Comentario de Lucas 8:10 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Y él dijo: “A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.
8:10 Y él dijo: A vosotros (los discípulos dichosos, Mat 13:16-17) os es dado conocer los misterios del reino de Dios; — los “misterios del reino de Dios” no eran misterios en el sentido de ser místicos y difíciles de entender. Eran “misterios” simplemente porque no se habían revelado antes. Sin embargo, para entender los misterios del reino es necesario escudriñar las Escrituras (Jua 5:39; Hch 17:11) y usarlas bien (2Ti 2:15; 2Pe 3:16).0 — pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
A vosotros os es dado conocer. Luc 10:21-24; Sal 25:14; Mat 11:25; Mat 13:11, Mat 13:12; Mat 16:17; Mar 4:11; Rom 16:25; 1Co 2:7-11; 1Co 12:11; Efe 3:3-9; Col 1:26-28; Col 2:2; 1Ti 3:16; 1Pe 1:10-12.
para que viendo no vean. Deu 29:4; Isa 6:9; Isa 29:14; Isa 44:18; Jer 5:21; Mat 13:14-17; Jua 12:40; Hch 28:26, Hch 28:27; Rom 11:7-10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
misterios. Vea las notas sobre Mat 13:11 ; Mat 13:13. para que viendo no vean. Esta es una cita de Isa 6:9 que describe el acto judicial de Dios por medio del cual ciega a los incrédulos.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
8:10 Y él dijo: A vosotros (los discípulos dichosos, Mat 13:16-17) os es dado conocer los misterios del reino de Dios; — los “misterios del reino de Dios” no eran misterios en el sentido de ser místicos y difíciles de entender. Eran “misterios” simplemente porque no se habían revelado antes. Sin embargo, para entender los misterios del reino es necesario escudriñar las Escrituras (Jua 5:39; Hch 17:11) y usarlas bien (2Ti 2:15; 2Pe 3:16).0
— pero a los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan. — Isa 6:9-10, — Mat 13:14, “De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane”. Los “otros” de los cuales Jesús habla aquí, habían oído la misma enseñanza que los discípulos habían oído desde el principio de su ministerio. Habían observado los mismos milagros que los discípulos habían observando. Pero los “otros” veían y oían con ojos cerrados y oídos tapados; es decir, su corazón estaba lleno de prejuicio debido a su concepto erróneo del Mesías y su reino.
Hay parábolas en el Antiguo Testamento (p. ej., Isa 5:1-7, la parábola de la viña). Un dicho común entre rabinos judíos era «¿A qué lo compararé?» (Mat 11:16). Jesús las usaba más que nadie. Ni antes ni después ha habido otro maestro que tanto haya enseñado en parábolas. Mar 4:33-34, «Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo».
¿Por qué habló Jesús en parábolas? (1) Para revelar la verdad. Las parábolas son «ventanas» que dejan entrar la luz. Nos ayudan mucho en nuestro entendimiento de verdades celestiales. Jesús podía «colgar la verdad» sobre las cosas y actividades más comunes para que la veamos y entendamos mejor. Por ejemplo, en este capítulo (Mat 13:1-58) Jesús dice varias veces, «El reino de los cielos es semejante a» y luego sigue la comparación. Jesús habla de «Los misterios del reino de los cielos». La palabra «misterio» se usa en el Nuevo Testamento en un sentido especial. No significa algo misterioso, oscuro y difícil o imposible de entender, sino algo que no se podía saber sin revelación de Dios (1Co 2:9-13; Efe 3:3-6). Así Jesús explica con parábolas la naturaleza verdadera del reino. Vemos la armonía entre las parábolas de Jesús y la enseñanza apostólica que se registra en los Hechos y en los otros libros del Nuevo Testamento.
(2) Para conservar la verdad. Las parábolas nos ayudan mucho para recordar la enseñanza. ¿Quién no se acuerda del «Hijo Pródigo» y del “Buen Samaritano”? Es fácil recordar las parábolas. Cada una es una «obra maestra», sin igual en los escritos y discursos de los más destacados autores, filósofos, estadistas, etc. del mundo entero. Los nombres de Sócrates y Platón son muy reconocidos, pero ¿qué enseñaron?
(3) Para dejar que sus enemigos se juzgaran solos. De esta manera Jesús despertó la conciencia de la gente para que pudiera ver su propia rebeldía. Natán usó este medio (2Sa 12:1-7), dejando que David pronunciara su propio castigo por haber adulterado con Betsabé y por haber muerto a Urías. Jesús usó este medio. La parábola de los labradores malvados (Mat 21:33-46). Dice el v. 45, «Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos». Sin embargo, éstos estaban endurecidos en su rebelión y tales parábolas no les detuvieron en su plan de matar a Jesús.
(4) Para esconder la verdad, para que los insinceros no la entendieran. En este párrafo Jesús explica uno de los propósitos de las parábolas (compárense Mat 13:13-15; Mar 4:10-12). Parece que esto contradice lo que ya se afirmó, pero es cierto. Jesús habló por parábolas para ilustrar la verdad para los sinceros y al mismo tiempo para ocultar la verdad de los insinceros. Siempre ha habido personas insinceras que no quieren la verdad, y no la aceptarán cuando se les presente. Al hablar en parábolas Jesús dejó a éstos en oscuridad.
— Viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. — Jesús explica por qué les habla por parábolas. Uno de los propósitos principales era para esconder la verdad de los insinceros. Muchos de los judíos de aquel tiempo abusaron de su privilegio de aprender la verdad de Dios. Jesús «a lo suyo (su universo, creado por El) vino, y los suyos (los judíos) no le recibieron» (Jua 1:11). A consecuencia de esto quedaron aun más confirmados en su desobediencia a pesar de haber escuchado estas enseñanzas divinas. Compárese 2Co 3:15, tenían velo puesto sobre su corazón.
«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mat 5:6). Lamentablemente estos no tenían hambre y sed de justicia. Más bien, tenían sus ojos, oídos y corazones cerrados. Eran como Balaam (Núm 22:19) cuando Balac, rey de Moab, ofreció dinero a Balaam para que maldijera a Israel. Dios le dijo, «No vaya con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es» (v. 12), pero Balaam dice a los siervos de Balac, «reposéis aquí esta noche, para que sepa qué me vuelve a decir Jehová». No le gustó lo que Dios le dijo y esperaba que cambiara su palabra. 2Ts 2:10-12, «no recibieron el amor de la verdad». Este texto nos debe asustar. Pablo dice, «Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira»; es decir, si nosotros no amamos la verdad sobre cualquier asunto, y si queremos creer algo que no es la verdad, estamos en gran peligro de creer una mentira y perder el alma. 2Ti 4:3-4, algunos tienen comezón de oír solamente las cosas que les agraden. Compárese Isa 30:9-10.
Los judíos vieron los milagros y oyeron la enseñanza, pero su corazón era perverso. Debido a esto los milagros no produjeron en ellos la fe (Jua 20:30-31). No valoraban la enseñanza, porque Jesús no enfatizó lo material sino lo espiritual. Jesús es la luz del mundo, pero éstos cerraron sus ojos para no verla.
Jesús habló en parábolas para que sus enseñanzas fueran más claras y efectivas. El quiere que todos entiendan y se conviertan, pero es imposible entender y recibir el beneficio de Su enseñanza si cerramos los ojos. Es importante recordar que estos judíos ya tenían sus ojos y oídos cerrados antes de oír a Jesús. Llegaron a escucharle con sus ojos y oídos cerrados. Por eso les habló en parábolas. Mostraban mucha hostilidad hacia Jesús (5:30; 6:2, 11; 11:15; Mat 9:34). El reaccionó a ellos de acuerdo a su reacción a El. «Y no hizo allí (Nazaret) muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos» (Mat 13:58). Cuando Faraón endureció su corazón, Dios endureció su corazón.
Los que predicamos y enseñamos la palabra comprendemos perfectamente lo que Jesús dice en este texto. Por más que prediquemos con convicción y fervor, los oyentes a veces se ven congelados en su indiferencia hacia el mensaje. Como dice el comentarista Barclay, «Nuestras palabras se van con el viento; nuestro mensaje choca con la barrera impenetrable de la indiferencia de los hombres». Con estas palabras este autor, siendo modernista, se juzga solo.
Mat 13:16, “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. 17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”. Los discípulos de Jesús son muy bendecidos. Se enriquecieron cada vez más por su buena actitud hacia la verdad, pero los otros se empobrecieron cada vez más por su rebeldía.
Fuente: Notas Reeves-Partain
— … no entiendan: Cita de Isa 6:9-10, más breve que en los respectivos lugares paralelos y que en Hch 28:26-27. Ello mitiga un tanto la dureza del pasaje. Ver, al respecto, notas a Mar 4:2 y Luc 4:12.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Isa 6:9.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
l 497 Sal 78:2; Mat 13:35; Mar 4:34
m 498 Isa 6:9; Mat 13:11; Mar 4:11
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
los misterios del reino de Dios. Véase coment. en Mt 13:11.
para que…no vean. Véase coment. en Mt 13:13.
Fuente: La Biblia de las Américas
10 super (1) Véase la nota 43 super (2) del cap.4.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
no vean… no entiendan… → Isa 6:9-10.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
T102 El ἵνα aquí se transforma en un ὅτι causal en Mateo, pero esto no prueba que las dos partículas son iguales: para que.
BD369(2) El ἵνα final (el cual parece que apoya la teoría según la cual algunos son incapaces de arrepentirse) es suavizado por Mateo (Mat 13:13), pues lo cambia por un ὅτι causal.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
g Isa 6:9-10.