Y Jesús le mandó que no se lo dijera a nadie; más bien, le dijo: —Vé y muéstrate al sacerdote y da por tu purificación la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos.
5:14 Y él le mandó que no lo dijese a nadie; — Mat 9:27, “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! 28 Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. 29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. 30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31 Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra”. ¿Por qué dice esto Jesús? Obviamente todos los parientes y amigos que los conocían y sabían que estaban ciegos sabrían que ahora podían ver y que Jesús les había abierto los ojos. Además, hombres ciegos que de repente tenían esta experiencia tan tremenda de recobrar la vista no iban a quedar callados. Entonces, ¿por qué les da este mandamiento? Tal vez el v. 27 sea el punto clave: gritaban los ciegos diciendo, “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” Estos hombres creían en Cristo. Creían que El era el Hijo de David, el Mesías que había de venir. En la mente del pueblo el término Mesías estaba asociado con conceptos políticos extravagantes y con gloria terrenal. ¿No quería que el pueblo creyera en El como el Mesías, el Hijo de Dios? ¿No dice Jua 20:31 que por esa causa El hizo señales? Sí, pero Jesús no quería que el pueblo proclamara esa gran verdad antes del tiempo, porque no estaban preparados para recibirla. Sacaban conclusiones erróneas, pensando que el Mesías sería el Gran Libertador de Israel, quitando de sus cuellos el yugo de Roma y restaurando la nación de Israel a la gloria de los días de David y Salomón cuando las demás naciones les pagaban impuestos y todo judío estaba tranquilo sentado bajo su higuera.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
él le mandó que no lo dijese a nadie. Mat 8:4; Mat 9:30; Mat 12:16.
muéstrate al sacerdote. Luc 17:14; Lev 13:2.
y ofrece por tu purificación según mandó Moisés. Lev 14:4, Lev 14:10, Lev 14:21, Lev 14:22.
para testimonio a ellos. Luc 9:5; Mat 10:18; Mar 1:44; Mar 6:11.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
muéstrate al sacerdote: Jesús ordenó que se cumpliera lo estipulado en Lev 14:1-57. Al mandar guardar silencio al leproso, Jesús evitó llamar demasiado la atención hacia su ministerio de sanidad. Él quería que la gente le buscara por sanidad espiritual y no simplemente física. El testimonio del leproso fue sobre la fidelidad de Dios y el ejercicio de su poder mediante Jesús.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
que no lo dijese a nadie. Vea la nota sobre Mat 8:4. muéstrate al sacerdote. Esto es, de conformidad con las leyes que se aplicaban a los leprosos (Lev 13:1-46).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
5:14 Y él le mandó que no lo dijese a nadie; — Mat 9:27, “Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! 28 Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. 29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. 30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa. 31 Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra”. ¿Por qué dice esto Jesús? Obviamente todos los parientes y amigos que los conocían y sabían que estaban ciegos sabrían que ahora podían ver y que Jesús les había abierto los ojos. Además, hombres ciegos que de repente tenían esta experiencia tan tremenda de recobrar la vista no iban a quedar callados. Entonces, ¿por qué les da este mandamiento? Tal vez el v. 27 sea el punto clave: gritaban los ciegos diciendo, “¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!” Estos hombres creían en Cristo. Creían que El era el Hijo de David, el Mesías que había de venir. En la mente del pueblo el término Mesías estaba asociado con conceptos políticos extravagantes y con gloria terrenal.
¿No quería que el pueblo creyera en El como el Mesías, el Hijo de Dios? ¿No dice Jua 20:31 que por esa causa El hizo señales? Sí, pero Jesús no quería que el pueblo proclamara esa gran verdad antes del tiempo, porque no estaban preparados para recibirla. Sacaban conclusiones erróneas, pensando que el Mesías sería el Gran Libertador de Israel, quitando de sus cuellos el yugo de Roma y restaurando la nación de Israel a la gloria de los días de David y Salomón cuando las demás naciones les pagaban impuestos y todo judío estaba tranquilo sentado bajo su higuera.
Entre más el pueblo gritaba que Jesús era el Mesías, más oposición habría de parte de los fariseos, escribas, saduceos y otros líderes judíos. Jesús vino al mundo para morir para expiar los pecados del hombre, pero lo haría cuando El quería. La situación en Palestina entre los judíos y los romanos era muy inflamable. El pueblo judío, al ver los milagros de Jesús, se entusiasmaba mucho creyendo que El podría ser el Mesías que quitaría el yugo de Roma (Jua 6:15). El entusiasmo del pueblo causado por sus milagros tenía que ser frenado en lugar de estimulado, porque impedía su obra. Se requería mucho trabajo (enseñanza, tiempo, paciencia) para convencer por lo menos a sus discípulos que su propósito al venir a este mundo no era lo que la gente esperaba (Jua 18:36). Jesús sabía cuando «su hora» tenía que llegar. Por eso tenía que frenar el entusiasmo del pueblo de acuerdo al plan. No podía llegar «la crisis» («su hora») antes del tiempo. El exceso de entusiasmo entre la gente provocaría la malicia y envidia de los gobernantes antes del tiempo. Jesús vino al mundo para morir, y sabía que los judíos llevarían a cabo este plan, pero primero le era necesario cumplir su ministerio de enseñanza.
Pero al salir estos hombres que recibieron la vista “divulgaron la fama de él por toda aquella tierra”, pero posiblemente hablaran solamente de la gran bendición de haber recibido la vista, en lugar de propagar conceptos erróneos acerca de Jesús. Sin duda creían que al hablar de Jesús le mostraban su gratitud, pero les convenía ser obedientes.
Mat 17:9, “Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos”. Jesús andaba humildemente entre los hombres, pero era importante que hubiera tres testigos de su gloria celestial. En esta ocasión Dios abre la cortina brevemente para que Pedro, Jacobo y Juan vieran esta gloria, pero no convenía que ellos proclamaran a otros lo que habían visto. Era para ellos, pero no para el pueblo. Luc 9:36, “y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto”. Después, podrían hablar abiertamente de lo que vieron. 2Pe 1:16, “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 17 Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 18 Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo”.
Mar 1:45, “Pero ido él (el leproso a quien Jesús limpió), comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes”. En esto vemos por qué Jesús dio esta prohibición. La fama excesiva impedía su obra de enseñar, su obra principal. El no vino al mundo simplemente para obrar milagros, sino para enseñar. Los milagros eran necesarios como evidencia de su Deidad, pero no eran de ninguna manera el propósito principal de su ministerio.
Tanta fama no ayudaba su obra principal de enseñar. Jesús no quería que la gente pensara sólo en los milagros, sino que por este medio se convenciera de que El era el Hijo de Dios (Dios el Hijo) (Jua 20:31)
Sin embargo, Jesús no siempre prohibió que hablaran de sus milagros. En Luc 8:38-39. Jesús manda que se publique el milagro. ¿Cómo se explica esto? Varias veces prohibió que hablaran del milagro, y aquí le manda que volviera a su casa y que contara “cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo”. La explicación de este aparente conflicto se ve en el lugar donde este milagro ocurrió. No estaba en Judea ni en Galilea, sino entre los gadarenos en un área algo aislada.
Además, entre esos mismos gadarenos en lugar de gozar de gran popularidad y fama, la multitud “le rogó que se marchase de ellos”.
— sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó Moisés, para testimonio a ellos. – Lev 14:1-32 da la instrucción sobre la purificación de los leprosos. Jesús denunció las tradiciones de los judíos (Mat 15:1-9), pero siempre respetaba y guardaba la ley de Moisés. Véase Mat 5:17-20. Además era muy necesario que el ex leproso tuviera del sacerdote la confirmación de su limpieza (el certificado de limpieza) para que oficialmente él podría volver a su familia, participar en la sinagoga y templo como también en la vida social de su pueblo. Además, esto sería confirmación adicional del milagro hecho por Jesús. Se ha sugerido que había urgencia en este mandamiento de Jesús por el temor de que si el sacerdote (o algún otro de la jerarquía) supiera que Jesús lo había sanado, podía haber rehusado pronunciar totalmente limpio al hombre. Por el otro lado, si todo se llevó a cabo sin demora, entonces después cuando se descubrió que Jesús le había sanado, el certificado daría evidencia de dos cosas: (1) de que el hombre en verdad se había limpiado de su lepra, así confirmando el milagro, y (2) de que Jesús mostró respeto por la ley de Moisés.
Por último debe notarse que en Mat 12:16-21 esto coincide con la profecía acerca de la obra de Jesús, de que no buscaría gran publicidad.
Fuente: Notas Reeves-Partain
— no se lo dijera a nadie: Ver notas a Mat 8:4 y Mar 1:34.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Lev 14:2-32.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) “Testimonio.” Gr.: mar·tý·ri·on; lat.: te·sti·mó·ni·um.
REFERENCIAS CRUZADAS
n 314 Mar 7:36; Luc 8:56
ñ 315 Lev 13:49; Lev 14:2
o 316 Lev 14:10; Lev 14:20
p 317 Mat 8:4; Mar 1:44
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Véase coment. en Mt 8:4.
Fuente: La Biblia de las Américas
Moisés… → Lev 14:1-32.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
T40 Αὐτοῖς sigue al antecedente ἱερεῖ, a menos que el pronombre indique una referencia general, no a los sacerdotes, sino al público. [Editor. El pronombre αὐτοῖς parece que se refiere al público en general, ya que ἱερεῖ es singular.]
BD229(1) Περί se usa aquí con el sentido de ὑπέρ: por tu purificación.
BD470(2) Es bastante imposible que un autor del N.T. haga lo que es muy común en el griego clásico, es decir, mantener el discurso indirecto en un pasaje extenso. En vez de esto, Lucas vuelve sin falla alguna al discurso directo; esta tendencia tampoco es del todo inusual en los autores clásicos.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., ofrece
Fuente: La Biblia de las Américas
g Lev 14:1-32.