Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas,
16:17 — Y estas señales — Aparte de la palabra “señales”, el Nuevo Testamento emplea otros dos términos: “prodigios” y “milagros” (o, maravillas). Véanse 2Co 12:12; Heb 2:4; Hch 2:22. Son obras sobrenaturales. La palabra “señal” pone énfasis en la evidencia divina que reside en la persona que hace la señal. La palabra “prodigio” subraya la maravilla que es causada en la persona que observa la obra sobrenatural. La palabra “milagro“ enfatiza el poder detrás de la obra.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
estas señales. Jua 14:12.
En mi nombre. Luc 10:17; Hch 5:16; Hch 8:7; Hch 16:18; Hch 19:12-16.
hablarán nuevas lenguas. Hch 2:4-11, Hch 2:33; Hch 10:46; Hch 19:6; 1Co 12:10, 1Co 12:28, 1Co 12:30; 1Co 14:5-26.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Cinco señales (Gr. sémeia) le darían autenticidad al mensaje proclamado por los cristianos. Tres de esas señales se vieron en la iglesia primitiva
(1) echar fuera demonios, exhibiendo victoria sobre Satanás (Hch 16:18);
(2) hablar nuevas lenguas, es decir, idiomas conocidos como en Hch 2:4-11; y
(3) sanar los enfermos, como en Hch 28:8. Pero las dos señales de
(1) tomar en las manos serpientes y
(2) beber cosas mortíferas sin ser dañado, parece expresar condiciones a las que puedan forzar a los seguidores de Cristo, no un acto voluntario que hagan. No hay orden bíblica para tomar serpientes en las manos y beber veneno hoy en día.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
ARTÍCULO
Señales de los creyentes
Mar 16:17-18 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Las Escrituras enseñan con claridad que Cristo quiere que sus seguidores hagan señales milagrosas mientras anuncian el evangelio del reino de Dios (véanse Mat 10:1; Mar 3:14-15; Luc 9:2, nota; Luc 10:17; Jua 14:12, nota).
(1) Esas señales (gr. semeion) que hacen los discípulos verdaderos confirman que es genuino el mensaje del evangelio, que ha venido a la tierra con poder el reino de Dios (véase el ARTÍCULO EL REINO DE DIOS, P. 1302. [Mat 12:28]) y que el Cristo vivo y resucitado acompaña a su pueblo y obra por medio de él (véanse Jua 10:25; Hch 10:38).
(2) Todas esas señales (excepto la bebida mortífera) ocurrieron en la historia de la iglesia primitiva:
(a) hablar en nuevas lenguas (véanse Hch 2:4; Hch 10:46; Hch 19:6; 1Co 12:30; 1Co 14:1-40; y el ARTÍCULO EL HABLAR EN LENGUAS, P. 1511. [Hch 2:4]);
(b) echar fuera demonios (Hch 5:15-16; Hch 16:18; Hch 19:11-12);
(c) escapar de la muerte por la mordedura de serpientes (Hch 28:3-5); y
(d) sanar a los enfermos (Hch 3:1-7; Hch 8:7; Hch 9:33-34; Hch 14:8-10; Hch 28:7-8).
(3) Esas manifestaciones espirituales deben continuar en las iglesias hasta que vuelva Jesucristo. Las Escrituras no sugieren que esas señales estuvieran restringidas al período que siguió inmediatamente a la ascensión de Jesucristo (véanse 1Co 1:7, nota; 1Co 12:28; Gál 3:5).
(4) Los seguidores de Cristo no sólo tenían que predicar el evangelio del reino y llevar la salvación a los que creyeran (Mat 28:19-20; Mar 16:15-16; Luc 24:47), sino también hacer realidad ese reino, como lo hizo Jesús (Hch 10:38), echando fuera demonios y sanando a los enfermos (véase el ARTÍCULO EL REINO DE DIOS, P. 1302. [Mat 12:28]).
(5) Jesús indica en Mar 16:15-20 que esas señales no son dones especiales para unos pocos, sino que se darían a todos los creyentes que, en obediencia a Cristo, dieran testimonio del evangelio y se apropiaran de sus promesas.
(6) La falta de esas «señales» en la iglesia moderna no indica que Cristo haya incumplido sus promesas. Él afirma que la falta está en el corazón de sus seguidores (véase Mat 17:17, nota).
(7) Cristo ha prometido que su autoridad, poder y presencia acompañarán a su pueblo en la batalla que libren contra el reino de Satanás (Mat 28:18-20; Luc 24:47-49). Se tiene que librar a las personas de su cautiverio mediante la predicación del evangelio, la vida de justicia (Mat 6:33; Rom 6:13; Rom 14:17) y la realización de señales y milagros por el poder del Espíritu Santo (véanse Mat 10:1, nota; Mar 16:16-20; Hch 4:31-33; y el ARTÍCULO PODER SOBRE SATANÁS Y LOS DEMONIOS, P. 1354. [Mar 3:27]).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ESTAS SEÑALES SEGUIRÁN. Véase el ARTÍCULO SEÑALES DE LOS CREYENTES, P. 1380. [Mar 16:17-18].
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Estas señales fueron prometidas a la comunidad apostólica (Mat 10:1; 2Co 12:12), y no a los creyentes de todas las épocas (cp. 1Co 12:29-30). Todas estas señales (con la excepción de las bebidas venenosas) fueron experimentadas por la iglesia apostólica y reportadas en las Escrituras (p. ej. Hch 28:5), pero no después (cp. el v. Mar 16:20).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
16:17 — Y estas señales — Aparte de la palabra “señales”, el Nuevo Testamento emplea otros dos términos: “prodigios” y “milagros” (o, maravillas). Véanse 2Co 12:12; Heb 2:4; Hch 2:22. Son obras sobrenaturales. La palabra “señal” pone énfasis en la evidencia divina que reside en la persona que hace la señal. La palabra “prodigio” subraya la maravilla que es causada en la persona que observa la obra sobrenatural. La palabra “milagro“ enfatiza el poder detrás de la obra.
Estas señales eran para confirmar (ver. 20; Heb 2:1-18; Heb 3:1-19). Cuando la Pa labra fue confirmada, entonces estas señales cesaron. Cristo prometió ayudar a los apóstoles con estas señales «en todas partes» (ver. 20); el evan gelio llegó a predicarse «en toda la creación debajo del cielo» (Col 1:23). Para entonces ya iban cesando las señales, pues ya habían confir ma do la Palabra predicada en todas partes. Cuando vino “lo perfecto” (la completada revelación del evangelio), cesaron las lenguas (1Co 13:8-10).
Sin haber nuevas revelaciones hoy en día, no hay necesidad de señales para confirmar. Esto los pentecosteses y los neopentecosteses ignoran por com pleto.
— seguirán a los que creen — ¿A quiénes fueron prometidas estas señales (milagros)? (Los pentecosteses y neopentecosteses aplican esta promesa a sí mismos sencillamente por que se consideran «creyentes»).
Fueron prometidas primeramente a los apóstoles (los versículos 14,15,19,20). Cristo se diri gía directamente a ellos. Les había reprochado por su incredulidad respecto a su resurrección (el versículo 14). Tendrían que creer para que Dios obrara por ellos en las referidas señales.
Fueron prometidas también a otros, porque Cristo cambia de la segunda persona plural (vo sotros) a la tercera plural (a los que creen). ¿Quiénes son estos creyentes? No son todo creyente recién bautizado. En Hch 8:12 vemos que hombres y mujeres de Samaria creyeron y fueron bautizados, pero que por un tiempo no habían recibido el Espíritu Santo (los versículos 15-17). Habían recibido el «don del Espíritu Santo» cuando fueron bautizados en agua (Hch 2:38), pero solamente por la imposición de manos a postólicas «se daba el Espíritu Santo» (Hch 8:18). (El «don del Espíritu Santo» no es, pues, la misma cosa que «dones espirituales»).
La frase «a los que creen» se limita a cristianos sobre los cuales los apóstoles impusieran sus manos para impartirles dones. Véanse también Hch 19:1-6 y 2Ti 1:6. Esto fue por un tiempo limitado y se gún el propósito de los milagros; a saber, la confirmación de la Palabra que estaba siendo revelada (16:20; Heb 2:3). Sin la imposición de manos apostólicas, los samarita nos, los efesios, y Timoteo, nunca habrían recibido estas señales.
Estas señales no fueron prometidas a todo creyente para todo el tiempo. La prueba está en la sencilla observación de que todo creyente hoy en día no las puede hacer. Ni todo pentecostés reclama hacerlas todas, y mu chos de éstos no profesan tener ninguna de las cinco señales; no obstante, re claman ser creyentes.
Si una de estas señales (el hablar nuevas lenguas) es para todo creyente por todo el tiempo, entonces todas estas señales son para él. ¿Es justo el glosólogo (el que reclama hablar en lenguas desconocidas para él) con este pasaje? Los glosólogos tienen reuniones pa ra ejercer el don de «nuevas lenguas»; ¿por qué no las tienen para el don de «be ber cosas mortíferas»?
— En mi nombre — Véase 9:37,38,41, comentarios. Aquí la frase significa “por la autoridad de Cristo”. En Luc 10:17 vemos que los setenta hicieron milagros “en tu nombre” porque Jesús les había dado autoridad (ver. 18). En Luc 9:1 vemos que Jesús dio autoridad a los apóstoles para obrar milagros. Est 2:2 ilustra cómo hacer algo en el nombre de una persona es hacerlo por la autoridad de ella.
— echarán fuera demonios — Véase 3:15, comentarios. Los apóstoles ya habían ejercido este don y ahora Jesús les promete que éste es uno de los dones que les seguirá en su obra de predicar el evangelio en la Gran Comisión (ver. 15). Vemos un caso de esto en Hch 8:7
— hablarán nuevas lenguas — Véanse Hch 2:4; Hch 19:6.
Hay dos palabras griegas para decir «nuevo»: neos y kainos. Neos significa «nuevo» en el sen tido de tiempo; tiene poco tiempo, es reciente, joven. Kainos significa «nue vo» en el sentido de no acostumbrado, o sin uso, o de otra naturaleza. Este texto aquí en Marcos emplea la palabra kainos. Algunos argumentan que las len guas aquí referidas eran nuevas en el sentido de no ser humanas ni usadas en siglos pasados. Pero el texto griego está en contra de su afirmación. Eran nuevas en el sentido de que no eran lenguas a las cuales estuvieran acostumbra dos los apóstoles (de habla griega). Estas no serían las primeras veces que estas lenguas se hablaran, pero sí fueron de una cualidad «nueva» para los a póstoles y para los otros cristianos primitivos con el don de hablar lenguas, porque nunca las habían hablado.
Las «nuevas lenguas» de este pasaje son las mismas que las «otras lenguas» de Hch 2:4. Hechos capítulo 2 es un comentario inspirado sobre estas nue vas len guas.
Mar 16:17-18 «prueba» demasiado para los pentecosteses y neo pentecosteses, porque habla de más que lenguas sencillamente. ¿Qué de tomar en las manos serpientes (compárese Hch 28:3-5), y de beber cosa mortífera, y de echar fuera demonios (Hch 8:7). Muchos de los pentecosteses y los carismáticos no quieren nada de este pasaje excepto lo de lenguas. Su texto de prueba ¡prueba dema siado!
La razón por qué dos de estas cinco señales son más populares hoy en día, en tre gente crédula o mal informada en las Escrituras, es que se pueden falsifi car más fácilmente. Los pocos grupos pentecosteses, que de vez en cuando tie nen reuniones especiales para manejar serpientes y tomar veneno, no convencen al mundo incrédulo, porque siempre los practicantes sufren gran daño, y a ve ces la muerte. Pero la mayoría de entre los pentecosteses ignoran estas acti vidades, y se contentan con algo que más fácilmente puede impresionar (y en gañar) a la gente; es decir, con las llamadas sanidades y con las lenguas (que no son lenguas, sino pura habla extática).
Los glosólogos se contentan con sus lenguas porque,, de las cinco señales de este pasaje (ver. 17,18), la de hablar «nuevas lenguas» es la que más fácilmente pueden fin gir hacer. No sería fácil engañar a la gente con su glosolalia si la gente no fuera tan ignorante de la enseñanza bíblica respecto a estas señales.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Señales: O, también, «cosas maravillosas» (TLA, CEV). Nuevas lenguas: El Nuevo Testamento habla de “otras lenguas” (Hch 2:4) y “lenguas” (1Co 14:1-40), pero nunca habla de “nuevas lenguas”. Nida nos advierte respecto a esto y agrega que estas lenguas son nuevas para el que las habla. No se trata necesariamente de idiomas nunca antes escuchados (Bratcher y Nida, 512).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Hch 2:4; Hch 2:8-11; Hch 8:7; Hch 10:46; Hch 16:18; Hch 19:6; (ver 1Co 14:2-40).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
estas señales. Son las señales manifestadas durante el ministerio de Cristo y de sus apóstoles para confirmarlos como verdaderos mensajeros del evangelio (vers. 20; He 2:3, 4).
Fuente: La Biblia de las Américas
17 super (1) Hablar en nuevas lenguas sólo es una de las cinco señales que acompañan a los creyentes salvos. No es la única señal, contrario a lo que algunos creyentes aseveran. Según la revelación divina del libro de Hechos y de las epístolas, lo que el Señor dijo aquí no significa que todo creyente salvo debe tener las cinco señales; significa que cada creyente salvo puede tener algunas de estas señales, pero no necesariamente todas.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
O, estos milagros