Cuando los apóstoles regresaron, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Y él los tomó consigo y se retiró aparte a la ciudad llamada Betsaida.
9:10 Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida. — Mar 6:31, “El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer”.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
y vueltos los apóstoles. Luc 10:17; Zac 1:10; Mar 6:30; Heb 13:17.
Y tomándolos, se retiró aparte. Mat 14:13; Mar 2:7; Mar 6:31, Mar 6:32.
Betsaida. Mat 11:21; Mar 6:45; Jua 1:44.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
hablaba … sanaba: Jesús tuvo el mismo doble ministerio de los doce apóstoles: Predicar y sanar (v. Luc 9:2). El tema en el mensaje de Jesús era siempre el reino de Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
a un lugar desierto. Querían descansar un poco y alejarse de las multitudes. Cp. Mar 6:31-32. Betsaida. Vea la nota sobre Mar 8:22. Betsaida Julio está en la costa norte y al E de Galilea, donde el río Jordán entra al lago.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
9:10 Vueltos los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y tomándolos, se retiró aparte, a un lugar desierto de la ciudad llamada Betsaida. – Mar 6:31, “El les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían tiempo para comer”.
Fuente: Notas Reeves-Partain
COMIDA PARA LOS HAMBRIENTOS
Lucas 9:10-17
Cuando volvieron los apóstoles, le contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Luego Jesús se retiró con ellos a un pueblo llamado Betsaida para estar tranquilos; pero, cuando se enteró la gente de dónde estaba, salieron en su búsqueda, y Él les salió al encuentro y se puso a hablarles del Reino de Dios y a sanar a sus enfermos.
Cuando el día empezaba a declinar, se le acercaron los Doce a decirle:
Despide ya a la gente, para que vayan a las aldeas y los caseríos de por aquí cerca a buscarse dónde pasar la noche y comer algo, porque estamos en un descampado.
Dadles vosotros de comer les dijo Jesús. Y le contestaron: No tenemos más que cinco panes y dos pescados.¿O es que. quieres que vayamos a comprar comida para todos éstos? le contestaron sorprendidos, porque había unos cinco mil.
Decidles que se sienten en grupos de unos cincuenta les dijo Jesús a sus discípulos.
Así lo hicieron, de forma que todos se quedaron sentados. Y entonces Jesús cogió los cinco panes y los dos pescados, miró al cielo y dio gracias a Dios por ellos. Luego empezó a partirlos en trozos y a pasárselos a sus discípulos para que se los repartieran a la gente. Y todos comieron todo lo que quisieron; y aun recogieron doce cestas llenas de lo que les sobró.
Este es el único milagro de Jesús que nos cuentan los cuatro evangelistas (cp. Mt 14:13 ss; Mr 6:30 ss, y Jn 6:1 ss). Empieza de una manera encantadora: con la vuelta de los Doce de su expedición. Nunca hubo un tiempo en el que Jesús necesitara más que entonces estar a solas con ellos; por eso se los llevó a los alrededores de Betsaida, una aldea al borde del Jordán, al Norte del Mar de Galilea. Pero, cuando la gente descubrió que se les había marchado, salieron en su búsqueda a millares, y Él les salió al encuentro y les dio la bienvenida.
Aquí tenemos toda la compasión divina. Casi todos nos habríamos molestado de que se nos invadiera la tranquilidad que tanto nos había costado conseguir. ¿Cómo nos habríamos sentido si hubiéramos buscado algún lugar solitario para estar con nuestros amigos más íntimos, y de pronto se nos presentara un ruidoso gentío con sus demandas insistentes? Algunas veces estamos demasiado ocupados para que se nos interrumpa; pero para Jesús la necesidad humana era siempre lo más importante.
Caía la tarde; los hogares estaban lejos, y todos estaban cansados y hambrientos. Jesús dejó perplejos a sus discípulos cuando les dijo que le dieran de comer a toda aquella gente. Hay dos maneras honradas de considerar este milagro. La primera, se puede creer sencillamente que Jesús creó comida para aquella vasta multitud. La segunda, y esto es lo que algunos creen que sucedió, es que la gente estaba hambrienta, pero era egoísta. Todos llevaban algo de comer, pero no lo querían sacar para no tener que compartirlo con otros. Los Doce pusieron a disposición de todos sus reducidos recursos, y entonces otros se sintieron movidos a sacar lo que tenían, y al final hubo más que suficiente para todos. Así es que se puede considerar como un milagro que cambió a las personas reservadas y egoístas en personas generosas, un milagro en el que Cristo cambió el interés de cada uno en sí, mismo en voluntad de compartir. Es posible que lo que sucedió incluía las dos cosas; porque, ¿de qué serviría un milagro que saciara el hambre de un momento pero dejara a todos tan egoístas como antes? ¿No es este milagro moral el que necesita el mundo, en el que sabemos que habría suficiente para todos si los que tienen de más estuvieran dispuestos a compartir con los que tienen de menos? Por otra parte, es la inquebrantable certeza de la fe que Dios suple y multiplica los recursos naturales cuando los usamos con gratitud y obediencia a su voluntad.
Antes de distribuir los alimentos, Jesús dio gracias a Dios por ellos. Según un dicho judío, «el que participa de algo sin darle gracias a Dios es como si le robara a Dios.» La oración que se hacía en las casas judías antes de las comidas era: «Bendito seas, Señor, Rey del Universo, que haces salir el pan de la tierra.» Jesús no quería ponerse a comer sin dar gracias antes al Dador de toda buena dádiva.
Esta es una historia que nos dice muchas cosas.
(i) Jesús estaba preocupado porque la gente tenía hambre.
Sería interesantísimo calcular el tiempo que pasó Jesús, no hablando, sino aliviando el dolor de la gente y satisfaciendo sus necesidades. Jesús sigue necesitando la ayuda de nuestras manos. La madre que ha pasado una parte considerable de la vida preparando comidas para su hambrienta familia; el médico, la enfermera, el amigo y el pariente que han dedicado la vida a aliviar el dolor de otros; el reformador y el obrero sociales que se han consumido tratando de mejorar las condiciones de vida de hombres y mujeres, han predicado sermones mucho más efectivos que muchos oradores elocuentes.
(ii) La ayuda de Jesús era generosa. Hubo de sobra para todos. El amor no escatima las cosas para que haya lo justo y nada más. Así es Dios. Cuando se siembra un paquete de semillas, es corriente que luego haya que quitar y tirar más plantitas que las que se dejan en el surco. Dios ha creado un mundo en el que hay más que suficiente para todos si estamos dispuestos a compartir.
(iii) Como siempre, hay una verdad permanente en lo que sucedió aquel día. En Jesús se suplen todas las necesidades humanas. Hay hambre del alma; hay en todos nosotros, por lo menos a veces, un ansia de encontrar algo a lo que valga la pena dedicar la vida. «Nuestros corazones están inquietos hasta que encuentran reposo en Él.» «Mi Dios suplirá todas vuestras necesidades», decía Pablo (Fil 4:19 ). Y esto hasta en los desiertos de esta vida.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Luc 6:13.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— Betsaida: Ver nota a Mat 11:21.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Alimentación de los 5.000 (ver Mat. 14:13-21; Mar. 6:30-44; Juan 6:1-14). Aparentemente Jesús intentó apartar a los doce para que descansaran después de su gira, pero las multitudes lo impidieron y él aprovechó la oportunidad para enseñarles. Al fin del día los discípulos estaban preocupados por la gente. Ellos mismos tenían poca comida y ciertamente carecían del dinero como para atender las necesidades de todos. La historia de cómo Jesús usó lo que estaba disponible se cuenta simplemente como indicación de su poder. Mar. y Juan exponen más claramente el hecho de que eso reveló a Jesús como alguien que suple las necesidades humanas, el que da pan del cielo.
Notas. 10 Betsaida estaba en la cabecera del lago y era el destino de los apóstoles después de la alimentación (ver Mar. 6:45). La alimentación, pues, debe haber ocurrido cerca. 12 Sólo Luc. menciona las necesidades de alojamiento de la gente; normalmente acamparían en las ciudades vecinas o en sus afueras.16 Jesús puede haber usado la bendición judía: “Bendito eres tú, Señor nuestro Dios, Rey del mundo, que haces producir pan a la tierra.”
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
j 577 Mar 6:30
k 578 Mat 14:13
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Betsaida. Véase coment. en Mt 11:21.
Fuente: La Biblia de las Américas
Betsaida. Una pequeña ciudad en la orilla N del lago de Galilea.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
R691 Κατʼ ἰδίαν aparece aquí con el sentido de: en privado.
R733 Ὅσα se usa como una pregunta indirecta: lo que ellos habían hecho.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., El
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. hicieron.