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Comentario de Marcos 15:42 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 15:42 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Cuando ya atardecía, siendo el día de la Preparación, es decir, la víspera del sábado,

15:42

— Cuando llegó la noche — Llegó el atardecer, y no la noche de tinieblas. Nótense estas versiones: “Y ya llegado el atardecer” (LAC), “Al caer ya la tarde” (VHA), “Llegada ya la tarde” (ECU), “al caer el sol” (VSA), “cuando ya atardecía” (RVA), “ya era hora avanzada de la tarde” (VNM) “. Es el fin del día viernes (que llega al ponerse el sol); es hora entre las tres y las seis. El día sábado comienza enseguida.

— porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo (o, sábado). En la tarde del viernes se hacían los preparativos para el sábado. Juan (19:31) nos informa que ese sábado en particular era “día de reposo de gran solemnidad“. La víspera es el tiempo, en este caso, que precede a la llegada del día sábado.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Mat 27:57, Mat 27:62; Luc 23:50-54; Jua 19:38.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Marcos explica para su público romano, que desconocía las costumbres judías, que la crucifixión tomó lugar en la preparación, la víspera del día de reposo, que es viernes.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

la preparación. El viernes, día anterior al día de reposo (sábado).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

15:42 — Cuando llegó la noche — Llegó el atardecer, y no la noche de tinieblas. Nótense estas versiones: “Y ya llegado el atardecer” (LAC), “Al caer ya la tarde” (VHA), “Llegada ya la tarde” (ECU), “al caer el sol” (VSA), “cuando ya atardecía” (RVA), “ya era hora avanzada de la tarde” (VNM) “. Es el fin del día viernes (que llega al ponerse el sol); es hora entre las tres y las seis. El día sábado comienza enseguida.
— porque era la preparación, es decir, la víspera del día de reposo (o, sábado). En la tarde del viernes se hacían los preparativos para el sábado. Juan (19:31) nos informa que ese sábado en particular era “día de reposo de gran solemnidad“. La víspera es el tiempo, en este caso, que precede a la llegada del día sábado.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL QUE LE PRESTÓ SU TUMBA A JESÚS

Marcos 15:42-47

Cuando ya era por la tarde, como era el día de la preparación -es decir, el día antes del sábado-, José de Arimatea, que era un miembro respetado del consejo, y que esperaba el Reino de Dios, se aventuró a ir a Pilato a pedir el cuerpo de Jesús. Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto Jesús. Mandó llamar al centurión, y le preguntó si hacía mucho que había muerto; y, cuando se enteró por el centurión de lo sucedido, le concedió a José el cuerpo de Jesús. Y José compró tela de lino fino, y bajó el cuerpo de Jesús de la Cruz, y le envolvió en el lino, y le puso en una tumba que había construido vaciando la roca; y rodó una gran piedra para cerrar la entrada. Y María de Magdala y María la madre de José vieron dónde se había puesto el cuerpo de Jesús.

Jesús murió a las 3 de la tarde del viernes, y el día siguiente era sábado. Ya hemos visto que los días empezaban a las 6 de la tarde; por tanto, cuando Jesús murió ya era el tiempo de preparación para el sábado, y no había tiempo que perder, porque después de las 6 entraría en vigor la ley del sábado y no se podría hacer ningún trabajo.

José de Arimatea actuó con diligencia. Ocurría con frecuencia que los cuerpos de los condenados a muerte no se llevaban a enterrar, sino se bajaban de la cruz y se dejaban a merced de los buitres y los demás animales carroñeros. De hecho se ha sugerido que Gólgota puede que recibiera ese nombre porque estaba sembrado de calaveras de ejecutados. José se dirigió a Pilato. Sucedía a menudo que los crucificados tardaban días en morir, y Pilato se sorprendió de saber que Jesús ya había muerto, sólo seis horas después de ser crucificado. Pero, cuando comprobó los Hechos con el centurión, le dio a José el cuerpo de Jesús.

José es un personaje evangélico sumamente interesante; y tal vez, como hemos dicho de Pedro en el momento de su debilidad, debamos revisar nuestro juicio acerca del discípulo secreto José de Arimatea.
(i) Hay algo trágico acerca de José. Era miembro del Sanedrín, y sin embargo no tenemos la menor insinuación de que dijera ni una palabra a favor de Jesús o interviniera de alguna manera a Su favor. José es el hombre que Le prestó a Jesús una tumba después de muerto, pero que guardó silencio cuando estaba vivo. Es una de las tragedias más corrientes de la vida el que guardemos las coronas de flores y los elogios para los muertos, cuando habría sido infinitamente mejor darles algunas de estas flores y palabras de aprecio cuando todavía estaban vivos.
(ii) Bien puede ser que fuera por José por quien se llegara a saber cómo había sido el juicio de Jesús ante el Sanedrín. Por supuesto que ninguno de los discípulos estaba allí. La información debe de haber venido de algún miembro del Sanedrín, y es probable que ése fuera José. En ese caso hizo una contribución importante al relato evangélico. Pero también puede ser, a juzgar por el coraje que desplegó José en este pasaje, que no le faltara tampoco en el Sanedrín, y que el hecho de que no tengamos noticias de sus intervenciones en el juicio de Jesús fuera debido más bien a su discreta humildad.
(iii) En cualquier caso José fue uno de aquellos a quienes la Cruz movió aún más que la vida de Jesús. Cuando vio a Jesús vivo, sintió Su atracción, pero tal vez no llegó a comprometerse totalmente con Él; pero cuando vio a Jesús morir -y es de suponer que estuviera presente en la crucifixión- se le quebró el corazón de amor, y no dejó que ninguna actitud de prudencia le impidiera darse a conocer corito amigo de Jesús cuando hasta Sus mismos discípulos estaban escondidos.
Primero el centurión, y después José. Es maravilloso lo pronto que empezaron a hacerse realidad las palabras de Jesús cuando dijo que cuando fuera levantado de la tierra atraería a Sí a todos los hombres (Jn 12:32 ).

DECIDLE A PEDRO

Marcos 16:1-8

Cuando pasó el sábado, María de Magdala y María la madre de Santiago y Salomé compraron especias para ir a ungir el cuerpo de Jesús. Muy de madrugada el primer día de la semana, cuando estaba saliendo el sol, se dirigieron a la tumba. Iban diciéndose entre sí:

¿Quién nos rodará la piedra de la puerta de la tumba?

Pero cuando levantaron la vista vieron que la piedra ya estaba quitada, aunque era muy grande. Y entraron en la tumba, y vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca larga. Se quedaron totalmente alucinadas; pero él les dijo:
No os sorprendáis. ¿Estáis buscando a Jesús de Nazaret, Que fue crucificado? ¡Ha resucitado! ¡No está aquí! ¡Fijaos! Allí está el lugar en el que Le pusieron: Pero, id a decirles a Sus discípulos y a Pedro: El va por delante de vosotros a Galilea, y allí Le veréis, como os dijo.
Y ellas salieron huyendo de la tumba, sobrecogidas de espanto y de sorpresa; y no le dijeron nada a nadie, porque estaban asustadas.

No había habido tiempo para prestarle los últimos servicios al cuerpo de Jesús. El sábado se les había echado encima, y las mujeres que querían ungirlo no habían podido. Tan pronto como les fue posible, una vez que pasó el sábado, se dirigieron á cumplir esta triste tarea.
Las preocupaba una cosa. Las tumbas no tenían puertas; cuando se menciona la palabra puerta en este relato debemos entender que se trata de una abertura. Delante de ella había un surco por el que se deslizaba una piedra circular tan grande como una rueda de carro; y las mujeres sabían que no tenían la fuerza necesaria para mover una piedra así. Pero cuando llegaron a la tumba se encontraron con que la piedra ya estaba quitada, y dentro había un mensajero que les dio la noticia increíble de que Jesús había resucitado.

Una cosa es segura: Si Jesús no hubiera resucitado, nosotros nunca habríamos oído nada acerca de Él. La actitud de las mujeres era que habían ido a ofrecer el último tributo a un cuerpo muerto. La actitud de los discípulos era que todo había acabado en tragedia. Con mucho la mejor prueba de la Resurrección es la existencia de la Iglesia Cristiana. Ninguna otra cosa podría haber cambiado a aquellos hombres y mujeres tristes y desesperados en personas radiantes de gozo e inflamadas de coraje. La Resurrección es el hecho central de toda la fe cristiana. Porque creemos en la Resurrección se siguen ciertas cosas.
(i) Jesús no es el personaje de un libro, sino una Presencia viva. No basta con estudiar la historia de Jesús como estudiaríamos la vida de una gran figura histórica. Puede que empecemos por eso, pero debemos pasar a encontrarnos con El.
(ii) Jesús no es un recuerdo, sino una Presencia. Las memorias más queridas se desvanecen. Los griegos tenían una expresión para describir el tiempo, que quiere decir el tiempo que borra todas las cosas. Hace mucho que el tiempo habría borrado el recuerdo de Jesús si no fuera porque Él ha seguido siendo una Presencia viva con nosotros para siempre. Jesús no es alguien de quien discutimos, sino Alguien con Quien nos encontramos.

(iii) La vida cristiana no es la vida de una persona que sabe de Jesús, sino la vida de una persona que conoce a Jesús. Hay una diferencia insalvable en el mundo entre saber algo acerca de una persona, y conocer a una persona. Casi todo el mundo sabe algo del Rey don Juan Carlos I de España o del Presidente de los Estados Unidos; pero no tantos los conocen. El más grande erudito del mundo que supiera todo lo que se puede saber acerca del Jesús de la Historia es menos que el cristiano más humilde, que Le conoce.

(iv) La fe cristiana tiene una cualidad interminable. No debe quedarse nunca parada. Porque nuestro Señor es un Señor vivo hay nuevas maravillas y nuevas verdades esperando todo el tiempo a que las descubramos.

Pero lo más precioso de este pasaje está en dos palabras que no aparecen en ningún otro evangelio. » Id -dijo el mensajero-, decid a Sus discípulos y a Pedro.» ¡Cómo tiene que haber emocionado el corazón de Pedro ese mensaje cuando lo recibió! Debe de haber estado torturado con el recuerdo de su deslealtad, y de pronto llega un mensaje especial para él. Es característico de Jesús el pensar, no en el mal que Pedro Le había hecho, sino en el remordimiento que le estaba asediando. Jesús tenía mucho más interés en confortar al pecador penitente que en castigar su pecado. -Como ha dicho alguien: «Lo más precioso de Jesús es que nos confirma Su confianza en el mismo terreno en que hemos sufrido una derrota.»

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Cuando llegó la noche: Se refiere a la noche del viernes, antes de que comenzara el sábado, a eso de las seis de la tarde. La preparación se refiere al día antes del sábado, cuando se preparaba todo lo necesario para celebrar el día de reposo. Esta preparación comenzaba a las tres de la tarde.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— preparación: Ver nota a Mat 27:62.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Ya al atardecer. En la tarde del viernes, entre las 3 y la puesta del sol debía llevarse a cabo la sepultura antes de que comenzara el día de reposo (v. Jn 19:31– 33).

Fuente: La Biblia de las Américas

42 super (1) Véase la nota 38 super (1) de Jn 19.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

el día anterior al reposo… Gr. prosábbaton. Aquí se refiere al reposo del primer día de los Ázimos. → §300.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R965 Ἐπεί tiene aquí un sentido temporal. [Editor. Realmente esta partícula da la razón de la acción inmediata por parte de José: porque era el día de la preparación (el uso más común ).]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

§ Literalmente, “el día de preparación.”

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento