Biblia

Comentario de Lucas 8:49 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 8:49 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Mientras él aún hablaba, vino uno de la casa del principal de la sinagoga para decirle: —Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.

8:49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro — Esto indica que cuando Jairo salió de su casa su hija no estaba muerta. Obviamente la persona que trajo este mensaje no tenía fe en Jesús. El deja la impresión que Jairo solamente estaba “molestando” a Jesús. Mar 5:35, “Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” Fue como si dijeran, “¿Para qué molestarle? No puede hacer nada”.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Estando aún él hablando. Luc 8:41-43; Mat 9:23-26; Mar 5:35.

no molestes más al Maestro. Luc 7:6; Luc 11:7; Isa 7:12; Mar 5:35.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Tu hija ha muerto: El retraso provocado por la mujer con el desorden sanguíneo fue fatal para la hija de Jairo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

8:49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro – Esto indica que cuando Jairo salió de su casa su hija no estaba muerta. Obviamente la persona que trajo este mensaje no tenía fe en Jesús. El deja la impresión que Jairo solamente estaba “molestando” a Jesús. Mar 5:35, “Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?” Fue como si dijeran, “¿Para qué molestarle? No puede hacer nada”.

Fuente: Notas Reeves-Partain

REFERENCIAS CRUZADAS

q 557 Mar 5:35

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Estos versículos contienen la relación de uno de los tres casos en que los evangelistas refieren que nuestro Señor restituyó la vida á un muerto. Los otros dos milagros de esta naturaleza son la resurrección de Lázaro y la del dijo de la viuda de Naín. Parece que no hay razón para dudar que nuestro Señor resucitara á otros además de estos tres. Pero estos tres casos bastan para demostrar su infinito poder. Uno fue el de una niña que había acabado de morir; otro el de un joven que llevaban á enterrar; y el tercero el de hombre que hacia ya cuatro días que estaba en el sepulcro. Todos tres volvieron á la vida repentinamente al mandato de Cristo. Observemos en estos versículos cuan universal es el dominio que la muerte tiene sobre los hijos de los hombres. Viene á casa de un rico y arrebátale de un solo golpe el encanto de sus ojos. «Vino de la casa del príncipe de la sinagoga á decirle: Tu hija es muerta. Noticias como estas son parte de los amargos dolores que tenemos que padecer en este mundo. Nada hiere tan intensamente el corazón del hombre como perder á las personas amadas, y tenerlos que enterrar. Pocos pesares son tan grandes y penosos como el que siente un padre por la pérdida de un hijo único. ¡La muerte es en verdad un enemigo cruel! No hace distinción en sus ataques: se presenta en el alcázar del rico lo mismo que la cabaña del pobre. No es más clemente con el joven, el robusto, ó el hermoso, que con el viejo, el débil, ó el feo. Ni todo el oro Australia, ni toda la habilidad de los doctores, pueden desviar nuestros cuerpos el golpe de la muerte. Cuando llega la hora señalada, y Dios le permite herir, tenemos que abandonar todos nuestros proyectos y cerrar los ojos ante todos los objetos queridos.
Estos pensamientos son melancólicos, y á pocos agrada que se les mencionen. La muerte es un asunto que los hombres rehúsan considerar. «Todos los hombres creen que los demás son mortales excepto ellos mismos.» Pero ¿por qué nos conducimos de esta manera cuando se trata de una verdad tan importante? ¿Por qué no pensamos en la muerte con preferencia á cualquiera otro asunto, para que cuando llegue nuestro turno, estemos preparados para morir? La muerte se presentará en nuestras moradas, queramos ó no. La muerte nos llevará á despecho del disgusto que manifestemos al oír hablar de ella.
Es propio del hombre prudente estar preparado á este gran cambio. ¿Y por qué no hemos de estar preparados? Hay Uno que puede librarnos del temor de la muerte. Heb 2:15. Cristo ha puesto fin á la muerte, y «ha sacado á luz la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio.» 2Ti 1:10. El que tiene fe en él tiene la vida eterna, aunque esté muerto, vivirá. Joh 6:25. Creamos en el Señor Jesús, y entonces la muerte perderá su aguijón; entonces podremos decir como Pablo: «Para mí el morir es ganancia.» Filip. 1:21.
Notemos, en segundo lugar, en estos versículos, que la fe en el amor y en el poder de Cristo es el mejor remedio en tiempo de aflicción. Se nos refiere que cuando Jesús oyó que la hija del jefe estaba muerta, dijo á este: «No temas, cree solamente, y será sana.» Estas palabras, sin duda, tenían referencia al milagro que iba á hacer. Pero no debemos dudar tampoco que fuesen pronunciadas así mismo para bien de la iglesia. Con ellas se tuvo el designio de revelarnos el gran secreto para obtener consuelo en la hora ddeo necesidad: ese secreto es ejercer fe, confiar constantemente en el tierno corazón y en la mano poderosa de Cristo, en una palabra, creer.
Que forme parte de nuestras oraciones diarias la súplica por más fe. Si quisiéremos tener siempre paz, y tranquilidad, y serenidad de espíritu, digamos con frecuencia: «Señor, aumenta nuestra fe.» Centenares de penalidades pueden acaecernos en esto mundo de desdichas cuya causa nuestro débil entendimiento no puede comprender jamás. Sin fe estaremos constantemente inquietos y abatidos. Nada puede alegrarnos ni tranquilizarnos sino la meditación continúa en el amor y la sabiduría de Cristo, en su vigilancia sobre nosotros, y en su gobierno providencial de todos los eventos humanos. Si tenemos fe no nos agobiaremos bajo el peso de las malas noticias. Psa 112:7. Si tenemos fe, estaremos tranquilos y esperaremos mejores días. Si tenemos fe podemos ver luz aun en la hora más tenebrosa, y aun en medio de las mas duras pruebas. Si tenemos fe no nos faltarán sitios en donde levantar altares de alabanza en cualesquiera circunstancias, y podremos cantar cánticos de júbilo cualquiera que sea la situación en que nos encontremos. «El que creyere no se apresure.
«Guardarás paz; porque en ti han confiado.» Isa 28:16; Isa 26:3. Repitámoslo: preciso es que se grabe esta lección en nuestra mente Si quisiéremos ir tranquilamente al través de este mundo, tenemos que creer.
Notemos, finalmente, en estos versículos, el poder que tiene nuestro Señor Jesucristo aun sobre la muerte. Se nos dice que llegó a la cada de Jairo, y cambió el pesar en gozo. Tomó por la mano el cadáver de la hija del príncipe, y dijo en voz alta: » Joven, levántate, al instante esa voz todopoderosa le restituyó la vida: «su espíritu se levantó luego..
«Animémonos al pensar que hay un límite al poder de la muerte. El rey del terror» es muy fuerte. ¡Cuántas generaciones no ha ido y precipitado al polvo! ¡Cuántos hombres sabios y fuertes y bellos no han arrojado al sepulcro y arrebatado violentamente en la primavera de la vida! ¡Cuántas victorias no ha ganado, y á menudo no ha escrito «vanidad de vanidades» sobre el orgullo del hombre! Patriarcas, y reyes, y profetas, y apóstoles, todos á su turno se ha visto obligados á someterse á su poder, todos han muerto. Pero, gracias sean dadas á Dios, hay un más Ser poderoso que la muerte. Hay un Ser que ha dicho: «Oh muerte yo seré tu mortandad: ¡O sepulcro! yo seré tu destrucción Hos 13:14. Ese Ser es el Amigo de los pecadores, Cristo Jesús. él manifestó frecuentemente Su poder cuando estuvo en la tierra: en la casa de Jairo, junto al sepulcro de Betania, á la puerta de Nain. Y lo demostrará á todo el mundo en su segunda venida. El postrer enemigo que ha de ser destruido es la muerte.» 1Co 15:26. «La tierra echará los muertos.» Isa 26:19.
Terminemos el pasaje con el pensamiento consolador de que lo le aconteció en la casa de Jairo es un tipo de los felices acontecimientos que están por verificarse. La hora se acerca y pronto llegará en que la voz de Cristo llamará á todo su pueblo de sus tumbas, y lo reunirá para no separarlo jamás. Los maridos creyentes otra vez á sus esposas creyentes; los padres á sus hijos, Cristo reunirá la familia de los fieles en la mansión celestial, y todas las lágrimas serán enjugadas.

Fuente: Los Evangelios Explicados

R867 Lucas prefiere no usar el presente histórico (cambia el presente histórico de Marcos, excepto en este versículo), porque en su tiempo, tal construcción se consideraba como demasiado común para su gusto (ἔρχεται, comp. B14): vino.

M125 La prohibición en presente μηκέτι σκύλλε prohibe la continuación de una acción: ya no molestes al Maestro.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego