Comentario de Marcos 12:17 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Jesús les dijo: —Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaban de él.

12:17 — Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César — Estas palabras fueron una deducción de lo que ellos mismo acabaron de decir. Si la moneda trae la imagen de César, obviamente es para que se le pague lo debido a él por ser él la cabeza de la nación. En la Providencia de Dios los romanos en ese tiempo tienen el mando sobre Palestina (véase Jua 19:11), y por eso esa moneda se circula allí. Entonces, es la voluntad de Dios que se le pague a él el impuesto.

— y a Dios lo que es de Dios — El alma del hombre lleva la imagen de Dios (Gén 1:26) y por eso el hombre debe su fidelidad a Dios en todas las cosas. Pero entre las cosas que Dios manda es que el suyo se someta a las autoridades superiores (Rom 13:1-7; 1Pe 2:13-17), con la excepción que trata Hch 5:29.

— Y se maravillaron de él — Lucas (20:26) agrega que “callaron”, y Mateo (22:22) que “dejándole, se fueron”. Salen sin acusación alguna que hacer a sus socios en contra de Jesús.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Dad a César lo que es de César. Pro 24:21; Mat 17:25-27; Rom 13:7; 1Pe 2:17.

y a Dios lo que es de Dios. Mar 12:30; Pro 23:26; Ecl 5:4, Ecl 5:5; Mal 1:6; Hch 4:19, Hch 4:20; Rom 6:13; Rom 12:1; 1Co 6:19, 1Co 6:20; 2Co 5:14, 2Co 5:15.

Y se maravillaron de él. Job 5:12, Job 5:13; Mat 22:22, Mat 22:33, Mat 22:46; 1Co 14:24, 1Co 14:25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La moneda que ellos mostraron a Jesús tenía la respuesta a su pregunta. Nosotros pagamos impuestos para apoyar la paz, la protección y los servicios que el gobierno nos da, pero esto no quiere decir que nosotros apoyamos cada acción tomada por el gobierno. La soberanía de Dios prevalece sobre la autoridad del emperador.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Dad a César. La palabra griega traducida como «dad» significa, «pagar o devolver», lo que implica una deuda. Todos los que vivían en el reino de César estaban obligados a devolver a él los impuestos que le pertenecían. Esto no era una opción. De esta forma, Jesús declara que todos los ciudadanos están bajo la obligación divina de pagar los impuestos a todo gobernante que esté sobre ellos (cp. Rom 13:1-7; 1Pe 2:13-17; vea la nota sobre Mat 22:21).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

12:17 — Respondiendo Jesús, les dijo: Dad a César lo que es de César – Estas palabras fueron una deducción de lo que ellos mismo acabaron de decir. Si la moneda trae la imagen de César, obviamente es para que se le pague lo debido a él por ser él la cabeza de la nación. En la Providencia de Dios los romanos en ese tiempo tienen el mando sobre Palestina (véase Jua 19:11), y por eso esa moneda se circula allí. Entonces, es la voluntad de Dios que se le pague a él el impuesto.
— y a Dios lo que es de Dios – El alma del hombre lleva la imagen de Dios (Gén 1:26) y por eso el hombre debe su fidelidad a Dios en todas las cosas. Pero entre las cosas que Dios manda es que el suyo se someta a las autoridades superiores (Rom 13:1-7; 1Pe 2:13-17), con la excepción que trata Hch 5:29.
— Y se maravillaron de él – Lucas (20:26) agrega que “callaron”, y Mateo (22:22) que “dejándole, se fueron”. Salen sin acusación alguna que hacer a sus socios en contra de Jesús.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Dad a César lo que es de César: El verbo traducido como dad es apodote, un imperativo que significa “devolved” o “pagad”. BL y BJ lo traducen como “devolver”: «Devuélvanselo» y «devolvédselo», respectivamente. En el presente contexto, según parece, Jesús está diciendo que, ya que esa moneda pertenece al César, deben devolvérsela a él. Veremos las implicaciones de esta afirmación en la siguiente sección.

Reflexión bíblica y pastoral

¿Qué quiso decir Jesús con su célebre frase? La pregunta de los fariseos y de los herodianos tenía como fin hacer que Jesús se manifestara a favor o en contra del tributo. Esto lo pondría en conflicto, bien con el pueblo, que acarreaba sobre sus hombros el peso del tributo, o bien con Roma, cuyos espías estarían observándolo con mucha atención, especialmente esa semana previa a la Pascua en Jerusalén. Jesús evitó alinearse con uno u otro sector. Por el contrario, su respuesta parece descubrir el colaboracionismo de fariseos y herodianos, a la vez que niega al César todo derecho a imponer el tributo.

Jesús comenzó por pedir una moneda. Sus oponentes no tardaron en encontrar una, y acto seguido él los confrontó con su hipocresía. Les hizo ver que la moneda, un denario, llevaba la imagen del César y una inscripción que reconocía a éste como un ser divino. Todo israelita piadoso sabía que la ley prohibía hacer o tener imágenes de seres humanos o de animales. Se lo consideraba abominación. Además, como veremos en los versículos Mar 12:28-34, Dios era el único referente que un judío podía reconocer como Rey o Señor. Se consideraba que todas las cosas pertenecían a Dios: el Templo, la tierra de Israel y el mundo entero, incluido el Imperio Romano. De modo que Jesús los confrontó con su apostasía y, a la vez, por el hecho de no tener una moneda en su poder, dejó bien claro dónde estaban sus lealtades. En efecto, todo este pasaje tiene que ver, precisamente, con las lealtades de los individuos. Por eso, la respuesta de Jesús debió entenderse como un requerimiento para que sus adversarios mostraran dónde estaban parados. Y así debemos entenderla en nuestros días.

La frase Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios no debe entenderse como dos afirmaciones análogas, sino como dos afirmaciones totalmente discrepantes. El César no poseía el mismo rango o importancia que Dios, a pesar de lo inscripto en la moneda. No había punto de comparación. El judío piadoso debía saber que al César no se le debía nada más que esa moneda, que yacía escondida vergonzosamente en el manto de uno de los adversarios, pero que a Dios se le debía todo lo demás, incluso la vida, pues a Dios pertenece todo. Al César debía devolvérsele —así se traduce el verbo en griego—aquello que llevaba su imagen, es decir, esa moneda; pero a Dios debía dársele aquello que llevaba su imagen, es decir, el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios. Como dice Theodore W. Jennings, Jr.: “El César no tiene ningún derecho sobre los seres humanos. La humanidad pertenece a Dios”. (Jennings, 206).

La enseñanza de este pasaje va mucho más allá de si se deben o no pagar los impuestos. Jesús afirma otra cosa, a saber, que el ser humano debe lealtad a Dios y no a ningún poder terrenal. Pagar impuestos es una manera de colaborar con el sistema social en el cual vivimos y del cual nos beneficiamos, pero nunca debemos olvidar a quién pertenecemos. En esos momentos decisivos de la vida en que la verdadera esencia de un individuo sale a relucir, debemos estar dispuestos a demostrar con nuestro ejemplo a quién servimos. El cristiano sólo tiene una opción: Dios. Cualquier otra lealtad es idolatría.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Rom 13:7.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) Lit.: “Devuelvan”.

REFERENCIAS CRUZADAS

y 584 Rom 13:7; Tit 3:1; 1Pe 2:13

z 585 Mat 22:21; Luc 20:25

a 586 Mat 22:22

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Dad al César…y a Dios. Véase coment. en Mt 22:21.

Fuente: La Biblia de las Américas