Biblia

Comentario de Marcos 10:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 10:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces tomándolos en los brazos, puso las manos sobre ellos y los bendijo.

10:16

— Y tomándolos en los brazos — Con este acto, Jesús gráficamente mostraba su aceptación de los niños inocentes e indicaba que el reino de Dios acepta solamente a los tales (ver. 14).

— poniendo las manos sobre ellos, los bendecía — Al poner las manos sobre ellos, daba a entender que iba a impartirles alguna bendición, y lo hacía.. De esta lección, usando Jesús objetos visibles, los niñitos, los discípulos aprendieron cómo es el reino de Dios en cuanto a requisitos para entrar en él y a la naturaleza de él. Los reinos de los hombres no se comparan con él en nada. Como lo aprendieron ellos, lo tenemos que aprender nosotros.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Gén 48:14-16; Deu 28:3; Isa 40:11; Luc 2:28-34; Luc 24:50, Luc 24:51; Jua 21:15-17.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Solamente Marcos señala que Jesús bendecía a los niños. Marcos usa un verbo compuesto (Gr.  kateulogei) que aparece solamente aquí en el NT. Esto se refiere a la continua ternura y ferviente bendición de Jesús. Los cuidados de Jesús no están limitados a los adultos solamente, sino que se extienden a los niños también.

 EN CONTEXTO

El amigo de los niños

En los días de Jesús era común para las madres pedirle a rabíes famosos que bendijeran a sus niños. Sin embargo, con Jesús, buscaban más que una bendición; deseaban el toque de este rabí (Mar 10:13). No cabe duda que el poder de su toque había llegado a ser bien reconocido. Marcos no explica por qué los discípulos trataron de mantener a los niños lejos. Tal vez ellos consideraron a los pequeños como impuros ritualmente, o como la mayoría de la sociedad, indignos de la atención de un hombre importante. Pero Jesús reprendió a los discípulos e invitó a los niños a venir hacia Él (Mar 10:16). La forma en la que Él les habló y abrazó debe haber impactado a los que estaban alrededor. Tal ternura y respeto rara vez se les daba a los niños en esa sociedad.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LOS BENDECÍA. Cristo está profundamente interesado en la salvación y la educación espiritual de los niños. Los creyentes deben usar todos los medios posibles de gracia para llevar a sus hijos a Cristo, porque Él anhela recibirlos, amarlos y bendecirlos (vv. Mar 10:13-16; véase el ARTÍCULO PADRES E HIJOS, P. 1716. [Col 3:21]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

los bendecía. Vea la nota del v.Mar 10:13.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

10:16 — Y tomándolos en los brazos — Con este acto, Jesús gráficamente mostraba su aceptación de los niños inocentes e indicaba que el reino de Dios acepta solamente a los tales (ver. 14).
— poniendo las manos sobre ellos, los bendecía — Al poner las manos sobre ellos, daba a entender que iba a impartirles alguna bendición, y lo hacía.. De esta lección, usando Jesús objetos visibles, los niñitos, los discípulos aprendieron cómo es el reino de Dios en cuanto a requisitos para entrar en él y a la naturaleza de él. Los reinos de los hombres no se comparan con él en nada. Como lo aprendieron ellos, lo tenemos que aprender nosotros.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Y tomándolos en los brazos significa que los «abrazaba», como bien lo expresan BL, BJ y, distintamente, NVI. También se puede decir que “los estrechaba entre sus brazos”.

Reflexión bíblica y pastoral

Los niños del siglo 1 no tenían derecho a nada. Todo lo que recibían se debía a la benevolencia de sus padres. Así debe ser, dice Jesús, la actitud de una persona hacia el reino de Dios. Lo increíble de esta afirmación es que Jesús pone como modelo de actitud correcta hacia Dios y su reinado a quienes tenían menos derechos, a uno de los sectores más oprimidos del mundo antiguo.

Jesús, como ya había hecho antes (Mar 9:33-37), exalta la posición de los más débiles. El reino que él había venido a anunciar era, en palabras de la poetisa argentina María Elena Walsh, “el reino del revés”. Aquellos que creían tener derecho a entrar en él se encontrarían con una gran sorpresa: el reino pertenece a los débiles, a los marginados, a los pobres, a los que demuestran una actitud de total dependencia de Dios, y no de confianza en sus propios méritos. En efecto, en aquella época el mérito propio se relacionaba directamente con la posición social del individuo, puesto que se creía que las riquezas y el prestigio eran consecuencias de la bendición de Dios. Por el contrario, el discípulo de este reino del revés debe estar dispuesto a perder su vida, si realmente quiere ganarla eternamente (Mar 8:35-37); debe estar dispuesto a ser siervo de los demás (Mar 9:35), si quiere disfrutar de las bendiciones del siglo venidero.

Dios nos ha llamado a ser discípulos de este reino y nos ha enviado a anunciarlo en nuestra sociedad. A través de los siglos, ha habido la tendencia en ciertos sectores de la iglesia a imitar los reinos terrenales, y no el reino de Dios. Hay quienes no tienen ningún problema en unir la iglesia con las riquezas y el poder, con la jerarquía y la clase social. Nos hemos acostumbrado a pensar que el reino de Dios es algo que se gana, que se compra con nuestros propios méritos. ¡Qué lejos está esto de la enseñanza de Jesús! Todo lo que necesitamos para entrar en sintonía con el deseo de Dios para la humanidad es renunciar al poder y a las riquezas; ponernos del lado del sufriente y del pobre; estar dispuestos a resistir la maldad y la injusticia de manera no violenta, aunque esto nos cueste la vida; ser totalmente honestos y transparentes, como por lo general son los niños; amar la verdad y dejar de lado la hipocresía y el cinismo, que nos destruyen por dentro; recuperar la confianza en nuestro prójimo; y, finalmente, habiendo entrado en una nueva relación con Dios, gracias al ejemplo que nos dejó Jesús, animarnos a soñar con un mañana mejor.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

REFERENCIAS CRUZADAS

n 471 Gén 48:14; Mar 9:36

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

los bendecía. Bendecir aquí es traducción del verbo gr. kateuloguéo y es la única vez que aparece en el N.T. Tiene un significado más intenso que euloguéo (bendecir) que es usado 40 veces. Marcos, pues, parece enfatizar el amor que Jesús mostró por aquellos niños al bendecirlos.

Fuente: La Biblia de las Américas