Comentario de Marcos 10:17 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando salía para continuar su camino, un hombre vino corriendo, se puso de rodillas delante de él y le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué haré para obtener la vida eterna?
10:17 — Al salir él para seguir su camino — Los pasajes paralelos son Mat 19:16-30 y Luc 18:18-30. Como la ciudadanía en el reino de Dios requiere humildad y sumisión (ver. 13-16), el suceso de estos versículos (17-22) da una oportunidad a Jesús de enfatizar la necesidad de sacrificio y servicio para entrar en el reino.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
saliendo él por el camino. Mat 19:16; Luc 18:18.
vino uno corriendo. Mar 9:25; Mat 28:8; Jua 20:2-4.
e hincando la rodilla. Mar 1:40; Dan 6:10; Mat 17:14.
Maestro bueno. Mar 12:14; Jua 3:2.
¿qué haré para heredar? Jua 6:28; Hch 2:37; Hch 9:6; Hch 16:30; Rom 10:2-4.
la vida eterna. Jua 5:39; Jua 6:27, Jua 6:40; Rom 2:7; Rom 6:23; 1Jn 2:25.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Al dirigirse a Jesús como Maestro bueno, el joven rico (Mat 19:22; Luc 18:18) no quiere hacer más que un saludo respetuoso y formal ante un maestro religioso.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
uno. Los otros Evangelios sinópticos revelan que se trataba de un joven (Mat 19:20), y un «líder» probablemente de la sinagoga (Luc 18:18). Era también rico (v. Mar 10:22). qué haré. Empapado en el legalismo de sus días, el joven pensaba naturalmente que habría algún hecho que pudiera garantizarle la vida eterna. Su falta de entendimiento sobre la verdadera naturaleza de la salvación, sin embargo, no significa que haya sido hipócrita. vida eterna. Más allá de la existencia física eterna, es una cualidad diferente de vida. La vida eterna es solo en Cristo Jesús (vea las notas sobre Jua 3:15-16; cp. Jua 10:28; Jua 17:2-3; Rom 6:23; 1Jn 5:11; 1Jn 5:13; 1Jn 5:20). Quienes la poseen han «pasado de muerte a vida» (Jua 5:24; 1Jn 3:14; cp. Efe 2:1-3); han muerto al pecado y están vivos para Dios (Rom 6:11); tienen la vida verdadera de Cristo en ellos (2Co 4:11; Gál 2:20); y disfrutan de una relación con Jesucristo que jamás tendrá fin (Jua 17:3).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
10:17– Al salir él para seguir su camino — Los pasajes paralelos son Mat 19:16-30 y Luc 18:18-30. Como la ciudadanía en el reino de Dios requiere humildad y sumisión (ver. 13-16), el suceso de estos versículos (17-22) da una oportunidad a Jesús de enfatizar la necesidad de sacrificio y servicio para entrar en el reino.
Jesús y sus discípulos salen de la casa (ver. 10) y comienzan su camino, muy probablemente a Jerusalén.
— vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? — Mateo (19:22) dice que esta persona fue un “joven”, y Lucas (18:18) nos informa que fue “un hombre principal”, tal vez de una sinagoga. Era un hombre joven, rico, de buen carácter y de alta posición. ¿Qué le faltaba?
Vino con prisa, con urgencia. El acto de arrodillarse delante de Jesús declara que él tenía algo de conocimiento acerca de la persona de Jesús y le mostró alto respeto. El contenido de su pregunta indica que este joven tenía sus prioridades bien colocadas. Le interesa más que nada heredar la vida eterna; cuando menos, así pensaba él. (Pero veremos que le fue más fácil arrodillarse y hacer una buena pregunta que negarse del engaño de las riquezas, Mat 13:22).
Al decir, “Maestro bueno”, el joven tenía que admitir que Jesús es Dios, porque “ninguno hay bueno, sino sólo Dios” (Luc 18:19).
Reconoce que cada cual es responsable por su salvación eterna. Pregunta: ¿Qué haré yo? Considérense Hch 2:37; Hch 9:6; Hch 16:30. Según Mateo (19:16) él pregunta: “¿qué cosa buena (LAC) debo hacer”?
Fuente: Notas Reeves-Partain
El hombre rico (Mar 10:17-31)
Análisis de discurso
Este pasaje podría dividirse en tres partes, cada una íntimamente relacionada con las otras: Mar 10:17-22, Mar 10:23-27 y Mar 10:28-31.
Los versículos Mar 10:17-22 pueden analizarse siguiendo la siguiente organización quiásmica.
A. Llega un hombre y se arrodilla delante de Jesús (v. Mar 10:17)
B. El hombre le pregunta a Jesús qué debe hacer para heredar la vida eterna (v. Mar 10:17)
C. Jesús le señala los mandamientos (vv. Mar 10:18-19)
C’. El hombre afirma haberlos cumplido (v. Mar 10:20)
B’. Jesús contesta la pregunta inicial del hombre (v. Mar 10:21)
A’. El hombre se va triste (v. Mar 10:22)
Los versículos Mar 10:23-27 tienen la siguiente estructura:
A. Jesús mira alrededor y dice a sus discípulos cuán difícil es que un rico entre en el reino de Dios (v. Mar 10:23)
B. Los discípulos se asombran de sus palabras (v. Mar 10:24)
C. Jesús vuelve a decirles cuán difícil es entrar en el reino de Dios y les da el ejemplo del camello y de la aguja (vv. Mar 10:24-25)
B’. Los discípulos se asombran aún más, y preguntan quién, pues, podrá ser salvo (v. Mar 10:26)
A’. Jesús mira a sus discípulos y dice que lo que es imposible para los seres humanos es posible para Dios (v. Mar 10:27)
A y A’ se corresponden mutuamente, pues A’ responde a aquello que A cuestiona. Es verdad que es muy difícil, realmente imposible, para una persona con muchas posesiones distribuir sus riquezas entre los pobres y así entrar en el reino de Dios. Sin embargo, Dios puede obrar el milagro de crear una comunidad solidaria entre los que están dispuestos a seguirle (vv. Mar 10:29-30).
B y B’ se corresponden también, ya que los discípulos —que pensaban que este hombre constituía el ideal de la piedad judía, pues demostraba por su riqueza que Dios le había bendecido—quedan atónitos ante la respuesta de Jesús y admiten que nadie podría ser salvo, si este hombre no se salvaba: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
C es el centro del quiasmo y es aquí donde tenemos que buscar la enseñanza principal. Jesús está diciendo que debería ser patente para todos lo ridículo que es pensar que alguien que tiene muchas riquezas puede entrar en el reino de Dios, pues dichas riquezas se ganan mediante la explotación del pobre (No defraudes, v. Mar 10:19). La teología oficial de Israel decía que las riquezas eran un símbolo de la bendición divina, pero Jesús la echa por tierra cuando dice precisamente lo contrario: las riquezas son un impedimento para entrar en el dominio de Dios. Jesús afirma que el hecho de pensar que alguien como este hombre —cuyas posesiones eran algo tan prioritario que se interponían entre él y el discipulado—podía llegar a entrar en el reino de Dios era algo tan ridículo como pensar que un camello podría pasar por el ojo de una aguja. El dicho de Jesús es bien gráfico y lleno del humor que un campesino podía entender.
Los versículos Mar 10:28-31 contienen una especie de recriminación de Pedro y la consiguiente respuesta de Jesús. Aquí Jesús dice que el dejarlo todo por el reino de Dios garantiza la entrada y pertenencia a una comunidad. En ésta la persona encuentra el apoyo material y social para poder hacer frente a las persecuciones que vendrán por causa del evangelio, las cuales son el preludio a la vida eterna, en el siglo venidero.
Finalmente, todo el pasaje está comprendido entre dos referencias a la vida eterna, en Mar 10:17 y Mar 10:30, lo cual asegura su unidad retórica y teológica.
TÍTULO: Puesto que no hay nada en el texto que sugiera que esta persona era joven —más aún, en el versículo Mar 10:20 la juventud es vista como algo del pasado—, consideramos mejor el título «El hombre rico» (TLA), en contra de la mayoría de las versiones, que se inclina por «El joven rico» (RV95, BJ, NVI, y otras).
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Maestro bueno: Aquí bueno significa “bondadoso”, “afable”, no bueno en sentido moral.
Heredar la vida eterna puede traducirse como «conseguir» (BL), «alcanzar» (DHH) o, simplemente, «tener» (TLA). La expresión se refiere a la vida del reino futuro y en ese sentido está de acuerdo con la esperanza escatológica de muchos de los contemporáneos de Jesús. Es sinónimo de entrar en el reino de Dios (ver Mar 10:23-24). Esta vida eterna era recibida como herencia, como premio a la fidelidad del pueblo de Dios.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
El hombre que lo poseía todo (ver Mat 19:16-30; 20:17-19; Luc. 18:18-34). En ninguna otra parte de las Escrituras se ve con mayor claridad el costo del reino de Dios que en el relato del joven rico. El poseía absolutamente todo menos la vida eterna. La quería, pero no estaba dispuesto a dejar todo lo demás para obtenerla (como el mono del cuento bien conocido que no podía librarse de la trampa porque no estaba dispuesto a soltar lo que tenía en la mano). Sin embargo, no hay otro camino para entrar al reino; aun Pedro y los demás discípulos tuvieron que aprender esto (28). El hombre era claramente amable (21) y ambicioso y sin duda moral, pero no podía verse encarar el costo. Sin embargo, Jesús prefería perder a un posible seguidor que rebajar sus normas por él; en realidad no había otra norma posible. Así que el rico se fue triste de la presencia de Jesús y no sabemos nada más de él; había tomado su decisión.
Jesús dijo (23) que era difícil que un hombre rico pudiera entrar al reino de Dios, en realidad imposible sin la ayuda de Dios (27). Todos somos tentados a confiar en nuestras “riquezas” cuales fuesen, no en Dios. Jesús usó un proverbio cómico para ilustrar lo difícil que eso es; con toda claridad un camello no puede pasar por el ojo de una aguja.
Jesús enseñó que el resultado de dar dinero a los pobres, o cualquier sacrificio que podamos hacer para el reino de Dios, será atesorado no en la tierra, sino en el cielo; cuanto más demos, tanto más atesoramos. Esto no significa que si damos dinero a la obra de Dios, hemos de recibir más, como lo enseñan algunos “cultos de prosperidad”. Lo que significa es que las recompensas espirituales serán mucho mayores que los sacrificios que pudiéramos haber hecho por Cristo, aunque llegara la persecución con tales sacrificios (30).
El pasaje concluye con otra mirada a los futuros sufrimientos de Jesús, esta vez con mayores detalles, lo que ilustra nuevamente la verdad acerca del sacrificio. Algo en la conducta de Jesús, como también en sus palabras, asombró a los discípulos y los que le seguían tenían miedo. De alguna manera pensaron que se acercaba una crisis.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
NOTAS
(1) “Vida eterna.” Gr.: zo·én ai·ó·ni·on; lat.: ví·tam ae·tér·nam; J17,18,22(heb.): jai·yéh ‛oh·lám.
REFERENCIAS CRUZADAS
ñ 472 Mat 19:16; Luc 18:18
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Véanse coments. en Mt 19:16– 20.
Fuente: La Biblia de las Américas
17 (1) Con respecto a los vs.17-31, véanse las notas de Mat_19:16-30 .
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
La historia que acabamos de leer se relata nada menos que tres veces en el Nuevo Testamento. Mateo, Marcos y Lucas fueron todos inspirados por el mismo Espíritu al escribirla para nuestra enseñanza. No debe dudarse que hay un propósito muy sabio en la triple repetición de los mismos hechos y de hechos tan sencillos. El objeto es indicarnos que las enseñanzas que se desprenden del pasaje merecen una atención particular de la iglesia de Cristo.
Aprendamos, ante todo, en este pasaje, la ignorancia que tiene el hombre de sí mismo.
Se nos habla de uno que »vino corriendo» á donde estaba nuestro Señor, y que «se arrodilló ante El y le dirigió» la solemne cuestión, «¿Qué haré para heredar la vida eterna?» Á primera vista había mucho en el hombre que prometía bien. Se ocupaba de cuestiones espirituales, cuando la mayor parte de los que lo rodeaban estaban descuidados é indiferentes. Mostraba disposición á reverenciar á nuestro Señor arrodillándose ante El, mientras que los escribas y los fariseos lo despreciaban. Sin embargo, este hombre ignoraba Completamente el estado de su corazón. Oye á nuestro Señor recitar los mandamientos que fijan nuestros deberes respecto al prójimo, é inmediatamente declara, «Todos esos los ha observado desde mi juventud.» La naturaleza íntima de la lev moral, su aplicación á nuestros pensamientos, á nuestras palabras y acciones son puntos de que está completamente ignorante.
Es, por desgracia, muy común la ceguedad espiritual de que aquí se da muestra. Millares de los que se llaman cristianos en el día no tienen la más remota idea de su pecabilidad y de sus culpas ante los ojos de Dios. Se lisonjean de no haber hecho nada malo. No han asesinado, ni robado, ni cometido adulterio, ni han sido testigos falsos; por tanto, no pueden correr mucho peligro de dejar de ir al cielo.»Olvidan la santidad del Dios con quien tienen que tratar; olvidan las repetidas veces que violan su ley de pensamiento o intención, aunque su conducta externa sea muy arreglada. Nunca estudian algunas partes de la Escritura, por ejemplo, el capítulo quinto de S. Mateo, ó si lo hacen es como si tuvieran un velo tupido sobre sus corazones, y no se los aplican. El resultado es que marchan envueltos en su propia rectitud. Como la iglesia de Laodicea están «ricos y abundan en bienes, y de nada necesitan.» Rev 3:17. Viven satisfechos de sí mismos, y así con frecuencia mueren.
Guardémonos de ese estado del alma. Mientras creemos que podemos guardar la ley de Dios, Cristo de nada nos aprovecha. Pidamos á Dios el donde conocernos. Pidamos al Espíritu Santo que nos convenza de pecado, que nos muestre nuestros corazones, a santidad de Dios, la necesidad en que estamos de Cristo. Feliz el que ha aprendido por experiencia el significado de estas palabras de Pablo, «Así que yo sin la ley vivía en un tiempo; mas venido el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí.» Rom 7:9 Marchan unidas la ignorancia de la Ley y la del Evangelio. Aquel cuyos ojos se han abierto realmente á la espiritualidad de los mandamientos, no descansará hasta no encontrar á Cristo.
Aprendamos, además, en esta pasaje, el amor de Cristo á los pecadores.
Es esta una verdad que pone en relieve la expresión que usa S. Marcos, cuando en su narración de la historia del hombre dice, que «Jesús, fijando en él la vista, lo amó.» Ese amor, sin duda, era piedad y compasión. Nuestro Señor observó compadecido la extraña mezcla de fervor é ignorancia que tenia en su presencia. Vio lleno de piedad aquella alma luchando en toda la debilidad y miseria que la caída produce, vio aquella conciencia inquieta con la convicción de necesitar ayuda, vio aquella inteligencia rodeada de tinieblas y ciega sin ver los primeros rudimentos de la religión espiritual. Así como contemplamos un noble edificio en ruinas, destechado, cuarteadas sus paredes, é inútil, mostrando aún muchas señales de la habilidad con que fue ideado y fabricado, así nos imaginamos que Jesús con tierna solicitud contemplaba el alma de este hombre.
No debemos olvidar que Jesús ama y compadece las almas de los impíos; indudable es que siente un amor especial hacia los que oyen su voz y lo siguen; son las ovejas que el Padre le ha dado. Y las vigila con especial cuidado. Son su Esposa, enlazados á El por un pacto eterno, y les son caros como partes de El mismo. El corazón de Jesús es un corazón muy grande: en él abundan la piedad, la compasión, y un tierno interés por los que están hundidos en el pecado y esclavizados al mundo. Aquel que lloró por la incrédula Jerusalén es siempre el mismo; aún desea recoger en su seno al ignorante y al que se cree justo, al infiel y al impenitente, con tal que deseen ser recogidos. Mat. 23.37. Podemos decir con confianza al pecador más empedernido que Cristo lo ama. Hay salvación preparada para el peor de los hombres, si quiere dirigirse á Cristo. Si los hombres permanecen perdidos, no es porque Jesús no los ame, ni esté dispuesto á salvarlos. Palabras solemnes que El ha pronunciado nos revelan ese misterio: «Los hombres aman la oscuridad más que la luz.» «No queréis; venir á mí para que tengáis vida.» Joh 3:19; Joh 5:40.
Aprendamos, finalmente, en este pasaje, el gran peligro del amor del dinero. Es una lección que se nos inculca dos veces. Una vez se desprende de la conducta del hombre cuya historia se nos relata aquí. Con todo el deseo que manifestaba de conseguir la vida eterna, amaba más su dinero que su alma. «Partió afligido.» Y por segunda vez se proclama en las solemnes palabras que nuestro Señor dirigió á sus discípulos, » Que difícil es que los que tienen riquezas entren en el reino de Dios.» «Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios.» El día final tan solo probará de una manera completa ‘.a verdad de estas palabras.
Pongámonos en guardia contra el amor del oro; es un lazo para el pobre lo mismo que para el rico. Lo que pierde el alma, no es tanto poseer riquezas como confiar en ellas. Pidamos á Dios el sentirnos satisfechos con lo que poseemos. La sabiduría más elevada es pensar con S. Pablo, cuando dice, «He aprendido á estar contento con el estado en que me encuentro, cualquiera que este sea.» Filip. 4:11.
Fuente: Los Evangelios Explicados
R675 Εἷς prácticamente tiene aquí el sentido de τις (indefinido): un hombre.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., preguntándole
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. hiciera.
10.17 Lit. recibiera.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
* Hacia Jerusalén, ver Mar 11:1.