Comentario de Lucas 8:12 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Los de junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y quita la palabra de sus corazones, para que no crean y sean salvos.
8:12 Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. — Estos oyentes son los que permiten que sus corazones sean «pavimentados» (endurecidos) por todos los sucesos y actividades de esta vida. Su vida ha sido fuertemente afectada e influenciada por los asuntos de la vida diaria: el empleo, la familia, los planes, las bodas, los funerales, los crímenes y docenas de otras cosas. Estos tienen corazones desatentos, insensibles, preocupados e indiferentes en cuanto a los asuntos espirituales. Su intelecto está lleno de prejuicio, la conciencia cauterizada y la voluntad perversa. No pone atención a la palabra de Cristo. La mayoría de los judíos y muchos gentiles (por ejemplo, los de Atenas, Hch 17:1-34) eran ejemplos de esta clase de terreno. Satanás arrebata la palabra con miles de distracciones. Presenta el error como tan bueno o mejor que la verdad. Presenta ante la atención del hombre toda clase de intereses terrenales, no necesariamente malos en sí, pero demandan la atención y esta clase de corazón no recibe la palabra. Aquí no hay vida alguna.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
los de junto al camino. Luc 8:5; Pro 1:24-26, Pro 1:29; Mat 13:19; Mar 4:15; Stg 1:23, Stg 1:24.
y luego viene el diablo. Pro 4:5; Isa 65:11; 2Ts 2:9-14; Apo 12:9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Debido a que los de junto al camino nunca entenderán de verdad la Palabra de Dios antes que el Diablo se las quite (Mat 13:19), no hay ningún provecho en lo absoluto.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
QUITA DE SU CORAZÓN LA PALABRA. Véase Mar 4:15, nota sobre conversiones a medias.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
8:12 Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven. — Estos oyentes son los que permiten que sus corazones sean «pavimentados» (endurecidos) por todos los sucesos y actividades de esta vida. Su vida ha sido fuertemente afectada e influenciada por los asuntos de la vida diaria: el empleo, la familia, los planes, las bodas, los funerales, los crímenes y docenas de otras cosas. Estos tienen corazones desatentos, insensibles, preocupados e indiferentes en cuanto a los asuntos espirituales. Su intelecto está lleno de prejuicio, la conciencia cauterizada y la voluntad perversa. No pone atención a la palabra de Cristo. La mayoría de los judíos y muchos gentiles (por ejemplo, los de Atenas, Hch 17:1-34) eran ejemplos de esta clase de terreno.
Satanás arrebata la palabra con miles de distracciones. Presenta el error como tan bueno o mejor que la verdad. Presenta ante la atención del hombre toda clase de intereses terrenales, no necesariamente malos en sí, pero demandan la atención y esta clase de corazón no recibe la palabra. Aquí no hay vida alguna.
El diablo sabe el poder de la palabra de Dios. No quiere que nadie permita que entre en el corazón. No quiere que la gente oiga. Si oye, no quiere que crea. Si cree, no quiere que obedezca. Siempre le anima a posponer la obediencia.
Así es que la semilla fue «hollada, y las aves del cielo la comieron», v. 5. No hace impresión sobre la mente del oyente.
¿Qué se puede hacer para ayudar a los tales? Desde luego, la palabra es muy poderosa (Heb 4:12; Jer 23:29). A veces la tribulación prepara el «terreno» para recibir la semilla.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Rom 10:13-14; Rom 10:16; 1Co 1:21.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
o 501 Stg 1:23
p 502 2Co 2:11
q 503 Mat 13:19; Mar 4:15; 1Co 1:21; 2Co 4:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
los que han oído. Oír fue la respuesta inicial, pero Satanás hace que la persona rechace el mensaje antes de que crea y se salve.
Fuente: La Biblia de las Américas
T23 El singular distributivo aparece en los vv. 12 y 15 (comp. Luc 1:51), con referencia a un objeto en singular que pertenece a cada persona de un grupo: sus corazones.