Biblia

Comentario de Lucas 6:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 6:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y mirándolos a todos en derredor, dijo al hombre: —Extiende tu mano. El lo hizo, y su mano le fue restaurada.

6:10 Y mirándolos a todos alrededor, — Hay un detalle adicional muy importante en Mar 3:5; “Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano”. Desde luego, el enojo de Jesús no era malicioso y no fue provocado por el egoísmo (como sucede en el caso de los carnales), sino que fue la expresión de una indignación santa. El enojo santo de Jesús procedió de su amor por el pobre hombre y fue provocado por la dureza de corazón de los judíos que no sentían compasión alguna por el afligido.

Desde luego, Jesús no pecó (Heb 4:15; 1Pe 2:22). Dice Pablo (Efe 4:26), «Airaos, pero no pequéis». Jesús se enojó y al mismo tiempo estuvo entristecido. Su reacción en esta ocasión fue similar a su reacción hacia los que vendían en el templo (Jua 2:13-17). «Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume». Debemos imitar a Jesús. El pecado, el error, la hipocresía, etc. deben provocarnos (enojarnos), pero debemos siempre ser espirituales y no carnales. Debemos tener el dominio propio para hablar y actuar como Jesús y no como gente mundana.

Este enojo sano fue provocado por la exagerada hipocresía de los judíos, como también por su devoción ciega a sus tradiciones. Ellos demostraron su indiferencia total hacia el hombre afligido y su fanatismo hacia sus tradiciones humanas. Es importante recordar que provocamos a Dios si rechazamos la verdad. Estamos repitiendo una verdad sencilla y obvia: los escribas y fariseos entendían perfectamente que Jesús hacía buenas obras, impartía buenas enseñanzas y que en todo sentido era bueno y verdadero, pero ellos se rebelaron obstinadamente contra esta verdad.

Los judíos se enojaron y pecaron, pero Jesús se enojó y no pecó. Su enojo no le hizo decir ni hacer nada fuera de orden. El dijo e hizo exactamente lo que debía decir y hacer. Jesús se enojó pero no odiaba a nadie. Es otro ejemplo de «la ira de Dios» contra el pecado y rebelión del hombre. Pero los judíos «se llenaron de furor» (Luc 6:11) y sí pecaron, porque su enojo era completamente carnal. Eran homicidas porque aborrecían a Jesús (1Jn 3:15), y también hicieron planes definitivos para destruirlo.

— dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. — Que sepamos Jesús no hizo nada y no dijo más; le sanó sin palabra. “La extendió”. Tuvo fe en Jesús y le obedeció. Recuérdese que era muy peligroso confesar o en alguna manera manifestar fe en Jesús. Los judíos echaban de la sinagoga a los que confesaban a Jesús (Jua 9:22; Jua 12:42). Al obedecer a Jesús este hombre corrió el riesgo de sufrir lo mismo. «Le fue restaurada sana como la otra». No era necesario ningún tratamiento subsiguiente. No era necesaria otra cita con el Médico para que examinara la mano. Fue una sanidad completa, perfecta e instantánea. Los «curanderos» modernos nunca intentan esta clase de obra maravillosa, porque en ella no hay manera de engañar al pueblo. Dicen que sanan enfermos, pero ¿a cuáles? A los que tienen ciertos dolores, que no pueden oír o ver bien, que usan muletas, etc., pero los mancos, los paralíticos y los muertos no reciben ayuda de los falsos «sanadores» modernos.

Ahora este hombre podía trabajar normalmente. ¡Que bendición más grande! El trabajo es una gran bendición de Dios. El primer hombre trabajó aun en el paraíso de Edén (Gén 2:17) antes de pecar. (Véanse Ecclesiastes 4:18; 1Ts 4:11).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

mirándolos a todos alrededor. Mar 3:5.

Extiende tu mano. Éxo 4:6, Éxo 4:7; 1Re 13:6; Sal 107:20; Jua 5:8.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Furor describe una ira irracional o enfermiza. Los pasajes paralelos en Mat 12:14 y Mar 3:6 dejan en claro que los fariseos comenzaron a tramar un plan en contra de Jesús de manera seria después de esta confrontación.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

mirándolos a todos alrededor. Esto es, para darles la oportunidad de responder a la pregunta del v. Luc 6:9, lo cual nadie hizo como es evidente.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

6:10 Y mirándolos a todos alrededor, — Hay un detalle adicional muy importante en Mar 3:5; “Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano”. Desde luego, el enojo de Jesús no era malicioso y no fue provocado por el egoísmo (como sucede en el caso de los carnales), sino que fue la expresión de una indignación santa. El enojo santo de Jesús procedió de su amor por el pobre hombre y fue provocado por la dureza de corazón de los judíos que no sentían compasión alguna por el afligido.
Desde luego, Jesús no pecó (Heb 4:15; 1Pe 2:22). Dice Pablo (Efe 4:26), «Airaos, pero no pequéis». Jesús se enojó y al mismo tiempo estuvo entristecido. Su reacción en esta ocasión fue similar a su reacción hacia los que vendían en el templo (Jua 2:13-17). «Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume». Debemos imitar a Jesús. El pecado, el error, la hipocresía, etc. deben provocarnos (enojarnos), pero debemos siempre ser espirituales y no carnales. Debemos tener el dominio propio para hablar y actuar como Jesús y no como gente mundana.
Este enojo sano fue provocado por la exagerada hipocresía de los judíos, como también por su devoción ciega a sus tradiciones. Ellos demostraron su indiferencia total hacia el hombre afligido y su fanatismo hacia sus tradiciones humanas. Es importante recordar que provocamos a Dios si rechazamos la verdad. Estamos repitiendo una verdad sencilla y obvia: los escribas y fariseos entendían perfectamente que Jesús hacía buenas obras, impartía buenas enseñanzas y que en todo sentido era bueno y verdadero, pero ellos se rebelaron obstinadamente contra esta verdad.
Los judíos se enojaron y pecaron, pero Jesús se enojó y no pecó. Su enojo no le hizo decir ni hacer nada fuera de orden. El dijo e hizo exactamente lo que debía decir y hacer. Jesús se enojó pero no odiaba a nadie. Es otro ejemplo de «la ira de Dios» contra el pecado y rebelión del hombre. Pero los judíos «se llenaron de furor» (Luc 6:11) y sí pecaron, porque su enojo era completamente carnal. Eran homicidas porque aborrecían a Jesús (1Jn 3:15), y también hicieron planes definitivos para destruirlo.
— dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. — Que sepamos Jesús no hizo nada y no dijo más; le sanó sin palabra. “La extendió”. Tuvo fe en Jesús y le obedeció. Recuérdese que era muy peligroso confesar o en alguna manera manifestar fe en Jesús. Los judíos echaban de la sinagoga a los que confesaban a Jesús (Jua 9:22; Jua 12:42). Al obedecer a Jesús este hombre corrió el riesgo de sufrir lo mismo. «Le fue restaurada sana como la otra». No era necesario ningún tratamiento subsiguiente. No era necesaria otra cita con el Médico para que examinara la mano. Fue una sanidad completa, perfecta e instantánea. Los «curanderos» modernos nunca intentan esta clase de obra maravillosa, porque en ella no hay manera de engañar al pueblo. Dicen que sanan enfermos, pero ¿a cuáles? A los que tienen ciertos dolores, que no pueden oír o ver bien, que usan muletas, etc., pero los mancos, los paralíticos y los muertos no reciben ayuda de los falsos «sanadores» modernos.
Ahora este hombre podía trabajar normalmente. ¡Que bendición más grande! El trabajo es una gran bendición de Dios. El primer hombre trabajó aun en el paraíso de Edén (Gén 2:17) antes de pecar. (Véanse Ecclesiastes 4:18; 1Ts 4:11).

Fuente: Notas Reeves-Partain

NOTAS

(1) Lit.: “a él”.

REFERENCIAS CRUZADAS

q 365 Mat 12:13; Mar 3:5

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

dijo… M↓ añaden al hombre.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit., le dijo

Lit., restaurada

Fuente: La Biblia de las Américas

M i añaden al hombre.

Fuente: La Biblia Textual III Edición