Biblia

Comentario de Lucas 8:19 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 8:19 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Vinieron hacia él su madre y sus hermanos, pero no podían llegar a él a causa de la multitud.

8:19 Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él;

— Esto se relata en Mar 3:31. ¿Mar 3:21 explicará el propósito?

— pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. 20 Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. 21 El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen. —

Los hermanos de Jesús eran hijos de José y María. El clero romano enseña que los «hermanos» de Jesús eran más bien sus «primos», pero no hay razón alguna para afirmar tal cosa. Hay palabra griega para “primos” (ANEPSIOS). Dicen que los “hermanos” de Jesús eran sus “primos hermanos” para enseñar la falsa doctrina de «La Virginidad Perpetua de María». No quieren aceptar que José y María tenían matrimonio normal. No hacen caso a Mat 1:25. Han hecho de María una especie de «diosa» y creen que la idea de «virgen» corresponde mejor a su posición. Pero ¿qué indica el lenguaje del texto? Que eran sus hermanos, hijos de José y María. A menos que haya buena razón para entender la palabra «hermanos» en otro sentido, entonces debe entenderse en su forma natural.

Obsérvese que estos «hermanos» aparecen con María. ¿Por qué andarían los sobrinos de María con ella? La Biblia no indica que los sobrinos tuvieran alguna causa para andar con ella. ¿Por qué andar con sus sobrinos en lugar de estar con sus propios hijos? Más bien sus hijos andaban con ella. Compárese también Mat 13:55-56, «¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?» Aquí se habla de una familia, de José y María, y de sus hijos. Sería absurdo interpretar la palabra «hermanos» en estos textos como «primos hermanos» y la palabra “hermanas” como “primas hermanas”.

Los hermanos de Jesús no creyeron en El. En Mar 3:21, «Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: ‘Está fuera de sí'». Dice la Biblia de las Américas, «sus parientes» (en lugar de «los suyos»). Jua 7:5 dice, «Porque ni aun sus hermanos creían en él». Es lógico afirmar que estos textos se refieren a sus hermanos (hermanastros), hijos de José y María.

¿No son importantes las relaciones familiares? Son muy importantes. Para los judíos los lazos familiares eran sagrados, y la ley de Cristo enseña lo mismo, pero ¡las relaciones familiares no deberían nunca interferir con los asuntos del reino de Dios!

Decir que “María es madre de Dios” es blasfemia. Por muchas razones esta expresión católica es blasfemia. Es blasfemia contra Dios, contra Cristo y contra María misma. María nunca dijo ni hizo nada para elevarse a sí misma. Ella no tiene nada de culpa por esta blasfemia. Es pura invención humana y carnal. María era mujer «bendita» y «bienaventurada» (Luc 2:42; Luc 2:48) porque Dios la escogió para ser la madre de Jesús. Era mujer piadosa, y la última referencia a ella (Hch 1:14) nos dice que ella estaba con los fieles discípulos esperando los grandes eventos del día de Pentecostés, pero ella no aspiraba competir con su Hijo. ¿No es cierto que debamos orar a María puesto que Jesús hará mucho caso a las peticiones de ella? La afirmación de que María es una mediadora que escucha oraciones dirigidas a ella para entonces rogar a Jesús es enseñanza humana. En primer lugar es doctrina falsa, no enseñada en las Escrituras. Además insulta a Jesús nuestro único mediador (1Ti 2:5). Este mismo texto refuta la teoría. María y sus hijos interrumpen a Jesús y ¿qué hace El? ¿Suspende su obra de enseñar para atender a su madre? Claro que no. Leemos en Jua 2:2-4 que María dijo a Jesús, «No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer?» (Dijo, literalmente, «¿Mujer, qué a ti y a mí?»). No es en ningún sentido lenguaje falto de respeto, pero sí refuta el dogma católico de que solamente pidiendo algo María Jesús atiende.

¿Qué enseña este mismo texto (Luc 8:19-21) sobre este tema? ¿Qué dijo Jesús? Pregunta, «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» ¿Quién puede suponer que Jesús hubiera hablado así a «La Madre de Dios», «La Mediadora del Cielo»? Si Dios hubiera querido presentar a María como la persona a quién debemos dirigir las oraciones, ¿habría hablado así Jesús acerca de ella? La respuesta es muy obvia. Entonces, ¿por qué se supone que debemos orar a ella y que Jesús le hace caso ahora? Si el reino de Jesús hubiera sido de este mundo, es muy probable que El sí hubiera hecho mucho caso a su madre. La habría recibido como Salomón atendió a su madre (1Re 2:19-20).

Desde luego, Jesús amaba y respetaba a su madre. Luc 2:41, Jesús estaba sujeto a José y María. Es importante comentar que a Jesús nunca le faltó respeto por su madre. Jua 19:26-27. Aun en la cruz cuando estaba en tanta agonía se preocupó por el cuidado de ella, pero recuérdese bien lo que dice Jesús (Luc 11:28). En el v. 27 vemos que «una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste», pero ¿qué le contestó Jesús? «Y él dijo: Antes bienaventurado los que oyen la palabra de Dios, y la guardan».

Por lo tanto, aprovechó la interrupción causada por María y sus hermanos para enseñar una lección importante de que las relaciones espirituales son más importantes que las relaciones familiares. ¿Quiénes constituyen la familia verdadera de Jesús? «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» Los hombres dan mucha importancia a la relación familiar. Para muchos es de suma importancia. Todos saben de la importancia de cada miembro de la familia real. Los hijos son príncipes y princesas que siempre deben dar todo honor a su rey padre y a su reina madre. Sin despreciar a su familia, Jesús enseña que hay que dar preferencia a la familia espiritual. «Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos, porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre». Una sola persona es hermano, hermana y madre de Jesús. El no dice que algún discípulo es mi hermano, que alguna discípula es mi hermana, y otra mi madre, sino que cada discípulo(a) es su hermano, hermana y madre. ¿Dónde está el nombre de usted (y el mío) en el v. 50? Espero que esté en la frase «todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Para estar en la familia de Jesús tenemos que hacer la voluntad del Padre. Por el otro lado «Ninguno puede venir a mí, si el Padre quien me envió no le trajere» (Jua 6:44). Jesús es el único camino al Padre (Jua 14:6). «Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre» (1Jn 2:23).

«Dad las nuevas a mis hermanos», Mat 28:10, seguramente hablando, no de sus hermanos carnales, sino de sus discípulos. Sin embargo, es importante comentar que algunos de sus hermanos llegaron a ser sus «hermanos» espirituales, Hch 1:14; Gál 1:19 (este Jacobo es Santiago, autor de la epístola de ese nombre; Jud 1:1, hermano de Jacobo y de Jesús).

En este texto hay lecciones prácticas para nosotros. Siempre existe la tentación de dar preferencia a los de la familia física, pero recuérdese Mat 10:34-39. Gál 6:10, «hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe». ¿A quiénes debemos dar preferencia? ¿Cuántos hermanos débiles descuidan alguna reunión de la iglesia por atender a los familiares que llegan de visita? Esta práctica es violación clara de esta enseñanza. ¿Qué hacer en ese caso? Invitarles a acompañarles al servicio, y si no quieren, decirles, «Están en su casa, al rato venimos». En una ocasión expliqué esto a un hermano el cual me contestó: «Pero eso es como correrlos». Le contesté: «Entonces ¿usted prefiere ofender a Cristo para no ofender a la visita?» ¡Cómo se sienten afligidos los padres cuando sus hijos dejan la religión familiar! Muchos padres y otros familiares ponen mucha presión sobre los que piensen hacerlo. Les quieren avergonzar. Les acusan de ingratos, de no amar a sus padres, y otras cosas peores. Pero es simplemente otro ejemplo del mismo problema: ¿A quién daremos preferencia, a Cristo o a la familia? Sin lugar a dudas, muchos miembros de la iglesia serán perdidos por dejar que padres, hermanos, tíos, primos y otros familiares exijan primer lugar en sus vidas. Es posible que a veces algunos padres y otros lo hagan con buenas intenciones, pero de todas maneras destruyen a sus seres queridos que han obedecido a Cristo. Mat 8:21-22; Mat 10:37.

Hemos ganado una familia grande en Cristo. Muchas personas que obedecen al evangelio son rechazadas por su familia, pero entonces ganan una familia muy grande de hermanos en Cristo, Mar 10:29-30. Somos parientes de Jesús. ¡Somos su familia! ¡Es un honor tremendo! Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos (Heb 2:11). Entonces, nunca nos avergoncemos de llamarnos hermanos de El.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Mat 12:46-50; Mar 3:21, Mar 3:31-35.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La familia de Jesús estaba preocupada de la ubicación del ministerio de Jesús (Mar 3:31-35). Aunque algunos sugieren que los hermanos eran los hijos de José de un matrimonio anterior o los primos de Jesús, es más probable que se traten de los hijos de José y María. La ausencia de José sugiere que para esta fecha él ya había muerto.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

hermanos. Vea las notas sobre Mat 12:46-49.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:19 Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; — Esto se relata en Mar 3:31. ¿Mar 3:21 explicará el propósito?
— pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. 20 Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. 21 El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen. —
Los hermanos de Jesús eran hijos de José y María. El clero romano enseña que los «hermanos» de Jesús eran más bien sus «primos», pero no hay razón alguna para afirmar tal cosa. Hay palabra griega para “primos” (ANEPSIOS). Dicen que los “hermanos” de Jesús eran sus “primos hermanos” para enseñar la falsa doctrina de «La Virginidad Perpetua de María». No quieren aceptar que José y María tenían matrimonio normal. No hacen caso a Mat 1:25. Han hecho de María una especie de «diosa» y creen que la idea de «virgen» corresponde mejor a su posición. Pero ¿qué indica el lenguaje del texto? Que eran sus hermanos, hijos de José y María. A menos que haya buena razón para entender la palabra «hermanos» en otro sentido, entonces debe entenderse en su forma natural.
Obsérvese que estos «hermanos» aparecen con María. ¿Por qué andarían los sobrinos de María con ella? La Biblia no indica que los sobrinos tuvieran alguna causa para andar con ella. ¿Por qué andar con sus sobrinos en lugar de estar con sus propios hijos? Más bien sus hijos andaban con ella. Compárese también Mat 13:55-56, «¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?» Aquí se habla de una familia, de José y María, y de sus hijos. Sería absurdo interpretar la palabra «hermanos» en estos textos como «primos hermanos» y la palabra “hermanas” como “primas hermanas”.
Los hermanos de Jesús no creyeron en El. En Mar 3:21, «Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: ‘Está fuera de sí'». Dice la Biblia de las Américas, «sus parientes» (en lugar de «los suyos»). Jua 7:5 dice, «Porque ni aun sus hermanos creían en él». Es lógico afirmar que estos textos se refieren a sus hermanos (hermanastros), hijos de José y María.
¿No son importantes las relaciones familiares? Son muy importantes. Para los judíos los lazos familiares eran sagrados, y la ley de Cristo enseña lo mismo, pero ¡las relaciones familiares no deberían nunca interferir con los asuntos del reino de Dios!
Decir que “María es madre de Dios” es blasfemia. Por muchas razones esta expresión católica es blasfemia. Es blasfemia contra Dios, contra Cristo y contra María misma. María nunca dijo ni hizo nada para elevarse a sí misma. Ella no tiene nada de culpa por esta blasfemia. Es pura invención humana y carnal. María era mujer «bendita» y «bienaventurada» (Luc 2:42; Luc 2:48) porque Dios la escogió para ser la madre de Jesús. Era mujer piadosa, y la última referencia a ella (Hch 1:14) nos dice que ella estaba con los fieles discípulos esperando los grandes eventos del día de Pentecostés, pero ella no aspiraba competir con su Hijo. ¿No es cierto que debamos orar a María puesto que Jesús hará mucho caso a las peticiones de ella? La afirmación de que María es una mediadora que escucha oraciones dirigidas a ella para entonces rogar a Jesús es enseñanza humana. En primer lugar es doctrina falsa, no enseñada en las Escrituras. Además insulta a Jesús nuestro único mediador (1Ti 2:5). Este mismo texto refuta la teoría. María y sus hijos interrumpen a Jesús y ¿qué hace El? ¿Suspende su obra de enseñar para atender a su madre? Claro que no. Leemos en Jua 2:2-4 que María dijo a Jesús, «No tienen vino. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer?» (Dijo, literalmente, «¿Mujer, qué a ti y a mí?»). No es en ningún sentido lenguaje falto de respeto, pero sí refuta el dogma católico de que solamente pidiendo algo María Jesús atiende.
¿Qué enseña este mismo texto (Luc 8:19-21) sobre este tema? ¿Qué dijo Jesús? Pregunta, «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» ¿Quién puede suponer que Jesús hubiera hablado así a «La Madre de Dios», «La Mediadora del Cielo»? Si Dios hubiera querido presentar a María como la persona a quién debemos dirigir las oraciones, ¿habría hablado así Jesús acerca de ella? La respuesta es muy obvia. Entonces, ¿por qué se supone que debemos orar a ella y que Jesús le hace caso ahora? Si el reino de Jesús hubiera sido de este mundo, es muy probable que El sí hubiera hecho mucho caso a su madre. La habría recibido como Salomón atendió a su madre (1Re 2:19-20).
Desde luego, Jesús amaba y respetaba a su madre. Luc 2:41, Jesús estaba sujeto a José y María. Es importante comentar que a Jesús nunca le faltó respeto por su madre. Jua 19:26-27. Aun en la cruz cuando estaba en tanta agonía se preocupó por el cuidado de ella, pero recuérdese bien lo que dice Jesús (Luc 11:28). En el v. 27 vemos que «una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste», pero ¿qué le contestó Jesús? «Y él dijo: Antes bienaventurado los que oyen la palabra de Dios, y la guardan».
Por lo tanto, aprovechó la interrupción causada por María y sus hermanos para enseñar una lección importante de que las relaciones espirituales son más importantes que las relaciones familiares. ¿Quiénes constituyen la familia verdadera de Jesús? «¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?» Los hombres dan mucha importancia a la relación familiar. Para muchos es de suma importancia. Todos saben de la importancia de cada miembro de la familia real. Los hijos son príncipes y princesas que siempre deben dar todo honor a su rey padre y a su reina madre. Sin despreciar a su familia, Jesús enseña que hay que dar preferencia a la familia espiritual. «Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos, porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre». Una sola persona es hermano, hermana y madre de Jesús. El no dice que algún discípulo es mi hermano, que alguna discípula es mi hermana, y otra mi madre, sino que cada discípulo(a) es su hermano, hermana y madre. ¿Dónde está el nombre de usted (y el mío) en el v. 50? Espero que esté en la frase «todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos». Para estar en la familia de Jesús tenemos que hacer la voluntad del Padre. Por el otro lado «Ninguno puede venir a mí, si el Padre quien me envió no le trajere» (Jua 6:44). Jesús es el único camino al Padre (Jua 14:6). «Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre» (1Jn 2:23).
«Dad las nuevas a mis hermanos», Mat 28:10, seguramente hablando, no de sus hermanos carnales, sino de sus discípulos. Sin embargo, es importante comentar que algunos de sus hermanos llegaron a ser sus «hermanos» espirituales, Hch 1:14; Gál 1:19 (este Jacobo es Santiago, autor de la epístola de ese nombre; Jud 1:1, hermano de Jacobo y de Jesús).
En este texto hay lecciones prácticas para nosotros. Siempre existe la tentación de dar preferencia a los de la familia física, pero recuérdese Mat 10:34-39. Gál 6:10, «hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe». ¿A quiénes debemos dar preferencia? ¿Cuántos hermanos débiles descuidan alguna reunión de la iglesia por atender a los familiares que llegan de visita? Esta práctica es violación clara de esta enseñanza. ¿Qué hacer en ese caso? Invitarles a acompañarles al servicio, y si no quieren, decirles, «Están en su casa, al rato venimos». En una ocasión expliqué esto a un hermano el cual me contestó: «Pero eso es como correrlos». Le contesté: «Entonces ¿usted prefiere ofender a Cristo para no ofender a la visita?» ¡Cómo se sienten afligidos los padres cuando sus hijos dejan la religión familiar! Muchos padres y otros familiares ponen mucha presión sobre los que piensen hacerlo. Les quieren avergonzar. Les acusan de ingratos, de no amar a sus padres, y otras cosas peores. Pero es simplemente otro ejemplo del mismo problema: ¿A quién daremos preferencia, a Cristo o a la familia? Sin lugar a dudas, muchos miembros de la iglesia serán perdidos por dejar que padres, hermanos, tíos, primos y otros familiares exijan primer lugar en sus vidas. Es posible que a veces algunos padres y otros lo hagan con buenas intenciones, pero de todas maneras destruyen a sus seres queridos que han obedecido a Cristo. Mat 8:21-22; Mat 10:37.
Hemos ganado una familia grande en Cristo. Muchas personas que obedecen al evangelio son rechazadas por su familia, pero entonces ganan una familia muy grande de hermanos en Cristo, Mar 10:29-30. Somos parientes de Jesús. ¡Somos su familia! ¡Es un honor tremendo! Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos (Heb 2:11). Entonces, nunca nos avergoncemos de llamarnos hermanos de El.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL VERDADERO PARENTESCO

Lucas 8:19-21

La madre y los hermanos de Jesús llegaron adonde Él estaba, pero no podían acercársele por toda la gente que había. Entonces le pasaron recado a Jesús:
-Tu madre y tus hermanos están ahí fuera, y te quieren ver.»
Mi madre y mis hermanos -contestó Jesús- son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra.

No es difícil ver que, por lo menos durante la vida de Jesús, su familia no estaba de acuerdo con Él. Mr 3:21 nos dice que llegaron sus parientes, e intentaron detenerle, porque creían que estaba loco. En Mt 10:36 , Jesús les advierte a sus seguidores que los enemigos de uno pueden muy bien ser los de su propia familia, cosa que parecía estar diciendo por propia y amarga experiencia.

Hay en este pasaje una gran verdad práctica. Es posible que uno se encuentre más próximo a los que no son sus parientes que a su propia familia. Lo que relaciona más profundamente a las personas puede no ser la consanguinidad, sino la mente y el corazón; el tener propósitos, principios e intereses comunes, y un objetivo común en la vida constituyen el verdadero parentesco.

Recordemos la definición del Reino de Dios que hemos deducido: es una sociedad en la Tierra en la que la voluntad de Dios se realiza tan perfectamente como en el Cielo. Lo más sublime de Jesús es que Él es el único ser humano que ha conseguido tener su voluntad en perfecta armonía con la de Dios. Por tanto, todos los que tienen como suprema finalidad en la vida el hacer coincidir su voluntad con la voluntad de Dios son los verdaderos parientes de Jesús. A veces se dice que todos somos hijos de Dios», lo cual es cierto en un sentido real y precioso, porque Dios ama al santo y al pecador; pero la más profunda cualidad de hijos está condicionada éticamente: es cuando una persona pone su voluntad en armonía con la de Dios con la ayuda del Espíritu Santo cuando llega a ser verdaderamente un hijo o una hija de Dios.
Los estoicos enseñaban que esa es la única manera de ser felices en esta vida. Tenían la convicción de que todo lo que sucede -alegría o tristeza, triunfo o desastre, pérdida o ganancia, sol o sombra- es la voluntad de Dios. Cuando uno se niega a aceptarla es como si se diera de cabezazos contra los muros del universo, y no cosecha más que problemas y dolor de corazón.
Cuando uno se dirige a Dios en su corazón y dice: «Haz conmigo lo que quieras»,.,la encontrado el camino de la felicidad.

De aquí se deducen dos cosas.

(i) Hay una lealtad que sobrepasa todas las lealtades terrenales; hay algo que tiene prioridad sobre las cosas más queridas de la Tierra. En este sentido, Jesucristo es un señor exigente, porque no está dispuesto a compartir el corazón humano con nada ni con nadie. El amor es por fuerza exclusivo: no podemos amar nada más que a una persona a la vez, ni. servir más que a un señor a la vez.
(ii) Eso es duro; pero tiene esta maravillosa consecuencia: cuando nos entregamos totalmente a Cristo,. entramos a formar parte de una familia cuyas fronteras abarcan toda la Tierra, lo cual es algo que compensa con creces todas las pérdidas que se hayan de sufrir. Como dice el himno de John Oxenham que tradujo. doña Juanita R. de Balloch:

1 Ni Oriente ni Occidente hay – en Cristo, y su bondad abarca con su amor y paz – la entera humanidad.

2 En Dios, los fieles al Señor – su comunión tendrán, y con los lazos del amor – el mundo rodearán.

3 ¡De razas no haya distinción, – obreros de la fe! EL que cual hijo sirve a Dios, – hermano nuestro es.

4 Oriente y Occidente en Él – se encuentran, y su amor las almas une por la fe – en santa comunión.

El que busca, por medio de Jesucristo, la voluntad de Dios, ha entrado en una familia que incluye a todos » los santos de la Tierra y los del Cielo.»

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Los verdaderos parientes de Jesús (ver Mat. 12:46-50; Mar. 3:31-35). Aunque esta historia aparece antes de las parábolas en Mar., Lucas la coloca después a fin de ilustrar cómo la gente debería responder a la enseñanza de Jesús. Los que la recibían en obediencia se colocaban en un mismo nivel que sus parientes físicos. Esto no significa que de alguna manera Jesús estuviera rechazando a su familia; más bien, su presencia permitió una buena ilustración de lo que estaba queriendo decir. Los hermanos eran los hijos que María había tenido después con José (cf. 2:7; Mat. 1:25). El no es mencionado en los Evangelios después de la historia del nacimiento, y podemos llegar en cierta forma a la conclusión de que había muerto.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

b 514 Mat 13:55; Jua 7:5; Hch 1:14

c 515 Mat 12:46; Mar 3:31

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

sus hermanos. Véase coment. en Mt 12:46.

Fuente: La Biblia de las Américas

19 (1) Con respecto a los vs.19-21, véanse las notas de Mat_12:46-50 y de Mar_3:31-35 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Lit. presentó.

Fuente: La Biblia Textual III Edición