busse, Wunder (→ 67 supra) 103-11; J. J. Pilch, BTB 11 (1981) 108-13.
75 (F) Los dirigentes religiosos se oponen al mensaje del reino de Jesús (5,17-6,11). Esta sección se basa en Mc 2,1-3,6; es un tipo de «composición anular». Tanto el primer relato (5,17-26) como el quinto (6,6-11) tratan de curaciones. El segundo (5,27-32) y el cuarto (6,1-5) tratan de la comida. El tercero explica por qué Jesús se ha metido en las controversias narradas. Los relatos también están interconectados de otros modos: 5,17-26 y 5,27-32 tratan del perdón de los pecados; los sucesos de 6,1-5 y 6,6-11 acontecen en día de sábado.
76 Por primera vez aparecen los fariseos (5,17.21.30.33; 6,2.7) (→Historia, 75:146-48): son adversarios de Jesús. Aunque resulta fácil contar las 35 veces que Lucas menciona a los fariseos en Lc-Hch, es mucho más difícil averiguar la función que desempeñan en su relato. En Hch, el fariseo Gamaliel parece estar a favor del Camino (5,34). Pablo es presentado como fariseo (23,6; 26,5), sometido a juicio por su fe en la resurrección de los muertos. Los fariseos, que junto a los saduceos constituyen el sanedrín, y que creen en la resurrección de los muertos, no encuentran nada que objetar a Pablo (23,6-9). Estos textos manifiestan que el cristianismo lucano, con su fe en la resurrección de los muertos, se encuentra en línea con la enseñanza farisea. En Hch 15,5, los fariseos cristianos exigen a los gentiles convertidos al cristianismo que se circunciden y obedezcan la ley de Moisés. Suponiendo que los puntos de vista judeocristianos rigoristas y sectarios que hallamos en 15,5 pertenecen a miembros de las comunidades de Lucas, tendríamos la clave para entender muchas de las exclusivas referencias a los fariseos del evangelio lucano. En suma, Lucas no escribe en su evangelio sobre los fariseos del tiempo de Jesús, sino sobre los fariseos cristianos de sus comunidades, que restringen el perdón universal.
77 Los fariseos del evangelio lucano critican a Jesús y a sus discípulos porque comían con pecadores (5,27-32; 15,1-2). Los fariseos invitan a Jesús a comer con ellos. Durante estas comidas, Jesús critica, en dos ocasiones, sus estrechos puntos de vista sobre quién pertenece a la comunidad santa de Dios (7,36-50; 14,1-24); una vez los reprende por olvidar la justicia y el amor de Dios a favor de prácticas supererogatorias (11,37-54). Los fariseos se autojustifican a sí mismos y no necesitan arrepentirse (5,32; 7,29-30; 18,9-14). Por su estrecha visión sobre quién pertenece a la comunidad de Dios, rechazan la enseñanza de Jesús de dar limosna a todos, demostrando así su avaricia (16,14). Son incapaces de entender que el reino de Dios ha venido en la apertura misericordiosa de Jesús a los samaritanos, que son medio judíos al fin y al cabo (17,11-20). Quieren que Jesús reprima la alegría de sus discípulos por los hechos portentosos que él ha realizado para todos (19,37-39). Su estrechez de mente es la levadura de la que deben tener cuidado sus lectores (12,1). Cf. J. T. Sanders, «The Pharisees in Luke-Acts», The Living Text (Fest. E. Saunders, ed. D. E. Groh y R. Jewett, Lanham 1985) 141-88. Para otros puntos de vista, cf. J. B. Tyson (The Death of Jesús in Luke-Acts [Columbia 1986] 64-72), que subraya los aspectos positivos de los fariseos en el retrato lucano; y R. J. Karris (Luke 23.44), que sitúa a los fariseos y sumos sacerdotes bajo la categoría de los «dirigentes religiosos» que se oponen a Jesús.
78 Las cuestiones sobre las sutilezas de las controversias de esta sección no deberían oscurecer el interés principal de Lucas, que es cristológico. Jesús, el novio y dispensador del vino nuevo, ha venido para reconciliar a los pecadores con Dios, y a los unos con los otros. Incluso el sábado le está subordinado.
(a) Poder de Jesús para perdonar pecados (5,17-26). Desde 4,31-5,16, Lucas ha presentado el poder soberano de Jesús mediante la realización de curaciones y exorcismos. Ahora, en este relato, compuesto de curaciones (5,17-20a.24c-26) y declaraciones (5,20b-24ab), contará algo realmente extraño (cf. 5,26): Jesús perdona los pecados, algo que sólo Dios puede hacer. 17. fariseos: Vienen de todas partes. Sus reacciones a las actividades del Jesús lucano irán calentándose negativamente a lo largo de esta «composición anular». Al final, se pondrán totalmente furiosos con Jesús (6,11). 20. viendo la fe que tenían: Los amigos del paralítico tienen una profunda confianza de que Dios es quien cura mediante Jesús. Antes de que todo el polvo generado por la sorprendente aproximación del paralítico a Jesús, pueda asentarse, Jesús restablece al enfermo en la comunión con Dios. 21. ¿quién puede perdonar los pecados?: Los fariseos no se equivocan en la implicación de la acción de Jesús: él se equipara a Dios. 22. La presciencia de Jesús es también subrayada en 6,8, el relato correlativo en la «composición anular» lucana. 24-26. La curación total, acción externamente visible, es el testimonio de la autoridad de Jesús para perdonar pecados, que no es visible a los ojos humanos. El nuevo estilo de vida del hombre es el símbolo de las consecuencias del perdón.
79 (b) La misión de Jesús se dirige a los pecadores (5,27-32). El mensaje del reino universal, proclamado por Jesús, enfurece totalmente a los fariseos por su estrecha visión sobre quién podía salvarse. 27. publicarlo: Jesús llama a un despreciado publicano, que le responde incondicionalmente. Cf. 3,12-13. 28. todo: Este abandono de todo manifiesta su cambio interior y su total entrega a Jesús. Cf. 5,11; 12,33; 14,33; 18,18-23. 29. gran banquete: Aparece aquí el tema de la comida, que recorre todo el evangelio lucano. El deseo de Dios de estar con su creación está simbolizado en la fiesta, con todos sus elementos de alegría, celebración, amistad y regocijo; cf. Karris, Luke 47-48. 30. fariseos: En un nivel del relato, la presencia de los fariseos en este banquete es incoherente, pues, dado su carácter puritano, no compartirían la comida con pecadores. Pero en el nivel teológico del relato, resulta altamente significativa su presencia. Estos cristianos sectarios exigen a la comunidad de Lucas, a los discípulos de Jesús, que les den las razones de sus criterios tan liberales de asociación. 31. Jesús es quien responde a las objeciones que se les echan en cara a sus discípulos. 32. he venido: El tiempo en perfecto indica que el efecto de la acción de Jesús continúa en el presente. Lucas añade otro brochazo a su convincente retrato del Jesús compasivo, justos: En el contexto lucano, el uso de esta palabra es irónico. Puede traducirse legítimamente por «autojustificados». El tema de la autojustificación farisea se encuentra también en 7,29-30; 16,15; 18,9. para que se conviertan: La gracia de la llamada de Dios es gratuita, pero no barata. Exige un cambio de vida. Esta metanoia está representada en el relato mediante el abandono de todo por Leví y el banquete en el que comparte con todos sus amigos la buena nueva de Jesús. «En el relato lucano, la buena nueva de la identificación de Jesús con la humanidad pecadora queda incompleta sin la invitación al cambio de vida» (D. L. Tiede, Int 40 [1986] 61).
80 (c) Jesús es el novio y el proveedor del vino nuevo (5,33-39). En cuanto pasaje clave en la «composición anular» lucana, encontramos en él un apuntalamiento adicional cristológico del perdón de los pecados (5,17-26; 5,27-32) y de la autoridad de Jesús sobre el sábado (6,1-5; 6,6-11). 34. novio: En el AT y en el judaismo, se aplicaba esta figura a la unión de Dios con su pueblo. Cf. Os 2,18.21; Ez 16; Is 54,5-8; 62,5; Jr 2,2. De este poderoso símbolo surgían relucientes las imágenes de la alegría, el comienzo de una vida nueva tras la separación, la solicitud y el amor profundo, y la fidelidad. En Jesús, Dios está unido con su pueblo. 38. vino nuevo: Dios ha hecho algo realmente nuevo en Jesús. El símbolo del vino nuevo trae a la imaginación la vida que triunfa sobre la muerte. La vendimia ha sido fecunda, y la vida ha vencido a las fuerzas de la muerte, a la sequía, la enfermedad y el diluvio. De las uvas, machacadas e incomestibles, brota el burbujeante, abundante y embriagador vino nuevo que alegra el corazón. 39. el añejo es mejor: Este exclusivo proverbio lucano pone freno a una de las posibles interpretaciones de los vv. 37-38. Lo antiguo no debe desecharse, pues también el sábado, la Ley y los Profetas contienen la voluntad de Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
Tenemos en estos versículos la relación de lo que comúnmente se pesca milagrosa. Es milagro digno de consideración por dos razones. Por una parte, nos enseña el absoluto dominio de nuestro Señor sobre toda la creación animal: los peces del mar están tan sumisos á su voluntad, como las ranas, y las moscas, y las langostas de las plagas de Egipto. Todos son siervos suyos, y todos obedecen sus mandatos. Por otra parte, hay una semejanza singular entre este milagro hecho al principio de la vida pública de Señor, y otro que según lo que refiere San Juan, (21:1, etc) hizo después de Su resurrección, al fin de su vida pública.
En ambos se alude á una pesca milagrosa. En ambos el apóstol S. Pedro ocupa un lugar prominente en la narración. Y en ambos se oculta, probablemente, una lección espiritual, bajo la superficie de los hechos descritos.
Debemos observar en este pasaje de que manera tan infatigable nuestro Señor estaba dispuesto á ejecutar toda buena obra. Por segunda lo vemos predicando á un gentío que «se derribaba sobre él para oír la palabra de Dios.» ¿Y dónde predicaba? No en algún edificio consagrado, ó en algún lugar dedicado al culto público, sino al aire libre; no en un pulpito construido para predicar, sino en una barca de pescador. Las almas estaban ansiando su alimento espiritual. Las incomodidades, por lo tanto, no podían hacerlo cejar. La obra de Dios tenía que continuar.
Los siervos de Dios deben aprender de la conducta de su Maestro en esta ocasión. No hemos de aguardar hasta que toda pequeña dificultad ó todo estorbo desaparezcan, para tomar el arado, ó salir á sembrar la semilla de la palabra. Muchas veces sucede que faltan edificios cómodos para las reuniones de los fieles; ó para establecer una escuela de niños. ¿Qué hemos de hacer entonces? ¿Cruzaremos los brazos, y no haremos nada? ¡No lo permita Dios! Si no podemos hacer todo lo que queremos, hagamos lo que podamos. Trabajemos con los instrumentos que tengamos á la mano. En tanto que nosotros permanecemos en la inacción, las almas están pereciendo. El corazón del perezoso está siempre mirando al seto de espinos, y al león en el camino. Prov.
15:19; 22:13. Donde quiera que estemos y de la manera que estemos, á tiempo ó fuera de tiempo, ya de un modo ó de otro, con la palabra ó con la pluma, procuremos estar siempre trabajando por la causa de Dios No permanezcamos quietos jamás.
Debemos observar en este pasaje, en segundo lugar, que aliciente presenta nuestro Señor á la obediencia que no inquiere. Se nos refiere que después de predicar mandó á Simón «que entrase en alta mar, y que echase sus redes para pescar.» La respuesta que recibió manifiesta la índole del buen siervo.
«Maestro,» dice Simón, «habiendo trabajado toda la noche nada hemos tomado: más en tu palabra echaré la red.» ¿Y cuál fue el premio de esta obediencia? Al mismo tiempo se nos dice que «encerraron tan gran multitud de peces, que su red se rompía..
Ni hay para que dudar que estos hechos sencillos contengan una lección práctica para todos los cristianos. Ellos nos enseñan que bendiciones reciben los que obedecen sin vacilar los expresos preceptos de Jesús. La senda del deber puede ser algunas veces áspera y desagradable; y hasta puede suceder que el mundo no comprenda si es acertada la línea de conducta que nos proponemos seguir. Más es menester que no nos muevan ningunas de estas consideraciones. No hemos de consultar á la carne y á la sangre. Antes bien, debemos seguir adelante inmediatamente cuando Jesús dice, «ve,» y hacer cualquiera cosa intrépida, resuelta y decidida cuando Jesús dice, «hazlo.» Es de nuestro deber proceder según fe y no según las apariencias, y creer que lo que ahora no nos parece justo y razonable, nos lo parecerá más tarde. Portándonos así, hallaremos que después de todo nada perdemos. Procediendo de este modo, tarde ó temprano obtendremos un gran galardón.
En tercer lugar, debemos observar cómo se humilla el hombre y siente su maldad al percibir la presencia de Dios. Esto se advierte en de Pedro. Cuando la pesca milagrosa lo convenció que Uno superior al hombre estaba en su barca, se arrodilló ante Jesús diciendo: «Salte de conmigo, oh Señor porque soy hombre pecador.
Al analizar estas palabras de Pedro, es menester, por supuesto, que tengamos presente la época en que fueron pronunciadas. él era a lo más, solamente un neófito en la gracia, falto de fe, falto de experiencia, y falto de conocimientos. En un período más avanzado de su vida, seguramente habría dicho: «Permanece conmigo.» Pero aún después de todas estas consideraciones, las palabras de expresan exactamente las primeras emociones del hombre colocado en íntima comunión con Dios. La contemplación de la grandeza y santidad divinas le hacen sentir intensamente su pequeñez y su corrupción. Cuál Adán después de la caída, su primer lento es ocultarse. Cual Israel al pié del monte Sinaí, el lenguaje de su corazón es, «no hable Dios con nosotros, por que no muramos » Exod. 20:19.
Bueno es que reconozcamos más y más cada año de nuestra vida la necesidad de un mediador entre Dios y los hombres, pues sin un mediador, nuestras ideas acerca de Dios nunca podrán ser consoladoras; ntes bien cuanto más claramente conozcamos á Dios tanto más intranquilos nos sentiremos. Sobre todo, demos gracias que Jesús ese verdadero Mediador cuyo amparo requieren nuestras almas y por cuya intercesión podemos acercarnos á Dios sin temor. Sin Cristo, Dios es un fuego consumidor. Con Cristo, él es nuestro Padre reconciliado. Fuera de Cristo el moralista más escrupuloso puede con razón temblar, al dirigir sus miradas al más allá muerte. Con la ayuda de Cristo el jefe de los pecadores puede acercarse á Dios con confianza, y sentir perfecta paz.
Finalmente, debemos observar en este pasaje la gran promesa que Jesús ofreció á Pedro: «No temas,» le dice; «desde ahora tomarás hombres..
Sin duda esta promesa no incluyó á Pedro solamente, sino á todos los apóstoles; y no á todos los apóstoles solamente, sino también á todos los ministros fieles del Evangelio que siguen las huellas de los apóstoles. Tuvo por objeto estimularlos y consolarlos. Por medio de ella Jesús quiere sostenerlos cuando algunas veces se encuentren próximos á desesperarse á causa de su propia debilidad é inutilidad; pues téngase presente que ellos tienen un tesoro en vasijas de barro. 2Co 4:7. Son hombres de pasiones como los demás. Saben que su corazón es frágil y débil, como el de cualquiera de sus oyentes. Muchas veces se llenan de congoja, y hasta piensan en abandonar su carrera y dejar de predicar. Más encuentran consuelo en la promesa que les ha hecho el Jefe de la Iglesia: «No temas: desde ahora tomarás hombres..
Oremos cada día para que todos los ministros del Evangelio sean sucesores verdaderos de Pedro y de sus hermanos, que prediquen gratuitamente el mismo Evangelio que estos predicaron y sigan la misma santa vida que ellos siguieron; pues solo así serán siempre buenos pescadores. Á algunos de ellos Dios da más honor, y á otros menos; pero todos los predicadores verdaderos y fieles del Evangelio, deben esperar que su tarea no será infructuosa. Acaso á menudo prediquen la Palabra con muchas lágrimas, y no vean resultado alguno; más «la palabra de Dios no volverá vacía.» Isa 55:11. El último día veremos que ninguna obra ejecutada por amor de Dios fue vana. Todo pescador fiel verá cumplidas las palabras de su Maestro: «Tú tomarás hombres..
Fuente: Los Evangelios Explicados
M76 La cláusula temporal ἐν τῷ τὸν ὄχλον ἐπικεῖσθαι αὐτῷ significa: mientras la multitud lo apretaba.
M121 El pronombre αὐτός aquí no es enfático (es decir, significa simplemente: El estaba).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., El
Fuente: La Biblia de las Américas
Predica al pueblo desde el barco en que estaba Pedro; y mandando a éste que echase la red en el mar, sacó una multitud prodigiosa de peces. Sana un leproso y de la curación de un paralítico toma ocasión para convencer a los fariseos, de que tenía potestad de perdonar pecados. Vocación de Mateo. Murmuran los fariseos viéndole conversar con publicanos y pecadores. Les da razón de esto, y también les dice, por qué no ayunaban sus discípulos, y por qué ellos no eran admitidos a su Evangelio.
1 a. Este se llama también mar de Galilea, y mar de Tiberíade, de una ciudad que fundó Herodes en honor del emperador Tiberio.
3 b. Para que el pueblo no le oprimiese.
7 c. MS. Que por poco se sumurguiarán.
8 d. Señor, no me castiguéis por mis pecados, como yo merezco; perdonádmelos, y no retiréis de mí vuestra gracia. Son palabras figuradas, que significan perdóname. En Job (7,16), se lee en el Hebreo la misma expresión, y en la Vulgata se traslada, parce mihi. Así que este milagro que refiere San Lucas es como el fiador de la prontitud con que esos discípulos, dejándolo todo, siguieron a Jesús. Débese advertir también, que fueron tres las vocaciones de Pedro y de Andrés. La primera que cuenta San Juan (1,35ss), en la que comenzaron a conocer a Jesús, y a creer que era el Mesías; pero todavía no le siguieron; pues San Juan (1,4), dice que permanecieron con él aquel día; pero que después se retiraron a su casa. Esto no lo hicieron sino en la segunda, que es la que aquí se trata. La tercera es, cuando se hallaron en el número de los doce que el Señor escogió y nombró Apóstoles (Lc 6,13ss).
9 e. MS. É todos los otros espauoreciéran en la preson de los peces.
10 f. Como si le dijera: No te acobarde la vista y consideración de tus pecados. Tú eres pecador, como lo confiesas, y haces muy bien en reconocer lo que por ti mismo eres; mas por mi gracia, de pecador que eres y de pescador de peces, yo te haré pescador de hombres. Tú los cogerás en tus redes; y esto, no para matarlos, sino para darles la vida, y una vida de fe y de gracia. El texto Griego: zogrón, significa vivos capiens. Así es literal la exposición.
11 g. Texto Griego: epí tén gén, sobre tierra. Siguiéronle de tal manera, que ya nunca le dejaron. Para acordar la narración, que hacen los otros Evangelistas (Mt 4,18; Mc 1,16), es necesario advertir, que los escritores sagrados suelen omitir los unos lo que suplen los otros. Y así cotejados todos tres en el suceso que aquí tratamos, resulta, que habiendo llegado Jesucristo al lado de Genesaret, vio a Pedro y Andrés, que estaban aún pescando; y continuando su camino, vio a Santiago y a Juan, que remendaban sus redes. Esto es lo que dicen San Mateo y San Marcos, y omitió San Lucas. En este tiempo, como el pueblo se juntase, y el Señor se dispusiese para instruirlos, Pedro y Andrés habiendo cesado de pescar, llegaron con sus barcas, y todos juntos, esto es, Pedro, Andrés, Santiago y Juan, con los hombres que habían alquilado, se pusieron a lavar las redes. Esto lo dice San Lucas (5,1-3), y lo omitieron San Mateo y San Marcos. Y de aquí es, que cuando el Señor quiso hablar, halló dos barcas desocupadas, y se entró en la de Simón Pedro para evitar el tropel del pueblo. Acabado su discurso, hizo el milagro que refiere San Lucas, y omiten San Mateo y San Marcos. Estando en la barca de Pedro, le mandó echar la red; y este, atónito al ver un lance tan abundante, y tan poco esperado, lleno de temor, le rogó que tuviese piedad de él, que era un grande pecador. Y esto movió a Jesucristo a decirle que desde entonces le destinaba para que fuese pescador de hombres.
12 h. Esta fue Cafarnaúm; y por San Mateo (8,3), parece que no fue dentro de la ciudad, sino cerca de sus muros; porque los leprosos no podían entrar dentro de poblado (Lev 13,4-6).
i. MS. Lleno de gafedat.
14 j. MS. Otros: alimpiamento, de cuya palabra usaron nuestros antiguos, y explica propiamente la fuerza de la latina emundatio, y de la griega katharismós.
k. Para que viendo cómo milagrosamente había sido curada aquella lepra, entendiesen de aquí, que el que había hecho esta obra era un grande profeta, que se había levantado en Israel, o el Mesías que les estaba prometido (7,16). Véase también lo que dejamos notado en Mt 8,2.
16 l. Dando ejemplo a sus discípulos de huir toda ocasión de vanagloria, y enseñándoles que las armas poderosas para vencer esta peligrosa tentación, son el retiro y la oración.
17 m. El Griego: kái dúnamis Kuríou en eis tó iásthai autóus, a la letra en castellano; y la eficacia del Señor obraba en el curarlos a ellos. Cuya fuerza no se puede expresar en el latín, por faltarle los artículos propios de las lenguas orientales y del castellano.
20 n. Del paralítico, y de los que le llevaban (véase Mt 9,2).
26 o. Este fue el común del pueblo, que no estaba preocupado contra Jesucristo, antes le miraba como uno de aquellos grandes profetas, que habían aparecido antiguamente entre sus padres. Pues los fariseos no hicieron otra cosa que obstinarse más, y enfurecerse contra Jesús. El poder, que manifestó Jesús, de perdonar pecados, llenó al pueblo de mayor pasmo.
28 p. Renunció enteramente su empleo, que era incompatible con las obligaciones de su nuevo estado; pero no todos sus bienes, porque pocos días después de su vocación celebró un banquete suntuoso al que convidó al Señor, y lo mismo podemos decir de Zaqueo (19,8). Es muy verosímil que los discípulos del Salvador, que poseían algunos bienes, no se despojaron de ellos enteramente hasta que después de su Ascensión a los cielos, y venida del Espíritu Santo lo renunciaron todo voluntariamente, porque entonces aprendieron distintamente la naturaleza y condición del reino de Jesucristo, que llamándoles a predicar el Evangelio a toda la tierra (Mt 14,15), no les permitía poseer nada en propiedad, sino que los obligaba a abandonarse sin la menor excepción al cuidado de la divina Providencia.
29 q. MS. É fisol gran yantar en su casa.
30 r. Los escribas de ellos; esto es, de los judíos, o bien los escribas de aquel lugar, como entienden otros con más probabilidad.
33 s. En San Mateo (9,8), se dice, que fueron los discípulos de Juan los que hicieron esta pregunta. Y San Marcos (2,18), que fueron los discípulos de Juan y los fariseos. Es verosímil que los de San Juan se juntaron a los fariseos, que hablaban con Jesucristo, y que todos unidos se la hiciesen.
34 t. Los hijos del esposo; esto es, los mancebos que acompañaban al esposo en la fiesta nupcial, según la costumbre de los hebreos (véase Mt 9,13).
39 u. Quiso el Señor significar con esto, que así como el que está acostumbrado a beber vino añejo, no pasa de repente a beberle nuevo; del mismo modo los que siempre han guardado un género de vida común y ordinaria, no pasan repentinamente a hacer una vida austera y penitente, sino poco a poco, y como por grados. Ni sus discípulos podían pasar de repente a gustar las asperezas de la cruz, que eran propias de la nueva ley.
Fuente: Notas Bíblicas
[4] Las dos barcas simbolizan el llamado de Yahshua a las dos casas con las Buenas Nuevas del reino. Sentado en una barca, simboliza que Su enseñanza vendrá a las dos casas a través de la casa de Judah.
[5] Las dos casas hundiéndose necesitan el rescate de Moshiaj, ya que este mundo está lleno de pescado Israelita. La única cosa que escasea son más pescadores para estos hombres.
[6] Cuando las personas descubren la verdad de las multitudes Israelitas, un potencial de 4-5 billones, ellos están atónitos, y pueden solamente adorar al Melej.
[7] Los hombres son Israel, conforme Eze 34:31.
[8] Las multitudes de Efrayím.
[9] Fueron reunidas.
[1] Exiliados errantes y enfermos.
[2] El vino nuevo de la enseñanza de la Torah de Yahshua tiene que ser puesto en el Pacto Renovado de Israel, y no meramente el Israel físico.
[3] El vino nuevo tiene que ser bebido juntamente con el vino viejo, y no el vino viejo sólo. Un recordatorio para aquellos que quieren el vino de Moshiaj, sin Moshiaj.
[1] Mar de Galilea. Mat 4, 18.[30] Bajo la capa de un falso celo por la perfección, se esconde a veces un refinado orgullo que todo lo critica y de todo se escandaliza.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat