Biblia

Comentario de Marcos 2:23 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 2:23 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Aconteció que Jesús pasaba por los sembrados en sábado, y sus discípulos se pusieron a caminar arrancando espigas.

2:23,24 — Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? — En los versículos 23-28, y luego en los primeros seis del capítulo que sigue, vemos que los enemigos de Jesús batallan con él sobre la cuestión del uso del sábado. Ellos se basan en sus tradiciones respecto al sábado, y él en ser el Autor de la ley misma respecto al sábado. Ellos juzgaban a Jesús según sus interpretaciones de la ley de Moisés, y Jesús proclamaba los diseños y propósitos de las cosas de la ley. Ya como decididos enemigos de Jesús, los fariseos buscaban condenarle en este asunto, y al hacerlo se exponían como muy inconsecuentes. Por ejemplo, véanse Jua 7:22-24; Mat 12:11.

Según sus propias interpretaciones no inspiradas, lo que hacen los discípulos de Cristo en esta ocasión es ¡trabajar en el día sábado! Claro es que trabajar en dicho día no es lícito. Pero el caso no es así.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

aconteció que pasando. Mat 12:1-8; Luc 6:1-5.

a arrancar espigas. Deu 23:24, Deu 23:25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

El grano maduro puede comerse completo y es apetitoso y nutritivo. La Ley Mosaica permitía recoger con la mano porciones de grano de los campos de otros para subsistir (Deu 23:25). Sin embargo, estaba prohibido cosechar con la hoz.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

DÍA DE REPOSO. Véase Mat 12:1, nota.

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

los sembrados. En la Palestina del primer siglo los caminos eran las arterias viales más importantes, por lo que una vez que los viajeros se apartaban de estas caminaban a lo largo de senderos anchos que orillaban y cruzaban pastizales y sembradíos. un día de reposo. «Sabbat«, día de reposo, es la transliteración de la palabra hebrea que se refiere al total cesamiento de actividad, al descanso. En honor al día en el que Dios descansó después de haber creado al mundo (Gén 2:3), el Señor declaró el séptimo día de la semana como día especial de descanso y recuerdo para su pueblo, lo cual quedó incluido dentro de los Diez Mandamientos (vea la nota sobre Éxo 20:8). Pero cientos de años de enseñanza rabínica habían añadido numerosas, insufribles y arbitrarias restricciones al requerimiento original de Dios, una de las cuales consistía en prohibir cualquier viaje superior a los 914,4 metros de distancia desde la propia casa (cp. Núm 35:5; Jos 3:4). arrancar espigas. A los viajeros que no llevaban consigo suficiente alimento les estaba permitido por la ley mosaica recoger espigas para satisfacer su hambre (Deu 23:24-25; vea la nota sobre Mat 12:2).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

2:23,24 — Aconteció que al pasar él por los sembrados un día de reposo, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito? — En los versículos 23-28, y luego en los primeros seis del capítulo que sigue, vemos que los enemigos de Jesús batallan con él sobre la cuestión del uso del sábado. Ellos se basan en sus tradiciones respecto al sábado, y él en ser el Autor de la ley misma respecto al sábado. Ellos juzgaban a Jesús según sus interpretaciones de la ley de Moisés, y Jesús proclamaba los diseños y propósitos de las cosas de la ley. Ya como decididos enemigos de Jesús, los fariseos buscaban condenarle en este asunto, y al hacerlo se exponían como muy inconsecuentes. Por ejemplo, véanse Jua 7:22-24; Mat 12:11.
Según sus propias interpretaciones no inspiradas, lo que hacen los discípulos de Cristo en esta ocasión es ¡trabajar en el día sábado! Claro es que trabajar en dicho día no es lícito. Pero el caso no es así.

Fuente: Notas Reeves-Partain

PIEDAD, VERDADERA Y FALSA

Marcos 2:23-28

Cierto sábado, Jesús iba pasando por unos trigales. Sus discípulos se pusieron a arrancar espigas cuando iban pasando por allí y a comerse los granos. Los fariseos empezaron a decirle a Jesús:
-¡Fíjate! ¿Por qué están haciendo lo que no es permitido hacer en sábado?
-¿Es que no habéis leído nunca -les contestó, Jesús- lo que hizo David cuando él y sus amigos estaban necesitados y hambrientos? ¿No habéis leído nunca entró en la Casa de Dios, cuando Abiatar era el sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, que podía comer nadie más que los sacerdotes, y también a sus amigos? El sábado -continuó diciéndoles Jesús- se hizo para el servicio de las personas; no las personas para el servicio del sábado. Por tanto el Hijo del Hombre también es el Señor del sábado.

Una vez más Jesús entró en conflicto con las reglas ‘ normas de los escribas. Cuando Él y Sus discípulos iban pasando por unos trigales en sábado, Sus discípulos se pusieron a arrancar espigas y a comerse los granos. Cualquier otro días de la semana aquello estaba totalmente permitido (Deutero nomio 23:25). Siempre que el viajero no usara una hoz, podía arrancar las espigas. Pero esto lo hicieron un sábado, y el, sábado estaba terminantemente prohibido hacer ningún trabajo: Los trabajos se clasificaban en treinta y nueve categorías diferentes, que se llamaban » los trabajos padres,» cuatro de los cuales eran segar, aventar, trillar y preparar una comida. Con su acción, los discípulos eran culpables de haber quebrantado estas cuatro prohibiciones. A nosotros nos parecerá algo fantástico; pero para los rabinos judíos era una cuestión de pecados mortales y de vida o muerte.

Los fariseos aprovecharon inmediatamente la ocasión para acusar a los discípulos de Jesús de quebrantar la Ley. Sin duda esperaban que Él los parara inmediatamente. Pero Jesús les contestó en su propio lenguaje. Citó la historia que se cuenta en 1S 21:1-6 . David iba huyendo para salvar la vida; llegó al tabernáculo de Nob; pidió algo de comida, y no había más que los panes de la proposición. Ex 25:23-30 nos dice lo que era este pan. Consistía en doce panes que se colocaban en una mesa de oro de un metro de longitud por medio de anchura y medio de altura. La mesa estaba en el tabernáculo delante del lugar santísimo, y los panes eran una especie de ofrenda a Dios. Se cambiaban una vez por semana; los que se retiraban podían comerlos los sacerdotes, pero nadie más (Lv 24:9 ). Sin embargo entonces, en su necesidad, David y sus amigos comieron de aquel pan. Jesús mostró que la misma Escritura contiene un precedente de que la necesidad humana tiene prioridad aun sobre la Ley divina.

» El sábado -les dijo- fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado.» Era evidente: El ser humano fue creado antes de que se promulgaran las elaboradas leyes del sábado. El ser humano no fue creado para ser la víctima y el esclavo de las reglas y .normas sabáticas, que se hicieron en un principio para hacerles la vida mejor y más fácil a las personas. El hombre no debe ser un esclavo del sábado, que existe realmente para su bien.

Este pasaje nos enfrenta con algunas verdades esenciales que sería peligroso olvidar.

(i) El Cristianismo no consiste en cumplir normas y reglas. Vamos a referirnos a un asunto parecido al de este pasaje evangélico. La observancia del Día del Señor -es lo que quiere decir la palabra domingo- es importante; pero si el Cristianismo consistiera en no trabajar e ir a misa o al culto el domingo, rezar o leer la Biblia y abstenerse de ciertas cosas, ser cristiano sería muy fácil. Siempre que nos olvidamos del amor y del perdón y del servicio y de la misericordia que son el corazón del Cristianismo, y los sustituimos por el cumplimiento de reglas y normas, el Cristianismo ha perdido su esencia. Cristianismo siempre ha consistido mucho más en hacer cosas que en abstenerse de hacer cosas.

(ii) La primera obligación es la de atender a la necesidad humana. Hasta todos los catecismos y las confesiones de admiten que es perfectamente legal en el Día del Señor cumplimiento del deber y la práctica de las buenas obras y misericordia. Si la religiosidad de una persona no la mueve a ayudar a los que están en necesidad, su religión no merece nombre. La gente importa más que los sistemas; las persona. son mucho más importantes que el ritual; la mejor manera honrar a Dios es ayudar a nuestros semejantes.

(iii) La mejor manera de usarlas cosas santas es usarlas p ` ayudar a nuestros semejantes necesitados. En realidad, esa es,»4 la única manera de dedicarle las cosas a Dios.
Una de las historias más encantadoras es la de El Cuarto Rey Mago. Se llamaba Artabán. Había decidido seguir la estrella, y llevaba un zafiro, un rubí y una perla de precio incalculable como regalos para el Rey. Iba cabalgando a toda prisa. para encontrarse en el lugar convenido con sus, tres amigos Melchor, Gaspar y Baltasar. Iba con el tiempo justo; le dejarían atrás si llegaba tarde. Pero de pronto vio una figura confusa en el suelo por delante de él. Era otro viajero, que había t contraído unas fiebres. Si Artabán se detenía a ayudarle, perdería a sus amigos. Y se detuvo a ayudar al necesitado hasta que se puso bueno. Pero ahora estaba solo. Necesitaba camellos y mozos que le ayudaran a cruzar el desierto, porque había perdido a sus amigos y su caravana. Tuvo que vender el zafiro para cubrir sus necesidades; Le dio pena que esa preciosa joya no fuera para su Rey.

Siguió su viaje, y a su debido tiempo llegó a Belén; pero de nuevo era demasiado tarde. José y María y el Niño se habían ido. Entonces llegaron los .soldados para cumplir las crueles órdenes de Herodes y matar a todos los niños. Artabán estaba en una casa en la que había un niño. Los soldados llegaron a la puerta. Se oía a las otras madres llorar su desconsuelo. Artabán se puso a la puerta, alto y oscuro de piel como era, con el rubí en la mano, y sobornó al capitán para que no entrara. Así se salvó el niño de la casa, y la madre estaba gozosa; pero Artabán ya no tenía el rubí para su Rey.

Durante años vagó por todas partes buscando en vano a su Rey. Más de treinta años después llegó a Jerusalén. Había una crucifixión aquel día. Cuando Artabán se enteró de que era a Jesús al Que iban a crucificar, comprendió que era su Rey, y se dirigió a toda prisa al Calvario. Podría ser que su perla, la más maravillosa del mundo, pudiera comprar la vida del Rey.
Calle abajo corría una joven huyendo de un grupo de soldados. «¡Mi padre tiene deudas -gritaba-, y me van a vender como esclava para pagarlas! ¡Sálvame!» Artabán vaciló un instante; pero en seguida sacó la perla, y se la dio a los soldados para comprar la libertad de la joven.
De pronto los cielos se oscurecieron. Hubo un terremoto, y una piedra volante le golpeó a Artabán en la cabeza. Cayó medio inconsciente en el suelo, y la chica le sujetó la cabeza en su regazo. De pronto, él empezó a mover los labios: «No, Señor, ese no puedo ser yo; porque ¿cuándo Te he visto hambriento y te he dado de comer? ¿O sediento y Te he dado de beber? ¿Cuándo Te he recibido cuando eras forastero? ¿O desnudo y Te he vestido? ¿Cuándo he sabido que estabas en la cárcel y he ido a visitarte? Llevaba treinta y tres años buscándote; pero no había visto nunca Tu rostro, ni Te he prestado ningún servicio, mi Rey.» Y entonces se oyó una voz, como un susurro que llegara de muy lejos: «De cierto te digo, que en cuanto lo has hecho con Mis hermanos necesitados, Me lo has hecho a Mí.» Y Artabán sonrió al morir, porque supo que el Rey había recibido sus dones.

La mejor manera de consagrarle cosas a Dios es usándolas para ayudar a los necesitados. Se ha sabido de niños a los que no se permitía entrar en una iglesia porque era un monumento y estaba llena de cosas valiosas. Desgraciadamente puede que una iglesia esté más preocupada por la solemnidad de su ritual que de ayudar a los humildes y aliviar a los pobres. Pero las cosas realmente sagradas se deben usar para remediar el dolo y la necesidad. Los panes de la proposición no fueron nunca tan sagrados como cuando se usaron para alimentar a un hambrientos. El sábado no fue nunca tan sagrado como cuan se usó para ayudar a los necesitados. El árbitro final acerca de uso de todas las cosas es el amor y no la ley.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Un sábado: Ver el comentario en Mar 1:21.

Al pasar él por los sembrados no se ajusta tan bien al texto griego, que dice que Jesús estaba “atravesando los sembrados”. BJ traduce «cruzaba Jesús por los sembrados», con lo cual se acerca más al sentido del texto, al igual que DHH, «caminaba entre los sembrados», y NVI, «al cruzar Jesús los sembrados».

Sus discípulos, mientras andaban: La idea aquí es que, al cruzar, iban haciendo un camino en el sembrado. Esto está expresado por el griego odon poiein, “hacer un camino”. BJ lo expresa mejor: «sus discípulos empezaron a abrir camino», y también BA: «mientras se abrían paso».

Comenzaron a arrancar espigas: El propósito era, por supuesto, comerlas. El texto no lo dice, pero el contexto lo sugiere. Si la palabra espigas no es familiar para la audiencia del traductor, deberá reemplazarse por una que sea conocida. Quizás haya que especificar, como hacen algunas de las versiones consultadas, que se trata de «espigas de trigo» (NVI, DHH).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— arrancar espigas. Ver nota a Mat 12:1.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Deu 23:25.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Señor del sábado (ver Mat. 12:1-8; Luc. 6:1-5). Tenemos la impresión, dadas las críticas hacia Jesús, que una de las señales del reino de Dios es la oposición por parte de aquellos que son ciegos al reino. En este pasaje la oposición fue porque los discípulos de Jesús, quienes tenían hambre, arrancaron espigas en sábado con lo que quebrantaban la serie complicada de leyes sabáticas. Jesús contestó a los fariseos citando ejemplos de las Escrituras que éstos no podían negar. El gran rey David quebrantó mucho más las leyes sabáticas cuando se vio en necesidad, y nadie le culpó. La ironía de decir: ¿Nunca habéis leído? a personas que eran consideradas expertas en las Escrituras es obvia, Jesús sabía valerse de tal ironía en momentos de argumento. El sumo sacerdote de la época en que David tomó esa acción era Ajimelec, el padre de Abiatar, pero el nombre no es pertinente al relato.

Algunos rabíes en verdad creían y enseñaban que los humanos habían sido creados para observar el sábado. Jesús demostró lo absurdo de esto, enseñando que el sábado era la provisión cariñosa de Dios hacia nosotros para el descanso y la adoración. Nuevamente, Jesús usó el título enigmático de Hijo del Hombre, quien, según él, era el Señor (o dueño) del sábado. Esto podría interpretarse como significando que todos los humanos tienen el derecho de decidir cómo se ha de usar el sábado. Sin embargo, sería más al caso que Jesús se estaba refiriendo a sí mismo como el que tenía el derecho de decidir. Si esto fuere así entonces, con toda claridad, él estaba haciéndose igual a Dios, quien había establecido el sábado. Nuevamente, Marcos se refiere al asunto de quién es el Hijo del Hombre, y en verdad, de quién es Jesús. El asunto presenta cada vez más urgencia.

¿Cerraban los ojos deliberadamente a la verdad aquellos que se oponían a Jesús? Si una persona no acepta a Cristo y sus reclamos acerca de sí mismo, luego quizá se opondrá más y más amargamente como lo hicieron las fariseos y los maestros de la ley. Este es el lado negativo de la ley de la respuesta espiritual a la cual Jesús aludió con frecuencia. Cuanto más respondemos a la verdad, tanto más vamos a entenderla y recibirla. Cuanto menos respondemos a la verdad (ignorándola o cerrando los ojos ante ella), tanto menos vamos a entender. Esta es una verdad fundamental que hallamos en las parábolas de Jesús.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

b 87 Deu 23:25

c 88 Mat 12:1; Luc 6:1

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

23 (1) Con respecto a los vs. 23-28, véanse las notas de Mat_12:1-8 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Estos versículos nos presentan una escena muy notable del ministerio terrenal de nuestro Señor Jesucristo. Vemos a nuestro bendito Maestro y a sus discípulos atravesar «unos campos de trigo en día de sábado;» y se nos dice que sus discípulos «andando empezaron a arrancar espigas». Inmediatamente oímos a los fariseos que los acusan a nuestro Señor como si hubieran cometido una gran ofensa. «¿Porqué hacen estos en sábado lo que no es lícito?» la respuesta que recibieron está repleta de profunda sabiduría; deberíamos estudiarla bien todos los que deseamos comprender en que consiste la verdadera observancia del día del Señor.
Vemos en estos versículos que importancia tan exagerada da a fruslerías los que son formalistas en religión.
Los fariseos fueron los más grandes formalistas que han existido en el mundo. Parece que se ocuparon exclusivamente de lo externo, de la concha, de la corteza, del ceremonial de la religión. Agregaban a estos actos externos otros que fundaban en tradiciones que les eran peculiares. Su santidad consistía en lavatorios, ayunos, trajes especiales y en un culto caprichoso, al mismo tiempo que no se ocupaban del arrepentimiento, de la fe y de la pureza.
Probable es que los fariseos no hubieran criticado a los discípulos si hubieran infringido la ley moral. Hubiéranles disimulado la codicia, el perjurio, las extorsiones o los excesos, porque eran pecados a que eran ellos mismo muy inclinados. Pero apenas los vieron violar sus tradiciones humanas respecto al modo recto de guardar el sábado, levantaron el grito y los acusaron.
Vigilemos y oremos no sea que incurramos en el error de los fariseos. Véanse siempre cristianos que siguen sus huellas. Hay muchos en el día que dan más importancia a las ceremonias externas de la religión que a sus doctrinas. Se afanan más en observar las festividades de los santos y en volverse hacia el oriente cuando rezan el credo, e inclinar la cabeza al mentar l nombre de Jesús, que en pensar en el arrepentimiento, en la fe, y en separarse del mundo. Estemos en guardia siempre contra ese espíritu, que no nos puede consolar, satisfacer ni salvar.
Deberíamos aceptar como un principio inconcuso, que cuando una persona empieza a considerar ritos humanos y ceremonias como cosas de suprema importancia, y las pone por encima de la predicación del Evangelio, que su alma se encuentra en muy mala condición. Es un síntoma de dolencia espiritual; y suele ser con frecuencia el recurso a que apela una conciencia inquieta. Estos son en general los primeros pasos en la dirección de la apostasía del protestantismo al romanismo. No debemos, por tanto, admirarnos que s. Pablo dijera a los Gálatas: «Guardáis días y meses, y épocas y años. Me temo que en vano os he consagrado mis trabajos». Gal. 42Sa 10:11 Vemos, en segundo lugar, en estos versículos, lo que vale conocer las santas Escrituras.
Nuestro Señor replica a la acusación de los fariseos refiriéndose a las santas Escrituras. Recuerda a sus enemigos la conducta de David, cuando «tuvo necesidad y estuvo hambriento.» «¿No habéis leído lo que hizo David?» no podían negar que no era posible que el escritor del libro de los Salmos, y «el hombre según Dios,» diera mas el ejemplo. Sabían que efectivamente no había violado los mandamientos de Dios «excepto el hecho de Urías jeteo» 1 Reyes 15.5. Sin embargo, ¿qué había hecho David? Había ido a la casa del Señor y comido «de los panes de la propiciación de que no es permitido comer sino a los sacerdotes». Con ese acto había probado que hay algunas exigencias de las leyes ceremoniales que pueden relajarse en caso de necesidad. Nuestro Señor cita a sus adversarios este ejemplo de la Escrituras; y nada pudieron replicarle. La espada del Espíritu fue un arma a que no pudieron resistir; quedaron reducidos al silencio y avergonzados.
La conducta de nuestro Señor en esta ocasión debe servir de guía a su pueblo. Las principales razones para nuestra fe y para nuestras prácticas deberían ser, «así está escrito en la Biblia». «¿Qué dice la Esch?» Procuremos tener siempre de nuestro lado la palabra de Dios en todas las cuestiones que se debaten.
Procuremos presentar un fundamente bíblico a nuestra conducta en todos los puntos dudosos y mostremos a nuestros opositores que la Biblia es nuestra regla.
Nos convenceremos que un texto claro es el argumento más poderoso que podemos emplear. Debemos esperar que en un mundo como este nuestras opiniones han de ser atacadas, si servimos a Cristo, y estemos seguros que nada callará más pronto a nuestros adversarios como una cita de la Escritura.
Recordemos, sin embargo, que si queremos usar la Biblia como lo hizo nuestro Señor, debemos conocerla bien. Debemos leerla atentamente, con humildad, perseverancia y súplicas; de otra manera sus textos no vendrán a nuestra ayuda cuando tengamos necesidad de ellos. Para usar con buen resultado la espada del Espíritu, debemos familiarizarnos con ella y empuñarla a menudo. El conocimiento de la Biblia no lo adquirimos por intuición. Tenemos que estudiar, meditar y escudriñar el libro, que orar sobre el, y no dejarlo tranquilo en su anaquel, ni hojearlo descuidadamente de cuando en cuando. Solo los que estudian la Biblia podrán manejarla bien como un arma el día del combate.
Vemos, por último en estos versículos, cual es el verdadero principio por que deben decidirse todas las cuestiones que se refieren a la observancia del sábado o día del Señor. «El sábado,» dice el Señor, 2fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado.
Estas palabras son un tesoro de sabiduría. Merecen que se les consagre profunda atención, y tanto más cuanto que no se encuentran referidas sino en el Evangelio de Marcos. Veamos lo que contienen.
«El sábado fue hecho para el hombre». Dios lo hizo para Adán en el paraíso, y lo renueva para Israel en el monte Sinaí. Fue hecho para todo el género humano, no para los Judíos solamente, sino para toda la familia de Adán. Fue hecho para beneficio y consuelo del hombre; para bien de su cuerpo, de su espíritu y de su alma. Le fue dado como un don y una bendición, no como una carga. Esta fue su institución original.
Pero «el hombre no fue hecho para el «sábado» Nunca fue la intención que la observancia del día del Señor pudiera irrogar daño a su salud, ni intervenir con sus necesidades más urgentes. El mandamiento primitivo de «santificar el día sábado» no se proclamó para que fuera interpretado de manera que dañase a su cuerpo, ni que impidiese que se ejercieran actos de misericordia con sus prójimos. Ese fue el punto que olvidaron los fariseos, o que oscurecieron con sus tradiciones.
No hay en todo esto nada que venga a legitimar la aserción aventurada de algunos qué suponen que nuestro Señor ha revocado el cuarto mandamiento. Al contrario, habla explícitamente del sábado como de un privilegio y de un don, y no hace más que fijar los límites a que deben extenderse las reglas de su observancia. Enseña que pueden hacerse el día del sábado obras de necesidad y de misericordia; pero no dice una palabra que pueda justificar la opinión de los que se imaginan que los cristianos no deben «recordar el día para santificarlo.
Seamos muy celosos en guardar el día del sábado. No se crea que en la época presente se corra mucho riesgo de que el día se guarde con demasiado rigor; más lo hay de que sea profanado y olvidado por completo. Empeñémonos ardorosamente para que se preserve entre nosotros en toda su integridad. Podemos estar seguros que la prosperidad nacional y nuestros medros personales en la gracia están íntimamente enlazados con la santificación del día del Señor.

Fuente: Los Evangelios Explicados

Deu 23:25.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R1043 Aparte de los escritos de Lucas, el infinitivo con ἐγένετο se encuentra sólo en este versículo. Moulton (MT17) dice que esto es una asimilación primitiva de Luc 6:1.

T56 Aparece el infinitivo activo ποιεῖν, cuando lo esperaríamos en voz media (comp. MT159, el activo ὁδὸν ποιεῖν realmente significa: construir un camino).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., El

Fuente: La Biblia de las Américas

g Deu 23:25.

Fuente: La Biblia Textual III Edición