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Comentario de Lucas 5:33 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 5:33 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces ellos le dijeron: —Los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.

5:33 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? — Esta pregunta implica que Jesús y sus discípulos estaban equivocados por no practicar los ayunos que ellos observaban. Obviamente les extrañaba la diferencia entre la conducta de los discípulos de Jesús y los de Juan quien era el precursor de Cristo. Sin embargo, aunque los discípulos de Juan y otros creían que los ayunos les hacían más piadosos, la ley de Moisés requería que el pueblo ayunara solamente en el día de expiación (Lev 23:27). “Algunos individuos ayunaban voluntariamente a lo largo de su historia, en emergencias que hicieron al ayuno cosa natural. Los profetas algunas veces llamaron a todo el pueblo al ayuno, con oraciones y actos de humillación, para evitar calamidades” (JAB); es decir, en estos casos el ayunar era para mostrar humildad y arrepentimiento.

El fariseo de la parábola de Luc 18:12 dijo que ayunaba dos veces a la semana, creyendo que el ayunar era marca de piedad superior. Algunos en la iglesia continuaban esta y otras costumbres judaicas (Hch 13:2; Hch 14:23). Jesús, sin embargo, ni mandó ni prohibió que sus discípulos ayunaran. Es muy obvio que Jesús y sus apóstoles nunca establecieron ningún ayuno formal para la iglesia. El ayuno no debe ser forzado. Si no es espontáneo no tiene sentido alguno. El habló del ayuno como la consecuencia normal de algún suceso que debe mostrar espontáneamente la aflicción del alma.

Los ayunos de Pablo se incluyen entre sus sufrimientos (2Co 6:5, “en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos”; 11:27).

Los apóstoles enseñaban mucho sobre las obras de la carne, pero al hablar de cómo combatirlas no hablan de ayunar como un remedio.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces? Luc 18:12; Isa 58:3-6; Zac 7:6; Mat 9:14-17; Mar 2:18-22.

y hacen oraciones. Luc 11:1; Luc 20:47; Pro 28:9; Isa 1:15; Mat 6:5, Mat 6:6; Mat 23:14; Mar 12:40; Hch 9:11; Rom 10:2, Rom 10:3.

y tus discípulos comen y beben. Luc 7:34, Luc 7:35.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

ayunan: Los fariseos ayunaban dos veces a la semana, los lunes y los jueves (Luc 18:12), además del Día de la Expiación (Lev 16:29). También ayunaban como un acto de penitencia (Isa 58:1-9) y para recordar cuatro veces al año la destrucción de Jerusalén (Zac 7:3, Zac 7:5; Zac 8:19). El objetivo del ayuno era el dedicarse a la oración y enfocarse en Dios. Juan llevó una vida ascética, la cual imitaron sus seguidores (Luc 7:24-28; Mat 11:1-19).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

ayunan muchas veces. Jesús sí ayunó por lo menos en una ocasión (Mat 4:2), pero lo hizo en privado y de conformidad con su propia enseñanza (cp. Mat 6:16-18). La ley también prescribía un ayuno en el día de la Expiación (Lev 16:29-31; Lev 23:27), pero se suponía que todos los demás ayunos eran voluntarios y por razones específicas como la penitencia personal y la oración ferviente. El hecho de que estos fariseos plantearan esta pregunta muestra que consideraban el ayuno como un ejercicio público para hacer evidente a todos la espiritualidad individual. No obstante, el AT también reprendía con vigor a los que ayunaban con tal hipocresía (Isa 58:3-6). Vea las notas sobre Mat 6:16-17 ; Mat 9:15.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:33 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? — Esta pregunta implica que Jesús y sus discípulos estaban equivocados por no practicar los ayunos que ellos observaban. Obviamente les extrañaba la diferencia entre la conducta de los discípulos de Jesús y los de Juan quien era el precursor de Cristo. Sin embargo, aunque los discípulos de Juan y otros creían que los ayunos les hacían más piadosos, la ley de Moisés requería que el pueblo ayunara solamente en el día de expiación (Lev 23:27). “Algunos individuos ayunaban voluntariamente a lo largo de su historia, en emergencias que hicieron al ayuno cosa natural. Los profetas algunas veces llamaron a todo el pueblo al ayuno, con oraciones y actos de humillación, para evitar calamidades” (JAB); es decir, en estos casos el ayunar era para mostrar humildad y arrepentimiento.
El fariseo de la parábola de Luc 18:12 dijo que ayunaba dos veces a la semana, creyendo que el ayunar era marca de piedad superior. Algunos en la iglesia continuaban esta y otras costumbres judaicas (Hch 13:2; Hch 14:23). Jesús, sin embargo, ni mandó ni prohibió que sus discípulos ayunaran. Es muy obvio que Jesús y sus apóstoles nunca establecieron ningún ayuno formal para la iglesia. El ayuno no debe ser forzado. Si no es espontáneo no tiene sentido alguno. El habló del ayuno como la consecuencia normal de algún suceso que debe mostrar espontáneamente la aflicción del alma.
Los ayunos de Pablo se incluyen entre sus sufrimientos (2Co 6:5, “en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos”; 11:27).
Los apóstoles enseñaban mucho sobre las obras de la carne, pero al hablar de cómo combatirlas no hablan de ayunar como un remedio.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA COMPAÑÍA FELIZ

Lucas 5:33-35

Algunos le dijeron a Jesús:

-Los discípulos de Juan el Bautista ayunan con frecuencia y cumplen escrupulosamente con las oraciones rituales, y los discípulos de los fariseos también; pero tus discípulos comen y beben cuando les da la gana, lo que se les antoja.
-Está claro -les contestó Jesús- que no se espera que los invitados a una boda se pongan a ayunar cuando están en compañía del novio. Ya llegará la hora en que el novio les sea arrebatado; entonces ayunarán.

Lo que sorprendía y escandalizaba a los escribas y fariseos era que los seguidores de Jesús fueran tan normales. Collie Knox nos cuenta que una vez le dijo un muy querido capellán: «Joven Knox, no hagas de tu religión una agonía.» Y se decía que a Bums le obsesionaba más que le ayudaba la religión. El judío religioso tenía la idea -que no ha muerto todavía del todo- de que para ser religioso uno tenía que pasárselo mal.

Habían sistematizado las observancias religiosas. Ayunaban los lunes y los jueves; y a menudo se enjalbegaban la cara para que uno no pudiera por menos de darse cuenta de que estaban ayunando. Es verdad que eso del ayuno no era tan riguroso; porque duraba sólo desde la salida hasta la puesta del sol, y antes y después se .podía tomar alimento. Se trataba de llamar la atención de Dios hacia el que ayunaba. A veces hasta lo consideraban un sacrificio: al ayunar, uno le estaba ofreciendo a Dios nada menos .que su cuerpo. Y la oración también estaba reglamentada: se hacía a las 12 del mediodía, a las 3 y a las 6 de la tarde.

Jesús estaba totalmente en contra de una religión así, y lo explica con una imagen de la vida real. Cuando se casaba una pareja en Palestina,; no se iban a otro sitio a pasar la luna de miel, sino que se quedaban en casa y tenían invitados toda la semana. Se ponían la mejor ropa que tenían; a veces, hasta se ponían coronas; esa semana eran los reyes, y su palabra era la ley. No volverían a tener una semana igual en toda una vida de trabajo. Y los invitados más íntimos se llamaban «los hijos de la cámara nupcial», con una expresión típicamente hebrea.

(i) Es sumamente significativo que Jesús comparara la vida cristiana con una fiesta de bodas. La alegría debe ser la primera característica cristiana. Son demasiados los que creen que la religión los obliga a hacer todo lo que no quieren, y a no hacer lo que quieren. La risa se convierte en un pecado, en vez de -como la llamaba un famoso filósofo- «una gloria repentina.»

(ii) Al mismo tiempo Jesús sabía que llegaría el día en que el novio les sería arrebatado. La muerte no le pilló desprevenido. La cruz siempre estaba a la vista; pero aun en el camino de la cruz no le faltó el gozo que nadie le podía quitar: el gozo de la presencia de Dios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

(Ver Luc 18:12; Mat 6:16; Mat 11:18).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Actitud de Jesús hacia el ayuno (ver Mat. 9:14-17; Mar. 2:18-22). El AT requería que el pueblo ayunara una vez por año, el día de la expiación. Los fariseos reclamaban que se hiciese dos veces a la semana, pero Jesús hizo a un lado esa innovación. Sostuvo que hubiera sido tan lógico que los discípulos ayunaran como si lo hicieran los invitados a una fiesta en vez de unirse a los festejos. Había llegado la nueva era de la salvación y los ritos funerarios del pasado eran incompatibles con ella. Sólo durante los días tristes entre la muerte y la resurrección de Jesús sería apropiado ayunar.

Además, sería fútil tratar de combinar la nueva religión con el legalismo de factura humana. La nueva religión se estropearía y, en todo caso, los dos caminos no podrían combinarse, así como un tro zo nuevo de ropa desgarraría una tela vieja o los viejos odres que habían perdido su elasticidad serían rotos por el vino fermentado contenido en ellos. El v. 39 probablemente es un comentario irónico de Jesús sobre los judíos que rechazaban el nuevo vino del evangelio y sostenían que los viejos caminos eran mejores.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

l 339 Mat 9:14; Mar 2:18; Luc 7:34

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

ayunan. Véase coment. en Mt 6:16.

Fuente: La Biblia de las Américas

33 (1) Con respecto a los vs.33-39, véanse las notas de Mat_9:14-17 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Hemos de observar en estos versículos, que los hombres pueden diferir en puntos secundarios de religión, y no obstante estar acordes en lo principal. Sirva si no de prueba la diferencia que se dice había entre los discípulos de Juan el Bautista y los de Cristo. El caso que presentaron á nuestro Señor fue: » ¿Porqué los discípulos do Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los Fariseos; más tus discípulos comen y beben?.
No podemos creer que había diferencia alguna esencial entre las doctrinas que profesaban estas dos clases de discípulos. La doctrina de Juan el Bautista era sin duda clara y explícita en todos los puntos necesarios para la salvación. No es probable que el hombre que pudo decir de Jesús, «He aquí el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo,» enseñara á sus prosélitos cosa alguna contraría el Evangelio. A su doctrina le faltaba, preciso es confesar, la perfección de la de su divino Maestro; más es absurdo suponer, que aquella contradecía á esta. Sin embargo, había ciertas prácticas sobre las cuales los discípulos de Juan diferían de los de Cristo, como sin duda lo estaban, tocante á la necesidad del arrepentimiento, de la fe, y de la santidad, diferían en lo concerniente, al ayuno, la comida, la bebida, y el culto externo. Aunados en espíritu, esperanza y aspiraciones, sobre las materias más importantes de la religión interna, no estaban enteramente unánimes en cuanto a lo externo.
Y esta diversidad de pareceres existirá entre los cristianos hasta el fin los siglos. Nos es sensible, porque un mundo ignorante y preocupado se sirve de ella para censurar nuestra religión. Más la habrá siempre, y es una de las muchas pruebas de nuestro estado degradado. En lo tocante al gobierno de la iglesia, en lo tocante a las fiestas y ayunos, á los días de los santos, y á las ceremonias de culto público, los cristianos nunca han estado enteramente unánimes, ni aun en el tiempo de los apóstoles. Sobre todos estos puntos, los cristianos más piadosos é ilustrados han formado opiniones diferentes. Argumentos y discursos, exhortaciones, persecuciones todo ha sido incapaz de producir la concordia.
No obstante, alabemos á Dios porque hay muchos puntos sobre es están del todo acordes los verdaderos siervos de Dios. En lo que toca al pecado, á la salvación, al arrepentimiento, á la fe y a la santidad, existe una grande armonía entre los creyentes de cada secta, nación, pueblo é idioma. Como entidades individuales debemos particular atención á estos puntos cardinales. Ellos son, al cabo las cosas principales en que pensaremos á la hora de la muerte, y en el día del juicio. Sobre otras materias, forzoso es resignarnos á no estar acordes. Poco importará en el último día lo que hemos creído tocante al ayuno, á las comidas, bebidas, y á las ceremonias, ¿Nos arrepentimos é hicimos frutos dignos de arrepentimiento? ¿Contemplamos al Cordero de Dios con fe, y le recibimos como á nuestro Salvador? Todos los que sean hallados al corriente en estos puntos, cualquiera que haya sido su iglesia, serán salvos; y todos los que hayan estado errados sobre estos puntos, serán condenados para siempre. , En segundo lugar, debemos notar en estos versículos el nombre que nuestro Señor Jesucristo se da á Sí Mismo. Dos veces se llama a Sí Mismo «el Esposo..
La palabra «Esposo,» lo mismo que cada epíteto aplicado a nuestro Señor en la Biblia, tiene gran significación. Es un epíteto que consuela y anima de una manera especial á todos los verdaderos cristianos. Manifiesta el amor tierno é intenso que Jesús tiene hacia todos los pecadores que creen en él: frágiles, indignos, y llenos de faltas como son en sí mismos, siente por ellos el afecto tierno que el esposo siente por su esposa. Manifiesta la unión íntima y estrecha que existe entre Jesús y los creyentes: es mucho más estrecha que la unión entre el rey y el súbdito, entre el amo y el criado, entre el maestro y el discípulo, entre el pastor y el cordero. Es la más estrecha de todas las uniones; la unión del marido y la mujer–de cuya unión está escrito, «lo que Dios ha juntado, no lo separe el hombre.» Sobre todo, ese epíteto expresa el favor de que goza todo creyente y que consiste en la participación de todo lo que Jesús posee. Así como el marido da á la mujer su nombre, la hace partícipe de su propiedad y dignidad, y toma á su cargo el arreglo de todas sus deudas y compromisos, así hace Cristo con todos los verdaderos creyentes. él toma sobre sí todas sus culpas; adóptalos como parte de Sí Mismo, diciendo que el que los ofende, á él ofende; les da, aun en este mundo, bienes tales cuales la mente del hombre no alcanza á comprender; y les promete que en el otro mundo los sentará en su trono, y desde entonces jamás serán alejados de Su presencia.
Si tenemos algún conocimiento de la religión verdadera, tranquilicemos á menudo nuestras almas con el recuerdo de que Jesús es «el esposo.» Acordémonos diariamente que los más débiles del pueblo de Cristo son cuidados con un amor tierno que excede todo conocimiento, y que quienquiera que los ofendiere ofende á Cristo, Puede acontecer que en este mundo estemos pobres y seamos despreciados y ridiculizados á causa de nuestra religión ; más si tenemos fe no seremos despreciables á los ojos de Cristo. El Esposo de nuestra alma defenderá nuestra causa ante todo el mundo.
Finalmente debemos de observar en estos versículos con cuanta suavidad y ternura Cristo quisiera que Su pueblo se portara con los cristianos recién convertidos é inexpertos. él nos enseña esta lección en dos parábolas tomadas de los asuntos comunes de la vida. Demuestra la locura del que «pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo,» ó la de echar «vino nuevo en cueros viejos.» Del mismo modo quisiera que nosotros comprendiésemos que hay falta de armonía entre un sistema nuevo y un sistema antiguo. En vano se puede esperar que los que han sido criados é instruidos bajo el uno se acostumbren pronto al otro. Por el contrario, es menester conducirlos gradualmente, é irles enseñando en proporción á su capacidad.
Importa que no perdamos de vista que es en el corazón donde tiene principio la conversión de cada creyente, y que no tengamos derecho para negar que alguno posea la gracia divina solo porque esta no se ha presentado de una vez en todo su vigor. No pretendamos que niño ejecute la obra de un adulto, aunque algún día pueda hacerlo, si viviere el tiempo suficiente. No debemos pretender que el recién convertido despliegue la misma fe, el mismo amor y el mismo conocimiento que el soldado veterano de la Cruz. Poco á poco podrá llegar á ser fuerte campeón de la verdad; más al principio es menester no apurarlo. Hay gran necesidad de usar de discreción en el modo de conducirse con la juventud en lo tocante á la religión; y en el modo de dirigirse á los neófitos. Bondad, paciencia y dulzura, son de la mayor importancia en tales casos. No debemos aventurarnos á introducir el vino nuevo con demasiada precipitación porque puede derramarse. Debemos tomarlos de la mano, y guiarlos paso á paso. Debemos guardarnos de asustarlos, o apurarlos para que adelanten rápidamente. Si solo se han adherido los principios esenciales del Evangelio, no los clasifiquemos de impíos á causa de otras materias de menos importancia. Es que seamos indulgentes en vista de sus debilidades y flaquezas y que no busquemos cabellos canos en cabezas jóvenes, ó experiencia madura en los que están en la infancia. Hay sabiduría profunda en el dicho de Jacob: » Y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas.» Gen 33:13

Fuente: Los Evangelios Explicados

Los… TR registra interrogación.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M120 No está claro si σοί es nominativo plural del adjetivo o dativo del pronombre personal singular. [Editor. En este contexto σοί es aparentemente el plural nominativo del adjetivo posesivo. El adjetivo distingue a este grupo de discípulos de los dos grupos anteriores; οἱ δὲ σοί significa: pero los tuyos.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

El TR registra interrogación.

Fuente: La Biblia Textual III Edición