Biblia

Comentario de Marcos 5:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 5:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

De pronto Jesús, reconociendo dentro de sí que había salido poder de él, volviéndose a la multitud dijo: —¿Quién me ha tocado el manto?

5:30 — Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? — Muchas personas, de la multitud que le oprimían (Luc 8:42), iban tocándole al andar por el camino, pero Jesús sabía que a propósito premió la fe de la mujer con sanidad, y por eso sintió salir de él el poder de sanidad.

La pregunta que Jesús aquí hace no es para sacar información. Es para dirigir la atención de la gente, y de la mujer misma, a la admisión que ella está para hacer. Ella supo por la mirada de Jesús que él sabía que fue ella quien le había tocado a propósito (Luc 8:47).

Todo milagro de Jesús provenía de su voluntad. A veces sanaba sin toques y otras ni la presencia inmediata del sanado. En esta ocasión, el toque del manto de Jesús, de parte de la mujer, fue nada más una expresión de la fe que ella tenía en el poder de Jesús.

Ella tocó a Jesús secretamente; Jesús va a publicar el milagro. No hay que sentir vergüenza al actuar a base de la fe. La demostración de este milagro, como de todo milagro, es para el bien de los testigos. Es para producir fe (Jua 20:30-31).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

el poder que había salido de él. Luc 6:19; Luc 8:46; 1Pe 2:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

el poder que había salido de él. El «poder» de Jesús, su habilidad inherente para ministrar y obrar sobrenaturalmente, procedía de Él mismo bajo el control consciente de su soberana voluntad. ¿Quién ha tocado mis vestidos? Jesús hizo esta pregunta, no por ignorancia, sino para hacer salir a la mujer de entre la multitud y permitirle alabar a Dios por lo que había sucedido en ella.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

5:30 — Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? — Muchas personas, de la multitud que le oprimían (Luc 8:42), iban tocándole al andar por el camino, pero Jesús sabía que a propósito premió la fe de la mujer con sanidad, y por eso sintió salir de él el poder de sanidad.
La pregunta que Jesús aquí hace no es para sacar información. Es para dirigir la atención de la gente, y de la mujer misma, a la admisión que ella está para hacer. Ella supo por la mirada de Jesús que él sabía que fue ella quien le había tocado a propósito (Luc 8:47).
Todo milagro de Jesús provenía de su voluntad. A veces sanaba sin toques y otras ni la presencia inmediata del sanado. En esta ocasión, el toque del manto de Jesús, de parte de la mujer, fue nada más una expresión de la fe que ella tenía en el poder de Jesús.
Ella tocó a Jesús secretamente; Jesús va a publicar el milagro. No hay que sentir vergüenza al actuar a base de la fe. La demostración de este milagro, como de todo milagro, es para el bien de los testigos. Es para producir fe (Jua 20:30-31).

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL COSTO DE LA SANIDAD

Marcos 5:30-34

Jesús Se dio perfecta cuenta del poder que había salido de Él; y Se volvió inmediatamente en medio de la multitud y dijo:

-¿Quién ha sido el que Me ha tocado la ropa?
Los discípulos Le dijeron:

-¡Mira toda la gente que Te está apretujando por todas partes! ¿Y dices que quién Te ha tocado la ropa?
Jesús siguió mirando a Su alrededor a ver quién había sido. La mujer estaba muy asustada y temblando. Sabía muy bien lo que le había sucedido; así es que vino, y se postró en tierra delante de Jesús y Le confesó toda la verdad.

-¡Hija! -le dijo Jesús- ¡Tu fe te ha curado! Vete, y disfruta de buena salud, libre del mal que ha sido tu tormento.

Este pasaje nos dice algo acerca de tres personas.
(i) Nos dice algo acerca de Jesús. Nos habla del costo de la sanidad. Cada vez que Jesús curaba a alguien, algo salía de Él. Aquí tenemos un principio universal de la vida. Nunca produciremos nada que valga la pena a menos que estemos dispuestos a poner algo en ello de nosotros, de nuestra misma alma. Ningún pianista ofrecerá nunca una interpretación realmente grande si se limita a tocar la pieza de música con una técnica perfecta. La interpretación no será grande a menos que al final de ella el intérprete esté agotado por la entrega de sí mismo. Ningún actor ofrecerá nunca una gran interpretación si no hace más que repetir las palabras con la debida inflexión y con los gestos correctos, como un autómata perfectamente programado. Sus lágrimas han de ser lágrimas reales; sus sentimientos tienen que ser sentimientos reales; tiene que dar algo de sí mismo en su representación. Ningún predicador que haya predicado nunca un verdadero sermón se bajará del púlpito sin un sentimiento de que se ha drenado de algo.

Si hemos de ayudar alguna vez a otros, tenemos que estar dispuestos a entregarnos a nosotros mismos. Todo depende de nuestra actitud hacia los demás. Una vez, el gran crítico literario Matthew Arnold dijo de la clase media: » Fijaos en estas personas; la ropa que se ponen, los libros que leen; la textura de mente que fragua sus pensamientos; ¿hay alguna cantidad de dinero que compense por ser así como uno de estos?» Ahora bien, el sentido de ese dicho puede que sea verdad o no; pero de lo que no cabe duda es del desprecio del que nació. Amold miraba a las personas con una especie de estremecimiento de repulsa. Y nadie que mire a los demás de esa manera podrá jamás ayudarlos.

Considerad por otra parte a Moisés después que el pueblo había hecho el becerro de oro cuando él estaba en la cima de la montaña. Recordad cómo Le pidió a Dios que le borrara del libro de Sus memorias a cambio de que perdonara al pueblo Ex 32:30-32 ). Recordad también el sentimiento de Pablo hacia Israel, y que estaba dispuesto hasta a condenarse para que su pueblo se salvara Rm 9:1-3 ).

La grandeza de Jesús se ve en que estaba dispuesto a pagar el precio de ayudar a otros, y que ese precio era derramar Su propia vida. Seguimos Sus huellas solamente cuando estamos dispuestos a gastar, no nuestro dinero, sino nuestra fuerza y nuestra alma, por otros.
(ii) Nos dice algo acerca de los discípulos. Nos muestra muy gráficamente las limitaciones de lo que se llama » el sentido común.» Los discípulos tenían un punto de vista de sentido común. ¿Cómo podía evitar Jesús que Le tocaran y que Le apretujaran en medio de una muchedumbre así? Esa era la manera sensata de considerar las cosas. Aquí surge el hecho extraño y punzante de que no se habían dado cuenta de que a Jesús Le costara nada sanar a los enfermos.
Una de las tragedias de la vida es la falta de sensibilidad de la mente humana. A menudo dejamos de darnos cuenta de lo que otros están pasando. Puede que sea porque no tengamos experiencia de algo, y nunca pensamos en lo que ese algo le está costando a otro. Porque algo nos sería fácil, nunca nos damos cuenta del esfuerzo terrible que puede suponer para otra persona. Por eso es por lo que tan a menudo herimos de la peor manera a los que amamos. Uno puede que Le pida a Dios sentido común; pero algunas veces sería mejor pedirle esa percepción sensible y clarividente para ver lo que hay en los corazones de otros.
(iii) Nos dice algo acerca de la mujer. Nos habla del alivio de la confesión. Todo había sido tan difícil, y tan humillante. Pero, una vez que Le dijo toda la verdad a Jesús, el terror y el temblor pasaron, y una oleada de alivio le inundó el corazón. Y una vez que hizo su confesión lastimosa, encontró a Jesús muy amable. No debe costarnos confesarle las cosas a Uno Que nos entiende como Jesús.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Poder: La palabra griega es dunamis, de donde viene la palabra “dinamita”. Marcos la utiliza para hablar del poder como tal, como en este caso, pero también para referirse a un milagro (ver Mar 6:2, Mar 6:5), o, de manera personalizada, para hablar de los poderes que se creía controlaban a los astros (Mar 13:25). También la utiliza para referirse al poder de Dios (Mar 14:62) (Bratcher y Nida, 174). Como en algunos contextos la palabra poder llega a tener connotaciones demasiado negativas, como cuando se trata del poder político o del poder militar, quizás se podría utilizar la expresión “energía para sanar”. Ver también BJ, «fuerza».

Mis vestidos: RV95 no es consistente al traducir aquí vestidos y en Mar 5:27 manto. Cualquiera que sea la palabra que se elija para el versículo 27, deberá utilizarse también aquí, ya que en el texto griego se utiliza la misma palabra en ambos versículos.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Luc 6:19.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

f 219 Luc 5:17; Luc 6:19

g 220 Luc 8:46

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

¿Quién ha tocado mi ropa? La pregunta de Jesús no implica ignorancia por parte del Omnisciente Señor, ya que El identificó a la mujer que le había tocado (vers. 32). La pregunta más bien trataba de obtener una respuesta voluntaria por parte de la mujer (vers. 33) y al mismo tiempo llamar la atención de la multitud al milagro.

Fuente: La Biblia de las Américas

30 (1) El Salvador-Esclavo era Dios encarnado para ser un hombre ( Jua_1:1 , Jua_1:14). Sus vestidos representan Su conducta perfecta en Su humanidad, es decir, Su perfección en Sus virtudes humanas. Tocar Sus vestidos en realidad era tocarlo a El en Su humanidad, en la cual Dios estaba corporificado ( Col_2:9). Con dicho toque Su poder divino fue comunicado, por medio de la perfección de Su humanidad, a la mujer que lo había tocado, y llegó a ser la sanidad para ella. Dios, que habita en luz inaccesible, se hizo accesible en el Salvador-Esclavo por medio de Su humanidad para que ella fuese salva y le disfrutara. Este fue el servicio que el Salvador-Esclavo, como Esclavo de Dios, brindó a la pecadora enferma.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

sintió… Lit. conoció.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit. conoció.

Fuente: La Biblia Textual III Edición