Comentario de Marcos 12:44 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Porque todos han echado de su abundancia; pero ésta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.

12:44 — porque todos han echado de lo que les sobra — Para poder decir esto, la persona tiene que tener el poder de saber los pensamientos del corazón. Jesús tiene ese poder (Jua 2:25). Usa de su poder sobrenatural para saber esto (como también para saber que la viuda echó todo lo que tenía, todo su sustento). Aquellos ricos observados por Jesús estaban ofrendando de lo les sobraba, de sus ahorros, y por eso no les costaba sacrifico alguno.

— pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. Ella, al dar de su sustento, dio de sí misma, dejando al Señor el cuidado de su futuro (Mat 6:31-34; 1Pe 5:7). Por contraste, los ricos dieron sin dedicación de sí mismos, porque estaban tan bien después de dar que antes. “Jehová mira el corazón” (1Sa 16:7) y ve el sacrificio del corazón de esta mujer pobre, pero los escribas y otros muchos, haciendo su justicia “para ser vistos por los hombres” (Mat 23:5), “mira lo que está delante de sus ojos” (1Sa 6:17).

No es cuestión de qué tanto dar, sino de sacrificarnos por la obra de Dios. Tampoco es cuestión de porcentajes de dar, sino de dar con generosidad, según propuesto de corazón, con alegría y no por tristeza y necesidad (2Co 9:6-7). ¡Dios mira el corazón! El no necesita nuestro dinero; nosotros necesitamos la prueba de nuestro amor que él nos da en el acto de ofrendar. Recuérdese Mat 6:21.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

todos han echado de lo que les sobra. Mar 14:8; 1Cr 29:2-17; 2Cr 24:10-14; 2Cr 31:5-10; 2Cr 35:7, 2Cr 35:8; Esd 2:68, Esd 2:69; Neh 7:70-72; 2Co 8:2, 2Co 8:3; Flp 4:10-17.

echó todo lo que tenía. Deu 24:6; Luc 8:43; Luc 15:12, Luc 15:30; Luc 21:2-4; 1Jn 3:17.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

todo su sustento. Podría ser traducido como «todo lo que tenía para vivir». Esto significa que ella ya no podría comer hasta tanto no consiguiera más dinero. La viuda ejemplificó la ofrenda que en realidad era un sacrificio.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

12:44 — porque todos han echado de lo que les sobra – Para poder decir esto, la persona tiene que tener el poder de saber los pensamientos del corazón. Jesús tiene ese poder (Jua 2:25). Usa de su poder sobrenatural para saber esto (como también para saber que la viuda echó todo lo que tenía, todo su sustento). Aquellos ricos observados por Jesús estaban ofrendando de lo les sobraba, de sus ahorros, y por eso no les costaba sacrifico alguno.
— pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento. Ella, al dar de su sustento, dio de sí misma, dejando al Señor el cuidado de su futuro (Mat 6:31-34; 1Pe 5:7). Por contraste, los ricos dieron sin dedicación de sí mismos, porque estaban tan bien después de dar que antes. “Jehová mira el corazón” (1Sa 16:7) y ve el sacrificio del corazón de esta mujer pobre, pero los escribas y otros muchos, haciendo su justicia “para ser vistos por los hombres” (Mat 23:5), “mira lo que está delante de sus ojos” (1Sa 6:17).
No es cuestión de qué tanto dar, sino de sacrificarnos por la obra de Dios. Tampoco es cuestión de porcentajes de dar, sino de dar con generosidad, según propuesto de corazón, con alegría y no por tristeza y necesidad (2Co 9:6-7). ¡Dios mira el corazón! El no necesita nuestro dinero; nosotros necesitamos la prueba de nuestro amor que él nos da en el acto de ofrendar. Recuérdese Mat 6:21.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Pobreza: La palabra aquí significa “necesidad”, “falta”, “carencia”. Si los ricos ofrendaban de lo que les sobraba, esta viuda lo hacía de lo que le faltaba. Aunque no se puede decir así en castellano, esa es la idea en griego. BJ se aproxima al original: «Ha echado de lo que necesitaba». El resto de la oración agrega todo lo que tenía, todo su sustento, lo cual nos pinta un cuadro de total indigencia.

Reflexión bíblica y pastoral

Jesús, más que admirar a la viuda por su fidelidad al templo, acusó a un sistema que no tenía ningún problema en aceptar las últimas migajas del sustento de una pobre viuda. Podemos imaginar a los sacerdotes y escribas, gente rica y sobrealimentada, recogiendo ese día el producto de los cofres de las ofrendas para utilizarlo en su propio beneficio. Una de las funciones del templo era redistribuir los productos de la tierra entre aquellos que no tenían lo suficiente, pero en tiempos de Jesús este sistema se había corrompido y servía solamente a los que estaban conectados con su administración, esto es, las clases dominantes de Israel.

Jesús condenó este sistema que explotaba al pobre y utilizaba a Dios como excusa. Por eso es que en el próximo capítulo va a anunciar su destrucción, y esta vez ya no por medio de una acción simbólica, como en Mar 11:12-14, sino de manera bien clara. El templo oprimía a aquellos a quienes debía proteger y, por tanto, no había ninguna razón para que continuara existiendo. Debía ser reemplazado. El reemplazo que Jesús tenía en mente no era otro templo, con otra jerarquía eclesiástica, ni siquiera la iglesia como institución, sino el reino de Dios, preanunciado en la vida comunitaria de la iglesia primitiva.

Cuando la iglesia, en lugar de ser señal del reino, se transforma en una institución que se enriquece con las ofrendas de sus miembros, deja de cumplir su propósito principal. Ya no es señal escatológica del reino de Dios, sino una institución autónoma, independiente de los planes de Dios para ella y para el mundo. Abandona el concepto neotestamentario de ekklesia, la comunidad de creyentes que anuncia la venida del reino de Dios, y pasa a formar parte de un sistema de dominación que necesita ser modificado. Deja de ser profética y pasa a necesitar de la denuncia profética, que llama al arrepentimiento. Como en los capítulos Apo 2:1-29 y Apo 3:1-22 del Apocalipsis de Juan, la iglesia recibe la visita del Cristo resucitado, quien la interpela y la llama a un cambio radical.

A través de los siglos, la iglesia ha sabido escuchar y volverse a Dios; se ha arrepentido y ha vuelto a encontrar el camino del discipulado. Hoy día podemos distinguir entre la iglesia que se ha institucionalizado y las congregaciones locales que se esfuerzan por servir al prójimo en medio de grandes dificultades económicas. En tiempos de Jesús sucedía lo mismo. Existía el aparato sacrificial y litúrgico del templo, que se había transformado en una carga para el pueblo, pero también estaban las sinagogas, donde la gente venía a orar y a estudiar las Escrituras, una práctica que había comenzado durante el exilio babilónico. Si bien Jesús criticó y condenó la institucionalización de la piedad con fines de lucro, él mismo concurría regularmente a la sinagoga, donde obviamente se sentía más a gusto. En el pasaje que nos concierne, Jesús atacó la superestructura eclesiástica que se había formado alrededor del templo y a todo el liderazgo que se beneficiaba de ella. No criticó la religión de Israel, ya que él mismo era israelita, pero sí objetó cómo el judaísmo de su tiempo utilizaba la ley de Dios para oprimir y explotar a los pobres. Toda vez que esto sucede, aun en nuestros días, se torna necesaria la palabra profética y la decisión firme de los cristianos de hacer valer la regla que enunciaron los apóstoles en Hch 5:29 : “Es necesario obedecer a Dios antes que a los seres humanos”.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

2Co 8:12.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

e 617 1Cr 29:9; Luc 21:4

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

de su pobreza… Lit. de la necesidad.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

O, de su abundancia

Lit., toda su subsistencia

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. de la necesidad.

Fuente: La Biblia Textual III Edición