Biblia

Comentario de Marcos 3:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 3:13 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces subió al monte y llamó a sí a los que él quiso, y fueron a él.

3:13

— Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él — Véase Luc 6:12-16. Antes de seleccionar a sus doce apóstoles (para ser enviados como embajadores, 2Co 5:20), Jesús pasó la noche en oración. De entre muchos discípulos escogió a doce (Luc 6:13). Su selección no dependía de ellos, aparte de ser sus discípulos, sino solamente conforme a lo que Jesús “quiso”.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Mat 10:1; Luc 6:12-16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Jesús tenía un gran grupo de seguidores. Jua 6:66 indica que aun después de nombrar a los doce, seguía teniendo una gran cantidad de seguidores. Luc 10:1 hace notar que más tarde Jesús envió unos 70 discípulos adicionales.

 EN COMPARACIÓN

Dioses paganos en el Nuevo Testamento

Nombre

Descripción

Referencia

BEELZEBÚ

Dios pagano considerado por los judíos como el espíritu supremo de maldad.

Mar 3:22

DIANA

En la mitología romana, la diosa de la luna, de la caza, de los animales salvajes y la virginidad.

Hch 19:24, Hch 19:27, Hch 19:28

MERCURIO

El dios griego del comercio, la ciencia, la invención, la astucia, la elocuencia y el robo.

Hch 14:12

MAMÓN

La palabra aramea para las riquezas, personificado por Jesús como un dios falso.

Luc 16:9, Luc 16:11

MOLOC

Un dios nacional de los amonitas cuya adoración incluía el sacrificio de niños.

Hch 7:43

RENFÁN

Un ídolo adorado por Israel en el desierto.

Hch 7:43

HERMANOS GEMELOS

En la mitología griega, los gemelos hijos de Júpiter.

Hch 28:11

JÚPITER

El dios supremo de los antiguos griegos.

Hch 14:12, Hch 14:13

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

llamó a sí a los que él quiso. La palabra griega «llamó» enfatiza el hecho de que Jesús actuó según su propio interés soberano cuando escogió a sus doce discípulos (cp. Jua 15:16).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

3:13 — Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él — Véase Luc 6:12-16. Antes de seleccionar a sus doce apóstoles (para ser enviados como embajadores, 2Co 5:20), Jesús pasó la noche en oración. De entre muchos discípulos escogió a doce (Luc 6:13). Su selección no dependía de ellos, aparte de ser sus discípulos, sino solamente conforme a lo que Jesús “quiso”.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA COMPAÑÍA ELEGIDA

Marcos 3:13-19

Jesús subió a la montaña e invitó a Su servicio a los hombres que había escogido; y nombró a doce para que estuvieran con Él y para enviarlos como Sus heraldos y para que tuvieran poder para echar demonios. Escogió a Simón, al que le puso por nombre Pedro; a Santiago hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, a los que puso por mote Boanergues, que quiere decir » hijos del trueno»; a Andrés y a Felipe y a Bartolomé y a Mateo y a Tomás, y a Santiago hijo de Alfeo y a Tadeo y a Simón el Cananeo y a Judas Iscariote que fue el que Le traicionó.

Jesús había llegado a un momento muy importante de vida y obra. Se había presentado con Su mensaje; había seguido Su método; había recorrido Galilea predicando y sanando. Para entonces ya había hecho un impacto considerable la opinión pública. Ahora tenía que enfrentarse con dos blemas muy prácticos. En primer lugar, tenía que encontrar, manera de hacer que ermaneciera Su mensaje en caso de algo Le sucediera a El, y que ese algo había de sucederlé .. lo dudaba. Segundo, tenía que encontrar la manera de exten Su mensaje; y en una edad en que no había tal cosa co periódicos o libros, ni ninguna manera de alcanzar grandes audiencias a la vez, esa no era una tarea fácil. No había nada más que una forma de resolver los dos problemas: tenía escoger algunas personas para escribir Su mensaje en corazones y vidas, y que salieran de Su presencia para decirlo a los cuatro vientos. Eso exactamente es lo que Le vemos hacer aquí.

Es significativo que el Cristianismo empezó con un grupito. La fe cristiana es algo que estaba diseñado desde el principio que se había de descubrir y vivir en compañía. La esencia de la manera de vivir de los fariseos era que separaba a los hombres de su entorno. El mismo nombre de fariseo quiere decir separado; la esencia del Cristianismo es que vincula a cada uno con sus semejantes, y le presenta la tarea de vivir en compañía con los demás.

Además, el Cristianismo empezó con un grupo muy heterogéneo. En él se encontraban los dos extremos: Mateo era cobrador de contribuciones, y por tanto un marginado; era un renegado y un traidor a sus compatriotas; y Simón el Cananeo, al que Lucas llama correctamente el Celota; y los celotas eran una pandilla de nacionalistas ardientes y violentos que se comprometían hasta a cometer crímenes y asesinatos para librar a su país del yugo extranjero. El hombre que había perdido totalmente el sentido de patriotismo y el patriota fanático estaban juntos en aquel grupo, y sin duda habría entre aquellos dos extremos tJda clase de trasfondos y opiniones. El Cristianismo empezó insistiendo en que las personas más diferentes deben vivir juntas, y ofreciéndoles la oportunidad de hacerlo conviviendo con Jesús. A juzgar por los baremos del mundo, los hombres que escogió Jesús no tenían ninguna cualificación especial. No eran ricos, ni tenían una posición social especial, ni tenían una cultura elevada, ni tenían preparación teológica, ni tenían una posición elevada en la iglesia. Eran doce personas normales y corrientes. Pero sí tenían dos cualificaciones especiales. La primera: habían sentido la atracción magnética de Jesús. Había algo en Él que les había hecho querer tenerle por Maestro. Y la segunda: tenían el coraje de mostrar que estaban de Su parte. No nos equivoquemos: aquello requería coraje. Ahí estaba Jesús, pasando tranquilamente por alto normas y reglas; ahí estaba Jesús siguiendo un camino que conducía inevitablemente a una colisión con los líderes ortodoxos; ahí estaba Jesús, ya marcado como pecador y como hereje; y sin embargo tuvieron el coraje de asociarse con Él. Ningún grupo de hombres lo arriesgó todo nunca antes ni después a una esperanza trasnochada como aquellos galileos, y ninguna banda de hombres lo hizo ni lo haría nunca jamás con los ojos más abiertos que ellos. Aquellos Doce tenían toda clase de faltas; pero dijérase lo que se dijera de ellos, amaban a Jesús y no tenían miedo de decirle al mundo que Le amaban -y eso es ser cristianos.

Jesús los eligió con dos propósitos. Primero, los eligió para que estuvieran con Él; los eligió para que fueran Sus constantes y fieles compañeros. Otros podrían ir y venir; la multitud podría estar allí un día y no al siguiente; otros puede que fluctuaran y cambiaran en su relación con Él; pero estos Doce habían de identificar sus vidas con Su vida y vivir con Él todo el tiempo. Segundo, los eligió para enviarlos. Quería que fueran Sus representantes; que le hablaran a otros de Él. Ellos mismos habían sido ganados para que pudieran ganar a otros.

Para la tarea, Jesús los equipó con dos cosas. En primer lugar, les dio un mensaje. Habían de ser Sus heraldos. Un sabio dijo una vez que nadie tiene ningún derecho a ser maestro ; a menos que tenga una enseñanza propia que ofrecer, o la enseñanza de otro que desee apasionadamente propagar. La gente siempre escuchará al que tenga un mensaje. Jesús les dio a Sus amigos algo que decir. Segundo, les dio un poder. También habrían de echar demonios. Porque estaban en Su compañía, algo de Su poder se reflejaba en sus vidas.

Si queremos aprender lo que es el discipulado, haremos bien en fijarnos en estos primeros discípulos.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Jesús elige a doce discípulos (Mar 3:13-19)

Análisis de discurso

Este pasaje nos recuerda al Antiguo Testamento, por cuanto la acción se desarrolla en una montaña. Nos recuerda a los profetas Moisés y Elías, quienes también subieron montes en momentos clave de sus ministerios. La montaña es el lugar de revelación, y Marcos la utilizará de nuevo con este sentido en el capítulo Mar 9:1-50. Aquí Jesús comienza a elaborar una estrategia más concreta para su ministerio. La elección de doce discípulos entre muchos otros apunta a una intención teológica. Así como Israel estaba compuesto por doce tribus, así también el nuevo pueblo de Dios estará liderado por doce discípulos. Que Jesús diera nuevos nombres solamente a Simón, Jacobo y Juan nos comunica que estos hombres constituirían el círculo íntimo de Jesús, como claramente lo expresa Marcos en Mar 5:37; Mar 9:2; Mar 13:3 y Mar 14:33.

TÍTULO: Consideramos que el título más adecuado para esta sección es “Jesús elige a doce discípulos”.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Subió al monte: En algunas partes de América Latina un monte es un conjunto de árboles, no necesariamente una protuberancia en el terreno. «Cerro» (BL, DHH, TLA) sería una mejor traducción, o, directamente, «montaña» (NVI).

Llamó a sí: Una expresión un tanto extraña en castellano, que traduce el verbo proskaloumai, que quiere decir, literalmente, “llamar hacia uno mismo”. La mayoría de las versiones consultadas traducen simplemente «llamó», dado que se entiende que el llamado de Jesús es para que vengan a él. TLA propone una paráfrasis, «invitó a algunos de sus seguidores». El traductor deberá preocuparse por expresar este concepto de manera que no sea lingüísticamente chocante, como sucede con la versión de RV95. A los que él quiso da a entender la voluntad de Jesús al elegir sus discípulos; otra posibilidad es «a los que le pareció bien» (DHH).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Elección de los Doce (ver Mat. 10:1-4; Luc. 6:12-16). Sabemos por los otros Evangelios que Jesús subió al monte a orar porque debía tomar una decisión muy importante. El mismo Hijo de Dios necesitaba hallar un lugar donde pudiera estar a solas con Dios, ya que no había silencio en ninguna otra parte. Jesús nos ha enseñado a buscar la soledad para orar si es posible (Mat. 6:6).

Cuando Jesús nos llama a responder, su amor nos obliga a seguirle. Estos doce eran el “equipo” de Jesús (como podríamos decir de algún equipo deportivo de hoy) señalados para trabajar con él y unos con otros. El hace alusión en términos de su familia más amplia en los vv. 31-35. Mar. en ningún lugar los denomina “apóstoles”, aunque este es el nombre por el que fueron conocidos más tarde. Por esta razón algunos mss. omiten esta palabra aquí. Pero, si usamos el nombre o no, ellos fueron los misioneros de Jesús; y el misionero Marcos lo sabía muy bien. Podemos observar lo que significa “apóstol” en el v. 14. Jesús escogió a estos va rones para enviarlos a predicar las buenas nuevas, al igual que lo estaba haciendo él. Sin embargo, antes de que estuvieran listos para predicar las buenas nuevas tendrían que pasar tiempo con Jesús para aprender a modelar la vida de ellos por la de él. Si no seguimos el ejemplo de ellos, nuestra predicación será como altoparlantes propagando fuertemente algo sin sentido.

Además, tuvieron que demostrar el poder de Jesús y el Espíritu conquistando al enemigo, como lo había hecho Jesús. El les había dado su poder para echar fuera los demonios (Mat. agrega el poder para sanar enfermedades en su nombre). Ambas cosas eran señales de la llegada del reino de Dios. Es importante tomar nota de que Jesús compartió su poder con humanos muy imperfectos, como nosotros. En realidad, Marcos, en todo su Evan gelio, enfatiza las imperfecciones de los doce y en particular las de Pedro, quien de muchas maneras era el líder. Al hacerlo, Marcos simplemente estaba estableciendo los hechos; no estaba procurando minimizar a los apóstoles, como algunos han sugerido. Hace que la gracia de Dios sea tanto más maravillosa (como lo vio Pablo; 2 Cor. 4:7) ya que no hay superhombres ni supermujeres en el NT, solamente pecadores salvos por gracia. Los demás evangelistas querían mitigar el impacto de algunos de los relatos, pero Marcos quiere mostrarnos que los apóstoles eran humanos tal como nosotros, con todas nuestras debilidades. Los “santos” del NT no tie nen aureolas relucientes en derredor de sus cabezas; ¡esto fue una invención de la iglesia más adelante!

Otro detalle que recalca lo “común” de los apóstoles era que la mayoría tenía sobrenombres, algunos dados por Jesús mismo. En la mayor par te del mundo, las personas son conocidas por sus sobrenombres que describen su manera de ser en vez de sus verdaderos nombres. Estos discípulos eran gente real.

Así que tenemos a Simón, a quien Jesús le dio el sobrenombre de “Pedro” o “la roca”; luego Jacobo y Juan, a quienes denominó hijos del trueno (o “Rayos y Centellas”, como decimos hasta hoy). Tomás fue llamado “el mellizo”, y otro Simón fue llamado “el Zelote” que puede haber sido una referencia a su “celo” por la causa nacionalista de Israel. El sobrenombre de Judas, “Iscariote” también puede haber estado conectado con el mismo mo vimiento. Cuando recordamos al jactancioso Simón, quien negó a Jesús, a Tomás quien dudó de él, a Jacobo y Juan quienes fueron ambiciosos, y a todos los demás discípulos, quienes salieron corriendo asustados cuando Jesús fue detenido, no estamos glorificando sus flaquezas, sino al Dios que puede usar a gente débil como ellos, y como nosotros (2 Cor. 12:9).

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

n 112 Jua 15:16

ñ 113 Luc 6:12; Luc 9:1

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

El principio de este pasaje nos habla del nombramiento de los doce apóstoles. Es este uno de los acontecimientos del ministerio terrenal de nuestro Señor que debiera leerse siempre con profundo interés. ¡Qué cúmulo de beneficios han conferido al mundo estos pocos hombres! Los nombres de unos pocos pescadores judíos son conocidos y amados por millones de personas en todo el globo, mientras que se han perdido y olvidado los de muchos reyes y hombres acaudalados. Los que hacen bien a las almas, son los que se conservan «en perpetuo recuerdo.» Salmo 112.6 Notemos en estos versículos cuantos de los doce que aquí se nombran, habían sido llamados a ser discípulos, antes de ser escogidos para apóstoles.
De este número hay, al menos, seis, cuyo primer llamamiento para seguir a Cristo se refiere con especialidad. Esos seis son Padre y Andrés, Santiago y Juan, Felipe y Mateo. En una palabra, no hay duda que once de los apóstoles de nuestro Señor se convirtieron antes de ser escogidos para el apostolado.
Lo mismo debía acontecer con todos los ministros del Evangelio. Deberían ser hombres que hubieran recibido ya el llamamiento del Espíritu, antes de ser dedicados a la gran obra de enseñar a otros, debería seguirse con ellos la misma regla que con los apóstoles -«primero convertidos, después ordenados.
Nunca se podrá encarecer demasiado lo importante de esta regla para los intereses de la verdadera religión. No serán nunca demasiado estrictos y minuciosos los ministros de la iglesia en las indagaciones que hagan respecto al carácter espiritual de los candidatos para ordenes. Un ministro no convertido es completamente incapaz de ejercer su misión. ¿Cómo podrá hablar con experiencia de la gracia que nunca ha sentido? ¿Cómo recomendará a su congregación ese Salvador que el mismo no conoce sino de m? ¿Cómo presentará a las almas la necesidad urgente de la conversión y del nuevo nacimiento, que el no ha experimentado? ¡Qué miserablemente se equivocan los padres que persuaden a sus hijos para que se dediquen al ministerio, tan solo para obtener una buena congrua, o escoger una profesión respetable! ¿Qué otra cosa es eso sino persuadirlos a que digan lo que no es verdad, y a que tomen el nombre del Señor en vano? Los ministros no convertidos, los ministros mundanos son los que mas daño hacen a la causa del cristianismo. Son apoyo de los infieles, alegría del diablo y ofensa a Dios.
Aprendemos a conocer, en segundo lugar, la naturaleza del oficio para que fueron escogidos los apóstoles. Habían de «estar con Cristo». Habían de ser «enviados a predicar.» Poseerían «poder de curar enfermedades,» y «lanzar demonios..
Fijemos nuestra atención en estos cuatro puntos, pues contienen mucha instrucción. Los doce apóstoles de nuestro Señor eran, sin duda alguna, una clase distinta de hombres. Cuando murieron, no tuvieron sucesores, así que estricta y literalmente no se puede decir que hay sucesión apostólica. A nadie puede llamarse realmente «sucesor de los apóstoles», si no hace milagros, como ellos, y como ellos es infalible en su enseñanza. Pero, a pesar de esto, no debemos olvidar que en muchas cosas los apóstoles fueron elegidos para servir de modelos y de ejemplos a todos los ministros del Evangelio. Teniendo esta circunstancia presente podemos deducir lecciones muy útiles de este pasaje en referencia a los deberes de un fiel ministro.
Un ministro fiel debe, como los apóstoles, mantenerse en íntima comunión con Cristo. Debe estar mucho «con El» Debe frecuentar la compañía «del Hijo,» y morar en El. Debe separarse del mundo, y sentarse diariamente, como María, a los pies de Jesús para oír su palabra. Debe estudiarlo, copiarlo, asimilarse su Espíritu, seguir sus huellas. Debería empeñarse en adquirir la facultad de decir, cuando sube al púlpito, «lo que hemos visto y oído, eso mismo os declaramos» 1Juan 1.3 El ministro fiel debe ser predicador como los apóstoles. Este debe ser su principal trabajo y en el concentrar sus pensamientos. Debe considerar la predicación como muy por encima de la administración de los sacramentos. 1 Cor. 1.17. Un ministro que no predica no sirve de mucho a la iglesia de Cristo; es un faro sin lámpara, un trompetero silencioso, un vigilante dormido y un fuego pintado.
Un ministro fiel debe oponerse como los apóstoles a todas las obras del diablo. Aunque no llamado en el día a lanzar los espíritus malos del cuerpo, debe de estar siempre dispuesto a resistirse a los planes del diablo, y a denunciar los lazos que le tiende al alma. Debe manifestar las consecuencias que producen el gusto por las carreras de caballos, los teatros, los bailes, el juego, la borrachera, la profanación del día del Señor, y todos los placeres sensuales. Cada época tiene sus tentaciones especiales, pues muchas son las tratas de Satanás; pero cualquiera que sea el camino que haya escogido el diablo para urdir sus engaños, allí debe estar dispuesto y preparado el ministro a oponérsele y a hacerle resistencia.
¡Cuán grande es la responsabilidad de los ministros! ¡Cuán trabajosa su obra, si cumplen con su deber! ¡Cuánto necesitan de las plegarias de todos los que oran para robustecer y sostener sus manos! No es de admirarse que S. Pablo diga con tanta frecuencia a las iglesias, «Orad por nosotros.
Notemos por útil, cuan mal comprendieron sus enemigos el celo de nuestro Señor Jesucristo. Se nos dice que «Salieron a detenerlo, porque decían que estaba fuera de sí.
No hay nada en este hecho que deba sorprendernos. El profeta que fue a ungir a Jehú fue llamado «loco». 2 Reyes 9.11. Festo dijo a Pablo que estaba «loco».
Pocas cosas muestran de una manera más clara la corrupción de la naturaleza humana, que la incapacidad del hombre para comprender el celo religioso. El entusiasmo por ganar dinero, por adquirir ciencia, el ardor en la guerra, en el comercio, en los negocios, el mundo lo comprende. Pero el celo por la religión es tachado a menudo de locura, de fanatismo y tomado como un signo de debilidad intelectual. Si una persona pierde la salud a fuerza de estudio o de su aplicación excesiva a los negocios, nadie lo critica, y se dice: «Es un hombre muy diligente». Pero si se agota y gasta predicando, o emplea todo su tiempo en hacer bien a las almas, al momento se oye el clamor de los que gritan. «Es demasiado entusiasta y rígido». El mundo no ha cambiado, pues las «cosas del Espíritu» son siempre «insensatez para el hombre natural» 1 Cor. 2.14 Que no se debilite nuestra fe si tenemos que beber el mismo cáliz que bebió nuestro bendito Señor. Por duro que sea para la carne y para la sangre vernos mal juzgados por nuestros amigos y parientes, debemos recordar que no es nada nuevo. Recordemos las palabras de Jesús: «El que ama a su padre y a su madre más que a mi no es digno de mi». Jesús sabe la amargura de nuestras pruebas; Jesús siente por nosotros y nos dará su ayuda.
Suframos pacientemente la injusticia y la sinrazón de los inconversos, como lo hizo nuestro Señor. Compadezcamos su ceguedad y su falta de conocimiento y no los amemos ni un ápice menos por eso. Sobre todo pidámosle a Dios que se digne muda sus corazones. ¿Quién puede asegurar que las mismas personas que ahora se empeñan en desviarnos de Cristo, no serán un día nuevas criaturas, que verán las cosas diferentemente y seguirán a Cristo.?

Fuente: Los Evangelios Explicados

T179 La fórmula τὸ ὄρος significa: región montañosa.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego