Biblia

Comentario de Marcos 5:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 5:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Había una mujer que sufría de hemorragia desde hacía doce años.

5:25

— Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre — La pobre mujer sufría de hemorragia y esto de largo tiempo. Aparte de sufrir la aflicción física, como judía su condición le prohibía que participara en las ceremonias judaicas (Lev 15:25-30). Se sentía débil en lo físico, y marginada en lo social. El largo tiempo de sufrir este mal subraya la desesperación de la persona.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Y una mujer. Mat 9:20-22; Luc 8:43, Luc 8:44.

doce años. Luc 13:11; Jua 5:5, Jua 5:6; Hch 4:22; Hch 9:33, Hch 9:34.

con flujo de sangre. Lev 15:19, Lev 15:20, Lev 15:25-27.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

flujo de sangre. Denota una crítica hemorragia interna, quizá producto de un tumor u otra enfermedad (vea la nota sobre Mat 9:20).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:25 — Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre — La pobre mujer sufría de hemorragia y esto de largo tiempo. Aparte de sufrir la aflicción física, como judía su condición le prohibía que participara en las ceremonias judaicas (Lev 15:25-30). Se sentía débil en lo físico, y marginada en lo social. El largo tiempo de sufrir este mal subraya la desesperación de la persona.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA ÚLTIMA ESPERANZA DE
UNA PACIENTE

Marcos 5:25-29

Ahora bien, había una mujer que llevaba ya doce años. sufriendo de hemorragias. Se había sometido a muchos tratamientos a manos de muchos médicos; se había gastado todo el dinero que tenía, y no le había servido de nada. De hecho, había ido de mal en peor. Cuando oyó lo que decían de Jesús, se acercó a El por detrás entre la gente, y Le tocó la ropa, diciéndose: «Aunque no haga más que tocar Su ropa, me curaré.» E inmediatamente se le secó la fuente de la sangre, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su tormento.

La mujer de este pasaje sufría un mal que era muy corriente y muy difícil de tratar. El mismo Talmud propone no menos de once curas para esa dolencia. Algunas de ellas no son más que tónicos y astringentes; pero otras son sencillamente supersticiones, como llevar las cenizas de un huevo de avestruz en una faja de lino en el verano y de algodón en invierno; o llevar una espiga de cebada que se hubiera encontrado en el estiércol de una burra blanca. Sin duda esta pobre mujer había probado hasta esos remedios desesperados. Lo malo era que aquello no solamente afectaba la salud de una mujer, sino que la mantenía en una condición de impureza ritual y le impedía participar en el culto a Dios y en el trato con las demás personas (Lv 15:25-27 ).

Marcos se mete aquí un poco con los médicos. La mujer había acudido a todos los que había podido, y había sufrido mucho con los tratamientos, y se había gastado todo lo que tenía; y el resultado había sido, no ponerse mejor, sino peor. La literatura judía es interesante en el tema de los médicos. «Yo solía ir a los médicos -dice una persona- para que me curaran; pero cuanto más me ungían con sus pócimas, más se me nublaban los ojos, hasta que me quedé completamente ciego» (Tobías 2:10). Hay un pasaje en la Misná, que es un sumario de la ley tradicional, hablando acerca de los negocios a los que se puede dedicar a un hijo. «Rabí Yehudá dice: «Los muleros son en su mayoría unos canallas; los camelleros son en su mayoría gente como es debido; los marinos son casi todos santos; los mejores entre los médicos están destinados a la gehena, y los más aceptables de los carniceros son colegas de Amalec.»» Aquí hay que tener en cuenta el humor característicamente judío, aplicado a una profesión digna y respetada en la que los judíos siempre descollaron. Y afortunada y justamente hay voces en el sentido opuesto. Uno de los elogios más grandes que se han hecho de los médicos está en El Libro de Sirá (uno de los apócrifos o deuterocanónicos que se escribieron entre el Antiguo y el Nuevo Testamento), que tomamos de la Biblia del Oso:

Honra al médico de sus honras para las necesidades: porque el Señor lo crió. Porque la medicina viene del Altísimo, y de los reyes será honrada. La ciencia del médico hace alzar su cabeza, y delante de los príncipes es admirable. El Señor crió de la tierra las medicinas, y el hombre prudente no las despreciará con fastidio. ¿El agua no recibió dulzura del madero, para que su virtud fuese notoria al hombre? Él es el Que dio a los hombres la ciencia para ser glorificado en sus maravillas. Él es el Que sana por estas cosas, y mitiga el dolor del hombre. El boticario con estas cosas hace sus compuestos (suaves, y sus unciones salutíferas,) y sus obras no tienen fin; mas de Él procede la prosperidad sobre toda la tierra. Hijo, en tu enfermedad no seas negligente, mas ora al Señor, y El te sanará. Apártate del pecado, y endereza la mano; y de toda culpa limpia tu corazón. Ofrece perfume de suave olor, y memorial de flor de harina; engrasa la ofrenda, que no eres tú el primero que das estos dones. Y da luego lugar al médico, porque Dios lo crió; y no se aparte de ti, porque lo has menester. (Porque) hay tiempo cuando el buen suceso está en sus manos. Porque también ellos orarán al Señor que les prospera la ayuda y la cura por causa de la vida. El que peca contra Aquel Que lo hizo, caiga en las manos del médico.

Los médicos no habían tenido éxito en el caso de esta mujer, y ella había oído hablar de Jesús. Pero ella tenía este problema: su dolencia era doblemente embarazosa; el meterse entre la gente y confesarlo abiertamente era imposible, porque contaminaba a todos los que tocara, aunque fuera un roce mínimo; pero a pesar de todo decidió tratar de tocar, aunque sólo fuera la ropa de Jesús, en secreto. Cualquier judío devoto llevaba una ropa exterior con cuatro flecos, uno en cada extremo. Estos flecos se llevaban obedeciendo el mandamiento de Nm 15:38-40 , para indicarles a los demás, y al mismo que las usaba, que era un miembro del pueblo escogido de Dios. Eran el emblema de todo judío piadoso. Fue uno de esos flecos lo que tocó la mujer escurriéndose entre la multitud; y en cuanto lo tocó sintió la emoción de saberse curada.

Aquí tenemos a una mujer que vino a Jesús como su última esperanza; había probado todas las otras curas que el mundo pudiera ofrecer, y finalmente probó con Jesús. Muchas y muchas personas han venido a buscar la ayuda de Jesús cuando estaban al borde de la desesperación. Puede que hubieran luchado contra la tentación hasta no poder más, y Le extendieron la mano gritando: » ¡Señor, sálvame, que estoy perdido!» Puede que hubieran luchado con alguna responsabilidad agotadora hasta no poder más, y entonces clamaron por una fuerza que ya no tenían en sí mismos. Puede que fueran personas que habían trabajado para alcanzar la bondad que anhelaban, sólo para verla cada vez más lejos, hasta sentirse totalmente frustrados. Ninguna persona tendría por qué acudir a Cristo obligada por las circunstancias; y sin embargo muchos vienen así; pero aunque sea así como venimos, El no nos despedirá con las manos vacías. Aunque todo nos falle, Él no nos fallará.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Flujo de sangre: Se refiere a una aflicción relacionada con el ciclo menstrual de la mujer. Para comunicar esta idea, se debería traducir: “Una mujer que menstruaba incesantemente, desde hacía doce años”. En caso que esta traducción pudiera llegar a ofender la sensibilidad de la audiencia, recomendamos la que propone NVI, «padecía de hemorragias», o DHH, «derrames de sangre».

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— hemorragias: Ver nota a Mat 9:20.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

z 213 Lev 15:25

a 214 Mat 9:20; Luc 8:43

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

y una mujer…flujo de sangre por doce años. Véase coment. en Mt 9:20.

Fuente: La Biblia de las Américas

25 (1) Puesto que el caso de esta mujer está combinado con el caso de la hija del principal de la sinagoga, y puesto que los doce años de la enfermedad de la mujer equivalen a la edad de la muchacha, y dado que las dos son mujeres, una mayor y la otra menor, estos casos pueden considerarse el caso completo de una sola persona. Según esta perspectiva, la muchacha nació, por así decirlo, con la enfermedad mortal de la mujer y murió de ella. Cuando el Salvador sanó la enfermedad mortal de la mujer, la joven muerta resucitó. Esto significa que el hombre caído nace en la enfermedad mortal del pecado y está muerto en él ( Efe_2:1). Cuando su enfermedad mortal, causada por el pecado, es eliminada por la muerte redentora del Salvador ( 1Pe_2:24), él resucita y pasa de muerte a vida ( Jua_5:24-25).

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

R892 El participio de presente οὖσα se refiere a una acción pasada que aún está en desarrollo (comp. B131); había estado con flujo de sangre.

R1105 Wescott y Hort indican, al colocar la coma después de ἐλθοῦσα, que ellos consideran que los participios concuerdan con γυνή (οὖσα, παθοῦσα, δαπανήσασα, ὠθεληθεῖσα y ἐλθοῦσα) como atributivos. Describen a la mujer. Luego la oración prosigue con los participios de predicado circunstancial (ἀκούσασα, ἐλθοῦσα en el v. 27), antes de ἥψατο: después que ella oyó …, vino …, y tocó.

M78 La frase prepositiva ἐν ῥύσει αἵματος denota circunstancia concomitante, y significa: padecía de una hemorragia.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit. vive.

Fuente: La Biblia Textual III Edición