Biblia

Comentario de Marcos 14:66 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 14:66 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Estando Pedro abajo en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote.

14:66

— Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote — El Sanedrín está arriba en el aposento alto. Mateo (26:69) dice, “Pedro estaba sentado fuera en el patio”. La criada es la misma que le había abierto la puerta a Pedro para que entrara al patio (Jua 18:15-18).

Véase 8:38, comentarios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

estando Pedro abajo. Mar 14:54; Mat 26:58, Mat 26:69, Mat 26:70; Luc 22:55-57.

una de las criadas. Jua 18:15-18.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Algunos creían que Pedro pudo haber negado al Señor en cuatro ocasiones distintas. Tres fueron alrededor del fuego, o dentro del patio, pero puede que Juan haya registrado una negación separada que Pedro hizo cuando fue confrontado inicialmente en la puerta (Jua 18:16, Jua 18:17). En las predicciones anteriores de Jesús, sólo Marcos registra las palabras específicas de Jesús de que las tres negaciones precederían al segundo canto del gallo (Mar 14:30). Marcos, quien da atención extra a los detalles, distingue un canto inicial en este versículo con las palabras y cantó el gallo. Aparentemente, a Marcos le pareció extraño señalar que el gallo cantó la segunda vez (v. Mar 14:72), omitiendo alguna referencia al primer canto. Otros creen que hay tres negaciones de Pedro después del primer canto y tres después del segundo canto del gallo. Esto se debe a la diferencia entre Marcos y los otros Evangelios. Aquellos que creen que hay solamente tres negaciones en vez de seis piensan así porque los otros autores de los Evangelios pueden estar hablando en términos generales sobre el canto del gallo mientras que Marcos, que refleja el recuerdo de Pedro, es más detallado al mencionar dos cantos del gallo.

Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar. Pedro puede haberle dicho a Marcos que incluyera este suceso. Ninguna de las acciones de Pedro eran loables, y sus maldiciones ilustran la verdad de Jeremías Jer 17:9 : «engañoso es el corazón es más que todas las cosas, / y perverso; /¿quién lo conocerá?». No se dice que Pedro pensó en las palabras de Jesús cuando el gallo cantó la primera vez. Si lo hizo, tal vez trató de ocultar su identidad con más cuidado, pero fue en vano. Cada uno de los otros autores de los Evangelios nos cuenta que el gallo cantó inmediatamente después de la negación final de Pedro (Mat 26:74; Luc 22:60; Jua 18:27). En ese momento él pensando en esto, lloraba.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

abajo. Las habitaciones que rodeaban el patio estaban en un nivel más alto que este en sí mismo. una de las criadas. Una esclava o doncella, en la casa del sumo sacerdote. Pudo haber sido también la portera de la casa (cp. Jua 18:15-16) quien dejó pasar a Pedro y, sintiendo curiosidad y sospechando de él, quiso mirarlo más de cerca.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

14:66 — Estando Pedro abajo, en el patio, vino una de las criadas del sumo sacerdote — El Sanedrín está arriba en el aposento alto. Mateo (26:69) dice, “Pedro estaba sentado fuera en el patio”. La criada es la misma que le había abierto la puerta a Pedro para que entrara al patio (Jua 18:15-18).
Véase 8:38, comentarios.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Pedro niega conocer a Jesús (Mar 14:66-72)

Análisis de discurso

Marcos retoma el relato con Pedro abajo, en el patio, calentándose junto al fuego. Allí lo habíamos dejado, mientras Jesús se presentaba ante el Sanedrín. Durante todo este tiempo, ningún discípulo estuvo con Jesús; sólo el lector, discípulo también, ve y escucha lo que le sucede a Jesús. Este relato —y quizás también el de la agonía en Getsemaní—es una de las historias del Evangelio en que se ve más claramente que Marcos ha escrito pensando en una audiencia en particular, su comunidad, que necesitaba ser instruida y desafiada en el camino del discipulado.

El pasaje narra la triple negación de Pedro. Ya hemos señalado la preferencia que tiene Marcos por las tríadas, es decir, las narraciones divididas en tres, y este es otro ejemplo de ello, quizás uno de los más significativos de todo el Evangelio (el otro sería la oración de Jesús en Getsemaní).

La triple negación de Pedro se desarrolla retóricamente de la siguiente manera:

A. Pedro se calienta junto al fuego, abajo, en el patio (Mar 14:66)

1. Primera negación: Una de las criadas del sumo sacerdote ve a Pedro, lo reconoce, y le dice que él estaba con Jesús. Pedro lo niega, sale a la entrada, y el gallo canta por primera vez (Mar 14:66-68)

2. Segunda negación: La misma criada vuelve a reconocerlo y dice a los presentes que Pedro es uno de los que estaban con Jesús (uno de ellos). Pedro lo niega nuevamente (Mar 14:69-70)

3. Tercera negación: Poco después, algunas de las personas que están allí reconocen que Pedro es galileo, y le dicen que él es un miembro del grupo de Jesús. Pedro comienza a maldecir y a jurar, y niega por tercera vez conocer a Jesús. Acto seguido, el gallo canta por segunda vez (Mar 14:70-71)

A’. Pedro se acuerda de las palabras de Jesús y llora desconsoladamente (Mar 14:72)

Myers coincide con este análisis cuando sugiere que las tres negaciones de Pedro se producen 1) junto al fuego, 2) a la entrada, y 3) poco después (Myers, 377).

TÍTULO: Es importante especificar qué es lo que Pedro niega. RV95 propone el título Pedro niega a Jesús, con lo cual parece sugerir que Pedro niega tener fe en Jesús. No es así. Pedro niega conocer a Jesús. Por eso, proponemos el título: “Pedro niega conocer a Jesús”, muy similar, por cierto, al título ofrecido por TLA.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

El Rey negado (ver Mat. 26:69-75; Luc. 22:55-62). No sabemos por qué Pedro había entrado al patio; es posible que haya tenido alguna idea descabellada de rescatar a Jesús por medio de la violencia que Jesús ya había rechazado en el huerto. Pronto fue reconocido a la luz de la fogata, y una negación doble no ayudó en nada, ya que su marcado acento galileo lo delataba (70). Por último, y como recurso final, comenzó a blasfemar, algo que equivalía a “condenado sea yo si llegase a conocerlo” (71). Luego cantó el gallo y Pedro se acordó y, aunque pensaba que era hombre fuerte, se quebrantó en llanto y lágrimas (la expresión gr. puede significar también, “escondiendo su rostro bajo su capa por la vergüenza”). Si las palabras segunda vez y dos veces (sólo se hallan en algunos mss.) son correctas, serían una referencia a un “segundo canto del gallo”, justo antes del amanecer.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

n 778 Mat 26:69; Luc 22:55; Jua 18:18

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

66 (1) Con respecto a los vs.66-72, véanse las notas de Mat_26:69-75 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Un naufragio es un espectáculo melancólico, aun cuando no se pierda ninguna vida. Es triste pensar en la destrucción de propiedad y en la pérdida de las esperanzas que son sus consecuencias. Penoso es contemplar los sufrimientos y las fatigas á que tienen exponerse las tripulaciones de los buques en su lucha para evitar ahogarse. Pero ningún naufragio es ni con mucho tan melancólico como las tergiversaciones y caídas de un verdadero cristiano. Mucho pierde con la caída aunque sea de nuevo alzado por fe misericordia de Dios y librado finalmente del infierno. Los versículos que acabamos de leer han evocado ante nuestra mente ese espectáculo. Cuéntasenos en ellos esa historia tan dolorosa y tan instructiva, como Pedro negó á su Señor.
Aprendemos, en primer lugar, en esos versículos, cuan completa y vergonzosamente puede un gran santo caer. Sabemos que Simón Pedro era un apóstol eminente de Jesucristo. Después de la noble confesión que había hecho de Su carácter Mesiánico, recibió de los labios de nuestro Señor una recomendación especial: «Bendito eres, Simón Barjona :» «Yo te daré las llaves del reino de los cielos.» Había gozado de privilegios especiales, y había sido el recipiente de mercedes especiales. Sin embargo, vemos á ese mismo Simón Pedro dominado tan completamente por el miedo que llegó á negar á su Señor. ¡Declara que no conoce al que había acompañado y con quien había vivido por tres años! ¡Declara que no conoce á Aquel que había curado á su suegra, que lo había llevado al monte de la transfiguración, y que lo había salvado de ahogarse en el mar de Galilea! ¡Y no niega á su Maestro una vez solamente, sino que lo hace tres veces! ¡Y no lo niega simplemente, sino que «maldice y jura»! ¡Y sobre todo lo hace a pesar de apercibimientos terminantes, y de sus clamorosas protestas, que antes de hacer cosa semejante, preferiría morir! Estas cosas se han escrito para mostrar á la iglesia de Cristo lo que es la humana naturaleza aun en el mejor de los hombres. Tienen por objeto enseñarnos, que aun después de la conversión y de la renovación del Espíritu Santo, los creyentes están asediados de flaquezas y expuestos siempre á caer. Han sido relatadas para hacernos comprender la inmensa importancia de una vigilancia diaria de la oración y de la humildad mientras permanezcamos en el cuerpo. «Que el que piensa estar firme, tenga cuidado no sea que caiga..
Recordemos cuidadosamente que el caso de Simón Pedro no es único en su género. La palabra de Dios contiene otros muchos ejemplos de las debilidades de verdaderos creyentes y que haríamos bien en meditar. Las historias de Noé, Abrahán, David y Ezequías, nos suministrarán pruebas lamentables, de que «la infección del pecado continua aun en los regenerados » y que ningún hombre es bastante fuerte para considerarse exento de todo peligro de caer. No lo olvidemos; y marchemos humildemente por los senderos de Dios. «Feliz el hombre que siempre teme.» Pro 28:14.
Aprendamos, en segundo lugar, en estos versículos, como una pequeña tentación puede ser la causa de la caída grave de un santo. El principio de las pruebas de Pedro fue tan solo la simple observación de una criada del sumo sacerdote: «Tú también estabas con Jesús de Nazaret.» No hay nada que pruebe que al decir eso tuviera ningún intento hostil. Por lo que podemos juzgar, la criada no se propuso otra cosa sino manifestar que se acordaba de que Pedro era un compañero habitual de nuestro Señor. Pero esta simple observación fue bastante para echar por tierra la fe de un apóstol eminente, y hacerlo que principiara á negar á su Maestro, y ¡El principal, el más preeminente de los discípulos escogidos por nuestro Señor es vencido, no por las amenazas de hombres armados, sino por el dicho de una débil mujer! Hay algo de muy instructivo en este hecho. Debe enseñarnos que ninguna tentación es demasiado pequeña é indiferente para vencernos, si no velamos y oramos pidiendo sostén y ayuda. Si Dios está por nosotros podemos remover montañas y triunfar de una horda de enemigos. «Todo lo puedo,» dice Pablo, «en Cristo que me fortalece.» Filip. 4.13. Si Dios nos retira su gracia, y nos abandona á nosotros mismos, quedamos como una ciudad sin puertas y sin murallas, presa fácil del primer enemigo que se presente, por débil y despreciable que sea.
Guardémonos de mirar con ligereza las tentaciones porque .nos parezcan insignificantes y pequeñas. Nada de lo que se refiere á nuestras almas es pequeño.
Un poco de levadura hace fermentar toda la masa. Una pequeña centella enciende un gran fuego, y una vía de agua por pequeña que sea puede hacer zozobrar un gran bajel. Una provocación insignificante puede desarrollar en nuestros corazones una gran corrupción, y terminar por turbar profundamente nuestras almas.
Aprendamos, finalmente, en estos versículos, que las tergiversaciones producen á los santos grandes pesares. La conclusión del pasaje afecta mucho. «Pedro recordó las palabras que Jesús le había dicho, Antes que el gallo cante me negarás tres veces.» ¿Quién puede pretender describir los sentimientos que debieron agitar el alma del apóstol? ¿Quién puede concebir su vergüenza, su confusión, las reconvenciones qué se dirigió, y los amargos remordimientos que atormentaron su alma? ¡Haber caído tan criminalmente! ¡Haber reincidido en la caída! Todos estos debieron ser para él agudos pensamientos; debieron entrar en su alma como una punta acerada. ¡Que significación tan profunda y tan solemne en esa simple expresión que á él se refiere–«cuando pensó en ello, lloró!» Pedro experimentó tan solo lo que sienten todos los siervos de Dios que ceden á las tentaciones. Lot y Sansón, David y Josafat en la historia bíblica; Cranmer y Jewell en los anales de nuestra iglesia Anglicana, todos han dejado pruebas evidentes, como Pedro, de que «el apóstata quedará harto de sus propios caminos.» Prov. 14.14. Como Pedro erraron gravemente; y como Pedro se arrepintieron de corazón: pero como Pedro encontraron que habían recogido una cosecha muy amarga en este mundo. Como Pedro fueron graciosamente perdonados; pero como Pedro derramaron muchas lágrimas.
Al dejar este pasaje tengamos la firme convicción que el pecado conduce con toda seguridad al pesar, y que el camino de la santidad es siempre el camino de la mayor felicidad. El Señor Jesús ha decretado en su misericordia que nunca pueda ser provechoso á sus siervos marchar descuidados y ceder á las tentaciones. Si le volvemos la espalda estemos seguros que de ello nos doleremos Aunque nos perdone, nos hará sentir la locura de nuestros pasos Los que sigan al Señor más decididamente, esos lo seguirán con más reposo. «Se multiplicarán los pesares de los que corren tras dioses ájenos.» Salmo 16.4.

Fuente: Los Evangelios Explicados

H432 Μία se usa en vez de τις (con un sentido indefinido): una de las criadas (comp. Mar 12:42).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego