Comentario de Lucas 8:24 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Acercándose a él, le despertaron diciendo: —¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! Y despertándose, reprendió al viento y al oleaje del agua; y cesaron, y se hizo bonanza.
8: 24 Y vinieron a él y le despertaron, — ¿Cómo pudo Jesús dormir durante la tempestad? Hubiera sido muy difícil dormir con tanto ruido (el viento, las olas, los gritos de los discípulos) y por estar mojándose tanto. En primer lugar, estaba cansado. Es muy razonable creer que El durmió profundamente por estar tan cansado, debido a sus intensas actividades, pero hay otra explicación que se puede mencionar. Durmió en medio de la tormenta porque tenía perfecta paz en su corazón. ¡Qué cuadro tan sublime! ¡Qué contraste entre la violencia de la tormenta y la serenidad del sueño de Jesús! Además, ¡qué buen ejemplo para nosotros! Debemos grabar esta imagen en la mente y nunca borrarla. Esta es la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Flp 4:7). Es la paz que Cristo mismo nos ha dejado (Jua 14:27). “Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (Isa 26:3-4). Jesús nos dio en esa ocasión un ejemplo perfecto de esa paz. — diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! — “Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! (Mat 8:25); “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” (Mar 4:38). La única esperanza de la salvación de este peligro era Jesús. Y así es siempre. Cuando las tormentas de la vida nos sacuden y azotan, no hay otra ayuda. Sin Cristo las tempestades de la vida nos dejarían desesperados.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Maestro, Maestro. Sal 69:1, Sal 69:2; Sal 116:3, Sal 116:4; Sal 142:4, Sal 142:5; Lam 3:54-56; Jua 2:2-6; Mat 14:30; 2Co 1:9, 2Co 1:10.
Y despertado él. Sal 65:7; Sal 104:6-9; Sal 107:25-29; Isa 50:2; Jer 5:22; Nah 1:4 increpó al viento y a las olas. Como la agitación del mar era solamente el efecto del viento, era necesario remover la causa de la conmoción antes que el efecto termine. ¿Pero quién, solo diciendo Paz, cálmate, (Mar 4:39,) podria hacer esto sino solo Dios? Una palabra de nuestro Señor puede cambiar la cara de la naturaleza, y calmar el agitado océano, como también restaurar paz al alma desconsolada.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
cesaron: A la palabra de Jesús se detuvo todo el caos de la tormenta. Tal control sobre la naturaleza se le atribuye a Dios en el AT. (Sal 104:3; Sal 135:7; Nah 1:4).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
8: 24 Y vinieron a él y le despertaron, — ¿Cómo pudo Jesús dormir durante la tempestad? Hubiera sido muy difícil dormir con tanto ruido (el viento, las olas, los gritos de los discípulos) y por estar mojándose tanto. En primer lugar, estaba cansado. Es muy razonable creer que El durmió profundamente por estar tan cansado, debido a sus intensas actividades, pero hay otra explicación que se puede mencionar. Durmió en medio de la tormenta porque tenía perfecta paz en su corazón. ¡Qué cuadro tan sublime! ¡Qué contraste entre la violencia de la tormenta y la serenidad del sueño de Jesús! Además, ¡qué buen ejemplo para nosotros! Debemos grabar esta imagen en la mente y nunca borrarla. Esta es la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento (Flp 4:7). Es la paz que Cristo mismo nos ha dejado (Jua 14:27). “Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos” (Isa 26:3-4). Jesús nos dio en esa ocasión un ejemplo perfecto de esa paz.
— diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! — “Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! (Mat 8:25); “Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?” (Mar 4:38). La única esperanza de la salvación de este peligro era Jesús. Y así es siempre. Cuando las tormentas de la vida nos sacuden y azotan, no hay otra ayuda. Sin Cristo las tempestades de la vida nos dejarían desesperados.
Esta experiencia sirvió para fortalecer la fe de ellos. Compárese Jua 11:4; Jua 11:14-15, “me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis”. La muerte de Lázaro fue una prueba severa para María y Marta, pero sirvió para aumentar su fe.
Al leer este relato recordamos lo muy humano que eran los apóstoles. Aunque todos sabemos que eran simplemente hombres como nosotros (compárese Stg 5:17), hay peligro de olvidar esto y hacer de ellos una especie de “semi-dios”. No eran ángeles, sino hombres y tenían mucho que aprender. Eran hombres muy buenos y fieles que habían dejado todo por seguir a Jesús, pero tuvieron que crecer. Estaban en el proceso de entrenamiento. Por este motivo Jesús quería que estuvieran con El (Mar 3:17). Recuérdese también que este evento sucedió en el principio de su ministerio (Mar 3:13-19, la elección de los doce; Mar 4:35-41, Jesús calma la tempestad).
Algunos de los apóstoles eran pescadores con mucha experiencia, y estaban acostumbrados a las tormentas, pero parece que esta tempestad era excepcional en su violencia. De todas maneras, estaban atemorizados y desesperados.
Ellos tenían fe en Jesús. ¿No indica su lenguaje que ellos creían que El podía hacer algo? Si para ellos El era simplemente un carpintero, ¿Para qué despertar a un carpintero? ¿Qué puede hacer un carpintero para salvar una barca durante una tormenta? Los pescadores sabían mucho más del mar que los carpinteros. Preguntan ¿No tienes cuidado que perecemos?” Si El sí tenía cuidado, ¿qué podía hacer? ¿No indica esta pregunta que tenía confianza de que El pudiera hacer algo? ¿Por qué dijeron “sálvanos’ si no tenían fe en El?
— Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. – Jesús es el Creador. No era nada difícil que calmara esta fuerza hostil, porque El es el Creador del mundo (Jua 1:1-3; Col 1:16). No era difícil controlar lo que había creado. Con su palabra El creó los elementos naturales, y con su palabra los controló.
Los milagros de Jesús se hicieron instantáneamente. Hasta las olas se calmaron inmediatamente. Normalmente cuando los vientos cesan, las olas del mar siguen turbulentos por un tiempo, pero en este caso sobrevino una gran calma.
Fuente: Notas Reeves-Partain
REFERENCIAS CRUZADAS
h 520 Mat 8:25; Mar 4:38
i 521 Sal 65:7; Mat 8:26; Mar 4:39
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Maestro…Maestro. Véase coment. en 5:5.
Fuente: La Biblia de las Américas
24 super (1) Véase la nota 5 super (1) del cap.5.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
calma… → Mar 4:39 nota.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R1200 La repetición de ἐπιστάτα presenta una fuerte emoción.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
g Mar 4:39 nota.